Consequences (Saga Consequences) PDF
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alguno.
Cautiva al captor.
Para encajar las piezas del rompecabezas, Claire debe seguir sus
reglas. ¿El plan de ella funcionará, o Anthony será cautivado por la belleza,
resistencia y determinación de Claire, cambiando el juego para siempre? Si
eso sucede, ¿alguno de ellos sobrevivirá a las consecuencias?
Consequences #1
1
No es la especie más fuerte la que sobrevive, ni la más inteligente. Es
aquella más adaptable al cambio.
~Charles Darwin
A simple vista los aparadores faltaban, igual que otros muebles que
uno generalmente asociaría con un dormitorio. Sin embargo, recordó
vagamente que alguien le dijo que este era su nuevo dormitorio. Mirando el
perímetro de la habitación, vio hermosos trabajos de madera blanca:
librerías incorporadas, estantes, y tres puertas. La más alejada de su cama
parecía sólida, firme, y sin daños luego de los golpes que le había dado
anoche. No había razones para creer que estaría sin llave. Lo que Claire
sabía con certeza es que contenía su único escape hacia la libertad.
Necesitaba encontrar una manera para pasar esa puerta.
Cerrando los ojos, recordó los eventos de anoche. A medida que los
recuerdos fluyeron de lo más recóndito de su inconsciencia, su nuevo
objetivo fue detenerlos. Falló, viéndolo a él detrás de los párpados cerrados.
Anthony Rawlings fue tan diferente del hombre que conoció hace
menos de una semana, el hombre alto y apuesto de cabello marrón y los
ojos más oscuros que haya visto. Había sido educado, amable y
caballeroso. Anoche, ninguna de esas palabras podría utilizarse para
describirlo. Decir que fue cruel no explicaría lo que tuvo que soportar. Uno
podría decir demandante, agresivo, abrasivo, controlador, pero por encima
de todo, rudo.
Moviéndose un poco, se dio cuenta que el más mínimo movimiento
hacía que sus músculos dolieran. Sus muslos palpitaban. Su cuerpo
estaba frágil, y su boca hinchada y lastimada. Recordó su aroma, su sabor,
y el sonido de su voz. Esos pensamientos instigaron una revuelta en los
profundos recovecos de su estómago. En ese momento, las imágenes de él
hicieron que su corazón latiera más rápido, no con anticipación, sino con
miedo. Esto era una locura. Cosas como esta sucedían en los programas
de crímenes y películas, no en la vida real y no a personas como ella.
Las tres puertas que había contado antes estaban organizadas, dos
cerca de la cama y la otra junto a la zona de estar. Claire supo que la
puerta solitaria era su pasaje a la libertad. Envolvió con una sábana su
cuerpo adolorido y se acercó lentamente a la enorme barrera de madera
maciza. El picaporte era del tipo que era una manija. La ansiedad causó
que su mano temblara a medida que lentamente alcanzaba el frío metal. Si
se movía, ¿saldría volando envuelta en una sábana? ¡Demonios, sí!
—El señor Rawlings llegará a las 7:00 p.m. para la cena. Espera que
esté lista y vestida para la ocasión. Asumí que necesitaría ayuda.
—Sí, señorita. ¿No recuerda las reglas del señor Rawlings? —Sin
esperar una respuesta, Catherine continuó—: Nada de ropa interior,
nunca. —Claire luchó contra la niebla que le impedía recordar la noche
anterior. No podía entender por qué los recuerdos estaban tan borrosos.
Sin embargo, en alguna parte, tenía ciertos recuerdos sobre algo así como
una conversación o, más apropiadamente, una exigencia. Pero, de nuevo,
esto entraba en el mundo de lo ridículo. ¿Quién diablos era él para pensar
que podía hacer tales exigencias y que iban a ser obedecidas?
—Buenas noches, Claire —repitió él. Esta vez, fue más largo. Sus
ojos eran muy fríos. Claire no podía distinguir lo que decían, sólo que la
profundidad de su oscuridad parecía infinita.
—Veo que te las puedes arreglar para seguir al menos una regla.
¿Comemos? —Su agarre se aflojó mientras su voz intentó poner un tono
razonable. Anthony jaló hacia atrás la silla de Claire en la mesa intima.
Ella observó la exhibición, y sus pensamientos resumieron la escena. Todo
se ve tan bien, y es todo una mascarada.
—Creo que tenemos que hablar de esto… —Él esperó a que ella
obedeciera su orden. Cuando pareció que ella tenía otros planes, él
redirigió la conversación. En un movimiento repentino, el vestido cayó de
sus hombros y le arrancó la tela costosa del cuerpo. Claire se quedó
parada en estado de shock, encontrándose a sí misma usando solamente
sus tacones.
—Aparentemente, no recuerdas todas las reglas. La regla número
uno es hacer lo que se te dice.
—Tal vez con el tiempo tu memoria mejore. Parece que tiene algún
problema. Déjame recordártelo de nuevo, la regla número uno es que
harás lo que se te diga. Si yo te digo que la discusión se terminó, es que se
terminó. —Levantando la servilleta y poniéndola en el bolsillo del abrigo de
su traje, continuó—: Y este acuerdo escrito establece que lo que sea que me
complazca a mí, significa consenso, no violación.
—Gracias, me gustaría.
***
—¿A qué hora sales? —Su voz resonó fuerte y ronca a través del
ruido del bar, los clientes, y la música.
—Muy bien, ¿a qué hora sales? Tal vez podríamos sentarnos en una
de esas cabinas, aquí mismo… en este estimado establecimiento… ¿y
hablar? Me gustaría saber más de ti.
—Ahora dime de nuevo qué te trae a Atlanta. ¿No eres de por aquí,
verdad? —dijo Claire, inclinándose en la barra.
—Negocios, y no, pero creo que soy el que quiere hacer las preguntas.
—Su tono contenía una cualidad juguetona y al mismo tiempo centrada y
controlada. La intuición de Claire le dijo que él estaba acostumbrado a
salirse con la suya. Algo le hizo preguntarse si eso era lo que le hacía tener
éxito en los negocios, porque su apariencia definitivamente le decía que
tenía éxito, y si eso trascendía a su vida personal.
—¡Eh! Oye, cariño, ¿qué hay sobre darnos algo de atención aquí? —
La atención de Claire repentinamente fue atraída de la posesión de esos
ojos asombrosos. El idiota del extremo de la barra necesitaba más Jack y
Cola. Ella empezó a alejarse. Anthony alcanzó su mano, que estaba
descansando sobre la barra, sólo a centímetros de la suya. Su toque fue
cálido e hizo que su piel hormigueara. No preguntó de nuevo, pero su
expresión lo hizo.
—Creo que eso sería muy agradable. —Anthony vertió el vino y notó
que la expresión de Claire se relajaba. La transformación ocurriendo ante
él era de la mesera a la verdadera Claire Nichols. Observó mientras ella
tomaba el vaso, colocaba sus labios en el borde, cerraba sus ojos, y
disfrutaba del espeso líquido rojo en su lengua. Anthony peleó contra el
deseo de pensar demasiado en sus acciones.
Anthony asintió.
—Sí, los probé.
—¿Te gustaron?
—¡Porque creo que son horribles! Cada vez que alguien los ordena,
quiero susurrarles “No, no lo hagas”. Es sólo que son tan…
Ella no parpadeó.
—Estaré en la ciudad por unos pocos días. ¿Tal vez podría llamarte
para comer? No es apropiado ofrecerle a una dama alcohol y nada de
comida.
Lo que ella vio a través del balcón cerrado no parecía ser Georgia.
Ella añoraba su casa en Atlanta. Aun cuando no era de ahí, su carrera la
había llevado a WKPZ, un asociado local fuera de Atlanta. Ese camino
había iniciado con una maestría en meteorología en la universidad de
Valparaíso en Indiana. Siendo nacida y criada en Fishers, afuera de
Indianápolis, estudiar en Indiana era lo que se esperaba. Sus sueños casi
habían terminado cuando sus padres murieron trágicamente durante su
primer año. Milagrosamente, recibió una beca. Que, con su préstamo
estudiantil y su trabajo como mesera, le permitió continuar con su
educación. Después de la graduación, su camino la llevó a un año sin paga
de prácticas en el norte de Nueva York. Estando en el negocio del clima, se
dio cuenta de cuánto odiaba el clima de Albany. Sin embrago, fue la
oportunidad de vivir con su hermana y su cuñado lo que hizo la oferta fácil
de aceptar. Recién casados, Emily y John estaban muy complacidos con
ayudar a Claire en cualquier forma que pudieran. Emily enseñaba en una
escuela y John recientemente había empezado a practicar leyes con una
renombrada firma en Albany. Dado que fueron novios en la secundaria,
Claire conocía a John de toda su vida. Vivir con ellos fue fácil. En
retrospectiva, tal vez no para los recién casados; pero para Claire eran su
única familia.
Cuando las horas y los días pasaron, Claire no tenía nada que hacer
sino pensar. Sobre todo en escapar, fantaseando en correr a través de la
espesa arboleda fuera de su ventana. En su fantasía, la salvación estaba a
través de los árboles. Pero ella no podía conseguir salir fuera del cuarto,
mucho menos a los árboles. Después de unos días, en un momento de
acalorada desesperación, Claire tomó una de las sillas de la mesa y trató
de romper los cristales de las puertas francesas. La maldita silla rebotó en
el vidrio. Buscó en la suite algo pesado. Lo más cercano fue un libro
grueso. Incluso con repetidos golpes, no tuvo ningún efecto en las
ventanas.
Las horas y los días que pasó sola la hicieron anhelar el ajetreo y el
bullicio de Red Wing. Se preguntó por los clientes habituales y sus
compañeros de trabajo. ¿Habría alguien que la reportara como
desaparecida? Estos pensamientos por lo general terminaban en lágrimas
y dolor de cabeza. En un intento de auto-preservación y de cordura,
comenzó a pensar en el pasado. ¿Habría algo en el pasado que la condujo
a esto?
—Sí, ese soy yo. ¿La mudanza? Pase. —Anthony decidió que a pesar
de que no se parecía en nada al cuñado de Claire, su presencia en su
apartamento tenía más sentido que cualquier otro hombre. La gente raras
veces se acordaba de los rostros de todos modos.
—¿Anthony?
—Oh, sin duda tienes mi número. Primero, creo que sabes lo que me
dejé. —Claire esperó impacientemente. Sonaba misterioso, pero había
gente esperando. Al final, dijo—: A ti, Claire…
Sus mejillas se sonrojaron.
—¿Perdona?
Él la interrumpió.
—Seguro que sí, pero déjame recogerte. Te veré a las siete en el Red
Wing, e iremos a Chez Czar. Hasta mañana, Claire. —El teléfono se
desconectó.
—Oh, sí. Sólo que nunca nadie ha ordenado por mí sin antes
preguntarme mis preferencias. —Claire pensó para sí: Por otra parte, nunca
he conocido a nadie como tú.
—¿Puedo besarte?
Desde las otras ventanas cerca de la cama, solo podía ver árboles.
Debía encontrarse al fondo de la vivienda porque no podía ver nada más de
la casa. Sus ventanas se encontraban alejadas del suelo. Aunque se
abrieran, se rompería algo desde esta altura. Día tras día, el cielo se
aclararía a sombras de grises y luego oscurecería demasiado pronto, seguir
un recuento de los días se volvió difícil.
Los trece días anteriores no habían sido una pérdida total. Luego de
dos o tres días, Claire se dio cuenta que el canal de clima informaría sobre
el clima local. La primera vez que se sentó a ver, se sorprendió. La locutora
de medianoche, Shelby, se graduó de Valparaíso un año antes que ella.
Claire observó con incredulidad. ¿Cómo Shelby podía estar en el Canal del
Clima y ella estar prisionera en una casa en Iowa? La señal local de clima
provenía de la Iowa City, Iowa.
—Sí, Catherine, por favor, entra. —No era como si Claire pudiese
abrir la puerta desde su lado.
Claire miró el reloj cerca de la cama. Eran solo las 4:35 p.m.
—Por favor, espera. Catherine, ¿no puede usted por favor quedarse y
hablar conmigo, aunque sea por un rato? Después de todo, tenemos cinco
horas antes de que llegue el señor Rawlings.
—Tengo que irme, pero puedo decir que te ves hermosa. Me gusta tu
cara… bueno, ah… nítida. —Catherine sonrió de verdad, y con ternura y
salió de la suite.
—He aprendido que tengo mucha ropa, ropa muy bonita, me permito
añadir. Tengo un balcón que no puedo acceder porque la puerta está
bloqueada. Tengo una pequeña nevera y microondas. Pero, sinceramente,
el microondas parece innecesario, ya que también han traído comida para
mí tres veces al día.
Agarrando el brazo del sofá con su mano derecha, Claire vio que sus
músculos se tensaban.
—¿Y aprendiste eso de quién? —Cada palabra se hizo más exagerada
mientras hablaba.
—Lo aprendí del Canal del Clima, Clima local a las ocho. El clima
local de esta zona viene de Iowa City, Iowa. —Claire continuó sonando tan
alegre como fuera posible.
Claire tragó. Esto es lo que esperaba, sonriendo ella asintió que sí.
—Soy consciente.
—Muy bien. —Se puso de pie. Claire esperaba algún tipo de directriz.
En su lugar, se dirigió hacia la puerta.
—Gracias.
—Sí, puedo. ¿Pero tengo qué? —Ella le dijo que le gustaría volver a la
biblioteca y mirar por ahí. Prometió que volvería a las diez y media.
—Simples instrucciones, que son lo que te di. Tal vez no estás lista
para salir de tu suite todavía. —Él aflojó el agarre en su cabello.
—Así que dices que puedes seguir instrucciones, vamos a ver. —El
debate había terminado. Era el resultado lo que asustaba a Claire. Hace
unas horas él había sido otra persona. Ahora, el hombre de pie frente a
ella era la misma persona que abusó de ella tan violentamente las dos
primeras noches de su estancia. Su sonrisa no era juguetona, era
despiadada—. Vamos a empezar contigo quitándote la ropa.
Haciendo todo lo posible para ser obediente, Claire hizo lo que le dijo
y se quitó la ropa, empezando con sus zapatos y terminando con su suéter.
Después, él le dijo que se acostara en la alfombra, de cara y mantuviera su
mirada abajo. Ella lo hizo y sintió la áspera alfombra de felpa contra su
piel. La vulnerabilidad de la posición la alarmó, intensificando su temblor.
No podía ver ni oír sus movimientos. Esforzándose por escuchar,
finalmente oyó el cinturón a medida que pasaba cada asa. El primer azote
golpeó tan inesperadamente que la hizo gritar de dolor y conmoción. Movió
su mano a su boca, mordió, y se negó a gritar más.
—¿El señor Rawlings hoy está trabajando desde casa de nuevo? —La
cabeza de Claire palpitaba y el cuerpo le dolía. Era demasiado tarde para
tomar un café, y tal vez las actividades de ayer la estaban afectando.
Por fin:
—Creo que estás en lo correcto, por otros dos minutos. —Los ojos de
Anthony parecían más claros. Claire respiró más fácil y sonrió. Estuvo a
tiempo.
En la cama, diseñada para que pudiera ver cada uno, habían varios
trajes de baño: trajes de una pieza como los que usaba en la clase de
natación de la escuela secundaria y bikinis que serían perfectos para el sol.
Le gustaban los estilos, pero se preguntó si iban a quedarle. Por supuesto,
lo harían, ¿no lo hacía todo lo demás? Tuvo que preguntarse cómo una
promesa hecha el sábado por la mañana podría ejercerse en forma rápida
un domingo, aparentemente lejos de cualquier lugar. Él le dijo que tendría
trajes de baño mañana. Al parecer, es un hombre de palabra. Eso le ganó
uno en la columna positiva. La columna negativa tuvo más cuentas de las
que Claire podría contar.
—Sabía que era tuyo y pensé que podrías querer verme abrirlo —
mintió.
Anthony jadeó.
Claire se quedó inmóvil, sin saber por qué él hizo ese sonido, y dio la
vuelta para ver su rostro. Sus rasgos eran más suaves y más preocupados
de lo que ella había presenciado. Él no dijo una palabra, pero con ternura
acarició su cuello y su espalda con su boca. Sus acciones eran sensuales,
cuidadosas y sensibles.
—Señorita Claire, por favor, entre. Tenemos que cerrar las ventanas.
Va a mojarse.
—Malditas insignificancias.
8
Una fuerte actitud positiva mental creará más milagros que
cualquier droga milagrosa.
~Patricia Neal
—Así que, ¿no va a regresar esta noche? —dijo, pensando que tal vez
podía permanecer afuera en el bosque más allá de las cinco.
—¿Qué?
Catherine continuó:
—Un hombre de la posición del señor Rawlings está siendo
observado constantemente por otros. Algunos observan para imitar, otros
observan para dañar. Es por eso que requiere que su casa sea un lugar de
quietud. Tiene que hacer tanto para tantos, que necesita un lugar para
reposar y recargar. Es ahí donde ha sido tan buena para él. —Claire miró a
Catherine a los ojos, estaba siendo sincera. Claire creía que Catherine
quería lo mejor para el señor Rawlings. Sin embargo, estaba segura que
Catherine no entendía las maneras en las que él esperaba ser ayudado—.
Pero por encima de todo, el señor Rawlings requiere confidencialidad de
parte de cualquiera que trabaje para él o esté cerca del él. —Claire sopesó
ese pensamiento—. Señorita Claire, usted ha tenido la rara oportunidad de
llegar a conocer al señor Rawlings de una forma que la mayoría no tiene.
La información que usted tiene no debe ser compartida con nadie. Él le ha
permitido ver su lado más íntimo. El señor Rawlings que el mundo conoce
es mucho más moderado. Ha puesto su confianza en usted y debería saber
que él no confía totalmente en mucha gente. Nunca discuta al señor
Rawlings o su relación con él con nadie. —Catherine sonrió y apretó las
manos de Claire—. Sé que estará maravillosa, señorita Claire. El señor
Rawlings estará orgulloso de tenerla en su brazo.
