Cuatro Textos Sobre El Distribucionalismo o Estructuralismo Americano.

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Universidad de Los Andes / Facultad de Humanidades y Educación

Escuela de Letras / Maestría en lingüística / 10° cohorte


Teoría Lingüística I / Prof. Valmore Agelvis.

Cuatro textos sobre el Distribucionalismo o Estructuralismo americano.

1.- Docrot, O y Todorov, T.(1984). Diccionario enciclopédico de las ciencias del


lenguaje. México: Siglo XXI Editores.

p. 47
La lingüística de Bloomfield tiene su punto de partida en la psicología behaviorista, que

triunfaba en los Estados Unidos desde 1920. “Un acto de hala no es sino un

comportamiento de tipo particular /según el apólogo de Bloomfield, el lenguaje significa

para Jill, que ve una manzana, la posibilidad de pedir a Jack que la recoja, en vez de hacerlo

él mismo). Ahora bien, el behaviorismo sostiene que el comportamiento humano es

totalmente explicable (= previsible) a partir de las situaciones en que aparece,

independientemente del factor “interno”. Bloomfield concluye que también el habla debe

explicarse por sus condiciones externas de aparición: da a esta tesis el nombre de

mecanicismo y la opone al mentalismo, para él inadmisible, según el cual el hala debe

explicarse como un efecto de los pensamientos (intenciones, creencias, sentimientos) del

sujeto hablante. Como acto previo a esta explicación mecanicista del habla –que no es

inmediatamente realizable-, Bloomfield propone que la lingüística se limite, por el

momento, a describirla...al margen de toda consideración mentalista y, sobre todo, con

abstención del sentido de las palabras.

p.48

Por consiguiente, estudiar una lengua es, ante todo, reunir un conjunto con la mayor

variedad posible de enunciados efectivamente emitidos por los usuarios de esa lengua en

una época determinada (este conjunto = el corpus). Después, sin interrogarse sobre el

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enunciado de los enunciados, se procurará hacer que aparezcan regularidades en el corpus,

para dar a la descripción un carácter ordenado y sistemático, y para evitar que se reduzca a

un simple inventario. Excluidas la función y la significación, la única noción que sirve de

base para esta busca de regularidades es la de contexto lineal o enviroment (entorno).

p. 48

El Distribucionalismo extrae ante todo un método para descomponer los enunciados del

corpus según la terminología usual, para hacer su análisis en constituyentes inmediatos

(C.I) Este análisis que lleva a atribuir a la frase una construcción jerárquica, consiste en

descomponer primero el enunciado en algunos segmentos bastante vastos llamados sus C.I.,

y después en subdividir cada uno de éstos en segmentos, los C.I. de ese C.I. , y así

sucesivamente, hasta llegar a las unidades mínimas. Tomemos por ejemplo el análisis del

enunciado E “El presidente de la República ha inaugurado la exposición”...

El presidente de la República ha inaugurado la exposición

Una segunda tarea para el distribucionalista que procura ordenar el corpus consiste en

llegar a una clasificación de los C.I Para ello intenta reagrupar todos los C.I. que tengan

idéntica distribución a fin de obtener clases distribucionales. Pero esta operación es

complicada, porque es muy raro encontrar en un corpus dos segmentos que tengan

exactamente la misma distribución, y es preciso decidir qué diferencias distribucionales

pueden descartarse y cuáles deben tomarse en cuenta. Ahora bien, en lingüística tradicional

son criterios funcionales o semánticos (por lo tanto inutilizables para el distribucionalista)

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los que fundamentan esta decisión, los que permiten considerar importante que después de

“ha inaugurado” se encuentre “la exposición”, “la temporada” o “la ruta”, y no “fácil” o

“hermoso”, y menos importante que, así como se encuentra “la temporada”, es difícil

encontrar la “silla”, “la canción”, “el libro”. Por tanto habrá que proceder por etapas para

establecer clases distribucionales. Una primera serie de clases, muy amplias, sólo exigirá

que puedan relacionarse por reglas de tipo: para todo elemento de clase A se encuentra al

menos un elemento de la clase B de tal modo que su yuxtaposición constituye un C.I. en el

corpus –y recíprocamente (con exigencia de que los C.I. obtenidos sean

distribucionalmente de la misma naturaleza). .. Para Harris, admitir este postulado equivale

a atribuir a la lengua una estructura distribucional.

2.-Domínguez, C. (1998). Sintaxis: el siglo XX. Mérida (Venezuela):CDCHT.

p. 26-27

El método, entonces se inspira en los principios de comparación, segmentación y

conmutación que se utilizan en el nivel fonológico, aplicado ahora al nivel morfológico...

