Ra

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Ra (mitología)

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El dios solar Ra.

Ra

en jeroglífico

C1

D21

D36 N5

Q3 A40

Ra es el dios del cielo, dios del Sol y del origen de la vida en la mitología egipcia. Ra es el símbolo
de la luz solar, creador de vida,1 y responsable del ciclo de la muerte y la resurrección.

Dios que representa el sol del mediodía, en su máximo esplendor. En los primeros tiempos era la
figura más importante del Mundo Inferior;2 se decía que cada noche viajaba por él bajo la forma
de Auf-Ra, el sol poniente.

Para viajar por el cielo se creía que lo hacía en barca de Oriente a Occidente en un viaje de 24
horas; de día era una barca conocida como "Mandjet"; por la noche viaja en una barcaza pequeña
llamada "Mensenktet";3 según los momentos del viaje, se manifestaba en tres entidades
diferentes: al amanecer era Jepri; al mediodía, Horajti y al anochecer, Atum.

Índice

1 Iconografía

2 Historia

3 Mitología

4 Sincretismo

5 Culto

6 Nombres teóforos
7 Referencias

8 Enlaces externos

Iconografía

Posee el cuerpo de un hombre con cabeza de halcón y se representa con el disco solar.4 sobre la
cual portaba el disco solar.

Historia

A principios del Imperio Antiguo, Ra era sólo una de las varias deidades solares existentes, pero
hacia 2400 a. C. se había convertido en el dios oficial de los faraones, que se consideraban su
descendencia, e incluso sus encarnaciones. Durante la dinastía V fue elevado a deidad nacional y
posteriormente vinculado al dios tebano Amón para convertirse en Amón-Ra, la principal deidad
del panteón egipcio.

Durante el período de Amarna, el faraón Akenatón suprimió el culto de Ra en favor de una sola
deidad solar Atón, el disco solar deificado, pero tras la muerte de Akenatón se restauró el culto a
Ra.

Mitología

Cuenta la leyenda que en un principio no había luz. Solo existía la oscuridad y una gran extensión
de agua con el nombre de Nun. El poder de Nun era tan grande que desde el interior de la
penumbra hizo brotar un huevo grande y brillante. Y del interior de ese huevo surgió Ra.

Ra tenía el poder de hacer lo que quisiera, incluso cambiar de forma, en lo que más tomaba forma
era en un pájaro. Lo que él nombraba adquiría la forma y se volvía real. Era tan importante el
poder del nombre, que guardaba bien su nombre y su propio secreto para que nadie pudiera
usarlo.

Ra se dispuso a crear el sol diciendo: “Al amanecer me llamo Khepri, al mediodía Ra y al atardecer
Atum”. Y entonces, el sol apareció por primera vez iluminando la oscuridad, se elevó sobre el
horizonte y al atardecer descendió para volver a ocultarse. Luego nombró a Shu, los vientos se
congregaron por primera vez y comenzaron a soplar.
Cuando Ra nombró a Tefnut, la lluvia se hizo presente con sus gotas.

Más tarde nombró a Geb y con solo nombrarlo, se formó la tierra y para hacerle compañía nombró
a la diosa Nut, y el firmamento se arqueó sobre la tierra.

Cuando quiso coronar a Egipto con el río Nilo, nombró a Hapi. Y el Nilo comenzó a fluir a través de
Egipto fertilizando su amplio valle. Ra, comenzó a nombrar una por una todas las cosas que existen
sobre la tierra y estas se hicieron visibles y crecieron. Finalmente les dio nombre a los hombres y a
las mujeres, y desde entonces la humanidad pobló la tierra.

Ra podía asumir la forma que quisiera. Entonces, tomó la forma de un hombre y se convirtió en el
primer faraón de Egipto.

Ra en su barca solar.

Ra gobernó Egipto durante miles de años llevando bienestar y prosperidad a sus habitantes gracias
a las fabulosas cosechas y a sus magníficas leyes. Los egipcios solo tenían palabras de
agradecimiento y no dejaban de ensalzar su nombre.

Pero Ra, había tomado forma humana y por lo tanto envejecía día a día. Un buen día, los egipcios,
dejaron de respetarlo, comenzaron a burlarse de su aspecto senil y a desobedecer sus órdenes.

