Estudio Del Trueque Bolivia
Estudio Del Trueque Bolivia
Estudio Del Trueque Bolivia
INDICE
1. Introducción......................................................................................................................................... 3
2. Antecedentes. ...................................................................................................................................... 4
3. Marco Teórico...................................................................................................................................... 4
3.1. Definición del trueque. ................................................................................................................ 4
3.1.1. Trueque y redistribución de productos. .............................................................................. 5
3.1.2. Cuándo y por qué nació el trueque. .................................................................................... 6
3.1.3. Del trueque al uso del dinero. ............................................................................................. 6
3.1.4. El trueque en la economía de la comunidad. ...................................................................... 6
3.2. Contexto político institucional. ................................................................................................... 7
3.3. Importancia en la alimentación. .................................................................................................. 7
3.4. La importancia de consumir el maíz. ........................................................................................... 8
3.5. Definiciones de seguridad, soberanía y derecho a la alimentación. ........................................... 9
3.5.1. Seguridad alimentaria.......................................................................................................... 9
3.5.2. Soberanía alimentaria.......................................................................................................... 9
3.5.3. Derecho a la alimentación. ................................................................................................ 10
3.6. Mercados campesinos ............................................................................................................... 10
3.7. Economía campesina. ................................................................................................................ 11
3.8. La mujer en la soberanía alimentaria. ....................................................................................... 11
3.8.1. Una dieta diversa a partir del trueque .............................................................................. 12
3.8.2. Rol de las mujeres y la soberanía alimentaria. .................................................................. 12
3.9. Invertir en la seguridad alimentaria. ......................................................................................... 13
3.10. Las ferias y trueque de productos en Bolivia. ....................................................................... 13
4. Objetivos. ........................................................................................................................................... 16
5. Metodología. ..................................................................................................................................... 16
6. Localización del estudio..................................................................................................................... 16
6.1. Provincia Sur Lípez. .................................................................................................................... 19
6.1.1. Municipio San Antonio de Esomoruco. ............................................................................. 19
6.1.1.1. Experiencia en el trueque del Sr. Ángel Gutiérrez A. y Alberto O. Nina F. ................ 20
6.2. Provincia Nor Lípez. ................................................................................................................... 25
6.2.1. Municipio de Colcha “K”. ................................................................................................... 25
6.2.1.1. Experiencia en el trueque del Sr. Andrés Avelino Coro ............................................. 26
6.2.1.2. Experiencia en el trueque del Sr. Pacífico Ramos ...................................................... 33
6.2.1.3. Experiencia en el trueque del Sr. Vidal Cayo ............................................................. 39
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PASTORES ANDINOS. TEJEDORES DEL ESPACIO ECONÓMICO Y DE LA INTEGRACIÓN ALIMENTARIA ALTO-ANDINA
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1. Introducción.
Asegurar la alimentación diaria en una familia sigue siendo la preocupación de muchas personas que
viven en el sudoeste potosino, región con muchas adversidades climatológicas, con muy pocos índices de
rendimientos en los cultivos andinos introducidos.
Durante el diagnóstico y estudio en esta región, se pudo observar a los habitantes de tercera edad aún
mantienen su alimentación natural e inocua, en base a maíz, papa, oca, trigo, cebada y de frutas la pera,
uva, manzana, higo y otros. Esta costumbre de consumir un producto natural, es gracias a sus progenitores
de haberles encaminado desde su infancia.
Hoy en día, con la integración del mercado global y la introducción de productos alimenticos
transformados se puede conseguir en todo lugar, tiendas y mercados del país como en el exterior, cubierta
por las empresas transnacionales e integrada por una red de telecomunicaciones. Hace que la nueva
generación humana se convierta en consumir estos productos sin haber empleado la fuerza de trabajo.
Según los resientes estudios (FAO, 2011), aún existe la pobreza en áreas urbanas como en rural, muchos
viven en una economía de subsistencia precaria. Entonces, qué estrategias toman estas personas para vivir
en regiones donde el factor climático es determinante? La cual muestra el intercambio o trueque de
productos entre las diferentes ecozonas, puna y los valles.
El sudoeste potosino aglutina a 5 provincias, con 8 municipios gubernamentales del Estado, de las cuales
identificamos para el estudio a 4 provincias y 5 municipios: provincia Sud Lipez (municipio de Esmoruco y
San Pablo de Lipez), provincia Nor Lipez (municipio de Colcha “K”), Provincia Antonio Quijarro (municipio
de Tomave) y provincia Daniel Campos (municipio de Llica). Productores dedicados en la crianza de
camélidos, con poca probabilidad de rendimiento en la producción agrícola.
La topografía de esta región se extiende desde la llanura altiplánica de 3650 msnm, pasando las cumbres
y las cordilleras de occidental y central de los Andes hasta los 5000 msnm; región habitada por los pastores
dedicados en la crianza de ganado camélido.
Para su estudio, se identificaron a personas que viajaron años atrás de 1995 y actualmente siguen viajando
a los valles del departamento de Tarija, Chuquisaca y Potosí, mediante la entrevista esquematizada se
pudo sistematizar sobre la experiencia participada en el viaje desde su comunidad (local) y mediante el
trueque obtener por productos del valle.
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2. Antecedentes.
El trueque considerada como una práctica social de intercambio de productos alimenticios desde los
tiempos precolombinos de los Andes, actividad que persiste en el sudoeste potosino de Bolivia,
principalmente en algunas comunidades de las provincias de Sur Lípez, Nor Lípez, Antonio Quijarro y Daniel
Campos; dinámica que aún se mantiene vigente asociada a las tradiciones como es el agradecimiento a la
Pacha mama (madre tierra).
En Bolivia, en los años 80 los efectos de la política macroeconómica reflejo la “hiperinflación” para todos
los bolivianos, esto fue trauma para los campesinos de esta región altiplánica, obligados en buscar
alimentos para la subsistencia familiar. Muchas familias migraron a zonas bajas o valles y algunas familias
subsistieron en su comunidad viajando a los valles para intercambiar o trueque de sus productos por
productos de los valles.
Experiencia que aún persiste en algunas comunidades de estas provincias del sudoeste potosino, entre
campesinos que viven en la puna o altura dedicada en la crianza de camélidos, interactuando en forma
directa con los productores agricultores que viven en los valles.
Sin embargo, el uso del trueque o intercambio de productos es cada vez menos frecuente, debido al uso
intensivo del dinero y mucho más con la expansión de mercados y ferias locales; donde, los actores
directos son los intermediarios mayoristas, transportistas, rescatistas que llegan a las comunidades de
puna ofreciendo productos del valle y productos industrializados.
Básicamente los productores de puna o altura que llevaban para el trueque son: sal en molde, carne
deshidratada de llama, oveja o cabra y prendas elaboradas en base a la fibra de llama u oveja, en sogas,
chales, guantes y otras; intercambiando con productos del valle comprendidos en maíz, trigo, haba y otros.
3. Marco Teórico.
Estas primeras incursiones del ser humano nacen con la agricultura y la ganadería, finalmente
convirtiéndose en una actividad productiva con excedencias y de esta sobre producción un porcentaje es
destinado al intercambio.
Sus ventajas:
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- No siempre es fácil encontrar a alguien que desee nuestro producto para el intercambio o truque.
- No siempre es fácil fijar el precio de un bien material que se intercambia.
- Es posible en el intercambio una de las partes que obtenga más ganancias que la otra.
Generalmente el trueque es un recurso muy utilizado cuando existe la crisis económica, sobre todo cuando
se da una hiperinflación, dado que la moneda pierde su valor de forma considerable.
Banco FIE (2014), desde el comienzo de la humanidad, en diferentes tiempos y lugares del planeta, las
distintas culturas buscaron las formas de lograr un intercambio para vivir bien.
En el intercambio o trueque, era muy importante que ambas partes se sintieran que ambos estaban
ganando algo, lo que recibían tenía más valor de lo que entregaban.
Schulte (2000), un aspecto importante de la economía regional, son los intercambios de productos en
forma de trueque. Los protagonistas principales son los ganaderos que mantienen cierto número de llamas
exclusivamente para el transporte, coincidiendo con las épocas de cosecha en las diferentes zonas
agrícolas de tubérculos, maíz y fruta, llevando sus productos “ganaderos” para cambiarlos con los
productores “agricultores”.
Para hacer los trueques, algunos compran productos industriales (fósforos, querosén, ropa) en las ferias
de la frontera y los cambian por productos agrícolas. En algunas comunidades campesinas se especializan
con alfarería, tejidos y herramientas de madera para intercambiar por productos agrícolas y pecuarios.
Las unidades y medidas del trueque varían en cada zona y región, las equivalencias del intercambio no
corresponden a los precios respectivos, los valores de uso son establecidos por tradiciones. También se
toman en cuenta la relación social entre los actores, los “costos” (el esfuerzo en el viaje), la oferta y
demanda (un año de buena o mala cosecha). El dinero no es una medida usada para comparar valores de
trueque (Schulte, 2000).
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María et al. (2010), para que exista el trueque o intercambio de bienes, necesariamente tiene que existir
un excedente y no está considerada en la necesidad de consumir; la otra parte, necesita de este producto
y de mutuo acuerdo realizaban el intercambio o trueque.
El trueque se mantuvo por mucho tiempo, aún en sociedades sedentarias; donde, un jarrón de vino por
una bolsita de trigo, lana de oveja, por pescados y otros.
Por qué hoy en día no se practica el trueque? Por el desarrollo de nuevos bienes de consumo y el
crecimiento de la actividad comercial, hace que sea poco usual. Encontrar a las personas que buscan lo
que necesitan no siempre es fácil; es decir, un abarquero que necesita pan para su familia y recién ofrecer
para el trueque.
Con la aparición del dinero, fue reemplazándose en adquirir cualquier objeto o servicio sin ningún
intercambio, facilitando las transacciones y permitiendo satisfacer algunas necesidades. Es decir, en
algunas regiones la sal fue usada como dinero, ya que es utilizada y apreciada por todos y en recibir como
forma de pago.
Por entonces, muchos de los bienes fueron usadas como moneda local (transitorios) con el pasar del
tiempo se destruían y no tenían el mismo valor para comerciar con otras regiones (no valoraban de la
misma forma); progresivamente fueron adaptándose a metales preciosos (el oro y plata), que tenían tres
ventajas: fueron aceptados por los diferentes pueblos, fueron resistentes al tiempo debido a sus
características físicas y podían ser transportados con mayor comodidad que otros objetos (Maria et al,
2000)
Nielsen (1998), las llamas son el recurso más valioso para los
pastores, constituyendo alrededor de un 60% del ganado en las
provincias del sudoeste potosino. Ellas proporcionan carne,
sangre, fibra, cuero, combustible (takia), sebo y un importante
medio para el transporte de mercancías.
Les siguen las ovejas (obtienen carne y lana), las cabras (carne
y leche) y, por último los burros, que son aprovechados como
animales de carga. Existe una amplia variación en el tamaño de
los rebaños (35-800 cabezas, media 163,5) en los criadores en
camélidos. Se considera que una unidad doméstica o familiar de cuatro o cinco miembros necesita un
mínimo de un centenar de llamas para subsistir.
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La vivencia de los pastores en las comunidades tiene numerosas similitudes a nivel de las comunidades y
provincias como cita Nielsen (1998). El contexto fundamental, es el tráfico de productos que participan
activamente en complejas redes de intercambio, que les permiten acceder a productos agrícolas que
prosperan en otras ecozonas y completar así su base de subsistencia.
CAN (2011), en Bolivia, la Constitución Política del Estado en su artículo 407, numeral 1: “garantiza la
soberanía y seguridad alimentaria, priorizando la producción y el consumo de alimentos de origen
agropecuario producidos en el territorio boliviano”.
De otro lado, el Gobierno de Bolivia, mediante la dación del Plan Nacional de Desarrollo “Bolivia Digna,
Soberana, Productiva y Democrática para Vivir Bien” 2006-2011, aprobado mediante D. S. 29272 del 12 de
septiembre de 2007, enuncia su anhelo de construir un Estado Plurinacional y comunitario, la formación
de una economía estatal, mixta, privada y plural, la misma que reconoce la importancia de la Política de
Seguridad y Soberanía Alimentaria, y asume su compromiso con el derecho humano a la alimentación de
toda la población boliviana. El Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras cuenta con un plan que es uno de
los mecanismos centrales para impulsar el Plan Nacional de Desarrollo.
AGRUCO (2014), La seguridad y soberanía alimentaria ha sido asumida plenamente en Bolivia a partir de
la NCPE y posteriormente en las siguientes leyes: Ley de regulación y promoción de la producción
agropecuaria y forestal no maderable ecología (Ley 3525) promulgada el noviembre del 2006, Ley de la
revolución productiva comunitaria agropecuaria (Ley 144) promulgada el 26 junio de 2011, Ley de
organizaciones económicas campesinas, indígenas originarias (OECAS) y de organizaciones económicas
comunitarias (OECOM) para la integración de la agricultura familiar sustentable y la soberanía alimentaria
(Ley 338) promulgada en enero del 2013, Ley de los derechos de la Madre Tierra (Ley 071) promulgada en
diciembre del 2011, Ley marco de la Madre Tierra y el desarrollo integral para vivir bien (LMMT-Ley 300)
promulgada en octubre del 2012 y Ley de la educación “Avelino Siñani – Elizardo Pérez” (No 070)
promulgada en diciembre del 2010.
Rojas et al. (2010), en las comunidades rurales de los Andes, la alimentación es esencialmente a base de
vegetales, predominando los tubérculos (papa, oca e isaño) y los cereales (trigo, cebada) que son ricos en
hidratos de carbono, pero pobres en aminoácidos esenciales. El consumo de granos (quinua, cañahua y
amaranto), ricos en lisina y metionina, y de leguminosas (tarwi, haba), compensan las carencias de los
tubérculos y los cereales. Además, en la zona andina se consumen proteínas de origen animal (camélidos)
que contribuyen a mejorar la dieta.
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De lo anterior se desprende, para poder evaluar adecuadamente la dieta de las comunidades rurales
donde el aporte de los cultivos andinos es básico, es necesario conocer todos los productos alimenticios
que forman parte de la dieta del poblador andino, incluyendo los frutales andinos y las tecnologías con las
que son obtenidos los insumos y preparadas las diferentes viandas.
Estos cultivos andinos aportan un buen balance nutricional en la dieta de los pobladores de la zona andina,
de acuerdo al siguiente detalle:
CIPCA (2012), el maíz es importante para Bolivia, porque constituye la base de la seguridad alimentaria
para el consumo humano, junto a la papa, trigo y arroz; además, es el alimento primordial para aves y
animales.
En las comunidades campesinas orientales, valles y andinos, el consumo de este grano cobra mayor
importancia ya que el maíz junto al trigo y la papa se convierte en la fuente principal de calorías.
El consumo en estado fresco (choclo) preparan humintas a la olla y al horno, sopas y la tradicional Chaska
(es una especie de tortilla preparada con el choclo más tierno y cocinado en piedra caliente). En seco el
maíz se conserva en trojes, se prepara mote, se puede obtener harina para elaborar roscas con queso,
panes, galletas, sopas, refrescos, phire, tostado con chicharrón y una infinidad de platillos; además, en
esta pequeña lista no puede faltar en los valles “la chicha fermentada” con grado alcohólico.
Para los pueblos antiguos, el maíz fue un alimento básico y sus formas de consumo, muy similares a las
actuales. Solían comerlo en estado fresco (choclo) o seco (tostado o mote), obtenían harina de forma
artesanal para preparar panes, bebidas refrescantes y otros productos.
No sólo estaba presente en la alimentación; la chicha de maíz, ingrediente principal de sus fiestas y rituales,
se consideraba el elixir de los incas, quienes habrían sido los primeros en elaborarla; preparando a partir
de la fermentación de granos de maíz cuidadosamente seleccionados.
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El maíz tiene similar importancia en la seguridad alimentaria del área urbana. La diferencia básica es que
los productos ya elaborados tienen mayor demanda; al parecer, la gente de la ciudad, por su ritmo de vida
agitado, está perdiendo la costumbre de preparar los productos y prefiere comprarlos listos para el
consumo.
