Maidana Amelia Isabel C Magalcuer S.A. S Despido
Maidana Amelia Isabel C Magalcuer S.A. S Despido
Maidana Amelia Isabel C Magalcuer S.A. S Despido
| despido
Sala/Juzgado: IX
Fecha: 30-may-2014
En la Ciudad de Buenos Aires, 30-5-14, para dictar sentencia en los autos caratulados
"MAIDANA AMELIA ISABEL C/ MAGALCUER S.A. S/ DESPIDO" se procede a votar en el
siguiente orden:
I.- Contra la sentencia de primera instancia se alza la parte demandada a tenor del
memorial obrante a fs. 320/322, mereciendo réplica de su contraria según constancia
de fs. 327/329.
Asimismo, a fs. 318/319 el perito contador apela los honorarios regulados a su favor,
por considerarlos reducidos.
III.- Adelanto desde ya que, por mi intermedio, la queja bajo análisis no tendrá
favorable andamiento.
Asimismo, observo que la recurrente se limita en esta Alzada a reiterar los argumentos
genéricos y dogmáticos esbozados en presentaciones anteriores, consistentes en que
la crisis económico financiera por la que atravesaba la empresa obedeció a factores
externos que no pudieron ser previstos, sin rebatir con fundamentos sólidos los
argumentos esbozados por el magistrado de grado para decidir como lo hizo.
En reiteradas ocasiones esta Sala sostuvo que, para que el despido se encuentre
legitimado en los términos del art. 247 de la L.C.T., deben reunirse ciertos requisitos
fácticos, a saber:
En tal sentido, la única prueba producida por la accionada a los efectos de sustentar su
postura fue la pericial contable y, si bien la recurrente insiste en que a través de la
misma ha quedado acreditada la disminución de la facturación de la empresa y la crisis
económica financiera que atravesaba, lo cierto es que esa única variable no resulta
suficiente, por sí sola, para modificar el fallo en crisis.
Ello así debido a que, tal como señaló el juez de grado, dicha circunstancia no prueba
que la caída en las ventas y la consecuente disminución del activo fuera consecuencia
de factores ajenos e imprevisibles y que, por ende, no le fuera imputable al empleador.
A mayor abundamiento, no deviene ocioso señalar que este Tribunal tiene dicho que
".la falta de trabajo fundada en la crisis general del país es una vicisitud previsible que
integra lo que se denomina riesgo empresario y no constituye prueba suficiente para
eximir a la empleadora de su obligación resarcitoria. Es ineludible que quien invoca
tales circunstancias debe demostrar en forma fehaciente que la crisis económica lo ha
afectado en forma concreta en cuanto al desenvolvimiento de su empresa y además
que ha arbitrado todos los medios necesarios para evitarla y que la misma le es ajena"
(esta Sala, "in re", "Agüero López Ismael c/ J.A. Esnaola e hijos S.A. s/ Despido",
S.D.9.937 del 30/8/2002).
Por último, respecto a "la retractación del distracto por parte de la empresa y a la
actitud de la actora de no reincorporarse al trabajo", destacadas por la quejosa, me
remito por razones de brevedad a los fundamentos brindados por el "a quo" en la
sentencia de primera instancia, donde señaló claramente que el art. 234 de la LCT
dispone que el despido no podrá ser retractado, salvo acuerdo de partes, y que el
posterior acuerdo celebrado entre el empleador y la asociación sindical, pactando su
reincorporación, no obliga al trabajador (ver fs. 315).
IV.- En segundo lugar resalto que, en el caso, se encuentra probado que a la fecha del
despido -14 de noviembre de 2007-, la trabajadora se encontraba acogida al estado de
excedencia, en los términos del art. 183 y sgtes. de la LCT.
En efecto, a pesar de que dicha circunstancia fue negada por la accionada, lo cierto es
que ha sido debidamente acreditada en autos (ver nota adjuntada por el perito
contador, obrante a fs. 80, y resolución de fs. 54 en la cual se tuvo a la demandada por
reconocida de la prueba documental acompañada por la actora).
V.- Sentado ello, corresponde analizar el agravio expuesto por la quejosa dirigido a
cuestionar la aplicación del art. 182 de la LCT, basada en que, al momento del
distracto, la actora se encontraba fuera del período de protección establecido por el
art.178 de la LCT -que establece que el despido que tiene lugar
En tal sentido, resalto que la protección de la mujer contra toda forma de violencia y/o
discriminación por razón de embarazo, parto o maternidad, así como la protección
integral de la familia, y el interés superior del niño, se encuentran especial y
concretamente garantizadas tanto en la Constitución Nacional como en diversos
instrumentos internacionales, así como en las leyes 26.485 (de protección integral para
prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer en los ámbitos en que
desarrollen sus relaciones interpersonales), y 24.632 (que aprueba la Convención
Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer
"Convención de Belem do Pará").
