ANÁLISIS (Gnoseologia y Epistemologia)

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ANÁLISIS

Según mi análisis respecto a la lectura, el inconveniente o contrariedad sobre el


origen del conocimiento humano es un problema epistemológico que puede
tener más de una intención de solución, ya que dicho inconveniente se procura
remediar o enmendar con conocimiento o desconocimiento del hecho,
utilizando distintos supuestos filosóficos (racionalismo, empirismo,
intelectualismo o apriorismo). La principal característica de un supuesto
filosófico, a partir de su definición etimológica, es que solo se trata de un
término o una idea, El supuesto sustituye a la certeza del conocimiento”. A
partir de los supuestos, sepámoslo o no, comienza nuestro “conocimiento” de la
realidad. La pregunta importante al respecto sería: ¿cuál es la necesidad que
satisface un supuesto que se utiliza para resolver un problema filosófico del
conocimiento? Respuesta: sustituir la certeza que se tendría, si los problemas
filosóficos del conocimiento ya hubiesen sido solucionados de manera
definitiva, por una opinión, conjetura, suposición, estimación o presunción, de
cómo se podrían solucionar los mismos. Dichos supuestos, estimaciones o
conjeturas epistemológicas dependen, a su vez, de la facultad o facultades (la
razón y/o los sentidos) que el sujeto cognoscente ponga en práctica cuando
pretenda conocer determinado fenómeno. La facultad o facultades que el sujeto
ponga en juego, cuando pretenda problematizar un objeto de estudio,
dependerá o dependerán, a su vez, de los intereses ontológicos del
investigador. Dichos intereses, haberes o beneficios se refieren en el ámbito
ontológico, existente o real - a pretender poner orden en el contexto, situación o
entorno (racionalismo), caos (empirismo) o a estados intermitentes entre el
orden y el caos (intelectualismo o apriorismo).

Nos planteamos una interrogante, ¿Cuál es la fuente del conocimiento


humano? Muchos filósofos se han formulado esta pregunta y la han resuelto en
diferentes sentidos, para algunos pensadores el conocimiento humano brota de
la razón (Descartes,1981, Leibniz, 1991); otros dicen que se origina en los
sentidos (Locke, 1994, Hume, 1992) y; los más, opinan que en la elaboración
de los saberes intervienen tanto la razón, conciencia o pensamiento como los
sentidos con la salvedad de que primero sentimos, apreciamos o concebimos y
luego pensamos, cavilamos o especulamos (Aristóteles, Santo Tomás de
Aquino, ) o que primero pensamos y luego sentimos (Kant, 1996). De esta
manera muchos de nuestros filósofos han podido dar a conocer su hipótesis
sobre el conocimiento humano, llegando a formular más interrogantes.

Finalizamos con una última interrogante, ¿Cuál de todos los supuestos


filosóficos con los que se pretende resolver el problema sobre el origen del
conocimiento es el mejor? ninguno. En términos epistemológicos sólo son
conjeturas, opiniones derivadas de la razón, los sentidos o de ambos y,
ontológicamente, la elección dependerá de los intereses existenciales de la
persona o grupo de personas que los utilicen. Se puede estimar que los seres
humanos no venimos a este mundo con las facultades necesarias para conocer
la esencia de la realidad y que, por lo mismo, lo único que podemos hacer, en
términos cognitivos, es elaborar un mapeo de la misma (definición,
características, función, finalidad, clasificación, elementos, etc.) utilizando para
ello nuestras facultades (razón y/o sentidos) con las que elaboramos ciertos
supuestos con los que intentamos resolver los problemas del conocimiento
dependiendo de nuestros intereses ontológicos. Existe una relación entre los
supuestos que se utilizan para intentar resolver el problema del origen del
conocimiento, las facultades cognitivas de todo sujeto cognoscente y los
intereses ontológicos del mismo.

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