UNTOIGLICH Gisela Patologias Actuales en La Infancia Capitulo 1 Editorial Noveduc
UNTOIGLICH Gisela Patologias Actuales en La Infancia Capitulo 1 Editorial Noveduc
UNTOIGLICH Gisela Patologias Actuales en La Infancia Capitulo 1 Editorial Noveduc
Co~junciones
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ISBN 978-987-538-264-{)
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PATOLOGíAS ACTUALES
EN LA INFANCIA
Gisela Untoiglich
PATOLOGíAS ACTUALES
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IPatologías actuales en la infancia
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angustia se "descargaba"! a través de ataques de angustia, sin mediar civilización». Sin embargo, los sujetos afectados por estas patologías sue-
mecanismo psíquico ni procesamiento alguno, sin contenido psíquico, len no poder reemplazar la acción por la palabra.
sin simbolismos y sin significación aparente. Como ejemplo, Freud men-
Otra de las particularidades predominante es el silenciamiento, tanto
ciona las fobias de las neurosis de angustia, es decir, cuadros que se cons-
del lado del adulto que no oferta elementos para tramitar simbólicamen-
tituyen a consecuencia de éstas, donde el afecto es siempre y únicamen-
te las diversas situaciones, corno+del lado del niño, que no cuestiona y
te la angustia, y ésta -a diferencia de lo que ocurre en la histeria y la neu-
que, con lID padecimiento mudo, en muchas ocasiones pone en movi-
rosis obsesiva, donde sí existe representación psíquica reprimida- no pro-
miento Su cuerpo -corno modo de pensar las acciones impulsivas y la
viene de una representación reprimida y, como tal, la sustitución no es el
hiperactividad- o se desconecta de lo doloroso mostrando, por ejemplo,
mecanismo preponderante.
una modalidad desatencional. Consecuentemente, es muy diferente plan-
En síntesis, la referencia a las neurosis actuales en Freud nos permite tear que un niño tiene una modalidad desatencional, efecto de un sin-
pensar aquello del orden de lo psíquico que se encuentra en el borde de drorne de origen neurobiológico -aunque éste todavía no haya sido loca-
la palabra, allí donde fracasa la posibilidad de simbolización y que, por lizado-, que proponer que dichas modalidades pueden ser una resultan-
esa razón, quedaba situado en el límite de lo analizable. Sin embargo, lo te de múltiples causas, entre las cuales también pueden estar incluidos
que anteriormente quizás era considerado un caso de excepción, en estos ciertos condicionantes biológicos, como ya¡¡;mencionaba Preud cuando
tiempos son las modalidades que predominan en la clínica. construyó el concepto de series complementarias.'
En consecuencia, "lo actual" remite tanto al tiempo histórico que Por otra parte, existen numerosas investigaciones que indican que
nos toca vivir como al concepto psicoanalítico que se refiere a los cuando un sujeto es sometido a situaciones traumáticas, abusos, maltra-
pequeños y grandes pasajes al acto, a los fracasos en la posibilidad de to, se producen cambios fisiológicos en la conformación misma de su
simbolizar; o sea a la dificultad de tramitar simbólicamente las situa- cerebro (Walk.er, L., 2007). Esto permitiría plantear que gran parte de las
ciones vividas. Llevada esta idea al campo intersubjetivo, es precisa- investigaciones que intentan encontrar las raíces neuroquímicas de las
mente debido a la falta del necesario amparo proveniente del mundo enfermedades mentales no necesariamente estarían hallando el origen de
adulto que el[pesueno no encuentra un Otro que lo~sostengª ...);-Le..b"'rin- ellas, sino los cambios que se produjeron en el nivel cerebral, Esto no
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de los-elementos para prcrcesar__.¡qY.dla.s_.simacitmerque-lo--excedelleq. implica necesariamente que se trate de condiciones de inicio, genéticas o
:us"'P0sioilicl.a-rr-es--psíquica~ congénitas. Desde esta perspectiva, trataremos de pensar, entonces, el
Una de las características principales que se hallan en estas patologías entramado entre un psiquismo y una corporalidad que se condicionan
es que los sujetos no organizan sus padecimientos al modo de las forma- mutuamente, enmarcados en un tiempo histórico-social determinada.
ciones inconscientes (síntomas como retorno de lo reprimido, lapsus, A partir de este recorrido, nos ocuparemos del modo en que se cons-
etc.), por lo tanto sus sufrimientos no serán fácilmente accesibles por vía truyen los diagnósticos en la actualidad.
de la palabra. Es una clínica en la que predominan las acciones impulsi-
vas, tanto en los padres como en sus hijos, y en la cual faltan las asocia-
ciones o la posibilidad de reflexionar acerca de las situaciones vividas.