Lovón (2004), extracta del Plan de Acción de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación de 1996, donde los
Países Andinos asignan una alta importancia al tema de Seguridad Alimentaria. Es decir, de acuerdo a la
definición de la FAO, a la puesta en marcha de estrategias que logren “promover que todas las personas
tengan en todo momento acceso físico y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para
satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias en cuanto a los alimentos, a fin de llevar una vida
activa y sana”.
Delgado (2014) cita a FAO (1996), existen muchas experiencias en la región andina, donde las familias
campesinas que viven en las comunidades logran tener seguridad alimentaria con soberanía,
desarrollando estrategias locales de vida sostenibles que permitan fortalecer los sistemas
agroalimentarios y constituir e instituirse como patrimonio del Estado Plurinacional de Bolivia.
CIOEC (2011), la soberanía alimentaria prioriza los derechos a pequeña escala o de los pequeños
agricultores, con énfasis centrado en los sistemas de alimentación, el control sobre los recursos naturales,
incluida la tierra y una producción ecológicamente sostenible. La soberanía alimentaria no incluye de
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manera explícita la aplicación universal, un requisito para identificar los más vulnerables o el concepto de
responsabilidad legal del Estado.
Este derecho enfatiza la responsabilidad del Estado incluyendo el suministro de correcciones efectivas
para las víctimas de violaciones del derecho humano a la alimentación.
Sin embargo, también existen otras formas de interrelación en el mercado, las personas actúan a través
de bienes, sean materiales o espirituales, que se manifiestan no siempre en mercancías. El “trueque”, que
no tiene una medida de magnitud ni tiempo; es decir, “doy porque tengo buena cosecha y espero que
algún día tengas la misma gracia de tener para dar”. En muchos campesinos indígenas existe esta figura,
que se encuentra en los dobleces de lo que podríamos llamar la economía comunitaria (Bazoberry, 2014).
En cuanto a los mercados, podemos indicar que existen tres diferentes sistemas en los que participa el
campesino: el tradicional autogestionario, el institucional y el articulado a cadenas de distribución privada.
El tradicional autogestionario, se refiere a esta larga tradición representada por las ferias, rurales
y urbanas, proveniente de los andes y fueron trabajando de manera exitosa a las tierras bajas.
El mercado institucional, se refiere a las formas de articulación reglamentada de manera
particular para facilitar la compra de productos por parte de organismos públicos o privados,
generando la participación de los oferentes.
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Rojas et al. (2010), la economía campesina está ligada a diferentes tipos de mercados, desde los más
simples donde los agricultores acuden para cubrir las necesidades de autoconsumo, hasta aquellos a los
que concurren para generar ingresos y cubrir necesidades mayores.
Sin embargo, se observa que la diversidad nativa es de alta importancia para el pequeño agricultor, por
estar vinculada a sus costumbres, conocimientos y tradiciones de valor intangible a la biodiversidad.
También está la oportunidad de relacionarse con mercados específicos donde existe la demanda por
productos nativos (cultivados tradicionalmente sin el uso de agroquímicos). La demanda de estos
productos es cada vez mayor sobre todo por la conciencia de la gente en consumir productos más sanos y
saludables.
Otra forma de aprovechar esta diversidad en la generación de ingresos y mejorar la economía de las
familias campesinas, está en mantener la diversidad genética de los cultivos andinos en calidad y cantidad
de metabolitos primarios (almidones, minerales, proteínas, vitaminas, ácidos grasos, glucósidos,
azúcares), y secundarios (saponinas, alcaloides, taninos, oxalatos, carotenos, antocianinas, betacianinas),
lo que obviamente incidiría de manera positiva en la economía campesina (Rojas et al., 2010).
La amenaza es mayor para las mujeres que para los hombres, debido a
que en su mayoría de los hogares en el área rural las mujeres son responsables de poner alimento todos
los días. Más aún, la degradación de las condiciones de vida en los hogares rurales más pobres se ha
traducido en todo lugar en mayores niveles de violencia –especialmente doméstica y sexual-, de la cual las
primeras víctimas son las mujeres y niñas (Pimbert, 2009).
Durante la Cumbre Mundial sobre Alimentación de 1996, Vía Campesina presentó una serie de principios,
una de ellas es:
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“La Soberanía Alimentaria es el derecho de los pueblos a definir sus propios sistemas alimentarios y
agrícolas; a proteger y regular la producción y el comercio agrícola internos para lograr objetivos de
desarrollo sostenible; a determinar su grado de autosuficiencia; a limitar el dumping de productos a
sus mercados (...). La Soberanía Alimentaria no niega el comercio internacional, más bien defiende la
opción de formular aquellas políticas y prácticas comerciales que mejor sirvan a los derechos de la
población a la alimentación y a disponer de productos agrícolas inocuos, saludables y ecológicamente
sostenibles”.
LEISA (2009), los sistemas alimentarios autónomos y soberanos no son solo una ilusión; de hecho, las
mujeres saben combinar las oportunidades en el control de sus medios de sustento de manera muy
creativa.
Un ejemplo de ello es el “trueque”, que practican los vallunos con los productores de puna, para
intercambiar sus productos con otros productos que necesitan para el sustento familiar; o bien las mujeres
de puna llevan papas, tubérculos, lanas y carnes a cambio de obtener mediante el trueque por maíz, fruta,
yucas de los valles y de la amazonia.
Las medidas de intercambio son de mutuo acuerdo, uno a uno, tales como las papas y las yucas, otros en
base a su volumen, como uno o dos puñados de un producto. En la actualidad las mujeres consideran que
los mercados de trueque son parte de la agricultura de subsistencia, una mejor manera de conseguir
alimentos (LEISA, 2009).
Los sistemas alimentarios no solo son económicos, también se debe involucrar el respeto a la naturaleza.
Muchas economías de subsistencia respetan esos valores y saben cómo combinar la producción de
autoconsumo y de aquella orientada al mercado.
Para ello, se necesita recuperar y desarrollar conocimientos ecológicamente apropiados, sensible respecto
al género, socialmente justo y relevante a cada contexto. De manera similar, la soberanía alimentaria
implica la implementación de una reforma agraria radical y la distribución equitativa en cuanto a género
del derecho al acceso y uso de recursos que incluyan (LEISA, 2009).
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Considerando que el 70 % de las personas hambrientas del mundo viven en zonas rurales y que en todo el
mundo los pequeños agricultores tienden a sufrir la inseguridad alimentaria, a causa de su acceso
intermitente o insuficientes a los alimentos.
Si esos pequeños agricultores logran ser más productivos y eficientes en sus actividades agrícolas y obtener
ganancias de ellos podrá alimentar a sus familias, pero también invertir en sus fincas mediante la
adquisición de semillas de mejor calidad, fertilizantes y equipos agrícolas.
Las ferias y las fiestas ayudan a diversificar la dieta alimentaria, comprando verduras, aceite, pan,
abarrotes, etc. A cambio de estos productos, las familias ofrecen chuño, queso de oveja tubérculos y
granos andinos; así mismo, los productores de la región andina a través de estos espacios llegan a
introducir nuevas variedades y especies cultivables en sus comunidades para la diversificación de su
producción y de esta manera indirectamente buscan la seguridad y soberanía alimentaria (Delgado, 2014).
Daza (2010), cita a Fundación PASOS, en el marco de la ejecución de un proyecto apoyado por el programa
BIOCULTURA, recupera e impulsa un mercado alternativo y complementario del “trueque”, como
respuesta a la insuficiente disponibilidad de dinero circulante en el área rural. La feria del trueque es una
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actividad que promueve una transformación en los hábitos de las personas hacia una economía de
dimensión más humana y solidaria, recuperando los valores de reciprocidad y respecto al entorno.
Esta experiencia de feria con “trueque” realizada años atrás en el Municipio de Presto, tiene como
propósito:
Los resultados de esta feria, muestran esta actividad dinamiza la economía en las comunidades y la región,
aportando fuertemente a que las familias accedan a una mayor diversidad de alimentos por los
intercambios que se realizan sin que medie el dinero, sino la necesidad y “la conciencia” de quienes
intercambian.
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La feria tradicional de intercambio de Hito Cajón o Portezuelo del Cajón (Bolivia) – San Pedro de
Atacama (Chile), es considerada como una de las ferias donde sigue vigente el sistema del trueque,
se realiza una vez al mes y cuenta con la participación de la comunidad de Quetana Chico y
Quetana grande de la provincia Sud Lípez (Bolivia); Río grande, Machuca, San Pedro de Atacama,
Toconao, Talabre, Camar, Socaire, Peine, Ayllu de Coyo, Solor y Sequitor (Chile). Caracterizándose
por la variedad de textiles y frutas; donde, intercambian un cajón de frutas por una manta bordada
a mano con lana de llama o alpaca.
Los productores participantes mencionaron su satisfacción, por los contactos logrados con diferentes
instituciones y productores de otros departamentos; además, del intercambio y conocimientos que
realizaron con productores de otros cultivos.
Un aspecto resaltante en esta feria fue el trueque de semilla de haba realizado entre los productores de
semilla de la Asociación SEMCHI de La Paz y la Asociación de APEASSA ALP de Potosí, quienes
intercambiaron pequeños volúmenes de semilla certificada de las variedades de Usnayo-1 (La Paz) y Turiza
(Potosí), mencionando su interés de probar nuevas variedades en sus zonas.
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4. Objetivos.
Investigar sobre el trueque-intercambio no monetario para conocer las posibilidades de resiliencia de las
sociedades pastoriles alto-andinas y sus formas de economía solidaria, como estrategia reproductiva
comunal y regulador de mercado.
5. Metodología.
Para el presente estudio sobre el trueque o intercambio no monetario, se vio por conveniente realizar
entrevistas a las personas que participaron con el viaje a los valles de los diferentes departamentos del
país y del exterior. Entonces, la metodología más apropiada en obtener la mayor información será
participativa y objetiva con los actores principales, identificando a las personas claves si estos últimos años
siguen realizando el trueque utilizando otros medios de transporte.
Para el presente estudio del trueque o intercambio no monetario de productos, se pudo focalizar según el
área de intervención del Proyecto “Pastores Andinos: Tejedores de espacio económico y de la integración
alimentaria alto-andina”, específicamente en las comunidades del municipio de Colcha “K”, provincia Nor
Lípez del departamento de Potosí.
Sin embargo, para nutrir a esta investigación sobre la práctica del trueque, se pudo ampliar el área de
estudio dentro del sudoeste potosino a 3 provincias y dentro de estas a 4 municipios, de las cuales son:
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Todas las características del sistema agroecológico (topografía, clima y otras características) del sudoeste
potosino, se desarrollara por separado; es decir, tomando en cuenta desde el nivel de provincias,
municipios y su estudio de caso/productor identificado en una de las comunidades que viajó a los
diferentes pisos ecológicos (valles) del departamento de Chuquisaca, Tarija y Potosí:
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C. Provincia A. Quijarro:
o Municipio Tomave; Comunidad Saruyo, Sra. Paulina Mamani; Comunidad Parantaca, Sr.
Fermín López y Timoteo Choque; Comunidad Calasaya, Sra. Dionisia Mollo y Sr. Felipe
Murillo y comunidad Sivingani, Sr. Victoriano Torres.
Los productores de estos municipios son dedicados en la crianza de camélidos, con pocas ventajas de
obtener en los rendimientos de la producción agrícola.
La administración de salar fue por los cantones de: Coroma (hoy, Distrito Indígena Coroma); Tomave (hoy,
Municipio de Tomave); Tolapampa (hoy, comunidad perteneciente al Municipio de Tomave) y San
Cristóbal (hoy, comunidad perteneciente al Municipio de Colcha “K”). Antes de los años 2000, los Curacas
(autoridades originarais) de estos cantones se reunían cada 4 de enero en Colchani para fijar el precio de
la sal. A su vez, cada cantón tenía su característica de sal en molde; los de Coroma, tenían un molde que
tenía un peso de 10 a 12 kilos y para los de San Cristóbal de 18 a 20 kilos.
Entonces, una vez definida el precio de la sal, se otorgaba un trabajo a destajo a estos carrilanos por su
escasa economía, bajo la responsabilidad de una persona en cobrar o bien hacer el trueque si algún
productor oferte hacer cambios. Para los intermediarios y transportistas se tenía otro precio un poco más
elevado.
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Además, cuenta con estancias alejadas del centro poblado lo que facilita la crianza de ganado camélido,
caprino y ovino. Los centros poblados se encuentran situados cerca de las fuentes de agua y la mínima
parte aptos para cultivo.
De Puna Baja de matorral seco; de 3300 a 3600 msnm, de clima templado mesotermal, templado
frio en las partes altas, con temperatura media anual de 11ºC, identificando a las comunidades de
Río Mojón, Río Seco y una parte de Esmoruco con una pequeña superficie agrícola y la vegetación
pradera de alta montaña.
Riesgos climáticos:
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Nevada. Su efecto ha generado la disminución en la crianza camélida, afectando mucho más a las
comunidades del Th’olar, Guadalupe, Rio Chilenas y parte de Esmoruco. Las ocurrencias son de mayo a
agosto.
Heladas. Las heladas inician desde abril, más intenso de mayo a agosto (120 días) y se prolonga hasta
septiembre, siendo más perjudiciales para las actividades agrícolas y ganaderas.
Lluvias: Según SENAMHI la estación instalada en San Pablo de Lípez presenta información de precipitación
pluvial anual menor de 100 mm, siendo los meses más lluviosos enero y febrero con 93,2 mm.
Dinámica poblacional. Según CPV (2012), existe una migración circunstancial, debida a los bajos ingresos
económicos, causada por la baja producción agropecuaria e inclemencias del tiempo.
Las reuniones familiares es más para actividades festivas, el 1ro y 2 de febrero la práctica ritual del
afloramiento (k’illpa) y cuantificación del ganado camélido; luego la fiesta de San Juan (24 de junio) que
enfloran y cuantifican las ovejas y cabras, posteriormente las fiestas religiosas y al aniversario de la
provincia.
Actividad productiva. Las áreas destinadas a la agricultura depende del suelo apto para la producción y la
disponibilidad de agua, la mayor parte de la superficie es apto para el pastoreo del ganado camélido, ovino
y caprino.
Frente a esta situación y falta de alimento en cada hogar, los jefes de familias ven las diferentes formas y
posibilidades de tener alimento almacenado en la casa; una de ellas es viajar a los valles obteniendo otros
productos mediante el trueque o intercambio de sus productos por productos de las zonas bajas.
El Sr. Ángel Gutiérrez (64), actualmente por voto soberano del mayo 2015 ejerce de primera autoridad del
Gobierno Autónomo Municipal de San Antonio de Esmoruco; sin embargo, su actividad principal fue y
sigue siendo la crianza llamas. Su familia integra 5 varones y 5 mujeres, algunas veces su esposa ayuda con
la venta de comida en la comunidad.
Don Ángel recuerda: antes del año 2000, tuvieron más de 700 llamas (250 machos y 450 hembras), a ésta
con 80 burros (30 machos y 50 burras); actualmente, cuenta con un total de 400 cabezas (50 machos y 350
hembras), con 15 burros (6 machos y 9 hembras).
El Sr. Alberto Nina (30), actualmente ejerce de Concejal del Municipio San Antonio de Esmoruco; recuerda:
desde su niñez la actividad principal fue pastorear las llamas sean machos o hembras de un total de 200
cabezas (30 machos y 170 hembras).
Antes en el pastoreo, los machos estaban separados de las hembras, obteniendo las siguientes ventajas:
Para los viajes, las llamas machos estaban castrados denominados “capón” y la diferencia es notoria con
las llamas machos sin castrar:
Los hijos/as ayudaban en todas las actividades (agricultura y ganadería), el jefe de familia se dedicaba en
buscar más alimento para el hogar por la falta y escases de productos agrícolas en la región; a su vez, la
esposa tenía más responsabilidades en la comunidad (trabajos comunales, aportes y otros).
