María Magdalena

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María Magdalena?

Una de las 50 preguntas frecuentes sobre Jesucristo y la Iglesia,


respondidas por un equipo de profesores de Historia y Teología de la
Universidad de Navarra.
PREGUNTAS21/07/2020
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Libro 50 preguntas sobre Jesucristo y la Iglesia


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Los datos que nos ofrecen los evangelios sobre María Magdalena son
escuetos. Lc 8,2 nos informa que entre las mujeres que seguían a Jesús y le
asistían con sus bienes estaba María Magdalena, es decir, una mujer llamada
María, que era oriunda de Migdal Nunayah, en griego Tariquea, una pequeña
población junto al lago de Galilea, a 5,5 km al norte de Tiberias.

De ella Jesús había expulsado siete demonios (Lc 8,2; Mc 16,9), que es lo
mismo que decir “todos los demonios”. La expresión puede entenderse como
una posesión diabólica, pero también como una enfermedad del cuerpo o del
espíritu.

Los evangelios sinópticos la mencionan como la primera de un grupo de


mujeres que contemplaron de lejos la crucifixión de Jesús (Mc 15,40-41 y
par.) y que se quedaron sentadas frente al sepulcro (Mt 27,61) mientras
sepultaban a Jesús (Mc 15,47). Señalan que en la madrugada del día después
del sábado María Magdalena y otras mujeres volvieron al sepulcro a ungir el
cuerpo con los aromas que habían comprado (Mc 16,1-7 y par); entonces un
ángel les comunica que Jesús ha resucitado y les encarga ir a comunicarlo a
los discípulos (cf. Mc 16,1-7 y par).

LA TRADICIÓN DE LA IGLESIA LA HA LLAMADO EN ORIENTE


“ISAPÓSTOLOS” (IGUAL QUE UN APÓSTOL) Y EN OCCIDENTE
“APOSTOLA APOSTOLORUM” (APÓSTOL DE APÓSTOLES)

San Juan presenta los mismos datos con pequeñas variantes. María
Magdalena está junto a la Virgen María al pie de la cruz (Jn 19,25). Después
del sábado, cuando todavía era de noche se acerca al sepulcro, ve la losa
quitada y avisa a Pedro, pensando que alguien había robado el cuerpo de
Jesús (Jn 20,1-2). De vuelta al sepulcro se queda llorando y se encuentra con
Jesús resucitado, quien le encarga anunciar a los discípulos su vuelta al
Padre (Jn 20,11-18). Esa es su gloria. Por eso, la tradición de la Iglesia la ha
llamado en Oriente “isapóstolos” (igual que un apóstol) y en Occidente
“apostola apostolorum” (apóstol de apóstoles). En Oriente hay una tradición
que dice que fue enterrada en Éfeso y que sus reliquias fueron llevadas a
Constantinopla en el siglo IX.

María Magdalena y la confusión con otras mujeres de los


evangelios
María Magdalena ha sido identificada a menudo con otras mujeres que
aparecen en los evangelios. A partir de los siglos VI y VII, en la Iglesia Latina
se tendió a identificar a María Magdalena con la mujer pecadora que, en
Galilea, en casa de Simón el fariseo, ungió los pies de Jesús con sus lágrimas
(Lc 7,36-50).
Por otra parte, algunos Padres y escritores eclesiásticos, armonizando los
evangelios, habían identificado ya a esta mujer pecadora con María, la
hermana de Lázaro, que, en Betania, unge con un perfume la cabeza de
Jesús (Jn 12,1-11; Mateo y Marcos, en el pasaje paralelo no dan el nombre de
María, sino que dicen que fue una mujer y que la unción ocurrió en casa de
Simón el leproso: Mt 26,6-13 y par.).

Como consecuencia, debido en buena parte a San Gregorio Magno, en


Occidente se extendió la idea de que las tres mujeres eran la misma persona.
Sin embargo, los datos evangélicos no sugieren que haya que identificar a
María Magdalena con María, la que le unge a Jesús en Betania, pues parece
que ésta es la hermana de Lázaro (Jn 12,2-3).

PEDRO FUE INFIEL A JESÚS Y PABLO UN PERSEGUIDOR DE


LOS CRISTIANOS. SU GRANDEZA NO ESTÁ EN SU
IMPECABILIDAD SINO EN SU AMOR

Tampoco permiten deducir que sea la misma que la pecadora que según Lc
7,36-49 ungió a Jesús, aunque la identificación es comprensible por el hecho
de que San Lucas, inmediatamente después del relato en que Jesús perdona
a esta mujer, señala que le asistían algunas mujeres, entre ellas María
Magdalena, de la que había expulsado siete demonios (Lc 8,2). Además,
Jesús alaba el amor de la mujer pecadora: “Le son perdonados sus muchos
pecados, porque ha amado mucho” (Lc 7,47) y también se descubre un gran
amor en el encuentro de María con Jesús después de la resurrección (Jn
20,14-18).

En todo caso, aun cuando se tratara de la misma mujer, su pasado pecador


no es un desdoro. Pedro fue infiel a Jesús y Pablo un perseguidor de los
cristianos. Su grandeza no está en su impecabilidad sino en su amor.

María Magdalena, la Iglesia primitiva y las sectas gnósticas

Por su papel de relieve en el evangelio fue una figura que recibió especial
atención en algunos grupos marginales de la primitiva Iglesia. Son
fundamentalmente sectas gnósticas, cuyos escritos recogen revelaciones
secretas de Jesús después de la resurrección y recurren a la figura de María
para trasmitir sus ideas. Son relatos que no tienen fundamento histórico.
Padres de la Iglesia, escritores eclesiásticos y otras obras destacan el papel de
María como discípula del Señor y proclamadora del Evangelio.

A partir del siglo X surgieron narraciones ficticias que ensalzaban su persona


y que se difundieron sobre todo por Francia. Allí nace la leyenda que no tiene
ningún fundamento histórico de que la Magdalena, Lázaro y algunos más,
cuando se inició la persecución contra los cristianos, fueron de Jerusalén a
Marsella y evangelizaron la Provenza. Conforme a esta leyenda, María murió
en Aix-en- Provence o Saint Maximin y sus reliquias fueron llevadas a
Vézelay.

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