Universidad Tecnologica de Los Andes

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 20

UNIVERSIDAD TECNOLOGICA DE LOS ANDES – FILIAL CUSCO

FACULTAD DE CIENCIAS JURIDICAS, CONTABLES Y SOCIALES

ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

CURSO:

DERCHO CIVIL II

TEMA:

“RESPONSABILIDAD CIVIL Y ENRIQUECIMIENTO SIN CAUSA”

DOCENTE:

MGTR. Dr. ELOY GUILLERMO DE LA SOTA CARAZAS

ALUMNO:

WILSON EDMUNDO SORIANO PUMA

CUSCO_PERU

2019

1
1.- La responsabilidad civil. 3

1.1.- ¿Qué es la responsabilidad civil? 4

1.2.- ¿Cómo nace la responsabilidad civil? 5

1.3.- ¿Cuáles son los elementos de la responsabilidad civil? 8

2.- El enriquecimiento sin causa. 13

2.1.-De la relación de causalidad entre el enriquecimiento y el empobrecimiento. 15

2.2.-  Del empobrecimiento. 16

2.3.-  Del enriquecimiento. 17

Conclusiones. 19

Bibliografía. 20

2
1.- La responsabilidad civil.

El ser humano, como ser de relación, en el desarrollo de su conducta intersubjetiva


está permanentemente en la posibilidad de incurrir en responsabilidad, la que, por eso, es
inherente a la vida social. La responsabilidad civil se define como la obligación de toda
persona de pagar por los daños y perjuicios que cause en la persona o el patrimonio de otra.

Todo estudio de la responsabilidad civil, su visión histórica, como fenómeno


jurídico, se remonta a las primeras manifestaciones de la actividad humana y, por ello, al
origen mismo del Derecho, la expresión “responsabilidad civil” no fue utilizada en roma.
Sin embargo, para encontrar su origen y significado hay que recurrir al vocablo
responsabilidad cuya etimología le da como contenido la raíz latina spondere que tenía
como acepción prometer, comprometerse, ligarse como deudor.

La responsabilidad civil se comenzó a perfilar desde que la autoridad comenzó a


calificar el hecho que causaba el daño para los fines de su resarcimiento o reparación, pero
sin tratar de establecer si el eventus damni amenazaba o no el orden social, aunque siempre
de alguna manera lo afectara. De ahí, que en la evolución de la responsabilidad como
fenómeno jurídico en el Derecho Romano se fuera diferenciando la responsabilidad
patrimonial de la responsabilidad personal, comenzándose a sentar las bases para la
diferenciación de la responsabilidad civil de la responsabilidad penal.

3
Se le distinguía en delicta privata y delicta publica, según se causara daño a la
propiedad o a la persona de los particulares, pero sin turbar directamente el orden público.
No se desarrolló el concepto como una categoría general y abstracta, como delictum, sino
de manera particular y concreta, como delicta, pues la tendencia de los juristas romanos,
siempre marcada, se orientaba hacia la concreción y la tipicidad.

1.1.- ¿Qué es la responsabilidad civil?

Comencemos por decir que el fundamento principal para que esta institución, es
aquel que según el cual los derechos de las personas deben ser respetados, y cualquier
vulneración que se haga de ellos, debe llevar una reparación o restablecimiento de los
mismos.

Este es el principio esencial para que podamos conservar un equilibrio dentro de la


sociedad y, por ende, la convivencia entre todos los sujetos perteneciente a una
comunidad.

Sumado a ello, los individuos en su permanente desarrollo deben realizar un sinnúmero


de

Actividades que en algunas ocasiones pueden desencadenar efectos nocivos en los


derechos de otros, por lo que, ante estos eventos, deberá haber una respuesta jurídica.

La responsabilidad civil viene definida por la legislación civil, en la que se dice que las
obligaciones nacerán de:
La ley.
Los contratos y cuasicontratos.

Los actos y omisiones ilícitos o en que intervenga cualquier género de culpa o negligencia.
Conviene precisar que el hecho de que determinados actos u omisiones ilícitos
conlleven responsabilidad penal, no determina que esta sea incompatible con la civil.

El análisis de la responsabilidad en contexto tendría dos momentos; el primero sería


la determinación de responsabilidad, y el segundo sería la cuantificación del daño causado.
Es en este segundo momento en el que resulta relevante la aplicación del artículo 1332 del

4
Código Civil. Como expresan Felipe Osterling y Alfonso Rebaza, la facultad discrecional
que se otorga al juez no está destinada a acreditar los elementos que configuran
responsabilidad. La aplicación del criterio de equidad solo incide en la cuantificación y, por
ende, tiene como presupuesto la configuración de responsabilidad civil.”  Por tanto, la
utilidad del artículo 1332 no es la de determinar la existencia de la responsabilidad (para lo
cual se usarán otros métodos como el juicio de resarcibilidad), sino que tiene como
presupuesto que esta exista.

