Romanos 1.1-7
Romanos 1.1-7
Estudio:
5 gracia el favor inmerecido de Dios que ¿a quién se está Se está refiriendo a sí Jesús aparece hablándole a Pablo en
otorga salvación, Pablo que él es un refiriendo pablo? mismo y no a otros relación con la inolvidable visión que
hombre salvado por la gracia también. este último recibió cuando era un
por ejemplo: Hch. 9:1–9 incansable perseguidor de Cristianos
en camino a Damasco.
5 obediencia de Sumisión total a Cristo como su ¿Cuál es la Tal obediencia está basada Esto significa que no sólo es cierto que
fe propósito. diferencia entre en la fe y surge de la fe. En Pablo recibió su apostolado de, o a
Obediencia y fe? realidad, la fe y la través de, Cristo, sino que también es
obediencia están unidas tan un hecho que lo recibió para que por
estrechamente que se las medio del mismo él pudiese proclamar
podría comparar con el nombre de Cristo y promover su
gemelos idénticos. Cuando causa. Si no también a todos los
se ve a uno, se ve al otro. llamados a la fe.
Una persona no puede El propósito por el cual Pablo fue
tener una fe genuina sin designado era el de suscitar obediencia
tener obediencia, ni de fe, no solo el si no todos los
viceversa. creyentes.
6 llamados a ser invitada a abrazar a Jesucristo como ¿A quiénes invita a A los hermanos en Roma “los llamados de Jesucristo”, él quiere
de Jesucristo Señor y Salvador ser parte de decir “aquellos que en virtud de haber
Jesucristo? sido eficazmente llamados pertenecen
a Jesucristo, son su pueblo”. Ellos son
aun ahora su exclusiva propiedad,
habiendo sido entregados a él por el
Padre.
7 Gracia y paz La gracia, como se usa aquí, es el ¿Qué tipo de paz es Lo que Cristo, hizo por La gracia trae paz. Esta última es tanto
favor inmerecido. la que ve aquí? medio de su sacrificio un estado, el de reconciliación con
Paz es estar reconciliado con Dios expiatorio. Dios, como una condición, la
convicción interna de que todo está
bien. La paz es la gran bendición que
Cristo, por medio de su sacrificio
expiatorio, otorga a la iglesia.
Observaciones:
Cabe resaltar que pablo antes de ser llamado a ser un predicador a los gentiles, fue un perseguidor de los cristianos.
Conclusión
1. Pablo se presenta quien es él y quien le está enviando y con qué autoridad se está dirigiendo a los de roma.
2.
Aplicación
1. Pablo al hacer parte de la fe a los de la iglesia de Roma, no solo a ellos sino también a todos los que creen en cristo en todas los tiempos, incluso hoy
en dia.
2.
INTERPRETACION:
ESCLAVO
Dios
Dios llamado a ser apóstol
1 Pablo, siervo de Jesucristo,
JUDIOS
para la obediencia a la fe en todas las naciones por amor de su nombre;
GENTILES
llamados a ser de Jesucristo GRIEGOS
6 entre los cuales estáis también vosotros, amados de Dios 7 a todos los que estáis en Roma
1:1–7
1. Pablo, un siervo de Cristo Jesús, un apóstol llamado, apartado para el evangelio de Dios.
Tal como en la epístola a Tito, Pablo se presenta aquí en Romanos como un doulos—esclavo. Con una absoluta sumisión a su amo y su total dependencia de él,
como también el derecho de propiedad del amo y su autoridad sin restricción sobre el esclavo.
Pablo era un “hebreo de hebreos” (Fil. 3:5), cuando se llama a sí mismo un doulos de Cristo Jesús, él quizá esté pensando en pasajes en que se llaman a Abraham
(Gn. 26:24), a Moisés (Nm. 12:7), a Josué (Jos.24:29), a David (2 S. 7:5), a Isaías (Is. 20:3), etc., siervos de Jehová.
Pablo se presenta como siervo de Cristo Jesús. “Jehová es salvación”, (ungido). De este Cristo Jesús Pablo es siervo, completamente rendido a su Amo.
Este siervo es, al mismo tiempo, “un apóstol llamado”. apóstol ( apostolos, que significa enviar, comisionar, despachar) un embajador, un enviado, un mensajero.
representa a su Enviador y trae el mensaje de salvación. Según este uso, Bernabé, Epafrodito, Apolos, Silvano y Timoteo son todos
llamados “apóstoles” (Hch. 14:14; 1 Co. 4:6, 9; Fil. 2:25; 1 Ts. 2:6; cf. 1:1 y 1 Co. 15:7).Todos ellos representan la causa de Dios, aunque al hacerlo puedan también
representar a ciertas iglesias en especial, cuyos “apóstoles” son ( 2 Co. 8:23). Así Pablo y Bernabé representan a la iglesia de Antioquía (Hch. 13:1–2) y Epafrodito es
el “apóstol” de Filipos (Fil. 2:25).
