Como Puede Un Dios Bueno Condenar A Las Personas

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¿Cómo puede un Dios

bueno condenar a las


personas?
DECISIÓN JESÚS: IGLESIA BAUTISTA REFORMADA
CARLOS AUGUSTO PENILLA
Introducción

La fe Cristiana siempre se ha caracterizado por ser exclusivista y jamás desde sus orígenes se
ha guardado de mencionarlo, es esa quizás una de las causas que le ha hecho ser atacada
vorazmente desde afuera e increíblemente desde dentro de sus filas mismas.

El presente ensayo busca dar respuesta a la pregunta: ¿Cómo puede un Dios bueno condenar
personas?; para ello analizaremos la pregunta desde dos implícitos erróneos que ella misma
manifiesta, el primero es el siguiente: Implica que las personas en lo esencial son
buenas y por lo tanto no deberían ser condenadas.

El segundo implícito es: Implica esto que Dios es malo por condenar a las personas
“buenas” y por ende ese pensamiento es incompatible con Su propia existencia.
Después de desarrollarlas y evidenciar los insostenibles que son, nos dirigiremos a concluir lo
ilógico de la pregunta misma planteando al final la misma pregunta desde la óptica correcta.
Desarrollo

Han sido muchos los caballitos de batalla que desde hace un muy buen tiempo se han
levantado en contra de la fé Cristiana por parte de todos aquellos que han sido antagonistas
del Teísmo, uno de ellos es el que a continuación se menciona:

¿Cómo puede un Dios bueno condenar a las personas?

Para este ensayo entonces daremos respuesta a la pregunta anterior, evidenciando la


inconsistencia y problemas de la misma. En primer lugar vamos a develar lo implícitos que
hay en ella que la moldean para cumplir su cometido.

¿Cómo puede un Dios bueno condenar a las personas? Implica que


las personas en lo esencial son buenas y por lo tanto no deberían ser
condenadas.

Cuando comenzamos a analizar esta pregunta nos encontramos con este implícito que de
alguna manera le da fuerza a la pregunta para alcanzar el fin que busca. Ya
contemporáneamente sabemos del desmedido énfasis que hay en el hombre, solo basta con
mencionar la famosa frase del filósofo suizo Jean-Jacques Rousseau: “El hombre nace bueno
y la sociedad lo corrompe” para evidenciar lo que aquí decimos; tristemente algunos
cristianos al parecer confían en que esto es verdad e incluso afirman que es “teología pura”
como fue el caso de un desafortunado comentario del cantante Jesús Adrián Romero.

Ahora bien sin entrar a utilizar argumentos escriturales, porque lo debemos hacer pues de lo
contrario sería incongruente para un teísta serio refutar algo sin la escritura misma. Solo nos
basta con mirar las noticias, no necesitamos escanear el mundo entero o nuestro país en su
totalidad para corroborarlo, solo con las noticias locales podemos ver que esa inherente
bondad en el hombre no es tan real como nos quieren venir a hacer creer; en cierto que hay
actos altruistas en el ser humano pero suelen ser por lo general la excepción a la regla, y están
enmarcados dentro de la Gracia Común que Dios ha permitido.

John Gresham Machen en su libro Visión Cristiana del Hombre, en el capítulo de las
consecuencias de la caída del hombre, dice lo siguiente: “Observamos sobre todo que la
enseñanza de Jesús no es una excepción respecto a esta condenación bíblica del género
humano. Tanto en la enseñanza de Jesús como en el resto de la Biblia se nos dice que el
género humano está perdido en el pecado”1

Seguidamente entonces entraremos en lo escritural para evidenciar que no hay algo así como
un bien esencial en el hombre que nos haga pensar en una acto de injusticia por parte de Dios
al condenarlo al infierno.

Ya desde el antiguo Testamento se comienzan a ver muchas manifestaciones de la maldad del


hombre, tenemos el ejemplo de la época de Noé, de donde se dice que el hombre había
llegado al colmo de la maldad, es posible también ver la maldad de los hombres al querer
hacer una torre para llegar al cielo y no ajustarse a lo que Dios les había encargado que era
expandirse.