Don Ángel y don Alberto comentan: inicialmente preparaban sus productos locales, seleccionaban la
cantidad de burros según la cantidad de productos requeridos para la casa y programan la fecha de viaje.
El viaje a Socochi fue en el mes de marzo (temporada de fruta), para esto don Ángel disponía 20 burros y
el padre de don Alberto más de 10 burros machos o burras machorras (que no tuvieron crías).
El viaje de Esmoruco fue de 2 a 3 días, dependiendo del factor climático (las fuertes riadas se llenan de
agua), llevando productos locales de sus sogas, líos (piolas de amarre) y prendas artesanales, a esto
llevaban de 7 a 10 llamas hembras (vivos) para carnear en el lugar y hacer el trueque de carne fresca por
uva, manzana, tuna y otras frutas.
- Las presa de llama (pierna o paletas con costilla) por 2 arrobas de manzana o una arroba de uva.
- Una (chalona) pieza entera de oveja por 2,5 arrobas de manzana.
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- Muchas veces el corte de bayeta, las sogas y otros productos artesanales de altura se vendían en
dinero, con este mismo dinero se compraba algunas frutas, como también para los gastos en el
retorno.
La ventaja de viajar con burros es más rápido y avanza, cargan más peso, se puede viajar en la noche; a su
vez, la fruta es perecedera (dura poco tiempo). En Socohi, la estadía fue no más de 2 días y deberían
planificar el retorno.
En el retorno a Esmoruco se podía visitar algún centro minero, ofrecer y vender las frutas, lo importante
fue hacer llegar la fruta y que la familia pueda disfrutar, y con la venta disponer el gasto para los hijos.
Hoy en día, la gente de los valles o intermediarios de fruta y verduras llegan a Esmoruco en su movilidad
ofreciendo una variedad de productos de otras zonas; la adquisición de estas frutas es con dinero y no hay
trueque.
Para el viaje a los valles de Tupiza requería tiempo, consistía desde los preparativos, el viaje con las llamas,
el trueque propiamente, el retorno a la comunidad y las costumbres ligadas a la madre tierra.
En responsabilidad de los varones para el viaje a los valles de Tupiza, fue desde el mes de septiembre (año
anterior) tejer en cortes de 6 a 7 m (tela en base a la fibra de la llama u oveja), bayeta, chales, sogas (de 5
brazadas), líos (piolas de amarre), chalonas (carne deshidratada de oveja o cabra).
Las funciones de la mujer fue hilar y tejer en aguayos y prendas artesanales (en base a fibra de llama como
de oveja), para el trueque y de uso familiar, el preparado del chicharrón de llama, el juntado de hierbas
(chachacoma, pupusa y kh’oas); los hijos ayudaban en torcer el hilado, torcer fibra de llama para trenzar
sogas, ondas y otras prendas artesanales, siempre con visión para el trueque.
Faltando 2 días para el viaje, las mujeres preparaban la ración seca para los viajeros comprendidos en: pito
de cebada, tostado de maíz, azúcar, ollas, utensilios de cocina y una lata para llevarse agua; y los varones
preparaban las cargas para las llamas según la capacidad y edad, en el peso de 2 a 2,5 arrobas para llamas
de 2 a 3 años y de 2,5 a 3 arrobas para llamas de 4 a 5 años.
Día antes seleccionaban de 25 a 40 llamas machos para el viaje y de este grupo elegían de 2 a 3 llamas
denominados “delanteros” (llamas que tienen coraje y siempre caminan delante de la tropa), y los demás
llamas seguían por su detrás; a estas llamas delanteros les colocaban en sus cuellos los “ánimos”
(campanillas) y con distintivos más llamativos por ser líder y guía de la tropa.
Al finalizar la jornada de ese día, la costumbre fue hacer un acto ritual con kh’oa y wilancha con una llama
a todos los productos preparados para el trueque, pidiendo a todas las deidades de la madre tierra el
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cuidado y protección de los viajeros, seguido con el floreado (th’ikas) en las orejas de las llamas y para
finalizar la costumbre fue servirse un plato especial toda la familia y sus acompañantes.
Los pastores de Esmoruco emprendían su viaje cada 1ro de junio a los valles del municipio de Tupiza y a
sus comunidades de Talina, Quiriza, Suipacha y Nazareno.
En la mañana muy temprano, cargaban los productos a todas las llamas viajeros y sus víveres para cocinar
en el trayecto del viaje, cargando a 2 o 3 llamas machos “last’as” (llamas que caminan siempre último en
la tropa).
Don Ángel relata: partiendo en la mañana de Esmoruco llegaban a su lugar de “jarana” (lugar de descanso
y pastoreo de llamas), descargan a las llamas y preparan su alimento, el ayudante recogía t’olas en el
trayecto para su cocina, una vez comiendo reunían las llamas para dormir esa noche en la cercanía de la
carga.
El día siguiente, la hora de despertar y preparar su alimento fue cuando aparezca la estrella macho
(crucero), a horas 5 am y cuando amanece empezaban a juntar y encadenar de 3 a 6 llamas con soga y
luego cargar, la demora en cargar a todas las llamas fue de una hora y partir antes de horas 8:00 para llegar
a otro jarana de 14:00 a 15:00 horas.
Don Ángel comenta: la primera comunidad de llegada fue Talina, pasar a Quiriza, Quebrada Seca y llegar
hasta Nazareno; durante el recorrido hacían el trueque, en estas comunidades tenían personas de
confianza y amigos clientes, quienes esperaban la llegada (cada primera semana del mes de junio) y no se
podía incumplir este compromiso sin haberles proveído los productos de altura.
- Una soga por una arroba de maíz desgranada (maíz blanco, amarilla o gris).
- Un lío (soguilla) por ½ arroba de maíz.
- Una chalona (carne entera deshidratada) oveja o chivo por 2,5 arrobas de maíz.
- Un chalón (carne deshidratada) de llama por 10 o 12 arrobas de maíz desgranado.
- Por una bayeta (tela en base fibra de oveja) de 2,5 baras (aprox. 2,30 m) por 2,5 a 3 arrobas de
maíz.
- Una arroba grasa de llama por 2 a 2,5 arrobas de maíz.
- De hierbas medicinales: un puñado por 10 mazorcas de maíz o un bañador de maíz.
Algunas veces los vallunos querían carne fresca de llama, entonces se carneaba y se entregaba por presas:
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Total maíz juntado mediante el trueque llegaba de 8 a 10 quintales, de esta cantidad disponían como 3
quintales para harina y hacían moler en las molineras de piedra, su costo fue un boliviano por arroba. La
misma cantidad fue haber reunida el padre de don Alberto durante su viaje, que también tenía sus amigos
clientes de preferencia.
En el preparado de la carga, se considera las edades de las llamas: de 1,5 a 2 arrobas para las llamas de 2
a 3 años o maltones, de 2,5, a 3 arrobas para las llamas de 3 a 5 años de edad. Las llamas con más años de
edad no viajaban, corren el riesgo de enfermarse. Para su retorno, no realizaban ninguna costumbre cómo
hicieron para la ida.
Retorno a Esmoruco.
Planificada el día de retorno, en la mañana muy temprano juntaban las llamas cargar y emprender el viaje,
el retorno fue de 7 días (Talina a Esmoruco); porque, las llamas iban despacio con la carga. Durante el viaje
no se tenía ningún problema con las llamas como de las personas.
Para la llegada del viajero, la esposa estaba a la expectativa en la comunidad; entonces, cada familia
teníamos el lugar de seña. En la última jara (última noche de pernocte), en la mañana muy temprano se
prendía una fogata en el cerro, la esposa y los vecinos sabían que está llegando don Ángel con sus llamas
del valle; después de media jornada (entre 14:00 a 16:00 horas) las llamas estaban llegando a la casa.
La esposa y los hijos daban alcance con una jarra de chicha al llegar a la casa, algunos vecinos esperaban
por la buena llegada, luego hacían la “chayanoka” (los vecinos descargan al medio del patio), colocan la
kh’oa e insencios hacen humear al producto llegado y agradeciendo a las llamas por el traslado. La esposa,
les sirve un plato con asado de llama a los viajeros y a los vecinos, por la llegada del alimento básico para
la familia, terminada las costumbres don Ángel obsequiaba a un plato de maíz a los todos los vecinos que
fueron acompañado por su llegada. El día siguiente guardaba los productos en su depósito.
Sin embargo, don Alberto recuerda: en su casa por la llegada de los productos del valle hacían fiesta toda
esa noche, con chicha y alcohol, luego el día siguiente después de una comida los vecinos volvían a sus
casas.
Estos últimos años, siguen preparando productos para el trueque y viajando en movilidades particulares a
la feria de Santa Catalina - Argentina, que se realiza los meses de octubre a noviembre. A esta feria llevan
chalonas de oveja o chivo (carne deshidratada), lana de oveja, fibra de llama, kh’oas y otros productos.
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El motivo del viaje es cambiar los productos locales por los productos industriales, como son: harina, arroz,
azúcar, aceite y otros, las mismas son transportados en movilidades de retorno hasta la comunidad.
Para finalizar el año (en diciembre), el viaje es a Chañar de San Pedro de Atacama (Chile), con la venta de
corderos, carne seca y lana; los pobladores de esta región acuden en su mayoría a esta feria fronteriza, y
se proveen de productos industriales, artefactos y electro domésticos a precios más bajos que en mercado
boliviano.
Don Alberto recuerda: luego de haber llegado una semana de los valles, algunas llamas se ponían débiles;
para esto se tenía que prever un corral con suficiente forraje, dejar un par de días y hacer tomar una jarra
de “ullpi” (preparado de maíz), con esto recuperaban con facilidad.
Asimismo, don Ángel recuerda: su último viaje con llamas fue el año 1986 (29 años atrás) a Talina con
trueque. Posteriormente viajaron en camión a estos valles, llevando los mismos productos: sogas, carne
deshidratada y otros, una vez llegando al lugar de trueque (valles) el chofer del camión les dejaba cerca a
la casa de los amigos clientes; entonces y don Ángel realizaba el trueque como si hubiesen viajado con
llamas “trueque por el maíz”, una vez terminada y acopiada el maíz, una parte hacer moler en harina y
retornar en el mismo camión hasta Esmoruco. El camión resultó más rápido y menos sacrificio, por esto
fue dejando la costumbre de viajar con llamas.
Propiamente la familia de Don Ángel, siguen manteniendo como base el consumo de maíz en sus
deferentes platos; teniendo maíz en la casa, la esposa y la familia se sienten seguro de contar con su
alimento, también se comparte con los productos industriales de complemento sobre la base del maíz.
Hoy en día, comentar sobre el viaje a los valles con el trueque nadie cree, parece un mito y nada real;
nosotros hemos vivido en una vida muy sacrificada y ejemplar, cada jefe de familia tomaba su
responsabilidad de cómo mantener activa y sana en su hogar, en la comunidad y en la sociedad. Las llamas
seguirán el sustento económico en esta región del sudoeste potosino y guardián de la frontera nacional
(una reflexión de don Ángel Gutiérrez).
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Sus características fisiográficas comprenden de piso montano desértico, serranías y las planicies con
grandes campos de especies forrajeras fibrosas y rústicas consumidas por las llamas; el cultivo de la quinua,
es el mejor que produce en esta región y de buena calidad, y la crianza de llamas, ovinos y caprinos esta
en el sector San Cristóbal y Cocani.
La vegetación que caracteriza y predomina en esta región, son: la tara th’ola, koa th’ola (Fabiana
squamata) y pulica th’ola, lamphaya; de arbustos caducifolios, la pesko th’ola y en menor proporción la
rosa khisca; de forma aislada se observa las gramíneas de iru ichu (Stipa frígida) y sicuya, en estratos más
bajos es común visibilizar las especies herbáceas de yawaras (Stipa cf.nardoides, Stipa spp), llapha
(Muhlenbergía persiana), de referencia en laderas están los remanentes matorrales de queñua (Polylepis
spp.) asociada con yareta (Azorella compacta); en las llanuras aluviales los suelos son altamente salinos,
su cobertura vegetal se destaca la khota (Anthobryum triandrum), el k’auchi (Salicornia pulvinata) y
algunas especies de ch’iji blanco (Distichlis humilis).
Riesgos climáticos.
Vientos. Los vientos son intensos en todo el año, las velocidades pueden superar los 39 Km/hora, la
dirección predominante es del noroeste al sudeste y con más fuerza en los meses de agosto a diciembre.
Heladas. Las heladas permanecen de 211 días (casi todo el año), afectando gran parte a la actividad
agrícola y ganadera en los meses de enero y marzo, posteriormente más intenso en los meses de abril a
agosto.
Granizadas. Las granizadas se presentan estacionalmente al inicio de las lluvias (diciembre) y al finalizar
(marzo) causando daños considerables en la actividad agropecuaria.
Nevada. Otro riesgo climático en los últimos años, cuyo efecto ha generado la disminución en los sistemas
de producción ganadera.
Los pobladores de este municipio y de sus comunidades que viven en forma permanente en esta región,
son los directos afectos por estos riesgos climáticos, motivo que obliga a los jefes de familia buscar el
sustento familiar principalmente en la alimentación. Por esta situación fueron viajando a diferentes
lugares, visitando otras ecozonas que brinda la madre tierra.
El Sr. Andrés Coro (56), vive de forma permanente en la comunidad de Cocani, ubicada hacia el sur del
Municipio de Colcha “K” provincia Nor Lípez del departamento de Potosí, su familia integra 3 varones y 5
mujeres; la actividad principal desde su niñez fue y sigue siendo la crianza de llamas, en tiempos libres
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trabaja de albañil en la misma comunidad, la esposa ayuda en el pastoreo y en la casa elabora panes para
el consumo y la venta.
La comunidad de Cocani, presenta un clima frígido y árido, con grandes campos de pastoreo dando
oportunidad en la crianza de camélidos, seguido de caprinos y ovinos. En la producción agrícola no es
costumbre sembrar tubérculos y granos; sin embargo, algunos siembran hortalizas como zanahoria,
cebolla en temporadas de lluvia.
Recuerda de su juventud don Andrés, en la familia tuvieron 160 a 180 llamas machos y 200 llamas hembras,
nada de burros; actualmente fluctúa de 120 a 140 machos y más de 300 hembras, con la seguridad de
contar un mayor porcentaje de crías cada año y como fuente de ingreso económico para la familia, a su
vez tiene 4 burros para trabajos agrícolas, solo para la siembra de forraje y no para los viajes.
Hasta el año 2000, mantenían las costumbres ancestrales de separar los machos de las hembras en el
pastoreo, por las siguientes ventajas:
Hoy en día, el pastoreo es libre y en conjunto (machos y hembras), la mayor parte del cuidado se dedica
la esposa y los hijos en sus horas libres; sin embargo, la ronda a las llamas es de 3 a 4 veces por semana en
el campo.
Una práctica ancestral que mantiene don Andrés es el destete a crías, cada primera semana de agosto
separa de las madres y pastorea en lugares que existe forraje verde (cercanías a Cocani) y se adaptan con
facilidad y se olvidan muy pronto de sus madres.
Don Andrés fue haberse preparado con anterioridad los productos del lugar para el trueque y de proveerse
de sal en molde en el mes de marzo (una vez pasada la época de lluvia) del Salar de Uyuni (Colchani). Por
entonces, la venta de sal en Colchani fue administrada por los curacas (autoridades originarias) de Lípez,
Coroma y Tomave, y fiscalizada por la Federación Regional Única de Trabajadores Campesinos del Altiplano
Sud – FRUTCAS.
Viaje a Colchani.
Para proveerse de sal en molde de Colchani, se tenía reserva maíz para hacer el trueque o bien comprar
con dinero. La señora preparaba el avío (alimentación seco), el viaje fue favorable para domar las llamas
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“ancutas” (jóvenes) que por primera vez cargaran y viajaran, para este viaje juntaba de 60 a 80 llamas
machos.
