Las Prácticas Profesionales Como Potenciadoras Del Perfil de Egreso. Caso - Escuela de Bibliotecología y Archivología de La Universidad Del Zulia.

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Las Prácticas Profesionales como Potenciadoras del Perfil de Egreso.

Caso: Escuela de Bibliotecología y Archivología de La Universidad del Zulia.

Tania Peña
[email protected],
Yira Castellano
[email protected]
Deinnys Díaz
Welsy Padrón
La Universidad del Zulia, Escuela de Bibliotecología y Archivología.
Recibido: 28 de febrero de 2016 Aceptado: 19 de mayo de 2016

Resumen
Las prácticas profesionales constituyen un importante componente curricular en la formación
universitaria; en tal sentido, es preciso conocer en detalle su alcance y la forma cómo deben
ser estructuradas para obtener de su ejecución el aporte formativo que se espera. Este estudio
planteó como objetivos analizar la contribución de esta área curricular en la consolidación del
perfil de egreso del bibliotecólogo y archivólogo de la Universidad del Zulia. Y por otra parte,
identificar las fases que deben cumplirse para el adecuado desarrollo de las prácticas
profesionales, así como sus dimensiones. La metodología utilizada fue la exploración
documental de distintos postulados en materia curricular y educativa. Se concluye que el perfil
de los egresados en esta área del conocimiento resulta altamente fortalecido con la estructura
actual de prácticas profesionales, porque propician las vivencias que cimentan conocimientos,
habilidades, destrezas y actitudes necesarias para el futuro desempeño. Las fases de ejecuc ión
de las prácticas profesionales establecen la adecuada prosecución que han de tener para lograr
su propósito, considerando todos los momentos implicados en su desarrollo. Las dimensiones
de las prácticas profesionales engloban los distintos aspectos que intervienen en ellas, desde el
punto de vista organizativo, curricular, institucional y relacional.
Palabras clave: Prácticas profesionales, perfil de egreso, perfil profesional, fases de las
prácticas profesionales, dimensiones de las prácticas profesionales, Escuela de Bibliotecología
y Archivología de la Universidad del Zulia.

Professional Practices and Empowering of the Profile.


Case Study: Escuela de Bibliotecología y Archivología de La Universidad del Zulia

Abstract
Professional practices constitute an important component of curriculum in university
education; Accordingly, it is necessary to know in detail the scope and the way how it should
be structured for implementation the training contribution expected. This study raised as a
aims to analyse the contribution of this curriculum area in the consolidation of the profile of
the Librarian and Archivist of the University of Zulia. And on the other hand, identify the
stages that must be met for the adequate development of professional practices, as well as their
dimensions. The methodology used was the documentary exploration of different postulates in
educational and curriculum matters. It is concluded that the profile of graduates in this area of
knowledge is highly fortified with the current structure of professional practices, because they
lead to experiences that underpin knowledge, skills and attitudes needed for future

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performance. Phases of professional practice run set the adequate pursuit that necessary to
achieve its purpose, considering all the times involved in its development. The dimensions of
professional practice encompasses the different aspects involved in them, from the point of
view of organizational, curricular, institutional and relational.
Key words: professional practices, profile of graduate, professional profile, phases of
professional practices, dimensions of professional practice, school of librarianship and
archival science at the University of Zulia.

Introducción
Se inicia con el análisis de las ventajas o beneficios que representan para la formación
académica de nivel superior las prácticas profesionales. Luego, se vincula este componente
curricular con el perfil de egreso, específicamente en el contexto de la Escuela de
Bibliotecología y Archivología de la Universidad del Zulia. Seguidamente, se desglosan las
fases incluidas en el desarrollo de las prácticas profesionales; además de puntualizar las
dimensiones que estas contemplan.
Este trabajo constituye una primera fase de un programa de investigación que pretende
evaluar el desempeño de algunas de las prácticas profesionales de la escuela mencionada. En
tal sentido, es una exploración documental de distintos postulados referidos a las prácticas
profesionales sus fases y dimensiones, el currículo universitario y el perfil de egreso. Estos
elementos se conjugan para obtener conclusiones que enriquezcan el desarrollo de las
prácticas profesionales de la Escuela de Bibliotecología y Archivología de la Universidad del
Zulia (en adelante EBALUZ), tanto en sus fases como en sus dimensiones.

Un área curricular clave: las Prácticas Profesionales


La formación profesional incluye la adquisición de saberes teóricos: conceptos,
nociones, teorías y otros; así como el desarrollo destrezas y habilidades, que constituyen el
conocimiento práctico, éste surge de la propia experiencia, depende directamente de cada
individuo, de las vivencias a las que está expuesto y de la aplicación de métodos y técnicas
durante la ejecución de sus acciones.
El conocimiento teórico parte de lo textual y de la interpretación que la persona realiza
sobre la información recibida y la comprensión que obtiene de la misma; mientras que, el
conocimiento práctico va más allá, porque comprueba desde la vivencia las situaciones que
están presentes en la realidad intervenida, ya que se adquiere con la propia experiencia, a

