El Chango Rodriguez

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El “Chango” Rodríguez

Por Profesor Rafael Stahlschmidt Laulhé

e puede decir que después de todo lo escrito, y lo que se seguirá haciendo, esto que
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voy a narrar se contradice. En cierto punto sí, hablar de uno de los referentes del
“folklore” –el Chango Rodríguez”- científicamente está mal. Era un simple guitarrero que le
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gustaba todas esas canciones y piezas que “se dicen folklóricas”, pero tenían una gran
connotación, que se destacaban sobre las sonseras llamadas folklore que se hacen ahora.
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Siempre trató “el chango” de hacer sus piezas, de inspirarse en lo verdadero, en lo lúcido y
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vivido, y tratar de mantener los ritmos que se parecían o estimaba eran más puros que los
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que se hacían. Hasta inventó, como dicen algunos, ritmos que eran populares pero no
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folklóricos, aunque tenía la virtud de mantener esa característica especial. Gran farrista y
salidor; siempre andaba en peñas (que en ese entonces abundaban en Córdoba), en especial
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por el Barrio Clínicas, y el Barrio Alberdi, barrio que tiene el enorme placer de contar entre
sus calles al heroico, famoso y más alto club de futbol que dio Córdoba al país, el club
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Atlético Belgrano, aunque el Chango no era de él casualmente, pero que por su calidad
debería haberlo sido.
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José Ignacio Rodríguez, "El Chango Rodríguez",


figura del folklore argentino, nació el 31 de julio de 1914
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en la provincia. Antes de cumplir su primer año de vida


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sus padres se trasladaron a una modesta casa ubicada en la


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calle Sucre Nº 327 de la ciudad de Córdoba, capital de la


provincia del mismo nombre en la República Argentina.
Hijo de Alberto Rodríguez oriundo de Andalgalá,
provincia de Catamarca y de doña María Rivolta, riojana,
era maestra de música y directora de una escuela primaria.
Fue principalmente ella la que lo incentivó en el
aprendizaje de las primeras incursiones en la música.
Curso sus estudios primarios y secundarios en el colegio San José de Villa del Rosario,
hacia el Este de la provincia de Córdoba.
No solo fue música; desde muy joven era apasionado por el fútbol y se dedica a este
deporte, integrando las filas del Club Rioja Junior, en la provincia de la La Rioja. Con el
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El “Chango” Rodríguez

fallecimiento de su padre vuelve a Córdoba y vive con su madre en calle Chubut Nº 34 de


la ciudad de Córdoba.
El Chango Rodríguez se puede considerar como uno de los mayores exponentes del
“folklore”, con una característica muy cordobesa en su composición, que sin ser folklore,
tiene en las obras que se conservan un toque muy particular que ninguna otra provincia
tiene. Fue un creador adelantado y precursor de toda una cultura poética y musical de la
cual hoy perdura. El valor de las obras del Chango, es que “no están hechas para ser
degeneradas por cuestiones instrumentales y arreglos caprichosos”, sino que su belleza es
intangible en sí misma.
Alberdi, el Barrio Clínicas, zona de estudiantes universitarios, Alto Alberdi en donde
está aún, el club Universitario, fue una zona en que la bohemia se caracterizaba, en
particular alrededor del Hospital de clínicas en la calle Santa Rosa, y el frente de la Plaza
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Colón, en donde sus alrededor eran reductos en donde los guitarreros peñeros cantaban con
un “pingüino” sobre la mesa, y cualquiera cantaba. La calle Chubut vio al Chango caminar
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por esas peñas, que solo eran de la musicalidad cordobesa, no de cuartetos cosa moderna y
del campo gringo, sino de la ciudad, de esos estudiantes que eran de otras provincias, y con
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sus cuecas, zambas, chacareras, chamamés, extrañaban a sus pagos. En ellos, solía caminar
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la noche hasta el amanecer el Chango, hasta que comenzó a hacerse conocido porque no era
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solo ese guitarrero que tocaba por el “troli”, sino lo hacía por amor a lo que cantaba y a lo
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que de su talento solía salir.


