Cap 1 para Que Son Las Emociones PDF
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ARTÍCULO 32:
ARTÍCULO 22:
'est-Selier
i Mundial
- - - --
Por que es r 'S rrrre-
Vergara
Javier V-m
oL.onms Editor
. ,
McCown del Centro de Aprendizaje Nueva, en Hillsborough, California;
y Linda Lantieri, directora del Centro Nacional para la Resolución Creativa
de Conflictos, en la ciudad de Nueva York.
Tengo una deuda especial con aquellos que estudiaron y comenta-
ron partes de este manuscrito: Howard Gardner, de la Escuela de Educa-
ción para Graduados, de la Universidad de Harvard; Peter Salovey, del
Departamento de Psicología de la Universidad de Yale; Paul Ekrnan, di-
rector del Laboratorio de Interacción Humana de la Universidad de
California, en San Francisco; Michael Lerner, director de Commonweal
en Bolinas, California; Denis Prager, entonces director del Programa de I
Salud de la Fundación John D. y Catherine T. MacArthur; Mark Gerzon,
director de Common Enterprise, en Boulder, Colorado; Mary Schwab- 1
1
Stone, MD, del Centro de Estudios Infantiles, de la Facultad de Medicina I
de la Universidad de Yale; David Spiegel, MD, del Departamento de Psi- 1
Cualquiera puede ponerse furioso ... eso es fácil. Pero estar
quiatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford; Mark
Greenberg, director del Programa de Pista Rápida, de la Universidad de
Washington; Shoshona Zuboff, de la Escuela de Administración de
Harvard; Joseph LeDoux, del Centro de Neurología de la Universidad de
Nueva York; Richard Davidson, director del Laboratorio de Psicofisiología
1
i
furioso con la persona correcta, en la intensidad correcta, en
el momento correcto, por el motivo correcto, y de la forma
correcta ... eso no es fácil.
ARISTOTELES, Etica a Nicómaco
de la Universidad de Wisconsin; Paul Kaufman, de Mind and Media, en
Point Reyes, California; Jessica Brackman, Naomi Wolf y, especialmen-
I Era una tarde de agosto insoportablemente húmeda en la ciudad de
te, a Fay Goleman.
Nueva York, el tipo de tarde húmeda que hace que la gente esté de mal
Entre quienes me ofrecieron sus opiniones valiosas y eruditas se
humor. Yo regresaba al hotel y al subir al autobús que me llevaba a
encuentran Page DuBois, un helenista de la Universidad del sur de
Madison Avenue me sorprendió oír que el conductor -un negro de me-
California; Matthew Kapstein, filósofo de ética y religión de la Universi-
diana edad- me saludaba con un cordial "¡Hola! ¿Cómo le va?", saludo
dad de Columbia; y Steven Rockefeller, biógrafo intelectual de John
que ofrecía a todo el que subía mientras el autobús se deslizaba entre el
Dewey, del Middlebury College. Joy Nolan reunió relatos de episodios
denso tránsito del centro de la ciudad. Todos los pasajeros estaban tan
emocionales; Margaret Howe y Annette Spychalla prepararon el apéndi-
ce sobre los efectos de los programas de alfabetización emocional. Sam y 1 sorprendidos como yo y, atrapados en el clima taciturno favorecido por el
día, pocos respondieron al saludo.
Susan Hanis proporcionaron el equipamiento esencial.
Pero mientras el autobús avanzaba lentamente calle arriba se pro-
Mis editores de The New York Times en la última década han apo-
dujo una transformación lenta, casi mágica. El conductor ofreció a los
yado maravillosamente mis diversas investigaciones sobre nuevos descu-
pasajeros un ágil monólogo, un animado comentario sobre los escenarios
brimientos a propósito de las emociones, que aparecieron por primera
que se sucedían ante nosotros: había una liquidación increíble en esa tien-
vez en las páginas de ese periódico y que informan gran parte de esta
da, una exposición maravillosa en ese museo, ¿alguien había oído hablar
obra.
de la nueva película que acababan de poner en el cine de la otra manza-
Toni Burbank, mi editor en Bantam Books, ofreció el entusiasmo
na? El deleite que sentía ante las variadas posibilidades que brindaba la
editorial y la agudeza que incentivó mi determinación y mis ideas.
ciudad resultó contagioso. Cuando los pasajeros bajaban del autobús, lo
Y mi esposa, Tara Bennett-Goleman, proporcionó el nido de calidez,
hacían despojad& del caparazón de mal humor con que habían subido; y
amor e inteligencia que alimentó la realización de este proyecto.
cuando el'conductor gritaba un ''¡Hasta pronto, que tengaun buen día!",
cada uno respondía con una sonrisa.