Para ilustrar la importancia del campo de la palabra, Freud solía hacer
referencia a un autor inglés que proponía que «el primero que en vez de
arrojar una flecha al enemigo le lanzó un insulto) fue el fundador de la I ,-1~.
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Si e! profesional consultado sólo se ocupa de aplicar escalas y llenar del "ataque" de pánico, único diagnóstico de todo el manual en el cual
cuestionarios, podría estar desaprovechándose la posibilidad de poner en sí se hace referencia al término angustia? Se puede entender que una
evidencia que la desatención podría enlazarse con una situación de madre no pueda pensar que su hijo esté angustiado, pero que esa cate-
abuso. No estoy diciendo que TODOS los niños inquietos son niños goría falte en e! mapa conceptual de los profesionales resulta muy lla-
abusados, pero sí que muchos niños que padecieron situaciones de abuso mativo.
están en un estado de sobresalto e inquietud permanente, que es e! modo
«Frente al desarrollo de la psicofarmacologia, la psiquiatria abandonó el
con e! que pueden dar a conocer su malestar. Si e! profesional sólo se
modelo nosográfico en beneficio de una clasificación de las conductas. En
detiene a clasificar conductas observables, únicamente va a encontrar consecuencia, redujo la psicoterapia a una técnica de supresión de sinto-
aquello que fue a buscar, poniéndose a salvo a sí mismo y dejando al mas ...- Que se trate de angustia, de agitación, de melancolia o de simple
pequeño. en un estado de desamparo que reduplica simbólicamente la ansiedad, hará falta primero tratar la huella visible del mal, luego
violencia padecida." borrarla y, finalmente, evitar buscar la causa de manera de orientar al
Por otra parte, los diagnósticos en el DSM IV se construyen con una paciente hacia una posición cada vez menos conflictiva y, por tanto, cada
idea de "normatividad estandarizada" y con cierta representación de vez mds depresiva. En lugar de las pasiones, la calma; en lugar del deseo,
."naturalidad". De acuerdo con ello, todas las personas crecemos del la ausencia de deseo; en lugar del sujeto) la nadaj en lugar de la historia,
mismo modo y en tiempos similares, ya que e! decurso de! desarrollo el fin de la historia. El sanitario moderno -psicólogo, psiquiatra, enfer-
estaría biológicamente determinado con anterioridad. Desde ese punto mero o médico- ya no tiene tiempo para ocuparse de la la'lfa duración
de vista se podría decir, como ejemplo, que todos los niños están en con- del psiquismo, pues, en la sociedad liberal depresiva, su tiempo está con-
diciones de atender a lo que sus maestros proponen en e! aula. Si no lo tado» (E. Roudinesco, 2000, ¿Por qué el psicoanálisis?).
hacen es porque tendrían un déficit de origen neurobiológico que habría
que tratar -y medicar-. Curiosamente, el término que sí se menciona, en más de cincuenta
Desde el recorte psicoanalítico, no se considera la naturalización de 10s oportunidades en el DSM IV, es "ansiedad", cuya definición en el dic-
procesos psíquicos. Entendemos que las características que modelan las cionario de la lengua española es "estado de ánimo de inquíerud, agita-
funciones se constituyen como proceso en un vínculo con un otro, que ción o zozobra". Es necesario dejar en claro que ésta no es una mera dis-
promoverá que ciertos caminos se construyan y vedará otros. Un niño tinción terminológica, ya que, como diría S. Gould (1985),
podría no estar en condiciones de atender porque, por ejemplo, su ener- «Las clasificaciones reflejan y, a la vez, dirigen nuestro pensamiento. El
gía está en ese momento al servicio de sostener a una madre en situación modo en que las ordenamos representa el modo en que pensamos. Los cam-
de duelo, particularmente cuando de esa muerte no se habla -creyendo bios históricos en las clasificaciones son los indicadores fosilizados de revo-
evitar de ese modo la posibilidad de entristecer al niño-: luciones conceptuales ( ... ) Como a'lfumenta también Foucault, los temas
Un aspecto muy significativo, que permite mostrar con qué criterios que deja uno fuera de sus taxonomlas son tan significativos como los que
se construyen las categorías diagnósticas en el DSM IV, es que el térmi- se incluyen» (Gould, 183).