Nunca dejó de ser un verdadero bohemio, vivió por y para la música, amaba
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profundamente lo que hacía, tanto nunca le intereso el dinero que podría haber ganado con
ella. Tenía una personalidad algo extraña, cuando estaba pensativo era porque o tenía un
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problema, o bien porque estaba pensando alguna de sus bellas obras que compuso, pero por
lo general solía ser alegre, le gustaban los cuentos y chistes, propios de los cordobeses, era
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de gran ingenio para ello, y más de una broma surgía una obra que todavía perdura en
muchos conjuntos La picardía de sus letras y cuentos la obtuvo del “Negro la Juana” otro de
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los personajes de su obra musical. Su vida musical le prendió fuerte en su adolescencia,


aprendió música con algunos guitarreros, uno en especial que siendo grande ya, con un
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célebre personaje a quien le dedicó una de sus obras: “El Cabeza Colorada”.
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Sus composiciones musicales y sus letras son sencillas, simples, que reflejan los
lugares o paisajes que él había recorrido por sus andanzas. Su vida estuvo siempre dedicada
a su mayor pasión, la Música, su talento e imaginación le inspiraban coplas de profundos
sentimientos y otras de una dulce melancolía y destellos de alegría, (típico reflejo del sentir
popular), haciendo propio de sus escuchas, esos simples versos que hacían saltar algún
lagrimón a más de uno, y más si tenían un vino carlón al frente, cuando escuchaba “Como
una glicina ibas por el Clínica / perfumando el aire con tu juventud”.

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El “Chango” Rodríguez

Lunita de Alberdi esconde tu cara,


ZAMBA DE ALBERDI con tu guardapolvo de fino doctor.
Si una noche alegre con mi serenata
Canto que una serenata se prenda y se apague la luz de un balcón.
a orillas del río II
se escucha mi voz. Sueña con tus quince abriles
Rumores y gracias poblaron la casa muñequita rubia
se prende y se apaga la luz de un balcón. tu pollera azul.
Ella que me dio en Alberdi, Como una glicina ibas por el Clínica
mi primera cita la Plaza Colón. perfumando el aire con tu juventud.
Con aquella luna que vino del baile Cuando miro la Barranca
su escalón de seda dejó en tu balcón. la Quinta Santana
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Estribillo mi calle Chubut.


Siento en mi guitarra una serenata,
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me acuerdo de Córdoba que me dio la luz.


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En 1938 había compuesto una de sus primeras canciones, con ritmo de chacarera
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titulada “La Mayor”. Y debuta como artista “cordobé” en la ciudad de La Rioja y en 1939
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viaja a Buenos Aires y actúa en Radio Belgrano.


En 1940 realiza una gira de cuatro años por Bolivia y Perú luego regresa a Buenos
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Aires en donde se radica en Berisso, en una casa ubicada en la calle Guayaquil Nº 4432.
Allí conoció a Arminda Ranni, una joven nacida el 22 de abril de 1921 en Bragado. Con
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ella formo pareja, tuvieron cuatro hijos, pero Córdoba pesaba en su pensamiento; el
clínicas, la música, sus amigos y el apego a su madre lo atraían y eso significaba un costo
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permanente Berisso y Córdoba, y más teniendo en cuenta del año que hablamos.
No soporta esta situación; abandona a su familia y regresa a Córdoba. En Córdoba su
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madre es quien lo contiene en sus andanzas; grabó tres LP titulados: Puñado de mis
Canciones, Creaciones Folklóricas y Chango Rodríguez. No tuvieron el éxito esperanzador
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y no desiste, y se anima a grabar nuevamente. El “Chango” graba y esta vez sus canciones
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obtienen el éxito esperado, entre ellas: De Mi Madre (zamba), Zamba de Abril (zamba)
y Del Cordobés (chacarera).
Ese éxito se propaga por las barriadas que lo rodean, pero se expande por toda
Córdoba; el cordobés se siente identificado, y es el Barrio Alberdi el que le da el empujón
que siempre esperó como artista. Esos barrios: Alberdi, el de La Plaza Colón, el
del Clínicas, el de la Calle Chubut, todos están incluidos en sus letras y música. Él los había
convertido en el escenario folklórico de esa época, decir que era folklore, científicamente
no lo era, pero nadie puede discutir el alma de sentido local y sin perjuicios degenerativos
de otra cosa que no sea una guitarra. Ya con cierto renombre, crea en su casa una academia
de canto y guitarra Con el deseo y el entusiasmo de generar una proyección de su obra
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musical, Rodríguez crea en su propia casa una Academia de Canto y Guitarra, donde
concurren aproximadamente cien alumnos.
El famoso Boliche de las Tucumanas era un lugar de reunión y chimentos, donde por
las tardes hasta vaya a saber qué hora, el Chango y sus amigos se reunían para dar riendas
al canto y la guitarra. Así es esas peñas, las de la calle Chubut, nacieron varias de sus
canciones que se inmortalizarían como: De Alberdi, Zamba del Estudiante, La
Refranera (chacarera), Vidala de la Copla, Noches de Carnavales (taquirari) La
Patrulla (chacarera), esta última con su mentor el Negro e’la Juana, otro personaje de la
Córdoba de antaño, etc.…

