Salud Integral Lacteos 2020

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 15

Pequeño resumen de los riesgos para la salud de los productos lácteos

Con una indicación de los 80 estudios existentes sobre la base de las


recomendaciones de la American Medical Comisión PCRM.

Muchas personas consumen grandes cantidades de productos lácteos y los


gobiernos de muchos países están promoviendo el consumo de leche, sin
embargo, a pesar de toda la evidencia científica que desafia los supuestos
beneficios de la leche no sólo por ser cuestionados, sino también porque fueron
demostrados importantes riesgos para la salud, provenientes del consumo de
leche y de productos lácteos.

La osteoporosis y la leche

El principal argumento para la venta de leche es la obtención de calcio y el


desarrollo de huesos fuertes en los niños y la prevención de la osteoporosis en
las personas mayores. Sin embargo, la investigación clínica nos demuestra que
los productos lácteos no tienen ningún efecto en los huesos. Una revisión
publicada en 2005 en la revista médica "Pediatrics", demostró que el consumo
de leche no mejora la estructura de los huesos en los niños. (1) la Harvard
Nurses 'Health Study (2) con un estudio a más de 72.000 mujeres que
comprendían una franja de edad a partir de los 18 años, demostró también
que un mayor consumo de leche no poseía ningún efecto protector, ante el
riesgo de fractura.

Un estudio que se publicó en "Archives of Pediatrics & Adolescent Medicine" y


que analizó la dieta, la actividad física y las fracturas por estrés durante siete
años en las niñas adolescentes, demostró que las niñas que consumieron la
mayor cantidad de productos lácteos y calcio, no gozaban de ninguna
protección adicional para los huesos. Por lo contrario, entre las niñas
físicamente activas las que recibieron la mayor cantidad de calcio
(principalmente de productos lácteos) tenían más del doble de riesgo de
fracturas por estrés. (3) Mientras que el calcio es muy importante para la salud
ósea, los estudios demuestran que una toma continua de unos 600 miligramos
al día - es decir, cantidad que se puede llegar a consumir fácilmente y sin
productos lácteos o suplementos de calcio -. no mejoran la estructura del
hueso. (2)

En los estudios con niños y adultos se ha demostrado que el ejercicio físico


tiene un gran efecto sobre la densidad ósea. (4-6)

Usted puede reducir el riesgo de osteoporosis al reducir el sodio en su dieta


(7), al aumentar el consumo de frutas y verduras (7, 8), al hacer deporte (5,
9) y al asegurar una ingesta adecuada de calcio proveniente de verdudas (por
ejemplo, col rizada, brócoli y otras hortalizas y legumbres de hoja verde).
Puede también utilizar productos enriquecidos con calcio, como los cereales y
bebidas.
Los países, en los que se consumen grandes cantidades de leche y productos
lácteos, poseen los índices más altos de osteoporosis, mientras que los países
que consumen cantidades moderadas de los mismos, presentan las tasas más
bajas de la enfermedad. (52)

Altas y prolongadas dósis de calcio pueden alterar el mecanismo de regulación


y asimilación natural del organismo, esto quiere decir que el cuerpo va
perdiendo la capacidad óptima natural de absorción de calcio y llega a no
reconocer cuándo debería absorverlo y cuánto sería necesario para los huesos.
¿Por qué las fracturas de cadera son más comunes en poblaciones en las que
los productos lácteos son comúnmente consumidos y el consumo de calcio es
relativamente alto? (53)

En el British Medical Journal, han sido publicados interesantes resultados sobre


la relación entre la ingesta de calcio y el riesgo de fracturas. Este estudio a
largo plazo que se hizo a más de 60.000 mujeres en Suecia tras la ingesta de
calcio de estas mujeres y la relación con las fracturas de sus huesos durante
19 años (1987-2006). Pudo demostrarse lo siguiente: las mujeres con el
consumo más bajo de calcio tenían, como se esperaba, la mayoría de las
fracturas. Las mujeres con un consumo medio de calcio de aproximadamente
750 mg de calcio diario, tenían una tasa mucho menor de fractura. Las
mujeres con el mayor consumo de calcio no sólo no se lograba reducir la tasa
de fracturas, sino también que contaban con la mayor tasa de fracturas de
cadera. (54)

Un estudio realizado a hombres y mujeres de edad avanzada en Australia


demostró que un mayor consumo de productos lácteos se asociaba con un
mayor riesgo de fractura. Las personas con el mayor consumo de productos
lácteos tenían un doble de riesgo de fractura de cadera en comparación con
aquellos con el menor consumo. (55)

La leche, la grasa y la enfermedad cardiovascular

Los productos lácteos como el queso, el helado, la leche, la mantequilla y el


yogur contienen cantidades significativas de colesterol y son la principal fuente
de grasa saturada en la dieta. (10) Una dieta alta en grasas y ácidos grasos
saturados, aumenta el riesgo de enfermedades del corazón y otros graves
problemas de salud. En dos estudios se ha demostrado que la presión arterial
alta, uno de los factores de riesgo desencadenante para la enfermedad
cardíaca, se redujo significativamente en los pacientes que habían evitado
estrictamente, alimentos de origen animal. (11, 12) Una dieta vegetariana
vegana, baja en grasas y sin productos lácteos en combinación con bastante
movimiento físico, sin cigarrillos y con un índice razonable de estrés, no sólo
puede prevenir enfermedades del corazón, sino que también puede revertirlas.
(13, 14) Productos lácteos sin grasa están disponibles en el mercado y pueden
ser adquiridos, sin embargo, se asocian con otros importantes riesgos
significativos para la salud.