El método consiste pues en comparar y segmentar para encontrar las formas lingüísticas

cuya recurrencia es caracterizable y pueden, por tanto, representar “unidades” en la lengua,

entendiendo como Benveniste, que una unidad será aquella capaz de integrar una unidad

más alta. Cada unidad así determinada se caracterizará de dos maneras: por las posiciones

que pueden ocupar en la cadena, esto es, los contextos en los cuales aparece, y esta

determinación de los contextos posibles permitirá a su vez, la clasificación de las unidades

de acuerdo con las posibilidades de aparición que tiene en un punto determinado de la

cadena. Puesto en términos de estructuralismo europeo: la unidad se definirá de acuerdo

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con los contextos posibles para las unidades que lo configuran, por las asociaciones

sintagmáticas que éste permite.

Expresamente simplificado, el procedimiento que permite establecer las unidades de cada

paradigma puede ejemplificarse así:

Dadas las secuencias AmC


BnC
CmC
DnC

Se dirá que m y n son unidades pues aparecen todas en el contexto de X-C..

3.-Mounin, G. (1976). La lingüística del siglo XX. Madrid: Gredos.

p. 119

El «antimebtalismo« no es más que un término expresivo destinado a encubrir la actitud

positivista llevado a su límite extremo, el exigente determinismo de la época, que también

se llama mechanism o physicalism –lo que Marx y Engels denominaron materialismo

mecanicista o vulgar. Se trata en primer lugar de un esfuerzo que continúa el de Whitney

para hacer el análisis lingüístico tan científico como sea posible, limitándolo a su propio

terreno. «El lingüista, escribe Bloomfield, se ocupa únicamente de las señales lingüísticas.

No es competente para ocuparse de los problemas de fisiología ni de neurología.« Debe

rechazar todos los postulados según los cuales, anteriormente a toda emisión de una señal

lingüística, se produce en el hablante un proceso no físico, un pensamiento, un concepto,

una imagen, una sensación, un acto de voluntad, etcétera. «Una [tal] terminología

teleológica o animista...con referencias al espíritu, a la conciencia, a los conceptos, etc., por

una parte, no hace ningún bien y, por otra, hace mucho mal en lingüística«. Para él se trata

de describir la comunicación lingüística a partir de sus signos observables, como lo haría

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«observador llegado de otro planeta« . Esta es una exigencia muy saludable: no hay que

creer que se explican hechos lingüísticos obscuros mediante hipótesis filosóficas o

psicológicas más obscuras aún. «La única evidencia de estos procesos mentales es el

proceso lingüístico: no añaden nada a la discusión, y no hacen más que obscurecerla«

Leer capítulo V de Gadet y Pêcheux (1984) “Lo real de la lengua es lo imposible”

como ejemplo de mentalismo. Págs. 48-51.

4.-Pottier, B. (Director) (s.f). El lenguaje. Diccionarios del saber moderno. Desde


Ferdinad de Saussure hasta Noam Chomsky...Bilbao: Mensajero.

Bloomfield, Leonard (1887-1946). ...Su principal obra es un manual «Language«

publicado en 1933...Influido por el behaviorismo, Bloomfield elimina la concepción

«mentalista« del lenguaje, inclinándose por una concepción claramente «mecanicista«; el

comportamiento, y en especial el comportamiento lingüístico, está constituido por un

conjunto de respuestas a unos estímulos. De aquí el esquema: E → r → r→ R. Un

estímulo externo, E extralingüístico, provoca una respuesta lingüística para el receptor; de

aquí procede el estímulo e que originará una respuesta práctica: R; r y e constituyen el acto

lingüístico.

Para Bloomfield,, la significación que puede variar con las significaciones concretas, no

puede ser objeto de un estudio completo y científico, que precisamente exigirá conocer

todas las situaciones, lo cual es imposible. Bloomfield se dedicó por lo tanto al estudio de

la lengua haciendo abstracción, en la medida de lo posible, del significado: de aquí los

procedimientos de segmentación, de clasificación de variantes según sus distribuciones. La

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oración se segmenta en constituyentes inmediatos hasta el morfema y, a este nivel, se

distinguen las formas libres y las formas unidas (estas últimas son las que no pueden

aparecer solas). Las críticas más fuertes contra Bloomfield y sus seguidores proceden de la

lingüística transformacional contra la concepción mecanicista del lenguaje y en especial

sobre la actitud taxonómica.

Leer Noam Chomsky (1977) “Crítica de «Verbal Bihavior« de B.F. Skinner


“¿Chomsky o Skinneer? La génesis del lenguaje. Barcelona: Fontanella.

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