Una vez que estuvo al final de las escaleras prosiguió hacia el lado
de Anthony. Él no habló al principio, y después no a Claire sino a
Catherine.
—Señor Rawlings, una artista es solo tan buena como sus lienzos.
Usted está acompañado por un hermoso lienzo.
—Sí.
—Me han pedido asistir a este evento debido a una donación que
hice a la Orquesta Sinfónica de Quad City y a Apoyo a la Fundación de
Artes. ¿Has asistido alguna vez a una sinfonía anteriormente? —Claire dijo
que no. Anthony continuó mientras la limusina se deslizaba y arrastraba a
lo largo de las estrechas calles. El tráfico era una parada continúa. Claire
pensó que esto significaba que estaban cada vez más cerca—. La sinfonía
es una agradable noche. Creo que vas a disfrutar de la música. El director
de orquesta es increíblemente talentoso.
Eric abrió la puerta. Claire sacó suavemente sus piernas del auto y
se puso su máscara. Era la máscara del hermoso rostro que había visto
devolviéndole la sonrisa en el espejo del baño antes esa noche. Sus
movimientos procedieron con gracia y su sonrisa nunca se desvaneció.
Ella diligentemente siguió el consejo de todos.
—¿Qué crees?
—Creo que lo hiciste bien. —Le gustó el tono de su voz, sonaba como
el hombre en el teatro—. Te he dicho que cada acción tiene una
consecuencia. Eso puede ser negativo, como hemos visto, o positivo. Creo
que tú ganaste una consecuencia positiva.
Tomó la caja.
Parecía como que los pensamientos que tenía más recientes eran de
su infancia y no su vida adulta precontractual. Tal vez se debía a la
compartimentación. La infancia era el pasado. No se podía cambiar, sólo
recordarla.
—Dios mío, eso sería genial, pero hace mucho calor aquí en el
verano. Y tengo que trabajar, así que tú probablemente te aburrirías. —
Claire ahora se sentía mal que no hubiera sido más alentadora.
Los días que Tony estaba en casa, explorar no era una opción. Él
necesitaba que ella estuviera cerca en caso que sus servicios se
necesitaran. A menudo le decía que se quedara en su oficina, donde ella
leería, sentada en el sofá de cuero suave hasta que él la llamara. Había
días en que él nunca solicitó sus servicios, sin embargo, ella perdió el día
entero en su oficina. Claire sabía que era más un continuo juego de poder.
Él controlaba su tiempo, su cuerpo y su vida.
Aún sin hablar, Tony saltó hacia la piscina. Nadó hasta Claire y
puso sus brazos a su alrededor. En segundos, el traje de baño de Claire
desapareció. Sus acciones fueron rápidas y bruscas. Sus bocas se unieron
mientras sus lenguas se buscaban violentamente. Se movió de sus labios a
su nuca y todos los lugares cerca.
—Buenas noches, Claire. —Sus ojos eran suaves como chocolate con
leche—. No estaba complacido al no encontrarte en tu suite. —Claire
comenzó a hablar pero Tony puso su dedo ligeramente en sus labios—.
Pero tu idea de un chapuzón en esta noche calurosa fue mucho mejor a lo
que tenía planeado.
—Creo que deberíamos seguir probando esa teoría —dijo, con una
sonrisa diabólica—. Pero primero, me parece que te has ganado el derecho
de ir de compras tú sola.
El reloj dio las 11:00 cuando ella volvió a entrar desde el balcón. No
lo había visto o recibido mensajes suyos y quería hacer algo… lo que fuera.
La paciencia no era una virtud que ella hubiese poseído en su antigua vida.
Ahora, mientras observaba el paisaje, sabía que estaba perdiendo la poca
que había sido forzada recientemente a adquirir. Estaba pensado en cómo
incluso el aire olía a calor cuando la puerta detrás de ella se abrió.
—Pensé que quizás necesitaría buscarte otra vez. Pero entonces noté
las cortinas.
—No sabía si vendrías esta noche.
—Vine a hacerte saber que mañana voy a viajar a Nueva York. Tengo
un acuerdo de negocios que aparentemente va a desmoronarse si no me
involucro personalmente.
Claire no sabía nada acerca del acuerdo. Sí sabía que esto era más
de lo que él le había hablado alguna vez de seguido. Ella quería ayudar,
hacerlo sentir mejor. No quería hacer nada porque ella le perteneciese, sino
porque quería. Tan aterrador como pudiese ser Anthony Rawlings cuando
está siendo fuerte y controlador, a ella no le gustaba verlo dócil y cansado
tampoco.
Toda la noche, Claire tuvo el control. Hizo lo que quiso, lo que creyó
que lo ayudaría. Su ritmo fue lento y concienzudo. Tony tendía a moverse
rápido, rudamente y fuerte. Claire se movía a ritmo constante, suavemente,
y completamente. Él le había dicho exactamente lo que quería y cómo lo
quería durante más de tres meses. Ella sabía lo que le gustaba. La parte
más sorprendente para Claire fue que él lo permitiera. Él a veces la
agarraría para empujar, más profundamente y con más fuerza. Entonces
le permitiría a Claire tomar el control nuevamente.
Mientras Eric los llevaba al aeropuerto privado local, Tony habló más
directamente y con menos emoción que la noche anterior.
Cuando Tony le dio a Claire la tarjeta por primera vez, ella no había
querido usarla. Le agradeció por su confianza y su fe, e intentó explicarle
que no había nada que necesitara. Tenía toda la ropa que podría llegar a
usar. De hecho, tenía muchas prendas que nunca había usado. Comida
llegaba a ella tres veces al día y tenía un techo sobre su cabeza. No tenía
ningún interés en joyas, tener el collar de su abuela era todo lo que quería.
Amaba leer, pero hasta ahora la biblioteca contenía más libros de los que
podría esperar leer.
Una vez que el jet aterrizó, los cinco entraron a una limusina en
espera. Ellos cuatro continuaron discutiendo su reunión inminente. Claire
se sentó en silencio, escuchando, intentando ir sin ser notada. Eran las
nueve y veinte y su reunión era a las diez. Eric se sentó en el asiento del
pasajero junto al conductor. No pasó mucho antes de que estuvieran en
las angustiosas calles de la Ciudad de Nueva York, atrapados en el tráfico.
El auto viajó en cortos, acelerados movimientos.
Claire experimentó ese tráfico desde la parte trasera de un taxi
cuando vivió con Emily y John y sabía que podía sofocar los viajes y
causar estragos en los horarios. Tony no parecía preocupado. Su auto se
detuvo en su destino con minutos de sobra. Los cuatro socios bajaron y
procedieron a través de las grandes puertas de cristal. Claire se encontró
sola en una gran limusina. No sabía a dónde estaba yendo o cuánto
tiempo iba a estar allí. Su vida ya no estaba en sus manos, y estaba de
alguna manera llegando a hacerse a la idea.
No me decepciones.
Cuando Claire salió del auto con sus sandalias de tacón alto
golpeando el hormigón y su vestido de verano de gasa soplado ligeramente
por la brisa, se sentía como una modelo haciendo una sesión en una
revista. No parecía real. Ella seguía diciéndose a sí misma, “Actúa el papel”.
El calor del verano radiaba en ondas desde la acera, y los sonidos de la
ciudad la fortalecieron mientras luchaba contra la multitud de personas a
lo largo de la acera.
Trató muy duro para no mirar los precios mientras elegía posibles
vestidos. A ella le gustó un vestido piqué de algodón y un vestido con un
recogido corpiño. Acentuaban su esbelta figura. Mientras se miraba en el
espejo, juzgaba su imagen a ver si ¿a Tony le gustaría este? Ella decidió
que lo haría. Según el empleado también necesitaba zapatos. Cuando todo
estuvo dicho y hecho y había pagado por sus dos conjuntos, casi perdió su
compostura. El empleado sonrió y dijo:
Esa noche, vestida con un elegante vestido sin tirantes negro con
zapatos de tacón negro, Claire fue escoltada por Tony a Daniel, uno de los
pocos restaurantes de cuatro estrellas en Manhattan. Situado en el Upper
East Side, es conocido por su ambiente elegante y deliciosa cocina
francesa. Por el camino, Tony le recordó a Claire sus reglas: hacer lo que le
había dicho, mantener las apariencias, y la severidad del castigo por fallar
en público. Tal vez él podía sentir su abrumador deseo de huir y sintió la
necesidad de reiterar las consecuencias si lo intentaba.
Una vez en el jet, ella le preguntó sobre sus socios. Tony explicó que
el señor Simmons y el señor Field se quedaron a completar los contratos y
la señorita Michaels se había ido en otro jet de la compañía ayer. Durante
el vuelo de dos horas y media, sólo fueron ellos dos en la cabina. Tony
leyendo ocupadamente la pantalla de su computadora mientras Claire
observaba las nubes debajo del avión y contemplaba el viaje,
decepcionantemente y corto. Contempló pensativamente sobre su
oportunidad perdida de contactar a Emily y a John. No había hablado con
nadie de su pasado por casi cuatro meses. ¿Alguien se preguntaba sobre lo
que le había pasado? ¿Estaban preocupados porque hubiera desaparecido
de la tierra? Pero luego pensó en Tony. Él la había tomado e introducido en
su mundo. No podía ser una persona perdida o la policía se hubiera
involucrado. No estaba segura de cómo funcionaba la publicidad. Tal vez
Emily sabía que estaba siendo vista con el señor Anthony Rawlings. Claire
se reprendió a sí misma. Se preocupaba más por no decepcionar a Tony
que pensar en contactar a su hermana.
—¿Eso te preocupa?
Los ojos de Claire cayeron al suelo. Sabía que cinco mil no eran
nada para Tony, pero hubieran sido un mes de salario para sus padres.
Dos atuendos, zapatos, lentes de sol y algo de seda y encaje parecían una
pequeña acumulación para tanto dinero. Tony gentilmente levantó su
mentón para recuperar el contacto visual. Sus ojos brillaron cuando ella
destelló una sonrisa y habló.
—Buen trabajo, Claire. Puede que todavía pilles esto. Esta noche
espero mi desfile de modas privado cuando regrese a la casa.
Una vez que regresaron a Iowa, entraron en el auto de Tony que los
esperaba y Eric los condujo hacia la casa. Tony necesitaba algunas cosas
antes de dirigirse a la oficina en Iowa City. Mañana se iría a Europa por
diez días y tenía algunos cabos sueltos que requerían su atención
inmediata.
—Sí —contestó mientras Eric llegaba a la calle del frente—. ¿Por qué
preguntas?
—¿Quieres decir que mi suite está bajo vigilancia? ¿Cómo que hay
cámaras?
—Tony, por favor, dime que estás bromeando, algún tipo de chiste
enfermo.
—Pero, ¿por qué? ¿Por qué harías eso? ¿Por qué mantenerlo?
—Te prometí que verías. Dije que la verías. Y lo harás. —El video
había progresado en tiempo real. Claire levantó la vista a tiempo para oír
su propia voz, obviamente, conteniendo el miedo—. No es el fin de la
discusión. Esto es una locura. ¡Un acuerdo no te da el derecho a violarme!
Me voy. —Sabiendo lo que estaba por venir. Claire cerró los ojos cuando
oyó las manos de Tony en la pantalla hacer contacto con la mejilla
izquierda de Claire. Sin saberlo sus propios dedos se elevaron hacia su
mejilla izquierda. Al abrir los ojos se vio volar por el suelo y Tony caminar
hacia esa Claire. Cerró los ojos de nuevo, oyendo la voz en la pantalla con
el tono cruel—: Tal vez con el tiempo tu memoria mejore. Parece que tiene
un problema. Déjame recordártelo de nuevo, la regla número uno es que
harás lo que se te diga. Si yo digo que la discusión se terminó, es que se
terminó, y este acuerdo escrito establece que lo que sea que me complazca
a mí, significa consenso, no violación. —La verdadera Claire aún tenía los
ojos cerrados. Ella sabía que el Tony en la pantalla enderezaba su
chaqueta. Lo oyó continuar en una inquietante voz autoritaria—: He
decidido que sería lo mejor si no dejaras tu habitación por un tiempo. No
te preocupes. Tenemos mucho tiempo, todo el tiempo que valen $ 215,000
dólares. —Abrió los ojos de nuevo para ver al Tony de la pantalla pararse
sobre el cristal roto y hablar de nuevo en un tono que hizo estremecer a la
Claire real—: Le diré al personal que podrás tener tu desayuno después de
que estos cristales sean recogidos. —El Tony en la pantalla dejó la
habitación de Claire.
—Oh, hay tantos vídeos, podemos ver durante horas. —Él golpeó
algunos botones y fue de nuevo al menú—. Por ejemplo —la pantalla decía
19 de marzo de 2010—, ¿cómo crees que tu suite terminó en esa condición?
Estoy seguro que podríamos averiguarlo.
—Haré todo lo que digas, cualquier cosa que quieras que haga de
otra manera, sólo dímelo. Sólo, por favor, no me hagas verlo. —Claire
ahora estaba llorando en el suelo, de rodillas delante de Tony. Odiaba
haber sido reducida a rogar, pero esto arruinaba toda su
compartimentación. ¿Cómo iba a mantener estos recuerdos horribles
ocultos si la hacía verlos?
Sus ojos oscuros traspasaron su alma y su voz era fría como el hielo.
—Gracias, Tony.
Nunca en su vida que ella recordara había estado tan abrumada por
una emoción. El odio que su ser entero emitía estaba dirigido por completo
y totalmente hacia un hombre, Anthony Rawlings. Lo odiaba, a sus
estratagemas sádicas y recordatorios desagradables. Tomó la nota, la
1 Quad Cities: denominada como Área Estadística Metropolitana es una región de cuatro
ciudades entre los estados de Illinois e Iowa, en Estados Unidos. Compuesta por 3
estados de Illinois: Henry, Mercer y Rock Island y un condado del estado de Iowa: Scott.
arrugó en una bola y la lanzó contra la pared. Creó significativamente
menos lío que el jarrón de flores meses antes.
Tan pronto como salió de la casa, se dio cuenta que Catherine tenía
razón sobre el clima, baja humedad y un sol radiante. Cuando llegó a la
piscina, Cindy trajo una bandeja con su almuerzo: un sándwich de pavo,
fruta fresca mixta, y un té helado. Preguntó si Claire necesitaba algo más.
—Le he traído algo especial, señorita Claire. —Ella abrió los ojos
para ver a Catherine sosteniendo un gran vaso que contenía algo que
parecía un batido de frutas—. Es mi receta secreta: plátano, fresa y yogurt.
Hubo una chispa en los ojos verdes de Claire. Los mismos ojos que
ayer estaban rojos, llorosos y sin vida. Catherine dijo que Claire tendría su
comida y su agua empaquetados en varios minutos, pero pidió que
regresara a las seis para cenar. Claire prometió que lo haría. Tan pronto
como Catherine dejó la habitación, Claire fue al tocador y encontró su reloj.
No quería decepcionarla.
Cuando dejó la casa hacía un pequeño frío, así que llevó un jersey.
Con las temperaturas creciendo su único propósito ahora era ser algo
sobre lo que sentarse. La deslizó en la mitad del claro y se sentó. Una
breve brisa arrastró su pelo e hizo que las hojas de los árboles susurraran.
Aunque solamente era el principio de agosto, debido a la reciente sequedad
las hojas estaban empezando a cambiar.
Una vez que se adentró en los árboles, dejando atrás los confines del
patio trasero de Tony, Claire pensó que había escapado el rango de
seguridad. Parecía como si hubiera salido de la cárcel. Incluso el aire olía
más dulce mientras lo inhalaba y se relajaba. Sonrió ante la ironía, sin
duda sintiéndose más segura, sin seguridad.
Los sonidos del lago eran un ejemplo de paz. Claire cerró los ojos y
se perdió en el ritmo. Pequeñas olas que golpeaban la tierra hacían un
constante silbido. La brisa sobre las hojas de los arboles creaban una
calma de nuevo. El sol se movía ininterrumpidamente hacia el otro lado
del lago. Claire sabía que sus nuevas gafas de sol eran un accesorio
inteligente para su aventura. No era solamente el sol, sino el reflejo del
agua. Brillaba como prismas de luz y color sobre las olas. Podría sentarse
y observar durante horas. Ocasionalmente había un chapoteo de algún
pescado que saltaba en el lago y se sumergía de nuevo.
Justo antes de que Claire decidiera mirar su reloj, vio, a unos metros
de la orilla, un ciervo y un cervatillo. Se acercaron con precaución al borde
del lago. El ciervo mantenía la mirada en los alrededores mientras el
cervatillo se concentraba en beber del agua clara. No quería moverse ni
molestarles pero el sol continuaba moviéndose hacia el oeste.
—Tienes razón, fue muy adulto. Me alegraría hacer lo que sea que
me dijeras de nuevo. Creo que tengo una deuda que pagar, mi objetivo es
hacer que eso ocurra tan pronto como sea posible, y ese es el medio para
ese fin.
La atrajo contra él y la miró a los ojos. Vio un fuego que había sido
empañado con lágrimas hace diez días. Ella le sonrió, dijo todas las cosas
correctas, pero sus ojos estaban peleando. Se inclinó y la besó. Empezó
lentamente, pero pronto se volvió brusco y enérgico. Ella dudó por una
fracción de segundo y luego respondió con igual ferocidad. No retrocedió.
Él no había tenido la intención de que este encuentro fuera en esta
dirección. Había esperado algo diferente.
Aproximadamente a las seis y treinta usó su celular para llamar a la
cocina y que le llevaran la cena a su suite. El vuelo había sido largo. A las
nueve y treinta él se había quedado dormido en su cama. Ella se sentó y lo
miró. Todavía lo odiaba, pero Claire sintió que había ganado la batalla. Se
mantuvo firme y calmó la furia de su planteamiento. Se rindió sin
incidencia. Eso lo hizo menos agresivo. El resultado final sería similar sin
importar el modo, pero de esta manera, sucedió sin violencia y sin
reproducción de un video. Para Claire fue una victoria. Leyó el libro
durante unas pocas horas más antes de unirse a él para dormir.