Pero para determinar el significado del término apóstol aquí en Ro. 1:1 se refiere a los Doce y Pablo.Su apostolado era de igual carácter que
el de los Doce. De allí que hablamos de “los Doce y Pablo”. Pablo hace notar con énfasis que el Salvador resucitado
se le había aparecido a él tan ciertamente como se le había aparecido a Cefas (1 Co. 15:5, 8). Ese mismo Salvador
le había asignado una misión tan amplia y universal que de allí en adelante su vida entera estaría consagrada
el Espíritu Santo había designado a Pablo como verdadero sustituto de Judas .en Hch. 1:8 y Gá. 2:7–9. los Doce, al reconocieron que Pablo había sido llamado a
desarrollar su ministerio entre los gentiles.
En primer lugar, los apóstoles han sido elegidos, llamados y enviados por Cristo mismo. Han recibido su mandato directamente de él (Jn. 6:70; 13:18; 15:16, 19; Gá.
1:6).
Segundo, Jesús los ha capacitado para su misión y ellos han sido testigos oculares y orales de sus palabras y hechos; más específicamente, ellos son los testigos de
su resurrección (Hch. 1:8; 21, 22; 1 Co. 9:1; 15:8; Gá. 1:12; Ef. 3:2–8; 1 Jn. 1:1–3). Nota: aunque Hch. 1:21, 22, no se aplica a Pablo, los otros pasajes sí. ¡Pablo
también había visto al Señor!.
Tercero, ellos han sido dotados en medida especial con el Espíritu Santo, y es ese mismo Espíritu, quien los guía a toda la verdad (Mt. 10:20; Jn. 14:26; 15:26; 16:7–
14; 20:22; 1 Co. 2:10–13; 7:40; 1 Ts. 4:8).
Cuarto, Dios bendice su obra, confirmando su valor por medio de señales y milagros y dándoles mucho fruto a sus labores (Mt. 10:1, 8; Hch. 2:43; 3:2; 5:12–16; Ro.
15:18, 19; 1 Co. 9:2; 2 Co. 12:12. Gá. 2:8).
Quinto, su oficio no está limitado a una iglesia local ni cubre tampoco sólo un breve lapso; por el contrario, es para toda la iglesia y de por vida (Hch. 26:16–18); 2 Ti.
4:7, 8).
Como apóstol llamado, Pablo había sido “apartado para el evangelio de Dios”. Desde el principio él había sido designado por Dios para la proclamación del
evangelio. Gá. 1:15: “agradó a Dios, quien me apartó desde el vientre de mi madre y me llamó por su gracia, revelar a su Hijo en mí, para que yo predicara su
evangelio entre los gentiles …”
Pablo habla del “evangelio de Dios”. un mensaje de buenas nuevas. el sustantivo evangelio y su respectivo verbo, proclamar un evangelio, traer buenas noticias, son
usados en el Antiguo Testamento. Sal. 40:9; 96:2; Is. 40:9; 52:7; 61:1 y Nah. 1:15.
Aquí en Ro. 1 el término “evangelio de Dios” (v. 1) tiene dos modificadores, uno en el v. 2, el otro en el v. 3s.
v/2.… que él prometió de antemano por medio de sus profetas en (las) Sagradas Escrituras …
Este pasaje es, por cierto, muy importante. Nos muestra como Pablo, inspirado por el Espíritu Santo, quiere que consideremos al Antiguo Testamento. El ve
claramente que el antiguo y el nuevo testamento van juntas. El considera (a) el Antiguo Testamento y (b) las buenas nuevas de salvación, tal como son proclamadas
por Jesús y sus mensajeros, como una unidad. Hablando en términos generales, podemos decir que el Antiguo Testamento contiene las promesas; el Nuevo
Testamento muestra cómo estas promesas habían sido, estaban siendo, e iban a ser cumplidas.
Cuando Pablo dice “sus profetas” él se refiere no sólo, desde luego, a hombres tales como Isaías, Jeremías,
etc., sino también a Moisés, Samuel, David, etc. El Nuevo en el Antiguo escondido, El Antiguo por el Nuevo revelado.
v/3, 4 … acerca de su Hijo, quien según la carne nació del linaje de David, pero por virtud del (o: según el)
Espíritu de Santidad fue, por medio de la resurrección de entre los muertos, constituido Hijo de Dios investido
Esto sucedía en cumplimiento de la promesa frecuentemente repetida. Véase 2 S. 7:12, 13, 16; Sal. 89:3, 4,19, 24; 132:17; Is. 11:1–5, 10; Jer. 23:5, 6; 30:9; 33:14–
16; Ez. 34:23, 24; 37:24; Mt. 1:1; Lc. 1:27, 32, 33, 69;
3:23–31; Jn. 7:42; Hch. 2:30; 2 Ti. 2:8; Ap. 5:5; 22:16. De no haber sido él descendiente de David, no podría haber sido el Mesías, ya que la profecía respecto a él
debe cumplirse.