Finlandia es uno de los países con el más alto consumo de leche y de


productos lácteos (252 kg / habitante en el 2000) y posée la tasa más alta de
mortalidad por infarto del mundo. Grecia (incluso con un menor consumo de
leche que en España) posée la tasa más baja de mortalidad por infarto. (56)

El cáncer y la leche

El cáncer de próstata y el cáncer de mama están asociados con el consumo de


productos lácteos, que presumiblemente es debido al aumento de una
hormona, que es "factor de crecimiento, similar a la insulina" se llama (IGF-I).
(15) de IGF-I está contenida en la leche de vaca. Se detecta, en niveles
elevados, en la sangre de las personas que consumen regularmente productos
lácteos. (16, 17) En la leche de vaca existen también otras sustancias que
aumentan los niveles de IGF-I.

Estudios de los controles de casos en diferentes grupos étnicos, determinaron


una vinculación fuerte y consistente entre las concentraciones séricas de IGF-I
y el riesgo de cáncer de próstata detectado. (18) Un estudio demostró que los
hombres que tenían los niveles más altos de IGF-I, poseían el doble de riesgo
de cáncer de próstata, en comparación con los que tenían los valores más
bajos. (19) Otros estudios han demostrado que se incrementa el riesgo de
cáncer de próstata con el consumo de leche baja en grasa, lo que sugiere que
el exceso de calcio de la leche, podría representar una amenaza potencial para
la salud de la próstata (18).

Aproximadamente el 65% de los estrógenos que se incluyen en la dieta


proviene de los productos lácteos. Los estrógenos (y sus metabolitos) son un
factor de riesgo para el cáncer de mama, de ovario y de próstata, ya que
poseen la capacidad de influenciar el crecimiento celular. (20) Un estudio que
demostró que el consumo de leche aumenta el riesgo de cáncer de mama
detectó 15 diferentes metabolitos de estrógeno en diversos productos lácteos.
Por lo contrario, no se encontraron cantidades significativas de metabolitos de
estrógenos en la leche de soja. (20) Reducir alimentos que contienen grasas es
muy importante en la dieta, con el fin de reducir el riesgo de cáncer de mama.
Y los productos lácteos son la principal fuente de grasas saturadas en la
alimentación.

El cáncer de ovario está probablemente relacionado con el consumo de


productos lácteos. La lactosa se convierte en azúcar galactosa en el cuerpo.
Resultados de la investigación sugieren que el azúcar galactosa de la leche
puede ser tóxica para las células del ovario. (21) En un estudio realizado en
Suecia, el consumo de lactosa y los productos lácteos, se asocian con el cáncer
de ovario (22). En un estudio realizado en Dinamarca, el país con una de las
tasas más altas de cáncer de ovario en el mundo, se pudo demostrar que las
mujeres que consumían más de dos porciones de leche al día, tenían casi el
doble de riesgo de cáncer de ovario, comparándolas con las mujeres que
recibieron menos de la mitad de una porción por día (23). Las cifras de la OMS
sobre la incidencia de cáncer de mama en todo el mundo son paralelas a los
niveles de consumo de leche, esto significa: "Los países de la Leche"
occidentales que ostentan el mayor consumo de productos lácteos mantienen
las tasas más altas de cáncer de mama. (57)

Después de la Segunda Guerra Mundial, la incidencia de cáncer de mama en


Japón aumentó en paralelo con el consumo de leche y de productos lácteos.
(58)

Científicos de la Universidad de Melbourne examinaron la asociación entre el


consumo de productos de origen animal y la concentración de hormonas en
sangre. Las mujeres con el mayor consumo de productos lácteos tenían
concentraciones de estradiol en un 15% más altos. El estudio muestra que un
mayor consumo de carne y productos lácteos aumenta la concentración de las
hormonas esteroides. Las hormonas esteroides están estrechamente
relacionadas, por ejemplo, con el riesgo de cáncer de mama y cáncer de
próstata. (59)

Un número de estudios apuntan a la relación entre el cáncer de próstata, la


leche y calcio. (60, 61, 62)