El viaje fue de 4 días de Cocani a Colchani, nos presentamos ante las autoridades para comprar la sal en
molde y tomar contacto de la persona a cargar; un molde pesaba de 10 a 12 kilos, cada llama cargaba 2
moldes (24 kilos), se tenía que preparar las carguillas para un total de 50 a 70 llamas (de 1200 a 1680 kilos)
dejar en reserva 5 a 8 llamas para relevo. El preparado de cargas para las 70 llamas requería 2 días.
De 70 cargas acopiadas a Cocani, solo pasaba 25 a 30 carguillas (600 a 720 kilos) a Tupiza, a esto se
completaba con lana de llama, cuero de oveja, tustuca (grasa de llama), charque (carne deshidratada),
sogas, ondas, líos y hierbas medicinales deshidratadas.
La mujer particularmente preparaba para el trueque costal (bolsa tejida a base fibra de llama), camas,
wayetas, cortes (tela natural a base de lana de oveja). Los hijos ayudaban en el preparado con el torcido
de hilos para costal, phullu (tendido o aguayo) y otras actividades preparatorias.
Antes de emprender el viaje la señora alistaba alimentos secos “avío” en: pito de cebada, tostado de maíz,
harina de maíz, poco de azúcar y sal; para cocinar: ollas, jarro, lata (para llevar agua).
Don Andrés y su familia planificaban sus viajes para el 1ro de junio; para esto, 2 antes de emprender el
viaje habían seleccionado a llamas machos que viajaran a los valles de Tupiza e identificar de 2 o 3 llamas
delanteros (que siempre van delante de la tropa, tienen coraje y no tienen miedo). Un día antes de partir,
hacían una kh’oa a los productos y a las llamas en gratitud de permiso a la pachamama y a los deidades
pidiendo que no haya problemas en el viaje y el floreado “t’ika” a las llamas, colocado de campanillas a
llamas delanteros, ese día la esposa preparaba una comida tradicional “kalapari” (lagua de maíz cocido
con piedra híper caliente) acompañado de mote y chicha.
En la mañana del viaje cargaban todas sus cargas preparadas y su víveres cargaban en 2 o 3 llamas last’as
(llamas que caminan atrás o último) denominados pitukero (llama cargador de víveres).
El valle de don Andrés fue las comunidades Palquiza, Quiriza, y Chacopampa del municipio de Tupiza, que
viajaba con 70 o 80 llamas, con dos personas “jareros” (jara, significa desamarrar a las llamas) o personas
que acompañan y muy particular 1 o 2 ayudantes; estas personas dependen de la cantidad de llamas, si
viajan de 15 a 40 llamas, requiere 1 persona para jara y necesariamente 1 ayudante. Asimismo, para el
viaje disponían 5 a 6 llamas que partirán sin carga; la finalidad es, de prevenir un relevo por si hubiera
alguna dificultad en el viaje.
El recorrido de don Andrés fue las siguientes paradas o descansos y pastoreos de llamas:
Don Andrés recuerda: en las noches de descanso molestaba el puma andino, sobre todo en Patos Filos.
- Una carga de llama = 2 moldes de Sal = 2 @, su trueque fue con 2 arrobas de maíz desgranado.
- Una libra de grasa (1/2 kilo), su cambio fue ¼ (3 kilos) o 6 libras de maíz desgranado.
- Una cuartilla de grasa, por 1 ½ arroba de maíz.
- Un libra de chicharrón de llama, por ¼ de maíz.
- Una soga (4 a 5 brazadas), por 1 arroba de maíz.
- Un lío trenzado, por ½ arroba de maíz.
- Un lío pequeño, por 8 libras (4 kilos) de maíz.
- Un cuero de oveja con lana, por 1 arroba de maíz.
- Lana de llama dependiendo el color, por ½ a 1 arroba de maíz.
- Un manojo de hierba chachacoma o pupusa, por maíz en mazorca, sin medir la cantidad, más fue
de solidaridad y de gracia de haber llegado al lugar (valles de Tupiza).
La estadía en estas comunidades con el trueque fue de 5 a 6 días, luego preparar las cargas para el retorno;
antes de emprender el viaje a Cocani, tenía la costumbre de hacer una kh’oa como agradecimiento a la
pachamama y pidiendo a las deidades que le den energía a las llamas hasta llegar a Cocani.
El retorno a Cocani.
Iniciando el viaje por el mismo camino de ida, las llamas se ubicaban y conocían su lugar de descanso y
pastoreo, en este viaje por ser un recorrido corto (de pocos días), no se tenía ningún problema con las
llamas.
La familia, luego de hacer cálculos para la llegada de los viajeros de Tupiza, fue preparándose para recibir
con: chicha, qalapari (lagua de maíz cocido con una piedra híper caliente) y maíz pelado; para las llamas,
ullpi de maíz como reconstituyente.
La llegada a la estancia de Cocani solía ser de 15:00 a 16:00 horas, la esposa esperaba con una jarra de
chicha para el esposo y sus acompañantes en gratitud de su retorno y a las llamas echaban con chica
(ch’alla) dando una vuelta a la tropa.
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Los vecinos en la comunidad estaban a la expectativa, con la señal que daba don Andrés se reunían los
vecinos en la casa; una vez llegada, ayudaban descargar a las llamas acomodando el maíz en el patio, la
esposa sacaba las mantas, aguayos o camas (nuevos) que haya elaborado durante el viaje del esposo, en
señal de augurios y durabilidad del alimento y sustento de la familia.
La esposa sirve la comida preparada al esposo, sus acompañantes y a los vecinos, luego sirven la chicha,
así inicia el ch’allaku de la buena llegada, esto puede alargarse hasta en la noche; el día siguiente, luego
de recuperar los efectos de la chicha (alcohol), carnean una llama, con la sangre hacen una wilancha al
producto llegado, posteriormente se sirven otro plato de comida todos los presentes.
Después de la media jornada, el esposo inicia el traslado del maíz al depósito, posteriormente los
acompañantes ayudan en el traslado, dando una vuelta el lugar amontonada con ciertas imitaciones al
igual que la llama, (quilquido de llama). Finalizada la tradición, en agradecimiento a los vecinos por su
ayuda les regalaba a un plato harina de maíz, poco de maíz y su chicha.
Don Andrés de inmediato se preparaba el viaje a Tarija, (recuerda de 1985) en busca del sustento familiar,
la misma fue heredada de su progenitores; hasta la fecha mantiene el viaje en camión, en coordinación
con otros vecinos de la comunidad, del cual nos relata su pasaje.
Para el viaje a Tarija se tenía previsto que productos llevar, porque cada amigo cliente tiene su preferencia
con los productos de altura, en este viaje se llevaba 70 a 80 carguillas (1680 a 1920 kilos), de preferencia
para los tarijeños la sal de Uyuni es utilizada en el ganado vacuno y caprino, seguido por charque de llama
(carne seca), poco fibra de llama y hierbas de chachacoma, lampaya y k’oas.
La señora preparaba nuevamente los alimentos secos, comprendidos en: pito de cebada, tostado de maíz,
harina de maíz, poco de azúcar y sal. Para cocinar, ollas, jarro, lata (para llevar agua). Este viaje fue el más
largo, lo que requiere viajar con llamas de buena constitución física y gordos, las llamas que viajaron a los
valles de Tupiza se quedan, para esto se tenía previsto con otras llamas machos castrados.
De preferencia se llevaba sal en molde y los productos indicados en poca cantidad; don Andrés, para este
viaje tenía previsto de 70 a 80 llamas machos, con dos “jareros” (desamarrar a las llamas) y 1 o 2 ayudantes.
Antes de partir, las costumbres a las llamas fueron las mismas que el viaje a los valles de Tupiza, elegían a
llamas delanteros (2 a 3 machos) por ser animadores en el viaje, con un distintivo y t’ika particular por
llevar esta categoría o jerarquía de la tropa. Asimismo, para este viaje se disponía como 10 llamas para
prever el relevo a llamas que tuvieran alguna dificultad en el viaje.
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Partiendo de la comunidad, se tenía el mismo recorrido o camino a los valles de Tupiza, sólo se alargaba
con 7 a 8 días hasta llegar a las valles de San Lorenzo y a la comunidad vecina Calama.
Una vez llegando a los valles de San Lorenzo, se descargaba y luego distribuir a los amigos clientes; los
amigos tarijeños esperaban con su maíz para hacer el trueque por la sal de Uyuni.
- Un molde de sal de 25 a 26 libras (12,5 a 13 kilos), por 30 libras (15 kilos) de maíz desgranado.
- Un kilo de fibra de llama, su cambio fue 25 kilos de maíz desgranado
- Por un manojo de hierbas deshidratadas: chachacoma, lampaya y k’oas, por 1 libra de maíz.
Con amigos tarijeños no siempre el trueque es por maíz, es aceptable papa, oca, trigo y haba seca, como
productos del valle; en caso del trueque con papa es peso a peso (igual al peso de la sal). Las actividades
del trueque en estas comunidades duraban 8 a 10 días, incluyendo días en el preparado de la carga.
El retorno fue por el mismo camino de ida, que duraba de 15 a 16 días hasta llegar a la comunidad de
Cocani. Esta vez las llamas sentían cansancio por el largo viaje.
Otro de los recuerdos, en este largo viaje, a las llamas se le acababan las almohadillas de sus patas
delanteras, empezaban a cojear; para esto tenían previsto, colocaban los plantores (zapatitos de llamas)
hechos manualmente de cuero de llama parte del cuello, primeramente se lavaba con orín, pasar con unto
(grasa de llama) y se colocaba los zapatitos, pasada 3 días la llama estaba sano de sus patas.
La esposa hacía los preparativos para el día de llegada, una jarra de chicha para el viajero y sus
acompañantes. Para las llamas preparaba ullpi de maíz hervido en yareta (el maíz es un reconstituyente y
la yareta actúa de purgante); se presume, las llamas durante su viaje hayan tomado aguas estancadas o
sucias, el cual requiere desinfectar su digestión de forma natural y su pronta recuperación.
Con seguridad, después de 1 a 2 semanas de llegar a la comunidad, las llamas hayan decaído por el largo
viaje, por esto es importante hacer tomar un reconstituyente y complementar con algunos forrajes de
reserva para este fin.
Costumbres en la casa.
Las costumbres ancestrales no podían dejarse de lado, el descargue a las llamas por los vecinos, la comida
especial preparada por la esposa y la ch’alla con chicha a los productos llegados de los valles de Tarija y la
amanecida no faltaba.
Desde 2014, don Andrés y algunos vecinos de la comunidad Cocani, continúan con el viaje en camión a
San Lorenzo (Tarija), transportando sal en molde para el trueque por maíz en esas comunidades vallunas;
así nos comenta y cómo las realiza.
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Provisión de productos.
La gente joven de San Lorenzo, ya no requieren sogas, lanas, cuero de oveja y otras; ahora todo es sal en
molde, que utilizan en los meses de intenso frío (junio a agosto) de medicamento para el ganado vacuno
y caprino.
En la comunidad Cocani uno de los vecinos tiene su camión Nissan Cóndor de 120 qq, presta servicios a
diferentes actividades y en esta gestión 2015 viajamos varios vecinos a Tarija.
Esta vez la adquisición y acopio de sal en molde, es mediante encargo al chofer del camión, compra de
Colchani y hace llegar a la comunidad de Cocani para un día programado, cada molde cuesta a 6 bolivianos.
De la comunidad viajamos 12 familias (jefes de familia y algunos acompañantes), cada uno tienen cierta
cantidad de sal en molde, unos más y otros menos; el viaje de Cocani, Tupiza y San Lorenzo tarda un día.
Llegando a San Lorenzo y Calama, el camión descarga la sal en molde, luego es responsabilidad de cada
familia en distribuir a sus amigos clientes en carrito de mano o contratando autos; porque, los tarijeños
están a la espera con su maíz y otros productos para el trueque.
Análisis de costos.
Esta es la ganancia que adquiere el productor de Cocani, motivo que justifica seguir viajando a los valles
de Tarija, a su vez le esperan los amigos clientes con maíz destinado por el trueque.
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La alimentación en su familia.
Hasta la fecha su alimentación básica es a base de maíz y sus derivados, complementada con algunos
productos del lugar y verduras producidas en la comunidad.
La familia tiene asegurada y almacenada de productos alimenticios en seco; sin embargo, esto no es
suficiente. Para cada 24 y 25 de noviembre existe una feria en Santa Catalina (Argentina), del cual
describimos:
La apertura o indicador de precio base de la fibra inicia en la feria de Sarcari cada 15 de octubre,
denominada la feria de “mank’a fiesta”, que significa la fiesta de comida, sabiendo el precio base de la
fibra se prepara para el viaje a Santa Catalina.
Cada año se realiza una feria anual en Santa Catalina (Argentina), dedicado al trueque de la fibra de llama
por productos industriales; es decir, en esta feria hacen el trueque de lana de oveja o fibra de llama por
harina de trigo, azúcar, aceite y otros productos que se requiere en la cocina y en la familia.
Años atrás se viajaba con llamas y otras veces con burros, hoy en día el viaje es en camión, el flete expreso
del camión es de 3500 bolivianos, todos los interesados se reúnen, coordinan y viajan a esta feria anual
con fibra de llama.
Una vez asegurada la movilidad, la ruta es por Tupiza, Villazón y Santa Catalina.
Llegando, los mismos comerciantes mayoristas o minoristas de productos industriales aceptan el trueque
por fibra de llama:
Los mismos argentinos ofrecen hacer los cambios o trueque por sus productos industriales, esto es
favorable para el productor de Cocani. Algunos comerciantes industriales venden sus productos y
comparados con el mercado de Uyuni es la misma en su valor; entonces, es conveniente traer de esta feria
todos los productos industriales, realizando el trueque con los argentinos, de esta forma adquiere su valor
la fibra de la llama.
En Bolivia los comerciantes de fibra y cuero de llama pagan no más de 10 a 15 bolivianos (cuero entero
con su fibra); entonces, favorece llevar al trueque para adquirir y tener otros productos en la casa.
El señor Pacífico Ramos Huarachi (44) y sus hermanos Bernardino y Bruno viven de forma permanente en
la comunidad de Pozo Cavado, municipio de Colcha “K” del departamento de Potosí. La familia integra 2
varones y 7 mujeres. Su actividad principal desde su niñez fue la crianza de llamas como de sus hermanos,
actualmente sigue siendo el sustento principal en la economía familiar.
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La comunidad de Pozo Cavado, presenta un clima frígido y árido con grandes campos de pastoreo,
favoreciendo a los productores de esta comunidad principalmente en la crianza de camélidos, seguido de
caprinos y ovinos. En la producción agrícola no es costumbre sembrar tubérculos y granos, por los riesgos
climáticos; ahora incursiona a producir quinua en pequeñas superficies sin quitar el pastoreo de la llamas.
Antes del año 1995, se pastoreaba separada las llamas machos de las hembras, por entonces se tenía un
promedio de 200 cabezas (100 machos y otras 100 hembras) acompañada de 90 burros (40 machos y 50
burras). Posterior a 1995 el pastoreo es en conjunto con 220 llamas (60 machos y 160 hembras), también
mantiene los burros 7 machos y 13 hembras.
Las ventajas y desventajas de pastorear las llamas por separado, reflejan en el estudio anterior que son las
mismas.
El viaje y recorrido del Sr. Pacífico es muy diferente a las demás personas entrevistadas; en los meses de
febrero a marzo fue viajado por fruta a los valles del municipio de Cotagaita, seguido a los centros mineros,
posteriormente el viaje más largo por maíz a las comunidades del departamento de Tarija y finalmente a
las ferias de Argentina y Chile, con el fin de obtener mediante el trueque otros productos que son
necesarios para la familia. Del cual desglosamos:
Para los amigos clientes de los valles de Cotagaita, se tenía reservado la sal en molde el año anterior, a
esto completaba con sogas y cueros de llamas sin fibra solo piel (utilizaban para el techo de sus
habitaciones),
El viaje de esta temporada fue con 15 o 20 burros capones (castrados) o burras sin crías, porque cada burro
carga un quintal de sal (4 moldes = 50 kilos) en la ida y en la vuelta retorna con un quintal de fruta.