Su estado de humillación, sin embargo, no podía durar para siempre. Como recompensa por su buena voluntad de soportarla, el fue, por virtud del Espíritu de
santidad, designado para ser Hijo de Dios “en poder”, o “investido de poder”.
Significa que el poder, majestad y gloria de su exaltado oficio comenzaba ahora a resplandecer con todo su incrementado brillo.
“Por cierto, el Espíritu de santidad ya moraba en Cristo antes de su resurrección; de hecho, desde el momento
mismo de su concepción, ya que él fue concebido del Espíritu Santo (Lc. 1:35), fue lleno del Espíritu Santo (Lc.
4:1), le recibió sin medida (Jn. 3:34) … Pero esta gloria que Cristo poseía internamente no podía revelarse exteriormente.
El era carne, y debido a la debilidad de la carne él fue matado en la cruz (2 Co. 13:4). Pero en la muerte
él puso de lado esta debilidad y cortó toda conexión con el pecado y la muerte. Dios, quien por amor a nosotros
entregó a la muerte a su propio Hijo, también lo resucitó de entre los muertos, y lo hizo a través de su Espíritu,
quien, como Espíritu de santidad, mora en Cristo y en todos los creyentes (Ro. 8:11). El lo resucitó para que de ese
Pablo concluye este sumario de nombres de Aquel que es corazón y centro del “evangelio de Dios” (v. 1) añadiendo:
“Jesucristo nuestro Señor”. Este muy significativo título demuestra lo que Aquel a quien se describe significa
para el apóstol: en realidad, para la iglesia en general y para la de Roma en particular. “De Dios Hijo”
(vv. 3, 4a) “… nuestro Señor” (v. 4b). Obsérvese también la combinación del nombre personal, Jesus = Salvador,
con el nombre oficial Cristo = el Ungido. La adoración: Señor (Dueño, Gobernante, Proveedor) .
5.… “por medio de quien y por cuya causa recibimos gracia y apostolado”. Pablo estaría diciendo que él había recibido dos cosas:
(a) gracia; es decir, el favor inmerecido de Dios que otorga salvación, Pablo que él es un hombre salvado por la gracia..
Cuando Pablo dice: “Recibimos”, lo más probable es que él esté usando el plural literario. De ser así, él se está refiriendo a sí mismo y no a otros también.
por ejemplo: Hch. 9:1–9 (nótese especialmente el versículo 15); 18:9,10; 22:6–21; 26:12–18; Ro. 15:15, 16. Entre todos estos hay dos que merecen una mención
más que pasajera:
En el primero, Jesús aparece hablándole a Pablo en relación con la inolvidable visión que este último recibió cuando era un incansable perseguidor en camino a
Damasco. En respuesta a la pregunta de Pablo “¿Quién eres, Señor?”, el Señor contestó: “Soy Jesús, a quien tú persigues. Pero levántate y ponte en pie, porque
para esto me he aparecido a ti, para ponerte (para que seas) ministro y testigo de las cosas que has visto, y de aquellas que te mostraré,librándote de tu propio
pueblo y de los gentiles, a quienes te envío, para abrir sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz y del dominio de Satanás a Dios; para que reciban por
la fe que es en mí perdón de los pecados y herencia entre los santificados” (Hch. 26:15b–18).
En el segundo, que describe lo que sucedió poco después, cuando Pablo estaba orando en el templo, se dice que él cayó en trance y oyó que el Señor le decía; “Vé,
porque te enviaré lejos a los gentiles” (Hch. 22:21).
En ambos pasajes se describe al apóstol como un hombre que recibió su misión apostólica de Jesucristo Gá. 1:1.
“por medio de quien y por cuya causa”. Esto significa que no sólo es cierto que Pablo recibió su apostolado de, o a través de, Cristo, sino que también es un hecho
que lo recibió para que por medio del mismo él pudiese proclamar el nombre de Cristo y promover su causa.
El propósito por el cual Pablo fue designado era el de suscitar obediencia de fe. Tal obediencia está basada en
la fe y surge de la fe. En realidad, la fe y la obediencia están unidas tan estrechamente que se las podría comparar
con gemelos idénticos. Cuando se ve a uno, se ve al otro. Una persona no puede tener una fe genuina sin tener
obediencia, ni viceversa.