En el Salmo 51:3-5 encontramos al Rey David reconociendo su maldad delante de Dios,


después de su infortunado incidente con Betsabé, y afirma que desde su origen ha sido
poseedor de esta inclinación al mal, el salmo dice: “Porque yo reconozco mis trasgresiones, Y
mi pecado está siempre delante de mí. Contra ti, contra ti solo he pecado, Y he hecho lo malo
delante de tus ojos, Para que seas reconocido justo en tu sentencia, Y tenido por puro en tu
juicio. He aquí, en maldad fui formado, Y en pecado me concibió mi madre. Sal 51:3-5
[BTX]”

En este pasaje se logra ver con claridad primero que David es consciente de su maldad, que
está ahí desde que fue engendrado y segundo que en ningún momento se la atribuye a Dios
pues dice: Contra ti, contra ti solo he pecado

1
J. Gresham Machen. Visión Cristiana del Hombre (Barcelona: Estandarte de la Verdad., 1996), pag. 211
Otro ejemplo de la maldad inherente al hombre lo podemos encontrar en el Nuevo
Testamento donde se enseña claramente por parte del apóstol Pablo, quien cita el Salmo 14:
Así está escrito: «No hay un solo justo, ni siquiera uno; no hay nadie que entienda, nadie
que busque a Dios. Todos se han descarriado, a una se han corrompido. No hay nadie
que haga lo bueno; ¡no hay uno solo!» Ro.3:10-12 [NVI]

Al ver este pasaje ciertamente concluimos que Pablo está haciendo referencia a una
inhabilidad inherente en el hombre para hacer lo que a Dios le agrada, se sabe que es muy
probable que la versión que Pablo cita del Salmo 14 es de la LXX que dice: “No hay quien
haga lo bueno” pero lo que Pablo escribe es: “No hay un solo justo” y teniendo en cuenta todo
el trasfondo de justicia que Pablo ha venido mencionando, su propósito es que se entienda
que no hay una sola persona, que sin recurrir a la gracia justificadora de Dios, pueda
presentarse ante Él como justa2.

Una doctrina fundamentalísima como es la de la Depravación Total, afirma que el hombre


está incapacitado para hacer el bien delante de Dios; esta doctrina no afirma que el hombre es
todo lo malo que puede llegar a ser, de todos modos aunque distorsionada la imagen de Dios
sigue presente en él, lo que si afirma es que está imposibilitado para hacer el bien que a Dios
le agrada.

Edwin Palmer lo explica de la siguiente manera: “La depravación total significa que el
hombre natural nunca puede hacer ningún bien que sea fundamentalmente agradable a
Dios, y, de hecho, hace siempre el mal. Este es el testimonio diáfano de la Escritura.” 3

Antes de terminar este punto debemos aclarar que toda la creación que Dios hizo era buena,
dice Génesis 1:31a Entonces Dios contempló todo lo que había hecho, y vio que era bueno
en gran manera. [NRV90]. El hombre entonces si fue creado por Dios con la posibilidad
de hacer lo bueno, no era perfecto pero si tenía la posibilidad de escoger hacer el bien, cosa
que después de la caída dejó de ser. Acerca de esto Doug Powell dice: “De acuerdo con la
Biblia, ni la humanidad ni el mundo estaban corrompidos por el mal cuando fueron

2
Douglas J. Moo. Comentario a la Epístola de Romanos (Barcelona: Editorial CLIE., 2014), pag. 240
3
Edwin H. Palmer. Doctrinas Clave (Colombia: Estandarte de la Verdad,. 2007), pag.17
creados; Dios creó todas las cosas y vio que todo «e ra bueno en gran manera»... No
sabemos cuánto se prolongó ese estado de cosas en el que solo existía el bien, pero en
determinado momento, Adán y Eva ejercieron su libertad de desobedecer a Dios y violaron
el único mandamiento que les había dado (pensado para preservar y perpetuar el bien en el
mundo).”4

Esta aclaración se hace con un objetivo en específico y es el de evitar pensar que Dios se
encargó de crear al hombre malo y nuevamente ponerlo en el ojo del huracán achacándole
ahora a Él la maldad del hombre.

Después de haber resuelto este primer implícito y comprender que no hay bondad en el
hombre como para que sea una injusticia que Dios lo condene, debemos pasar al segundo
implícito y es que la pregunta: ¿Cómo puede un Dios bueno condenar a las personas?, plantea
dudas respecto a la bondad de Dios.

¿Cómo puede un Dios bueno condenar a las personas? Implica esto


que Dios es malo por condenar a las personas “buenas” y por ende
ese pensamiento es incompatible con Su propia existencia.

