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TRES ESTILOS DE TRABAJO EN LAS CIENCIAS

SOCIALES
Comentarios a propósito del artículo: "Conocimiento e Interés", de Jürgen Habermas.

Tomado de:
VASCO, Carlos Eduardo. Tres Estilos de Trabajo en las Ciencias Sociales. Santafé de Bogotá: Universidad
Nacional de Colombia, 1985.

INTRODUCCIÓN

El presente trabajo trata de sintetizar y sistematizar una larga serie de reflexiones sobre el
tema de la libertad de valores en las ciencias sociales, la disputa con el positivismo
adelantada por la Escuela de Frankfurt, y la posible clasificación de las disciplinas
científicas según el tipo de interés teórico que guía a quienes las practican. Estas
reflexiones han sido presentadas en numerosos cursillos y seminarios, y están todavía en
proceso de debate y clarificación entre los aficionados a la epistemología de las ciencias
sociales. Pero estimo que ha llegado el momento de consignarlas por escrito, para darle
base documental a este debate, producir reacciones y polémicas, y así progresar en la
formulación de una posición teórica coherente sobre el quehacer de los científicos
sociales.

UNA CLASIFICACIÓN DE LAS CIENCIAS

No mencionamos la expresión "ciencia social" para evitarnos una discusión sobre si la


psicología, que es ciencia de un individuo dentro de la sociedad, es ciencia social o no. La
denominación de "ciencias humanas" parece tener para algunas personas una
connotación de tipo humanístico, filantrópico, en el sentido negativo de la palabra; se
habla de "ciencias humanas" como cuestión tal vez de tipo ideológico. Queremos evitar
este tipo de connotaciones. Tampoco podríamos hablar de "ciencias del espíritu"
(Geisteswissenschaften) porque esto también ocasiona una serie de reacciones para las
personas que no están familiarizadas con la idea de "espíritu" de la filosofía alemana de
alrededor de 1800; entonces proponemos que se hable de una forma un poco más
‘neutral’ sobre la división de las ciencias utilizando raíces griegas: ciencias abióticas y
bióticas, preantrópicas y antrópicas.

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Cuadro 1. Clasificación de las ciencias
CIENCIAS Matemáticas, lógica, teoría general de
FORMALES sistemas...
CIENCIAS NIVEL ABIÓTICO Física, química, geología, astronomía...
FÁCTICAS
NIVEL BIÓTICO NIVEL Biología, bioquímica, etología...
PREANTRÓPICO
NIVEL Historia, economía, sociología,
ANTRÓPICO psicología...

LOS INTERESES INTRATEÓRICOS

A lo que la Escuela de Frankfurt ha querido contribuir más es a la manera como se


identifican tipos, maneras y metodologías de hacer ciencia, no ya por aquellos intereses
que pudiéramos llamar extrínsecos al trabajo teórico, sino por intereses de tipo intrínseco
al trabajo teórico mismo.

Llamemos a estos últimos, intereses intrateóricos, y a los otros, intereses extrateóricos.


Los extrateóricos se refieren a los intereses de tipo afectivo o de decisión ética, o a la
cosmovisión que uno tenga y que lo hace embarcarse en una empresa que exige mucha
energía, mucha dedicación. Vamos a analizar ahora un poco más despacio los intereses
intrateóricos del quehacer científico.

LOS INTERESES INTRATEÓRICOS EN LAS CIENCIAS ANTRÓPICAS

Todavía no hemos empezado a ver dónde surge una nueva diferenciación a nivel de las
ciencias antrópicas, que es lo que nos interesa en este trabajo. ¿Cómo surge una nueva
diferenciación a partir del interés teórico con el cual se hace ciencia? En esto la Escuela de
Frankfurt no es muy clara: ellos no dicen si esos intereses teóricos se aplican también a los
niveles abiótico y preantrópico. Pero ciertamente se aplican al nivel antrópico. Yo me
atrevo a extrapolar y a proponer una interpretación del artículo de Jürgen Habermas
Conocimiento e Interés, para no entrar a discutir sobre los niveles abiótico y preantrópico.
Propongo ubicar todas las ciencias de estos niveles inferiores en los que ellos llaman
ciencias empírico-analíticas.