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través de la observación de otras personas y surge a partir del análisis individual (Granda y
Canto, 1997).
A modo de garantizar un equilibrio entre la teoría y la praxis los currículos
universitarios estipulan un componente práctico, que en muchos casos se materializa en un
área denominada prácticas profesionales, las cuales se establecen como estrategias educativas.
Gordon (1989:20) las define como “experiencias de trabajo supervisado de relativa corta
duración, ofrecidas como parte del currículum y realizadas durante la secuencia académica.
Las prácticas permiten al alumno desarrollar nuevas habilidades, así como aprender a actuar
en una cultura organizacional diferente”.
Este desempeño estudiantil controlado en un ambiente real de trabajo proporciona
importantes y notables ventajas a la formación, pues el pasante recibe un acompañamiento
académico e institucional para aprender cosas incluso por ensayo y error, probar y comprobar
el efecto de sus acciones profesionales, vincularse con pares u otros profesionales y entender
su aporte disciplinario a la sociedad.
Las prácticas dentro del contexto educativo tienen el propósito de brindarle al
estudiante la oportunidad de insertarse dentro de la realidad correspondiente a su especialidad
o área académica. Ello le permite conocer las situaciones probables en las que se desenvolverá
al egresar, y además plantear posibles alternativas y soluciones que favorezcan el
funcionamiento del contexto en el que se desarrollan.
Contextualizando todos estos aspectos, se podría entonces definir a las prácticas
profesionales como aquel componente curricular orientado, en principio, a forjar el perfil de
egreso desde el hacer, es decir, a partir de la ejecución de labores profesionales bajo la guianza
u orientación académica y experta de tutores; que además tiene el efecto de validar en un
doble sentido la formación recibida; primero, para el propio sujeto (pasante) quien se hace
consciente e internaliza el manejo, implementación y alcance de sus propios conocimientos. Y
segundo, para la propia institución educativa que lo envía, quien puede verificar la pertinencia
social de los contenidos académicos que imparte en la solución de los problemas del entorno
en el cual opera.
Para Santrock y col. (2004, p. 96) “la práctica profesional tiene como propósito
vincular al alumno (pasante) con su campo real de trabajo, a fin de brindarle la oportunidad de
desarrollar habilidades y destrezas, mediante estímulos que fortalezcan o incrementen la

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probabilidad de seguir ejecutando acciones favorables dentro de su desempeño”. A través de


este componente curricular se le facilita a los estudiantes el abordaje de los problemas que
ocurren dentro de los futuros escenarios laborales, en los que se desenvolverán al egresar,
aplicando a la vez el conocimiento previo (teórico).
El envío de estudiantes universitarios a centros de aplicación es una vía para
materializar la conexión de las instituciones educativas universitarias con su entorno, que
redunda en beneficio para ambas partes, pues el pasante incrementa su potencial profesional y
comprueba in situ su capacitación para afrontar y solucionar dificultades de su incumbencia
laboral. Y a la vez, los organismos e instituciones receptores de pasantes obtienen aportes
interesantes que mejoran su funcionamiento, y hasta es posible que su rentabilidad,
dependiendo de cuan emprendedores y creativos resulten ser los estudiantes y de las
condiciones que se les ofrezcan para que innoven.
Sacristán (2007) y Peñaloza (2005), refieren que la práctica profesional busca ser un
espacio para la aplicación de los conocimientos adquiridos, en aras de proporcionar un
beneficio institucional, involucran la investigación permanente y la acción práctica. Pretenden
generar conocimientos, productos y aportes significativos a las organizaciones que brindan la
oportunidad de recibir estudiantes para el desarrollo de sus prácticas profesionales.
Cuando el desarrollo del hacer va acompañado de la debida investigación por parte de
los estudiantes involucrados en la ejecución de prácticas profesionales, se genera una suerte de
espiral en crecimiento en el cual la teoría y la realidad se retroalimentan entre sí, partiendo de
nociones teóricas que se aplican a contextos determinados, en los que intervienen distintas
variables que condicionan de manera particular cada situación. La elaboración de propuestas
de solución o mejora, el delineamiento de secuencia de actividades tendentes a solventar
problemas puntuales, manifiestan la producción de conocimientos que se materializan en
cambios positivos para las organizaciones que sirven como centros de aplicación.
Para De La Vega y Arakaki (2011, p. 77) “las prácticas profesionales constituyen un
componente esencial de la formación de los estudiantes de educación superior... tendiéndose
así un puente entre la teoría y la práctica, entre la etapa formativa y el ingreso al mercado
laboral”. Los aprendizajes que se desprenden de la ejecución de prácticas profesionales poseen
componentes de índole actitudinal, ético y afectivo, que no es posible obtenerlos en las aulas
de clase, sino desde la vivencia en situaciones laborales reales, por parte de los estudiantes. A

