Segunda Parctica de Logica

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FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIA POLÌTICA

ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

TRABAJO ACADÈMICO
TÈCNICAS DE ARGUMENTACIÒN PARA ABOGADOS

PRESENTADO POR:
CRUZ ASTOCAZA JESSICA BRIGUITHE

ASIGNATURA:
LÒGICA Y ARGUMENTACIÒN JURÌDICA

DOCENTE RESPONSABLE:
MIRANDA MIRANDA PABLO FELIPE

CICLO:
NOVENO

FILIAL:
ICA

ICA-PERÙ
2020

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TÈCNICAS DE ARGUMENTACIÒN PARA ABOGADOS

MIGUEL CARBONELL

La mejor técnica para argumentar bien en cualquier ámbito social es prepararse


bien. 

Si la persona que argumenta conoce en profundidad el tema del que habla,


diremos que es un emisor cualificado. En cambio, cuando el hablante que
argumenta transmite un mensaje elaborado por otros (los testimonios de famosos
en la publicidad, por ejemplo), diremos que es un emisor interpuesto.

La argumentación y la exposición están estrechamente relacionadas: se expone


para informar de algo y esta exposición se puede argumentar para convencer y
persuadir de alguna propuesta. Ambas se pueden presentar de forma
independiente. Sin embargo, frecuentemente se unen para formar textos
expositivo-argumentativo: editoriales, reportajes, ensayos, críticas, informes,
solicitudes, alegaciones, opiniones, tesis, sentencias.

El trabajo científico del jurista depende en gran medida del lenguaje utilizado en
las fuentes de consulta y en el que se expresan tanto los textos normativos como
la doctrina. Hoy en día la mayoría de las teorías interpretativas parten de que el
derecho es un fenómeno lingüístico.

Sustentar una hipótesis o analizar una disposición normativa es una labor que está
estrechamente relacionada con su interpretación en primer lugar y con su
justificación posteriormente. Es en esta segunda parte en donde entran en juego
los argumentos. Argumentar es ofrecer razones, y éstas se presentan también en
un lenguaje. El proceso de argumentación es ante todo la explicitación de las
razones que sustentan una opinión, una crítica o una conclusión respecto del
sentido de un texto.

Por ello conviene analizar la relación entre el lenguaje y el derecho, así como el
lenguaje en el que se expresan los enunciados normativos, y las normas que

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constituyen sus significados. Los juristas se distinguen por un cuidadoso uso del
lenguaje ordinario, además de la precisión con la cual utilizan los términos
técnicos propios del derecho. Un buen jurista, al igual que un buen investigador,
se encuentra comprometido a emplear correctamente la lengua en la que se
expresa y a seguir sus reglas gramaticales.

La estrecha relación entre el lenguaje y el derecho hace necesario el análisis de


las expresiones lingüísticas que emiten los juristas, así como aquellas mediante
las cuales se expresan las normas. Las expresiones normativas de carácter
prescriptivo que expresan un deber ser constituyen el lenguaje jurídico. El lenguaje
jurídico es aquel en el que se formulan los textos jurídicos; su análisis se puede
realizar en cualquiera de los tres niveles: semántico (de significado), sintáctico (de
estructura) y pragmático (de uso).

Aunque se puede decir que el derecho se integra por normas, vale la pena
distinguir desde la perspectiva semántica tres objetos de análisis distintos:

la norma jurídica que es una forma de deber ser, y se manifiesta como un


enunciado deóntico que expresa una obligación, un permiso o una prohibición (el
lenguaje normativo),

el enunciado normativo que se identifica con la formulación lingüística de la norma


(el metalenguaje en que se expresa la autoridad competente y que tiene fuerza
vinculante), y

la proposición normativa que expresa algo sobre el enunciado normativo (el meta-
meta-lenguaje que en general es utilizado por los científicos para describir el
derecho).

El objeto, la tesis, el cuerpo argumentativo y la conclusión son los elementos que


constituyen generalmente una argumentación.