LA PATRULLA Estribillo
Chacarera
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Letra: El Negro la Juana Y de pronto en una esquina


Música: Chango Rodríguez dele canto y meta bulla...
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y la cosa se termina
Salieron de serenata porque llegó la patrulla.
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un cantor y un guitarrero Qué lindo es vivir soltero,


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y a medida que cantaban no tener mujer a cargo;


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temblaban los gallineros. para que nadie le diga:


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Un riojano en un boliche – ¡Adiós, che sombrero largo!


tomó vino a lo campeón Una vez un santiagueño
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y salió como juanita se empachó con vino y fiambre


que la han pisao con champión. y gritaba como chancho
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Un gaucho estaba payando que lo han atao con alambre.


con un indio en carnaval; Yo soy de Villa María,
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uno fue para encausados así decía un morocho.


y el otro p'al hospital. La melena parecía
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que traiba un chico a cococho.


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En 1963, por una riña, que todo el mundo lo conoce, pero que nadie sabe los motivos
en realidad, va a parar a la cárcel. Por ese entonces estaba de novio con Lidia Haydee
Margarita Bay. En la cárcel se casa con ella; esta unión al tiempo adoptaron a Claudia
Alejandra.
El amor incondicional de la “Gringa” siempre estuvo a su lado, ella le llevaba todos
los días la comida a su celda, no había tiempo malo, frio ni calor que la detuviera. Durante
esos años El chango tuvo no dejó la guitarra, sino que de la cárcel surgieron a mi juicio, los
más bellos versos que compusiera.
La vida y la carrera del "Chango" Rodríguez está marcada por dos etapas: una con lo
que se puede denominar el folklore tradicional, con los bailes conocidos, y dos un antes y
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El “Chango” Rodríguez

un después con nuevos. En un reportaje que le hiciera el periódico " Nuevo Diario " (Santa
Fe, 29 de agosto 1969), dice El Chango: "Mi inquietud se proyecta en la creación de una
música popular bailable y de nuevos ritmos que atraigan a la juventud..." “He visto a los
jóvenes inclinarse por otros géneros no folklóricos y lo que yo pretendo hacer es
modernizar el folklore, obviamente tengo muchos detractores”.
Si puede ser cierto en especial aquellos como quien esto escribe, que en esa época no
soportaba esos inventos porque ni siquiera eran rítmicos, sino que era como un falso invento
porque ni así lograba sacar la entonación de lo que se conocía como folklore. Nunca perdió
en su tradición “y sus nuevos ritmos”, el sentimiento popular de la guitarra y la zamba.
Aunque paradójicamente, el nombre de “esas piezas modernas” tenían nombre que de
modernas nada poseían, salvo una que otra, como La Marea, El Playero, el Carnaval
Moderno, Carpero, Litoraleña y Burbujas, pero se le adjudican modernismos como El
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Taquirari, la Milonga Rápida (que era más lenta que las que tocan ahora), y aire de Gato.
Estos ritmos pegadizos que de escucharlos se movían las tabas, le darán grandes
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satisfacciones con un conjunto nativo del barrio, "Los de Córdoba", quienes en el VI


festival Cosquin del año 1966 obtuvieron el segundo puesto en el rubro “Consagración a la
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canción más popular”, con la obra del chango Rodríguez y Randulfo Rodas, "El Mundial"
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(Aire de gato). Al año siguiente, Los de Córdoba obtienen de nuevo el segundo lugar con
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"La Balandra" (Marea).