Vamos a estudiar en primer lugar los intereses de tipo teórico que rigen la manera de
hacer ciencia, luego caracterizaremos esos intereses con unas pocas palabras y después
precisaremos el tipo de ciencia correspondiente. (De paso, anuncio de una vez que no
quiero hablar de "ciencias" sino de "disciplinas").

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Presupuestos:

En primer lugar quiero dar dos presupuestos breves: el primero es que yo parto de que los
intereses con los cuales se hace ciencia son todos concreciones de un interés mucho más
amplio por el cual el trabajo social ha adoptado el aspecto científico, y es que hacer
ciencia tiene un interés de supervivencia de la especie. El trabajo científico es
evolutivamente orientado por un interés de supervivencia; el que tome el "rodeo teórico"
no es una simple cuestión de gustos o una simple cuestión de ser "más inteligente" que el
que hace trabajo manual: es una simple cuestión de ciertas desventajas genéticas de
nuestra especie. Yo creo que nuestra especie sí viene de las especies previas a los monos,
y precisamente viene de algunas subespecies que podemos llamar de "monos tarados",
que no podían competir con los otros monos más fuertes en dientes, en garras, en
músculos o en otro tipo de energías vitales; la supervivencia obliga a estas especies que
están en desventaja a adoptar rodeos teóricos para sobrevivir. Yo ubico pues las raíces
del interés científico dentro de la supervivencia de las especies y subespecies en un
período anterior a la división entre hombres y monos.

La segunda aclaración es que la palabra "ciencia" no es inocente. Se ha vuelto un arma de


lucha, un martillo con el cual yo golpeo a alguien cuando le digo "anticientífico", y un
incensario con el cual lo ensalzo cuando le digo "científico". Se vuelve un arma de lucha y
pierde mucho de lo que podría ser un concepto teórico. Para no entrar ahora en la
discusión de qué es ciencia y qué no es ciencia, y hasta qué punto algo es ciencia y hasta
qué punto es ideología, propongo que nos reduzcamos a hablar simplemente de
"disciplinas" en el sentido de un cierto cuerpo de conocimientos, de tesis, de datos
organizados, en cuanto están siendo sostenidos por una comunidad que cultiva ese
mismo cuerpo teórico, instrumental e informativo, como una comunidad científica
unidisciplinaria.

Esta noción de lo que es una comunidad científica nació a raíz del libro de Thomas Kuhn
La Estructura de la Revoluciones Científicas. Ese libro es uno de los primeros tomos de la
Enciclopedia de la Ciencia Unificada de la Universidad de Chicago, pero fue prácticamente
el que derrumbó la misma concepción teórica de ciencia unificada. Lo que pretendió ser
una enciclopedia de reconstrucción de la ciencia a partir de una concepción unificada,
llevó, a partir del libro de Thomas Kuhn, a romper precisamente esa idea de Ciencia en
singular y con mayúscula. Kuhn adopta la noción de paradigma para mostrar cómo
durante un tiempo un grupo de científicos hace ciencia de una manera muy específica. En
el post-scriptum de la segunda edición precisa más lo que él quiere decir con paradigma y
desvía la atención hacia la noción de comunidad científica, en el sentido unidisciplinario: la
que lleva históricamente, como subsistema social, esa disciplina. No hablemos pues de
una "Ciencia" en el sentido de descalificar a las que no lo son; hablemos más bien de una
"disciplina" en el sentido de ese cuerpo teórico de datos, de tesis, de libros, de
instrumentos, que está siendo producido, reproducido y enriquecido por una comunidad
científica en un momento histórico dado.

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Interés de predicción y control:

Con estas dos aclaraciones empecemos a analizar los tres tipos de interés de que nos
habla la Escuela de Frankfurt. En primer lugar, a partir del interés de supervivencia que la
ciencia ha tenido -sobre todo la llamada "ciencia moderna" a partir del siglo XVI y XVII- es
bastante clara su trabazón con un modo de producción y con unos intereses económicos.
Se puede decir que, si se trata de superar la mera descripción, para llegar a una
explicación, el principal interés de las disciplinas científicas es predecir lo que va a pasar,
para poderlo controlar si es posible; ese interés que busca el dominio de la naturaleza es
lo que llama la Escuela de Frankfurt el interés técnico, derivando el adjetivo de la techné de
los griegos. No significa "técnico" en el sentido de la tecnología aplicada; es el interés por
la predicción y el control. La astronomía que trata de superar la descripción y busca
explicar lo descrito, se queda únicamente en la predicción. ¡Es muy difícil controlar un
eclipse o controlar una conjunción de planetas! Pero ya el lanzamiento de satélites
artificiales permite no sólo predecir sino controlar la órbita de algunos aparatos que a
veces vuelven a la tierra y otras veces se queman en la atmósfera.