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través de los mencionados componentes se consolida una formación más integral, los
participantes pueden tener una visión más global de la realidad, en tanto que se le abre paso a
la intervención de variables no controladas ante las cuales es menester proponer soluciones, y
al mismo tiempo se valida la instrucción teórica recibida.
Según Castellanos (2008, p. 3), “la práctica profesional es el ejercicio profesional
inicial, guiado y supervisado por asesores externos y tutores, donde se aplican en forma directa
los conocimientos adquiridos en el proceso formativo del estudiante”. “La Práctica Profesional
constituye una actividad de estudio y trabajo, que bajo régimen de tutoría profesoral, atiende a
la formación profesional del estudiante, mediante el desempeño de labores propias de la
disciplina que cursa”. (Universidad Central de Venezuela, S/A, p. 3)
La práctica profesional dentro de la formación de los estudiantes vincula el estudio y el
trabajo bajo la guía de tutores académicos y empresariales, su propósito es apuntalar el
proceso formativo. El estudiante dentro de esta etapa está expuesto a las condiciones reales de
su campo de trabajo con una orientación de especialistas que coadyuvan al desenvolvimiento
óptimo de las acciones que se deben ejecutar para lograr las competencias establecidas dentro
del perfil de la carrera que cursa.
Durante la ejecución de las prácticas profesionales el estudiante en formación es un
participante activo, verifica lo adecuado o no de sus acciones y actividades, da a conocer su
grado de compromiso y los conocimientos aplicados, en lo cual intervienen sus valores, ética y
el respeto hacia el cumplimiento de normas y objetivos organizacionales. Desde la óptica de
Castellanos (2008, p. 7-8), las prácticas profesionales ofrecen las siguientes ventajas o
beneficios:
 “Permite desarrollar el hábito de reflexión crítica sobre las experiencias vividas.
 Promueve la motivación y la curiosidad en el estudiante para aprender desde la
práctica.
 Fortalece el desarrollo del pensamiento ético ante situaciones profesionales y
sociables, además de que se adquiere disposición al trabajo en equipo.
 Favorece el entendimiento de los problemas desde niveles complejos hacia
soluciones del mismo tipo.
 Promueve el trabajo cooperativo más que el competitivo.
 Advierte al futuro egresado acerca de la dinámica de cambio permanente en el
espacio laboral.
 Forma para la elaboración de informes y reportes del desempeño profesional, a
partir de lo vivido.
 Promueve aprendizajes a través de una participación activa.

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 Ofrece tiempos estructurados para la reflexión del estudiante.


 Ofrece la oportunidad de utilizar habilidades y conocimientos en situaciones de la
vida real.
 Extiende el aprendizaje más allá del aula o campus.
 Los estudiantes adquieren certeza de la necesidad de la formación durante toda la
vida”
Este abanico de ventajas deja en claro la elevada importancia que tienen las prácticas
profesionales en todo diseño curricular, confirma que incide en diversas facetas de la conducta
del aprendiz: actitudinal, ético, procedimental, introspectivo, relacional, cognitivo, contextual,
autodescubrimiento. Las prácticas profesionales no se limitan a la aplicación de teorías
aprendidas durante la formación académica, sino que introducen el “aprender haciendo” como
elemento esencial en el proceso formativo.
Hevia (2009, p. 24) señala que las prácticas profesionales promueven la síntesis y
reorganización de todos los conocimientos teóricos que posee el alumno, haciéndolos
realmente significativos porque los enfrenta con el hacer propio y el de otros; esta reflexión
propiciada desde penetración en contextos profesionales reales, supone una oportunidad para
que los estudiantes interactúen como profesionales y sean capaces de “saber hacer”.

Las Prácticas Profesionales en la Universidad del Zulia y en la EBALUZ


En el caso de la Educación Superior en Venezuela, Tovar (2004, p.18), plantea que en
el Programa Nacional de Pasantías (PNP) y convenios para pasantías “esta constituye una
condición necesaria para la obtención del grado en los institutos y colegios universitarios y en
las universidades”. Por lo tanto, para que una carrera sea considerada de nivel superior y dé
lugar al libre ejercicio de una profesión, es preciso que contemple las pasantías.
Por consiguiente, todas las instituciones de educación superior tienen programas de
pasantías presentadas en diferentes modalidades: pasantías, seminarios, visitas estudiantiles,
programas de gestión y cooperación tecnológica, mejoramiento de la educación técnica,
formación de microempresarios, promoción de programas y convenios de asistencia técnica
(Tovar, 2004). Esta variedad muestra diversas opciones para el desenvolvimiento práctico del
estudiante de nivel superior; de modo que pueda conocer las tareas inherentes a la profesión
elegida.
La Universidad del Zulia (LUZ), mediante su currículo, busca responder a los
requerimientos de los diversos ámbitos de la sociedad, adaptando su oferta académica a lo que