no angustia no se encuentra mencionado en ninguno de los ítems del
manual, en relación con los diagnósticos en la infancia. ¿Cuál es enton- Dicho de otro modo, si no considero como factible que un niño pueda
ces el supuesto?, ¿qué los niños no se angustian?, ¿que la angustia nos angustiarse, no vaya indagar esta cuestión/ que pasará a no tener enti-
asalta intempestivamente en la adultez como algo externo, bajo la forma dad clínica, por 10 tanto, tampoco entidad subjetiva. Es decir, dificil-
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mente un niño diga acerca de sí mismo: "estoy angustiado", pero por borde de contención a esa irrupción masiva de displacer? Sin posibilidad
otra parte, si sus conductas son leídas por el adulto como desafio a la de fuga ni elaboración psíquica, el pequeño se encontraría frente a estas
autoridad y no como angustia, la forma de conexión con el pequeño será situaciones invasivas en un estado de desamparo.
completamente diferente.
Para ampliar esta cuestión recorramos el concepto psicoanalítico de
angustia en la obra freudiana. Freud (1893) define la angustia como un
PATOLOGíAS DEL DESAMPARO - LO DESBORDADO ~'
estado de afecto provocado por un aumento de la excitación que tende-
ría a aliviarse a través de una acción de descarga. En Inhibición> sintoma
y angustia (1926) plantea dos orígenes diversos de la angustia: en una, En las familias actuales, una de las problemática que predomina -como
su procedencia es a partir de un exceso de energía libidinal no liquidada se verá en el capítulo de M. C. Rojas- es la temática del desamparo, tanto
(angustia automática), en otra, la angustia le indicaría al yo la inminen- desde el contexto histórico-social y económico, como subjetivo. Esta
cia de un peligro (angustia señal). Es interesante considerar que la pri- cuestión deja a los adultos con poca disponibilidad para ofertar un sos-
mera liga la angustia al producto del estado de desainparo psíquico del tén a su prole.
lactante, que constituye la contrapartida del desamparo biológico inicial Escuchamos a menudo que los pequeños de hoy son unos maleduca-
y la define como una respuesta espontánea frente a una situación trau- dos, no tienen límites, son irrespetuosos, "HACEN LO QUE QUIE-
mática o su reproducción. Por "situación traumática" se entiende como REN". ¿Desde qué perspectiva es posible considerar que un niño de dos
lID aflujo no controlable de excitaciones demasiado numerosas e intensas años sabe racional y lógicamente lo que quiere y sobre todo tiene regís-
que no posibilitarían su elaboración psíquica. La angustia sería la marca tro de las consecuencias de las decisiones que está tomando?, ¿no queda
histórica a través de la cual se manifiesta el impacto del traumatismo ubicado en un lugar marcado por el desamparo cuando se le supone la
(Kaufmann, P., 1996), así como, también, el efecto penoso de los avata- capacidad para responder acerca de si quiere o no ir al jardín de infantes,
res en los vínculos tempranos. o cuando se deja librado a su decisión si ingiere o no tal medicamento?
La angustia será definida entonces como una reacción del Yo a un peli- En primera instancia, es necesario diferenciar a un niño q6.e transgrede
gro ya conocido, pero que no puede ser aprehendido ni identificado con límites, de un pequeño que los está construyendo; así como es impres-
claridad, a diferencia del miedo, que remite a lID objeto muy conocido y Clñdible dejar en claro que cuando aquí hablamos de límites no nos esta-
al terror que surge de una situación sorpresiva para la cual el sujeto no mos refiriendo ni al autoritarismo, ni a la violencia, ya sea física o verbal.