Hay pues interés por la predicción, que preside este interés técnico. La geología y la
geofísic a por ejemplo ni siquiera llegan al nivel de predicción; no se puede predecir
todavía un terremoto. Hay que tener cuidado de no decir que el interés técnico logra
predecir y busca poder controlar, aunque ese rodeo teórico exija aún varios siglos. Así,
aunque la geofísica no pueda aún predecir terremotos, sin embargo, busca poderlos
predecir, y ése es el interés que guía gran cantidad del trabajo científico en geofísica.
Nótese que uno diría fácilmente que este tipo de interés teórico es más bien práctico en el
sentido usual de la palabra. No podemos desorientarnos por la palabra "práctico" que va
a surgir más adelante en el contexto del artículo de una manera algo difícil de interpretar.
Este tipo de interés técnico produce las disciplinas empírico-analíticas: empíricas en el
sentido de su intermediación directa con el mundo de lo observable y analíticas en el
sentido de que su manera de funcionar es predominantemente la de desagregar los
sistemas con los que trabaja, para que al desmontarlos aparezca alguna manera de
predecir, controlar, explicar por relaciones causales internas o externas. Se nota
inmediatamente que cuando está guiada por este tipo de interés, la disciplina en cuestión
así sea de tipo biótico, abiótico o antrópico, claramente tiene ese estilo de ruptura del
sistema objeto de estudio en sus componentes para reconstruir después ese mismo
sistema por medio de relaciones y transformaciones. Es claro además que este primer
tipo de interés que hemos llamado técnico está directamente ligado con el trabajo
humano.

Mi impresión es que todas las disciplinas de los niveles abiótico y biótico preantrópico
buscan este interés técnico, no en el sentido tecnicista de hacer máquinas, sino en el
sentido técnico teórico de explicar para predecir y controlar la realidad. (Nótese que
hablo de explicar en un sentido restringido: todos los tipos de interés pretenden de

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alguna manera explicar. Lo que pasa es que el tipo de explicación que se busca con el
interés técnico es distinto: es una explicación de tipo causal muy específica).

A nivel antrópico hay una buena parte del trabajo científico que se lleva a cabo también
con este interés técnico, y que por lo tanto produce disciplinas antrópicas de tipo
empírico-analítico muy importantes y muy útiles.

El interés de ubicación y orientación:

En la lucha de tipo ideológico-político en que se mueve el trabajo científico, hay un fuerte


interés en afirmar que las disciplinas empírico-analíticas son las únicas ciencias, las únicas
disciplinas que merecen el calificativo de científicas, y que todo el trabajo a nivel
antrópico que no siga este modelo es anticientífico. Es fácil encontrar en las facultades
de psicología personas que dicen que todo lo que no sea psicología de tipo empírico-
analítico según el modelo preantrópico, no es científico, es especulación. También se
encontrarán sociólogos muy serios, con famosas publicaciones internacionales que
afirman que cualquier otro tipo de sociología que no se reduzca asépticamente a este
nivel, ya no es científica sino ideológica. Se encontrarán economistas que descalifican a
los colegas que tratan de romper la barrera de lo técnico, diciéndoles que ya dejaron de
hacer economía, y que lo que están haciendo es filosofía -tomando "filosofía" en ese
sentido peyorativo que le dan algunas personas-. Se encontrarán antropólogos que al
tratarse de la reconstrucción de una cultura, sea contemporánea o primitiva, exigen que
su disciplina se reduzca a una descripción sumamente objetiva de los datos observables
sin intentar pasar el nivel de explicación por metas y significados.