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el país demanda, y propiciando un balance en el desarrollo de los estudios humanísticos,


científicos y tecnológicos. Es por ello, que el Consejo Central de Pregrado LUZ (en adelante
CCPLUZ) desde los estudios de pregrado promueve una formación profesional que integra los
aspectos teóricos y prácticos de diferentes áreas del conocimiento. De manera que, su
alumnado llegue a ser eficiente, eficaz y posea capacidades científicas y tecnológicas para un
desenvolvimiento laboral pertinente. (CCPLUZ, 2010)
El CCPLUZ busca establecer los parámetros necesarios para consolidar una formación
profesional participativa, creativa, con visión ética y científica, contemporánea y coherente
con los procesos culturales, económicos, políticos, sociales, científicos y tecnológicos que se
producen en el entorno regional, nacional, y mundial. Así mismo, se encarga de vigilar y
medir los aspectos referidos a los programas de formación estudiantil de pregrado, para
actualizarlos en función de los cambios del contexto venezolano primeramente, y también del
internacional.
El CCPLUZ trabaja lo concerniente a las prácticas profesionales, para que este
componente curricular “fortalezca la integración de los conocimientos teóricos y prácticos
adquiridos por la comunidad estudiantil, por medio de ejercicios presenciales en el ámbito
laboral” (CCPLUZ, 2010, p.18). La práctica profesional pretende integrar la teoría impartida a
los estudiantes al espacio real de trabajo, esto como estrategia cognitiva que conlleva al
fomento y desarrollo de destrezas, habilidades, competencias y valores, contemplados en los
programas de cada práctica, cumpliendo así con las exigencias de una formación profesional e
integral.
En LUZ los criterios que orientan las prácticas profesionales se orientan a garantizar en
lo posible el alcance de la formación integral del estudiante, que le permita competir en un
mercado laboral complejo, aplicando estrategias que den soluciones a los problemas sociales,
mediante un liderazgo proactivo con mentalidad prospectiva (Aguilar y col., S/A). Por lo cual
se enfatiza en el desarrollo de habilidades, destrezas, actitudes y valores; es decir, que se
pretende abordar no solo el aspecto profesional sino también el humano, y establecer la
sinergia necesaria entre el conocer, el hacer y el convivir
La normativa universitaria de LUZ contempla tres niveles de prácticas profesionales,
en cada uno de los cuales se establecen los siguientes objetivos formativos:

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 Nivel I: Práctica profesional I (PPI) confronta al estudiante de los primeros semestres


con los ambientes, actividades y tareas propias de su profesión, esperando una
respuesta acorde al grado de formación obtenido hasta ese momento.

 Nivel II: Práctica Profesional II (PPII) dirigido al estudiante que ha cursado parte de la
formación académica, en ella se ejercitarán y aplicarán en el campo real las destrezas y
habilidades básicas de la profesión, este nivel está presente en los semestres
intermedios.

 Nivel III: Práctica Profesional (PPIII) o Pasantía, se realiza en los últimos semestres o
años según corresponda de acuerdo a la especialidad o carrera, el estudiante va al
campo laboral por un tiempo determinado, en el que asume tareas y responsabilidades
propias de la profesión, integrando conocimientos, habilidades, destrezas, actitudes y
valores aportados por las diferentes áreas del currículo y su propia vivencia.

Partiendo de esto, la EBALUZ establece en su diseño curricular el área de las prácticas


profesionales como componente interdisciplinario que viabiliza la aplicación y adquisición
integrada de conocimientos, habilidades, destrezas, actitudes y valores correspondientes al
perfil profesional del bibliotecólogo y archivólogo (EBALUZ, 1995). Mediante este
componente se pretende que estudiantes ejerzan los roles declarados en el perfil de egreso, a
saber: técnicos, analistas, gerentes, investigadores y promotores sociales; esto se traduce en la
gestión de documentos, la formación de usuarios intra y extra institucionales, el asesoramiento
en el manejo de fuentes y servicios de información, en bibliotecas, archivos, centros de
información y documentación.
Los tres niveles de prácticas profesionales incluidos en el pensum de estudio de la
EBALUZ se articulan de la siguiente manera:
La práctica profesional I (PPI), ubicada en el primer semestre, inserta al estudiante en la
realidad de su futura profesión, “vinculándolo con su campo de acción y proporcionándole a
su vez una visión global de aspectos relacionados con el ejercicio de sus funciones como
futuro gestor de la información” (Fernández y col., 2002, p. 1).

 La práctica profesional II (PPII) permite al estudiante apreciar los diferentes roles que
debe cumplir como profesional de la información al vivenciar situaciones reales y

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concretas que conforman el quehacer profesional (Departamento Tecnología y Práctica


Educacional, 1997). Las materias que integran este nivel son las siguientes:
 La PPII de Teleinformática: propicia que los estudiantes utilicen sus destrezas y
habilidades para la búsqueda, selección y organización de información digital,
empleando herramientas informáticas para generar productos concretos de
información.
 La PPII de Análisis de la Información I: intenta “desarrollar en el estudiante
habilidades y competencias para el procesamiento, análisis y representación de la
información y el conocimiento registrado en los diversos tipos de materiales
bibliográficos y no bibliográficos” (Bracho y Caldera, 2002, p. 3).
 La PPII de Análisis de la Información II: permite aplicar metodologías, instrumentos,
herramientas y productos del análisis documental al conocimiento registrado y
producido en áreas específicas del saber. Se dirige al estudio de los procesos de
construcción, significación, organización, representación y sociabilización de los
saberes generados (Ferrer, 2010; Ferrer, S/A).
 La PPII de Análisis de la Información III: proporciona la oportunidad de aplicar los
conocimientos adquiridos sobre el procesamiento del material documental que
constituye el acervo de los archivos, con un enfoque sistemático, a través del cual se
pretende obtener productos específicos que sean útiles para la gestión administrativa
que se desarrolla en las empresas e instituciones (Peña y Paredes, 2001, s/p).