El recuerdo de ese encuentro me acompañó durante casi veinte años.
1 En la época en que viajé en ese autobús a Madison Avenue acababa de
obtener el doctorado en psicología, pero en aquellos tiempos la psicolo- desesperación y la imprudencia en nuestras familias, nuestras comunida-
gía prestaba poca atención a la forma en que podía producirse semejante des y nuestra vida colectiva. Estos años han sido la crónica de una cre-
transformación. La ciencia psicológica sabía poco y nada de los mecanis- ciente rabia y desesperación, ya sea en la quieta soledad de los niños
mos de la emoción. Sin embargo, al imaginar el virus de buenos senti- encerrados con el televisor por la babysitter, o en el dolor de los niños
mientos que seguramente se había propagado por toda la ciudad, empe- abandonados, descuidados o maltratados, o en la espantosa intimidad de
zando por los pasajeros del autobús, comprendí que el conductor era una la violencia marital. Una extendida enfermedad emocional se expresa en
especie de pacificador urbano, formidable por su capacidad para trans- el aumento de los casos de depresión en el mundo entero, y en los
formar la hosca irritabilidad que acumulaban sus pasajeros, para suavizar recordatorios de una creciente corriente de agresividad: adolescentes que
y abrir sus corazones. van a la escuela con armas, accidentes en autopistas que acaban con dis-
En contraste, estos son algunos temas del periódico de esta semana: paros, ex empleados descontentos que asesinan a sus antiguos compañe-
ros de trabajo. Maltrato emocional, disparos indiscriminados y estrés
En una escuela local, un niño de nueve años se dedica a arrojar pintura postraumático son expresiones que han pasado a formar parte del léxico
sobre los pupitres, las computadoras y las impresoras, y a destrozar un común en la última década mientras la frase en boga ha pasado de la
coche del aparcamiento de la escuela. El motivo: algunos compañeros alegre "Que le vaya bien", a la irritabilidad de "Déjeme en paz".
del tercer curso le llamaron "bebé", y quiso impresionarlos. Este libro es una guía para dar un sentido al absurdo. En mi condi-
Ocho jovencitos resultan heridos cuando un choque involuntario con ción de psicólogo y de periodista de The New York Times durante la últi-
un grupo de adolescentes que se arremolina en la entrada de un club de ma década, he estado siguiendo el avance de nuestra comprensión cientí-
rap de Manhattan da lugar a una serie de encontronazos que terminan fica del reino de lo irracional. Desde esa posición me he visto sorprendido
cuando uno de los agredidos dispara una pistola automática calibre 38 por dos tendencias opuestas, una que retrata la creciente calamidad de
sobre el grupo. El informe señala que esos disparos ante desaires aparen- nuestra vida emocional compartida y otra que ofrece algunos remedios
temente insignificantes, que son percibidos como faltas de respeto, se han Útiles.
vuelto cada vez más comunes en todo el país en los últimos años.
Según un informe, el 57% de los asesinos de menores de doce años, son
sus padres o padrastros. En casi la mitad de los casos, los padres dicen
que estaban "sencillamente tratando de disciplinar al niño". Las palizas Por qué emprender ahora esta exploración
fatales fueron propinadas por "infracciones" como tapar el televisor,
llorar o ensuciar los pañales. La última década, a pesar de las malas noticias que produjo, tam-
Un joven alemán es procesado por el asesinato de cinco mujeres y niñas bién fue testigo de un entusiasmo sin precedentes con respecto al estudio
turcas en un incendio que provocó mientras aquellas dormían. Forma científico de las emociones. Más increíbles son las visiones del cerebro
parte de un grupo neonazi; habla de su imposibilidad de conservar los en funcionamiento, posibilitadas por métodos innovadores como las nue-
trabajos, de la bebida, culpa de su mala suerte a los extranjeros. En voz vas tecnologías de las imágenes cerebrales. Estos métodos han hecho
apenas audible, alega: "No puedo dejar de lamentar lo que he hecho, y visible por primera vez en la historia de la humanidad lo que siempre ha
estoy infinitamente avergonzado". sido una fuente de absoluto misterio: exactamente cómo opera esta in-
trincada masa de células mientras pensamos y sentimos, imaginamos y
En los noticieros de todos los días abundan informes de este tipo soñamos. Esta corriente de datos neurobiológicos nos permite compren-
sobre la desintegración de la cortesía y la seguridad, un ataque violento der más claramente que nunca cómo los centros de la emoción del cere-
del impulso ruin que todo lo destruye. Pero las noticias sólo reflejan en bro nos provocan ira o llanto, y cómo partes más primitivas del mismo,
una escala más amplia la sensación de que existen cada vez más emocio- que nos mueven a hacer la guerra y también el amor, están canalizadas
nes fuera de control en nuestra propia vida y en la de quienes nos rodean. para bien o para mal. Esta claridad sin precedentes con respecto al fun-
Nadie queda apartado de esta errática corriente de arrebato y arrepenti- cionamiento de las emociones y sus fallos revela algunos nuevos reme-
miento; impregna la vida de todos, de una u otra forma. dios para nuestras crisis emocionales colectivas.