—Tu collar en una cruz, la cual es una X de lado. Ahora tus aretes
son O. X y O. —Sonrió.
—Adelante.
***
Tony cerró los ojos contra la luz del sol. Pensó en las fotografías
enmarcadas ocultas en su habitación, las del apartamento de Claire de
Atlanta. Se había preguntado cuánto tiempo le tomaría a ella preguntarle
para ponerse en contacto con su familia. Tardó cinco meses. Sin duda, si
los medios hubieran estado disponibles se habría contactado con ellos
antes.
***
—¿Así que has decidido que este es un tema que vale la pena
arriesgar una reprimenda? Creo que mi última respuesta había sido que
me lo pensaría.
Sonó y sonó. Entonces oyó la voz de John, pero no era realmente él,
era su buzón de voz. El corazón le dio un vuelco. Miró a Tony.
—Hemos sido invitados a una parrillada del Día del Trabajo mañana.
—¿Vamos a ir?
—Lo has hecho bien en eventos públicos, esto será diferente. Creo
que habrá cuatro o cinco parejas presentes. Conociste a Brent. Su esposa
es Courtney. Tienen dos hijos que crecieron y viven lejos. El socio de Brent,
Thomas Miller estará allí. Su esposa es Beverly. Ella es propietaria de una
reconocida firma de diseño en Bettendorf. Brent es unos años mayor que
yo. Thomas y Beverly están más cerca de mi edad, no tienen hijos. Otro
invitado será Elijah Summer y su pareja de hace mucho tiempo, MaryAnn.
Elijah es otro cliente de Brent y Tom. Él ha hecho una fortuna en el
negocio del entretenimiento. Le gusta contar historias acerca de algunos
de sus clientes más famosos. Personalmente creo que le gusta escucharse
hablar —Tony hizo una pausa y sonrió—, mucho más de lo que me gusta
oírlo hablar. Y la última pareja será Timothy Bronson y su esposa Sue.
Tim es un vicepresidente junior en mi oficina local. Es joven, pero se ha
probado a sí mismo. Le pedí a Brent que lo invitara, que lo haga sentir
involucrado.
—Tú eres un rumor. —Tal vez fue el ambiente tranquilo del porche o
su reciente comprensión, cualquiera que fuera la razón, Tony habló
pensativamente. Explicó que había pasado toda su vida laboral,
cumpliendo metas y satisfaciendo sus propios planes. Había estado en
relaciones, pero la mayoría fueron de muy corta duración. Creía
firmemente en las apariencias y no había estado dispuesto a arriesgar la
percepción que la gente tiene de él por una mujer. Claire pensó en sus
palabras y su honestidad, y cierto o no le creyó—. Me dijiste que no
traicionarías mi confianza.
—Y yo soy…
—Persistente. —Sus ojos eran chocolate con leche con una expresión
de satisfacción. Habló mientras se movía del sofá de dos plazas al piso del
porche—. Bueno, yo diría que más que una conocida. —Arrodillándose
frente a ella y separando suavemente sus rodillas, él movió su mano bajo
el dobladillo de su falda. Sus ojos se encontraron cuando los lados de su
boca se curvaron hacia arriba en una sonrisa diabólica—. ¿Deberíamos
decir acompañante?
—¿Qué?
Tony sonrió.
—Si hoy no sale como creo que debería, un masaje puede no ser
posible. No querríamos que las apariencias sean cuestionadas. —No hubo
ambigüedad ante su declaración. Claire recibió su significado fuerte y claro.
De repente sintió frío.
—Tú debes ser Claire. Estoy tan emocionada de conocerte por fin.
Querida mía, ¡eres más bella que en tus fotos! —Claire se sintió abrumada.
Se presentó y llamó a Courtney Señora Simmons. Cuando miró a Tony, ya
estaba en conversación con Brent.
—Oh Dios, llámame Courtney. Vamos a dejar que esos dos tengan
sus negocios fuera del camino, para que podamos pasar un buen rato y te
voy a llevar y presentarte a nuestros otros invitados. —Tony no pareció
oponerse, por lo que Claire dejó que le mostrara el camino.
Claire no podía ver más allá del porche, pero se dio cuenta del
repentino silencio en la sala de invitados. No podía dejar de sentir sus ojos
en ella, juzgando y evaluando. Mantuvo la máscara en su lugar. No había
esperado tener que enfrentar estas personas sin Tony.
—Es tan agradable conocerte. Creo que Tony me dijo que —mirando
a Tom—, tú y Brent son socios. —Continuaron con un poco de
conversación cortés. Claire preguntó a Bev acerca de su negocio de diseño.
Años de coctelería habían enseñado a Claire el arte de la pequeña charla.
Luego fue a Eli y Mary Ann. No pasó mucho tiempo antes de que
Claire entendiera a lo que Tony se refería con Elijah disfrutando de sus
propias historias. Por último, Courtney presentó a Claire a la pareja con
Eli y Mary Ann, Chance y Bonnie. Claire no estaba preparada para esta
pareja. Se preguntó si Tony sabía que estaban allí. Courtney explicó que
Chance era un socio de Eli que estaba en la ciudad para una visita, así
que por supuesto eran bienvenidos a unirse a ellos. Chance parecía
bastante agradable, pero Bonnie no hizo ningún secreto de su evaluación
de Claire.
—Soy una persona curiosa. Quiero saber lo que el resto del mundo
quiere saber. ¿Por qué él, Anthony Rawlings, está interesado en ella? Es
una don nadie.
Más de una hora había pasado desde que llegaron a casa. Hacer a
Claire esperarlo era parte de su plan. Pero viéndola, parecía que ella
controlaba sus nervios mejor que él. Tal vez él necesitaba aire fresco
también. No, tenía que tomar una decisión. Era su mantra. Ella conocía
las reglas. No importa si haces algo el 99 por ciento bien, la perfección es
requerida. El hecho es que ella debió romper sus reglas. Tenía que tomar
una decisión. Los comportamientos tienen consecuencias, las
consecuencias pueden ser desagradables. Tony se dijo a sí mismo que le
había advertido, ella optó por no escuchar.
***
Ella inhaló y exhaló. El aire del campo llenó sus pulmones con fresca
y refrescante fuerza. Claire pensó en las personas con las que se reunió y
con las que habló y rio. Fue fantástico. La tranquilidad de Courtney y las
excepcionalmente amables sonrisas de Tony aliviaron su ansiedad inicial.
Sabía que era una farsa. Pero fue divertido, estando alrededor de la gente.
Entonces el número de teléfono llegó. Aturdió su mente que algo tan
increíblemente simple pudiera causar tales repercusiones ridículas.
—He decidido que puedes elegir. ¿Tal vez te gustaría conocer tus
opciones?
***
***
***
Este no era su plan. Las cosas habían estado en las empresas por
tanto tiempo y ahora las emociones estaban causando estragos. Se
suponía que iba a ser fácil. Su único propósito era para disfrute físico,
liberación de energía, y placer personal. La había vigilado por tanto tiempo.
Se dijo a sí mismo que lo merecía. Aun así de alguna forma, ahora
mientras estaba en el trabajo, en una reunión, o en un avión, en cualquier
lugar, sin advertencia recordaría algo que ella dijo o hizo y traería una
sonrisa a sus labios. Tony incluso notó miradas extrañas de Brent, una
señal visible de que sus pensamientos se estaban revelando a sí mismos.
—Es muy fácil. Los textiles te han creado una fortuna, una fortuna
que ahora puedes sembrar e invertir para que crezca mucho más. Es el
año 1977. El dinero real no está en crear. Está en poseer y vender. ¿Ves
estas cifras? —Le entregó a Nathaniel los informes—. Tienes el capital no
sólo en márgenes de ganancias, sino en los planes de jubilación
garantizados. Ese dinero está allí, esperando a aquellos empleados que
envejezcan. Infiernos, muchos de ellos no serán elegibles para la jubilación
durante otros veinte años. Utiliza ese dinero, inviértelo. Cultívalo. En este
momento, sólo está pudriéndose en estas cuentas.
—Con el debido respeto, señor Rawls, ¿ha visto las tasas de interés?
Sus empleados tendrán su dinero, porque no se va a perder. Lo van a
hacer crecer. Luego, cuando llegue el día, tendrán su jubilación y
Corporación Rawls tendrá beneficios adicionales. —Clawson le habló a
Samuel, pero esperaba que Nathaniel lo escuchara.
Sus amigos hacían que el béisbol fuera divertido. Para Claire, los
chicos, todos de la misma fraternidad, eran más como hermanos. Después
de un breve romance en su primer año decidió concentrarse en la escuela
en lugar del amor. De repente, Claire se dio cuenta que recordar la
entristeció. Se preguntó dónde estarían esos amigos. Ella estuvo muy
ocupada concentrándose en su carrera. Perdió el contacto con la mayoría.
Tal vez si se hubiera quedado en contacto ellos habrían notado su
desaparición el marzo pasado.
—No, gracias, Eric. Voy a estar bien. —Entonces ella esperó a que
detuviera el auto y diese la vuelta para abrirle la puerta. Con solo cinco
horas de sueño, Claire se sentía como un ratón colocado en un laberinto.
¿Sería capaz de encontrar el queso?
Una brisa fresca del lago la golpeó en las piernas cuando se bajó del
auto y se dirigió a la Torre Trump. Pensó en su apariencia, la blusa, falda,
tacones sofisticados, y el pelo recogido. No se parecía a la chica de
universidad que solía vagar por estas calles con sus amigos. Las puertas
se abrieron y el botones asintió mientras pasaba. Parecía que pertenecía a
una limusina. El guardia de la oficina de seguridad no la cuestionó cuando
ella habló con confianza:
Una vez que el ascensor llegó al octogésimo noveno piso, Claire le dio
una propina al guardia, le dio las gracias, y entró por la puerta abierta del
apartamento. Inmediatamente, un caballero encantador la saludó:
Estoy seguro que recuerdas que tu cita es a las 9:00, no llegues tarde.
Claire decidió que era útil, ella no habría considerado dar tanta
propina. Tal vez algunas instrucciones son útiles.
—¿Hola, Tony?
—No estoy seguro. Creo que el sábado. Tengo que irme, estamos en
el aeropuerto.
—Dios mío, estoy muy bien. ¿Cómo estás? Te ves increíble. ¡No he
escuchado hablar de ti en años! —Meredith miró a la otra silla—. ¿Te
importa si te acompaño durante unos minutos?
Las dos mujeres hablaron sobre lo que las llevó a Chicago. Meredith
señaló, mirando el botín rodeando la silla de Claire, ella obviamente estaba
haciendo algunas compras. Incluso indicó que eran compras de gama más
alta de las que hicieron en la universidad. Claire se rio, diciendo que
incluso esas tiendas tenían grandes ofertas. No podía dejar de pensar en
Bonnie, que había estimado el valor de su ropa, preguntándose si Meredith
estaba haciendo lo mismo. Meredith le preguntó si vio algún espectáculo
mientras estaba en la ciudad. Claire le dijo que vio “Wicked” y lo disfrutó
mucho. ¿Recordó Claire los espectáculos divertidos que solía ver y los
conciertos? Meredith mencionó que ella estaba en la ciudad por trabajo.
¿Dónde estaba trabajando Claire? Ella parecía saber que Claire había
estado en Atlanta. Claire se preguntó si habían hablado mientras estaba
allí, debía ser. Meredith vivía en el oeste estos días, en California. ¿Claire
alguna vez fue en esa dirección? ¿Dónde estaba viviendo?
Claire hizo lo posible por ser evasiva y amable. Esta era su hermana
de la hermandad siendo amigable, no un paparazzi. Por último, Meredith
comenzó a hablar de su esposo. Se casó con Jerry de la fraternidad y de su
grupo. ¿Claire lo sabía? No, no lo hizo. ¿Cuánto tiempo habían estado
casados? Y Anne y Shaun ¡estaban comprometidos! Si Claire le daba a
Meredith su dirección, estaba segura que a Anne le gustaría invitarla.
Meredith preguntó si Claire estaba casada. ¿Estaba saliendo con alguien?
¿Ella no había escuchado rumores?
Esa palabra sonó una alarma para Claire. Rumor. ¿No era la palabra
que Tony utilizaba para describirla, un rumor? Claire rio de nuevo.
Había pasado casi un mes pero Claire se sabía cada vuelta para
encontrar su lago. Casi al mediodía, llegó a su destino. La orilla se veía tal
cual la recordaba, solo que ahora los árboles que rodeaban el lago eran
multicolores, con colores vivos y brillantes de rojos, amarillos y naranjas.
Definitivamente el verde era minoría. Ciertas variedades de árboles
caducifolios, estaban sin hojas. De repente se preguntó qué ocasionaba
que algunos árboles perdieran sus hojas antes que otros. Tenía que
investigarlo.
Una vez que el sol alcanzó la línea de los árboles en la lejana orilla
del lago, la oscuridad se extendió rápidamente sobre la tierra. Claire se
acordó de Catherine, estaría preocupada. La idea de caminar en la
oscuridad del bosque debió asustarla pero no lo hizo. Sabía el camino de
regreso. En el día le tomó una hora y cuarenta y cinco minutos llegar a la
casa o una hora para alcanzar el claro.
El suelo alfombrado del corredor del sureste se sintió suave bajo sus
pies en comparación con sus botas para senderismo. También acalló sus
pasos. Mientras abría la puerta de su suite, sus pensamientos iban de
quitarse sus pantalones enlodados a un baño caliente. Y aunque el cuarto
estaba a oscuras, caminar por ahí era fácil. Incluso consideró dejar la luz
apagada. Luego se acordó de Catherine. Prender la luz le haría saber que
había regresado. Cuando se estiró para alcanzar el interruptor, sintió su
presencia. Antes de que pudiera hablar, un brazo bajó hasta su cuello y
dobló su cabeza hacia arriba bruscamente cuando jaló su coleta hacia
abajo. Todo pasó tan rápido, jadeó.
—Tony, por favor detente. —Jadeó por aire mientras su sien y mejilla
escocían—. Estaba caminando por el bosque.
Trató de explicarse.
Finalmente, él gritó:
—Entonces, ¿me estás diciendo que la foto hablando con esta mujer
es una impresión fabricada y todo esto es un colosal malentendido? —Él le
apuntó a la foto a la vez que se erguía sobre Claire. Su cercanía la llenó de
temor. Era ella hablándole a Meredith, pero no fue una entrevista.
Claire se las arregló para recoger los papeles. Quería saber lo que el
artículo decía.
—¿Qué es esto?
Claire alzó los ojos de la página que tenía en la mano. Tony estaba
sentado en el sofá y miraba sus reacciones mientras ella estaba sentada en
el suelo y leía. Todo su cuerpo temblaba a la vez que unas náuseas
brotaban en su estómago vacío.
Anthony Rawlings ha sido visto por mucho tiempo como una buena
captura para una mujer merecedora. Ha salido con mujeres tales como la
supermodelo Cynthia Simmons y la artista Julia Owens. Sin embargo,
ninguna de sus previas relaciones ha durado mucho tiempo. Eso es hasta
ahora, ahora que Rawlings y Nichols han estado juntos. Estos dos fueron
vistos por primera vez a finales de mayo (ver la foto) en la Orquesta
Sinfónica de Quad City no muy lejos de la gran finca arbolada de Anthony
Rawlings. Y desde entonces, han sido vistos por curiosos espectadores en
varios eventos de caridad, así como también yendo a dos de las más
grandes ciudades del país, Nueva York (ver foto) y Chicago (ver foto).
Claire solía pasar sus días en Chicago (ver foto) con muchos hombres
diferentes de la Universidad Valparaíso. Ahora parece que está disfrutando
de una vida mejor con un solo hombre. (Ver foto). Los dos caminando cogidos
del brazo hacia el teatro. Los artistas estarán encantados de saber que
Claire y Anthony disfrutaron de la actuación de “Wicked”.
Era ella en la foto. Ella hablaba con Meredith. No era lo que parecía,
pero en su cabeza podía oírle, podía oír su voz. Ahora podía oírlo
levantarse y caminar hacia ella.
Podía verse a sí misma ya no como una niña, sino como una torpe
adolescente. La abuela la llamó por las escaleras otra vez:
—¿A dónde vamos? —Los ojos verdes del abuelo brillaban, y su voz
retumbaba alegremente mientras se les unía desde la otra habitación. El
corazón de Claire dolió al ver a sus abuelos, y sin embargo al mismo
tiempo se llenó de afecto.
La abuela le sonrió.
—Oh, no, está calificada para mayores de 15. Claire preferiría ver
“Ever After”. —Ellos lo estaban haciendo, sacando a Claire de su bajón. No
iría voluntariamente, pero lo estaban haciendo.
—Oh no, abuela. No quiero ver “Ever After”, es una historia sobre la
Cenicienta… estúpida. —A regañadientes le sonrió al abuelo y dijo—:
¡Quiero ir a ver el trasero de Mel Gibson!
En algún lugar del camino, Claire había olvidado lo que eso se sentía,
la calidez que hacía que cualquiera en su aura se sintiera feliz. La
oscuridad regresó, el silencio se combinó con un sentimiento de serenidad
y calor.
—Claire, habla con nosotros. Abre tus ojos. —No era una orden. La
voz desesperada de Tony se lo estaba pidiendo. Ella no quería abrir los
ojos. Quería sentir la calidez, dormir.
—Pero me gusta más este cuarto. Me gusta más esta cama —se
quejó la otra voz y se rio.
Después de mirar, todo en lo que ella podía pensar era: por favor no
te desvanezcas. Quiero que esto continúe. Pero lo hizo. Se desvaneció.