Sin embargo, Habermas sostiene que, dentro de esta lucha en el interior del trabajo
científico, ése es sólo uno de los posibles intereses que legítimamente deben llamarse
científicos, y que hay un interés que no busca ya la predicción y el control sino que busca
ubicar la práctica personal y social dentro del contexto histórico que se vive. Hay pues un
interés legítimamente científico, serio y disciplinado, que busca comprender más
profundamente las situaciones para orientar la práctica social, la práctica personal, la
práctica de grupo o de la clase dentro del proceso histórico. Nótense los verbos "ubicar" y
"orientar". Los señalo como más importantes que la palabra que utiliza Habermas,
porque esa palabra puede ser desorientadora en cuanto a sus connotaciones. Debemos
afirmar que sí hay un interés de hacer ciencia que, más que la predicción y el control,
busca la ubicación y la orientación de la praxis. Ése tipo de interés también produce
reflexión científica seria y disciplinada. A este interés lo llama la Escuela de Frankfurt
interés práctico. Si uno empieza por mencionar la palabra "práctico", generalmente está
desorientando al auditorio desde el principio, porque cuando uno habla de "cosas
prácticas" está hablando de cosas muy fáciles de manejar, que sean muy útiles y que
funcionen bien: "es una grabadora muy práctica". Entonces es claro que la sola
consideración de la palabra "práctico" puede llevar en una dirección equivocada. Se trata
es de ubicar la praxis social y personal dentro de la historia y de orientar esa praxis; por lo

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tanto, este interés, por más que sea teórico, no está alejado de la praxis; tan poco alejado
está que Habermas decidió llamarlo interés práctico, a pesar de que todo el que oiga la
palabra "práctico" la entienda mal. Tal vez podría sugerirse hablar del interés "práxico",
para que la palabra extraña obligue a pensar la diferencia. Este nivel de reflexión, guiado
por el interés práctico en el sentido de la Escuela de Frankfurt, lleva a disciplinas que ellos
llaman histórico-hermenéuticas.

Estas disciplinas histórico-hermenéuticas tienen pues dos aspectos. En primer lugar,


trabajan con la historia como eje: se ha llegado a decir que no hay sino una sola ciencia
antrópica que es la historia; y si vamos a analizar disciplinas de este nivel antrópico,
efectivamente debemos decir que hay una ciencia privilegiada de la cual las otras son
aspectos: la historia económica, la historia política, la historia jurídica, la historia social,
etc. El objeto de cada disciplina lleva a privilegiar facetas de la historia; pero si esas
disciplinas dejan de ser historia, dejan de ser también ciencia, o bajan al tipo que busca
solamente la predicción y el control. No hay que entender la historia como una mera
reconstrucción del pasado; tan histórico es el momento actual como el tiempo pasado y
tan históricas son las decisiones del presente gobierno de modificar los impuestos y de
subir la gasolina como las que tomó Simón Bolívar de irse para Haití y de subir por el
páramo de Pisba. Dicho de otra manera, no tenemos que dejarnos llevar por la idea de
que lo histórico son las casas coloniales. Lo histórico significa también sentirse hacedor
de historia en este momento. Por eso se trata de ubicar y orientar la práctica actual de los
grupos y las personas dentro de esta historia que estamos haciendo y empezando a
hacer, y de la que todavía somos más bien víctimas que actores.

En segundo lugar, se acentúa el aspecto hermenéutico, es decir, el deseo de interpretar la


situación. El hermeneuta en griego es el intérprete, el traductor. La hermenéutica se
originó como un intento de reconstruir esos momentos en los cuales surgieron los
diversos libros del Antiguo y Nuevo Testamento. Los estudios exegéticos llevaron a que
se avanzara muchísimo en aprender a leer entre líneas y a recuperar toda la información
arqueológica, artística y literaria para reconstruir el momento en el cual una comunidad
produce un texto, la situación en que se encuentra ese texto en la comunidad, su función
de sentido en el interior de ella, el "Stiz im leben" de que hablan los estudiosos de la Biblia,
o sea, el sitio que ocupa un texto en la vida de la comunidad.