1.2.- ¿Cómo nace la responsabilidad civil?

Su origen puede ser contractual o extracontractual:

¿Contractual o extracontractual?

Un punto que consideramos importante aclarar es el ámbito de aplicación de este


artículo. Como se sabe, una de las más tradicionales clasificaciones de la responsabilidad
civil es aquella que divide entre responsabilidad contractual o extracontractual. ¿En cuál de

5
estos ámbitos puede ser aplicado el artículo 1332° del Código Civil? Consideramos que si
bien esta norma está ubicada en el Título IX del Código Civil relativo a la inejecución de
obligaciones, no hay razón para pensar que ello implica que este artículo no pueda ser
usado también cuando estemos frente a  casos de responsabilidad extracontractual. La
naturaleza contractual o extracontractual de un determinado daño no es un factor
determinante para que se presenten problemas en el cálculo de la cuantía, así como la
necesidad de que el juez tenga que realizar el cálculo. Como expresan Osterling y Rebaza,
“resulta indistinto que la responsabilidad del agresor tenga origen contractual o
extracontractual, pues ello no es contradictorio con la facultad discrecional que la norma
citada confiere al juez para cuantificar el daño”.

La responsabilidad civil contractual es una sanción convenida por las partes para el
caso de que una de ellas incumpla sus obligaciones; responsabilidad civil contractual, es la
infracción de un deber fijado en un contrato, es decir, un incumplimiento de este. Ejemplo:
A contrata unas telas verdes con B, y cuando le llegan las telas, estas son rojas. B ha
incumplido el contrato con A y por tanto ha generado la responsabilidad civil contractual y
por ello deberá responder compensando o reparando ese daño causado a A

La responsabilidad extracontractual es más amplia, ya que incluye las


indemnizaciones derivadas de daños o lesiones que el perjudicado no tuviera el deber de
soportar. En el derecho comunitario se conoce como responsabilidad cuasi delictual,
término que ayuda a entender el concepto. Así, la indemnización de un accidente de tráfico
es de este tipo ya que, aunque no hay ningún contrato, el responsable debe indemnizar a la
víctima por los daños y perjuicios que le ha causado; responsabilidad civil extracontractual,
es la infracción de un deber de conducta que no se encuentra recogido en ningún contrato y
tiene como resultado el daño a otra persona. Ejemplo: A vive en un segundo piso y tiene
una maceta en el balcón, B pasea por la calle y de repente le golpea una maceta. A ha
originado un daño a B con su maceta y no existe contrato entre ellos, ni siquiera se
conocían, pero se origina responsabilidad civil extracontractual de A que deberá compensar
o reparar el daño causado a B. Otro ejemplo puede ser los accidentes de circulación.

Circunstancias que evitan el nacimiento de la responsabilidad civil.

6
Las circunstancias que evitan que la responsabilidad civil no nazca, es decir que no llegue a
existir son:

Legítima defensa: El daño causado por defenderse de una agresión no genera


responsabilidad civil.

Estado de necesidad: Es la situación donde se produce el daño para evitar un mal mayor
propio o ajeno, en este caso tampoco nacerá responsabilidad civil.

Consentimiento del perjudicado: Solo exonera de la responsabilidad civil cuando no se


haya producido daños no patrimoniales.

Caso fortuito: No existe ni culpa ni negligencia en este caso y por ello no nace la
responsabilidad civil. Se trata de una situación imprevista o inevitable.

7
1.3.- ¿Cuáles son los elementos de la responsabilidad civil?

Los requisitos para que pueda existir la responsabilidad civil son:

a) La acción o hecho dañoso.


b) El daño producido.
c) La relación de causalidad entre la acción y el daño.
d) Los factores de atribución.

a) La acción dañosa

El primer elemento de la responsabilidad civil extracontractual es la acción que


produce el daño. Esta acción debe tener, en el plano fáctico, una coincidencia, siquiera
parcial, con la conducta que resulta penalmente relevante. Al igual que la acción jurídico-
penal, esta acción puede ser tanto activa como omisiva. Pero lo que es distinto al ámbito
penal es que la acción dañosa no tiene que ser necesariamente imputada como propia al
sujeto civilmente responsable.