estaba preparado. En Más allá del principio del placer (1920), Freud plan- Los entendemos como un borde simbólico que permite que algo no se
tea que hay en la angustia algo que protege contra el terror, o sea, contra sobrepase, que acota, coloca un tope, posibilita construir las coordena-
aquello que irrumpe y devasta, y que el hombre se defiende del terror con das entre las cuales es lícito moverse, señala con anticipación dónde está
la angustia. Si la angustia es considerada como una reacción afectiva ante ubicado el peligro y que, desde la perspectiva parental, siempre está ofer-
un peligro externo o interno y tiene como función preparar los sistemas tado y sostenido por un otro que enuncia lo que es posible y lo que no,
psíquicos para la organización defensiva, ella sería absolutamente funcio- acompañado de un índice afectivo. Cuando esto ocurre, el niño se apa-
nal a la economía subjetiva y, por lo tanto, constitutiva del psiquismo. cigua, porque logra apuntalarse en ese otro que lo contiene y puede, con-
¿Qué sucedería entonces si, por una parte, la angustia no tuviera esta- secuentemente, ocuparse de ser chico. Sin embargo, cuando esto no
tuto en la infancia y, por la otra, si el "otro" no pudiera funcionar como sucede, o acontece deficitariamente -como veremos en diversos recortes
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clínicos a lo largo de este libro-, sobre todo a edades muy tempranas, el
DENOMINADORES COMUNES EN
pequeño queda a expensas de un displacer que no puede terminar de eva-
LAS PATOLOGíAS ACTUALES
cuar y de un sinsentido que no le permite anudar lo corporal a lo sim-
bólico, dejando el cuerpo desamarrado, loco. Es aquí cuando se presen-
tan los desbordes. Niños desbordados, padres excedidos, que no pueden El discurso materno tiene una función de anticipación de sentidos para
acotar, dejando a los pequeños sin contención, en estado de desamparo, . el niño, nomina 19s afectos y sus límites. Lo vivenciado siempre desbor-
en un "más allá del principio del placer" que no posibilita que el yo ter- da la posibilidad de ponerle palabras, pero ¿qué sucede cuando este des-
mine de constituirse y opere con sus mecanismos de ligazón," borde no resulta ocasional, sino que es constante?
Cuando a estos contextos se añaden situaciones de índole traumática, Retomando lo propuesto por S. Bleichmar (1993), se podría decir que
ya sea catástrofes sociales y/o personales, éstas funcionan como fenóme- el bebé siente displacer y la descarga que intenta realizar es de orden
nos disruptivos, que no pueden ser metabolizados ni por el pequeño, ni motor. Para que otro nivel de complejidad se despliegue en el aparato en
por su entorno, redoblando el desamparo, con serias posibilidades de constitución, es necesario que el Otro hablante, humanizante, narcisi-
que se generen dificultades en el devenir subjetivo. zante, propicie lID entramado ligador desde los orígenes. Cuando esto no
L. Hornstein (2003, 2008) las nombra como "patologías del desva- ocurre, cuando el Otro no funciona en sus aspectos ligadores, puede
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limiento", proponiendo que, si bien todo ser humano nace desvalido y suceder que el malestar desborde al pequeño.
dependiente de un otro, dichas patologías remiten a un déficit en la his- Las llamadas patologías de borde -o patologías borderline- fueron
toria libidinal e identificatoria, que impidió que se proveyeran los recur- nominadas según diversos autores de diferentes modos a través del tiem-
sos para constituir un psiquismo complejo, prolongando así la vivencia de po: intolerancia al dolor psíquico (Stern, 1938); trastornos narcisistas de
desamparo e indefensión, promoviendo sufrimientos, angustias y defen- la personalidad y la conducta (Kohut, 1977); borderline a formación nar-
sas diferentes a las de las neurosis "clásicas". cisista (Kernberg, 1987); clínica del vacío (Recalcati, 2003); clínica de lo
El autor diferencia, dentro de las patologías del desvalimiento, a los negativo (Green, 1986); trastornos narcisistas no psicóticos (Rodulfo, R.
sujetos que padecen de defectos estructurales en su constitución, de y Rodulfo M., 1986); organizaciones fronterizas (Lernej y Sternbach,
aquellos que sufren de circunstancias ocasionales, como duelos, traumas 2?07). .
actuales, que sacuden momentáneamente al psiquismo. La dificultad se L. Hornstein (2003) las agrupa bajo la denominación de "patologías
presenta cuando estas situaciones traumáticas se convierten en deshisto- del narcisismo", planteando que es un error el intento de unificar la clí-
rizantes, haciendo tambalear vínculos, identidades-y proyectos. Allí es nica del narcisismo.