A partir de este origen en los estudios bíblicos se pasó después a la hermenéutica de


textos literarios; se vio que la hermenéutica bíblica era sólo una parte de una disciplina
naciente a comienzos de este siglo, que culmina con algunas hermenéuticas más
refinadas como la de Gadamer y las hermenéuticas de tipo crítico. Se trata de dar una
interpretación global a un hecho, de comprenderlo, de darle el sentido que tiene para el
grupo que está comprometido en esa praxis social. Pero el estilo ya no es
predominantemente analítico en el sentido de tratar de desbaratar un sistema y de
dejarlo separado para poderlo ver claro. La historia y la hermenéutica tratan
precisamente de reconstruir todas esas piezas aisladas que aparecen en las diversas
interpretaciones de los hechos, en los diversos textos, en las diversas versiones, en los

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diversos hallazgos arqueológicos, literarios, lingüísticos, para recapturar un "todo-con-
sentido". Ese "todo-con-sentido" es el que da la clave hermenéutica. Por ejemplo, si se
trata de reconstruir el ambiente de la familia campesina del siglo pasado, se tiene una
gran cantidad de datos arqueológicos, de datos históricos, de datos biográficos,
periodísticos, lingüísticos, económicos, etc. El interés de ubicar el campesinado de ayer y
de hoy, y tal vez el interés de orientar la práctica del trabajo campesino de hoy y de
mañana, lleva a los investigadores a tratar de reconstruir el todo-con-sentido que era una
familia campesina del siglo pasado, de una de las cuales descendemos muchos de
nosotros. Este estilo de hacer ciencia tiene más bien un sentido sintético que analítico, por
más que tenga necesidad de un momento analítico para descomponer diversos aspectos
del cuadro para recuperar la totalidad. En diversas disciplinas del nivel antrópico
encontramos este interés específico en acción. Por ejemplo, si usted está trabajando en
economía y trata de reconstruir el sentido de las palabras "oferta" y "demanda", de
conceptualizar lo que significa la preferencia del consumidor, lo que significa el costo de
producción en una sociedad dada, etc., ya no está usted tratando de cuantificar, sino que
está tratando de discutir el concepto mismo que se quiere cuantificar, de entender por
qué se seleccionó ese concepto, etc.; ése es un trabajo de tipo hermenéutico. Una
psicología de tipo fenomenológico de corte rogeriano, muy común en nuestras facultades
de psicología en los cursos de psicoorientación y consejería, lleva a que la psicología se
tome como un intento de analizar globalmente la situación de la persona, de dejar que
ella misma descubra el sentido de su situación histórica; es pues un trabajo de tipo
histórico-hermenéutico guiado por un interés práctico. Buena parte del trabajo
psicoanalítico es también un trabajo de tipo histórico-hermenéutico; una reconstrucción
de la biografía del paciente, tal vez desde el seno materno o el trauma del nacimiento; un
reconstrucción de todos los influjos que tuvo en lo que se llama "el entrenamiento de
toilette", para decirlo con un eufemismo; una recordación del período edípico; de todos
los problemas de adolescencia, etc., para que el paciente adquiera un sentido global de lo
que es su problema, para que él mismo pueda reconstruir y orientar su vida de una
manera "adaptada a la realidad" como dicen los psiquiatras; es practicar una disciplina de
corte histórico-hermenéutico. Así podríamos precisar cómo se hace ciencia guiada por el
interés práctico con mucha dedicación, con mucho rigor, con un trabajo serio de una
comunidad científica. Así también podríamos precisar cómo este estilo de hacer ciencia
está directamente ligado con la interacción social y en particular con el lenguaje y la
comunicación.

El interés de liberación:

Habermas identifica un tercer interés que busca la liberación, la emancipación, y conduce


a las disciplinas crítico-sociales. Lo llama interés emancipatorio. Está caracterizado, para
subrayar también dos verbos, por desvelar las dependencias, en el sentido de quitar el velo
que oculta las ataduras, y por romperlas. El interés emancipatorio busca descubrir todas
aquellas ataduras de la realidad, todas aquellas esclavitudes de las que todos somos
víctimas más o menos inconscientes, y busca la mejor manera de romper esas cadenas.

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Busca entonces, liberar, emancipar, y podría llamarse también interés liberador. El
estudio del quehacer científico correspondiente produce disciplinas llamadas críticas o
crítico-sociales.