En el Derecho civil se admite supuestos de responsabilidad indirecta, esto es, de


responsabilidad por el hecho de un tercero. La figura del tercero civilmente responsable
prevista en el proceso penal permite precisamente decidir en sede penal estos supuestos de
responsabilidad civil.

La acción dañosa debe ser antijurídica, pues los daños derivados de una acción lícita
no pueden sustentar una responsabilidad civil. Esta antijuridicidad no debe entenderse en
los mismos términos que la categoría del delito, sino sencillamente como la existencia de la
obligación jurídica de reparar el daño. Bajo esta idea, queda claro, por ejemplo, que el daño
producido en legítima defensa no es civilmente antijurídico, pues no existe por parte del
que se defiende una obligación de indemnizar al agresor afectado.

8
La situación es distinta en aquellos supuestos en los que solamente se levanta la
antijuridicidad penal de la conducta, pero el deber de tolerancia del daño no incluye asumir
también los costos económicos de la agresión, tal como sucede, por ejemplo, con el
llamado estado de necesidad agresivo.

b) El daño

El daño consiste en la afectación o lesión de un interés jurídicamente reconocido.


Esta afectación no tiene que traducirse necesariamente en la alteración o destrucción de un
bien material. El interés puede lesionarse simplemente con eliminar o impedir el disfrute de
un bien sin que se altere su sustancia (por ejemplo, si se despoja indebidamente de un bien
a su dueño).

El daño producido puede tener un carácter patrimonial o extra-patrimonial,


existiendo respecto de ambos aspectos un deber de resarcimiento. Importante para decidir
el resarcimiento es determinar la entidad o magnitud del daño. En el lenguaje técnico se
suele utilizar el término “daños y perjuicios” como si se trataran de dos conceptos distintos,
pero lo cierto es que se refieren a lo mismo.

En el caso de la acción civil ejercida en el proceso penal, el daño civil resarcible no


tiene que formar parte del tipo penal del delito juzgado, por lo que no sólo el titular del bien
jurídico protegido puede constituirse en actor civil. El artículo 94.1 del CPP es muy claro al
señalar que el agraviado en el proceso penal es tanto el ofendido por el delito (titular del
bien jurídico penalmente protegido), como el perjudicado por las consecuencias del mismo
(el que padece daños civilmente reparables). Solamente el agraviado que es perjudicado por
el delito conforme a la normativa jurídico-civil, puede constituirse en actor civil dentro del
proceso penal (artículo 98 del CPP).

Así, si un agraviado solamente es afectado por el delito, pero no perjudicado, no


podrá constituirse en actor civil (por ejemplo, el que salió ileso del disparo dirigido a
matarlo). Del mismo modo, el perjudicado por el delito podrá constituirse en actor civil,
aunque no haya sido ofendido por el delito (por ejemplo, el chofer que se queda sin trabajo

9
por el robo del automóvil a su empleador). Reducir la calidad de actor civil al ofendido por
el delito que sufre daños es una estrechez conceptual inaceptable.

c) La relación de causalidad

En el lenguaje civilista, la relación de causalidad vincula la acción u omisión con el


daño resarcible. Como puede verse, no se maneja una concepción naturalista de la
causalidad que se limite a las causaciones, sino que se incluye sin mayores
cuestionamientos a las omisiones.

Por ello, las teorías utilizadas para determinar la relación de causalidad en la


responsabilidad civil se corresponden fundamentalmente con las teorías individualizadoras
de la causalidad que, en cierto momento, se discutieron en el Derecho Penal.

De entre ellas, la que más reconocimiento ha recibido entre los civilistas es la teoría
de la causa adecuada, según la cual una causa es adecuada respecto del resultado cuando de
acuerdo a la experiencia normal y cotidiana debe ser capaz o adecuada para producir el
daño causalmente provocado. En el plano legislativo, esta caracterización de la relación de
causalidad es la que asume, por lo demás, el artículo 1985 del CC.

Dado que el artículo 101 del CP establece que las disposiciones del Código Civil
resultan aplicables a la reparación civil ejercida en el proceso penal, la relación de
causalidad debería determinarse con el parámetro de la causa adecuada recogida en el
artículo 1985 del CC.

Sin embargo, el precedente vinculante establecido en la sentencia R.N. N° 948-


2005-Junín parece asumir un parámetro de interpretación distinto, al sostener que los daños
deben desprenderse directamente del delito. Tal delimitación jurisprudencial traería como
consecuencia que se excluyan de la reparación civil deducida en el proceso penal los daños
que no son consecuencia directa del delito, asumiendo, de alguna manera, la teoría de la
causa próxima.