donde pueden aflorar las que nosotros denominamos en este libro M. P. Rodulfo (2006) investiga el territorio de los trastornos narcisis-
"patologías de borde". tas no psicóticos en niños, encontrándose allí con un número abigarrado
de fenómenos. La autora propone que es un campo que abarca desde
trastornos de consideración y gravedad; problemáticas con base orgánica
hasta otras que no la tienen; desde trastornos que se presentan solos
hasta otros que se hallan asociados a problemáticas neuróticas, o depre-
sivas, o trastornos psicosomáticos en el mismo niño. Incluye, por otra
parte, trastornos de tipo espacial, de las distancias del propio cuerpo y
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referidos al otro; trastornos de la coordinación fina, dificultades en la escasa debido a la precariedad psíquica que se puede manifestar a través de
construcción de categorías tales como arriba/abajo, lejos/cerca, dere- dificultades de pensamiento y la sensación de vacío (Sternbach, S., 2007).
cha/izquierda, hasta trastornos en la abstracción, trastornos -en la lecto- Como se verá, entonces, es una clínica en la que no predomina la lógi-
escritura, trastornos en el nivel de cálculo, etcétera. Lo ejemplifica seña- ca de la represión y sus fallos, tampoco la problemática edípica, sino que
lando que a menudo las personas que atienden a estos niños expresan prevalecen las cuestiones narcisísticas y sus quiebres, Es por eso que el
que es como si lo trabajado estuviese "escrito en el agua", es decir, que tipo de intervenciones terapéuticas ligadas a la interpretación y al retor-
las adquisiciones no se sostienen en el tiempo. Como se puede observar, no de 10 reprimido no genera ningún efecto positivo y muchas veces lleva
abarcan un campo muy disperso de situaciones. al sujeto a más actuaciones.
Los mecanismos de defensa habituales en estos sujetos son la escisión, Esto quiere decir que lo que impera en esta clínica es lo que denomi-
la desinvestidura (Green, A., 1994) y la proyección -principalmente en naremos como "patologías del ser", a diferencia de otras épocas en las
su vertiente agresiva-; la idealización -que aparece rápidamente en las que la relevancia estaba ubicada en las "patologías del tener" -Iógica edí-
situaciones vinculares y desaparece tan velozmente como llegó-; la nega- pica, que remitía a la represión y a la falta-. En las patologías del ser, lo
ción; la omnipotencia; y la desvalorización -desvalorizan al objeto corno que está en juego es del orden de lo primario, son las cuestiones narci-
intento de equilibrar el narcisismo endeble- (Lerner, H., 2007). sísticas, las carencias están ligadas al "carozo" de la subjetividad. El
La escisión se produce, por una parte, entre lo psíquico y lo somático, pequeño está desvalido ante un otro que no "'está en condiciones psíqui-
remite a los modos defensivos más arcaicos. Por otra parte, a consecuen- cas de sostenerlo. El vacío es preponderante y la huida a través de la
cia de la escisión quedan múltiples fragmentos yuxtapuestos y desligados. acción es una modalidad que predomina, tanto en los niños como en sus
La desmentida predomina y el retorno no es por vía sintomal -simbóli- padres. La clínica se presenta en términos de polaridades: amor-odio,
ca-, sino por vía de la actuación O el soma. Estas cuestiones refieren tópi- todo-nada, incorporación-expulsión, dejando poco margen a las inter-
camente al desfallecimiento del yo, dinámicamente al fracaso de la repre- venciones y al error.
sión a favor de los mecanismos de negación y de escisión, y económica- Otro aspecto predominante es que en los vínculos tempranos las rela-
mente a la debilidad del trabajo de elaboración y de simbolización y del ciones entre los adultos y los niños son simétricas o las asimetrias están
riesgo de desbordamiento traumático (Hornstein, L., 2008). invertidas." Un interrogante que surge entonces es: ¿cómo hace un peque-
Las características predominantes son: la porosidad y la fluctuación de ño para constituirse si tiene que ocuparse de sostener a aquellos que debe-
los bordes entre el yo y el otro; un Yo con labilidad afectiva y emocional, rían ampararlo?
con predominio de la impulsividad y la perentoriedad; dificultad para la Pasaremos a trabajar estos conceptos en relación con un recorte clínico.
ligazón con irrupciones de ansiedad, pánico y/o angustias (muchas veces
arcaicas) incontenibles. Impera la pulsión de muerte, el narcisismo de
muerte (Green, A., 1986), en el cual predomina 10 desligado.