En la última década hemos visto una constante sucesión de infor- Para escribir este libro he tenido que esperar a que la cosecha cien-
mes de este tipo, que reflejan un aumento de la ineptitud emocional, la tífica fuera lo suficientemente abundante. Estas comprensiones tardan
tanto en adquirirse, en gran medida porque el lugar de los sentimientos
en la vida mental ha quedado sorprendentemente descuidado por la in-
vestigación a lo largo de los años, convirtiéndose las emociones en un Nuestro viaje
enorme continente inexplorado por la psicología científica. Este vacío se
ha llenado por una avalancha de libros de autoayuda, consejos bieninten- En este libro hago las veces de guía de un viaje a través de esta
cionados basados, en el mejor de los casos, en la opinión clínica pero penetración científica en las emociones, un viaje destinado a brindar una
carentes en su mayoría de base científica. Ahora, por fin, la ciencia es mayor comprensión a algunos de los momentos más desconcertantes de
capaz de abordar con autoridad estos interrogantes urgentes y sorpren- nuestra propia vida y del mundo que nos rodea. El próposito del viaje es
dentes que despierta la psiquis en su aspecto más irracional, con el fin de comprender qué significa proporcionar inteligencia a la emoción y cómo
trazar con cierta precisión el mapa del corazón humano. hacerlo. Esta comprensión misma puede ayudar en cierta medida; pro-
Este mapa ofrece un desafío a aquellos que adhieren a una visión porcionar conocimiento al reino de los sentimientos produce un efecto
estrecha de la inteligencia, argumentando que el cociente intelectual es similar al impacto de un observador en el nivel cuántico de la física, al-
un factor genético que no puede ser modificado por la experiencia vital, terando lo que es observado.
y que nuestro destino en la vida está fijado en gran medida por estas Nuestro viaje comienza en la Primera Parte con nuevos descubri-
aptitudes. Ese argumento pasa por alto la pregunta más desafiante: ¿Qué mientos sobre la arquitectura emocional del cerebro que ofrecen una ex-
podemos cambiar que ayude a nuestros hijos a tener mejor suerte en la plicación de los momentos más desconcertantes de nuestra vida, cuando
vida? ¿Qué factores entran en juego, por ejemplo, cuando las personas el sentimiento arrasa con toda racionalidad. Comprender el interjuego de
que tienen un elevado cociente intelectual tienen dificultades y las que estructuras cerebrales que dominan nuestros momentos de rabia y temor
tienen un cociente intelectual modesto se desempeñan sorprendentemente -o de pasión y dicha- revela mucho acerca de cómo incorporamos los
bien? Yo afirmaría que la diferencia suele estar en las habilidades que hábitos emocionales que pueden minar nuestras mejores intenciones, así
aquí llamamos inteligencia emocional, que incluye el autodominio, el celo como acerca de lo que podemos hacer para someter nuestros más
y la persistencia, y la capacidad de motivarse uno mismo. Y estas habili- destructivos o contraproducentes impulsos emocionales. Más importante
dades, como veremos más adelante, pueden enseñarse a los niños, dán- aún es el hecho de que los datos neurológicos sugieren una ventana de
doles así mejores posibilidades de utilizar el potencial intelectual que la oportunidades para modelar los hábitos emocionales de nuestros hijos.
lotería genética les haya brindado. La siguiente parada importante en nuestro viaje, la Segunda Parte de
Más allá de esta posibilidad surge un apremiante imperativo mo- este libro, consiste en ver cómo intervienen los factores neurológicos en el
ral. Vivimos una época en la que el tejido de la sociedad parece deshacer- talento básico para vivir llamado inteligencia emocional: ser capaz, por ejem-
se a una velocidad cada vez mayor, en la que el egoísmo, la violencia y la plo, de refrenar el impulso emocional; interpretar los sentimientos más ínti-
ruindad espiritual parecen corromper la calidad de nuestra vida comuni- mos del otro; manejar las relaciones de una manera fluida; en palabras de
taria. Aquí, el argumento que sustenta la importancia de la inteligencia Aristóteles, la rara habilidad de "ponerse furioso con la persona correcta, en
emocional gira en torno a la relación que existe entre sentimiento, carác- la intensidad correcta, en el momento correcto, por el motivo correcto, y de
ter e instintos morales. Existen cada vez más pruebas de que las posturas la forma correcta". (Los lectores que no estén interesados en los detalles
éticas fundamentales en la vida surgen de capacidades emocionales sub- neurológicos tal vez quieran pasar directamente a esa parte.)
