Las Prácticas Profesionales Como Potenciadoras Del Perfil de Egreso. Caso - Escuela de Bibliotecología y Archivología de La Universidad Del Zulia.
Las Prácticas Profesionales Como Potenciadoras Del Perfil de Egreso. Caso - Escuela de Bibliotecología y Archivología de La Universidad Del Zulia.
Las Prácticas Profesionales Como Potenciadoras Del Perfil de Egreso. Caso - Escuela de Bibliotecología y Archivología de La Universidad Del Zulia.
Tania Peña
[email protected],
Yira Castellano
[email protected]
Deinnys Díaz
Welsy Padrón
La Universidad del Zulia, Escuela de Bibliotecología y Archivología.
Recibido: 28 de febrero de 2016 Aceptado: 19 de mayo de 2016
Resumen
Las prácticas profesionales constituyen un importante componente curricular en la formación
universitaria; en tal sentido, es preciso conocer en detalle su alcance y la forma cómo deben
ser estructuradas para obtener de su ejecución el aporte formativo que se espera. Este estudio
planteó como objetivos analizar la contribución de esta área curricular en la consolidación del
perfil de egreso del bibliotecólogo y archivólogo de la Universidad del Zulia. Y por otra parte,
identificar las fases que deben cumplirse para el adecuado desarrollo de las prácticas
profesionales, así como sus dimensiones. La metodología utilizada fue la exploración
documental de distintos postulados en materia curricular y educativa. Se concluye que el perfil
de los egresados en esta área del conocimiento resulta altamente fortalecido con la estructura
actual de prácticas profesionales, porque propician las vivencias que cimentan conocimientos,
habilidades, destrezas y actitudes necesarias para el futuro desempeño. Las fases de ejecuc ión
de las prácticas profesionales establecen la adecuada prosecución que han de tener para lograr
su propósito, considerando todos los momentos implicados en su desarrollo. Las dimensiones
de las prácticas profesionales engloban los distintos aspectos que intervienen en ellas, desde el
punto de vista organizativo, curricular, institucional y relacional.
Palabras clave: Prácticas profesionales, perfil de egreso, perfil profesional, fases de las
prácticas profesionales, dimensiones de las prácticas profesionales, Escuela de Bibliotecología
y Archivología de la Universidad del Zulia.
Abstract
Professional practices constitute an important component of curriculum in university
education; Accordingly, it is necessary to know in detail the scope and the way how it should
be structured for implementation the training contribution expected. This study raised as a
aims to analyse the contribution of this curriculum area in the consolidation of the profile of
the Librarian and Archivist of the University of Zulia. And on the other hand, identify the
stages that must be met for the adequate development of professional practices, as well as their
dimensions. The methodology used was the documentary exploration of different postulates in
educational and curriculum matters. It is concluded that the profile of graduates in this area of
knowledge is highly fortified with the current structure of professional practices, because they
lead to experiences that underpin knowledge, skills and attitudes needed for future
performance. Phases of professional practice run set the adequate pursuit that necessary to
achieve its purpose, considering all the times involved in its development. The dimensions of
professional practice encompasses the different aspects involved in them, from the point of
view of organizational, curricular, institutional and relational.
Key words: professional practices, profile of graduate, professional profile, phases of
professional practices, dimensions of professional practice, school of librarianship and
archival science at the University of Zulia.
Introducción
Se inicia con el análisis de las ventajas o beneficios que representan para la formación
académica de nivel superior las prácticas profesionales. Luego, se vincula este componente
curricular con el perfil de egreso, específicamente en el contexto de la Escuela de
Bibliotecología y Archivología de la Universidad del Zulia. Seguidamente, se desglosan las
fases incluidas en el desarrollo de las prácticas profesionales; además de puntualizar las
dimensiones que estas contemplan.
Este trabajo constituye una primera fase de un programa de investigación que pretende
evaluar el desempeño de algunas de las prácticas profesionales de la escuela mencionada. En
tal sentido, es una exploración documental de distintos postulados referidos a las prácticas
profesionales sus fases y dimensiones, el currículo universitario y el perfil de egreso. Estos
elementos se conjugan para obtener conclusiones que enriquezcan el desarrollo de las
prácticas profesionales de la Escuela de Bibliotecología y Archivología de la Universidad del
Zulia (en adelante EBALUZ), tanto en sus fases como en sus dimensiones.
través de la observación de otras personas y surge a partir del análisis individual (Granda y
Canto, 1997).