Un estudio sobre el riesgo de cáncer por el consumo de leche y productos


lácteos demostró, que en los niños que habían consumido leche y productos
lácteos en edad adulta, el índice de cáncer de intestino aumentó en casi tres
veces, independientemente si habían sido consumidores de carnes, frutas,
verduras e independientemente también, de los indicadores socio-económicos.
(63)

Intolerancia a la lactosa

Intolerancia a la lactosa es a menudo un hecho en diferentes pueblos y afecta


a cerca del 95% de los estadounidenses de origen asiático, de 80 a 100%
nativos americanos, del 60 al 80% de los afroamericanos, del 50 al 80% de los
hispanos, (24) y el 15% de los caucásicos. (25) Síntomas tales como malestar
gastrointestinal, diarrea, distensión abdominal ocurren, porque estas personas
carecen de la enzima lactasa, la cual digiere la lactosa del azúcar de la leche. A
medida que envejecemos, muchos de nosotros perdemos esta capacidad. (26)

Vitamina D
A menudo la leche se bebe para obtener vitamina D, a pesar de que la
vitamina D se puede obtener incluso de otros recursos saludables. La fuente
natural de vitamina D es la luz solar. Una exposición diaria de 15 minutos al sol
en los brazos y las piernas o las manos, la cara y los brazos es suficiente para
satisfacer las necesidades del cuerpo de vitamina D, dependiendo del color de
piel de la persona. (27) La piel más oscura requiere una exposición más larga
al sol para producir cantidades adecuadas de vitamina D. Productos
enriquecidos como los cereales, granos, pan, zumo de naranja y leches
vegetales son alimentos saludables y contienen vitamina D. Muchos
preparados multivitamínicos comunes contienen vitamina D.

La contaminación en la leche

La leche contiene una serie de impurezas, que van desde pesticidas hasta
ciertos medicamentos. La leche contiene, naturalmente, hormonas y factores
de crecimiento que se producen en el cuerpo de la vaca. Además, en algunos
países, hormonas sintéticas adicionales, tales como la hormona recombinante
del crecimiento bovino (rBGH) que se inyecta a las vacas lecheras para
aumentar la producción de leche. Las llamadas vacas turbo (28) de hoy,
animales criados con un sistema atormentante, para producir cantidades de
leche excesivas, que nunca podrían ser obtenidas de una vaca en forma
natural. El resultado de este proceso suele ser una mastitis muy dolorosa o
inflamación de las glándulas mamarias con su correspondiente infección. De
esta manera, la leche puede llevar el pus como agregado. Los tratamientos de
esta enfermedad requieren el uso de antibióticos. Por lo tanto, no es
sorprendente que se encuentren trazas de antibióticos en muestras de leche y
otros productos lácteos. Los pesticidas, bifenilos policlorados (PCB) y las
dioxinas son otros ejemplos de impurezas en la leche. Estas toxinas no pueden
ser eliminadas facilmente por el cuerpo, por lo que con el tiempo se produce
una acumulación de altas concentraciones que afectan a los sistemas
inmunológico y reproductivo. También puede verse afectado el sistema
nervioso central. Además, también se consideran los PCB y las dioxinas,
elementos cancerígenos, es decir, sustancias que causan cáncer. (29) Esto
sucede especialmente cuando la mayor parte de la dieta se basa en el
consumo de proteína animal, uno de los factores más importantes que
promueve el desarollo de cáncer.

Esto sucede especialmente cuando una gran parte de proteína animal se


suministra como alimento. La proteína animal está considerada como uno de
los factores dominantes en las causas del desarrollo de cáncer. (64)

En Francia, para evaluar la absorción de toxinas, como las dioxinas, los furanos
y los PCB similares a las dioxinas, resultados de análisis de muestras de
alimentos, fueron comparados con los datos de la encuesta nacional de
consumo de alimentos. En la prueba de la toxina del consumo de pescado, se
encontró un porcentaje de 48%, seguido por los productos lácteos de un 34%.
(65)
Una investigación hecha a gran escala sobre la leche, dio como resultado, para
cualquier tipo de leche, la detección de 20 productos químicos sintéticos fijos.
Los químicos que se encuentran son antibióticos, medicamentos
antiinflamatorios no esteroideos, analgésicos, antiepilépticos, conservantes,
medicamentos hipolipemiantes, betabloqueantes y hormonas sexuales
sintéticas. Se encontraron un total de 20 sustancias farmacológicamente
activas. (66)

Según un estudio de la Oficina Federal Suiza de Salud Pública (BAG) 92% de


todas las toxinas se encuentran en los alimentos (dioxinas y PCB) de los
productos animales. El único, mayor proveedor de toxinas es la leche, con un
47%! (67)

Las proteínas de la leche y la Diabetes

El tipo diabetes I insulinodependiente (con aparición en la niñez) se asocia con


el consumo de productos lácteos. (30) En un estudio realizado en Finlandia en
el año 2001 a 3000 niños, los que presentaban un mayor riesgo genético de
desarrollar diabetes, se demostró, que la alimentación temprana con la leche
de vaca conduce a un aumento de la susceptibilidad a la diabetes de tipo I en
los niños (31).

