Delitos Contra La Seguridad

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POLICIA NACIONAL DEL PERU

ESCUELA DE SUBOFICIALES PNP SAN BARTOLO


DIRECCIÓN DE EDUCACIÓN EESTP-PNP-SB
Y DOCTRINA POLICIAL UNIACA - PNP

TRABAJO APLICATIVO

DELITOS CONTRA LA SEGURIDAD INTERNA

ASIGNATURA : CODIGO MILITAR POLICIAL

CATEDRATICO :

PRESENTADO POR :

AÑO 2015
DELITOS CONTRA LA SEGURIDAD INTERNA

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DELITOS CONTRA LA SEGURIDAD INTERNA

DEDICATORIA

A MIS FAMILIARES QUE


COMPRENDEN EL SACRIFICIO
PARA SER MEJOR CADA DIA; A MIS
COLEGAS FALLECIDOS EN
CUMPLIMIENTO DEL DEBER, PARA
FORJAR UNA SOCIEDAD SIN
DELINCUENCIA.

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DELITOS CONTRA LA SEGURIDAD INTERNA

INDICE

INTRODUCCION 04

DELITOS CONTRA LA SEGURIDAD INTERNA 05

DELITOS 06

EL CODIGO PENAL DE 1995 08

REBELIÓN MILITAR POLICIAL 09

EXENCIÓN Y ATENUACIÓN DE PENA 10

CONCLUSIONES 14

BIBLIOGRAFIA 15

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DELITOS CONTRA LA SEGURIDAD INTERNA

INTRODUCCIÓN

Es el delito cometido por un militar o policía en situación de actividad, en el


ejercicio de sus funciones o con ocasión de él, y que atenta contra bienes
jurídicos vinculados a la existencia, organización, operatividad o funciones de
las Fuerzas Armadas o Policía Nacional o que afectan la seguridad interna y
externa y soberanía del Estado.

Los delitos de función de naturaleza y carácter militar y policial son tipificados


en el Código Penal Militar Policial y son imputables sólo y únicamente a
militares y policías en situación de actividad .

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DELITOS CONTRA LA SEGURIDAD INTERNA

DELITOS CONTRA LA SEGURIDAD INTERNA

La definición de los delitos contra la seguridad interior del Estado está


intrínsecamente unida a la forma del Estado de que se trate. En un estado
democrático se pueden conceptuar como aquellos delitos que tratan de
proteger a los ciudadanos para que el estado ajuste su actuación a las normas
constitucionales, mientras que en un sistema no democrático sino totalitario o
autoritario del estado serían aquellos delitos que protegen la seguridad de
quien detenta el poder.

La segunda concepción es la que dominaba el contenido del Código Penal de


1973, anterior al actualmente vigente, que regulaba estos delitos, bajo esa
rúbrica, en el título II, artículos 142 a 268. Esta regulación procedía de la Ley
de Seguridad del Estado que fue incorporada al Código Penal de 1944
prohibiendo los partidos políticos penalmente y castigando como delito el
ejercicio de libertades políticas. Esta evolución siguió con la reforma de 15 de
noviembre de 1971 y con la Ley Antiterrorista de 26 de agosto de 1975.

En esta situación, la estructura de estos delitos en el Código Penal de 1973 era


la siguiente:

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DELITOS

Capítulo I: Delitos contra el Jefe del Estado, su sucesor, Altos Organismos de


la Nación, Forma de Gobierno y Leyes Fundamentales (artículos 142 a 164 bis
c).

Capítulo II: De los delitos cometidos con ocasión del ejercicio de los derechos
de las personas reconocidos por las leyes (artículos 165 a 213).

Sección 1ª: Delitos cometidos por los particulares con ocasión del ejercicio de
los derechos de las personas reconocidos por las leyes.

Sección 2ª: Delitos cometidos por los funcionarios públicos contra el ejercicio
de los derechos de las personas reconocidos por las leyes.

Sección 3ª: Delitos contra la libertad de conciencia.

Sección 4ª: Disposición común a los capítulos anteriores.

Capítulo III: Delito de rebelión (artículos 214 a 217 bis).

Capítulo IV: Delito de sedición (Artículos 218 a 224).

Capítulo V: Disposiciones comunes a los dos capítulos anteriores (artículos 225


a 230).

Capítulo VI: De los atentados contra la autoridad, sus agentes y los


funcionarios públicos, y de la resistencia y desobediencia (artículos 231 a 238).

Capítulo VII: De las blasfemias (artículo 239).

Capítulo VIII: De los Desacatos, insultos, injurias y amenazas a la autoridad, y


de los insultos injurias y amenazas a sus agentes y a los demás funcionarios
públicos (artículos 240 a 245).

