Universidad Tecnologica de Los Andes
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CURSO:
DERCHO CIVIL II
TEMA:
DOCENTE:
ALUMNO:
CUSCO_PERU
2019
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1.- La responsabilidad civil. 3
Conclusiones. 19
Bibliografía. 20
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1.- La responsabilidad civil.
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Se le distinguía en delicta privata y delicta publica, según se causara daño a la
propiedad o a la persona de los particulares, pero sin turbar directamente el orden público.
No se desarrolló el concepto como una categoría general y abstracta, como delictum, sino
de manera particular y concreta, como delicta, pues la tendencia de los juristas romanos,
siempre marcada, se orientaba hacia la concreción y la tipicidad.
Comencemos por decir que el fundamento principal para que esta institución, es
aquel que según el cual los derechos de las personas deben ser respetados, y cualquier
vulneración que se haga de ellos, debe llevar una reparación o restablecimiento de los
mismos.
La responsabilidad civil viene definida por la legislación civil, en la que se dice que las
obligaciones nacerán de:
La ley.
Los contratos y cuasicontratos.
Los actos y omisiones ilícitos o en que intervenga cualquier género de culpa o negligencia.
Conviene precisar que el hecho de que determinados actos u omisiones ilícitos
conlleven responsabilidad penal, no determina que esta sea incompatible con la civil.
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Código Civil. Como expresan Felipe Osterling y Alfonso Rebaza, la facultad discrecional
que se otorga al juez no está destinada a acreditar los elementos que configuran
responsabilidad. La aplicación del criterio de equidad solo incide en la cuantificación y, por
ende, tiene como presupuesto la configuración de responsabilidad civil.” Por tanto, la
utilidad del artículo 1332 no es la de determinar la existencia de la responsabilidad (para lo
cual se usarán otros métodos como el juicio de resarcibilidad), sino que tiene como
presupuesto que esta exista.
¿Contractual o extracontractual?
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estos ámbitos puede ser aplicado el artículo 1332° del Código Civil? Consideramos que si
bien esta norma está ubicada en el Título IX del Código Civil relativo a la inejecución de
obligaciones, no hay razón para pensar que ello implica que este artículo no pueda ser
usado también cuando estemos frente a casos de responsabilidad extracontractual. La
naturaleza contractual o extracontractual de un determinado daño no es un factor
determinante para que se presenten problemas en el cálculo de la cuantía, así como la
necesidad de que el juez tenga que realizar el cálculo. Como expresan Osterling y Rebaza,
“resulta indistinto que la responsabilidad del agresor tenga origen contractual o
extracontractual, pues ello no es contradictorio con la facultad discrecional que la norma
citada confiere al juez para cuantificar el daño”.
La responsabilidad civil contractual es una sanción convenida por las partes para el
caso de que una de ellas incumpla sus obligaciones; responsabilidad civil contractual, es la
infracción de un deber fijado en un contrato, es decir, un incumplimiento de este. Ejemplo:
A contrata unas telas verdes con B, y cuando le llegan las telas, estas son rojas. B ha
incumplido el contrato con A y por tanto ha generado la responsabilidad civil contractual y
por ello deberá responder compensando o reparando ese daño causado a A
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Las circunstancias que evitan que la responsabilidad civil no nazca, es decir que no llegue a
existir son:
Estado de necesidad: Es la situación donde se produce el daño para evitar un mal mayor
propio o ajeno, en este caso tampoco nacerá responsabilidad civil.
Caso fortuito: No existe ni culpa ni negligencia en este caso y por ello no nace la
responsabilidad civil. Se trata de una situación imprevista o inevitable.