Entre los Tratados Internacionales con jerarquía constitucional (art. 75 inc. 22),
podemos mencionar los siguientes: la Declaración Universal de Derechos Humanos
(art. 25 inc. 2); el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales
(art. 10 inc. 1 y 2); la Declaración de los derechos del niño (principio 4); y la Convención
sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (art. 11 inc.
2. a).
Así las cosas, transcribiré a continuación los artículos pertinentes de algunas de las
normas citadas.
La Constitución Nacional señala concretamente que ".En especial, la ley establecerá (.)
la protección integral de la familia." (art. 14 bis, 3º párrafo) (Lo resaltado me
pertenece).
Como se puede ver, existe un corpus iuris, compuesto por normas legales,
constitucionales, supralegales, nacionales e internacionales, destinadas a brindar la
más amplia protección a la mujer, a la maternidad, y al niño, compuesto por normas
vinculantes y autoejecutables como lo son las leyes, la Constitución Nacional y los
Tratados Internacionales y, por otras que si bien no son directamente ejecutables
como lo pueden ser las Recomendaciones de la OIT, constituyen doctrina internacional
que no puede ser desconocida por el intérprete (cfe. Víctor Bazán y Claudio Nash, en
"Justicia constitucional y derechos fundamentales. El control de convencionalidad",
Ed.Konrad Adenauer Stiftung, 2011).
En este contexto, destaco que el motivo por el cual las normas citadas otorgan una
tutela especial a la mujer, a la familia y a la maternidad, radica en que tanto el
embarazo, como el parto y la licencia post parto, ubican a la mujer en un estado
particular de vulnerabilidad y, por ende, constituyen factores sensibles de
discriminación.
Es así que, reitero, considero que durante el período de excedencia, rige plenamente la
protección de las normas citadas, cuya intención y espíritu no es otro que proteger del
despido y/o de cualquier acto discriminatorio a la mujer que ha sido madre y, por
ende, al niño y a la familia, especialmente durante el período pre y post parto.
En este marco, coincido con el criterio expuesto por el Dr. Pirolo cuando, en
oportunidad de referirse en particular a las normas en cuestión, en un caso en el que
no resultaba operativa la presunción del art. 178 de la LCT, dispuso que: "En efecto, tal
como he sostenido en diferentes pronunciamientos y en un trabajo doctrinario, la
estabilidad que corresponde a la mujer embarazada no deriva de la operatividad o no
de dicha presunción -la del art. 178-, sino, de expresas directivas establecidas en el art.
10 del Pacto Internacional de Derechos Económicos,
En este orden de ideas, considero que el distracto decidido por la demandada durante
el período en que la trabajadora gozaba de especial tutela, vulneró la protección de la
mujer, de la maternidad, de la familia y del interés superior del niño contemplada en la
normativa citada. Consecuentemente, y tal como desarrollaré más adelante,
constituye un indicio suficiente para considerar, salvo prueba en contrario, que el
despido obedeció a razones de maternidad.
-citado ut supra-, expresa que ".En los supuestos de denuncia de discriminación por
razón de género, resultarán aplicables los principios generales receptados en materia
de prueba en el Convenio OIT 111 "Convenio relativo a la discriminación en materia de
Empleo y Ocupación" sobre discriminación (empleo y ocupación de 1958) y lo expuesto
por la Comisión de Expertos en Aplicación de Convenios y Recomendaciones de la
Organización Internacional del Trabajo, Estudio General sobre Igualdad en el Empleo y
la Ocupación, 75º reunión Ginebra 1988, así como lo señalado en el Informe Global de
la 96º reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo, 2007, Nº 198.".
Esto significa, al menos, que basta que la víctima de violencia de género arrime algún
indicio relativo a la discriminación sufrida, para que el onus probandi se invierta y
traslade al empleador quien está en mejores condiciones de acreditar que su decisión
no fue ilícita.
Asimismo, destaco que en los casos como el presente, en que se invoca la violación de
garantías de orden constitucional como la no discriminación, el derecho a la igualdad
de trato y a no sufrir persecuciones o represalias en el ámbito laboral, las pruebas
producidas deben ser analizadas desde la perspectiva señalada por la Suprema Corte
en la causa "Pellicori".