—Claire, el doctor dijo que tal vez eras capaz de escucharnos cuando
te hablamos. Catherine y yo hemos estado hablándote durante días por ya
más de una semana. Dice que puedes despertar cuando tu dolor
disminuya y estés lista. Por favor, tienes que estar lista pronto. Esta
porquería liquida que te están poniendo en el brazo tiene nutrientes, pero
estás desapareciendo. Catherine ha hecho que el cocinero prepare todas
las comidas que te gustan todos los días solo por si acaso te despiertas y
quieres algo. —La voz de Tony sonaba cerca. Ella podía sentir su apuro y
preocupación. Tuvo que preguntarse, si abro mis ojos él estará justo aquí.
¿Dijo que por más de una semana? ¿He estado dormida por más de una
semana? ¿Cómo pasó eso? ¿Por qué el doctor estaba aquí? Claire no podía
recordar los porqué o los cómo, todo lo que podía recordar era a sus
padres, sus abuelos, su hermana, y Simon. Esos recuerdos la llenaban con
esperanza y promesa, y sin embargo Tony sonaba como si la necesitara.
Ella sabía que debía ir con Tony. No quería hacerlo esperar. Pero se sentía
tan cansada y débil. Tal vez un poco más de descanso antes de abrir los
ojos. Alguien debía de haberle puesto mantas encima porque se sentía más
caliente.
Junto con el calor, Claire podía sentir la dureza de su vestido, era
verde como espuma de mar. Estaba mirándose a sí misma en el espejo
mientras Emily observaba. Estaban en un vestidor muy grande.
—En serio, Em, ¿quieres que use verde? —El tono de Claire era
juguetón, pero lo decía en serio. Recordó que no le gustó el vestido, pero
por supuesto lo usaría si era lo que Emily quería.
Emily, al ser tres años más vieja que Claire, era la novia. Pero
también tenía las responsabilidades de la madre de la novia. Su madre
debería estar ahí, pero no lo estaba. Las chicas solo se tenían la una a la
otra. Era la boda de Emily, sin embargo ella le daba ánimos a Claire.
—Sí, lo sé. Tengo que mantener al hombre a raya usando palos. Está
bien, usaré verde. Pero para mi boda, te voy a meter en el vestido más
llamativo rosa chicle que hayas visto alguna vez. —Las dos hermanas se
rieron. Emily ayudó a Claire a salir del vestido y ambas continuaron con
sus compras. Tenían tantas cosas que hacer antes de la boda. Juntas lo
lograrían todo.
Justo como las dos niñas pequeñas con el jugo, ellas estaban ahí
para la otra. Después de que sus padres murieran solo se tenían la una a
la otra. John lo entendía. Nunca había intentado meterse entre ellas.
Incluso cuando Claire se mudó con ellos más tarde cuando eran recién
casados, le dieron la bienvenida.
—Ella abrió los ojos. Lo vi, hace solo un segundo. —Podía sentir su
mano sobre la de ella—. ¿Puedes escucharme? —Él continuaba hablándole
a Catherine—. Ve a buscar al doctor. Está consiguiendo comida en la
cocina. Hazle saber que está despertando finalmente. —Y con un tono
diferente, uno de desesperación y afecto, le dijo—: Claire, por favor, abre
los ojos.
21
¿Sabes lo que pasa en el tejido de una cicatriz?
Es la parte más fuerte de la piel.
~Michael R. Mantrell
—Estaba demasiado brillante aquí. Cerré las cortinas por ti. ¿Eso es
mejor?
Claire miró y pensó que Tony podía manejar esto. Era su batalla.
Pero él no luchó.
—Lo siento. Tiene razón. Es solo que ha pasado tanto tiempo desde
que ha estado despierta. No quiero dejarla. —Levantándose, él continuó—,
pero lo haré. Estaré justo fura de la puerta. Por favor, llámeme cuando
haya terminado. —Luego se inclinó, besó a Claire en su frente y salió de la
habitación.
Claire abrió los ojos para ver a Catherine con un vaso de su famoso
batido de fresa, plátano y yogur. Ella le dijo a la mujer que la cuidaba que
tenía miedo de vomitar, como el agua. Catherine explicó que el médico
había puesto un poco de medicina en su IV. Ayudaría con el dolor y con su
estómago. Claire alcanzó el botón para levantarse a sí misma, pero antes
de que pudiera llegar a este, Tony lo hizo. Su presencia la hacía temblar
involuntariamente. Sus ojos no estaban oscuros, en vez de eso eran de
chocolate fundido. Tocó su cara suavemente.
—Tienes que escuchar a Catherine. Por favor, trata de beber el
batido. Tienes que ponerte mejor, y para hacerlo tienes que comer. —Ella
lo miró y se preguntó si sabía acerca de su reciente conversación
confidencial. Él continuó—. Por favor, Claire.
Claire dijo que sí, pero… Tony dijo que sólo quería dormir cerca de
ella. El doctor Leonard no le había dado el visto bueno para que regresara
a sus actividades normales. Había sufrido una concusión que fue atribuida
a su inconciencia y dolores de cabezas. Sin embargo, eran sus costillas
rotas las que causaban problema. Claire no podía acostarse en ciertas
posiciones. Su propio peso le causaba dolor intenso. Sabía que el peso de
Tony sería la agonía. No asumía que tuviera una opción en su forma de
dormir. Realmente no le importaba mientras pudiera dormir. Él no se
quejaba.
Parecía que darle los regalos le daba placer a Tony, así que los
aceptaba. El viaje: pasado, presente y futuro no le sentaba bien. Sabía que
incluso en su estado frágil no quería ninguno de los lapsos de tiempo
representados. La joyería era tan excesiva que Claire empezó a pensar en
ella como un disfraz. La hacía aceptarla más fácil. Trataba de actuar feliz
acerca de los regalos y la atención. Sin embargo, sentía como si sus ojos
hubieran sido… desprovistos de emoción. No había nada dentro de ella.
Catherine sabía que a Claire le gustaba estar afuera, y animaba a
Tony a sacarla hacia el patio. La escena no ayudaba a su estado mental.
Los cielos azules pocas veces brillaban y el verde de la primavera y el
verano había desaparecido. Las hojas se habían ido, los arboles estaban
sin hojas, y el exterior estaba gris. Ahora todo lo que recordaba era el
blanco y negro de la foto del paisaje que Claire vio la primera vez que llegó.
—Mi querida Claire, la última vez que estuviste sola, que fue sólo por
un día, mira lo que sucedió. Creo que me necesitas. No quiero que tengas
ningún otro accidente. —Y luego añadió—: ¿Y tú? —Claire sabía sin duda
que no quería ningún otro accidente.
—Claire, lo siento.
Se estiró para alcanzar sus hombros. Intentó ser gentil, pero Claire
se alejó, tropezó y cayó en el piso. Sus ojos decían amabilidad pero ella
recordaba furia. No sabía qué pensar o sentir. No sentir era mucho más
fácil. Confusión, aprensión, enojo y temor se mostraron en sus ojos. La
siguió hasta el piso.
—Claire, por favor para. —Se arrodilló junto a ella—. No, eso no va a
pasar. No pienso que necesites ningún otro recordatorio de cómo
comportarte, ¿o sí? —Ella dijo que no, no lo necesitaba—. ¿Claire, puedo
por favor tocarte?
—Está bien.
Ella suplicó.
No pudo detener las lágrimas que corrían por sus mejillas. Quería
ocultar su rostro, pero él le levantó la barbilla con firmeza.
—Quiero que me hagas una promesa. —Claire levantó las cejas como
para pedirle que continuara—. Una promesa de que harás tu mejor
esfuerzo para seguir mis reglas, hacer tu mejor esfuerzo para no darme
razones para hacerte daño de nuevo.
—Si sigues así, vamos a llegar tarde. —La voz de Tony no parecía
preocupada. Miró el reloj de su cama, 11:17—. Bueno, se supone que
debemos estar en casa de Brent y Courtney para la cena a las tres y media
esta tarde.
—Te deseo.
De regreso a la casa, Tony elogió a Claire por todo lo que hizo y dijo.
También le informó que tenía que estar en Nueva York la semana siguiente.
Dependía de ella si quería acompañarlo. Sin embargo, era posible que ella
no se diera cuenta que el jueves de la próxima semana era Acción de
Gracias. Él no podía prometerle que volvería. Podría tener que quedarse
hasta el viernes. A él le gustaría que lo acompañara si estaba dispuesta.
Claire sabía que la intensa terapia de los dos últimos días había ayudado a
revitalizarla.
—Oh, Dios, quiero, pero tenemos mucho tiempo para eso. Esta
noche tengo planes especiales para ti. —Gentilmente se alejó de ella—. Y
por ahora estás increíble. Creo que me gusta más tu conjunto ahora en
lugar del que te has comprado.
Para cuando llegaron a las puertas principales del edificio, Eric tenía
la limusina con calefacción y preparada para la aventura. Una vez en la
parte trasera del auto, Claire le preguntó a Tony sobre sus planes. Él
solamente podía revelar que su primera parada era una cena. El aire
fresco de la noche formaba cristales en las ventanas de la limusina,
haciendo que las luces de la ciudad brillaran. Parecían destellar
rítmicamente con la intensidad del sonido de la música que provenía de los
altavoces de la cabina.
Eric les esperaba cuando salían del teatro. No fue una sorpresa que
Tony no le preguntó a Claire si quería regresar o salir. Ella asumió que se
dirigirían al apartamento, así que cuando Eric fue en otra dirección se
sorprendió. Se dirigían al norte a la Calle Cincuenta y Nueve y Eric se
detuvo en la Avenida Siete. Estaban en Central Park.
—Claire, sabes que he salido con muchas mujeres. —Ella dijo que
había leído acerca de algunas—. Hubo mujeres que quisieron salir
conmigo exclusivamente por mi dinero, y admito que aproveché eso en el
pasado. —Su honestidad tenía toda su atención——. Sabes que soy una
persona privada. En verdad hay pocas personas que han visto al verdadero
yo. Hay todo tipo de razones psicológicas para ser como soy.
Probablemente se derivan de la infancia y los traumas tempranos en mi
vida. Pero el pasado es eso, y las razones no importan. Lo que importa es
que a diferencia de muchos de mis colegas de trabajo o conocidos, has
conocido al verdadero yo. —Ese pensamiento la hizo sentirse un poco
incómoda—. Hay partes de mí que necesitan ser dominadas. Sinceramente
nunca me he molestado en intentarlo, pero voy a hacerlo ahora. Y creo que
es posible. —Entonces, mientras tiernamente le sostenía la mano y la
miraba a los ojos, le preguntó—: Claire, la otra noche me preguntaste si
me importabas. Honestamente, con nuestro acuerdo inicial nunca tuve la
intención. Pero sin duda, lo hago. ¿Te preocupas por mí? ¿Te gusta estar
conmigo?
—Tony, me preocupo por ti. Quiero que seas feliz, y haría cualquier
cosa para ayudar a que eso suceda. Y en una noche como esta, o incluso
una noche tranquila en casa, disfruto estar contigo. Más que disfrutarlo.
—Ella sonrió y sus ojos color esmeralda brillaron en el aire frío—. —Pero
honestamente, hay veces que no lo hago. Hay veces que te quiero lejos de
mí, o viceversa. —Ella mantuvo el contacto visual y observó su reacción.
Tal vez no debería haber sido una sorpresa, pero lo fue. Dijo que la
amaba. Tenía su completa atención y sin embargo, su monólogo interior
casi ahogó su voz: ¿Amor, en serio? ¿Dijo que me ama? ¿Yo lo amo?
—Me dijiste ayer que no más cajas negras, así que lo saqué de la
caja. —Él sonrió—. ¿Podríamos ver si encaja?
Sonrió.
Una vez más, el debate interno: ¿Amor? Sigue usando esa palabra.
Amor, ¿lo amo? Creo que lo hago. ¿Cuándo pasó eso? Oh, Claire tenía que
pensar en eso. Lo de la servilleta pasó demasiado rápido, esta
contemplación era necesaria.
—No puedo esperar más tiempo para que seas mi esposa, señora
Anthony Rawlings.
—Buenas noches.
25
Esta es la medida más pura de acción de Gracias: un
agradecimiento que brota del amor.
~William C. Skeath
Monólogo interno: Me voy a casar con Tony. Me voy a casar con Tony
en cuatro semanas. Necesito un vestido de novia. Tengo que llamar a Emily.
Había invitados viniendo a cenar. Tal vez después de la cena puedo abordar
el tema de Emily con Tony. ¿Dónde nos casaremos? ¿A quién vamos a
invitar? De repente, un buen destino de boda en cualquier lugar le pareció
una buena idea.
Claire se incorporó.
—Te prometo que el dinero puede hacer que cualquier cosa suceda.
No te preocupes. Nos casamos el 18 de diciembre, y será increíble.
Él se rio y la besó.
—Shhh, tengo mejores cosas para que esos hermosos labios hagan
que conversar.
—Estoy seguro que te das cuenta, pero voy a decirlo por una mayor
claridad. Solo porque estemos comprometidos, divulgar información
privada está todavía prohibido.
Él sonrió.
—Por supuesto, ¿no decías que querías a Emily estando contigo? —
Quería correr por las escaleras o gritar, pero su agarre en su mano se
apretó—. Claire, sigue mis reglas.
—Lo haré.
—No sabía que ibas a venir. Es una maravillosa sorpresa. ¡Oh, Emily,
es tan bueno verte! —Y entonces abrazó a John—. ¡Y, John! Oh,
permíteme presentarte a Anthony.
Emily le dijo a Claire que era bueno verla también. Sin embargo, ella
y John hicieron contacto visual, compartiendo una expresión de
preocupación. Claire se veía tan diferente. Procedieron cortésmente
cuando Claire hizo las presentaciones.
Claire hizo todo lo posible para ser evasiva con algunas respuestas y
más detallada con otras. Por encima de todo, le dijo a Emily que lo amaba.
No empezó de esa manera. Era estrictamente una relación de trabajo. Tony
podía ser un hombre romántico, atento, maravilloso y dulce. También le
dijo a Emily que Tony era muy reservado, rogándole que no repitiera nada
sobre su relación a los medios de comunicación o cualquier otra persona.
Claire no entendía al principio lo tenaces que podían ser los medios de
comunicación, pero cuanto más tiempo pasaba con Tony, más evidente se
hacía. Ella pidió de nuevo, no por Tony, si no por ella, por favor, no
compartas información privada con los demás. Emily dijo que entendía.
Emily estaba muy feliz de escuchar a Claire sonar tan feliz y
emocionada por Anthony y la boda. Sin embargo, qué sobre su peso,
estaba demasiado delgada. ¿Y qué con la meteorología? ¿Planeaba trabajar
alguna vez más en su campo elegido? Claire estaba cansada de todas las
preguntas. Formular respuestas hacía que le doliera la cabeza. Quería oír
hablar de Emily y John.
El tráfico hacia el hotel era una locura. Hasta que vio a la multitud
de personas, había olvidado todo sobre el Black Friday 2 . Las tiendas
departamentales estaban inundadas con hordas de compradores. Hizo su
destino a una boutique privada aún más atractivo. Los empleados estarían
completamente dedicados a ellas. Nada de este loco ajetreo que presenció
desde las ventanas de la limusina. Sonriendo débilmente, recordó con
cariño las compras del Black Friday con su mamá y Emily cuando era
joven. Para ahorrar $25, $50 o $100 dólares, se despertarían a las tres de
la mañana para estar de pie en varias filas. Sonaba desagradable, pero los
recuerdos eran cálidos.
2 Black Friday: En EUA se conoce como Viernes Negro al día que se inaugura la
temporada de compras navideñas. Es el cuarto viernes del mes de noviembre, el día
después de Acción de Gracias.
—Señorita, ¿le gustaría que fuera a recepción y pregunte por la
señora Vandersol?
—En serio, ¿así es como viajas por Nueva York? —Claire dijo que
sí—. ¿Y no te sientes pretenciosa? ¿Tal vez no has escuchado que nuestro
país se encuentra en una recesión económica?
—Está bien, podemos hacer eso. Pero nos preocupamos por ti. ¿No
quieres llegar a tener una vida también?
Claire exhaló; tanto como la matara, sabía que no podía pasar su día
así. Era demasiado trabajo, y aunque era temprano, su cabeza palpitaba.
—Bien, Emily, lo siento si esto no funcionó. —Claire de repente
presionó el botón para abrir la ventana de Eric—. Eric, tenemos un cambio
de planes. Puedes dejarme en la boutique, pero la señora Vandersol
regresará al Hyatt.
—Sí, señorita.
—No, es por eso que llamo. Este ha sido un proceso muy difícil.
Asumo que estaremos aquí otra hora o tal vez dos. Te llamaré cuando
hayamos terminado.
—Gracias, Eric.
—¡Oh, por Dios, Claire, acabas de dar la mitad del pago de mi casa
en propina!
—No quiero que te preocupes por eso, Emily. Tony pagará por los
vestidos. Puedo hablar con él acerca de volar a Iowa y lugar para quedarse
también.
—¿Qué es esto?
—No quiero decirlo. Pensarás que soy una ingrata. —Puso su taza
sobre la mesa y se giró hacia él.
—¿Por qué eso te haría ingrata? —Ella explicó que amó su sorpresa,
ver a Emily y a John la emocionó, pero las cosas habían cambiado. Emily
hacía tantas preguntas y parecía tan consternada por la vida de Claire, se
sentía como si ya no estuvieran conectadas. Tony liberó su barbilla y su
cara descansó, enterrándose en su pecho. El latido de su corazón la
llenaba de seguridad. Cerró los ojos y escuchó. El ritmo constante hizo que
su cabeza se sintiera mejor. No podía ver su rostro o su sonrisa de
satisfacción.
Una vez allí se dio cuenta de la gran bañera. No era como si ella no
la hubiera visto antes, había estado allí todo el tiempo, per se veía muy
acogedora. Encendiendo el agua caliente decidió averiguar a dónde iban a
ir. Cuando abrió la puerta para preguntarle a Tony, él estaba sentado en la
cama, de espaldas a ella. Tenía su bolso abierto, los contenidos esparcidos
sobre la cama, buscando algo. Tal vez algo que Claire hubiera dejado allí
que no debería tener. Tal vez la evidencia de ella estando con Emily en otro
lugar aparte de la boutique nupcial, pero no había nada. Pensó en decir
algo, enfrentarse a él sobre privacidad, en cambio cerró la puerta y
agradeció a Dios que le hubiera dado el papel con el número de teléfono.