La esposa preparaba para los viajeros el avío (alimento seco en tostado de maíz y pito de cebada).
Luego de haber planificada el día de viaje, a tempranas horas se carga sal de 4 moldes a los burros, costales,
sogas y a 2 burros los víveres y frazadas para descansar en el camino.
Es mejor salir temprano y llegar horas antes a las comunidades, muchas veces por la temporada de lluvia
uno es atajado por los ríos, la misma puede causar accidente por el desequilibrio al burro por tener un
quintal en su lomo.
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La primera comunidad aterrizada es Totora y llegando hasta Tablaya, los habitantes estaban a la espera y
salían a ofrecer sus frutas para hacer el trueque con la sal en molde.
- 2 moldes de sal = 2 arrobas de cualquier fruta, puede ser uva, membrillo, granada o manzana.
- 1 soga por 1 arroba de cualquier producto en fruta.
Una vez terminada la sal en molde mediante el trueque o cambio, de inmediato se planifica el retorno;
porque, las frutas son productos perecederas de vida corta.
Se retornaba por el mismo camino de ida con algunos recortes del trayecto y se podía visitar a los centros
mineros más cercanos a la ruta, que también esperaban algunas familias, para nosotros vender o hacer el
trueque por sus productos que tenían de la pulpería es bien venido.
La familia estaba en espera, el viaje no fue más de 10 días; llegando a Pozo Cavado la familia podía haber
degustado las frutas adquiridas mediante el trueque, también se podía conservar por más tiempo en
ambientes frescos y secos, como: el membrillo, manzana y las granadas.
Don Pacífico indica: actualmente ha dejado de viajar a estas comunidades; al contrario, los productores de
estas comunidades de Cotagaita llegan con sus frutas al mercado de Uyuni, esto favorece de seguir
consumiendo las frutas temporales en la comunidad de Pozo Cavado.
Ahora se dedica preparar los productos para el viaje a los valles de Tarija.
La familia de don Pacífico y sus dos hermanos fueron haber viajado a los valles de Tarija, considerado el
viaje más largo de la comunidad de Pozo Cavado.
Antes de emprender el viaje a Colchani, preparaban las sogas para liar a las llamas, zapatitos de las llamas
(prevención) por el desgaste de sus almohadillas, alimento seco para los viajeros en: pito de cebada, harina
de maíz, azúcar y sus utensilios de cocina.
Una vez pasada la temporada de lluvia, estimando que existe poca agua en el salar, se podía planificar el
viaje a Colchani y de proveerse sal en molde. Para este el viaje se solían destinar de 150 a 180 llamas
machos.
Viaje a Colchani.
- 1er día, partiendo a horas 7:30 se llega Viluyo de 17:00 a 18:00 horas.
- 2do día, partiendo a horas 4:00 se llega Pampa pelada de 17:00 a 18:00 horas.
- 3er día, partiendo a horas 4:00 se llega Arislaca (Uyuni) de 17:00 a 18:00 horas.
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El precio de los moldes pequeños (8 kilos) fue de 0,50 pesos y los moldes grandes (10 a 12 kilos) a 1 peso,
muchas veces preparar la carga para las llamas se demoraba de 2 a 3 días en el salar y recién el 3ro o 4to
día se podía ingresar con llamas a cargar, a su vez la sal en molde está fresco y es pesado.
Retornando por el mismo camino se llegaba en 4 días a Pozo Cavado, en el retorno algunas llamas cojeaban
por el desgaste de sus almohadillas (planta de sus patitas) y el efecto del salar, y se colocaba los zapatitos
previstos, previo lavando con orín y pasando con unto (grasa de llama), generalmente esto pasaba en las
patas delanteras.
Mientras secaba la sal, se iba preparando los productos a llevar para el trueque, a su vez la familia estaba
en constante preparación, no se descansaba ni un día: como son: trenzar sogas, carnear llamas y preparar
el charque (carne deshidratada), grasa y algunas hierbas de mate del lugar, todo debería estar preparado
hasta fines de mayo.
Faltando 2 días antes de emprender el viaje a Tarija, se elegían unas 60 llamas machos de buena
constitución, forzudos y gordos, esto por familia, en total aproximado de 120 a 150 llamas de los 3
hermanos; a su vez, según la cantidad de carga preparada. Para las llamas maltones de 2 a 3 años un peso
de 10 a 12 kilos y para llamas de 4 a 5 años un peso de 18 a 20 kilos. Se calculaba para el viaje de:
La esposa preparaba el fiambre o avío para el viaje, en: tostado de maíz, pito de cebada y otros productos
necesarios de fácil preparación, para cocinarse en las paradas o descansos se tenía previsto las ollas, platos
y jarrones exclusivos para el viaje.
Don Pacífico recuerda: cada 1ro o 2 de junio se enfloraba a las llamas machos para el viaje, previa selección
por su constitución física y de estos elegían a llamas delanteros denominados “ánimos”, son llamas machos
que no tienen miedo y siempre están por delante de la tropa y los demás siguen por detrás, estas llamas
delanteros tenían su floreado específico por su honor y categoría en la tropa.
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A esto se debería incorporar de 10 a 15 llamas para que viajaran sueltos (sin carga), con el fin de relevar o
reemplazar si tuvieran algún problema durante el viaje y previniendo en el retorno habrá más peso de
maíz y otros productos.
Día antes de emprender el viaje, la esposa preparaba un plato especial con asado de llama en compañía
de sus acompañantes y ayudantes o pastores.
Llegó el día indicado y esperado para emprender el viaje, desde horas muy temprano se inicia con el
cargado a las llamas, colocan campanillas de 3 a 4 llamas delanteros o animadores.
La llegada a los valles de Tarija, coincidía al día de San Juan (24 de junio) y a las fiestas patronales de San
Pedro y San Pablo.
Una vez llegada al destino, don Pacífico se prestaba burros de los amigos clientes para trasladar la sal en
molde, hacer el trueque o cambio y acopiar en un solo lugar todos los productos adquiridos de los
productores tarijeños.
La relación del trueque o cambio fue patentado desde años atrás, no requería negociaciones, la amistad
con los tarijeños fue de muchos años; entonces, encontrarse nuevamente con su proveedor fue de
confianza y lealtad.
- 1 carga de sal = 2 moldes de sal (24 a 30 kilos), el trueque por 3 @ (36 a 40 kilos) de maíz, trigo,
papa, haba seca, cebada y oca.
- 1 soga (5 brazadas = 4 m), el trueque es por 1 ½ arrobas (18 kilos) de maíz.
- 1 kilo de grasa, su cambio es por 1 arroba (12 kilos) de maíz.
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La ventaja de hacer el trueque en los valles de Tarija, 1 carga de llama, dos moldes de sal (24 a 30 kilos)
cambiaban por 4 a 6 arrobas; es decir, de 50 a 75 kilos de maíz, o cualquier otro producto.
Algunas veces, los paisanos tarijeños solicitaban carné una llama en calidad de venta, sin duda, se vendía
1 a 2 llamas, el dinero servía para los gastos en el viaje y para llegar con platita a la casa.
En el preparado de la carga, para el retorno con las llamas se consideraba la misma lógica de menor peso
para las llamas maltonas y más peso para llamas mayores de 4 años.
La demora o estadía en estos valles de Tarija fue de 10 a 15 días, considerando que las llamas hayan
recuperado su energía para emprender el retorno.
La ruta del retorno fue por el mismo camino, a su vez algunas llamas ya conocían y se orientaban con
facilidad su lugar de pastoreo y dónde descansar en la noche.
Algunas llamas se cansaban y se reemplazaban con otras llamas hasta llegar al lugar de descanso, durante
el viaje algunas llamas se comían mal pasto causando la muerte segura, esto retrasaba el viaje hasta
acomodar la carne en las comunidades de paso.
Muchas veces las personas también se enfermaban, con pulmonía (tos seca) hasta escupir sangre; para
esto, se tiene previsto una medicina natural, el secreto “es tostar la carne de quirquincho, moler y tomar”,
con seguridad habrá recuperado el día siguiente.
El retorno fue en 70 días tomando algunos percances, con seguridad se llegaba del 8 al 15 de agosto a la
comunidad de Pozo Cavado.
La familia en la casa estaban pendientes, en la última estación o descanso que fue la comunidad de Cocani,
a la hora de salida de la estrella “El Crucero” se prendía una fogata en el cerro Kuvincho, con esta señal, la
esposa preparaba su comida para los viajeros y para las llamas preparaba el ullpi de maíz (reconstituyente
de maíz) con agua hervida de yareta (actúa de purgante digestivo).
La llegada a la casa siempre fue en horas de la tarde, faltando unos 200 m para llegar a casa, la esposa se
adelantaba y alcanzaba una jarra de chicha a los viajeros para que puedan servirse y ch’allar en hora buena.
Los vecinos de la comunidad se reunían y ayudaban a descargar las llamas y acomodaban la carga en el
patio de don Pacífico Ramos.
Una vez descargada, los vecinos se encargaban en hacer tomar el ullpi de maíz a todas las llamas por ser
un reconstituyente natural y luego dejar a un corral de descanso. Con seguridad algunas llamas se
enfermarán después de 2 semanas con tembladera, a esto es volver hacer tomar el ullpi preparado.
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Posteriormente la esposa alcanzaba un plato especial a todos los presentes: un qala pari (lagua de maíz
cocida con una piedra híper caliente), complementado con asado de llama, acompañado con su chicha y
ch’alla a los productos del valle, de inmediato tapaban con mantas, aguayos y phullus, prendas nuevas que
fueron elaboradas por la esposa durante el viaje del esposo. Continuando la ch’alla en la noche cantaban
y bailaban al ritmo de la caja, erke y cuernos, haciendo rondas al producto tarijeño, se amanecían con las
interpretaciones y dedicatorias de buena llegada.
El día siguiente, luego de haber recuperado de sus malestares alcohólicas, comían otro plato especial;
pasada la media jornada, los vecinos retornaban a sus casas con un poco de maíz (un bañador), en
agradecimiento por la ayuda y recibimiento por la llegada de los valles de Tarija.
Su alimentación en la comunidad.
Luego de haber dejado el viaje al valle de Tarija (desde 1995); en la familia aún mantienen su alimentación
con el maíz y sus derivados en: maíz pelado, harina de maíz y otros productos del valle. Esta vez, el viaje
es en movilidad a la feria semanal de Tupiza, llevando 2 llamas carneadas se vende a 1400 bolivianos
mínimamente, con esto se compra maíz por quintal y harinas por arroba, retornando en la misma
movilidad.
En su alimentación alterna con arroz, fideo, aceite y otros productos que también fueron adquiridos
mediante trueque en las ferias en Argentina y Chile.
El señor Vidal Cayo (72), de profesión exprofesor de educación fiscal y productor de la comunidad Santiago
de Agencha, municipio de Colcha “K” del departamento de Potosí. Desde su niñez se dedicó en la crianza
del ganado camélido y ovino, actualmente retornando a su comunidad Agencha, retoma el cuidado de
llamas en poca cantidad y dedicándose en la producción de papa y quinua. Su familia integra 2 varones y
4 mujeres.
Lo que recuerda el Prof. Cayo, en su mayoría de los pobladores de esa comunidad se dedicaban al trueque
por la falta y escases de alimentos en la región, causada por los riesgos climáticos y su clima frígido no
favorece producir suficiente alimento, para esto requiere suficiente agua y utilizar mediante riego en la
producción de hortalizas.
En su familia, tenían una producción regular de quinua y papa, de esto transformándola en chuño, a esto
completaban con lana de oveja, fibra de llama y sal en moldes.
Para emprender viaje a los valle con el trueque, las costumbres a las llamas como a los burros fue todo
ceremonial, se formaba grupos de viaje entre familiares y afinidades.
Los pobladores de esta comunidad tenían una característica particular, se formaban en 2 grupos: unos que
viajaban con llamas y otros con burros, iniciaban el viaje el mismo día y en el camino se dividían en grupos.
Por característica las llamas van despacio y llevan poca carga, y tenían su tramo de viaje, las 30 llamas
llevaban papa, quinua y chuño.
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Durante el viaje se visitaba a centros mineros cercanos, puede ser: Ánimas, 7 Suyos y Chocaya, San Vicente
o Chorolque, En estos centros se podía hacer trueque, dependía la cantidad de productos que se tenía
para Oploca
Iniciando el viaje en conjunto (llamas y burros) de la comunidad, a partir del 2do día, los viajeros con 40
burros se adelantaban hacía Uyuni con destino a Colchani, luego de 2 días llegaban a Colchani para
comprar sal en molde, cargar a los burros y seguir viajando hasta dar alcance al grupo de llamas que están
por delante.
La característica de viajar con burros, avanza y se puede aprovechar algo más en la noche.
Llegada a Oploca.
Llegando a Oploca inmediatamente se distribuían para el trueque y visitar a las comunidades vecinas hasta
Tupiza,
De la cantidad recaudada se tenía que moler el 30% de producto acopiado y retornar con harina de maíz.
En el viaje nuevamente se dividían en grupos: el grupo de llamas retornaba directo a Santiago de Agencha
y el grupo de burros visitaba a los centros mineros haciendo el trueque de los productos obtenidos por
productos industriales que tenían las familias mineras.
Llegando a la comunidad.
Faltando un día para llegar, uno de los ayudantes se comisionaba para comunicar que están de llegada los
viajeros a los valles de Oploca.
Llegando a comunidad, se tenía costumbres al igual que en otras comunidades que ya fueron
mencionadas.
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En la década 70 y 80, mucha gente de la comunidad Santiago de Agencha fueron a trabajar a los centros
mineros de Chile, trabajaban 3 meses y tenían su pago en platita, con esto compraban víveres: arroz,
azúcar, fideo, aceite y otros, y llegando a la frontera, enviaban un mensaje por telegrama a Colcha “K”
están esperando en la frontera y los familiares viajen con burros para el traslado de los víveres adquiridos,
conociendo este mensaje sus familiares daban alcance con burros y cargar estos productos para el
consumo familiar.
Hoy en día, los pobladores de esta región, prefieren trabajar hasta de albañil y ganan más que un
profesional. Ejemplo, por la construcción de un departamento cobran 95 mil bolivianos (solo mano de
obra), un pieza 4 x 4 de 15 a 18 mil bolivianos, a esto incluye su producción local de papa, quinua y carne
de llama, la gente está feliz.
Algunas familias mantienen consumir maíz, más prefieren otros productos nada nutritivos.
Medicus Mundi (2006), el municipio San Pedro Quemes se encuentra en la región sud oeste del
departamento de Potosí, constituyéndose la segunda sección de la provincia Nor Lipez, políticamente está
constituido por 5 cantones y comunidades, sus cantones son: Pelcoya, Kana, Pajancha, Higuana y San
Pedro de Quemes.
El Municipio presenta altitudes de 3640 a 5100 msnm, esta variación se debe a la existencia de planicies,
lomas, colinas y serranías, con una variación térmica de – 5 hasta 22°C, con un clima bastante frío y seco.
La parte de llanuras aluviales los suelos son altamente salinos que se ubican circundantes a los salares
(Chiguana y Ollagüe), el cual determina la presencia de cobertura vegetal, entre los que se destaca la khota
(Anthobryum triandrum) y el kauchi (Salicornia pulvinata), también la especie gramínea o chiji blanco
(Distichlis humilis)
La precipitación media anual es de 154 - 120.3 mm distribuidos en los 4 meses (diciembre a marzo), la
mayor precipitación se presenta en el mes de enero con un promedio de 16 días de lluvia. Estos últimos
años vienen afectando directamente en los rendimientos de los cultivos y la regeneración de pasturas
nativas para el pastoreo.
Riesgos climáticos.
Sequía. En los meses de diciembre a marzo, corresponden a periodos de lluvia, en esta región se presenta
poca lluvia, generando pérdidas irreversibles en la producción agrícola (quinua real) y pecuaria
(camélidos).