Una notable ilustración de este hecho es ofrecida por el apóstol mismo en dos pasajes sinónimos, en los
que el primero tiene que ver con la fe, y el segundo con la obediencia:
Ro. 1:8, “… Doy gracias a mi Dios por medio de Cristo Jesús por todos vosotros, porque se habla de vuestra fe
Ro. 16:19, “Porque el informe de vuestra obediencia ha llegado a todos”. Es por medio de la obediencia de fe
Después que Pablo ha escrito “… para suscitar obediencia de fe entre todos los gentiles”, el continúa, diciendo:
Es evidente que Pablo, quién en los vv. 1–5 ha estado hablando no sólo de sí mismo y de su oficio apostólico
sino también del evangelio cristocéntrico, se vuelve ahora específicamente a los a quienes se está dirigiendo. Por
cierto, nunca han estado ausentes de su mente. Pero ahora él los menciona como quienes estaban definitivamente
Hablando en términos generales, el apóstol se goza en poder afirmar que la iglesia de Roma no sólo había sido
invitada a abrazar a Jesucristo como Señor y Salvador, sino que por la gracia soberana de Dios también había respondido favorablemente a la invitación. Pablo está
hablando entonces de lo que muchas veces ha sido denominado “el llamado eficaz” (Ro. 8:28, 30; 9:24; 1 Co. 1:9, 24, 26, etc.)
“entre los cuales vosotros también estáis”) ésta, a saber, que los a quienes Pablo se dirige aquí eran mayormente
gentiles “los llamados de Jesucristo”, él quiere decir “aquellos que en virtud de haber sido eficazmente llamados pertenecen a Jesucristo, son su pueblo”. Ellos son
aun ahora su exclusiva propiedad, habiendo sido entregados a él por el Padre. Jn. 10:27, 28: Cf. Jn. 17:6, 9, 24; Tit. 2:14; 1 P. 2:9.
7.… a todos los que están en Roma que son amados de Dios, santos en virtud de haber sido llamados: …
Por medio de la frase: “a todos los que están en Roma que son amados de Dios” Pablo continúa lo que
había comenzado en el v. 6, a saber, describir a los a quienes se dirige. Ahora incluye en su descripción el nombre
Esta es la forma de saludo que hallamos en la mayoría de las epístolas de Pablo. En Colosenses y en 1 Tesalonicenses
hay una abreviación; en 1 y 2 Timoteo hay una ampliación, al haberse insertado la palabra “misericordia”
entre “gracia” y “paz”. En Tito las palabras “nuestro Salvador” han sido sustituidas por “nuestro Señor”.
Lo que vemos aquí en Romanos, etc., es que la forma griega de saludar ha sido combinada con la forma judía.
El griego dice ¡Chaire! = “¡Gozo a vosotros!” El judío dice ¡Shalom! = “¡Paz!” Pero no sólo se han unido estos
dos saludos por Pablo sino que se han transformado al mismo tiempo en un saludo peculiarmente cristiano. En
relación con esto vale la pena notar que chaire ha sido cambiada a charis = gracia.
La gracia, como se usa aquí, es el favor inmerecido y espontaneo de Dios en acción, la benevolencia libremente
otorgada en función, brindando salvación a pecadores cargados de culpa que buscan refugio en él. Es
algo así como el arco iris que rodea el trono mismo y del cual salen relámpagos, estruendos y truenos (Ap. 4:3, 5).
Pensamos en el Juez que no sólo remite el castigo sino que también cancela la culpa del ofensor y luego lo adopta
como hijo.
La gracia trae paz. Esta última es tanto un estado, el de reconciliación con Dios, como una condición, la convicción
interna de que todo está bien. La paz es la gran bendición que Cristo, por medio de su sacrificio expiatorio,
otorga a la iglesia (Jn. 14:27), y ella sobrepasa todo entendimiento (Fil. 4:7). No es el reflejo de un cielo sin nubes
en las tranquilas aguas de un pintoresco lago, sino más bien la hendidura en la roca en la cual el Señor esconde a
sus hijos cuando truena la tormenta (piénse en el tema de la profecía de Sofonías); o, para cambiar la figura un
poco, pero reteniendo el pensamiento central, es el lugar de refugio bajo las alas donde la gallina reune a sus polluelos,
de modo tal que los mismos están seguros mientras que la tormenta se desata con toda su furia sobre ella.
Ahora bien, esta gracia y paz tiene su origen en Dios nuestro (¡preciosa palabra que nos permite apropiar y
vernos incluidos!) Padre, y que ha sido merecida a favor de los creyentes por aquel que es el gran Amo-Dueño-
Conquistador (“Señor”), Salvador (“Jesús”), y Profeta-Sacerdote-Rey (“Cristo”), y quien, debido a su triple unción
“puede salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios” (Heb. 7:25).