Él habló rápido y suave. —Sí que tengo. Dime que no has firmado un
acuerdo prenupcial todavía.
—No lo he hecho.
—Bueno, quiero revisarlo primero. Emily dijo que no crees que sea
necesario, y debería dejarlo pasar, pero soy tu hermano. Te he conocido
desde que eras una niña. Deja que alguien que tiene sus mejores intereses
en el corazón se asegure que estás representada.
John les preguntó a qué hora era su vuelo de regreso a Iowa por la
mañana. Claire miró a Tony. No quería decir “Oh, podemos irnos en
cualquier momento. Es el avión de Tony”. Él respondió:
—John y Emily, quiero darles las gracias por estar con nosotros esta
Acción de Gracias. Significa mucho para Claire. Me habló de la pérdida de
su familia, los dos son importantes para ella. —Claire escuchó con
atención, al igual que ellos dos—. Puedo ser impulsivo. Debo admitir que
después de tantos años de soltería, estoy encantado de haber conocido a la
mujer junto a la que quiero pasar mi vida. —Miró a Claire y sonrió. Ella le
devolvió la sonrisa—. Es por eso que Claire accedió a una boda tan rápida.
Eso puede ser difícil en aquellas personas que apreciamos. Ustedes
pueden haber tenido planes para ese fin de semana, y dudo que estuvieran
planeando un viaje a Iowa. —Tenía la atención de todos—. Por lo tanto,
sería un honor si ustedes me permiten encargarme de sus planes de viaje
hacia y desde Iowa. Estoy hablando por Claire, pero creo que a ella le
gustaría que estén allí unos días antes de la ceremonia. Nuestra casa no
queda cerca de los hoteles. Por favor, sepan que están invitados a
quedarse con nosotros. Tenemos espacio. —Sonaba galante y magnánimo.
Claire alcanzó su mano debajo de la mesa y apretó. Él apretó de regreso y
le tomó la mano. No sabía cómo respondería John, pero estaba muy
contenta con su prometido—. Y mientras tengo su atención, quiero dar a
Claire la boda de sus sueños. Por favor, permítanme encargarme de
cualquier ropa de la boda y accesorios.
—John, ¿no he oído historias sobre Claire viviendo con ustedes por
un año después de la universidad? —John dijo que sí, que vivió con ellos—.
¿Tal vez podrías justificar esto como un pago atrasado de la renta? —Tony
estaba sonriendo. Claire quería llorar. En cambio, sonrió a John y Emily.
Tenían que ver lo maravilloso que Tony podía ser.
—John, sin duda aprecio el hecho de que Claire tiene otra persona
que se preocupa por su bienestar. Debo destacar el hecho de que ella será
mi esposa y voy a velar por ella. Puedo asegurarte que tenemos todo un
equipo de abogados que la representarán en cualquier circunstancia legal
necesaria.
Tony continuó:
Su boca sonrió. Claire no necesitaba mirar para saber que sus ojos
no lo hicieron.
—Creo que fue bueno que tuvieras una siesta esta tarde. —Eric los
llevó hasta el apartamento.
28
La resistencia prolongada amansa a los audaces.
~Lord Byron
Durante los ocho meses que vivió en la finca de Tony, nunca vio
visitantes, empresarios o personal. La casa se mantenía ocupada con el
personal y los empleados. Las personas que limpian, cocinan, y cumplen
con otras responsabilidades llenaban la casa. Los jardines se agitaban con
jardineros y trabajadores de mantenimiento, pero nunca había invitados.
Por eso cuando se acercaron a la casa, serpenteando en la entrada, le
pareció extraño ver varios autos aparcados en la calle de ladrillos en frente
de los escalones principales.
—Señorita Claire, estoy tan feliz. He sabido por mucho tiempo que
usted es exactamente lo que necesita el señor Rawlings en su vida. —Le
sonrió a Claire mientras Tony escuchaba.
Tony dio un paso hacia ella. Era una atractiva morena alta, de
aspecto profesional que parecía de la misma edad de Claire. Mientras se
acercaba a Tony se volvió hacia Claire.
—Patricia, déjame presentarte por fin a mi prometida, Claire Nichols.
Claire, esta es mi asistente número uno, ayudante, secretaria y mano
derecha, Patricia. —Su introducción reveló su admiración por sus
habilidades.
Mientras las preguntas eran tediosas, Claire no pudo evitar notar las
miradas de Patricia. Era excesivamente atenta con Tony. “Sí, señor
Rawlings”. “Puedo conseguir eso para usted, señor Rawlings”. “Déjeme
encargarme de eso, señor Rawlings”. Por primera vez desde las
consecuencias de John y los múltiples debates de reglas, Claire estaba feliz
de ser la futura señora de Anthony Rawlings. Incluso le divertía que como
adulta la malicia de otra mujer podría cambiar su actitud. Claire se
encontró sosteniendo el brazo de Tony, mirando fotos de pasteles, luces,
mesas y flores, y diciendo todas las cosas correctas. Él sonreía con afecto y
ella irradiaba felicidad. Patricia se sentaba en el banquillo tomando notas.
—¿Qué te dije?
Sonrió.
—No tenemos tiempo suficiente para hablar de todas las cosas que
me has dicho.
—Me estoy sintiendo muy bien, ¿cómo crees que me estoy sintiendo?
—Él murmuró estando de acuerdo mientras hablaba entre besos—. Así
que, explica ¿por qué no puedo estar sola en tu oficina y ella sí puede?
—¿Está todo bien? —Tony dijo que sí y Brent estuvo de acuerdo. Las
damas se estaban divirtiendo demasiado para permitir que los hombres
cambiaran eso.
Ella enfrentó uno de esos puntos críticos: ser asustada por su tono,
proximidad, y permitirle a su repentino e impredecible cambio en su
disposición arruinar un día que verdaderamente disfrutó, o intentar
calmar la situación antes de que se saliera de las manos. Escogió la
segunda. Respondió su pregunta con una voz que se escuchaba tanto
calmada como serena.
Una vez que Tony y Claire aprobaron los diseños y planos creados
por Brad y Mónica, comenzó el trabajo. A primera hora de la mañana del
martes, equipos de trabajadores descendieron a la finca. Había camiones
con plataformas elevadoras poniendo las luces en los árboles, y los
electricistas conectando los cables para asegurarse de la iluminación. Un
equipo de construcción trabajó en el patio trasero construyendo la gran
carpa, con más electricistas para la iluminación y calefacción. Había gente
en la casa colocando adornos. Catherine estaba incómoda con la multitud
de personas. Se aseguró que todo el mundo supiera que estaba a cargo de
la casa y todo el mundo respondía a ella.
Claire hizo todo lo posible para mantenerse fuera del camino. Tony
salió cada mañana para trabajar. Tenía una boda en menos de tres
semanas y el desafío molesto de una industria multimillonaria que
necesitaba su atención. Él incluso tenía que hacer algunas excursiones de
un día a lugares tan lejanos como Dallas, Los Ángeles y Nueva Inglaterra.
Claire también tenía que hacer un par de viajes más a Nueva York
para los ajustes del vestido. Tony no había planeado eso. Fue la oferta de
Courtney de ayudar de algún modo lo que redujo su ansiedad. Demandó a
Claire ser la que llamara a Courtney y preguntara. Courtney parecía
emocionada. Usarían el jet de Tony, siempre y cuando él no estuviera
usándolo. Si tenían que viajar allí estaría los aviones disponibles de
Industrias Rawlings. Eric las acompañaría.
—¿Disculpa?
Su corazón se aceleró.
—Hola, soy Cort. —Claire entendió por qué Tony le permitió hablar,
él confiaba en Courtney. Su voz consoló a Claire. Courtney siguió para
dejar a Claire saber que Sue, Mary Ann, y Bev se unirían a ellas en la
ciudad de Nueva York mañana. Como no tenían tiempo de sobra entre
pruebas, las mujeres planearon llevar a Claire a un almuerzo nupcial de
despedida. Aturdida y sorprendida, Claire estaba emocionada. Ni siquiera
había considerado una despedida, después de todo, Tony podía comprar
cualquier cosa que necesitara, pero era parte de la tradición de la boda.
Ella le dijo a Courtney que sonaba maravilloso y le preguntó si podía
esperar un minuto. Claire golpeó el botón de silencio en el teléfono de Tony
y lo miró a través de la mesa. Él la miró.
—Quiere que Bev, Mary Ann, y Sue se nos unan mañana. —Sus
cejas se levantaron como si necesitara más información—. Quieren
llevarme a almorzar a un almuerzo nupcial. —Ella sonrió.
—¿Y quieres hacer esto? —Él la atormentaba, haciéndola pedir su
permiso. Ella sabía que Courtney estaba esperando.
—Lo hago. —Él no habló—. Creo que sería lindo tener una despedida.
—Todavía sin respuesta—. ¿Podemos tener la despedida? —Él sonrió y
asintió. Ella golpeó con entusiasmo el botón de silencio—. Courtney, creo
que suena maravilloso. ¿Vamos a reunirnos todas en el aeropuerto o
necesitan que las recojan? —Cuando colgó le agradeció a Tony. Esto era
maravilloso e inesperado. Le devolvió el teléfono.
Sorprendido, él contestó:
—Está bien, recuérdame ser horrible con más frecuencia. ¿Que hice?
Una vez que la puerta del avión se abrió y las escaleras descendieron,
Claire salió del auto, sintiendo el aire fresco. Nevó los tres días anteriores,
y todo estaba brillantemente cubierto con una hermosa y clara sábana
blanca. Claire vestía vaqueros, una chaqueta de piel y botas de nieve para
mantenerse caliente. Guardando sus manos enguantadas en piel profundo
en sus bolsillos, observó a la tripulación limpiar la pista y el pavimento
mientras la nieve seguía cayendo.
A Emily y John se les dio una habitación abajo del pasillo de la suite
de Claire. Era una habitación con una de esas puertas que Claire estuvo
sorprendida de ver hacía algunos meses. Eran dormitorios que raramente
eran usados por alguien y se mantenían inmaculadas por si acaso
pudieran ser necesarios. Era una suite de la mitad del tamaño de la de
Claire, con una cama queen size, muebles de dormitorio, un sofá y silla,
una pequeña chimenea de gas, baño adjunto y vestidor con armario. Tenía
grandes ventanas que daban hacia el jardín trasero. Sin embargo, lo que
ahora era visible era la parte superior de una gran tienda.
Tony se rio.
***
Fue MaryAnn quien dijo que harían su propia celebración con Claire,
en la casa de Claire. Catherine tenía martinis esperando en la piscina
cubierta y bañera de hidromasaje. Su conductor los llevaría a todos de
vuelta a la finca.
—Tony, estás muy guapo, pero no puedes estar aquí. —El primer
pensamiento que pasó por la mente de Claire fue Tony llamó. Nunca
llamaba a su puerta.
De alguna manera, sabía que iba a llevar perlas. Tal vez esperaba
que fuera el collar de su abuela; sin embargo, abrió la caja de terciopelo
azul con hermosos aretes de perlas colgando de un prendedor de platino
cubierto de pequeños diamantes brillantes. Con su estilo de pelo y velo, los
pendientes eran perfectos. Las damas en su suite se volvieron locas. La
opinión general fue que los pendientes eran perfectos y también lo era
Tony. En ese momento, Claire creyó lo mismo. Quería creerlo, con todo su
corazón. Y su corazón lo hacía, pero su mente guardaba demasiados
recuerdos, los que habían sido compartimentados: apartados, no olvidados.
—¿Te gustaría ir a Hawái? —Claire le dijo que ella nunca había ido.
A él le encantaba hacerla retorcerse—. Bueno, vamos a tener que averiguar
dónde terminaremos, ¿no es así? —La besó de nuevo.
—Creo que tenía doce años. —Claire lo miró a la cara—. ¿Por qué lo
preguntas?
Claire sonrió.
Era la cabaña de paja más lujosa que Claire había visto. Situada en
un acantilado, encima del agua, tenían vistas impresionantes del océano.
Primero entraron a una elegante sala de estar con un techo de paja de
catedral, paredes de bambú entretejido, y piso de caoba barnizado. Todos
los cuartos de su bure tenían ventiladores de techo y aire acondicionado.
Había una gran puerta plegable que daba hacia una cubierta privada con
vistas al agua o la vegetación tropical. Cada cubierta tenía una sala
amueblada para la relajación. La cubierta frontal incluso tenía una piscina
infinita. Cuando se detuvieron en la sala y contemplaron, parecía que se
extendía hacia la laguna y más allá del océano. El personal llevó su
equipaje a la recámara principal con una cama King Size con dosel. Claire
miró a su alrededor y encontró un baño diseñado lujosamente que daba
paso a una regadera de piedra de lava al aire libre y una tina de baño para
dos. Afortunadamente, había un frondoso jardín tropical que rodeaba la
regadera y tina.
Claire sonrió.
—Me parece que tenemos tiempo de sobra para eso. Ahora mismo
¡tengo hambre!
El clima tropical era conocido por sus frutas y los chefs las tenían a
todas horas. Tenían papayas, piñas, plátanos, aguacates, peras, mangos y
limas. Las preparaban en ensaladas, guarniciones, entradas y
constantemente, en pescado. Juntos, aprendieron lo increíblemente
sensual que la fruta podía ser.
Tony probaba los labios de Claire con el dulce jugo aromático de una
piña o papaya recién cortada. Poniéndola gentilmente en su lengua, ella
cerraba sus labios para chupar el jugo de sus dedos. A menudo, cuando la
aromática fruta pasaba por sus labios, el jugo resbalaba por su barbilla,
donde Tony intentaba remover el dulce néctar con su lengua. A veces,
accidentalmente, él dejaba caer la fruta pegajosa y ésta caía en los pechos
de Claire o en su estómago. Entonces él la comía directamente de su piel.
El resultado era seductor y excitante. La ducha al aire libre era un
excelente ambiente húmedo para limpiarse los líquidos dulces, pegajosos y
viscosos. No obstante, siempre iniciaba una nueva aventura.
Por diez días de completa unión, sin una amenaza posible del
mundo exterior, posibilidad de fracaso público, oportunidad de romper las
reglas, y el riesgo de consecuencias negativas, Claire disfrutó el matiz
chocolate de los ojos de Tony. Pudo entregarse ella misma y mantenerlo
satisfecho. Encontró un lugar de satisfacción con su situación y felicidad
en sus decisiones.
A veces, mientras descansaba, pensaba en la salida que Tony le
había ofrecido en Central Park. Se preguntó si hubiese sido más feliz.
¿Dónde estaría? Y la pregunta más grande sin respuesta, ¿de verdad la
hubiese dejado ir? Entonces abría los ojos y veía un paraíso tropical
frondoso, a su esposo increíblemente guapo y generoso y reconocía que
sus decisiones la habían llevado a esta consecuencia. Podía vivir con eso.
Samuel creía que eran una farsa, las cenas diarias con todos
presentes, sus padres, esposa e hijo. Sí, todos vivían en la misma casa,
pero las cenas formales parecían excesivas. Le recordaba al programa de
televisión Dallas con Nathaniel reinando como el patriarca omnipotente.
Ella sonrió.
—Pase.
—¿Necesito?
—Lo siento, padre, tal vez necesitar no es la mejor palabra. Deberías.
—Creo que eso suena razonable, no creo que nos vayamos a quedar
sin espacio en cualquier momento. —Mientras Claire observaba, el tono de
luna de miel de los ojos de Tony estaba siendo superado por la oscuridad—.
Sin embargo, en cuanto a la tecnología que mencionaste, creo que sería
prudente mantener las últimas restricciones que implican mi oficina y
dormitorio. No creo que necesites acceso sin supervisión a las
computadoras, Internet o teléfonos.
—Estoy hablando.
—No sé. —Sus pies estaban fríos y las botas a la moda no estaban
ayudando. Ella trató de ponerlos bajo el golpe de calor del Mercedes—. Si
digo que sí, ¿estoy abriendo un tema cerrado?
El interior del auto estaba caliente, pero Claire empujó sus manos
enguantadas más profundamente en los bolsillos de su chaqueta de piel y
consideró las implicaciones. ¿Realmente seguía importándole la tecnología?
¿Valía la pena presionar esta discusión? Ella supo de inmediato que la
respuesta era no.
—Creo que mi decisión es no volver a abrir la conversación. Sin
embargo, quiero que sepas que no es la tecnología lo que anhelo. Es la
capacidad para acceder a ella.
Tony sonrió.
—No he visto las fotos publicadas. ¿Tienes copias? —Bev dijo que no
las tenía, pero le encantaría buscarlas en Internet. Echando un vistazo a
su marido, él no habló, pero sus ojos sí. Claire sabía que no debería, pero
accedió—. Gracias, me encantaría verlas.
Claire se rio.
—Simplemente no puedo creer que mi boda sea noticia. —Todo el
mundo se rio. ¿Qué esperaba? Se había casado con Tony, Anthony
Rawlings. Claire lo miró. Él sólo tenía ojos para ella. Esos ojos se estaban
oscureciendo. Atrevidamente se levantó y se acercó a su marido.
Levantándose a sí misma por los dedos de los pies alcanzó su mejilla y le
dio un beso. Él obligado, se inclinó para permitir que su mejilla se
encontrara con sus labios. Abordando al grupo, Claire respondió con
indiferencia—: Supongo que olvidé quién es. Pero tengo una vida para
recordar. —Ella lo besó de nuevo.