Lógicamente este implícito parte de la base del pensamiento de que las personas son en lo
esencial buenas, lo cual ya evidenciamos es incorrecto, vamos ahora a manifestar por qué no
podemos decir que Dios es malo.

Para iniciar debemos dirigirnos a los atributos de Dios que brotan de la misma escritura,
ciertamente lo que tenemos aquí es un desconocimiento de los mismos ya que por lo general
es en un atributo en el que la gente piensa cuando se le habla de Dios: el amor. Es
incompatible para ellos entonces, pensar que un Dios de amor que es bueno pueda condenar
a las personas.

4
Doug Powell. Guía Holman de Apologética Cristiana (Nashville: B&H Publicaciones., 2009), pag. 340
El problema con este punto es que se están pasando por alto otros tantos atributos de Dios,
que según otro atributo suyo como es el de la unidad manifiesta que todos ellos funcionan en
Dios de manera equilibrada, como son su justicia, su ira, su autocentricidad, etc.

Veamos muy someramente algunos de estos atributos de Dios que nos pueden llevar a
hacernos a una correcta perspectiva de lo que estamos hablando; veremos algunos a los que
se les tiende a dar más énfasis y luego algunos que por lo general son poco mencionados y se
les da menos énfasis:

Con más énfasis. En cuanto a su amor: El amor de Dios quiere decir que Dios se da
eternamente a otros; la bondad: La bondad de Dios quiere decir que Él es la norma
suprema de bien y todo lo que Él es y hace es digno de aprobación.
Con menos énfasis. Justicia: Dios siempre actúa de acuerdo con lo que es recto y el
mismo es la norma final de lo que es recto; la ira: quiere decir que Dios detesta
intensamente todo pecado.5

Según las definiciones anteriores podemos llegar a la conclusión de que habla de Dios solo en
términos de su amor o de su bondad, es hacerse a una perspectiva muy limitada de Dios y por
lo tanto a una perspectiva errónea de Él pues nos estaremos pasando por alto puntos
fundamentales de su esencia.

Entonces si concluimos, como ya lo hicimos, que el hombre es esencialmente malo, esto


quiere decir que Dios como Eterno Regidor del universo tiene el derecho de condenarlo y es
totalmente autónomo para hacerlo, pues en definitiva nadie merece ser salvado, acerca de
esto Richard Ramsay afirma: “Nadie merece la salvación. Nadie es inocente (Romanos 1-3).
Dios sería justo si condenara a todos.”6

Si hipotéticamente dijéramos: “Y qué si Dios da más énfasis a su amor y los salva a todos para
que nadie sea enviado al infierno”; deberíamos responder ante esto que en ese caso Dios
pasaría por encima de sí mismo negándose y dejando de ser justo al no castigar el pecado y

5
Wayne Grudem. Teología Sistemática (Miami: Editorial Vida., 2007), pag. 203, 205, 210, 212
6
Richard Ramsay. Certeza de la Fe (Barcelona: Editorial CLIE., 2006), pag. 257
dejarlo impune pues no hay nadie que no merezca ser castigado, como dice Ro.3:23: por
cuanto todos pecaron, y están privados de la gloria de Dios [BTX]

Acerca de Romanos 3:23, Douglas Moo menciona: “Las “buenas” personas pueden
mencionar sus obras de caridad; pero todas estas cosas no son de ningún valor cuando se
trata de determinar nuestra situación ante un Dios justo y santo”7; es decir, como
correctamente lo expresa Moo que no hay absolutamente nada en el ser humano que lo pueda
llevar a ganarse el favor de Dios, dicha labor es totalmente monergista.

Un punto final a toca en este supuesto implícito de la maldad de Dios y que tristemente ha
sido tenido en cuenta por algunos Cristianos, es el de resolver el aparente problema de por
qué Dios envío personas al infierno con una ridícula adaptación que hacen de la
reencarnación; esta enseña que el alma humana puede pasar a otro cuerpo luego de la muerte
hasta que haga las cosas bien y pueda salir del Karma que es la vida con dificultades; la
siguiente ilustración muestra como dichos Cristianos hacen dicha adaptación:

En el libro de Apologética de Norman Geisler y Ron Brooks, se cita a Quincy Howe quien
menciona por qué tiene tanto interés hacer este tipo de errados amalgamas, él afirma: “Uno
de los aspectos más atractivos de la reencarnación es que elimina por completo la
posibilidad de condenación”8
7
Douglas J. Moo. Comentario a la Epístola de Romanos (Barcelona: Editorial CLIE., 2014), pag. 265
8
Norman Geisler y Ron Brooks. Apologética (Colombia: Editorial UNILIT., 1995), pag. 291
Sostener un punto como estos sobre la base de no lidiar con el hecho de que Dios envíe gente
al infierno es absurdo, es querer excusar a Dios a expensas de alterar su Palabra, y lo hace a
tal punto que en esencia todas las personas terminarán salvándose, lo cual hace innecesario el
infierno pervirtiendo así la palabra de Dios, aparte de esto le da al hombre la posibilidad de
ganarse su salvación haciendo las cosas mejor en cada vida que le va tocando. Este punto de
vista más que insostenible es ridículo y hace a Dios mentiroso.

Bástenos con decir hasta este punto que Dios el creador de los cielos y la tierra y de todo
cuanto existe, es por esa misma razón el dueño de todo cuanto en ella hay y tiene el absoluto
derecho de hacer con ella como bien le parezca; el punto de inflexión es que no se trata de un
Dios como los de los griegos llenos de emociones humanas, sino que se trata del único Dios
que es perfecto y que es la regla de absoluta de bien, justicia, amor, misericordia, etc.
Conclusión

Para concluir el presente ensayo que ha tenido como punto de partida la pregunta: ¿Cómo
puede un Dios bueno condenar a las personas? Y que ya se ha respondido partiendo de los
incorrectos implícitos que ella misma presenta, es necesario plantear una pregunta a aquellos
que sostienen dicha pregunta; sabiendo que Dios es bueno y que el ser humano es pecador y
por tanto malo, generamos un problema para ellos al preguntar:

¿Cómo puede Dios salvar a personas malas?

Si ellos afirman que Dios no es tan bueno como parece y que las personas tampoco son tan
buenas como parece, será un gran inconveniente pensar en el hecho de que Él, siendo no tan
bueno, salve a personas que por definición son pecadoras, ciertamente no podrán producir
ante esto una respuesta que sea suficientemente satisfactoria.

Puede que en este punto simplemente se apele a una salida filosófica y tal vez digan, que Dios
unas veces es bueno y otras no tan bueno, esto desafortunadamente, para los que así pueden
llegar a pensar presenta un gran inconveniente y es el de entrar en conflicto con la ley de la no
contradicción que dice que es imposible que atributos contrarios puedan pertenecer al mismo
tiempo al mismo sujeto, es decir que A no puede ser A y no ser A al mismo tiempo y en el
mismo sentido.9

En este sentido no podemos hablar de un Dios bueno y no bueno al mismo tiempo y en el


mismo sentido; al ver el diseño de la creación que implícitamente y de la mano de la
revelación especial nos muestra a Dios, reconocemos su perfección y bondad al crear algo en
función del hombre y con todos los atributos posibles y necesarios para poder sostener la vida
aquí; esto indefectiblemente nos muestra a un Dios que es bueno y por lo tanto no puede ser
no tan bueno al mismo tiempo y en el mismo sentido.

9
R.C. Sproul. Cómo Defender su Fe (Grand Rapids: Editorial Portavoz., 2006), pag. 36
El final de la discusión se resuelve con la frase: Dios es bueno; al ser bueno hace entonces lo
que a Él le parece e independiente de lo que sea que haga, no puede ser malo porque El
mismo es la métrica de la bondad y del bien.

La pregunta entonces, con la que se inició este ensayo: ¿Cómo puede un Dios bueno condenar
a las personas? Es insostenible y raya más en la ignorancia y el furor que en la legítima
búsqueda de la verdad que es lo que muchos dicen buscar.
Bibliografía

Moo, Douglas J. Comentario a la Epístola de Romanos. Barcelona: Editorial CLIE., 2014


Machen, J. Gresham. Visión Cristiana del Hombre. Barcelona: Estandarte de la Verdad.,
1996
Palmer, Edwin H. Doctrinas Clave. Colombia: Estandarte de la Verdad., 2007
Ramsay, Richard. Certeza de la Fe. Barcelona: Editorial CLIE., 2006
Grudem, Wayne. Teología Sistemática. Miami: Editorial Vida., 2007
Powell, Doug. Guía Holman de Apologética Cristiana. Nashville: B&H Publicaciones., 2009
Geisler, Norman y Brooks, Ron. Apologética. Colombia: Editorial UNILIT., 1995
Sproul, R.C. Cómo Defender su Fe. Grand Rapids: Editorial Portavoz., 2006

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