UN RECORTE CLíNICO
El tiempo es vértigo e inminencia, no hay intervalo ni espera y las accio-
nes se desencadenan. Algo intenta fallidamente descargarse cada vez, y
siempre retorna. La elección de este fragmento clínico tiene como propósito poner a
trabajar algunos de los conceptos planteados en este capítulo. Perisar en
El lenguaje es también utilizado con fines evacuativos, "palabras-des-
cuáles son los prerrequisitos para que un niño se constituya, las modali-
carga", despojadas de cualidad metafórica. La implicación subjetiva es
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IPatologías actuales en la infancia '. G.Untoiglich IPatologías actuales en la infancia I
dades de vínculos actuales, y hacia dónde tendrían que tender las inter- mundo; sin embargo, le preocupa qué sucederá, ya que hoy el niño no
venciones en estas consultas tempranas. se queda quieto para cantar el himno y la docente dice que no presta
Los padres de Nicolás consultan por su hijo de dos años a una psicoa- atención a las consignas.
nalista, por el alto grado de agresividad del niño. En primera instancia, La madre se identifica con su hijo diciendo que ambos tienen los mis-
acuden al pediatra para que lo medique por hiperactividad, ya que habían mos problemas: «yo también soy agresiva, tengo problemas con la comida e
leído un artículo en una revista que publicaba "Los 10 ítems para diag- insomnio». '
nosticar a un niño hiperactivo (ADHD)" y, como su hijo cumplía con El padre narra la historia de la pareja: «Nosotros no nos casamos y hace
todos los indicadores, no dudaban de que fuera necesario medicarlo. tres meses que vivimos juntos. Estábamos de novios y llegó Nicolás, lo peor fue
El pediatra era un "viejo clínico" que no se sometía a las modas impe- al final del embarazo, estábamos juntos por Nicolás. Somos muy diferentes
rantes, que les ofertó tiempo a los padres para que desplegaran su males- y nos llevamos mal, tenemos peleas muy agresivas. En las peleas, Nicolás está
tar y decidió priorizar lo vincular, explicándoles que para medicar siem- en el medio. A mí me mortifica, me pone mal y me voy, me voy dos días y
pre había tiempo y a partir de esto los derivó a una consulta psicológica. después vuelvo».
Dicha intervención introdujo dos elementos: tiempo y escucha. Esto La madre plantea que el padre todo lo dilata y ella quiere soluciones
!. fue lo que les brindó el pediatra, dos bienes escasos en esta época. Los inmediatas, por lo tanto, bien o mal, se hace 'cargo de todo.
padres no se fueron muy satisfechos de la consulta, pero aceptaron la Él considera que continúan ju~tos por el niño, ella piensa que si el hijo
derivación, ya que también el jardín de infantes había hecho una suge- no existiera no existirían los problemas.
rencia similar, debido al comportamiento del pequeño. En esta entrevista, las intervenciones pusieron en relevancia dos cues-
Algunos fragmentos de las primeras entrevistas con los padres y de las tiones: por una parte se interrogó acerca de la necesidad de que el peque-
dos primeras entrevistas con el niño permitirán abordar las diversas temá- ño fuera tantas horas al jardín. Hubo una explicitación sobre la adaptación
ticas. El intervalo entre las mismas fue de Wla semana. en términos de proceso y un señalamiento indicando que quizás Nicolás
La madre cuenta que su hijo de dos años es sumamente agresivo, que no esté entendiendo el porqué de estos pasajes abruptos. Por otra parte,
pega, araña, escupe, que ellos no saben cómo ponerle límites. La madre se subrayó cómo Nicolás pone en evidencia las diferencias tntre ellos.
dice: «lepego en defensa propia, si no me mata. Desde que cumplió un año, A la semana siguiente, los padres cuentan que ahora Nicolás concurre
cuando vuelvo del trabajo me pega». media jornada al jardín y que "milagrosamente se adaptó" y que allí nunca
El padre relata que el niño nunca tuvo buen carácter, que en todas las tuvo actitudes agresivas. Sin embargo, la madre dice que ella lo ve violen-
etapas tuvo problemas, con la comida, con el sueño, etc., y que es agre- to, excitado, que es hiperactivo, "te ata y tenés que esperar a que te libere.
sivo con ellos. Me siento absolutamente maltratada por él. Me pregunto si no tendrá que
La madre refiere que comenzó el jardín hace veinte días sin poder tomar. algo para tranquilizarse. Para mí tiene ADHD, ¿no habría qt.¡,e
adaptarse, que antes lo cuidaba una señora, pero que como el pediatra les medicarlo ?"