Cada vez que ella exhalaba, podía notar los sutiles cristales blancos
que se formaban en el aire. Enderezó su postura y sus hombros, estaba
lista. Las ventanas estaban libres y podía escuchar las voces de Tony y
Brent, su puerta se abriría en cualquier momento. Con cada minuto que
pasaba, pasó de estar ansiosa a sentirse indignada. Todo lo que quería era
ver las fotos de su boda. ¿Por qué era eso un problema tan grande?
Después de todo, era su boda. El hecho de que las fotos fueran posibles de
encontrar en Internet no debería importar.
Una vez estuvieron en la carretera, los únicos sonidos que
escuchaban eran los de los neumáticos y la vibración de la calefacción.
Claire esperó. Después de un silencio significativo Tony habló.
Claire exhaló. Este era un Tony más indirecto del que ella estaba
acostumbrada. Tal vez esta era la ventaja de ser su esposa. Ella había
estado esperando este beneficio.
—Oh, sí. Ella está justo aquí. Lista para hablar contigo. Por favor,
dile a Anthony que dije hola. —Hizo contacto visual con él, hola.
Emily la interrumpió.
Él se veía impaciente.
—¿Terminaste?
—Eso no tiene sentido, ¿por qué debería saber… —Miró hacia Tony y
el latir de su corazón se incrementó—. ¿Por qué? ¿Por qué le ofrecerías
trabajo a John? Te conozco lo suficientemente bien para saber que él no te
cae bien.
Claire no sabía si había sido Tony o Tom, pero alguien había hecho
su tarea.
—Cielos, señora Rawlings, creo que usted ha sido conocida por ser
bastante persuasiva. —La conversación iluminadora había terminado.
Claire tenía muchas cosas para considerar. No se sentía bien con la
probabilidad de que John fuera empleado de las Industrias Rawlings.
Como fuera, ella había sido honesta tanto con Emily como con Tony. Eso
era todo lo que podía hacer. La honestidad era siempre la mejor política,
¿no?
34
Parte de la felicidad de la vida consiste en no luchar las batallas,
sino en evitarlas. Una magistral retirada en sí es una victoria.
~Norman Vincent Peale
Claire había sido una recién casada por más de un mes. Y había
pasado la mayor parte de ese tiempo vagando por la casa. La nieve y frío
continuos incluso la habían restringido de salir afuera al bosque. Se
preguntaba por Sue o Courtney. Tal vez ellas no querían verla. No había
visto o hablado con nadie desde Emily. Eso había sido el primero de enero.
Las paredes de su bella casa se estaban cerrando sobre ella.
Tony le explicó:
—Continúa.
—No dejaré tu cama. Estuve de acuerdo en el pasado, estoy de
acuerdo ahora y siempre en someterme a tu autoridad. Lamento si te he
dado razones para que rompieras tu promesa. —Inhalando, intentó
desesperadamente calmar su temperamento—. Si recuerdas, todo este
incidente empezó porque te pedí si podía ir contigo cuando te fueras. No
quiero dejarte. Quiero estar contigo.
Claire sabía que esta era una de esas ofertas que no puedes rechazar
de las que su abuela hablaba.
***
—¿Quieres ir a la escuela?
Desanimadamente, preguntó:
—Si eso hace que esa chispa regrese a tus ojos esmeraldas, lo digo
en serio. —Él besó su frente—. Tenemos botas, abrigos, y guantes, todo lo
necesario para esquiar. Era una de nuestras opciones para la luna de miel.
Así que vamos a secarte, alimentarnos, arroparnos, y encontrar este lago
del cuál he escuchado tanto.
Habían pasado varios años desde que Claire hizo esquí a campo
traviesa. Sin embargo, los movimientos regresaron rápidamente mientras
los largos y delgados esquíes y bastones les permitían deslizarse sobre los
más de cincuenta centímetros de nieve. Al principio, se preocupaba por la
navegación. Pero con la mayor parte de los obstáculos a nivel de tierra
cubiertos no fue difícil, y esquiar era mucho más rápido que caminar.
Alcanzaron el claro en menos de treinta minutos. Claire le dijo a Tony todo
sobre las flores, mariposas, y animales que estaban ahí en el calor del
verano. Usaban gafas polarizadas para protegerse de la brillantez de la
nieve, pero podía sentir su serenidad mientras escuchaba sus historias.
Tony la guio hacia el sofá enfrente del fuego. Usando una suave bata,
se sentó frente a él e inclinó su cabeza en su pecho cubierto por una
camiseta. Ambos enfrentaban el fuego. Ella podía escuchar el latido de su
corazón y el sonido de su respiración. El fuego irradiaba calidez y su piel el
aroma del ejercicio, se sentía a salvo y segura. Pero al mismo tiempo tenía
la sensación de vivir en una casa de cristal. La seguridad podía estrellarse
en piezas rotas en cualquier segundo. Él le preguntó qué estaba pensando,
ella le respondió. Él no contestó por un largo tiempo, ella estaba aprensiva
de girarse y verlo a los ojos. Finalmente, él habló de nuevo.
—No, no por eso, y no por los regalos o los viajes o el dinero, todavía
estoy aquí porque hice un compromiso contigo. Lo hice en Central Park y
de nuevo en nuestro hogar, porque te amo y quiero estar contigo.
La abrazó.
—Muy bien, Claire, te respeto. Te respeto por casarse con Tony y por
tu incapacidad para hablar. —Claire trató desesperadamente de mantener
su máscara—. He intentado mi mejor esfuerzo para que te sientas cómoda.
Quiero que te sientas relajada conmigo.
—Me alegro que te sientas mejor al respecto. Sólo sé que a veces las
mujeres notan cosas que los hombres no, incluso los hombres muy
observadores. Espero que te ayude saber que soy muy perceptiva y estoy
aquí para ti siempre que me necesites.
—No creo que los tengamos. Tony parece ser muy discreto sobre los
cumpleaños.
Courtney declaró que estaba resuelto, que iban a hacer algo juntos.
Le dijo a Claire acerca de un bar en Rock Island con música en vivo, buena
comida y un ambiente divertido. Courtney pensó que sería bueno para
todos ellos. Claire prometió discutirlo con Tony y hacerle saber.
Consideraron el mejor día, el cumpleaños de Tony era el sábado. De todas
formas el viernes o sábado funcionaría para los Simmons. Cuando Claire
se bajó del auto invitó a Courtney dentro, ella se negó. Claire se inclinó y
la abrazó.
Claire sonrió.
—Amo ver tus ojos esmeraldas brillar mientras miras estas fotos. —
Ella le dijo lo mucho que disfrutó de su recepción, en especial el baile—.
Bueno, no va a ser el mismo, pero podemos tratar de revivir ese baile el
sábado por mi cumpleaños. —Claire sonrió, iban a celebrar.
—Sí.
Una semana más tarde, Tony invitó a Claire a ir a Chicago por dos
noches. A pesar de que tenía que cancelar una reunión del comité, quería
ir. Incluso fue idea suya ir al spa y aclararse las raíces oscuras. Brent y
David Field, a quienes Claire había conocido hace lo que parecía toda una
vida atrás en su primer viaje a Nueva York, estaban con ellos mientras
volaban a Chicago. Claire estaba sentada en el sofá, mientras que los tres
hombres discutieron sus reuniones inminentes. Para pasar el tiempo, ella
miró a través de su bolso y se alegró de tener su nueva tarjeta de
identificación y de crédito. Claire no se preocupaba por su dinero, pero ir
de compras era una de las pocas cosas para pasar el tiempo que Tony le
concedía sin dudarlo.
Claire creía que todo era hilarante. ¿Acaso todas las personas
pasaban por esto antes de una entrevista? Hubo un tiempo en su vida
cuando leía entrevistas de celebridades y asumía que era como parecía.
Ser la señora Rawlings continuaba enseñándole mucho.
—Creo que fue muy bien. Se los dejaré saber tan pronto como tenga
una copia aprobada. —Una vez que se fue, Claire disfrutó de la casa en
silencio otra vez, su cabeza golpeando detrás de sus ojos. Los dolores de
cabeza no eran tan frecuentes como lo fueron después de su accidente. Sin
embargo, cuando llegaban podían ser debilitantes. Dormir en una
habitación muy oscura era el mejor remedio.
—En verdad pienso que salió bien. Fue más agotador de lo que había
esperado. No puedo esperar a ver el artículo final.
—Me gustaría que te quedaras aquí mientras ves esto. —Se llevó la
carpeta hasta el sillón y se sentó. Era un misterio lo que contenía la
carpeta. De pronto tuvo visiones de Tony con la entrevista de Meredith
Banks. A veces los recuerdos compartimentados se filtraban.
—¿Qué es esto?
Courtney.
25 de febrero de 2011
Hola, soy yo otra vez. Comprendo que Claire está ocupada con
sus nuevas responsabilidades, pero me gustaría hablar con ella.
Generalmente estoy en casa casi todas las noches. Ya han pasado
casi dos meses. He enviado muchos correos e intentado llamar una
infinidad de veces. Gracias, Emily.
11 de febrero de 2011
Patricia M.
9 de febrero de 2011
1 de febrero de 2011
23 de enero de 2011
Patricia M.
22 de enero de 2011
Gracias, Em.
17 de enero de 2011
Patricia M.
15 de enero de 2011
Patricia M.
3 de enero de 2011
Gracias,
Emily.
—Gracias por darme estas invitaciones, ¿qué tengo que hacer con
esta información?
—Son casi las tres, así que serán como las cuatro en Troy. ¿Estará
en casa? —No era una respuesta pero tampoco una negativa.
Claire pensó sobre eso. La escuela acababa a las tres quince, o así
era antes.
—Gracias, lo entiendo.
—Sí, lo prometo.
—Hola, Emily, soy Claire. —La voz de Emily rebosó emoción. Claire
sonó feliz y arrepentida. Hablaron por unos diez minutos. En unas
cuantas ocasiones, Tony le indicó que necesitaba cambiar de tema. Claire
intentó no tocar el tema del trabajo pero Emily estaba determinada a
hablar de él, explicando que en ese momento, John estaba muy cerca de
ser nombrado socio. No se sentía bien al abandonar la empresa que se
había arriesgado con él cuando apenas se había graduado. Había
trabajado duro para llegar a su posición y no se sentía cómodo trabajando
con la familia. Pero que era halagador que Anthony hubiese considerado
contratarlo. También hablaron de la clase de Emily y ella preguntó sobre la
entrevista que Claire había mencionado. Antes de colgar, Claire prometió
que haría lo que pudiera para responder los correos de Emily.
Una vez arriba, Claire decidió tomar una siesta en lugar de ver los
correos. Había sido un día largo. El contraste entre la entrevista y su
realidad, resonaba en sus oídos y las recientes nauseas. Tomó paracetamol,
se arrastró por las sábanas frías y permitió que las lágrimas de la llamada
fluyeran. Dormir era un escape bienvenido.
Anthony, por otro lado, comparó su viaje con Romeo, quien dijo:
“¿Mi corazón amó hasta ahora? Renuncio a eso. Ya que nunca he visto la
verdadera belleza hasta esta noche”. Quizás había esperado mucho tiempo
y supe cuando la conocí que mi espera había terminado.
VF: Señora Rawlings, ¿puede compartir algunos de sus
descubrimientos con las lectoras? ¿Qué ha encontrado bajo ese increíble
envoltorio?
Lo peor que puedes hacer por el amor es negarlo, por lo que cuando
encuentres a ese alguien especial, no dejes que nadie ni nada se interponga
en tu camino.
Más allá del porche, esta reportera pudo ver la extensión de su patio
trasero. Al parecer, durante la boda este contenía una gran carpa que
creaba la sala para su recepción. En este día, estuvo nevado y prístino. El
patio está encerrado por los árboles. Hoy, los árboles están desnudos y
uno puede ver en las profundidades del bosque, pero Anthony explicó que
en cuestión de meses las hojas verdes obstruirán la vista al bosque y el
césped parecerá un oasis. También señaló el porche, zona de la piscina y
patio. Está orgulloso de la casa que ayudó a diseñar a partir de los
recuerdos y las ideas de otras casas. Cree que el resultado es exquisito, y
esta reportera está totalmente de acuerdo.
“Eso puede ser cierto, pero mi marido planeó diez días de paraíso.
Fue increíble. Nunca he experimentado nada igual. Era un oasis tropical.
Sé que tenemos fotografías para su publicación, pero honestamente las
fotos no pueden hacerle justicia. El clima, la atmósfera, la cocina, la playa,
y acercarme a Anthony, sonriendo en sus grandes ojos marrones, su
compañía, todo fue un sueño. No estoy segura que el cielo se pueda
comparar.
“He aprendido que la gente olvidará lo que has dicho, olvidará lo que
hiciste, pero nunca olvidará cómo los hiciste sentir”.
VF: A Vanity Fair le gustaría darles las gracias por tomarse el tiempo
para permitirnos entrar en su casa. Ahora, ¿es cierto que tiene otras casas,
además de esta?
Te amo no solo por lo que eres, sino por lo que soy cuando estoy
contigo. Te amo no sólo por lo que has hecho de ti mismo, sino por lo que
haces de mí. Te amo por la parte de mí que sacas a la luz.
~Roy Croft
—Te amo también hoy. Dime qué puedo hacer para ayudar. Claire,
lo que quieras, es tuyo.
No podía quitar sus recuerdos. Eso era lo que quería más que nada.
—Mi amor, estás tan fría. Acércate. —Se derritió contra su cálido
pecho. En este instante, la hizo sentirse segura y amada. Cerró sus ojos y
se quedó dormida.
3 Memorial Day: El Día de los caídos en guerra o Memorial Day es una fecha
conmemorativa de carácter federal que tiene lugar en los Estados Unidos de América el
último lunes de mayo de cada año, con el objeto de recordar a los soldados
estadounidenses que murieron en combate.
enormes rocas a lo largo de la orilla del océano asombraron a Claire. No
era como el Golfo de México o incluso las tranquilas aguas de Fiji. En su
lugar, le recordaba a las escenas de playa en las películas. Durante estas
excursiones, la hacía sentirse como una estrella. En su último día en San
Francisco, fueron a hacer turismo, ningún viaje a Alcatraz fue planeado o
incluso discutido.
—Gracias.
—¿Por qué?
—Por mostrarme lo que me he estado perdiendo. He estado tan
orientado a objetivos, tan determinado, me he perdido mucho. —Ella se
acercó más y le ofreció su sándwich—. En realidad no tengo hambre
todavía, ¿y tú? —Sus manos estaban explorando su clavícula, provocando
que la piel de gallina subiera por sus brazos.
—Estuviste magnífica.
Asunto: Hola.
Te amo,
Em
—Bueno, eso está bien. Sólo pensé que tal vez querrías verla a ella y
a John mientras estamos en Nueva York antes de nuestro viaje. A mí me
suena a que se viene una cena de celebración para tu cuñado.
Dijo que podía, pero primero tenía algo que quería hacer. Ella
llevaba un vestido de color rosa claro. Sus manos comenzaron a vagar bajo
el dobladillo, por sus muslos y a su destino deseado. La cena y la llamada
telefónica tendrían que esperar.
***
Tony rio.
—Está bien.
—Está bien.
—Adelante.
—Así que, ¿estás diciendo que las acciones de las personas que no
tienen el control no tienen ninguna consecuencia?
Él suspiró.
Ella oró para que su sonrisa irradiara en sus ojos, pero pudo sentir
la humedad también.
Claire preguntó si les gustaron las fotos de la boda que envió. Ambos
dijeron que les gustaron mucho. Emily dijo que había conseguido algunos
vestidos nuevos para llevar con sus zapatos de la boda. Nunca había
tenido zapatos como esos antes y tenía previsto obtener el valor de dinero
de Anthony de ellos. Tony sonrió a Claire y comentó lo agradable que sería
si trataba de llevar algunos de sus zapatos por segunda vez. Todos se
rieron. El ambiente era jovial. La cena tenía un sabor delicioso, y ponerse
al día fue muy divertido.
París sostiene ser la capital del romance, pero Claire sugeriría que el
Côte d’Azur o la Riviera Francesa buscaban llevarse el título. Localizado en
la esquina sureste de Francia en la costa mediterránea, la dejó atónita
pensar que de hecho estaba allí en el patio de recreo de los ricos. No se dio
cuenta que Tony planeó esta parte de su viaje sin obligaciones de negocios,
sin reuniones, compromisos, u otros receptores de su atención. Estuvo
completamente dedicado a ella.
Había playas cerca que ofrecían los baños de sol que Tony
mencionaba. Sin embargo, Claire sugirió que pasaran su tiempo viendo
otros atractivos. Pasaron horas caminando por las interminables calles
medievales y diminutos pasajes. Por suerte, la mayoría eran inaccesibles
por auto.
—Dime qué viste hoy y qué causó tu retraso. —No gritó o la golpeó.
El alivio llevó a la pérdida de control de Claire. Tony la alcanzó y ella
comenzó a temblar. Pasó involuntariamente—. Claire, está bien. —Su tono
la confortó mientras la jalaba más cerca.
—Con todos mis viajes, raramente hago turismo. Hoy cuando dijiste
que querías pasar todo el día en el Vaticano pensé que estabas loca.
Esperaba terminar en una o dos horas. —Claire lo miró mientras
hablaba—. Pero fue increíble. Solo quería que supieras que entiendo cómo
pudiste perder la noción del tiempo en Florencia. Lo entiendo. —Ella no
habló, apretó su mano. Algo de su pasado le vino a la mente y sonrió. Él
una vez dijo que era entrenable, tal vez él también. Solo toma más tiempo
con él.
Tony sonrió.
41
No es cuestión de suficiente, amigo. Es un juego de suma cero 4 ,
alguien gana, alguien pierde. El dinero en sí no se pierde o se hace,
es simplemente, transferido de una percepción a otra. Como la
magia.
~Gordon Gekko
—Dijiste que nadie sabría nunca. ¿Qué demonios pasó? ¿De dónde
vienen estas acusaciones?