Como puede observarse, estas prácticas que constituyen el nivel II son bastantes
específicas en cuanto a su alcance y cometido, pues se orientan concretamente a
propiciar el desarrollo de habilidades y competencias asociadas a aspectos puntuales
del perfil profesional. Están diseñadas para que los estudiantes se concentren durante
un periodo académico a poner en práctica contenidos teóricos abordados en el semestre
anterior, aprendiendo mediante el ensayo y error, atendiendo necesidades en materia de
gestión de contenidos orientados desde una perspectiva definida y limitada, que
pretende ejercitarles en el uso de lineamientos, normas y procedimientos medulares del
quehacer de los bibliotecólogos y archivólogos.
La práctica profesional III (PPIII) es un espacio de acción profesional que establece un
acercamiento entre la teoría y el hacer práctico determinado por las particularidades del

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contexto donde estas se ejecutan, haciendo posible que el estudiante integre sus conocimientos
en experiencias reales que faciliten la aplicación de la teoría a la praxis. En la EBALUZ se
establecen dos modalidades: una, es la pasantía propiamente dicha en la que el estudiante
aplica habilidades y destrezas adquiridas a lo largo de la carrera, dentro de una organización
que ha solicitado previamente pasantes para solucionar algún problema particular referido a la
gestión de la información. La otra, es el trabajo de investigación, que consiste en una
construcción teórica sobre algún aspecto de la realidad, siguiendo el método científico, bajo la
tutoría de uno o varios profesores, su propósito es fomentar en los estudiantes el diseño de
propuestas de soluciones creativas e innovadoras en alguna problemática particular
relacionada con la especialidad, desde la investigación. (Bracho y Peña, 2005).

El perfil de egreso de la EBALUZ


Cada especialidad profesional dentro de su plan de formación establece el perfil del
estudiante, tanto al ingresar como al egresar, detallando unas características específicas que
debe poseer el aspirante a cursarla y otras que han ir delineándose durante el proceso de
enseñanza-aprendizaje. Vílchez (1991, p. 43), entiende por perfil “el conjunto de rasgos,
actitudes, conocimientos y habilidades con que ingresa el aspirante al sistema de estudios y
egresa después de graduado. De forma pues, que hay dos perfiles: uno de ingreso y otro de
egreso”.
El perfil de egreso contiene de manera precisa los conocimientos,
habilidades, actitudes y en general los aprendizajes requeridos para que el
individuo se desenvuelva en un futuro como un buen profesional;
permitiendo establecer las formas de evaluación y acreditación parciales y
finales para garantizar la calidad educativa que la institución desea (Torres,
S/A, p. 8).

Cada carrera o profesión está representada por un perfil configurado en atención a


varios aspectos que se aspira forjar en el futuro egresado, afianzados o adquiridos durante el
proceso formativo, mediante técnicas y herramientas establecidas para tal fin, con el propósito
de generar las particularidades propias y distintivas de cada especialidad.
El perfil profesional o de egreso contempla una visión integral de la profesión, unifica
elementos prácticos y teóricos que dan lugar a dimensiones estrechamente relacionadas. Este
perfil delinea los rasgos profesionales y de desempeño que han de tener los egresados de las
carreras universitarias, en él se condensan todas aquellas conductas, actitudes, aptitudes,

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destrezas, habilidades y pericias forjadas durante el periodo de formación académica, a la cual


se somete un individuo que se inserta en el sistema educativo de nivel superior; ello considera
la inclusión, dentro del diseño curricular, de materias que son inherentes y exclusivas de las
profesiones.
Se podría decir que el enunciado del perfil de egreso constituye la meta académica que
se plantea lograr con cada diseño curricular, estableciendo una idónea articulación teoría-
práctica que se materializa a través de una progresión de situaciones de aprendizaje en las
cuales, tanto los elementos teóricos como los prácticos se hacen imprescindibles para
configurar una enseñanza integral, abarcadora de los componentes necesarios para un manejo
adecuado de situaciones laborales que requieren la intervención profesional para funcionar,
mejorar o mantener un ritmo de productividad o efectividad en el tiempo.
El perfil de egreso incluye tres dimensiones básicas

 “La ético-valórica, entendida como los valores de ciudadanía y convivencia


humana.

 La académica, entendida como los conocimientos y la reflexión sobre la


disciplina, así como la capacidad para investigar, generar nuevos conocimientos
y para la creación artística.

 La profesional, que incluye el desarrollo de competencias laborales, técnicas y


genéricas que preparan para el desempeño profesional, y contribuye con las
dimensiones anteriores” (Universidad de Chile, 2006, p. 1).

Estas dimensiones corresponden con los aspectos observables de las conductas


profesionales: el HACER, el CONOCER y el CONVIVIR. La intervención en estas esferas se
orienta a propiciar el desenvolvimiento en cualquier escenario en el que se tenga injerencia
como profesional.
Casarini (2001, p. 96) desglosa el perfil de egreso en dos tipos:

 “Perfil profesional: Se relaciona con las condiciones de trabajo: mercado,


empleadores y remuneración, y se identifica en términos de sectores.