A modo de garantizar un equilibrio entre la teoría y la praxis los currículos
universitarios estipulan un componente práctico, que en muchos casos se materializa en un
área denominada prácticas profesionales, las cuales se establecen como estrategias educativas.
Gordon (1989:20) las define como “experiencias de trabajo supervisado de relativa corta
duración, ofrecidas como parte del currículum y realizadas durante la secuencia académica.
Las prácticas permiten al alumno desarrollar nuevas habilidades, así como aprender a actuar
en una cultura organizacional diferente”.
Este desempeño estudiantil controlado en un ambiente real de trabajo proporciona
importantes y notables ventajas a la formación, pues el pasante recibe un acompañamiento
académico e institucional para aprender cosas incluso por ensayo y error, probar y comprobar
el efecto de sus acciones profesionales, vincularse con pares u otros profesionales y entender
su aporte disciplinario a la sociedad.
Las prácticas dentro del contexto educativo tienen el propósito de brindarle al
estudiante la oportunidad de insertarse dentro de la realidad correspondiente a su especialidad
o área académica. Ello le permite conocer las situaciones probables en las que se desenvolverá
al egresar, y además plantear posibles alternativas y soluciones que favorezcan el
funcionamiento del contexto en el que se desarrollan.
Contextualizando todos estos aspectos, se podría entonces definir a las prácticas
profesionales como aquel componente curricular orientado, en principio, a forjar el perfil de
egreso desde el hacer, es decir, a partir de la ejecución de labores profesionales bajo la guianza
u orientación académica y experta de tutores; que además tiene el efecto de validar en un
doble sentido la formación recibida; primero, para el propio sujeto (pasante) quien se hace
consciente e internaliza el manejo, implementación y alcance de sus propios conocimientos. Y
segundo, para la propia institución educativa que lo envía, quien puede verificar la pertinencia
social de los contenidos académicos que imparte en la solución de los problemas del entorno
en el cual opera.
Para Santrock y col. (2004, p. 96) “la práctica profesional tiene como propósito
vincular al alumno (pasante) con su campo real de trabajo, a fin de brindarle la oportunidad de
desarrollar habilidades y destrezas, mediante estímulos que fortalezcan o incrementen la
través de los mencionados componentes se consolida una formación más integral, los
participantes pueden tener una visión más global de la realidad, en tanto que se le abre paso a
la intervención de variables no controladas ante las cuales es menester proponer soluciones, y
al mismo tiempo se valida la instrucción teórica recibida.
Según Castellanos (2008, p. 3), “la práctica profesional es el ejercicio profesional
inicial, guiado y supervisado por asesores externos y tutores, donde se aplican en forma directa
los conocimientos adquiridos en el proceso formativo del estudiante”. “La Práctica Profesional
constituye una actividad de estudio y trabajo, que bajo régimen de tutoría profesoral, atiende a
la formación profesional del estudiante, mediante el desempeño de labores propias de la
disciplina que cursa”. (Universidad Central de Venezuela, S/A, p. 3)
La práctica profesional dentro de la formación de los estudiantes vincula el estudio y el
trabajo bajo la guía de tutores académicos y empresariales, su propósito es apuntalar el
proceso formativo. El estudiante dentro de esta etapa está expuesto a las condiciones reales de
su campo de trabajo con una orientación de especialistas que coadyuvan al desenvolvimiento
óptimo de las acciones que se deben ejecutar para lograr las competencias establecidas dentro
del perfil de la carrera que cursa.
Durante la ejecución de las prácticas profesionales el estudiante en formación es un
participante activo, verifica lo adecuado o no de sus acciones y actividades, da a conocer su
grado de compromiso y los conocimientos aplicados, en lo cual intervienen sus valores, ética y
el respeto hacia el cumplimiento de normas y objetivos organizacionales. Desde la óptica de
Castellanos (2008, p. 7-8), las prácticas profesionales ofrecen las siguientes ventajas o
beneficios:
“Permite desarrollar el hábito de reflexión crítica sobre las experiencias vividas.