El consumo de leche de vaca en la infancia y en la primera infancia aumenta el


riesgo de diabetes tipo I significativamente. (68, 69)

Varios estudios también muestran la relación entre el alto consumo de


productos lácteos y la diabetes en edad adulta (diabetes tipo II). (70, 71)

Los productos lácteos de leche entera y la carne promueven diabetes. La


Universidad de Atenas, examinó en un estudio hecho a 1.514 hombres y 1.528
mujeres, la relación entre los hábitos de comida y la incidencia de diabetes. Se
observó que un mayor consumo de carne y productos lácteos se asocia con
resistencia a la insulina. El consumo de carne provocó tanto el aumento de
glucosa, así también como el aumento de la concentración de insulina en
sangre. (80)

Además y de acuerdo a datos epidemiológicos el consumo de leche aumenta


significativamente el riesgo de diabetes. Finlandia es uno de los países con el
mayor consumo de leche y de productos lácteos en el mundo (252 kg /
habitante en el 2000) y las tasas más altas del mundo de diabetes. España
pertenece en el 2000, a los países con el menor consumo de leche y productos
lácteos (125 kg / habitante en el 2000) y tiene una de las menores tasas de
diabetes. (74)
La leche y la Diabetes relacionada a la Esclerosis Múltiple

Es muy probable la relación entre la diabetes lechera y la esclerosis múltiple


por mecanismos similares del sistema inmunológico. (72,73)

La leche y las preocupaciones de salud en los bebés y niños

La proteína de la leche, la lactosa, la grasa y la grasa saturada en los


productos lácteos causan importantes riesgos en la salud de los niños y
promueven el desarrollo de la obesidad, diabetes y enfermedades del corazón.

En la "La Academia Americana de Pediatría" se recomienda no administrar


leche de vaca a los lactantes menores de 1 año, (32), ya que de una dieta rica
en leche y productos lácteos pudiera provenir una deficiencia de hierro. Los
productos de leche de vaca tienen un muy bajo contenido en hierro. (33) Si
los productos lácteos son predominantes en la dieta, es posible que la cantidad
de hierro que necesita el cuerpo sea deficiente. El cólico es otro problema que
aparece con el consumo de leche. Hasta el 28% de los niños sufren de cólicos
durante los primeros meses de vida. (34) Los pediatras son conscientes de que
la leche de vaca es a menudo la razón. Ahora sabemos que incluso las madres
lactantes causan los cólicos en los bebés cuando consumen leche de vaca. Los
anticuerpos de la leche llegan al torrente sanguíneo de la madre, y luego van a
su leche y finalmente, al bebé. (35, 36) Además, las alergias a los alimentos,
parecen ser, el resultado del consumo de leche de vaca, especialmente en los
niños. (37, 38) La leche de vaca también está asociada con el estreñimiento
crónico en los niños. Los investigadores aseguran que el consumo de leche
conduce a una inflamación en el ano y al consiguiente dolor al ir de cuerpo,
que a su vez actúa bloqueando y provocando estreñimiento en el niño
afectado(39).

En un estudio de las Universidades españolas de Córdoba y Granada sobre la


obesidad en los niños, se ha demostrado que un mayor consumo de
proteínas animales, especialmente en las primeras etapas de la vida,
favorece el desarrollo de obesidad y la resistencia a la insulina. Lo
mismo se aplica a (por ejemplo, dulces, productos de harina blanca) las dietas
pobres en fibra. (75)

Los niños con el mayor consumo de productos lácteos son casi dos veces más
propensos a sufrir sobrepeso en comparación con aquellos que consumen
menos productos lácteos. Esto lo fue demostrado en un nuevo estudio
publicado en la revista Nutrition, basado en los resultados obtenidos de 1764
niños. El estudio demostró que el consumo de cereales y verduras provoca el
efecto contrario a los productos lácteos. Cuantos más granos y hortalizas
consumen los niños, menos probable es el desarrollo de sobrepeso. (76)
Dado que la degeneración de grasa en las personas alcanza proporciones
epidémicas y sobre todo se ven afectados los niños que sus padres no se
preocupan por su alimentación y / o mantienen la idea de que productos
cárnicos y lácteos son sanos y los sostienen como parte importante en su dieta
y el sobrepeso es la base ideal para muchas enfermedades mortales, es
sumamente importante identificar y mencionar los alimentos que conducen a la
obesidad y a las enfermedades graves. En la actualidad hay un gran número
de estudios científicos que identifican a la leche y los productos lácteos como
perjudiciales. Si además se puede visualizar en el sitio web del Ministerio
alemán de Protección al consumidor que el consumo de leche y de productos
lácteos es supuestamente sano, uno debe preguntarse si esto tiene que ver
con un total desconociminto, con una ignorancia monitoreada o con la
promoción y los beneficios de los agronegocios.