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 Perfil académico: Se integra con las características axiológicas y afectivas que


demanda la formación en un nivel, es decir, los conocimientos propios de una
cultura de nivel superior”.

El perfil de egreso, que incorpora tanto la dimensión profesional como la académica,


orienta la construcción del currículo, sustenta las decisiones que se tomen, y es el referente
permanente para los reajustes de los planes de formación, porque considera la relación entre el
campo de trabajo y los estudiantes. En tal sentido, define las competencias que están
relacionadas directamente con los intereses académicos y de la sociedad, para mantener una
actualización de los contenidos, y formar así el talento humano que pueda abordar las
situaciones según las exigencias del mercado laboral. Es por ello que la Universidad del Zulia
actualiza, cada cierto tiempo, su perfil académico profesional y los contenidos programáticos
de las carreras que ofrece, con el propósito de responder a las necesidades y cambios sociales
que se suscitan, y formar egresados de excelencia.
La construcción del perfil académico-profesional requiere el componente de las
prácticas profesionales, las cuales viabilizan la obtención de competencias de tipo
procedimental que le permiten al estudiante insertarse en el área de acción profesional y
conocer cómo debe proceder ante las situaciones que se presenten en su desenvolvimiento
laboral.
En atención a esto, las prácticas profesionales contempladas en el diseño curricular de
la EBALUZ fueron incorporadas con el propósito de contribuir a la consolidación del perfil de
egreso del bibliotecólogo y archivólogo de la Universidad del Zulia. Propiciando que los
pasantes apliquen lo aprendido en la teoría, usando los conocimientos pertinentes y
accionando de manera oportuna para brindar beneficios a la sociedad, en lo concerniente a la
gestión de las unidades y servicios de información. Todo ello promueve el afianzamiento
teórico y la manifestación de actitudes profesionales positivas en los estudiantes, que apoya
indudablemente su formación académica integral, a la vez que favorece la generación
productos y servicios que den respuesta a las necesidades y demandas de la sociedad actual.
Desde la ejecución de las prácticas profesionales se invita a los estudiantes de la
EBALUZ a ser más conscientes en cuanto al aprendizaje que están obteniendo, en tanto que
realizan actividades acordes a su futuro desempeño laboral, ejerciendo roles como analista de
fuentes de información, diseñador de herramientas de información, facilitador de recursos de

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información, referencista y mediador entre un universo limitado de fuentes de información y


una comunidad específica de usuarios. Ello le permite comprobar su efectividad profesional
dentro y fuera del recinto universitario.
Además durante el proceso se desprenden importantes datos que evidencian
debilidades o fortalezas en el proceso de enseñanza aprendizaje, lo cual constituye insumos
valiosos para aplicar correctivos o continuar impulsando acciones que den buenos resultados,
en materia curricular.
Fases de las prácticas profesionales
Considerando que las prácticas profesionales deben planificarse porque en ellas
intervienen el alumno, el tutor universitario y el tutor empresarial u organizacional, Zabalza
(1996), plantea las fases siguientes:

 Fase de preparación, en ella tanto al alumnado como al tutor empresarial se les


debe indicar el objetivo y alcance de las prácticas así como su función y el
desempeño que se espera por parte de ellos a nivel formativo y evaluativo.

 Fase de acogida, se establece al momento que el estudiante llega al centro de


prácticas asignado, donde se establece el grado de compromiso que tiene la
empresa para con las actividades académicas-formativas del practicante.

 Fase de planificación del itinerario formativo, se realiza en función de las


directrices preestablecidas entre el tutor empresarial y universitario, dando a
conocer qué actividades, dónde y con quién las realizará durante el periodo
correspondiente a las prácticas.

 Fase de gestión de las prácticas, es la interacción entre el alumno, el tutor


empresarial y el universitario, que se materializa en reuniones, visitas y
asesorías para garantizar el cumplimiento de las funciones que debe realizar el
aprendiz.

 Fase de evaluación de las prácticas, en ella se determina qué, cómo y cuándo se


realizarán los procesos evaluativos, informando al estudiante los lineamientos
considerados por el evaluador.

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Se puede observar que el autor estructura el proceso de las prácticas profesionales de


manera sistemática, ya que plantea inicio, desarrollo y retroalimentación, entrelazando una
fase con otra en una secuencia lógica de ejecución de acciones, que va desde saber qué se
hará, dónde, cómo, con quién y hasta cuándo. En cada etapa se destaca la participación y
acompañamiento de los tres actores mencionados.
De la misma manera, Santibáñez y Montero (1998), establecen una serie de fases y
coinciden con Zabalza en cuanto a los actores que intervienen en el proceso formativo de las
prácticas: alumnado, tutor/a universitario, tutor/a del centro o institución de las prácticas. Las
fases son:

 Presentación y toma de contacto: esta consiste en ubicar al pasante en el centro


de aplicación, presentarlo ante los otros miembros de la organización, ultimar
horarios, elaborar la agenda y planes de trabajo.

 Observación: en esta fase el estudiante debe familiarizarse con el centro,


incorporarse a su dinámica de acción, conocer el equipo de trabajo y sus tareas;
y además los programas, planes, proyectos, memorias y estatutos de la
organización.