Capítulo IX: De los desórdenes públicos (artículos 246 a 249 bis).

Capítulo X: Disposición común a los capítulos anteriores (artículo 250).

Capítulo XI: De las propagandas ilegales (artículos 251 a 253).

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DELITOS CONTRA LA SEGURIDAD INTERNA

Capítulo XII: De la tenencia y depósito de armas o municiones y de los delitos


de terrorismo y tenencia de explosivos.

Sección 1ª: De la tenencia y depósito de armas o municiones (artículos 254 a


259).

Sección 2ª: De los delitos de tenencia de explosivos (artículos 260 a 264).

Sección 3ª: Disposiciones comunes a las dos secciones anteriores (artículos


265 a 268).

Capítulo XIII: Disposición común a este Título.

Como puede verse en esta estructura, los delitos contra la seguridad del
Estado ocupaban el Titulo II del Código Penal inmediatamente después de los
delitos contra la seguridad exterior del Estado, que se integraban en el Título I,
siendo los primeros delitos que se preveían en el Código Penal. Puede verse
claramente la distinta concepción del Estado en 1973 respecto de la que se
desprende del actual y vigente Código Penal de 1995, en que los primeros
delitos del Código Penal son los delitos contra las personas, y los últimos los
delitos referidos al Estado.

Esta realidad del Código Penal de 1973, había sido criticada desde distintos
sectores doctrinales, y al socaire de los cambios políticos que comenzaron a
producirse tras la muerte del general Franco, se dictaron las leyes de 19 de
julio de 1976 y posteriormente, fundamentalmente, la Ley Orgánica 8/1983, de
25 de junio, de reforma urgente y parcial del Código Penal, en 1985 en materia
de delitos contra la Hacienda Pública y contra la Seguridad Social,
despenalización de algunos supuestos de aborto, combinando el sistema de
plazos y el de indicaciones, en 1988 con la modificación de los delitos relativos
al tráfico de drogas y la sustitución del delito de escándalo público por los de
exhibicionismo y provocación sexual y la Ley Orgánica 3/1989 de actualización
del Código Penal supuso una reforma del Libro III acorde con el principio de
intervención mínima, modificándose además el delito de lesiones, los delitos
contra la libertad sexual, delitos de tráfico, e introduciéndose nuevos tipos
como el delito de malos tratos habituales, impago de pensiones o explotación

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DELITOS CONTRA LA SEGURIDAD INTERNA

de menores en la mendicidad. Como vemos ninguna de estas reformas


afectaron a los delitos contra la seguridad interior del Estado que
permanecieron con esa concepción propia de un Estado no democrático hasta
el Código Penal de 1995.

EL CÓDIGO PENAL DE 1995

El Código Penal aprobado por Ley Orgánica 10/1995 de 23 de noviembre


supuso una modificación total de los delitos que antes se agrupaban dentro de
los delitos contra la seguridad interior del Estado. En principio no existe siquiera
una organización de los delitos similar a la anterior ni un apartado del código
que se titule "delitos contra la seguridad interior del Estado". Además el orden
de tratamiento de los delitos cambia radicalmente siendo los primeros delitos
de la parte especial del Código Penal (Libro II) los delitos contra las personas y
los últimos los delitos referidos a lo que antes podría reconducirse a la
seguridad interior y exterior del Estado.

En el nuevo Código Penal los


delitos asimilados a los
incluidos en el Titulo "delitos
contra la seguridad interior
del Estado", título II del
Código Penal de 1973, pasan
a estructurarse en dos títulos
distintos dentro del libro II.
Por un lado el Título XXI
denominado "Delitos contra
la Constitución", y el Título
XXII con la rúbrica o nombre
"Delitos contra el orden público". Además se incluye en el Libro III, dedicado a
las faltas, un Título IV denominado "Faltas contra el orden público". Se vuelve
así a una tradición histórica en la estructura del código penal que se quebró
con el Código Penal de 1944 tras la victoria Franquista. Se pretende con esa

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DELITOS CONTRA LA SEGURIDAD INTERNA

nueva estructura adaptar el código penal a la nueva realidad política del


Estado. Cierto es que se ha criticado que se conserve en el Título XXII el
concepto "orden público" al parecer un vestigio o reminiscencia del Estado
autoritario dejado atrás con la Constitución de 1978. Siendo cierto que podría
haberse evitado este término, creemos que puede darse un concepto y
contenido a esta expresión plenamente integrados en una perspectiva
democrática, pudiendo considerarse que orden público democrático sería la
tranquilidad o normalidad en las manifestaciones de la vida ciudadana y en el
ejercicio de los derechos fundamentales y libertades públicas por los
ciudadanos. A esta concepción responden los delitos integrados en el Título
XXII, aunque tienen una heterogeneidad entre sí que en determinados
momentos es difícil reconducirlos a este lugar común de orden público
democrático. Por ejemplo cuando se protege el ejercicio de la función pública
por sus titulares, o la correcta aplicación de las leyes y la ejecución de las
resoluciones administrativas y judiciales, van más en la línea de protección del
ejercicio del poder y que en la perspectiva del ejercicio de los derechos y
libertades por los ciudadanos.