1.- El objeto de la argumentación es el tema sobre el que se argumenta. Pueden


serlo la situación política actual, el tráfico de las ciudades, el examen de
selectividad o el incremento de la violencia urbana.
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2.- Tesis. Es la idea fundamental en torno a la que se reflexiona; puede aparecer
al principio o al final del texto. Ha de presentarse clara y objetivamente. Puede
encerrar en sí varias ideas, aunque es aconsejable que no posea un número
excesivo de ellas, pues provocaría la confusión en el receptor y la defensa de la
misma entrañaría mayores dificultades.

3.- Cuerpo. Despliega la idea o ideas que se pretende demostrar desde dos


perspectivas: una de defensa de ellas, y otra de refutación contra previsibles
objeciones. Esta última actitud no es necesario que esté presente, pero sí la
primera. Consta, por tanto, de:

Argumentos. Una vez expuesta la tesis, comienza el razonamiento en sí, es decir,


se van ofreciendo los argumentos para confirmarla o rechazarla.

4.- Conclusión. El autor, en su demostración, reflexiona sobre el tema desde todos


los ángulos, hasta llegar al objetivo deseado, que se ofrece como conclusión, a
menudo anunciada al comienzo del escrito. Puede presentarse de varias formas:
Afirmación de una tesis. El contenido que desarrolla el autor se presta en su final a
abstraer de los datos o ejemplos aducidos una idea general, explicativa del
problema o de los fenómenos que se traten, la cual asume un rango de tesis. Con
carácter sugeridor. Este tipo de conclusiones se distinguen porque el escrito, si
bien en el estadio final recoge en síntesis la idea sustancial de la exposición, no
llega a hacer como definitivo su razonamiento o a completar su información. El
autor apunta sugerencias para futuros trabajos, abriendo caminos hacia otras
perspectivas antes de poner punto final a su propio texto.

La argumentación

Argumentar es, según el diccionario, sacar en claro, descubrir, probar, o bien


disputar, discutir, impugnar una opinión ajena. La argumentación, por lo tanto,
refiere la acción de ofrecer argumentos para convencer. El argumento es “el

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razonamiento que se emplea para probar o demostrar una proposición, o bien
para convencer a otro de aquello que se afirma o se niega”

El razonamiento jurídico, tanto desde la perspectiva de la interpretación doctrinal


como de la decisión judicial, se realiza en etapas: en la primera, conocida como
contexto del descubrimiento, se realiza la identificación de la respuesta; en la
siguiente, se explica la situación que se presenta, y finalmente, se justifica
mediante razones la conclusión a la que se arriba o la propuesta que se hace.

Savigny afirma que la interpretación debe tener una constitución triple: lógica,
gramática e histórica. Para él, la parte lógica consiste en “la presentación del
contenido de la ley en su origen y presenta la relación de las partes entre sí”,
cuestión a la que la teoría moderna se refiere como coherencia. La parte
gramática es una condición necesaria de la lógica. Según Savigny, se requiere,
porque las normas deben ser expresadas en un lenguaje, y finalmente, es preciso,
según él, conocer las condiciones históricas para captar el “pensamiento de la
ley”.

Savigny afirma que la interpretación debe tener una constitución triple: lógica,
gramática e histórica. Para él, la parte lógica consiste en “la presentación del
contenido de la ley en su origen y presenta la relación de las partes entre sí”,
cuestión a la que la teoría moderna se refiere como coherencia. La parte
gramática es una condición necesaria de la lógica. Según Savigny, se requiere,
porque las normas deben ser expresadas en un lenguaje, y finalmente, es preciso,
según él, conocer las condiciones históricas para captar el “pensamiento de la
ley”.

Argumentación e interpretación constitucionales

Las preguntas a responder sobre la interpretación de la Constitución que los


juristas se han planteado, en virtud de su objeto, son si es distinta a la del resto de
las normas del sistema jurídico, y, por ello, la argumentación que la sustenta es
también distinta.