Ra no pudo evitar oír las burlas y comentarios y cuando vio que los hombres no obedecían las
leyes, se enojó de tal manera que decidió convocar a los dioses que había creado en un lugar
secreto para pedir consejo.

Allí estaban Shu , Tefnut, Geb, Nut y Nun escuchando el problema que aquejaba el dios Ra.

Nun habló diciendo: Lo que debes hacer es destruirlos con la forma de tu hija, la diosa Sekhmet.

Los otros dioses, al ver el mal comportamiento de los hombres, le aconsejaron también destruir a
los hombres por intermedio de la diosa Sekhmet.
Ra, con su ojo, que despedía una mirada aterradora, creó a la diosa Sekhmet. Feroz y sanguinaria
cual leona que persigue su presa y se deleita en la matanza y en la sangre. Siguiendo las órdenes
de Ra, desencadenó su furia sobre todos los que ridiculizaron a su padre, sembrando el terror y la
desesperación en todo Egipto.

Los hombres huían a esconderse, pero la diosa Sekhmet, los perseguía y los asesinaba
relamiéndose con la sangre.

Cuando Ra vio lo que Sekhmet había hecho la llamó a su presencia para preguntarle si lo había
obedecido. Sekhmet le respondió que estaba feliz porque había vengado a su padre Ra,
eliminando a todos los hombres que este le había entregado. Todo Egipto estaba teñido del color
de la sangre y era imposible detener la furia de la cruel y sanguinaria Sekhmet.

Pero Ra se apiadó de los hombres y decidió hacer algo para frenar la matanza. Envió entonces a
mensajeros rápidos y silenciosos en busca de grandes cantidades de ámbar. Luego ordenó
preparar muchos litros de cerveza hasta llenar siete mil jarras. Más tarde, mandó mezclar el ámbar
con la cerveza. A la luz de la luna, la cerveza adquiría el color rojo de la sangre. Hizo llenar
nuevamente las jarras y envió a sus mensajeros a volcarlas en el lugar donde se encontraba
Sekhmet. Al salir el sol, Sekhmet estaba preparada para su próxima cacería, cuando vio la tierra
inundada de color rojo y creyó que sería sangre real porque no había cerca ningún hombre. Se
acercó y bebió alborozada mientras reía y disfrutaba pensando que era sangre. Bebió tanto ese
día, que presa de la ebriedad, no pudo matar a ningún hombre.

Cuando Sekhmet volvió ante la presencia de Ra, el dios la recibió con alegría pues no había matado
a ninguna persona y decidió cambiar su nombre por el de Bastet . A partir de ese momento se
convirtió en la diosa Bastet, fue la diosa de la dulzura, el amor y la pasión.

La humanidad fue redimida y Ra continuó reinando en su ancianidad, aunque sabía que había
llegado el momento de delegar el gobierno de Egipto en los dioses jóvenes. No olvidemos que el
poder de Ra estaba en su nombre secreto. Si alguien lo descubría, Ra dejaría de reinar. Ra sabía
esto y lo mantenía oculto en su corazón. Solo utilizando grandes poderes mágicos se podría
conocer.

El dios Geb se unió con Nut y tuvieron varios hijos: Isis, Osiris, Neftis y Seth. Isis era la más sabia de
todos ellos. Isis conocía todos los secretos del cielo y de la tierra, pero lo que no conocía era el
nombre secreto de Ra y se propuso descubrirlo.
Ra era muy viejo. Caminaba con dificultad. Su cuerpo entero temblaba. Sus palabras se
escuchaban entrecortadas y como la mayoría de los ancianos, babeaba.

Isis comenzó a seguirlo a escondidas y cuando una gota de la baba de Ra cayó sobre la tierra
formando barro, ella lo recogió y modeló una serpiente. Colocó la serpiente cerca del camino y
cuando Ra paseaba, la serpiente lo mordió y luego huyó a ocultarse.

El veneno corrió rápidamente por el cuerpo de Ra, provocándole un dolor hasta ahora
desconocido. Ra gritó con todas sus fuerzas y los dioses corrieron a su encuentro.

Ra estaba desconcertado. Sentía que un fuego lo quemaba por dentro y no encontraba explicación
a lo sucedido.

Los dioses convocados, lloraban y se lamentaban por lo sucedido. Entre estos dioses, se
encontraba la astuta Isis que se acercó preguntando:- ¿Qué sucede padre todopoderoso? ¿Acaso
te ha mordido una de las serpientes que has creado?