El primero era una nota sobre su reunión. A Emily y John les gustó
verlos y les agradecieron por la cena. Al parecer, John habló con el mesero
sobre el pago de la factura antes de su llegada, pero de alguna manera
nunca llegó a la mesa. Esto hizo sonreír a Claire, ella no se había dado
cuenta. Emily les deseó un buen momento en su viaje. Ansiosamente
esperaba escuchar todo sobre ello. El segundo llegó una semana después.
Empezaba con, “Sé que todavía estás en Europa, pero quería decirte…”. La
firma establecía una fecha arbitraria del 1 de noviembre. En aquel
entonces, iba a estar en una revisión de la producción de asociados, horas
facturadas y honorarios recuperados. Ella era optimista sobre los números
finales de John. Él pasaba cada hora despierto trabajando. Pero
prudentemente dijo que si él no clasificaba, no era el final. Seguiría siendo
un asociado y considerado para una sociedad durante el siguiente proceso
de revisión. Le pidió a Claire que le llame cuando llegara a casa. El tercer
correo electrónico estaba fechado de ayer. Empezaba, “¿Ya estás en casa?”.
Le hizo varias preguntas sobre su viaje y hablaba sobre su inminente
último año. Al parecer, la situación económica del país estaba afectando
las finanzas de su escuela así como las otras en todas partes. A pesar de
que ella trabajaba para un sistema escolar privado, había graves recortes
presupuestarios que afectarían directamente a su salón de clase. Hizo
preguntarse a Claire si podía utilizar algo de su capital para hacer una
donación. Decidió poner esas en el montón de Tony. Quería llamar y tal
vez proseguir con la donación.
Había otras personas esperando para hablar con Tony. Claire excusó
a Simon y a sí misma, permitiéndole a Tony hablar con los otros. Ella y
Simon se alejaron. Mientras caminaban, Simon distraídamente puso su
mano en la parte baja de su espalda; ella inmediatamente se alejó de su
toque. Se sentaron en una mesa vacía.
—No, Claire, sólo quiero hablar contigo. Debe ser difícil no saber en
quién puedes confiar.
—¿Sigues ahí?
—No. —Ella suspiró con alivio—. Estuve con ellos durante más de
cinco años, pero seguí adelante antes de que conocieras a tu marido. Leí el
artículo publicado en la revista Vanity Fair. —Ella sonrió—. Tengo mi
propia empresa ahora.
—Antes de irte, quería hacerte saber que incluso ahora con mi éxito
me arrepiento de no volver por ti. —Claire no hablaba, no podía—.
Pensaba en ello constantemente. Pero el trabajo requería una gran
cantidad de viajes. Estaba en China cuando tus padres murieron. Si
hubiera estado en EEUU hubiera estado allí para ti. Sólo tenía que decirlo.
No te dejé por algo que hiciste o dijiste. Claire, has permanecido perfecta
en mis recuerdos. Ojalá las cosas hubieran sido diferentes. —Ella sintió
una oleada de tristeza por lo que pudo haber sido. Pero Simon continuó—:
aunque he seguido tu carrera. Sabía que estabas en Albany y luego en
Atlanta. Recordaba que querías una carrera y pensé que tal vez después de
que lograras el éxito podríamos intentarlo de nuevo. —Claire miró a la
mesa. Esto la hacía sentirse incómoda. Necesitaba volver con Tony—. Pero
quiero que sepas que estoy feliz por ti. Y estoy feliz que estés felizmente
casada.
—Señora Rawlings.
No aflojó su agarre.
—Te estoy haciendo una pregunta, una que pareces ser incapaz de
responder.
—¿Tengo que repetir cada pregunta o crees que podrás ser capaz de
responder al menos una la primera vez?
Pestañeando, sus ojos verdes hablaban de alarma y la rigidez de su
cuello hablaba de resolución.
Su agarre se apretó.
—Por favor, piensa lo que estás haciendo. —Fue como si sus ojos
negros no pudieran registrar su voz. Ella suplicó—. Tony, recuerda tu
promesa. Soy tu esposa. Piensa lo que me estás pidiendo que haga.
—Felicitaciones.
—Gracias.
***
Claire trató de seguir sus palabras ¿sus manos? ¿Qué quiso decir?
***
***
Una vez que las damas estaban todas juntas, Claire llamó a su
sonrisa más brillante y preguntó:
—Es sólo cosa de recién casados. Los dos somos nuevos en este
asunto del matrimonio. Estamos trabajando en ello. —Sintiendo la
incredulidad de Courtney, Claire continuó—: En serio, todo está bien.
Tony mencionó que los talentos comerciales de Claire habían
mejorado, tenía razón. Encontró dos vestidos que sus amigas adoraban,
uno de Armani y el otro Gucci de Saks. Por supuesto, cada uno necesitaba
zapatos y un bolso. Razonó, que le permitiría a Tony tomar la decisión
final. Claire puso los vestidos sobre la cama, con los zapatos y bolsos de
mano, y con entusiasmo le preguntó a Tony cuál quería que se pusiera. A
él le gustaba que hiciera compras con sus amigas. La razón nunca fue
cuestionada. Sin embargo, la decisión sería difícil sin un desfile de moda.
Claire estaba obligada. Tony eligió el clásico vestido cruzado de Gucci azul
oscuro de manga larga. En particular, le gusta la facilidad con que se
desenvolvía.
Yosemite era tan hermosa como había oído. Las famosas montañas
de piedra, cascadas, lagos y secoyas gigantes le encantaron. Su amor por
la naturaleza vencía su reciente sentimiento inestable hacia su marido.
Con los impresionantes alrededores y su temperamento amoroso, ella
podía olvidar su otra personalidad. O por lo menos, podía
compartimentarlo lejos y centrarse en este Tony.
—Me gustaría hablar con mi hermana. —Ella lo miró a los ojos, ¿de
qué color eran?
Él suspiró.
Claire enderezó las tres pilas de papeles. Volvió a tener una voz en
sus correos electrónicos. Además de los montones de “Patricia, responde” y
“Preguntar a Tony”, a veces hacía una pila de “Correspondencia”, su
respuesta escrita a la correspondencia de alguien, o como hoy, un no
solicitado correo electrónico saliente. A veces eran enviados como los
escribía; otras veces hacían cambios. Todo era parte del proceso de
deliberación y negociación. El correo electrónico no solicitado de hoy era
para Emily. Había sido escrito y reescrito unas seis veces. Dando vueltas
por la habitación, se preguntó si lo redactó bien y, lo más importante, si
Tony le permitiría enviarlo. La fecha límite de John era el 1 de noviembre;
hoy era el cuatro, y todavía no había oído nada. Claire tenía esperanzas de
que la nota pudiera ser enviada; después de todo, Tony fue quien sugirió
que llamara primero. Ella, por supuesto, no dejó pasar la oportunidad;
pero nadie respondió. Las dos últimas noches que siguió intentando,
siguió sin respuesta. Estaba preocupada.
Claire miró sus ojos, sinceridad. Con manos temblorosas tomó los
papeles. No tenía idea de lo que estaba a punto de leer, pero no necesitaba
un psíquico para saber que era malo.
—¿Cómo murió?
—El artículo dijo que su avión se estrelló en una zona remota de las
montañas. —Los sollozos resonaron—. Las autoridades encontraron el
lugar del accidente, no hay sobrevivientes. Llegó a través de mi servicio de
noticias y vine rápido a casa.
Los oficiales encontraron el lugar del accidente del avión personal del
señor Johnson en las elevaciones más altas de la cordillera de Montaña
Sierra Nevada. El plan de vuelo del señor Johnson indicaba que estaba de
camino a casa en Palo Alto después de una reunión con inversores en el
área de Los Ángeles. El señor Simon Johnson, auto-millonario, es mejor
conocido por sus creaciones de juegos. Su inicio creativo ocurrió con
Shedistics, un subsidio de Industrias Rawlings en el norte de California. El
señor Johnson comenzó su propia empresa de juegos, Sijo, en 2005. El
señor Johnson, originario de Indiana, se casaría con la señorita Amber
McCoy de Palo Alto, California, el 21 de abril2012. La información relativa a
los servicios aún no se ha dado a conocer por la familia.
Hizo un gesto para que volviera al sofá. Ella lo hizo. Puso su brazo
alrededor de ella.
—¿Sabías que trabajaba para una de mis empresas?
—No me dijiste.
Por segunda vez en dos días se arrodilló ante su esposa. Su tono fue
increíblemente dulce y de apoyo.
Pudo ser una media hora. Pudieron ser tres horas. El tiempo había
perdido temporalmente su significado. Finalmente, Claire llamó a la puerta
de su oficina. Juntos hicieron la llamada. La persona que respondió vaciló
antes de poner a la señora Johnson en la línea.
—¿Qué? No entiendo.
—Claire, tuviste que pasar por la muerte de tus padres sola. Emily lo
tuvo a John pero tú no tuviste a nadie. Dijiste que no has estado en un
funeral desde entonces. No pude consolarte en ese entonces, por favor,
déjame hacerlo ahora. —Ella lo dejó. No porque él quisiera, sino porque
ella necesitaba que lo hiciera. Quiso sentir el amor y el apoyo que él
describió. Se derritió en su abrazo. Cuando la hora llegó, caminaron hacia
la funeraria tomados de la mano.
—Claire, Simon me dijo que habló contigo hace unos meses. Te pedí
que vinieras temprano porque quería dejarte saber lo importante que fue
para él. —Tomó la mano de Claire. Claire asintió mientras la señora
Johnson continuaba—. No tenías manera de saber cuánto y cuánto tiempo
te extrañó. Hubo un tiempo que creyó que si te dejaba sola hasta que
terminaras tu carrera estarías lista para volver a verlo. Pero verte, hablarte,
aprender que no eras lo que dijeron… bueno, simplemente descubrir que
sigues siendo la Claire que recordaba, y más importante, que eres feliz.
Finalmente fue capaz de seguir adelante. —Claire escuchaba, tanto con
preocupación por la madre de Simon y por Tony—. Esta es Amber. Se
comprometieron hace poco. —Claire y Tony la saludaron—. Simon amaba
mucho a Amber, pero tenía que dejarte ir. Quiero que sepas, siempre serás
especial para nuestra familia porque nuestro hijo te amó. —El pecho de
Claire dio un vuelco mientras lloraba silenciosamente. Tony la consolaba—.
No tuviste manera de saber sus sentimientos, él no los compartía. Jamás
pienses que tenemos malos sentimientos hacia ti. ¿Cómo alguien podría
estar en tu contra cuando ni siquiera sabían lo que estaba pasando? —
Apretó las manos de Claire—. Sólo pensé que deberías saber la
importancia de tu breve charla. Él se marchó sabiendo que estabas
felizmente casada, supo que podía seguir adelante. Gracias a ti.
***
Vio su rostro dormido en su pierna. Ese día hace tantos años, ella
había estado sola. Hoy, él hizo lo que quiso hacer por ese entonces. Fue él,
no Emily ni John. Ella lo necesitaba. Esta no era una ocasión para
sonrisas, pero sabiendo que ella estaba dormida, sonrió.
—Si hay cualquier cosa que pueda hacer por ti —apretó la mano de
Claire—, lo haré.
—Creo que tardes como estas son la mejor medicina. —La risa de
acuerdo de Courtney ayudaría. Así que se rieron. Caminaron entre tiendas,
leyeron tarjetas y placas graciosas y se divirtieron.
Cuando Claire regresó esa noche, se sentía más ligera. Trató con
todo su ser de llevar ese sentimiento a su casa y su suite. El hecho de que
Tony intentara ayudar no le pasó desapercibido a Claire. Él
inmediatamente le enseñó un e-mail de Emily, añadiendo:
—¿Hola?
Hablando en altavoz:
—No lo creo. Te pedí que hablaras temprano para así poder hablar
sin John aquí.
—Salí con Courtney hoy. Llamé tan pronto como recibí tu e-mail. —
Todo eso era cierto.
—No lo sé, tal vez él pueda ayudar. —Tony miró a Claire y elevó sus
cejas en cuestionamiento.
—Gracias, en serio, a los dos. John no quería que les dijera. Es por
eso que no he contestado tus llamadas, pero realmente quería que
supieras.
Tony interrumpió.
—¿Si puedo ayudar de alguna manera? Tal vez nos podamos juntar
para Acción de Gracias este año de nuevo. —Claire miró a su esposo con
asombro mientras hablaba—. Podríamos vernos en Nueva York o tal vez
más cerca de Troy si fuera más fácil para ustedes.
Claire había estado molesta con Tony por casi dos meses. Lo
despreciaba por su reacción en Chicago. Su comportamiento esa noche la
repugnaba. Detestaba la manera en que la trató en California. En algún
nivel, incluso aborrecía el hecho de que Simon lo idolatrara. Aun así, él
había tratado en incontables ocasiones de hacer las paces. Solo
superficialmente había aceptado sus súplicas. Esos reconocimientos
superficiales eran mayormente una forma de auto-preservación, un acto
para apaciguarlo. Pero en ese momento, mientras él desconectaba la línea,
abrumadoramente apreciaba y quería a su esposo. La comprensión casi la
inmovilizó. Cada onza de su cuerpo había estado en contra de él, similar a
los extremos de imanes. Su auto-terapia de repente se dio cuenta que toda
su energía había sido consumida continuamente luchando la repulsión y
forzándose a estar cerca de él. No había duda de por qué estaba tan
drenada. Pero mientras él colgaba el teléfono, su imán cambió; de repente,
en lugar de repulsión sentía atracción. El alivio la inundó, su mascará se
evaporó y su expresión se volvió sincera.
La diferencia con este viaje fue que Claire sabía el final del viaje.
Entendía que cuando aterrizaran en Honolulu tenían que abordar en un
vuelo entre islas para llevarlos a la isla de Lanai. Era una escapada
romántica, no tan apartada como su isla privada en Fiji pero una isla
paradisiaca no obstante. Tony le había preguntado lo que quería y había
dicho que sol y calor. Él cumplió. Ella no le había dicho que quería ir sola,
pero Lanai era tan apartado como podías conseguir y estaba feliz de tener
a su marido con ella.
—No es joyería, así que pensé que podía utilizar una caja negra, pero
si no lo quieres… —Empezó a quitarle la caja.
—Estaba pensando que tengo todo, todo lo que pedí. Gracias. —Ella
besó sus labios—. Te amo. —Y se quedó dormida.
Regresaron a Iowa el 28 de diciembre. La nieve cubría totalmente la
propiedad y las decoraciones brillaban. Tony tenía una reunión en Chicago
el veintinueve. Agotada del viaje, Claire decidió quedarse en casa. Le dijo a
Tony que intentaría apreciar el invierno del Medio Oeste hasta su regreso.
46
A veces son las pequeñas decisiones las que pueden cambiar tu vida
para siempre.
~Keri Russell.
Ella apretó los labios y pensó: Tiene razón. Lo hice y eso lo logrará.
¡Quiero más! Decidida a capitalizar el espíritu de Navidad, empujó:
Contempló su respuesta.
—Sonríe y cede. Te hará la vida mucho más fácil. —No habían fijado
una fecha aún. Courtney le dijo a Claire que ella podría tener más
responsabilidades caritativas este año. Planeaba ayudar a Julia lo más
posible con la boda. Claire leyó la expresión de Julia y le susurró al oído—:
Me comprometo a hablar con ella más tarde.
Julia sonrió.
—Gracias.
—Por otro gran año para todos y para Industrias Rawlings. —Todo el
mundo chocó sus copas.
Claire y Tony le dijeron a los Simmons lo fantástico que sería Fiji.
Claire añadió:
—Te lo explicaré más tarde. —Eso los hizo reír un poco más. El año
comenzó estupendo.
—Tony, lo siento.
Este mes de enero tuvo menos nieve que el anterior, lo que ayudó a
la disposición de Claire. Menos nieve significaba menos nubes, más sol. El
aire de Iowa todavía estaba bajo cero, pero la vista desde su habitación no
era la de una tundra blanca congelada. El invierno, combinado con la
sensación de imprevisibilidad regresando, le dio la sensación de
tambalearse sobre la valla de antes. Continuando con su propia terapia
personal, se recordó a sí misma que Courtney volvería en una semana y la
primavera solamente estaba a tres meses de distancia.
Sorbiendo su café.
—Muy bien, tengo que hacer ejercicio y limpiarme. Vine aquí a toda
prisa para verte.
Él besó su mejilla.
Tenía algo que ver con una empresa en Michigan que estaba
perdiendo dinero. El gobierno local no estaba dispuesto a dar más
exenciones fiscales. ¿Iban a cerrarla o mantenerla abierta? La discusión
giró en torno al potencial para futuros beneficios. Probablemente resultaría
en más gente desempleada. Claire no quería pensar en ello. Tomó una
revista y comenzó tranquilamente a cambiar de páginas.
Diez cuarenta y cinco por fin terminó. Ella esperó a que complete lo
que estaba haciendo en su computadora. Una vez hubo terminado, oyó la
silla girar hacia ella.
—Sí.
Manejó hacia a I-80 e inhaló. Era el aire más dulce que había olido
en casi dos años. El reloj en el tablero decía 11:16. En cuarenta y cuatro
minutos, Tony la estaría esperando en su oficina. Razonó que tal vez la
conferencia web se alargaría un poco, y él no notaría su ausencia. O tal
vez las llamadas telefónicas empezarían y el estaría preocupado. Ella sabía
la verdad: Tony podía hacer diez cosas a la vez. Llega a las doce y un
segundo y él estaría irritado, para las doce y quince él estaría echando
humo. El sentimiento de su corazón latiendo se intensificó, y se preguntó
qué pasaría cuando ellos se reunieran. ¿Cuál sería el tipo de castigo que él
escogería como apropiado para este comportamiento? Sintiendo sus manos
sudorosas deslizarse sobre el manubrio de cuero, decidió no pensar en las
posibilidades. El Mercedes se estaba dirigiendo ahora hacia el este por la I-
80. Su mente buscó por destinos posibles. Courtney… no, ella está fuera
de la cuidad. Emily… no, ese sería el primer lugar en el que Tony buscaría.