En efecto, tal como anticipé, a la luz de la protección establecida por las normas
citadas considero que, en el caso, el distracto decidido al día siguiente de la finalización
del período de protección establecido en el art. 178 de la LCT - obsérvese que el
13/11/07 se cumplieron los siete meses y medio después del parto, y el despido tuvo
lugar el 14/11/07-, y mientras la actora se encontraba en situación de excedencia,
constituye un indicio serio de que el despido encontró motivo en la maternidad de la
trabajadora.Asimismo, no puede pasarse por alto, como otro indicio que suma
persuasión, el hecho de que la accionada haya negado que la actora hubiera extendido
el período de excedencia hasta el 23/11/07, circunstancia que, como señalé en el
considerando IV, se encuentra acreditada en autos.
Sin embargo, tal como expresé en el considerando III, encuentro que no ha producido
en autos prueba idónea a los efectos de acreditar la causa de despido oportunamente
invocada, y resulta claro que el empleador no puede invocar sus facultades o poderes
de organización, dirección e incluso de despedir, cuando a través de tales actos se
violentan derechos considerados como fundamentales.
VI.- En virtud de lo expuesto, tengo en cuenta que:a) si bien es cierto que el distracto
se produjo pasados los 7 meses y ½ de la fecha de parto, se ha acreditado en autos que
la trabajadora se encontraba acogida a la situación de excedencia;
26.485 y 24.632; c) en el marco de una contienda que versa sobre discriminación por
razón de maternidad, probada la existencia de indicios serios que permitan considerar
que el acto cuestionado resultó discriminatorio, rige el principio de inversión de la
carga probatoria; d) existen en autos indicios serios de que el despido encontró motivo
en la maternidad de la trabajadora; e) la demandada no acreditó debidamente la causa
invocada a los efectos de justificar el despido.
En consecuencia, considero que la injuria invocada como causa del distracto resultó ser
una mera excusa utilizada por la accionada para ocultar la real causa de despido que, a
mi modo de ver, obedeció a razones de maternidad.
A mayor abundamiento destaco que, tal como desarrollé ut supra, la protección de la
maternidad consagrada en las citadas normas de rango constitucional y legal otorga a
la trabajadora una tutela especial, aún en los casos en que no medie un acto de
discriminación en su contra.En tal sentido resalto que, aun considerando la postura
asumida por la accionada respecto a que la crisis económico financiera que atravesaba
tuvo influencia en el despido de la accionante, lo cierto es que, de todas formas, debió
haber tomado las medidas necesarias a los efectos de respetar la tutela especial de
que gozaba la trabajadora por hallarse en el período de descanso por maternidad.
182 de la LCT; o, incluso, adoptar la solución contenida en ella por vía de analogía -ante
ausencia de norma específica- (cfr. art. 16 del Código Civil y 11 de la LCT), sin perjuicio
de merituar las circunstancias especiales del caso". (Sala II, voto del Dr. Pirolo
-mayoritario-, "Villarreal Andrea Elizabeth c. Grupo Sud Latin S.A. s.Despido",
17/10/12).
Por lo expuesto, propongo rechazar los agravios bajo análisis y confirmar la sentencia
de primera instancia que, aunque en virtud de otros fundamentos, condenó a la
demandada a abonar la indemnización especial establecida en el art. 182 de la LCT.
Repárese en que la finalidad del art.2 de la ley 25.323 es justamente la de evitar que el
trabajador tenga que iniciar acciones judiciales o cualquier instancia previa -como es el
reclamo ante el SECLO (cfr. art. 1° ley 24.635)- para la percepción de las
indemnizaciones legales correspondientes.
IX.- Por último, la queja planteada respecto a la forma de imposición de las costas del
proceso tampoco tendrá favorable recepción, toda vez que no encuentro mérito para
apartarme de la regla general contenida en el art. 68 del CPCCN.
X.- Resta analizar la apelación de la demandada por considerar elevados los honorarios
regulados a la representación letrada de la parte actora, y el recurso interpuesto por el
perito contador, por entender reducidos los regulados a su favor. Al respecto, teniendo
en cuenta el mérito, calidad y extensión de las tareas desempeñadas, analizado todo
ello a la luz de las pautas arancelarias vigentes, considero que los honorarios asignados
a los profesionales actuantes lucen equitativos y suficientemente remunerativos, lo
que me lleva a propiciar la confirmación de la decisión también en este sentido (arts.
38 de la L.O., ley 21.839 mod. 24.432).
XI.- Atento al modo de resolverse las cuestiones planteadas ante esta Alzada y
teniendo en cuenta la naturaleza de las mismas, propicio imponer las costas a la
demandada vencida y regular los honorarios por las labores desplegadas ante este
Tribunal por la representación y patrocinio letrado de la parte actora y demandada en
el 25%, para cada una de ellas, que se calculará sobre lo que les corresponda percibir
por su actuación en la sede de origen (arts. 38 LO y 14 por ley arancelaria).