10
Una explicación lógica a este planteamiento podría encontrarse si se atiende al
objeto de prueba del proceso penal. El juez penal se centra probatoriamente en la conducta
delictiva, por lo que no se podría ampliar el objeto de prueba a otros hechos, aunque estén
causalmente vinculados. Si el juez penal pudiese salirse del ámbito delimitado por el hecho
delictivo, el proceso penal dejaría de ser un proceso penal para convertirse en un proceso
penal-civil.

La relación de causalidad puede fracturarse y, por lo tanto, reconducir el daño a otra


causa en cuatro supuestos legalmente previstos: el caso fortuito, la fuerza mayor, el hecho
determinante de un tercero y la imprudencia de la propia víctima (artículo 1972 del CC). Si
bien resulta inexacto hablar de una fractura del nexo causal, pues el nexo causal no se
fractura, sino, en todo caso, se desvía del proyectado, lo cierto es que, en una comprensión
de la causalidad tan desligada de la comprensión naturalista como lo es la civilista, puede
admitirse tal denominación. Lo que debe resaltarse es que estos supuestos muestran que la
única defensa que se tiene en el proceso penal, en cuanto a la reparación civil, no es negar
la existencia del hecho dañoso, sino que también es posible alegar que se ha producido una
fractura del nexo causal, aun cuando tal dato no sea relevante para la imputación penal.

d) Los factores de atribución

La sola producción de un daño no es suficiente para hacer civilmente responsable a


alguien de ello. Es necesario que, con base en los criterios de ordenación del Derecho Civil,
se le pueda atribuir jurídicamente el daño producido. Simplificando la discusión doctrinal,
puede decirse que los factores de atribución pueden ser de dos tipos.

Por un lado, están los factores de atribución de carácter subjetivo que responden a
situaciones internas del causante del daño: la culpa y el dolo civil. Por otro lado, se
encuentran los factores de atribución de naturaleza objetiva que van desde la sola
adecuación de la acción para causar el daño hasta criterios de distribución eficiente del
riesgo. Un ordenamiento jurídico no tiene que optar necesariamente por uno de estos tipos
de factores de atribución, sino que puede decidir operativamente su aplicación en función

11
de los ámbitos en los que se produce el daño civilmente reparable. Así lo ha hecho
precisamente el Código Civil Peruano.

Conforme al artículo 1969 del CC, la responsabilidad civil extracontractual requiere


la concurrencia de criterios objetivos de imputación junto con los subjetivos (dolo o culpa).

El dolo civil consiste en la conciencia y voluntad de producir el daño. La culpa


existe cuando se omite la diligencia debida o el cuidado ordinario exigido por la actividad
que se realiza y por las circunstancias de las personas, tiempo y lugar. Esta culpa admite
graduaciones en leve, lata, grave e inexcusable.

El que la regla general en la responsabilidad civil extracontractual sea exigir un


factor subjetivo de atribución, no excluye que, en determinados ámbitos con mayores
exigencias de estandarización, el factor de atribución sea solamente objetivo. Por ejemplo,
si el daño se produce por un bien o una actividad riesgosa, el deber de reparar es objetivo
(artículo 1970 del CC).

12
2.- El enriquecimiento sin causa.

De acuerdo con el artículo 1954 del Código Civil (en adelante CC):

Artículo 1954.- Aquel que se enriquece indebidamente a expensas de otro está obligado a


indemnizarlo.

Es decir, la atribución o desplazamiento patrimonial debe tener una causa, o sea una
justificación, de lo contrario resultará un enriquecimiento sin causa y por ende injusto. Y
como bien sabemos, si el fin del derecho es perseguir la justicia, el enriquecimiento sin
causa se opone a tal fin por lo que el derecho debe brindar alguna acción o remedio para
eliminar tal injusticia. Esa acción vendría a ser la llamada in rem vers.

En el derecho romano, el principio que prohibía el enriquecimiento injusto ya era


conocido y aplicado. Actualmente, varias acciones tienen como objetivo evitar este tipo de
enriquecimiento: la repetición del pago indebido, el enriquecimiento ilícito en el cobro del
cheque prescrito, la indemnización, etc. Todos pertenecen al género de las acciones in rem
verso.

Para una doctrina argentina, el enriquecimiento sin causa es un aumento patrimonial


que el derecho, por alguna razón no convalida; dicha ineficacia del enriquecimiento a los
ojos del derecho no es otra cosa que una sanción al acto que lo produjo, lo que constituye
una aplicación de la teoría de la causa, pues lo que se cuestiona es la causa de esa
atribución patrimonial más que ella en sí misma.