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Con objeto de analizar los procesos de interpretación y argumentación en materia
constitucional, es conveniente adoptar la concepción semántica de la norma. Así,
por enunciado normativo se entiende la expresión lingüística de una norma; la
norma es, por tanto, el significado de un enunciado normativo, y su función es
prescribir conductas. De tal forma que para conocer la norma es preciso
interpretarla, ya que la operación intelectual mediante la cual se identifica el
significado de los enunciados normativos es la interpretación, y si la interpretación
ha de producir efectos jurídicos, ésta ha de ser justificada mediante argumentos.

Así, este concepto de jurisprudencia refiere el proceso de interpretación y


argumentación que realizan los jueces al determinar el significado de una norma.
Los sistemas jurídicos, sin embargo, no prevén reglas de interpretación, sino que
se limitan a regular los órganos facultados, la obligatoriedad de la interpretación y
sus límites. Es por ello que la argumentación es indispensable, pues la doctrina en
general admite que su función en materia de interpretación y de argumentación es
tan sólo orientadora, pues no es posible establecer una conexión necesaria entre
los lineamientos interpretativos y el tipo de caso correspondiente que haga posible
identificar la respuesta correcta para cada caso.

El intérprete de la Constitución ha de considerar en todo momento que la


Constitución es una norma jurídica, suprema, que opera como un sistema, por lo
que sus disposiciones se relacionan entre sí, y en esa medida, sus significados
dependen unos de otros, por lo que las normas constitucionales no pueden
interpretarse aisladamente. Su significado depende de los modos en que se
relacionan los enunciados normativos como consecuencia de la completitud, la
coherencia, la consistencia y la independencia de la norma constitucional. Como
presupuesto de interpretación ha de considerarse, por lo tanto, que la Constitución
se integra por una serie de normas que se complementan y que han de ser
aplicadas mediante los procedimientos establecidos en la misma.

Así, mediante el método sistemático es posible conectar diversos enunciados


normativos para atribuirles significado y completar una norma; o, como dice
Guastini, combinar fragmentos o partes de enunciados normativos para formar

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una norma completa. Este método es primordial, porque la Constitución, como
norma, conforma una unidad, cuyos preceptos, salvo disposición expresa en
contrario, se presumen del mismo rango y fuerza. Pero la interpretación, en este
caso, como en toda interpretación jurídica, ha de sustentarse en argumentos
sólidos, pues, como señala Wróblewski, “la interpretación constitucional debe
presentarse como una decisión interpretativa apropiadamente
justificada”, principalmente en virtud de su rango y el efecto que la interpretación
tiene en el resto del sistema jurídico.

A modo de conclusiones, a continuación, se hacen algunas sugerencias respecto


de los objetivos que pueden considerarse como guías de la argumentación
jurídica:

o La certeza. Es preciso ofrecer razones suficientes para sustentar y


justificar una opinión sobre el sentido del derecho o una decisión
jurídica. La justificación brinda certeza no solamente a quien emite
una opinión, sino también al auditorio.
o La congruencia. Una correcta práctica argumentativa lleva a construir
enunciados e hipótesis ordenados y coherentes con la pretensión o
pretensiones que sustentan. Se deben evitar argumentos, opiniones
o decisiones redundantes, poco claras u oscuras; el razonamiento
seguido para llegar a una conclusión debe explicitarse paso a paso.
La utilización adecuada de alguna técnica argumentativa puede
ayudar a conferir un cierto grado de congruencia a una afirmación
sobre el derecho.
o Honestidad. El hecho de manifestar de forma clara y precisa los
criterios o razones que se utilizan permite al lector acercarse a la
labor del científico, de la autoridad administrativa o del juez. Para
evitar especulaciones respecto de modo en que se llegó a un
determinado resultado se sugiere expresar las razones aducidas. La
transparencia brinda al lector la oportunidad de realizar un ejercicio
de reflexión crítica respecto de la investigación.

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o Mejores prácticas argumentativas. En la medida en que el lector
pueda conocer las técnicas argumentativas utilizadas, puede
contribuir a la mejora de la argumentación, así como a motivar al
investigador o a la autoridad a actualizar sus conocimientos en esta
disciplina.

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