El dolor y el consumo de leche


Los dolores, el reuma, la migraña y el consumo de leche

En la artritis reumatoide (AR) y la migraña, es posible reducir el dolor causado


evitando los productos lácteos (y/u otros alimentos causantes de
enfermedades). Uno de los desencadenantes dietéticos más comunes de la
migraña y el dolor de la artritis es el consumo de productos lácteos. Incluso
pequeñas cantidades pueden causar una crisis de dolor.

En edad adulta, entre un 20 y un 50% de los pacientes logran una reducción o


incluso la eliminación de las migrañas cuando evitan consumir unos de los
frecuentes desencadenantes como son los productos lácteos (40, 41).

De acuerdo a los resultados de varios estudios, aproximadamente la mitad de


los pacientes con artritis, podrían beneficiarse de una dieta vegana,
incluyendo a esos pacientes en los que ningún factor desencadenante pudiera
ser encontrado entre sus alimentos. (42-46) Un estudio de evaluación para
determinar la influencia de un dieta vegana,pobre en grasas, efectuado
durante 4 semanas a pacientes de Reuma, pudo demostrar cambios
significativos en los síntomas, mejora en la función, una disminución tanto en
la sensibilidad a la presión como en la hinchazón de las articulaciones, la
reducción de la gravedad de la rigidez matinal y del dolor (47).

El acné y la leche

Estudios sobre el consumo de leche y el acné sugieren que el acné,


probablemente sea causado por las hormonas y las moléculas bioactivas de la
leche de vaca (48-50).

En un estudio retrospectivo hecho a 47 355 mujeres, se pudo comprobar, que


el consumo de leche durante la adolescencia de las participantes, estaba
asociado a su acné, especialmente con el consumo de leche desnatada. (48)
Años más tarde, el mismo grupo de trabajo, llevó a cabo un estudio
prospectivo de 6.094 niñas y pudo determinar que, un aumento en el consumo
de leche daba como resultado un aumento en la incidencia de acné, a pesar de
que no se pudo determinar ninguna conexión con la cantidad de grasa en la
leche. (49) Del mismo modo, los investigadores pudieron establecer una
conexión entre el acné en los adolescentes varones y el consumo de leche
desnatada (50).

De acuerdo con el resultado de varios estudios, existe una relación entre el


consumo de leche y el acné. (79)

La enfermedad de Alzheimer, demencia y la enfermedad de Parkinson

El riesgo de la enfermedad de Parkinson en los hombres se multiplica


significativamente con el consumo de leche diario. (77)

“La leche y los productos lácteos aumentan el riesgo de la enfermedad de


Alzheimer”. Este es el resultado de un estudio de la "Deaf Institute para la
Investigación sobre la Enfermedad de Alzheimer" de la Universidad de
Columbia en Nueva York. La leche alta en grasa y los productos lácteos, como
la mantequilla y el queso, promueven Alzheimer. (78)

La obesidad y las calorías

La obesidad es un factor de riesgo para una serie de enfermedades crónicas.


La sustitución de productos lácteos ricos en calorías por alimentos vegetales
bajos en calorías conlleva el no ingerir demasiadas calorías y el alcanzar o
mantener un peso corporal saludable.

La cola es conocida como una bomba de azúcar y calorías. La cola y la leche


desnatada contienen aproximadamente el mismo número de calorías. La leche
entera contiene aproximadamente el 50% y la leche desnatada con un 2% de
grasa tiene cerca de un tercio más de calorías que la cola. La leche con un
contenido reducido de grasa ocupa el séptimo lugar en la lista de las
principales fuentes de calorías entre los estadounidenses de 2 a 18 años de
edad y la leche entera se la ubica en el doceavo puesto. (51)

La leche y los productos lácteos no sólo son innecesarios en la dieta, sino


también puede ser muy perjudiciales para la salud. La mejor dieta es una dieta
saludable a base de cereales, frutas, verduras, legumbres y alimentos
enriquecidos como cereales y zumos. Estos alimentos ricos en nutrientes
aseguran que usted obtenga fácilmente suficiente calcio, potasio, riboflavina, y
vitamina D sin correr riesgos con su salud.
Referencias

1. Lanou AJ, Berkow SE, Barnard ND. Calcium, dairy products, and bone
health in children and young adults: a reevaluation of the
evidence. Pediatrics. 2005;115:736-743.

2. Feskanich D, Willett WC, Colditz GA. Calcium, vitamin D, milk


consumption, and hip fractures: a prospective study among
postmenopausal women. Am J Clin Nutr. 2003;77:504-511.

3. Sonneville KR, Gordon CM, Kocher MS, Pierce LM, Ramappa A, Field AE.
Vitamin D, Calcium, and Dairy Intakes and Stress Fractures Among
Female Adolescents. Arch Pediatr Adolesc Med. Published ahead of print
March 5, 2012.