Promueve la motivación y la curiosidad en el estudiante para aprender desde la
práctica.
Fortalece el desarrollo del pensamiento ético ante situaciones profesionales y
sociables, además de que se adquiere disposición al trabajo en equipo.
Favorece el entendimiento de los problemas desde niveles complejos hacia
soluciones del mismo tipo.
Promueve el trabajo cooperativo más que el competitivo.
Advierte al futuro egresado acerca de la dinámica de cambio permanente en el
espacio laboral.
Forma para la elaboración de informes y reportes del desempeño profesional, a
partir de lo vivido.
Promueve aprendizajes a través de una participación activa.
Nivel II: Práctica Profesional II (PPII) dirigido al estudiante que ha cursado parte de la
formación académica, en ella se ejercitarán y aplicarán en el campo real las destrezas y
habilidades básicas de la profesión, este nivel está presente en los semestres
intermedios.
Nivel III: Práctica Profesional (PPIII) o Pasantía, se realiza en los últimos semestres o
años según corresponda de acuerdo a la especialidad o carrera, el estudiante va al
campo laboral por un tiempo determinado, en el que asume tareas y responsabilidades
propias de la profesión, integrando conocimientos, habilidades, destrezas, actitudes y
valores aportados por las diferentes áreas del currículo y su propia vivencia.
La práctica profesional II (PPII) permite al estudiante apreciar los diferentes roles que
debe cumplir como profesional de la información al vivenciar situaciones reales y
Como puede observarse, estas prácticas que constituyen el nivel II son bastantes
específicas en cuanto a su alcance y cometido, pues se orientan concretamente a
propiciar el desarrollo de habilidades y competencias asociadas a aspectos puntuales
del perfil profesional. Están diseñadas para que los estudiantes se concentren durante
un periodo académico a poner en práctica contenidos teóricos abordados en el semestre
anterior, aprendiendo mediante el ensayo y error, atendiendo necesidades en materia de
gestión de contenidos orientados desde una perspectiva definida y limitada, que
pretende ejercitarles en el uso de lineamientos, normas y procedimientos medulares del
quehacer de los bibliotecólogos y archivólogos.
La práctica profesional III (PPIII) es un espacio de acción profesional que establece un
acercamiento entre la teoría y el hacer práctico determinado por las particularidades del
contexto donde estas se ejecutan, haciendo posible que el estudiante integre sus conocimientos
en experiencias reales que faciliten la aplicación de la teoría a la praxis. En la EBALUZ se
establecen dos modalidades: una, es la pasantía propiamente dicha en la que el estudiante
aplica habilidades y destrezas adquiridas a lo largo de la carrera, dentro de una organización
que ha solicitado previamente pasantes para solucionar algún problema particular referido a la
gestión de la información. La otra, es el trabajo de investigación, que consiste en una
construcción teórica sobre algún aspecto de la realidad, siguiendo el método científico, bajo la
tutoría de uno o varios profesores, su propósito es fomentar en los estudiantes el diseño de
propuestas de soluciones creativas e innovadoras en alguna problemática particular
relacionada con la especialidad, desde la investigación. (Bracho y Peña, 2005).
introducción del estudiante al centro de aplicación hasta la culminación de dicho proceso, que
debe cristalizarse en una evaluación del desempeño del pasante. Destaca en la propuesta de
estos autores la importancia que le conceden al tiempo que el estudiante emplea para conocer
la organización que lo recibe en calidad de centro de aplicación, hasta alcanzar un nivel de
familiaridad mínimo que le permita desplegar sus actividades, considerando lo establecido en
la fase anterior.
Pudiera entenderse que este énfasis de los autores en cuestión está asociado con una
visión humanista, centrada muy concretamente en el sujeto que ejerce un rol protagónico
cuando se habla de prácticas profesionales, quien es el pasante. De las cuatro fases propuestas,
dos son desarrolladas por el estudiante, tanto la de observación como la de intervención
educativa, equiparando así la participación de los actores involucrados.