REBELIÓN MILITAR POLICIAL

Comete delito de rebelión y será sancionado con pena privativa de libertad no


menor de quince ni mayor de veinticinco años y con la accesoria de
inhabilitación, el militar o el policía que se levante en armas y en grupo para:
1. Aislar una parte del territorio de la República,
2. Alterar o afectar el régimen constitucional,
3. Sustraer de la obediencia del orden constitucional a un grupo o parte de las
Fuerzas Armadas o de la Policía Nacional;
4. Impedir la formación, funcionamiento o renovación de instituciones
fundamentales del Estado.
Si realiza dichas conductas empleando las armas que la Nación le confió para
su defensa, la pena privativa de libertad será no menor de veinte años.

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DELITOS CONTRA LA SEGURIDAD INTERNA

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EXENCIÓN Y ATENUACIÓN DE PENA

Son causas de exención o atenuación de pena, según lo determine el juzgador


atendiendo a las circunstancias y gravedad del ilícito:
1. Denunciar la rebelión antes de empezar a ejecutarse y a tiempo de evitar
sus consecuencias.
2. Someterse a las autoridades, siendo sólo ejecutores de la rebelión antes de
consumar actos de violencia.

Objetivos

Con el objetivo de

proporcionar unos

instrumentos legales

apropiados para

luchar contra este tipo

de delincuencia,

tratando de fomentar

la desvinculación del

individuo con la organización criminal y la colaboración de éste en el

esclarecimiento del delito, el Código penal de 1995 recogía como una de sus

novedades una cláusula presuntamente premial relativa al tráfico de drogas,

sustancias psicotrópicas y estupefacientes en el artículo 376 del Código Penal

(14) que, ante unas muy determinadas circunstancias, permite al Juez o

Tribunal sentenciador, de modo razonado en la sentencia, aplicar una rebaja en

el momento de la determinación de la pena. En concreto, el párrafo primero del

artículo 376 del Código penal dispone lo siguiente: “En los delitos previstos en

los artículos 368 a 372, los Jueces o Tribunales, razonándolo en la Sentencia,

podrán imponer la pena inferior en uno o dos grados a la señalada por la Ley

para el delito de que se trate, siempre que el sujeto haya abandonado

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voluntariamente sus actividades delictivas, y haya colaborado activamente con

las Autoridades o sus agentes, bien para impedir la producción del delito, bien

para obtener pruebas decisivas para la identificación o captura de otros

responsables o para impedir la actuación o el desarrollo de las organizaciones

o asociaciones a las que haya pertenecido o con las que haya colaborado”.

Razones político-criminales utilitaristas fundamentadas en la lucha contra una

estructura organizativa plurisubjetiva hermética y cohesionada en el desarrollo

del modus operandi delincuencial hacían que la fórmula utilizada tuviera un

perfecto paralelismo con las actuaciones que el legislador había mantenido en

la tipificación de las actividades terroristas. Así se expresa, en términos casi

idénticos, el artículo 579.3 del Código penal en el ámbito de los “delitos de

terrorismo” de la sección segunda del Capítulo V, del Título XXII del Código

Penal, rubricado de los “Delitos contra el Orden Público”. Este artículo 579.3

del Código penal dispone lo siguiente: :“En los delitos previstos en esta

sección, los Jueces y Tribunales, razonándolo en sentencia, podrán imponer la

pena inferior en uno o dos grados a la señalada por la Ley para el delito de que

se trate, cuando el sujeto haya abandonado voluntariamente sus actividades

delictivas y se presente a las autoridades confesando los hechos en que haya

participado y además colabore activamente con éstas para impedir la

producción del delito o coadyuve eficazmente a la obtención de pruebas

decisivas para la identificación o captura de otros responsables o para impedir

la actuación o el desarrollo de bandas armadas, organizaciones o grupos

terroristas a los que haya pertenecido o con los que haya colaborado”.