4. Lunt M, Masaryk P, Scheidt-Nave C, et al. The Effects of Lifestyle, Dietary


Dairy Intake and Diabetes on Bone Density and Vertebral Deformity
Prevalence: The EVOS Study. Osteoporos Int. 2001;12:688-698.

5. Prince R, Devine A, Dick I, et al. The effects of calcium supplementation


(milk powder or tablets) and exercise on bone mineral density in
postmenopausal women. J Bone Miner Res. 1995;10:1068-1075.

6. Lloyd T, Beck TJ, Lin HM, et al. Modifiable determinants of bone status in
young women. Bone. 2002;30:416-421.

7. Lin P, Ginty F, Appel L, et al. The DASH diet and sodium reduction
improve markers of bone turnover and calcium metabolism in adults. J
Nutr. 2001;133:3130–3136.

8. Tucker KL, Hannan MR, Chen H, Cupples LA, Wilson PWF, Kiel DP.
Potassium, magnesium, and fruit and vegetable intakes are associated
with greater bone mineral density in elderly men and women. Am J Clin
Nutr. 1999;69:727-736.

9. Going S, Lohman T, Houtkooper L, et al. Effects of exercise on bone


mineral density in calcium-replete postmenopausal women with and
without hormone replacement therapy. Osteoporos Int.
2003;14(8):637-643.

10. U.S. Department of Agriculture and U.S. Department of Health and


Human Services. Dietary Guidelines for Americans, 2010. 7th Edition.
Washington, D.C.: U.S. Government Printing Office, December 2010.
Available at: www.cnpp.usda.gov/dietaryguidelines.htm. Accessed
January 31, 2011.
11. Lindahl O, Lindwall L, Spangberg A, et al. A vegan regimen with reduced
medication in the treatment of hypertension. Br J Nutr. 1984;52:11-20.

12. Ernst E, Pietsch L, Matrai A, Eisenberg J. Blood rheology in


vegetarians. Br J Nutr. 1986;56:555-560.

13. Szeto YT, Kwok TC, Benzie IF. Effects of a long-term vegetarian diet on
biomarkers of antioxidants status and cardiovascular disease
risk. Nutrition. 2004;20:863-866.

14. Ornish D, Brown SE, Scherwitz LW, et al. Can lifestyle changes reverse
coronary heart disease? Lancet. 1990;336:129-133.

15. Voskuil DW, Vrieling A, van’t Veer LJ, Kampman E, Rookus MA. The
insulin-like growth factor system in cancer prevention: potential of
dietary intervention strategies. Cancer Epidemiol Biomarkers Prev.
2005;14:195-203.

16. Young NJ, Metcalfe C, Gunnell D, et al. A cross-sectional analysis of the


association between diet and insulin-like growth factor (IGF)-I, IGF-II,
IGF-binding protein (IGFBP)-2, and IGFBP-3 in men in the United
Kingdom. Cancer Causes Control. 2012;6:907-917.

17. Gonzalez CA, Riboli E. Diet and cancer prevention: Contributions from
the European Prospective Investigation into Cancer and Nutrition (EPIC)
study. Eur J Cancer. 2010;46:2555-2562.

18. Leitzmann MF, Rohrmann S. Risk factors for the onset of prostatic
cancer: age, location, and behavioral correlates. Clin Epidemiol.
2012;4:1-11.

19. Price AJ, Allen NE, Appleby PN, et al. Insulin-like growth factor-I
concentration and risk of prostate cancer: results from the European
Prospective Investigation into Cancer and Nutrition. Cancer Epidemiol
Biomarkers Prev. 2012. Published ahead of print July 3, 2012.

20. Farlow DW, Xu X, Veenstra TD. Quantitative measurement of endogenous


estrogen metabolites, risk-factors for development of breast cancer, in
commercial milk products by LC-MS/MS. J Chromatogr B Analyt Technol
Biomed Life Sci. 2009;877:1327-1334.

21. Cramer DW, Greenberg ER, Titus-Ernstoff L, et al. A case-control study of


galactose consumption and metabolism in relation to ovarian
cancer. Cancer Epidemiol Biomarkers Prev. 2000;9:95-101.

22. Larsson SC, Bergkvist L, Wolk A. Milk and lactose intakes and ovarian
cancer risk in the Swedish Mammography Cohort. Am J Clin Nutr.
2004;80:1353-1357.

23. Faber MT, Jensen A, Søgaard M, et al. Use of dairy products, lactose, and
calcium and risk of ovarian cancer - results from a Danish case-control
study. Acta Oncol. 2012;51:454-464.
24. U.S. Department of Health and Human Services. National Institutes of
Health. Lactose Intolerance: Information for Health Care Providers.
Available at: www.nichd.nih.gov/publications/pubs/upload/
NICHD_MM_Lactose_FS.pdf. Accessed July 24, 2012.

25. Bertron P, Barnard ND, Mills M. Racial bias in federal nutrition policy, part
I: the public health implications of variations in lactase persistence. J
Natl Med Assoc. 1999;91:151-157.