dijo que era más favorable que concurriera a una institución para que Luego el padre comenta que después de lo conversado en la entrevis-
adquiriera un orden, decidieron por lo tanto enviarlo de 8:45 a 18 hs. La ta decidieron dejar de vivir juntos porque debían pensar por separado.
madre afirma que eligió el jardín por su nivel académico, ya que luego Ante la pregunta sobre qué suponen que le pasa a Nicolás frente a estos
del secundario los chicos tienen acceso a diferentes universidades en el vaivenes y la falta de previsibilidad de las situaciones, se sorprenden, ya
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que nunca consideraron que esto podría afectar al niño, debido a su corta El padre dice que Nicolás está mucho mejor, pero que el problema
edad. sigue siendo de noche, cuando termina durmiendo en el medio de los
En la tercera entrevista cuentan que volvieron a vivir juntos, pero que dos.
discuten todo el tiempo entre ellos a causa de Nicolás. El padre se queja: Se le anticipa a Nicolás que está por concluir la entrevista, la terapeuta
«ella lo rescata) me quita autoridad», la madre se superpone y sin escu- 10 toma en brazos y se'lo entrega al padre y así el niño se retira con un
charlo dice: «nada da resultado) el dueño de la casa es Nicolás) cómo se mínimo de protesta.
come) cuándo se duerme) todo es Nicolás. Busca situaciones de pelig'ro. No Luego de estos encuentros se vuelve a entrevistar a los padres. Allí se
Ireconoce autoridad. Le prestamos atención excesiva. No entiende cuándo intenta deslindar las dificultades personales de ellos, las de la pareja y las
terminó el día. Cuando lo mandamos a dormir empieza a llorar, ahogar- del niño.
'ey angustiarse)).
La madre relata que toda su vida había sido maltratada por su padre y
El padre cuenta: «él quiere estar en intimidad con la madre. Cuando que ahora se sentía maltratada por su rujo, siendo esta repetición intole-
toma la leche a la noche me echa) y yo me voy". rable para ella. El rujo ponía en juego, para la madre, la crueldad pater-
Se les solicita que reflexionen acerca de qué consideran que le ocurre a na, lo cual la dejaba en un estado de fragilidad e impotencia que la lleva-
un niI10 tan pequeño cuando cree que puede hacer "lo que quiere" con ba a la actuación permanente. Desde ella, los lugares posibles para los
sus padres. ¿Puede un pequeño tener a su cargo decisiones de semejante hombres eran: la pasividad -como su pareja- o la (hiper)actividad de su
envergadura, puede tener en claro cuáles son las consecuencias de sus hijo-padre, que era antojadiza, caprichosa, sometedora.
caprichos? El niño se maneja en la inmediatez -como corresponde a su Por consiguiente, ella no podía funcionar maternalmente (cuidando,
edad-, la dificultad es cuando la respuesta que recibe del otro es del protegiendo) con este niño que se le transformaba en un dictador. La
mismo tenor de urgencia. Probablemente el desborde sea el modo de lógica en juego es la narcisista con su modalidad imperante que es la ten-
mostrar su angustia. sión narcisista, en la cual no hay lugar para dos. Las opciones que se abren
Debido a que es un niño muy pequeño y que lo que básicamente inte- son: 1) que el otro pertenezca a la unidad y no exista como distinto, de
resa observar es el vínculo entre los padres y su hijo, se les solicitó que forma tal que cualquier-elemento de otredad que asome dlbe ser aniqui-
concurrieran ambos a la siguiente entrevista, con Nicolás. Al principio el lado; o 2) el pequeño toma distancia "agresivamente", en un intento falli-
pequeño es cauteloso, mira, entra en confianza y posteriormente se acer- do de diferenciarse, que es significado por el Otro como violento.
ca a los objetos. Lo atraen las herramientas, la m,asa, los autos. Juega, Como se puede concluir, en estas circunstancias es muy dificil que la
acepta propuestas. El padre se mantiene como observador pasivo de su madre pueda otorgarle un lugar de sujeto en constitución, de pequeño
hijo, mientras la mach-e comenta por lo bajo sus características negativas. que necesita de un Otro que lo ampare, lo sostenga, lo contenga.