Al comparar ambos planteamientos se observan importantes similitudes; en primer
lugar, las tres primeras fases propuestas por Zabalza (1996), preparación, acogida y
planificación del itinerario informativo, corresponden a la primera fase en la propuesta de
Santibáñez y Montero (1998). El primer autor desglosa con mayor detalle los momentos
preliminares que anteceden a la ejecución de las acciones por parte de los pasantes, incluso
adjudicando a la empresa o institución que recibe a los estudiantes el despliegue de la segunda
fase. Estos últimos autores agregan la fase de observación, que no es contemplada por
Zabalza, considerándola como ese periodo que el pasante invierte para conocer la realidad
organizacional en la cual le toca intervenir, cuyo fin es alcanzar el grado de confianza
necesaria, tanto con la estructura y funcionamiento de la organización, como con los
problemas que debe resolver o situaciones a mejorar; hasta que logra desplegar su potencial
intelectual operativo en la ejecución de las tareas encomendadas.
En cuanto a las últimas dos fases, las mismas difieren solo en la denominación que
cada autor maneja, pero en esencia describen los mismos momentos, que es la ejecución de
las acciones por parte del pasante y la evaluación de las mismas por los tutores. Esta última
fase es de vital importancia porque permite comparar lo planificado y lo efectivamente
ejecutado, y determinar con ello el logro o no de los objetivos pedagógicos e institucionales
planteados al inicio de las prácticas profesionales.
En la evaluación es pertinente y muy necesario el intercambio de impresiones y
opiniones entre ambos tutores, pues cada uno podrá realizar aportes relevantes desde su
trinchera de observación, calificando los rasgos de conducta de los pasantes que atañen a su
área de gobernabilidad o experticia. Por ejemplo, se pudiera pensar que el tutor académico es
el más idóneo para evaluar el CONOCER, así como el tutor empresarial lo es para el HACER
y el CONVIVIR (dimensión actitudinal).
Con las organizaciones que reciben pasantes se establecen simbiosis, en el sentido que
de ambas partes se obtienen beneficios; de un lado, la institución universitaria cuenta con
De igual modo, entre los tutores debe existir una comunicación constante y sincera
para lograr la esperada prosecución de la labor a realizar, establecer los acuerdos preliminares
necesarios, hacer los ajustes que se requieran durante el desarrollo de las prácticas, aunado a
la evaluación del desempeño estudiantil que ha de ser integral, en el sentido que reúna los
rasgos cognitivos, procedimentales y actitudinales puestos de manifiestos por el pasante. Todo
ello involucra el componente interpersonal, que se teje como entramado en el cual se enmarca
la ejecución de las prácticas profesionales.
En general, estas dimensiones muestran la amplitud y alcance del componente
curricular en cuestión, dejando claro que no es posible analizarlo de una única mirada o
perspectiva, sino que en ellas se incorporan factores diversos que se conjugan para permitir
configurar un perfil de egreso cónsono con las demandas actuales de la sociedad.
Conclusiones
Las prácticas profesionales constituyen catalizadores de la formación universitaria,
porque propician las vivencias que cimentan conocimientos, habilidades, destrezas y
actitudes necesarias para el futuro desempeño profesional de los estudiantes.
La concepción curricular de las prácticas profesionales contribuye enormemente a
consolidar el perfil de egreso de los estudiantes de la EBALUZ, en tanto que le
proporciona espacios de acción profesional, previos al egreso. Una especie de ensayos
laborales que permite fijar conocimientos, ejercitar habilidades, promover actitudes
idóneas hacia al trabajo y el desempeño profesional.
Desde las vivencias que los estudiantes de la EBALUZ obtienen en las prácticas
profesionales pueden identificar sus debilidades, autodescubrir áreas de acción
profesional en las que destacan, reconocer mejores prácticas en otros colegas y crear
vínculos de laborales previos al egreso. Todo ello redunda en el mejoramiento de su
perfil de egreso y le posiciona ventajosamente como futuro profesional.
Las fases de ejecución de las prácticas profesionales establecen la adecuada
prosecución que han de tener para lograr su propósito, considerando todos los
momentos que implica su ejecución.
Las dimensiones de las prácticas profesionales engloban todos los aspectos que
intervienen en ellas, desde el punto de vista organizativo, curricular, institucional y
relacional, dejando por sentado que es ante todo una actividad de formación humana,
y por ende, planeada desde el currículo, con vinculación externa a la institución
educativa y fuertemente cimentada en la adecuada comunicación entre los actores
involucrados.
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