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Los Tres de La Cantina. En 1969 el Chango conoce a Lito Soria. Ambos se proponen
cantar los ritmos nuevos. Más tarde se une Roberto Sarrión y forman un trío “Los tres de la
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cantina". Este hizo su debut en la décima edición de Cosquin del año 1971. Los aplausos, el
asombro, y el cariño de la plaza, se hicieron sentir. El jurado dictaminó que la canción
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ganadora: Canción Inédita Popular fuese para " María Cosquin" (marea) del Chango
Rodríguez. Luego este ya popular grupo grabo un LP con doce canciones.
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En 1973 en Tucumán, en una actuación, el Chango Rodríguez sufre un infarto. Este


suceso, debido a lo exigente, hace que decida no seguir con el Trío y decide alejarse. El 31
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de julio Roberto Sarrión, Lito Soria y Quique Villagra forman “Los de Alberdi”, la
formación nace en esta fecha en conmemoración al cumpleaños del Chango.
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El Chango Rodríguez fue un hombre de perfil bajo, nunca le intereso la fama. Tenía la
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virtud de puntear la guitarra y acompañarse sólo. Solía decir: “Yo tengo mi guitarra y mi
canto, y esa es mi vida. Las canciones que han salido de mí, traspasaron las fronteras y están
en la calle. Es como si yo estuviera en libertad”.
Un 7 de octubre de 1975, en Quebrada de las Rosas calle Río Bamba Nº 172 Córdoba
deja de existir físicamente; pero sin dudas su recuerdo, su impronta y su grandeza siguen
vivos en el recuerdo de varias generaciones que aún lo siguen añorando.

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El “Chango” Rodríguez

Historia de una Zamba

Como dijimos, en 1963 en un hecho confuso y luego de una riña – en el que resultó
muerto un hombre- fue acusado y encarcelado por cuatro años, acusado de un homicidio del
que finalmente fue considerado inocente y puesto en libertad (1963 – 1967).
Contradictoriamente fue este su período más rico, ya que estando preso compuso más
de 60 canciones, entre ellas su obra más conocida, la zamba “Luna Cautiva”, una de las más
bella obra (sino la más bella) que fue inspirada por su gran amor, Lidia Margarita Bay,
apodada “la gringa” con quien se casó en prisión en 1965 y tuvo luego cuatro hijos. El
Chango y la Gringa estuvieron unidos hasta la muerte del él en 1975. Ella fue su compañera
de vida y murió años más tarde en 2008 a los 83 años de edad y siempre recordándolo.
Luna Cautiva es, sin dudas, es el reflejo de quien está sufriendo un encierro, no es él,
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sino que fantasea con que quienes están prisioneras, del otro lado de las rejas son la luna y
las estrellas, donde las cuerdas de la guitarra se asemejan a los barrotes que los separan
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mientras ve a su amor que lo besa y se va.


Es entonces, la letra de esta zamba, la historia de un amor que existe, que tiene raíces
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hondas, pero que le impide llegar a tiempo a su hogar. El artista se evade totalmente del
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contexto en el cual vive para soñar con su mujer, y construir la letra con imágenes
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sumamente vívidas: jazmines, grillos, tintinear de espuelas del río, una noche serena… Es la
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visión de un paraíso sencillo, del paraíso que él espera encontrar en la vuelta a su casa.
Su nombre “Luna Cautiva” no es casual. Es la más grande apología de un prisionero
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que se siente libre y que adolece de pena porque ve que las encerradas son las estrellas y la
luna. Para terminar con esta breve biografía del célebre Chango Rodríguez, aquí está “Luna
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Cautiva” como obra que da fin a sus días y a los de sus amores, La gringa y su hija.
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LUNA CAUTIVA acércate a la reja sos la dueña de mi alma sos


De nuevo estoy de vuelta después de larga ausencia mi luna cautiva que me deja y se va
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igual que la calandria que azota el vendaval Escucha que mis grillos están enamorados
y traigo mil canciones como leñita seca que lloran en la noche el lamento del sauzal
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recuerdo de fogones que invitan a matear un trinar de espumas el río allá en los vados
Y divisé tu rancho a orillas del camino y una noche serena alumbra mi penar
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allá donde la noche se esconde en un altar De nuevo estoy de vuelta mi tropa está en la
al pié del calicanto la luna cuando pasa huella
peinó mi serenata la cresta del sauzal arrieros musiqueros me ayudan a llevar
Estribillo tuve que hacer un alto por un toro mañero
Tu amor es una estrella con cuerdas de guitarra al pié del calicanto a orillas del sauzal
una luz que me alumbra en la oscuridad

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