Este interés emancipatorio de las disciplinas críticas es desacreditado como anticientífico


por las personas que se ubican en los dos tipos anteriores. Las personas que manejan
muy bien el estilo empírico-analítico dicen que estas disciplinas son sólo charlatanería, y
que no son ciencias sino ideologías. Los que manejan bien el estilo histórico-
hermenéutico dicen también que las disciplinas empírico-analíticas son sólo instrumentos
que ellos necesitan para hacer la verdadera ciencia, y que las disciplinas críticas son "mera
ideología". Sin embargo, desde el punto de vista crítico es perfectamente explicable por
qué estas personas tienen que desacreditar este estilo de hacer ciencia, mientras que
ellos no pueden ver, desde su punto de vista más estrecho, que este estilo sí es científico;
tienen que verlo necesariamente como no científico pues es una amenaza a su propia
manera de hacer ciencia. Podríamos decir pues que hay un tipo de hacer ciencia, de
practicar disciplinas sociales con un interés diferente, que no hay por qué descalificar
como no científico, que busca desvelar aquellas cadenas veladas u ocultas con las cuales
nos encontramos atados en nuestra praxis histórica, y busca encontrar la manera de
romperlas, de liberarnos de ellas. No tiene un interés meramente especulativo,
simplemente de ver lo que hay ahí, describirlo, explicarlo y comprenderlo, sino de
proporcionar las armas teóricas para romper esas cadenas que ha mostrado que existen.

Este estilo de hacer ciencia que lleva a las disciplinas crítico-sociales, está directamente
relacionado con el factor de poder que estructura la interacción social. Descubre en el
trabajo los aspectos que llevan a la alienación y en el lenguaje los aspectos que lo
convierten en instrumentos de manipulación. Analiza la comunicación falseada que se da
en una sociedad dividida y los factores que impiden una verdadera comunicación
liberadora. Estudia los aspectos afectivos que ocultan con flores las cadenas y que se
convierten en ataduras invisibles, y los aspectos de poder que se convierten en
dominación.

No puede pues decirse en forma anti-dialéctica que el estilo empírico-analítico tiene que
ver sólo con el trabajo, que el estilo histórico-hermenéutico sólo con el lenguaje y que el
estilo crítico-social sólo con la interacción o sólo con el poder. Si se analizan las relaciones
sociales como trabajo e interacción, o como trabajo, lenguaje e interacción, o si se analiza
la interacción en su aspecto comunicativo, su aspecto afectivo y su aspecto de poder,
puede verse que la relación entre los estilos de hacer ciencia social y esa esquematización
de las relaciones sociales es más compleja y requiere un análisis más específico, que no es
del caso profundizar en este trabajo.

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Cuadro 2. Clasificación de las ciencias fácticas de nivel antrópico
INTERÉS LÓGICA DISCIPLINA ENFOQUE

de liberar : CRÍTICO-
EMANCIPATORIO desvelar y DIALÉCTICA SOCIAL
romper cadenas Poder Dominación

de comprender :
PRÁXICO ubicar INDUCTIVA HISTÓRICO-
orientar la praxis HERMENÉUTICA Lenguaje Manipulación

de explicar :
TÉCNICO predecir y HIPOTÉTICO- EMPÍRICO-
controlar procesos DEDUCTIVA ANALÍTICA Trabajo Alienación
(de describir
fenómenos)

EPÍLOGO

Quiero que no se me interprete en el sentido de que yo estoy tratando de descalificar el


estilo empírico-analítico. Lo que quiero decir es que estas disciplinas guiadas por el
interés técnico, que son la mayor parte de la ciencia moderna, la parte que produce más
resultados, más llamativa y más brillante, sigue siendo muy importante; más aún, que la
práctica seria de las disciplinas empírico-analíticas es imprescindible y básica, en el
sentido de que la persona que quiere hacer ciencia al estilo histórico-hermenéutico sin
tener grandes bases empírico-analíticas, está buscando probablemente una ubicación y
una orientación puramente ideológicas, o está tratando de encubrir su toma de posición
ideológica previa con un ropaje científico; y que la persona que quiera hacer ciencia crítica
sin tener un dominio serio y sistemático de los estilos anteriores, probablemente no está
siendo un verdadero crítico científico sino un "criticón" totalmente anarquizante,
arriesgándose así a que su bien intencionada crítica, por ignorar precisamente la seriedad
científica de los estilos "inferiores", se quede casi siempre totalmente estéril, o se torne en
muchos casos contraproducente.

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