Ra respondió:-Me ha mordido una serpiente que yo no he creado. No puedo dejar de temblar.


Siento que un fuego abrasador me quema por dentro y me devora.

Isis se acercó con dulzura y le dijo al oído:- Si me dices tu nombre secreto, podré hacer uso de mis
poderes mágicos y podré sanarte.

Ra respondió: -Yo soy el que hizo el cielo y la tierra. El que creó las aguas, los vientos, la luz, la
oscuridad. Soy el creador del gran río Nilo. Yo soy Khepri por la mañana, Ra al mediodía y Atum al
atardecer.

Isis respondió: - Tú sabes bien, padre todopoderoso, que esos nombres son conocidos por todos.
Lo que yo necesito para curarte es tu nombre secreto.

Ra la tomó de la mano y le susurró al oído: Antes que mi nombre pase de mi corazón al tuyo,
júrame que no se lo dirás a nadie salvo al hijo que tendrás al que llamarás Horus. Y Horus deberá
jurar que el nombre permanecerá en él por siempre. No se lo debe comunicar ni a otros dioses ni a
otros hombres.
Isis realizó su juramento y el conocimiento del nombre secreto pasó del corazón de Ra al corazón
de Isis.

Entonces, Isis haciendo uso de todos su poderes mágicos dijo: Por el nombre que conozco, ordenó
que el veneno abandone el cuerpo de Ra para siempre.

El veneno desapareció y Ra se sintió bien, pero dejó de reinar sobre Egipto. Encontró un lugar en el
cielo donde pasear siguiendo la trayectoria del sol.

Sincretismo

La identidad de Ra se confundió a menudo con la de otros dioses y experimentó diferentes


fusiones en un intento de unificar culturalmente al país.

Amón-Ra: como los cultos de Amón y Ra eran cada vez más populares en el Alto y el Bajo Egipto,
respectivamente, se combinaron para crear a Amón-Ra, el dios solar creador. Amón era un antiguo
patrón de Tebas y miembro de la Ogdóada; con Amonet representaba la energía creadora.

Atum-Ra, era otra deidad formada a partir de dos deidades diferentes. Ra comparte más
similitudes con Atum que con Amón. Atum está más estrechamente vinculado con el Sol, y era
también un dios creador de la Enéada. Así, fue inevitable que las dos deidades se fusionaran bajo
el nombre de Atum-Ra.

Ra-Horajty, fue realmente más un título o manifestación, que un dios compuesto. Se tenía la
intención de vincular Horajty a Ra –como un aspecto de Horus al amanecer.

Jepri, el dios representado con forma de escarabajo que impulsa al Sol de la mañana, es visto a
veces como la manifestación de Ra al amanecer.

Jnum también fue considerado una velada manifestación de Ra; Jnum sería un aspecto de Ra en
la puesta del Sol.

Culto
Fue venerado en Heliopolis, centro de su culto, y Abu Gurab, donde le erigieron Templos Solares
los faraones de la dinastía V: Userkaf "Nejen-Ra", Sahura, Neferirkara, Neferefra, Nyuserra, y
Menkauhor.

Nombres teóforos

Muchos faraones llevaron su nombre, como Nebra "Ra es el señor", Jafrat (Kefrén), Menkaura
(Micerino); fue muy utilizado, desde la dinastía V, formando parte de la titulatura de la mayoría de
los faraones, como Nombre de Sa-Ra "Hijo de Ra"(hijo del sol).

Referencias

Martín, Inés M.; González, Rubén (101). Egipto, el Espejo del Cielo. Rubén González e Inés Martín.
Consultado el 2 de marzo de 2018.

Cabanas, Antonio (25 de marzo de 2014). Los secretos de Osiris. Penguin Random House Grupo
Editorial España. ISBN 9788490193594. Consultado el 2 de marzo de 2018.

García, José Lull (28 de noviembre de 2011). La astronomía en el antiguo Egipto, 2a ed.. Universitat
de València. ISBN 9788437086323. Consultado el 2 de marzo de 2018.

Mejía, Eva Lydia Oseguera (2000). Compendio de Literatura Universal. Grupo Editorial Patria.
ISBN 9786077440574. Consultado el 5 de abril de 2018.

Referencias digitales

Rosa Thode, El panteón egipcio, Ra, en egiptologia.org

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