26. Swallow DM. Genetics of lactase persistence and lactose


intolerance. Annu Rev Genet. 2003;37:197-219.

27. Holick M. The vitamin D epidemic and its health consequences. J Nutr.
2005;135:2739S-2748S.

28. Outwater JL, Nicholson A, Barnard N. Dairy products and breast cancer:
the IGF-1, estrogen, and bGH hypothesis. Med Hypothesis.
1997;48:453-461.

29. Baars AJ, Bakker MI, Baumann RA, et al. Dioxins, dioxin-like PCBs and
non-dioxin-like PCBs in foodstuffs: occurrence and dietary intake in the
Netherlands. Toxicol Lett. 2004;151:51-61.

30. Saukkonen T, Virtanen SM, Karppinen M, et al. Significance of cow’s milk


protein antibodies as risk factor for childhood IDDM: interaction with
dietary cow’s milk intake and HLA-DQB1 genotype. Childhood Diabetes in
Finland Study Group. Dibetologia. 1998;41:72-78.

31. Kimpimaki T, Erkkola M, Korhonen S, et al. Short-term exclusive


breastfeeding predisposes young children with increased genetic risk of
Type I diabetes to progressive beta-cell autoimmunity. Diabetologia.
2001;44:63–69.

32. Gartner LM, Morton J, Lawrence RA, et al; American Academy of


Pediatrics Section on Breastfeeding. Breastfeeding and the use of human
milk. Pediatrics. 2005;115:496-506.

33. Pennington JAT, Douglass JS. Bowes and Church’s Food Values of Portions
Commonly Used. 18th ed. Baltimore, Md: Lippincott Williams & Wilkins;
2005.

34. Lucassen PL, Assendelft WJ, van Eijk JT, Gubbels JW, Douwes AC, van
Geldrop WJ. Systematic review of the occurrence of infantile colic in the
community. Arch Dis Child. 2001;84:398–403.

35. Jarvinen KM, Makinen-Kiljunen S, Suomalainen H. Cow’s milk challenge


through human milk evoked immune responses in infants with cow’s milk
allergy. J Pediatr. 1999;135:506-512.

36. Paronen J, Bjorksten B, Hattevig G, Akerblom HK, Vaarala O. Effect of


maternal diet during lactation on development of bovine insulin-binding
antibodies in children at risk for allergy. J Allergy Clin Immunol.
2000;106:302-306.

37. Sampson HA. Food allergy. Part 1: immunopathogenesis and clinical


disorders. J Allergy Clin Immunol. 2004;113:805–819.

38. Host A. Frequency of cow’s milk allergy in childhood. Ann Allergy Asthma
Immunol. 2002;89(Suppl 1):33-37.

39. Iacono G, Cavataio F, Montalto G, et al. Intolerance of cow’s milk and


chronic constipation in children. N Engl J Med. 1998;339:1100-1104.

40. Egger J, Carter CM, Wilson J, Turner MW. Is migraine food allergy? A
double-blind controlled trial of oligoantigenic diet treatment. Lancet.
1983;2:865-869.

41. Mansfield LE, Vaughan TR, Waller SF, Haverly RW, Ting S. Food allergy
and adult migraine; double-blind and mediator confirmation of an allergic
etiology. Ann Allergy. 1985;55:126-129.

42. Kjeldsen-Kragh J, Haugen M, Borchgrevink CF, et al. Controlled trial of


fasting and one-year vegetarian diet in rheumatoid arthritis. Lancet.
1991; 338:899-902.

43. Hicklin JA, McEwen LM, Morgan JE. The effect of diet in rheumatoid
arthritis. Clin Allergy. 1980;10:463.

44. Panush RS, Carter RL, Katz P, et al. Diet therapy for rheumatoid
arthritis. Arth Rheum. 1983;26:462-471.

45. Skoldstam L. Fasting and vegan diet in rheumatoid arthritis. Scand J


Rheumatol. 1986;15:219-223.

46. Kjeldsen-Kragh J, Haugen M, Borchgrevink CF, Forre O. Vegetarian diet


for patients with rheumatoid arthritis—status: two years after
introduction of the diet. Clin Rheum. 1994;13:475-482.

47. McDougall J, Bruce B, Spiller G, et al. Effects of a very low-fat, vegan


diet in subjects with rheumatoid arthritis. J Altern Complement Med.
2002;8:71-75.

48. Adebamowo CA, Spiegelman D, Danby FW, et al. High school dietary
dairy intake and teenage acne. J Am Acad Dermatol. 2005;52:207-214.

49. Adebamowo, CA, D Spiegelman, CS Berkey, et al. Milk consumption and


acne in adolescent girls. Dermotol Online J. 2006;12:1.

50. Adebamowo CA, Spiegelman D, Berkey CS, et al. Milk consumption and
acne in teenaged boys. J Am Acad Dermatol. 2008;58:787-793.