Utilizando sus habilidades de terapia, se convenció de que merecía
un descanso. También se instruyó a saborear la sensación sobrecogedora
de libertad, una sensación que no había conocido en veintidós meses.
Lentamente, sintió que sus sentidos despertaban: El paisaje se veía más
brillante, los asientos de cuero emitían un aroma más fuerte, los
neumáticos sobre el asfalto creaban un suave zumbido, y la vibración
respondía a su movimiento sobre el volante. Eso la envigorizaba.
—Oficial, creo que dejé mi cartera en casa por error. Puedo mostrarle
el registro y papeles del seguro. —Le entregó los documentos de la
guantera.
—Señora, salga del auto, ahora. —El policía la miró, pero murmuró
en su hombro.
—Oficial, estoy apurada. No tengo mi bolso, pero tengo este reloj. Tal
vez a su esposa le gustaría un muy bonito reloj de diamantes. —Estaba
desesperada por regresar a Iowa y a Tony, pero no en una patrulla de
policía.
—¿Qué está haciendo? ¿Por qué está haciendo esto? No robé este
auto, pertenece a mi marido. ¡Tengo todo el derecho a conducirlo!
—Es mejor que no nos vayamos hasta que ella llegue. Hablo en serio
sobre mi marido. Puede llegar a ser muy molesto. No quiere ser la persona
que agarre si algo le pasa a su auto. —Ella tampoco quería ser esa persona.
Sentada en el asiento trasero de la patrulla, oyó el portazo y sintió la
sensación de un globo que explotó. La libertad fue dulce y desapareció.
—Hola. Estoy confundida, ¿por qué un agente del FBI está aquí?
—Salí a las once quince de la mañana. —Eso fue fácil, había mirado
el reloj del salpicadero.
—No, señora, quise decir lo que dije. ¿Vio a su marido antes de salir
de su residencia?
—No lo sé. El cielo era tan bonito e Iowa puede ser tan gris. Supongo
que sólo quería ir a un lugar más cálido.
—No estoy segura de lo que quiere decir. ¿Por qué no iba a sobrevivir?
Ella negó con la cabeza, tratando de dar sentido a sus palabras. Pero
no tenían sentido. Tony estaba bien cuando se fue, igual que siempre.
Ella se sorprendió.
—¿Me está acusando de hacerle daño? Debe saber que nadie lastima
Anthony Rawlings. En todo caso, él me ha hecho daño, en numerosas
ocasiones.
—Sí, oficial. Supongo que la taza contenía café. Justo antes de irme,
le llevé una taza de café. —Su estómago era ahora una maraña de nudos.
Otro oficial dirigió a Claire a una celda. Era pequeña, limpia y tenía
una puerta que fue cerrada. No podía dormir. Le preocupaba Tony. No
había nadie en la casa esa mañana, excepto ellos y el personal regular.
Todo el mundo había estado con Tony por años y les tenía confianza
implícita. Ninguno de ellos podría hacerle daño. Estaba preocupada,
¿habría recobrado el conocimiento? ¿El veneno se encontraba en el café o
en la cafetera? ¿Tal vez en la crema? Quería que trataran de encontrar al
verdadero criminal antes de que él tratara de lastimar a Tony de nuevo.
Claire sabía que cuando recobrara el conocimiento les diría que no lo hizo,
no podría hacerlo, y la llevaría a casa.
48
Nadie puede hacerte sentir inferior sin tu permiso.
~Eleanor Roosevelt
El oficial llevó a Claire a otra sala con una mesa. Marcus Evergreen
entró. Lo reconoció inmediatamente. Él había asistido a su boda y ella
acompañó a Tony a una de sus recaudaciones de fondos. Claire pensaba
que Tony donó para su campaña.
—Sí, creo que lo hemos hecho. Esta, sin embargo, es una situación
diferente. Señora Rawlings, actualmente estoy en poder de una orden de
arresto firmada recientemente por el juez Reynolds. Como sabe, antes de
que alcancemos la corte del distrito para su acusación, está siendo
acusada por el intento de homicidio de su marido, Anthony Rawlings.
—Quiero que sepa que no hice tal cosa. No haría algo semejante.
¿Cómo está Tony? —Cuando Claire agregó la última pregunta, los ojos del
señor Evergreen cayeron sobre la mesa. El corazón de Claire dio un vuelco.
Oh, Dios mío, ¡está muerto! No, entonces habría dicho “asesinato”, y no
“intento”.
—Me alegro que esté mejor. ¿Puede decirme la evidencia que hay en
mi contra? —Claire no sabía cómo funcionaba esto, pero pensó que
necesitaba descubrirlo.
Con sus muñecas una vez más esposadas, Claire fue dirigida a la
sala de audiencias. Observó el proceso desde la distancia, viéndolo todo y,
sin embargo, no comprendiéndolo como la realidad. El Juez Reynolds
habló, haciéndole preguntas al señor Evergreen. Él explicó que el estado
creía tener suficientes evidencias más allá de la duda razonable para
probar que la señora Claire Rawlings intencionada y maliciosamente
intentó asesinar a su esposo, Anthony Rawlings, en un esfuerzo de
beneficiarse económicamente. Además, la señora Rawlings huyó de la
escena del crimen y fue encontrada cerca de St. Louis. La señora Rawlings
tenía acceso a un pasaporte y la capacidad financiera para huir. El señor
Evergreen le pidió al juez suspender la fianza.
Eran pasadas las 3:00 p.m. antes de que fuese una vez más llevada
a la pequeña mesa de la sala. Poco tiempo después, la puerta se abrió y un
hombre joven, Paul Task, entró, llevando un maletín, ordenador portátil, y
usando un traje barato. El primer pensamiento de Claire fue que se
parecía más a un estudiante de preparatoria que a un abogado.
—Hola, señora Rawlings, soy su abogado, Paul Task. Sólo quiero que
sepa que estoy muy honrado de trabajar en su caso. El señor Rawlings ha
sido una inspiración para nosotros en Iowa City. Todos le tienen mucho
respecto a él. ¿Por qué intentó matarlo? ¿Fue porque no tenían un acuerdo
prenupcial? O sea, ¿por dinero?
—Por supuesto, señor Task, no habría esperado otra cosa. Aquí está
la aprobación escrita del buen juez. —Paul tomó el papel y revisó su
contenido.
—Señor Rawlings.
Paul comenzó:
—Tony, estoy tan feliz que estés bien. —Estiró su mano sobre la
mesa. Él miró su pequeña mano en las suyas. Claire continuó—: ¿Sabes
que nunca te lastimaría? —Sus ojos mostraban la más pequeña cantidad
de marrón.
La interrumpió.
Ella bajó los ojos, lo había desobedecido. Sabía que no tenía que
manejar.
Él le levantó la barbilla.
—Tony, por favor, llévame a casa. Te prometo que nunca más volveré
a decepcionarte. Por favor, diles que sabes que yo no lo haría, no podría
hacer esto. —Sus ojos oscuros la penetraron pero ella continuó—: Sé que
habrá consecuencias y castigo, no me importa, siempre y cuando tú estés
bien. Sólo quiero ir a casa. Por favor. —Rogar no estaba planeado, pero
quería ir a casa—. Por favor, ellos te escucharán.
—He estado aquí por más de una semana. He sido interrogada una y
otra vez. No he divulgado ninguna información privada. He seguido todas
las reglas. La única cosa que hice en contra de ellas fue conducir un auto.
¡Eso es todo!
Tres días era todo lo que tenían para prepararse para la nueva pre
examinación. Claire pasó horas con sus abogados descompartimentando
todo. Relató todo lo que podía recordar de los últimos veintidós meses.
Tony no lo aprobaría. No obstante, fue brutalmente honesta, relatando los
detalles que había tratado de reprimir. Explicó el contacto inicial y el
contrato. Dijo que pensaba que la droga de los violadores, Rohypnol, se
utilizó para llevarla a Iowa porque no podía recordar viajar de Atlanta. Este
recuento podría haber sido desmoralizador, pero de alguna manera resultó
terapéutico, una catarsis.
Paul creía que ella había estado viviendo en el infierno, pero había
puntos y eventos que tendría que explicar. Declaró que fue secuestrada,
¿pero nunca trató de llamar por ayuda? ¿No vivía en una mansión
multimillonaria? ¿Esperaba que la gente crea que no tenía acceso al
teléfono, internet o a nada? ¿No se casó con este hombre que describió
como un monstruo? ¿No aceptó los regalos: ropa, dinero, joyas, etc.? ¿No
lo acompañó en múltiples viajes extravagantes? ¿No se sentó con un
reportero de Vanity Fair y le dio una entrevista sobre su maravilloso
marido y su increíble vida juntos?
Paul empezó:
—Claire Rawlings.
Claire dudó.
—Sus deudas, él pago sus deudas. ¿Pagó su auto y tal vez una
tarjeta de crédito?
—Sí.
—Sí.
—Dios mío, ¿$215,000 para ser su asistente personal, eso era todo?
¿O allí estaban otros beneficios? —Beneficios, Claire no sabía lo que quería
decir. Él siguió—. ¿El señor Rawlings le proporcionó alojamiento, ropa o
comida?
—Por favor, sólo responda la pregunta. Así que la ropa era nueva.
¿Vivía en su mansión y él pagó $215,000 como valor a la deuda? Dígame
lo que hacía como la asistente personal del señor Rawlings. ¿Respondía su
teléfono?
—¿Hizo su trabajo?
—¡Eso es innecesario!
—Sí.
—No.
—Conduje ese auto porque encontré las llaves. La ropa y las joyas
eran todas porque Tony me hacía usarlas. Ni siquiera elegí mi propia ropa
esa mañana.
—Honestamente, no.
—Sí.
—Sí.
—Sí, lo es.
—Él lo hacía.
—Así que si era una prisionera, ¿esta no habría sido una excelente
oportunidad para escapar? Después de todo, está sola en Davenport.
Señora Rawlings, ¿trató de escapar?
—No.
—Sí.
—Estoy en Manhattan.
Claire lo hacía.
—Sí.
—Sí.
Estaba mirándola directamente.
—Sí.
—Mío.
—Señora Rawlings, pensé que había dicho que estaba aislada, sin
manera de comunicarse. Déjame ver, creo que tengo fotos de usted y su
marido en Hawái, en el lago Tahoe, en San Francisco, y sí, en Europa.
¿Señora Rawlings, no disfrutó del sur de Francia? —La cabeza de Claire
latía con intensidad creciente.
¿No se le había dicho a Claire una y otra vez que las apariencias lo
eran todo? La pequeña habitación se hizo más pequeña. Le dolía la cabeza,
su corazón dolía. Ella vio las fotos y las expresiones de sus abogados.
Escuchó las acusaciones de Marcus Evergreen y la bilis amarga retorció su
estómago y la hizo vomitar.
50
No podemos cambiar nuestros recuerdos, pero podemos cambiar su
significado y el poder que tienen sobre nosotros.
~David Seamands
Anton esperó, con las manos en los bolsillos, hasta que oyó la puerta
cerrarse de nuevo. Dándose la vuelta, se encontró con los ojos, los
desafiantes ojos oscuros. Si su abuelo estuviera usando un traje y si la
mesa de metal fuera un escritorio de caoba, Nathaniel se vería como lo
hacía en la memoria de Anton. Su expresión no había cambiado. Es
posible que lo pusieran en esta maldita prisión, pero seguro como el
infierno que no pudieron encerrar su mente aquí.
—No, señor.
—No se puede perder todo hasta que tengas todo para perder. —Más
caminata de un lado a otro—. Tenía todo, ¡y ahora mírame! ¡Ese hombre y
su maldita familia pagarán! —Se movió muy cerca de su nieto—. El día
que salga de este agujero infernal, lo harán. Cada uno de ellos se
arrepentirá del día en el que decidieron acabar conmigo.
Pasó su tiempo libre leyendo. Emily trató de enviar sus libros tan a
menudo como era posible. Tener una hermana y su marido en la cárcel fue
muy duro para Emily. Le pidieron que abandonara su trabajo de
enseñanza en Troy. El sistema escolar privado necesitaba mantener su
reputación, y al parecer algunos donadores estaban preocupados por su
influencia en los niños pequeños. Regresó a Indiana a un entorno familiar
y enseñó para un sistema escolar público cerca de Indianápolis. El dinero
no era bueno, pero por lo menos podía sobrevivir.
***
Dos horas y tres whisky Blue Label después, todo el escrito estuvo
leído. Las descripciones y detalles de la vida de Claire mientras estuvo con
Tony eran nauseabundas. Estaba declarado más de una vez que esto era
sólo una muestra del tratamiento que tuvo que soportar, había más.
¿Cómo pudo haber pasado y que ellos no lo supieran? Entró en pánico,
pensando que no debería haber leído y debería eliminarlo.
—No podemos.
—¿Por qué no? ¡Ella me dijo en la cárcel que no lo hizo! Sabía que
algo estaba mal. Seguí preguntando. ¿Por qué no presioné más? Dios, ahí
decía que la lastimó en California. ¡Estuvimos con ellos! Brent, piensa en
Claire, en su edad. ¿Qué si las cosas que leíste le pasaran a nuestra hija?
—No estuve allí para Claire y, al parecer, no puedo estar ahí para
ella ahora. Puedo estar aquí para ti. No deberías tener que hacerle frente a
ese hijo de puta todos los días y sin apoyo. Te amo y te apoyaré. También
debes saber esto: Quiero salir de aquí y lejos de él. Desde este momento en
adelante y poco a poco, discretamente moveremos nuestros activos fuera
de las acciones Rawlings y trabajaremos para liberar a nuestra familia.
Eso iniciará con Caleb, antes de que llegue a las zonas profundas. ¿Estás
de acuerdo?
—Calumnia y difamación.
—Tony, hay muchos miembros del equipo legal que no han estado
tan involucrados con la señorita Nichols como yo. ¿Tal vez uno de ellos
podría informarle de la demanda inminente?
—No. Serás tú. —Su tono era firme y sus ojos intensos—. ¿Alguna
vez has notado las buenas cámaras en esas habitaciones de visitantes?
Esas cintas están disponibles por un precio. Voy a suponer que no vas a
transmitir información que no esté relacionada con la demanda. Como
recordatorio, esto no será una visita amistosa. —Brent dijo que entendía.
***
—No traté de matar a Tony. Por favor, no creas todo lo que ves o
escuchas. Recuerda la consideración de Tony por las apariencias. Muchas
veces, las cosas no son como parecen. —Courtney dijo que entendía y que
trataría de ayudarla, pero… Brent, su trabajo… Claire no había sabido
nada de ella desde entonces. Honestamente, entendía.
Ella sabía que esto era negocios, pero él era su amigo. No pudo
evitarlo:
—Brent, ¿cómo estás? ¿Cómo está Courtney? ¿Cuándo es la boda de
Caleb?
—Mi cliente tiene razones para creer que usted ha estado hablando
calumnias en su contra. Esta difamación de su carácter está siendo
considerada una estratagema para dañar su reputación personal y
profesional. —Brent dijo lo que se necesitaba, con la actitud necesaria,
pero sus pensamientos estaban en otra parte. Claire lucía diferente de lo
que esperaba. No era sólo su cabello y la ropa, tenía confianza y fuerza.
Estas cualidades no habían sido evidentes antes. Recordó verla por
primera vez en el avión de Tony a Nueva York. Parecía nerviosa e insegura,
pero trató de aparentar lo contrario. Ahora, después de casi seis meses,
tres en una penitenciaría federal, Claire parecía independiente y fuerte. Él
sabía que no se trataba del lugar donde había estado, sino donde no lo
había hecho. No había estado bajo la mirada de los ojos negros. Al igual
que los agujeros negros reales, ellos chupaban la fuerza, la confianza, y la
garantía de alguien lo bastante cerca como para ser jalados en su órbita.
Sonriendo, dijo:
NYU News, 1990: Anthony Rawlings con Jonas Smithers inicia una
corporación. Durante la realización de sus maestrías, presentaron la
documentación necesaria para iniciar la empresa Smithers Rawlings, CRS.
El artículo decía que la CRS quería parte del pastel de Internet.
Artículo del New York Times, 1994: Anthony Rawlings compra la
parte de su amigo y socio Jonas Smithers por 4 millones de dólares. La
CRS es ahora Industrias Rawlings. The New York Times predice que está
en camino de ser un gigante de Internet.
—Lo siento, hoy no está abierto. Es sólo que olvidé cerrar la puerta
—dijo Sophia mientras se acercaba al guapo desconocido.
—Eso está bien. Puedo regresar —dijo el hombre de ojos oscuros con
una sonrisa agradable—. Es sólo que viajo mucho y resulta que estoy en la
ciudad. Un amigo mío me habló de tu galería. Él estuvo aquí hace una
semana y compró tres piezas. Estoy muy interesado en la naturaleza y me
dijo que tienes una selección maravillosa.
Continuará
Próximamente
Claire sobrevivió a las
consecuencias.
A través de la fuerza y la
compartimentación, Claire Nichols
cautivó a su captor. Aunque Anthony
Rawlings pensó que le enseñó a Claire
a comportarse, su dominación se
volvió deseo, y su obsesión se
transformó en amor. ¿Lo era? Cuando
sus elecciones la empujaron
demasiado lejos en la vendetta de
Anthony, Claire apenas sobrevivió a
las consecuencias.
Descubre la verdad.
Consequences #2
Sobre la autora
1.- Consequences
2.- Truth
3.- Convicted
4.- Revealed
5.- Beyond The Consequences
1.5.- Behind His Eyes: Consequences
2.5.- Behind His Eyes: Truth
Créditos
Moderación
Flochi
ƸӜƷKhaleesiƸӜƷ
Traducción
Adaly Gemma.Santolaria Martinafab
Ahtziri29 HeythereDelilah100 Mikiliin
Âmenoire 7 NataliCQ
Ateh Jo Pilar
Beatrix85 Leogranda Raeleen P.
Becca Herondale Lizzy23 Selene1987
Diana de Loera Mae Ximena Vergara
Dianna K Magdys83
Flochi Malu_12
Diseño
Genevieve