Los vientos. Prevalecen de noroeste a sur con una velocidad de 9 nudos en los meses de agosto a octubre,
coincidiendo con la época de germinación en la quinua y son cubiertas con la tierra las plántulas,
ocasionando la muerte vegetal, en las planicies abiertas existe la pérdida de capa arable producto de la
erosión eólica.
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Heladas. Durante el año se presenta los meses de enero a marzo con 251 días, afectando en forma directa
a la actividad agrícola y ganadera, las heladas más fuertes de abril a agosto.
Nevada. Otro riesgo climático en los últimos años, cuyo efecto ha generado la disminución y
transformación de los sistemas de producción ganadera.
El Sr. Mauricio Veliz (85), productor ganadero de la comunidad Kana del municipio San Pedro de Quemes
departamento de Potosí, vive de forma permanente desde su niñez con la crianza camélidos. Recuerda
don Mauricio, antes tenía 100 llamas (40 machos y 60 hembras), hoy otros 100 cabezas (20 machos y 80
hembras). Los burros solo fueron para el trueque y últimamente para comercializar en diferentes lugares
al cual describimos:
Los viajes de don Mauricio fueron calendarizado durante el año como de los vecinos de esa comunidad y
municipio.
En la comunidad, realizar las costumbre, hacer kh’oas a las llamas en época de lluvia fue de poco hábito,
si en mes de junio cuando se viajaba a los valles de Sucre y Tarija.
Para el viaje a Quillcha - Chile, el viaje fue de 2 días; entonces, un viajero se llevaba solo para esos días,
llegando a la empresa azufrera se tenía comida asegurada a costo del trabajo, no fue preocupación para
la familia preparar comida seca.
En la época de fruta (enero a marzo) viajaba a Quillcha - Chile con 40 llamas y otros vecinos con burros,
trasladando ocasionalmente algo de sal en molde; lo importante fue recoger leña y yareta (Azorella
compacta) en medio camino y llevar para la empresa azufrera de Quillcha, como mínimo recibía 500 kilos.
Llegando a la empresa minera tenías dos opciones: primero, te quedas para acopiar yareta trasladando en
las 40 llamas de una distancia de 20 km unos 15 días en su propio territorio; segundo, entregando sal y
leña a la empresa podías volver de inmediato, al retorno entrabas a las huertas y hacías truque “llama por
pera” y otras frutas, a su vez comprar los productos industriales, llegando a la comunidad podías vender
una parte y otra para la familia.
De las personas que se quedaban a trabajar y acopiar yareta en los 15 días, por la tarea asignada te
pagaban o bien trueque por productos industriales arroz, azúcar y otros, en el retorno por las huertas de
Chile podías hacer trueque “llama por frutas” y retornar a la comunidad con frutas y productos
industriales.
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Posteriormente, a partir del mes de abril hasta septiembre don Mauricio se dedicaba en acopiar burros en
la región con dinero o por trueque; porque, don Mauricio tenía acopiado en su casa productos
industrializados del cual podía disponer para el trueque con las familias que tenían burros, para el trueque
dependía la edad del animal, cada burro su costo fue de 35 a 50 bolivianos, sobre esta base podías hacer
el trueque con producto industrializados.
Una vez reunida 40 a 50 burros, programa su viaje a la ciudad de Potosí llevando sal en molde, quinua y
papa; partiendo de San Pedro de Quemes, llegaba a Potosí en 15 días, ofrecía quinua y papa todo a la
venta a los trabajadores mineros y a los citadinos; posteriormente, pasaba con los 50 burros y su sal en
molde hasta las comunidades del Municipio de Chaqui y llegaba hasta las comunidades del Municipio de
Puna, ponía todo a la venta. Al final llegaba a duplicar el costo del burro y de los productos trasladados. A
las comunidades visitadas levantaba el pedido de burros, retornando nuevamente a las comunidades de
los municipios San Pedro de Quemes y Colcha “K”.
PASAP describe (PDM 2003), el municipio de Tomave, geográficamente se ubica en la parte central de la
Provincia Antonio Quijarro, del departamento de Potosí; políticamente cuenta con doce cantones
distribuidas en más de 90 comunidades representados por sus Ayllus. Con una variabilidad de altitudes de
2.800 a 4.100 msnm.
La fisiografía del municipio presenta paisajes desde serranías, montañas, colinas, planicies, valles,
piedemontes y llanuras aluviales; la mayoría de la superficie cultivable se encuentran en las pendientes
moderadas y la crianza de ganado camélido en la parte más alta y las zonas donde exista suficiente
humedad.
Riegos Climáticos.
Temperatura. Está directamente relacionada con la altura, las cabeceras de valle forman microclimas y
registran una media de 8.5 - 11.0ºC, tendiendo a disminuir al noreste y suroeste de 5 a 7.5ºC y las
comunidades cercanas a Uyuni registra una mínima de -17.5ºC en el mes de julio.
Heladas. Las ocurrencias con más efectos son consideradas cuando existe pérdidas en los cultivos
agrícolas, causada en los meses de enero a marzo ocasionalmente, pasado esta época la helada con más
fuerza inicia desde el mes de mayo hasta agosto totalizando de 248 días de heladas en el año.
Granizadas. Las granizadas se presentan ocasionalmente en los meses de diciembre a febrero, causando
pérdidas en la agricultura.
Sequías. La gran parte del territorio existe deficiencia del agua, en los cantones de Tica Tica, Yura y Tauro
cuentan algo de riego para los cultivos. Si en el año hay poca lluvia esto repercute en forma directa la
sequía a la zona.
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Inundaciones. Las lluvias excesivas se presentan ocasionalmente cada 5 a 10 años. El efecto es devastador
a los cultivos en terrazas y obras civiles, causando las máximas avenidas de los ríos Yura, Toropalca, Tauru
y Tica Tica.
Teniendo esta información, se puede interpretar la situación de los pobladores de este municipio, que
viven en subsistencia las familias de estas comunidades; entonces los jefes de familia (varones) tenían una
responsabilidad grande ante su familia de buscar alimentos, el cual obligaba viajar a los valles y proveerse
de otros productos en bien de la familia.
Don Luis Gutiérrez (70) y su esposa Ana Flores Choque (71), viven de forma permanente en la comunidad
Parantaca, perteneciente al municipio de Tomave del departamento de Potosí. Su familia integra 4 varones
y 4 mujeres; desde su juventud, se dedicaron con exclusividad a la crianza de llamas, poco de agricultura
(nada seguro por factor climático) y actualmente se sigue dedicando a la crianza de llamas, por ser el
sustento familiar.
Don Luis recuerda: antes de los años 80 tenía más de 100 llamas machos y 50 hembras; hoy en día, cuenta
34 machos y 100 hembras, a esto tienen 1 burro para trasladar cargas en la comunidad. En su juventud
fue una costumbre de separar los machos de las hembras, el cuidado y pastoreo por toda la familia. La
esposa fue pilar fundamental en la casa, también tenía sus responsabilidades, ante todo siempre fue
compartido, los hijos apoyaban en todo los procesos productivos.
Don Fermín López (70), que vive de forma permanente en la comunidad Parantaca, municipio de Tomave
del departamento de Potosí, su familia integra 3 varones y 2 mujeres.
Don Fermín recuerda, en su juventud contaba con 50 llamas (20 machos y 30 hembras) y de compañía 8
burros (5 machos y 3 hembras); actualmente, tiene un total de 70 llamas (15 machos y 55 hembras). Años
atrás, a las llamas machos se tenía en “suni” (Puna) denominado Huayllapata, de forraje solo existía
ckachu, la dificultad fue que el puma atacaba a las llamas, esto requería un cuidado permanente en las
alturas y las hembras se pastoreaban cerca de casa. En estos 3 últimos años con la introducción del cultivo
de quinua como periodo de prueba.
Don Timoteo (46), también vive de forma permanente en compañía de sus vecinos Benigno López y Julián
Choque en la comunidad Parantaca, municipio de Tomave del departamento de La Paz. Su familia integra
4 varones y 2 mujeres. Su actividad principal fue y sigue siendo la crianza de llamas en Parantaca y poco
de agricultura como sustento familiar.
Recuerda don Timoteo, antes del año 2000 tenía 70 llamas (30 machos y 40 hembras) acompañado con 2
burros; actualmente, cuenta con 270 llamas (70 machos y 200 hembras) y nada de burro. Hoy en día obliga
pastorear en conjunto (machos y hembras), porque en el lugar de los machos hay mucho ataque del puma,
entonces el cuidado es permanente, no dificulta el factor climático.
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Las tres familias entrevistadas de la comunidad Parantaca, tenían sus valles, donde viajar por las frutas y
por el maíz. Por esta homogeneidad describimos como una sola ficha de forma resumida.
Los valles de Toropalca se ubica hacía el noroeste del Municipio de Cotagaita del departamento de Potosí;
para esto, cada familia preparaba sus productos como: sal en molde, grasa y carne fresca para el trueque
por frutas temporales, a las comunidades vecinas del cantón Toropalca.
Generalmente el viaje fue el 1ro de marzo, unos viajaban con 15 llamas y otros con 10 burros, para retornar
a la comunidad el 15 o 16 de marzo; una vez prevista el día de viaje, en horas de la mañana partían de la
comunidad y tenían sus llegadas en el viaje, a este viaje acompañaba de 3 a 5 llamas para carnear en el
lugar y hacer el trueque.
Llegando a Toropalca, carneaban las llamas en las comunidades vecinas y entregaban a los vallunos
Posterior a este viaje, los productores se dedicaban al preparado de productos para los valles de
Chuquisaca.
El viaje a Colchani fue en el mes de abril; para esto, don Fermín viajaba con 20 llamas y don Timoteo con
30 llamas indistintamente, en el trayecto algunos juntaban paja y otros en su comunidad, la paja servía
para amarrar la sal en molde y preparar carga para las llamas. Para trueque llevaban algo de trigo, maíz y
dinero para la compra.
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Llegando, tomaban contacto con las autoridades o encargados de venta, para luego adquirir sal en molde,
preparar la carga y sacar del salar pasaba 2 días, y retornaban por el mismo camino en otros 3 días hasta
Parantaca.
Recuerda don Timoteo: el viaje a Colchani fue favorable para amansar a llamas ancutas (jóvenes),
colocando una soga al cuello y de la cola en medio de la tropa tenía aceptar cargar la sal. A su vez en el
salar se tenía las cachi guahuas (sal en molde pequeñas) que tenían la forma de ladrillo, redondos como
rombo y los cachi pirwas (sal en molde grande) y de palta (moldes pequeños).
Llegando a la comunidad se continuaba con los preparativos para el viaje a los valles de Chuquisaca.
Muchas familias se dedicaban a juntar llulluchas, preparar untos (grasa de llama) y kh’oas (recogían de
lugar denominada Khora khora), charque de llama, las wichunas y barsones; también recogían hierbas
medicinales ayrampu y chachacoma. Algunos compraban de Potosí: yauri, aguja, incensio, comino,
espejos, aretes, trabas para cabellos. De las trabas se dedicaban llevar los productores de Culta a estos
valles de Sucre.
La esposa preparaba el avío (comida seca) comprendidos en: pito de grano, tostado de haba, harina de
maíz, azúcar y otros, a esto sus ollas y jarrones para llevarse agua y cocinarse en lugares de descanso. Para
las llamas se alistaba la carona (tendido doblemente costurado) para proteger el lomo de la llama con el
molde de sal.
Antes de emprender el viaje se disponían 60 llamas machos, 40 cargan con sal y otros 20 con los productos
preparados en la casa y cada grupo tenían sus nombres: llamas que cargan llulluchas y las hierbas se
denominaban los jajtuperos y los que cargaban el avío, camas y kh’oas denominados los pituqueros.
Para salir de viaje hacían una ch’alla con chicha y alcohol, enfloraban a todas las llamas y elegían a 3
delanteros por grupo colocando los sinceros (campanillas) y su jakima o bozal, a este viaje acompañaba 2
burros para el traslado y acopio en el lugar del valle.
El viaje a los valles de Sucre se programaba los primeros días del mes de junio y llagar para las fiestas de
San Juan (24 de junio). Cada familia viajaba con 30 a 50 llamas, 1 a 2 arrieros y sus ayudantes.
Durante el viaje se iba mismiendo (torciendo la fibra de llama) o trenzando panokas (soga de 2,5 brazadas),
es utilizada para el cargado a las llamas y simpasco (5 brazadas) que tiene la misma función en las llamas.
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Llegando al lugar se tardaba 6 a 7 días haciendo el trueque y el ayudante se quedaba pastoreando las
llamas, con la ayuda de 2 burros se trasladan la sal y su acopio. En estos lugares se tenía amigos, ahijados
y compadres que estaban esperando la llegada de los productos de altura.
Las medidas de cambio fue de 2 cuartas y un vico en otros lugares 2 cuartas y menos 2 dedos.
- 1 carga de sal (25 kilos) por 3 arrobas (37 kilos) de maíz desgranado y otros productos de lugar
(maní, ají, lacayote y cachas)
- 1 plato de llullucha por 25 a 30 mazorcas de maíz = 1 troque = 1 bañador
- 1 kilo de unto (grasa) por 3 troques
- 1 cuchara de insencio por 1 troque
- 1 wichuña por 6 troques o 6 bañadores
- 1 cuchara ayrampu por 1 troque o 25 a 30 mazorcas
- 1 cuchara chachacoma, 1 trueque
- 1 libra de kh’oa mas unto por 1 arroba de maíz
- 1 sullu de llama (feto de llama) por una 1 arroba de maíz
- 1 llama kunca (cuero para (arado) por 1 arroba de maíz
- 1 espejo por 6 trueques
- 1 libra de llullucha equivale a 1 @ maíz desgranado
- Yauri por 8 trueques
- Gancho grande por 6 trueques o 3 huevos de gallina
- Gancho pequeño por 1 trueque
- Crema lechuga por 6 trueques
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Una vez terminada los productos y obtenida los productos del valle, de inmediato se preparaba las cargas
para cada llama, aquellas llamas que tenían 2 años o maltones cargaba 2 arrobas (24 kilos), las llamas de
4 a 5 años podían cargar 2,5 arrobas (30 kilos) y las llamas de 5, 6 y 7 años podían cargar 3 arrobas (37
kilos).
Antes de emprender el viaje, se amontonaba la carga y hacer una kh’oa, pidiendo una licencia al Señor, al
camino, mallkus, cumbres y vírgenes de la región; con la finalidad del buen viaje hasta llegar al destino.
Luego retornar por el camino de ida, con algunos descansos y recogiendo los productos dejados en algunas
comunidades y retornar con todas las llamas hasta llegar a la comunidad de Parantaca. El viaje duraba 2,5
meses de viaje (aprox. 75 días).
Durante el viaje uno sentía el cansancio, muchas veces se enfermaba con romarillo (gripe fuerte), jiruntilla
(calor interior) y chujchu (tembladera); muchas veces no se conseguía los medicamentos en el lugar, único
se tomaba su propio orín.
Faltando un día para llegar a la casa, el ayudante tomaba la delantera (se adelantaba) para anoticiar a la
familia y preparar las costumbres a la buena llegada de las llamas y de los productos del valle.
La familia de los viajeros (esposa e hijos) se arrodillaba frente a las llamas por la buena llegada, luego daban
una vuelta echando chicha de maíz. Los vecinos participaban en antacalla (lugar de espera al viajero) en la
llegada y ayudaban el descargue apilando en el patio los productos del valle, luego su kh’oa haciendo
humear con insencio a las llamas como a la carga, a las llamas hacían tomar un yuro (jarra) de chicha
(reconstituyente sin sal).
Los productos tenían sus denominaciones para la ch’alla: maíz, churisaya; grano, parajaya; trigo mistisilla;
haba y papa, jach’a lacani; quinua, chisihuayo; ají, kori kullaca y maíz kulli, glora. Luego la esposa tapaba
con nuevas prendas elaboradas en el viaje del esposo como aguayo, phullus, frazadas y otras.