 Intervención educativa: el pasante debe participar en actividades educativas,


trabajando en equipo con otros profesionales o funcionarios del centro de
aplicación y desempeñando funciones asignadas. Esto fue propuesto
específicamente para prácticas profesionales en el área de educación, pero
llevándolo a un plano general, puede decirse que esta fase consiste en la
ejecución propiamente dicha de las actividades, por parte del pasante; es decir,
el pleno desarrollo de las prácticas profesionales como tal.

 Evaluación: en esta fase se sintetizan todas las actividades realizadas por el


pasante y se califican atendiendo a los instrumentos de evaluación diseñados
para tal fin, integrando las consideraciones tanto del tutor académico como del
empresarial.
En esta propuesta de Santibáñez y Montero (1998) también se observa una
secuencialidad lógica en la ejecución de fases de las prácticas profesionales, que va desde la

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Las Prácticas Profesionales como Potenciadoras del Perfil de Egreso …

introducción del estudiante al centro de aplicación hasta la culminación de dicho proceso, que
debe cristalizarse en una evaluación del desempeño del pasante. Destaca en la propuesta de
estos autores la importancia que le conceden al tiempo que el estudiante emplea para conocer
la organización que lo recibe en calidad de centro de aplicación, hasta alcanzar un nivel de
familiaridad mínimo que le permita desplegar sus actividades, considerando lo establecido en
la fase anterior.
Pudiera entenderse que este énfasis de los autores en cuestión está asociado con una
visión humanista, centrada muy concretamente en el sujeto que ejerce un rol protagónico
cuando se habla de prácticas profesionales, quien es el pasante. De las cuatro fases propuestas,
dos son desarrolladas por el estudiante, tanto la de observación como la de intervención
educativa, equiparando así la participación de los actores involucrados.
Al comparar ambos planteamientos se observan importantes similitudes; en primer
lugar, las tres primeras fases propuestas por Zabalza (1996), preparación, acogida y
planificación del itinerario informativo, corresponden a la primera fase en la propuesta de
Santibáñez y Montero (1998). El primer autor desglosa con mayor detalle los momentos
preliminares que anteceden a la ejecución de las acciones por parte de los pasantes, incluso
adjudicando a la empresa o institución que recibe a los estudiantes el despliegue de la segunda
fase. Estos últimos autores agregan la fase de observación, que no es contemplada por
Zabalza, considerándola como ese periodo que el pasante invierte para conocer la realidad
organizacional en la cual le toca intervenir, cuyo fin es alcanzar el grado de confianza
necesaria, tanto con la estructura y funcionamiento de la organización, como con los
problemas que debe resolver o situaciones a mejorar; hasta que logra desplegar su potencial
intelectual operativo en la ejecución de las tareas encomendadas.
En cuanto a las últimas dos fases, las mismas difieren solo en la denominación que
cada autor maneja, pero en esencia describen los mismos momentos, que es la ejecución de
las acciones por parte del pasante y la evaluación de las mismas por los tutores. Esta última
fase es de vital importancia porque permite comparar lo planificado y lo efectivamente
ejecutado, y determinar con ello el logro o no de los objetivos pedagógicos e institucionales
planteados al inicio de las prácticas profesionales.
En la evaluación es pertinente y muy necesario el intercambio de impresiones y
opiniones entre ambos tutores, pues cada uno podrá realizar aportes relevantes desde su

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trinchera de observación, calificando los rasgos de conducta de los pasantes que atañen a su
área de gobernabilidad o experticia. Por ejemplo, se pudiera pensar que el tutor académico es
el más idóneo para evaluar el CONOCER, así como el tutor empresarial lo es para el HACER
y el CONVIVIR (dimensión actitudinal).

Dimensiones organizativas de las prácticas profesionales


Hevia (2009) plantea tres dimensiones para abarcar la complejidad de las prácticas
profesionales, entre ellas destaca:
 La dimensión curricular, es decir, su integración en los planes de estudio
universitarios. Incluye los siguientes aspectos:
o La formalización de programas de prácticas profesionales.
o La integración de las prácticas profesionales en el proceso global
de la carrera.
o Las fases en las que están establecidas.
o Estrategias de supervisión adoptadas.
o Dispositivos de evaluación.
Esta dimensión incluye los lineamientos formales de las
prácticas profesionales como componente de la educación universitaria,
vale acotar, los que atañen a su concepción, planificación y la forma
como se pretende desarrollarlas.
 La dimensión institucional organizativa, aborda las funciones de los
centros implicados en el proceso de prácticas, así como las relaciones
que se establecen entre los mismos.
Esta dimensión engloba los aspectos interinstitucionales que
están implicados en el desarrollo de las prácticas profesionales, toda vez
que su ejecución involucra organismos e individuos que no pertenecen
al entorno académico inmediato en el cual se desenvuelven los
estudiantes, sino que forman parte de los centros de aplicación que son
los escenarios laborales donde se insertan los pasantes.