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1.3.- ¿Cuáles son los elementos de la responsabilidad civil?
a) La acción dañosa
La acción dañosa debe ser antijurídica, pues los daños derivados de una acción lícita
no pueden sustentar una responsabilidad civil. Esta antijuridicidad no debe entenderse en
los mismos términos que la categoría del delito, sino sencillamente como la existencia de la
obligación jurídica de reparar el daño. Bajo esta idea, queda claro, por ejemplo, que el daño
producido en legítima defensa no es civilmente antijurídico, pues no existe por parte del
que se defiende una obligación de indemnizar al agresor afectado.
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La situación es distinta en aquellos supuestos en los que solamente se levanta la
antijuridicidad penal de la conducta, pero el deber de tolerancia del daño no incluye asumir
también los costos económicos de la agresión, tal como sucede, por ejemplo, con el
llamado estado de necesidad agresivo.
b) El daño
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por el robo del automóvil a su empleador). Reducir la calidad de actor civil al ofendido por
el delito que sufre daños es una estrechez conceptual inaceptable.
c) La relación de causalidad
De entre ellas, la que más reconocimiento ha recibido entre los civilistas es la teoría
de la causa adecuada, según la cual una causa es adecuada respecto del resultado cuando de
acuerdo a la experiencia normal y cotidiana debe ser capaz o adecuada para producir el
daño causalmente provocado. En el plano legislativo, esta caracterización de la relación de
causalidad es la que asume, por lo demás, el artículo 1985 del CC.
Dado que el artículo 101 del CP establece que las disposiciones del Código Civil
resultan aplicables a la reparación civil ejercida en el proceso penal, la relación de
causalidad debería determinarse con el parámetro de la causa adecuada recogida en el
artículo 1985 del CC.
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Una explicación lógica a este planteamiento podría encontrarse si se atiende al
objeto de prueba del proceso penal. El juez penal se centra probatoriamente en la conducta
delictiva, por lo que no se podría ampliar el objeto de prueba a otros hechos, aunque estén
causalmente vinculados. Si el juez penal pudiese salirse del ámbito delimitado por el hecho
delictivo, el proceso penal dejaría de ser un proceso penal para convertirse en un proceso
penal-civil.
Por un lado, están los factores de atribución de carácter subjetivo que responden a
situaciones internas del causante del daño: la culpa y el dolo civil. Por otro lado, se
encuentran los factores de atribución de naturaleza objetiva que van desde la sola
adecuación de la acción para causar el daño hasta criterios de distribución eficiente del
riesgo. Un ordenamiento jurídico no tiene que optar necesariamente por uno de estos tipos
de factores de atribución, sino que puede decidir operativamente su aplicación en función
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de los ámbitos en los que se produce el daño civilmente reparable. Así lo ha hecho
precisamente el Código Civil Peruano.
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2.- El enriquecimiento sin causa.
Es decir, la atribución o desplazamiento patrimonial debe tener una causa, o sea una
justificación, de lo contrario resultará un enriquecimiento sin causa y por ende injusto. Y
como bien sabemos, si el fin del derecho es perseguir la justicia, el enriquecimiento sin
causa se opone a tal fin por lo que el derecho debe brindar alguna acción o remedio para
eliminar tal injusticia. Esa acción vendría a ser la llamada in rem vers.
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Haciendo un poco de derecho comparado, en el Código Civil brasileño del 2002,
que dedicó un capítulo específico al enriquecimiento injusto. El único párrafo de esta
disposición agrega, con respecto al enriquecimiento que tiene como objeto cosa
determinada, que «quien lo recibió está obligado a devolverlo y, si el objeto ya no existe, el
reembolso se hará por el valor del bien en el tiempo en que fue exigido».
Habiendo hecho un breve recorrido por algunos países tanto del Civil law (Perú,
Chile, Francia, España, Brasil) como del Common law (Estados Unidos, Inglaterra)
colegimos que la institución del enriquecimiento sin causa está presente en ambos sistemas
legales y en algunos países del Civil law no resulta indispensable el reconocimiento expreso
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de tal figura para hacer uso de ella bastando solo una construcción jurisprudencial y
doctrinal.