A la hora de irse, Nicolás se enoja y ninguno de los padres atina a conte- Por· otra parte, el padre relata que él había sido abandonado por su
nerlo, ni corporal ni verbalmente.
padre siendo chico y que su madre había tenido que trabajar todo el día
En la segunda entrevista juega con masa y trata de comérsela, se le para mantenerlo, pero que tenía tantas tías que lo cuidaron que no cree
explica que le va a hacer mal y como prosigue se la guarda, protesta míni- haber sufrido por la ausencia paterna, ya que lo más importante en la
mamente, posteriormente pasa 10 mismo con los crayones, la respuesta es infancia son las mujeres. Así se observa que no considera que su función
la misma y después no vuelve a intentarlo. sea relevante en la vida de su hijo, dejando en manos de las mujeres (la
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madre, la niñera, las maestras) la crianza. Asimismo, no tiene registrado
NOTAS
el abandono paterno, por lo tanto dificilmente haya podido elaborar un
1. Volveré más adelante sobre esta descarga entrecomillada.
duelo al respecto. Se ubica como un par de su hijo en una relación simé-
2. Esto será retomado en el capítulo de M. C. Rojas.
trica, con el cual pasan buenos tiempos e incluso por momentos queda
3. Esta cuestión será profundizada en el capítulo de M. C. Rojas.
en una relación de asimetrías invertidas, en la cual le otorga al pequeño
4. Esta temática se retomará tanto en el capítulo de G. Szyber, así como en el de M. C.
un poder para echarlo y traerlo a su antojo. Rojas.
Consecuentemente, por muy diversos motivos, cada uno de los padres 5. En el capítulo 5 se trabajarán en profundidad las múltiples causas por las cuales un
tiene serias dificultades para ejercer su función, quedando el niño en un niño pueda estar desatento.
importante estado de desamparo, librado al arbitrio de sus impulsos que 6. Cuando discutíamos este aspecto con las co-autoras de este libro, Graciela Szyber
planteaba que ella sí escuchaba en su consultorio, en la actualidad, padres que referí-
no le permiten la descarga, sino que por el contrario lo cargan y sobre-
an que sus hijos estaban angustiados; sin embargo, esto abonaba aún más mi hipóte-
excitan cada vez más. Ya que lo que permite la descarga es la posibilidad sis, ya que los padres podían plantearlo porque había un lugar para que la angustia
de ligar psíquicamente el malestar, cuestión que sólo puede acontecer en fuera alojada.
la primera infancia si Otro lo habilita y 10 sostiene. De lo contrario se 7. Dichos mecanismos de ligazón en un comienzo están provistos por lID otro que le da
mantiene el circuito: displacer-descarga, siendo la única vía de alivio sentido al malestar sobrante del pequeño, que mientras lo alimenta lo acaricia, le
habla, lo unifica y te oferta los elementos de enlace. A. Green (1986) plantea la pul-
-fallido- el plano motor. O sea, cuando el bebé siente malestar llora, sión de vida y su correspondiente narcisismo de vida como un proceso de ligadura,
patalea, porque no tiene otros recursos, siendo el Otro el que significa su mientras que propone la pulsión de muerte y su correspondiente narcisismo de muer-
malestar y genera una acción específica que lo contenga y lo calme. te como un proceso de desligadura.
Cuando el pequeño va creciendo se supone que sus recursos se van corn- 8. M. C. Rojas desarrollará estos conceptos en su capítulo.
plejizando, en principio porque ese Otro le va ofertando diferentes
opciones y va estableciendo tilla distancia a la perentoriedad de la deman-
da del niño. Si esto no ocurre y se sigue manejando en la inmediatez, la
complejidad no aparece, la cual es condición para el motor del progreso BIBLIOGRAFÍA
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psíquico. Por lo tanto, el pequeño queda sometido a una situación de American Psychiatric Association (1994-2000), Manual diagnóstico y estadístico de los
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Consultado: 18 de abril de 2009. no ha tomado cuerpo en nosotros, como colectivo social, es el hecho de
que no solamente asistimos a estos fenómenos, sino que efectivamente
vivimos esta experiencia, lo que nos ubica como sujetos de las mutacio-
nes, tanto en nuestros modos de subjetivación como también en lo que
puede considerarse el efecto de los cambios sobre nuestro cuerpo como
entidad biológica.
También hemos visto vacilar o perderse en el horizonte histórico a
muchos referentes simbólicos que cumplían la función de garantes gene-
ralizados (Kaés, 1998) en el interior de nuestra cultura. Esta situación
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