Con las organizaciones que reciben pasantes se establecen simbiosis, en el sentido que
de ambas partes se obtienen beneficios; de un lado, la institución universitaria cuenta con

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Las Prácticas Profesionales como Potenciadoras del Perfil de Egreso …

espacios idóneos para la ejecución de este importante componente curricular, pues le


proporcionan a los estudiantes las vivencias que no es posible tener en las aulas de clase. Y
por el otro lado, los centros de aplicación reciben mano de obra calificada y con supervisión
académica, cuyos esfuerzos van enfilados a dar solución a problemas existentes o a mejorar
procesos en desarrollo. En todo caso, la intervención de pasantes en las empresas se traduce en
contribución, agregación de valor y colaboración a su funcionamiento.
 La dimensión interpersonal, que aborda las funciones de los implicados
(tutores, estudiantes y centros de aplicación) en el proceso de prácticas,
y las relaciones que se establecen entre los mismos.
Esta dimensión reconoce el aspecto humano relacional que se
establece entre los involucrados en el proceso. El trato de pasantes
requiere de un acompañamiento más cercano de los tutores hacia
aquellos, por ende, es necesario que existan relaciones interpersonales
adecuadas, basadas en el respeto, la consideración, la honestidad, la
confianza y el profesionalismo. Pues los estudiantes se enfrentan a
situaciones nuevas, en ambientes ajenos a la academia y además
rodeados de otros trabajadores con los que indefectiblemente deben
interactuar. Ello demanda que los tutores estén apercibidos de las
legítimas necesidades y planteamientos que pueden surgir en los
pasantes, en aras de manejarse apropiadamente de acuerdo al contexto.

De igual modo, entre los tutores debe existir una comunicación constante y sincera
para lograr la esperada prosecución de la labor a realizar, establecer los acuerdos preliminares
necesarios, hacer los ajustes que se requieran durante el desarrollo de las prácticas, aunado a
la evaluación del desempeño estudiantil que ha de ser integral, en el sentido que reúna los
rasgos cognitivos, procedimentales y actitudinales puestos de manifiestos por el pasante. Todo
ello involucra el componente interpersonal, que se teje como entramado en el cual se enmarca
la ejecución de las prácticas profesionales.
En general, estas dimensiones muestran la amplitud y alcance del componente
curricular en cuestión, dejando claro que no es posible analizarlo de una única mirada o
perspectiva, sino que en ellas se incorporan factores diversos que se conjugan para permitir
configurar un perfil de egreso cónsono con las demandas actuales de la sociedad.

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Conclusiones
 Las prácticas profesionales constituyen catalizadores de la formación universitaria,
porque propician las vivencias que cimentan conocimientos, habilidades, destrezas y
actitudes necesarias para el futuro desempeño profesional de los estudiantes.
 La concepción curricular de las prácticas profesionales contribuye enormemente a
consolidar el perfil de egreso de los estudiantes de la EBALUZ, en tanto que le
proporciona espacios de acción profesional, previos al egreso. Una especie de ensayos
laborales que permite fijar conocimientos, ejercitar habilidades, promover actitudes
idóneas hacia al trabajo y el desempeño profesional.
 Desde las vivencias que los estudiantes de la EBALUZ obtienen en las prácticas
profesionales pueden identificar sus debilidades, autodescubrir áreas de acción
profesional en las que destacan, reconocer mejores prácticas en otros colegas y crear
vínculos de laborales previos al egreso. Todo ello redunda en el mejoramiento de su
perfil de egreso y le posiciona ventajosamente como futuro profesional.
 Las fases de ejecución de las prácticas profesionales establecen la adecuada
prosecución que han de tener para lograr su propósito, considerando todos los
momentos que implica su ejecución.
 Las dimensiones de las prácticas profesionales engloban todos los aspectos que
intervienen en ellas, desde el punto de vista organizativo, curricular, institucional y
relacional, dejando por sentado que es ante todo una actividad de formación humana,
y por ende, planeada desde el currículo, con vinculación externa a la institución
educativa y fuertemente cimentada en la adecuada comunicación entre los actores
involucrados.
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Autores
Tania Peña Vera
Licenciada en Bibliotecología y Archivología. Magister Scientiarum en Ciencias de la
Comunicación. Doctora en Ciencias Humanas. Profesora Titular de la Universidad del Zulia
en la Escuela de Bibliotecología y Archivología. Investigadora adscrita al Centro de
Investigación y Desarrollo en Tecnologías del Conocimiento en la línea Gerencia de la
Información y el Conocimiento.
[email protected] [email protected]
Yira Castellano-Castellano
Licenciada en Bibliotecología y Archivología
Cursante del Programa de Maestría en Ciencias de la Información
Cursante del Programa de Maestría Internacional en Estudios de Gerencia y Gestión Pública,
Desarrollo Local y Gobierno Electrónico- ANUV
Encargada de la Biblioteca Especializada "Dr. Ernesto Guevara De La Serna",
Asistente del Editor de la Revista Científica, y
Secretaria del Comité de Bioética del Hospital Coromoto
[email protected] Padrón
Licenciada en Bibliotecología y Archivología.
Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad del Zulia.
Deinnys Díaz
Licenciado en Bibliotecología y Archivología, Universidad Experimental Rafael María Baralt

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