La idea central que gira en torno al enriquecimiento sin causa puede ser extraída a
partir de considerar a este como un arreglo en favor del que ha sido perjudicado por un
desplazamiento patrimonial eficaz.
Según una doctrina española, la causa, en la doctrina del enriquecimiento sin causa,
debe referirse principalmente a la ausencia de justificación en una adquisición patrimonial;
adquisición que se produce por la especial naturaleza de la ventaja (que no es
recuperable, in natura). La justificación de las atribuciones patrimoniales es la existencia
de un título válido legitimador, es decir, bien la existencia de una voluntad transmisiva,
válida según los requisitos integradores previstos por el ordenamiento jurídico (negocio
jurídico como causa), bien la existencia de una norma jurídica que imponga una
transmisión en función de principios de justicia y seguridad (ley como causa). La falta de
uno de estos dos elementos conduce a la no justificación de una ventaja.
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cabe ser diferenciado del concepto de daño propio de la responsabilidad civil y con éste,
por ejemplo, la exclusión del concepto de lucro cesante.
Para una doctrina española, los modos de adquirir una ventaja son incontables, pueden
consistir tanto en la adquisición de un derecho, o en el aumento o incremento del valor de
un bien que hemos adquirido (lucrum emergens), como también puede uno no
empobrecerse (damnum cesans), cuando la ventaja consiste en el no padecimiento de una
obligación o carga a la que un patrimonio estaba adscrito. El enriquecimiento por
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adquisición de un derecho puede referirse tanto a un derecho real (propiedad, etc), como a
un derecho de crédito; y también puede derivarse del goce o uso efectivo de un derecho.
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Conclusiones
Que la responsabilidad civil debe ser mejor orientada para una correcta aplicación de
ella, puesto que muchas veces se hace caso omiso y, dicho sea de paso, existe una
vulneración de derechos, se entiende entonces que, La responsabilidad civil es sin duda
una de las instituciones más importantes de los sistemas de Derecho Civil en la
actualidad. La posibilidad de resarcir el daño ha permitido que se puedan desarrollar
diversas actividades que han aportado al desarrollo de la sociedad en conjunto, pero
sin dejar de lado los derechos de los ciudadanos ni generar situaciones de extremada
injusticia. Sin embargo, con el progreso de la sociedad los conceptos de daño resarcible
han crecido en número y variedad, ya no limitándose al simple elemento patrimonial,
sino a otro tipo de consideraciones. Como consecuencia, el cálculo de la cuantía
indemnizatoria se ha tornado más complejo.
Por las razones que hemos expuesto, consideramos que podrían sistematizarse en dos
los requisitos para la aplicación del artículo 1332° del Código Civil: a) la existencia de
un daño probado y b) la imposibilidad de calcular su cuantía a pesar de los intentos
diligentes de hacerlo.
En torno al enriquecimiento sin causa, puede decirse que, en nuestro país es una gran
problemática ya que junto a el se adhieren otros actos; el enriquecimiento sin causa
tiene un fundamento legal, pues es el Código Civil el que dispone la restitución (a
manera de indemnización) de lo injustamente enriquecido.
El enriquecimiento sin causa genera el efecto de restitución pues no existe causa
justificada que ampare un enriquecimiento en detrimento de otro sujeto.
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Bibliografía
https://lpderecho.pe/enriquecimiento_sin_causa-derecho-civil/
https://economipedia.com/definiciones/responsabilidad-civil.html
https://www.conceptosjuridicos.com/pe/responsabilidad-civil/
https://javeriana.edu.co/biblos/tesis/derecho/dere5/TESIS54.pdf
https://www.enfoquederecho.com/2019/08/21/articulo-1332-del-codigo-civil-
cuales-son-los-presupuestos-para-su-aplicacion/
http://journals.continental.edu.pe/index.php/iusettribunalis/article/download/417/
420/
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