51. U.S. Department of Agriculture, Agricultural Research Service. 2010.


USDA National Nutrient Database for Standard Reference, Release 23.
Nutrient Data Laboratory Home Page, www.ars.usda.gov/ba/bhnrc/ndl.
52. Rollinger, M. Milch besser nicht; JouVerlag 2010

53. Hegsted DM. Calcium and osteoporosis. J. Nutr. 116; 1986: 2316-2319

54. Warensjö E, Byberg L, Melhus H, Gedeborg R, Mallmin H, Wolk A,


Michaëlsson K. Dietary calcium intake and risk of fracture and
osteoporosis: prospective longitudinal cohort study. BMJ. 2011 May
24;342:d1473.

55. Cumming RG, Klineberg RJ. Case-control study of risk factors for hip
fractures in the elderly. Am J pidemiol. 1994;139:493-503.

56. Seely in International Journal Of Cardiology, 2002, Dec., 86(2-3), S.


259-263; Moss und Freed in International Journal Of Cardiology, 2003,
Feb., 87(2-3), S. 203-216

57. GLOBOCAN 2000, Lyon, International Agency for Reasearch on cancer –


IARCPress, 2001: http://www.iarc.fr/

58. Li XM et al. In Medical Hypotheses, 2003, Feb., 60(2), S. 268-275

59. Brinkmann MT et al: Consumption of animal products, their nutrient


components and postmenopausal circulating steroid hormone
concentrations; Eur J Clin Nutr. 2009 Nov 11.

60. Chan J.M., Stampfer M.J., Ma J. et al. Dairy products, calcium, and
prostate cancer risk in the Physicians’ Health Study. Am J Clin Nutr 2001;
74(4): S. 549-554

61. Chan J.M., Giovannucci E., Andersson S.O. et al. Dairy products, calcium,
phosphorous, vitamin D, and risk of prostate cancer (Sweden). Cancer
Causes Control 1998; 9(6): S. 559-566

62. Gunnell u. a. in: British Journal Of Cancer, Jun.2, 2003, 88(11), S.


1682-1686.

63. Van der Pols JC, Bain C, Gunnell D, Smith GD, Frobisher C, Martin RM.
Childhood dairy intake and adult cancer risk: 65-y follow-up of the Boyd
Orr cohort. Am J Clin Nutr. 2007; 86(6):1722-1729.

64. Campbell T.C., China Study, Benbella books, 2004

65. Tard A et al: Dioxins, furans and dioxin-like PCBs: Occurrence in food and
dietary intake in France; Food Addit Contam. 2007 Sep; 24(9): 1007-17

66. J. Agric. Food Chem., 2011, 59 (9), pp 5125–5132, DOI: 10.1021/


jf200364w, Publication Date (Web): April 6, 2011

67. http://www.vegetarismus.ch/heft/2009-4/
Dioxine_PCB_Antibiotika_Gentechnik.htm und http://www.bag.admin.ch/
themen/lebensmittel/04861/04911/

68. Virtanen et al. In Diabetologigia, 1994, Apr., 37(4),S. 381ff.


69. Karjalainen et al. In Scandinavian Jounal of Immunology, 1994, Dec.,
40(6) S. 623 ff.

70. Nilsson et al. In American Jounal Of Clinical Nutrition, 2004, Nov., 80(5),
S. 1246 – 1253;

71. Hoppe et al. In European Journal Of Clinical Nutrition, 2005, Mar., 59(3),
393-398

72. Dosch et al., University of Toronto in Journal Of Immunology, 2001, Apr.


1, 166(7), S. 4751-4756

73. Guggenmoos et al. In Journal Of Immunology, 2004, Jan. 1, 172(1), S.


661-668

74. McCarty und Zimmet in International Diabetes Institut, Diabetes, 1994 to


2010

75. Canete R et al: Development of insulin resistance and its relation to diet
in the obese child; Eur J Nutr. 2007 Jun; 46(4): 181-7

76. Matthews VL, Wien M, Sabaté J. The risk of child and adolescent
overweight is related to types of food consumed. Nutr J. 2011;10:71.

77. Annals Of Neurology. 2002, Dec., 52(6), S. 793-801; und etliche weitere
Veröffentlichungen

78. Food combination and Alzheimer disease risk: a protective diet. Gu Y,


Nieves JW, Stern Y, Luchsinger JA, Scarmeas N. The Taub Institute for
Research in Alzheimer's Disease and the Aging Brain, Columbia
University, New York, NY, USA.

79. Danby in Journal Of The American Academy Of Dermatology, 2005, 52,


S. 360-362

80. Papakonstantinou E. et al: Food GroupConsumption and Glycemic Control


in People With and Without Type-2-Diabetes, The ATTICA study; Diabetes
Care 28: 2539-2540, 2005 metabolism, and insulin sensitivity, Am J
Med. 2005 Sep; 118(9):991-7

También podría gustarte