Posteriormente la esposa servía un plato especial, tomar chica en polos y en sincero (campanilla) 1er
punta, 2do punta y 3er punta. Por la noche bailaban cantando con charango, erkes o pututo de valle;
finalmente como agradecimiento a los visitante les regalaba una bolsa de maíz y de esto se repartían, esto
duraba hasta el siguiente día y recién el 3er día despachaban las llamas al lugar de pastoreo.
Algunas familias viajaban con llullucha, achacana y carne para el trueque por higo y pera en Calcha y
Pucapampa que pertenece al Municipio de Vitichi del departamento de Potosí. Algunos productores
viajaban a Huatajchi, Tasna y Yura para cambiar por fruta y maíz; otras familias viajaron a la comunidad de
Toropalca -Muncipio de Cotagaita- con carne y charque equivalente a 2 llamas, ofrecían la carne y
compraban maíz.
Hoy en día, por la facilidad que se tiene viajan a Potosí, llevando carne fresca para la venta y compran maíz
y todo producto que hace para su consumo familiar.
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La señora Paulina Mamani (55), desde su infancia hasta hoy vive en la comunidad Saruyo, municipio
Tomave del departamento de Potosí. Su familia compone 8 miembros (4 varones y 4 mujeres). Su
dedicación exclusiva es la crianza de llamas y poco de agricultura como sustento familiar; antes del año
2000, tenía un total de 60 llamas (20 machos y 40 hembras) acompañado de 9 burros (6 machos y 3
hembras), y actualmente cuenta con 150 cabezas de llamas (50 machos y 100 hembras) con 4 burros (3
machos y 1 hembra).
Doña Paulina recuerda, hacía el mismo recorrido en proveerse sal en molde para el viaje a los valles de
Acchilla, municipio San Lucas del departamento de Chuquisaca.
La señora Paulina acompañaba a su esposo con 70 llamas machos, hacían todas las costumbres al
momento de viajar. Una vez emprendida el viaje, llegaban en una semana a Pututaca, se juntaba la gente
y realizaban el trueque con los productos de ese lugar, a esa comunidad se debería llegar para las fiestas
de San Juan (24 de junio); posteriormente pasaban a Acchilla, en esa comunidad tenía compadres y
ahijados que esperaban la sal de Uyuni
En Acchilla permanecían una semana con el trueque de maíz, maní y lacayote; una vez terminada,
acopiaban y preparaban la carga, las llamas ya conocían su camino y su lugar de pastoreo, llegaban para
agosto a la comunidad de Saruyo.
Llegando a la casa, la madre preparaba las costumbres y su kh’oa a las llamas y a los productos de Acchilla.
La señora Dionisia Mollo (78), vive de forma permanente en la comunidad Calasaya, municipio Tomave del
departamento de Potosí. Su familia integra 2 varones y 4 mujeres. Su actividad principal desde su juventud
fue la crianza de llamas con un total de 80 cabezas (40 machos y 40 hembras), con 10 burros y poco de
agricultura; actualmente, no cuenta con ganado camélido ni agricultura, su ingreso mensual es por la
renta.
Recuerda doña Dionisia: antes acompañaba a su padre y luego a su esposo; los viajes se iniciaban por las
frutas a Toropalca después de las fiestas de Carnaval. A estos lugares viajaban con 10 burros, llevando
llullucha y carne fresca; se tenía compadres khosinchos (de ojos claros) y esperaban con membrillo,
manzana, higos y peras.
El señor Felipe Murilo (61), también vive en la comunidad Calasaya, municipio Tomave del departamento
de Potosí. Su familia integra 2 varones y 3 mujeres. Desde su juventud la actividad principal fue la crianza
de llamas y poco de agricultura como sustento familiar. Antes la familia contaba con 150 llamas (50 machos
y 100 hembras) y con 11 burros (7 machos y 4 hembras); hoy en día, se tiene 16 llamas (5 machos y 11
hembras) con 2 burros que ayuda el traslado de forrajes.
Don Felipe recuerda: años atrás de 1995 el pastoreo de llamas machos fue separado de las hembras;
entonces, los machos físicamente fueron gordos; ahora el pastoreo es en conjunto por falta de cuidador y
los terrenos con cultivos, lo único es cuidar de cerca para no tener problemas con los vecinos.
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Ambas familias entrevistadas de la comunidad Calasaya tienen lugares diferentes para el trueque de sus
productos por el maíz; el camino del viaje y los lugares de descanso y pastoreo son las mismas. Lo que nos
deja entender, el valle de trueque de las familias de Calasaya fueron las comunidades próximas a
Supachuy, con distinto recorrido que las familias de Parantaca.
Inicialmente fueron haberse proveído en el mes de abril sal en molde del Salar de Uyuni, el viaje fue de 5
días a Colchani, en el trayecto recogían paja, llegando al salar hacían trueque con grano de cebada y a
veces compraban, luego preparaban en 2 días la carga para 30 o 40 llamas y juntando entre vecinos se
tenía más de 100 llamas.
Los preparados en casa fue inquieta, desde: las sogas, grasa de llama, hierbas aromáticas y otros; antes de
emprender el viaje realizaban sus costumbres a la llamas con kh’oas y su floreado, elección de llamas
delanteros y 2 burros que acompañaban llevando frazadas y el otro de pitukero (víveres), cada familia
viajaba con un arriero y su ayudante.
El viaje fue del 20 a 25 de mayo, después de 7 días llegaban a las comunidades más cercanas de Potosí;
algunos viajeros iban a comprar y llevar a los valles, como: agujón, yauri, ganchos, crema lechuga, espejos
e insencio luego daban alcance a la tropa de llamas, ese día estaba en descanso; posteriormente
continuaban con el viaje hasta Yaretani o Kochas del Municipio San Lucas, en esas comunidades
descansaban y pastoreaban 2 días, a su vez hacían el trueque con los productos de ese lugar; luego de
haber viajado de 17 a 18 días llegaban a sus destinos.
El viaje de los ganaderos de Calasaya tenían similar recorrido que los productores de Parantaca; sin
embargo, tenían otros lugares de descanso, al final llegaban a comunidades cercanas de Supachuy, sin
avasallar a otras comunidades que les proveen otras comunidades de altura.
La señora Dionisia llegaba a las comunidades de Bombori, Chacomayu y Pampa Huasi y el señor Felipe
llegaba a Rodeo, Santa Elena y Mollepata cerca de Acchilla.
En estas comunidades cada viajero con la ayuda de sus burros llevaban sal en molde, hacían el trueque
por maíz desgranado, maní y otros productos.
- Una carga de sal (2 moldes), el trueque fue por 2 arrobas de maíz desgranado; es decir, 5 cargas
de sal con el trueque obtenían 10 cargas de maíz.
La medida en estas comunidades fue: 2 cuartas es un chimpu o tupo, es decir, 2 cuartas y un tajllu equivale
a un tupo. Los demás cambios: la equivalencia de 1 truque, por 25 a 30 choclos; entonces:
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PASTORES ANDINOS. TEJEDORES DEL ESPACIO ECONÓMICO Y DE LA INTEGRACIÓN ALIMENTARIA ALTO-ANDINA
El tiempo de permanencia fue de 1,5 semanas, una vez preparada la carga, hacían una kh’oa pidiendo
buen viaje de las llamas, retornaban por el mismo camino.
En el retorno algunas llamas se comían pastos tóxicos, para esto se debería tener 4 llamas sueltos (sin
carga) para reemplazar la carga si hubiera algún problemas en el viaje. En Kalapaya y Suncala los patrones
no dejaban que coman las llamas y se pagaba con dinero.
Llegando a la comunidad Calasaya, la familia esperaba con las costumbres para las llamas como para el
viajero, muy similar a las otras comunidades ya descritas.
El señor Victoriano Torres (56), vive de forma permanente en la comunidad Sivingani, municipio Tomave
del departamento de Potosí. Su familia integra 7 varones y 5 mujeres; la actividad principal fue la crianza
de llamas con 90 llamas (50 machos y 40 hembras) y poco de agricultura con papa; actualmente sigue
manteniendo 75 llamas (15 machos y 60 hembras), con la siembra de quinua, papa y alfalfa. A su vez, antes
contaba con 80 burros (15 machos y 65 hembras) y actualmente no hay burros.
Don Victoriano recuerda: antes del año 1995, el pastoreo de llamas machos fue separada de las hembras;
entonces, los machos físicamente tenían buena constitución y gordos, muy favorable para viajar a los
valles. Hoy en día, el pastoreo es en conjunto y la dificultad son muchas: los terrenos están con cultivos,
nacen las crías en cada mes y necesita un cuidado permanente.
En el mes de marzo iniciaba el viaje a Toropalca, con 45 burros para obtener fruta, su ida fue de 3 a 4 días,
la permanencia de 2 días en el lugar, se podía carnear llama vender o hacer el trueque y de inmediato
retornar con fruta de: membrillo, durazno, uva y otros productos, la llegada fue de otros 3 días a la
comunidad.
Al igual que otras familias, don Victoriano preparaba en su casa: sogas, charque de llama, tujtuca (grasa
de llama), kh’oas, pupusa, chachacoma y otros productos. Antes de viajar a los valles, en el mes de abril,
se proveía de sal en molde del Salar de Uyuni.
El viaje a los valles de Vitichi fue en el mes de junio, para esto seleccionaba 60 llamas con 6 delanteros;
realizaba en familia las costumbres con kh’oas, la t’ika a las llamas y la esposa preparaba la comida especial
en la casa, con los deseos más íntimas y su retorno con buenos frutos mediante el trueque de los productos
preparados.
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En estas comunidades se tenía conocidos y amigos clientes que esperaban la sal en molde, soga y otros
productos que ya conocían, a cambio se obtenía maíz.
Posteriormente el año 2010, se viajó a la comunidad de Sinandoma (Municipio de Cotagaita) con 30 llamas,
obteniendo maíz por el trueque.
El retorno fue de 20 a 23 días a la comunidad de Sivingani, y la familia esperaba con las costumbres a la
llama, los productos y a los viajeros, y la participación de los vecinos en la llegada.
Hoy en día la familia de don Victoriano mantiene el consumo de maíz, esta vez comprando de Potosí o de
Uyuni, alternando con arroz, fideo y otros productos; porque, muchas veces los hijos exigen alternar el
consumo con estos productos. En la comunidad también se siembra quinua, del cual es parte del consumo
básico en la familia.
Una vez sistematizada las entrevistas a los productores claves identificados en su participación con el
trueque, lo que fue antes y lo que hacen hoy; procuramos hacer una interpretación no precisa de la
investigación obtenida, según las dimensiones que trabaja el Proyecto “Pastores Andinos: Tejedores de
espacio económico y de la integración alimentaria alto-andina”.
En la preparación de sus productos locales para el trueque fue de integración familiar (padre, madre e
hijos/as), cada uno tenía sus roles bien distribuidas y equitativas.
En la comunidad existía la ayuda mutua, como descargar a las llamas cuando uno llega de un largo viaje,
esta ayuda de solidaridad se convertía en una actividad mancomunada en el domicilio del viajero.
En el viaje a los valles para el trueque, existía el compañerismo y la unidad, de cooperarse entre ganaderos
en las buenas y en los malos momentos.
El haber viajado por más de dos meses sin tener un descanso como en la casa, este sacrificio es
compensado o retribuido mediante las costumbres al momento de la llegada, con una buena comida en
la casa, su chicha y de tener almacenada su alimento en seco para el consumo de la familia.
A su vez, de seguir viajando en todo el año detrás de los animales, fue una cultura de conocer y descubrir
otros paisajes que uno no se imagina.
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Viajando a otros ecozonas, conoces a otras sociedades y te toman como un hermano de solidaridad por
entregar el producto que él necesita.
Existe un intercambio de culturas y su modo de vivir. Con la cual puedes mejorar o rechazar previa
evaluación.
Las personas que viajaron con el trueque, conocen a su vez otros pisos ecológicos que la juventud de hoy.
Obteniendo los productos alimenticos mediante el trueque, no habiendo dinero, los habitantes de esta
región tenían una alimentación equilibrada y sana.
Por esta alimentación natural, muchas personas aún viven sin tener ningún dolor, no se enferman
fácilmente, son más resistentes al factor climático y malestares físicos, casi longevos.
Las ferias y los viajes con trueque, fueron planificadas según el calendario agrícola (después de la cosecha)
y la disponibilidad de productos preparados para este fin.
Durante el viaje no existía la contaminación al medio ambiente, como se ve hoy en día, de botar las bolsas
y plásticos en cada estación o descanso.
El preparado de su avío (alimento seco), fueron estar embolsados en talegos (pequeños bolsos a base de
fibra de llama) y no se podía botar en el campo.
Para el viaje utilizaban productos locales, el preparado de las cargas para los animales envolviendo al
molde de sal con pajas, las sogas para el amarre, el costal para el embolsado del maíz y otros.
Para embolsar el maíz obtenido por el trueque, se llevaban los costales y costurar con los yauris (agujón
grueso).
Durante el viaje sobre el mismo camino, las llamas no levantaban polvo con sus patas, más al contrario
cuidaban el suelo para no causar erosión por el viento y el agua.
Los viajeros utilizaban leña seca para su cocina y no causaban contaminación al medio ambiente.
El jefe de familia (varón) en las condiciones de alto riesgo climático, tomaba una responsabilidad seria de
su hogar, de proteger y de dar una seguridad alimentaria a su familia.
El área del trueque de cada comunidad o espacio territorial fue respetada por otros productores o
comunidades que estaban de paso, no existía el avasallamiento territorial.
En el trueque o intercambio existía y sigue existiendo la confianza y compensación del producto obtenido.
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En el trueque no existían medidas (balanza), se aplicaba la confianza personal y en otros lugares existían
“los chimpus” o señales marcadas en una bolsa.
Por entonces, no existía suficiente dinero; sin embargo, los pastores mediante el trueque igual podían
adquirir bienes y materiales al igual que tiene dinero.
Se valorizaban los productos que tuvieron poco valor, realizando el trueque el productor ganadero logra
obtener su valor adquiriendo otros productos, como es el trueque de la fibra de llama por productos
industriales en la feria de Santa Catalina – Argentina.
Hoy en día, las llamas son reemplazadas por las movilidades que facilitan el viaje: menor sacrificio, menos
tiempo de inversión en el viaje y retorno de inmediato a la comunidad.
Realizando los costos de viaje, el productor ganadero sigue ganando con su producto utilizando como
medio el transporte.
Realizar las costumbres como la kh’oa, la t’ika y las distinciones a las llamas, fue de respeto al propio animal
que es considerada como parte de la ecología.
La kh’oa al momento de partir el viaje a los valles, es pedir a las deidades y cerros renombrados su
protección y cuidado a las llamas que caminaran por esos lugares durante su viaje.
La wilancha a los productos del lugar y del valle, fueron manifestaciones espirituales de habernos proveído
el alimento la madre tierra.
La ch’alla, son manifestaciones espirituales y los buenos deseos para la familia por el retorno con los
productos del valle a la comunidad y que la madre tierra nos siga proveyendo a sus hijos.
El colocado de sinceros (campanillas) a la llama delantero, es para alejar los malos espíritus que hubieran
en el camino y un llamado a quienes lo acompañan.
Los viajeros durante su recorrido podían enfermarse por el largo viaje; sin embargo, ellos conocían por
intuición propia que productos naturales y medicinales podían curar su malestar físico.
La mujer fue el núcleo integrador (toda la familia) en los preparados de los productos para enviar al valle.
La atención impecable en el trato y apoyo al esposo por el sacrificio que pone en el proceso del trueque,
sabiendo que en el viaje existen muchas dificultades, donde el esposo lucha por el bien de su hogar.
La mujer tiene como primera preocupación en el alimento de su hogar, por esto participa en todo el
proceso del preparado de los productos para enviar al trueque, con la seguridad que retornara los
productos del valle; teniendo suficiente alimento almacenado en la casa será menos la preocupación en
su hogar.
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Según la entrevista, el viaje no solo es de los varones, la mujer o esposa también puede acompañar en el
viaje y participar en el proceso del trueque, ella observando de cerca puede sugerir y aceptar de los
productos que son obtenidos por el cambio.