Con la específica aprobación de este artículo 376 del Código Penal se amplía

al ámbito de la criminalidad organizada en torno a la droga una situación que,

con la vigencia del artículo 57bis.b) del Código Penal Texto refundido de 1973,

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tras la reforma operada por Ley Orgánica 3/1988, de 25 de mayo, se preveía

exclusivamente para los delitos de terrorismo. No obstante, éste precedente

premial inmediato sí determinaba expresamente la naturaleza jurídica de la

institución, al indicar que se trataba de “circunstancias cualificadas para la

graduación individual de las penas”. Esa naturaleza jurídica, sin embargo, no

resulta tan meridianamente clara en la fórmula utilizada en los artículos 376 y

579.3 del Código penal vigente.

Curiosamente, tanto el legislador de 1995 como con posterioridad en las

distintas reformas parciales del Código penal relacionadas con distintos tipos

de delincuencia organizada, así como la Reforma del Código penal de

noviembre de 2003, han limitado esta figura, presuntamente premial, al ámbito

de los delitos relacionados con el tráfico de drogas y al terrorismo. Incluso en

ambos casos se limitan sus posibles efectos atenuatorios a los delitos de los

artículos 368 a 372, en el caso del artículo 376 del Código penal, o a los

previstos en los artículos 571 a 578, sin abarcar las posibles actividades de

blanqueo de capitales obtenidos mediante estas actividades delictivas, aún

realizadas en el seno de la propia organización delictiva. Así, sorprende la no

previsión de esta cláusula utilitarista en otras figuras delictivas claramente

identificadas con la grupos organizados de delincuencia como, por ejemplo, los

siguientes: a. el propio blanqueo de capitales procedentes de origen ilícito por

una organización dedicada a ello, del artículo 302 del Código penal; b. en

relación a los delitos relativos a la prostitución y de corrupción de menores

mediante organizaciones delictivas, de los artículos 187 a 189 del Código

penal; c. Los delitos contra los derechos de los trabajadores de los artículos

311 a 318 del Código penal, o –más concretamente– el tráfico ilegal de

personas del artículo 318 bis del Código penal, con una marcada estructura

criminológica propia de la delincuencia organizada; d. otros delitos, realizados

en una estructura plurisubjetiva y permanente dedicada al tráfico de especies

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DELITOS CONTRA LA SEGURIDAD INTERNA

de flora (artículo 332 del Código penal) o fauna (artículos 334 del Código penal)

especialmente protegidas; e. respecto al delito de falsificación de moneda del

artículo 386 del Código penal; f. o en relación a los delitos relativos al tráfico de

armas, municiones o explosivos de los artículos 563 y siguientes del Código

penal; g.igualmente podría citarse el caso de las organizaciones dedicadas a

actividades tipificadas como delitos de contrabando.

Especialmente llamativa es la no previsión de esta cláusula utilitarista en la

desarticulación de organizaciones dedicadas de modo estructurado y

permanente a la ejecución de conductas tipificadas como delitos relativos al

tráfico ilícito de personas, bien con el objetivo de lucrarse favoreciendo

fenómenos migratorios clandestinos, bien para su explotación sexual. La

gravedad de estas prácticas fraudulentas en los movimientos migratorios ha

ocasionado incluso, a nivel internacional, la elaboración de un protocolo

independiente que complementa la Convención de Naciones Unidas contra la

delincuencia organizada transnacional, hecho en Nueva York el 15 de

noviembre de 2000, o –a nivel nacional– a la aprobación de la Ley Orgánica

4/2000, de 11 de Enero, sobre derechos y libertades de los extranjeros en

España y su integración social, con la redundancia de incluir en el artículo 515

del Código penal un apartado sexto, considerando expresamente asociación

ilícita punible “la que promueva el tráfico ilegal de personas” (para ser

suprimido poco después).

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CONCLUSIONES

El Código Penal Militar Policial establece el tipo de sanción que corresponde


aplicar según las características y la gravedad del delito cometido. Las penas
pueden ser: multa, limitación de derechos, privación de libertad y pena de
muerte solamente para el caso de traición a la patria en caso de conflicto
armado internacional.

El juzgamiento a los militares y policías que infringen el Código Penal Militar


Policial se lleva a cabo en los Juzgados Penales Militares Policiales, los
Tribunales Superiores Militares Policiales y el Tribunal Supremo Militar Policial.

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BIBLIOGRAFIA

- Legislacion del Fuero Militar. Biblioteca Juridica. Fuero Militar Policial

- http://www.fmp.gob.pe/FMP/Html/2013-05-

15/el_delito_de_funcion_militar_policial.html

- http://libros-revistas-derecho.vlex.es/vid/atenuacion-posteriores-

criminalidad-organizada-246254

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