Emirato
Emirato
Emirato
dominó casi toda la Península. Desde el punto de vista político se dieron tres momentos
fundamentales: el emirato dependiente, el emirato independiente y el califato de Córdoba.
Atendiendo al emirato dependiente (714-756) hay que decir que durante este período de
asentamiento inicial, la Península Ibérica fue una simple provincia del califato de Damasco,
gobernada por un emir. Fueron años de gran inestabilidad política y de fuertes
enfrentamientos entre los propios grupos musulmanes. Sin embargo, no cesaron las campañas
militares, aunque algunas concluyeron en contundentes derrotas que marcaron los límites del
avance islámico hacia el norte (batalla de Covadonga que garantizó la independencia del
núcleo cristiano de Asturias y la batalla de Poitiers que frustró los intentos de expansión al otro
lado de los Pirineos).
En el año 750 se desencadenó en Oriente Medio una sublevación encabezada por grupos
persas, que expulsaron al califa de Damasco y asesinaron a los miembros de su familia, los
Omeyas. Con el nuevo califa se inició una nueva dinastía, la de los Abbasies, que trasladaría la
capital del califato a Bagdad y sustituiría la primacía árabe por la persa en la cabeza del poder
islámico. Abd-al-Rahman I, el único superviviente de la familia de los Omeyas consiguió llegar a
la Península Ibérica, donde se hizo con el poder en el año 756 y se proclamó emir
independiente. esta independencia se limitaba solo al ámbito político, ya que en el religioso se
mantenía aún el reconocimiento de la supremacía espiritual del califa de Oriente. A toda esta
etapa se le conoce como el emirato independiente (756-929), en la que fue una etapa de
consolidación y reorganización del poder musulmán en Al Ándalus.