yacentes. En principio, el impulso es el instrumento de la emoción; la Este modelo ampliado de lo que significa ser "inteligente" coloca
semilla de todo impulso es un sentimiento que estalla por expresarse en las emociones en el centro de las aptitudes para vivir. La Tercera Parte
la acción. Quienes están a merced del impulso -los que carecen de examina algunas diferencias clave que encierran estas aptitudes: cómo
autodomini* padecen una deficiencia moral: la capacidad de controlar dichas habilidades pueden preservar nuestras relaciones más preciadas, o
el impulso es la base de la voluntad y el carácter. Por la misma razón, la la falta de las mismas puede corroerlas; cómo las fuerzas del mercado
raíz del altruismo se encuentra en la empatía, la capacidad de interpretar que están dando nueva forma a nuestra vida laboral están adjudicando un
las emociones de los demás; si no se siente la necesidad o la desespera- valor sin precedentes a la inteligencia emocional para el éxito en el traba-
ción del otro, no existe preocupación. Y si existen dos posturas morales jo; y cómo las emociones negativas suponen para nuestra salud física un
que nuestra época reclama son precisamente estas: dominio de sí mismo riesgo tan grande como el hábito de fumar, aunque el equilibrio emocio-
y compasión. nal puede ayudar a proteger nuestra salud y bienestar.
La herencia genética nos dota de una serie de rasgos emocionales
que determinan nuestro temperamento. Pero el circuito cerebral implica-
do es extraordinariamente maleable; temperamento no es destino. Como
muestra la Cuarta Parte, las lecciones emocionales que aprendemos de
niños en casa y en la escuela dan forma a los circuitos emocionales ha-
ciéndonos más expertos -o ineptos- en la base de la inteligencia emo-
cional. Esto significa que la infancia y la adolescencia son ventanas crí-
ticas de oportunidad para fijar los hábitos emocionales esenciales que
gobernarán nuestra vida.
La Quinta Parte explora los peligros que acechan a aquellos que, Primera Parte
mientras maduran, no logran dominar el reino emocional: cómo las defi-
ciencias en la inteligencia emocional realzan un espectro de riesgos, des-
de la depresión o una vida de violencia hasta trastornos en la alimenta-
ción o abuso de las drogas. Y documenta cómo las escuelas pioneras están
enseñando a los niños las habilidades emocionales y sociales que necesi-
tan para mantener su vida encarrilada.
EL CEREBRO EMOCIONAL
Tal vez el dato más perturbador de este libro surge de un estudio de
padres y maestros y muestra una tendencia mundial de la actual genera-
ción de niños a tener más conflictos emocionales que la anterior: a ser
más solitarios y deprimidos, más airados e indisciplinados, más nervio-
sos y propensos a preocuparse, más impulsivos y agresivos.
Si existe un remedio, creo que debe estar en la forma en que prepa-
remos a nuestros jóvenes para la vida. En la actualidad dejamos librada
al azar la educación emocional de nuestros hijos, con resultados cada vez
más desastrosos. Una solución consiste en tener una nueva visión de lo
que las escuelas pueden hacer para educar al alumno como un todo, re-
uniendo mente y corazón en el aula. Nuestro viaje concluye con visitas a
clases innovadoras que tienen como objetivo dar a los niños una base
para los elementos de la inteligencia emocional. Imagino un futuro en el
que la educación incluirá como rutina el inculcar aptitudes esencialmente
humanas como la conciencia de la propia persona, el autodominio y la
empatía, y el arte de escuchar, resolver conflictos y cooperar.
En la Etica a Nicómaco, la indagación filosófica de Aristóteles sobre
la virtud, el carácter y la buena vida, su desafío consiste en administrar
nuestra vida emocional con inteligencia. Nuestras pasiones, bien ejerci-
tadas, son sabias; guían nuestro pensamiento, nuestros valores, nuestra
subsistencia. Pero es fácil que lo hagan mal, y a menudo es así. Desde el
punto de vista de Aristóteles, el problema no está en la emocionalidad,
sino en la conveniencia de la emoción y su expresión. La pregunta es:
jcómo podemos poner inteligencia en nuestras emociones... y cortesía en
nuestras calles y preocupación y cuidado en nuestra vida en común?
PARA QUE SON LAS EMOCIONES?