Durante el viaje del esposo, la mujer asume como jefe de familia, el cuidado de los niños, el pastoreo del
ganado y otras actividades en la casa.
Durante el viaje del esposo, como esposa asume la responsabilidad frente a la sociedad en la comunidad,
pueden ser trabajos comunales y reuniones convocadas por la autoridad.
De presentar una o dos nuevas prendas para cubrir los productos que llegan de los valles, parte del trabajo
en la casa.
Esperar a la llegada del viajero, con los preparados de chica y ullpi para las llamas, como una manifestación
de integración.
Una vez sistematizada el estudio del trueque no monetario en la obtención de productos en la sociedad
pastoril, identificamos algunas resiliencias que deberían considerarse en el aspecto productivo, las cuales
desarrollamos en las dimensiones del Proyecto Pastores Andinos.
La sociedad pastoril en algunas comunidades aún mantienen el trabajo integral, como en las familias el
trabajo doméstico; esta integración familiar y de la sociedad, debería mantenerse como uno de los valores
de unidad y solidaridad. Hoy en día, muchas familias trabajan de forma individual.
Las costumbres ancestrales que realizan las familias se evidencia como parte de integración familiar; sus
familiares cercanos llegan desde otros países para confraternizar y participar en la reunión que es una vez
al año. Los hijos que viven en las comunidades deberían continuar con las costumbres de sus progenitores,
como parte de integración y mantenerse de cerca la familiaridad.
Conocer diferentes ecozonas es conocer la realidad de nuestro vivir, viajando a diferentes lugares uno
adquiere más conocimiento, existe intercambio de culturas, a su vez adquiere nuevos conocimientos las
cuales puedan aplicar en las buenas prácticas del sistema agroecológico. La juventud debería comprender
por un lado positivo y ser parte de los viajes como lo hacen los turistas.
En la familia y en la sociedad, se pudo ver que el dinero no es importante, si es necesario; cuando existe
comprensión familiar para vivir bien, lo importante que exista alimento disponible para la familia. Muchas
veces hoy, somos tan dependientes al dinero.
Las ferias semanales, mensuales y anuales, fue un medio de integración entre pobladores de diferentes
ecozonas, un lugar para intercambiar ideas sobre las buenas prácticas agroecológicas aplicadas en la
actividad agrícola o pecuaria.
Consideramos a estas reuniones como parte de integración: familiar, parentesco y entre comunidades; las
cuales deberían ser fortalecidos por los gobiernos municipales y departamentales para mantener de
alguna manera los trueque como parte del vivir bien.
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Hoy en día la sociedad con la actividad ajetreada siempre está de paso, cuando adquiere un producto lo
primero que pide es una bolsa nylon, una vez llegada al destino es botar donde puedas; antes la sociedad
tenía la costumbre de utilizar bolsas de tela, las cuales se lavaban y volvían a utilizar. Lo que se pudo
entender de las entrevistas, antes existía el respeto a la madre tierra y no se podía botar cualquier objeto
en el trayecto durante el viaje.
A su vez, la familia elaboraba su propia bolsa a partir de la fibra de llama denominado “costal” y en el viaje
utilizan estas bolsas para acopiar el maíz; una de sus ventajas, el producto embolsado en esta no crea
contaminación, se mantiene la calidad del producto.
Para hacer comprender hoy a la sociedad, esto es un tema complejo, se debe trabajar en la conciencia de
las personas; caso contrario se seguirá embolsando a la madre tierra.
Durante el viaje, los pastores utilizaban leña seca (de combustible) para su cocina, sin estar extrayendo
leñas verdes; la cual respetaban al sistema ecológico. Utilizando leña seca para su cocina y no causaban
contaminación al medio ambiente.
Desde el gobierno central se tiene normas que nos prohíben contaminar al medio ambiente; quién
conoce?, quién hace cumplir?, posiblemente hace falta socializar a la población y seamos parte de ella.
Para enfrentar al riesgo climático del sudoeste potosino, requiere la participación de toda la sociedad,
desde la conciencia del mismo productor con su actitud positivista como es la reforestación de la región;
el Estado con la participación de instituciones afines al riesgo climático puedan coadyuvar las inversiones
a mitigar en mediano y largo plazo los riesgos climáticos más frecuentes de la región.
La conservación de los recursos naturales (suelo y agua), sabiendo que la región brinda hospedaje a los
camélidos, por tener suficiente espacio de pastoreo; hoy en día, la humanidad está rompiendo este
equilibrio ecológico, con ampliar la frontera agrícola y sembrar más quinua, las llamas están resultando sin
su campo de forraje. Este manejo de separar las llamas tuvo su explicación, el cual no es comprendida; con
las nuevas tecnologías se deberían construir cercos de pastoreo y se podían manejar en rotación dichos
cercos según el calendario ganadero.
Con el tema agua es más preocupante, por lo que están disminuyendo los reservorios cada año, la
población debería tomar conciencia de utilizar lo necesario y no derrochar, las mismas venas freáticas
llegan a esas zonas de pastoreo, del cual no se está cuidando y aprovechando para el riego. Nuevamente,
la construcción de los estanques de agua es responsabilidad de todos no solo del Estado, también son
concurrentes los gobiernos municipales quienes pueden coadyuvar para enfrentar estos riesgos climáticos
como es la sequía.
Consideramos, una vez toma las responsabilidades conjuntas, se podrían crear condiciones de microclima
para introducir cultivos que puedan adaptarse y producir. Teniendo estas condiciones favorables, el
productor ganadero no tendrá la necesidad de viajar a los valles o viajar a las ferias para adquirir productos
básicos en su alimentación familiar.
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PASTORES ANDINOS. TEJEDORES DEL ESPACIO ECONÓMICO Y DE LA INTEGRACIÓN ALIMENTARIA ALTO-ANDINA
Los pobladores de esta región conocen muy bien sobre el manejo de camélidos, esto no podrá ser
reemplazo por otro recurso similar, la bonanza del dinero para adquirir cualquier bien o material será por
un tiempo; sin embargo, con la crianza de camélidos la población seguirá habitando en las buenas o en las
malas, en un futuro cercano posiblemente la llama reemplace al cultivo de quinua, donde será necesario
tener mayor espacio de forraje para su alimentación y el suelo se haya perdido o erosionado por la
intervención del hombre, al final las llamas también se perderán por falta de forraje.
Hoy en día, realizar las manifestaciones espirituales, no solo es una costumbre por querer tomar chicha o
por recibir como parte de agradecimiento de algún familiar. La Ley 300, Ley de Derechos de la Madre
Tierra, reconoce como parte del vivir bien, que la madre tierra es un ser viviente, en ella habita desde los
microrganismos, aves, animales y el mismo hombre; a su vez, las aves y los animales conocen quién les da
el hospedaje y alimento, por ello actúan preservando y respetando a la madre tierra; sin embargo, la
humanidad hace lo contrario, contamina, destruye los bosques, quema los pajonales, indirectamente
también está destruyendo a otros seres vivientes.
Entonces la humanidad lo que debería trabajar relacionándose con la madre tierra para no causar el
desequilibrio del sistema ecológico, estemos y donde estemos presentes como personas o en cualquier
lugar del planeta.
Con los datos obtenidos, la mujer en la sociedad fue parte y apoyo del hombre (varón), sin ella no existiría
la formación del núcleo familiar, al ser el eje articulador de un hogar, la mujer crea la integración familiar
con sus manifestaciones de alcanzar un plato de comida o una jarra de chica luego de haber llegado del
trueque; a su vez, la mujer es la primera en pensar sobre la seguridad alimentaria en la familia, porque si
no hay alimento que podría comer en la familia.
Hoy en día, entendemos por equidad y género, que la mujer debería trabajar al igual que los varones,
físicamente no tiene las mismas condiciones que el varón, si puede participar en otras actividades que el
hombre no tiene ese detalle en perfeccionar como debería tener cada producto terminado.
Muchas veces por la incomprensión familiar, la mujer asume el rol del varón sin descuidarse la
responsabilidad que tiene como mujer, la alimentación, salud, educación y de bienestar social.
Una familia joven, debería tomar de ejemplo a la gente mayor, cómo las mujeres aún viven de pareja y
compañía (esposa y esposo); a su vez, estas mujeres no tuvieron una educación superior como las mujeres
de hoy, pero conocían, actuaban y practicaban los valores que tenía la familia y en la sociedad.
Las familias de la comunidad Cocani del municipio de Colcha “K”, mantienen su trueque de sal en molde
por maíz, viajando en camiones.
Pensar en una seguridad alimentaria en las comunidades de las 3 provincias en estudio, observando las
condiciones climáticas amenazadas a la producción agropecuaria, es más de inseguridad alimentaria.
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Las familias del sudoeste potosino mediante el trueque accedieron a cierta variedad de alimentos
naturales, hoy las familias acuden a mercados tradicionales de la región, obteniendo en su mayor parte
alimentos procesados, para no pasar el hambre.
Respecto a la diversidad de consumo alimenticio, la mayoría de las familias se están alimentando con
escasa verdura, fruta y leguminosas que son fuente de vitaminas, minerales y proteínas.
Con la fuerte introducción de alimentos transformados por las empresas industriales, la sociedad se está
convirtiendo en solo consumidor, esta no puede ser considerada como seguridad y soberanía alimentaria.
Las personas entrevistadas comentan, en algunas comunidades antes se producían algunas verduras
aunque poco, por la oferta en los mercados tradicionales a precios más bajos, prefieren comprar estas cual
fuera su origen.
Por la cultura de gastar menos en comprar alimentos saludables, la población se está acostumbrando en
comer productos embolsados, chisitos, galletas y otros; como vender la quinua y comprar fideo, aceite y
otros.
Observamos a los niños menores de 5 años, su consumo alimenticio está en los dulces y embolsados,
pensamos que esta no es seguridad alimentaria, hoy los padres necesitan una orientación en consumir un
producto natural.
Para dar una seguridad alimentaria, en las regiones donde el factor climático es adversa, tendrá que
hacerse inversiones muy fuertes; para esto, las comunidades deberán tomar una conciencia y actitud
positivista de conservar los recursos naturales.
A su vez, falta la conciencia en la población de producir un producto natural, conservar el medio ambiente
y demás actitudes positivas.
Últimamente en las comunidades de mayor población se observó la venta de frutas y verduras en camiones
por los intermediarios, a cambio compran carne fresca y charque de llama.
El gobierno de Bolivia ha emitido normas que favorezcan, en particular a las mujeres y los pueblos
indígenas, por existir las desigualdades en cuanto a género, las mismas deberán respetarse en su condición
de rural o urbana.
10. Conclusiones.
Para concluir el presente trabajo de investigación sobre el trueque-intercambio no monetario como una
de las posibilidades de resiliencia de las sociedades pastoriles alto-andinas y sus formas de economía
solidaria, localizada en las comunidades del Municipio de Colcha “K”. Llegándose a obtener una
información con suficientes elementos de justificación sobre el estudio realizado, del cual tuvimos de las
personas claves identificadas y entrevistados en los 4 municipios: San Antonio de Esmoruco (provincia Sud
Lípez), Colcha “K” y San Pedro de Quemes (ambos de la provincia Nor Lípez) y Tomave (provincia A.
Quijarro), más identificados como provincias del sudoeste potosino; de lo que podemos concluir con los
siguientes indicaciones:
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1. Los pastores de la comunidad Cocani, aún mantienen el trueque del sal en molde por maíz,
viajando a los valles de Tarija en un camión.
2. Lo pastores que aún mantienen el trueque, se proveen sal de Colchani mediante compraventa y
encargo al chofer de camión, con las cuales viajan de Cocani a realizar el trueque por maíz a Calama
(San Lorenzo – Tarija) y retornar en el mismo camión a la comunidad.
3. Vivir sobre un sistema agroecológico con muchas deficiencias y enfrentarse a los riesgos climáticos
de la región, la humanidad tuvo su coraje en adecuarse y adaptarse con facilidad a este medio
catastrófico buscando sus formas y modos de vivir.
4. Los habitantes de este región altiplánica de Bolivia, por el poco apoyo del gobierno central o casi
nada, tuvieron que vivir bajo una subsistencia alimentaría; donde, la presencia del Estado no es
visible con los proyectos productivos.
5. Los efectos del factor climático en la región como en el altiplano boliviano, causo la migración
poblacional a los centros urbanos, a zonas más bajas donde la agricultura tiene su fruto; por este
efecto los municipios cuentan con poco recurso humano para implementar proyectos productivos.
6. Los pobladores en esta región, no se quedaron conformes con solo tener productos locales como
son los camélidos, se movilizaron de inmediato creando costumbres de viajar e interactuar entre
sociedades que fueron necesitándose para compartir lo poco que tienen.
7. En esta región que azota el factor climático, los camélidos fueron y siguen siendo los únicos
recursos naturales potenciales que dan vida a la humanidad, ofrendando las buenas cualidades
que tiene, como es la carne, la fibra, el cuero y otras partes de su cuerpo.
8. Para los habitantes de esta región altiplánica, el dinero no fue una limitante para obtener bienes
y materiales, con su habilidad y creatividad optaron conseguir mediante el trueque y tener al igual
que los miembros de la otra sociedad.
9. El consumo de alimentos en esta población fue todo natural, obteniendo otros productos
mediante el trueque, fueron equilibrando su alimentación con suficiente composición nutricional.
10. Los habitantes que participaron en el trueque, con largos viajes, soportando esos factores
climáticos y con su alimentación básica del maíz; aún viven, caminan y trabajan en las
comunidades, manteniéndose físicamente sanos y fuertes, comparando con la generación actual.
11. Muchas familias y personas que viajaron caminando a diferentes lugares en busca del sustento
familiar, aún siguen manteniendo con la visita a las ferias tradicionales, utilizando como medio de
transporte a las movilidades.
12. Para los habitantes que tuvieron esta experiencia de vivir como medio de subsistencia y
sacrificada, se sienten capacitados de afrontar a otras situaciones similares si se presentara en un
futuro cercano; a su vez pueden dar algunos consejos a la nueva generación.
13. El pensamiento de los habitantes de esta región, como de otros lugares que pasan sacrificio en su
forma de vivir; entendemos, que no es solo dar seguridad alimentaria a la familia, también fue
inculcar o infundir a sus hijos los valores que tenían en esta sociedad.
14. Para la generación que hoy valora a las diferentes formas de vida, reconoce que fue una vida muy
sacrificada y aquellos que no lo creen piensan que fue un mito.
15. Por su valentía y coraje, la humanidad de esta región es considera como “hombres raza de
bronce”, soportando las fuertes radiaciones solares, las bajas temperaturas de -17ºC en épocas de
invierno, la sequía por la poca lluvia causando la inseguridad en los cultivos, los fuertes vientos en
esas pampa extensas y otros factores climáticos.
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16. Preservar el medio ambiente, evitando ampliar la frontera agrícola, dejando espacios insuficientes
para el pastoreo.
11. Recomendaciones.
Las acciones para mejorar y prevenir el deterioro de las condiciones de seguridad alimentaria en las
comunidades se deben orientar a los siguientes objetivos:
1. Proteger los recursos productivos (tierra, agua) del deterioro causado por la erosión, la ampliación
de la frontera agrícola, mediante la reforestación de especies nativas.
2. Diversificar la producción agrícola mediante la introducción de otras especies adaptivas a la región.
3. Proteger la producción ganadera mediante el manejo adecuado de áreas de pastoreo.
4. Incrementar la disponibilidad de leña mediante la forestación.
5. Promover en las comunidades la operación y mantenimiento de la infraestructura productiva y
social (agua potable), trabajar el tema de riesgos y manejo de recursos naturales.
6. Orientar a los gobiernos municipales en la formulación de sus POAs y establecimiento de alianzas
con otras instituciones, trabajar el tema de promoción de una alimentación saludable con énfasis
en los grupos vulnerables (niños y mujeres) y la búsqueda de fondos para implementar proyectos
que generen ingresos (artesanía, fondos rotatorios y otros).
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