13
Haciendo un poco de derecho comparado, en el Código Civil brasileño del 2002,
que dedicó un capítulo específico al enriquecimiento injusto. El único párrafo de esta
disposición agrega, con respecto al enriquecimiento que tiene como objeto cosa
determinada, que «quien lo recibió está obligado a devolverlo y, si el objeto ya no existe, el
reembolso se hará por el valor del bien en el tiempo en que fue exigido».

La figura del enriquecimiento injustificado o sin causa carece de regulación en el


Código Civil español, habida cuenta de que se trata de una construcción jurisprudencial y
doctrinal relativamente moderna. Un ejemplo citado por Díez-Picazo y Gullón, extraído de
la jurisprudencia francesa, es el de la empleada que, a causa de una promesa de matrimonio,
trabaja gratis para su patrón, además de ser su concubina. Como no se celebró el
matrimonio, los tribunales condenaron a aquel a pagarle los salarios que se ahorró y que
contribuyeron a aumentar su patrimonio.

La jurisprudencia chilena ha identificado dos funciones que esta institución


cumpliría en dicho ordenamiento jurídico. Por una parte, el rechazo del enriquecimiento
injustificado serviría de fundamento a distintas acciones restitutorias reguladas
expresamente en el derecho positivo. Por otra parte, operaría como fuente autónoma de
obligaciones, dando lugar a una acción restitutoria innominada conocida en Chile como in
rem verso. La distinción de estas funciones ha hecho posible avanzar en la comprensión de
un área del derecho privado excepcionalmente compleja.

En uno de los países del Common law como Estados Unidos, se procede por


primera vez a un reconocimiento expreso de la figura en los «Restatement of
Restitucion» de 1937, que, en su sección primera, establece expresamente que “a person
who has been unjustly enriched at the expense of another is required to make restitution to
that other”. Sin embargo, en el Derecho inglés, no fue hasta el año 1991, en el caso Lipkin
Gorman vs. Karpnale Ltd., cuando se reconoció explícitamente la figura del
enriquecimiento injustificado como parte de su derecho.

Habiendo hecho un breve recorrido por algunos países tanto del Civil law (Perú,
Chile, Francia, España, Brasil) como del Common law (Estados Unidos, Inglaterra)
colegimos que la institución del enriquecimiento sin causa está presente en ambos sistemas
legales y en algunos países del Civil law no resulta indispensable el reconocimiento expreso

14
de tal figura para hacer uso de ella bastando solo una construcción jurisprudencial y
doctrinal.

En palabras de Castillo Freyre, la doctrina considera a la teoría del enriquecimiento


sin causa como uno de los aciertos más notables de la técnica jurídica, pues sin duda alguna
lo que se pretende amparar con tal figura son precisamente todos los casos de
enriquecimiento sin causa que pasaron inadvertidos al legislador, motivo por el cual los
afectados no encuentran remedio alguno en la norma; pero, no obstante ello, los principios
de la moral, la equidad, la justicia y la eficiencia no aceptan que exista una persona que se
beneficie a expensas de otra, sancionando así tal situación a través de la acción
de enriquecimiento sin causa que se otorga al perjudicado.

La idea central que gira en torno al enriquecimiento sin causa puede ser extraída a
partir de considerar a este como un arreglo en favor del que ha sido perjudicado por un
desplazamiento patrimonial eficaz.

2.1.-De la relación de causalidad entre el enriquecimiento y el empobrecimiento.

La relación causal significa que el enriquecimiento y el empobrecimiento son el


resultado de un hecho único, que actúa como determinante de la ocurrencia del otro. Si los
valores son diferentes, la indemnización será fijada por el número más bajo.

Según una doctrina argentina, el problema se plantea cuando el enriquecimiento es


mediato, es decir, se ha producido a través del patrimonio de un tercero. La mayoría de los
autores considera aplicable a estos supuestos la doctrina del enriquecimiento injusto,
solución que comparte. Es más, la propia Corte de Casación francesa ha admitido en
algunos casos que el empobrecido dispone de la acción de in rem verso contra un tercero,
por ejemplo, en caso de insolvencia de su deudor primigenio.

El ejemplo que habitualmente se consigna es el siguiente: un comerciante vende


abono a un arrendatario de finca rústica, que efectivamente lo utiliza. Extinguido el
contrato de arrendamiento, el arrendatario abandona la finca sin haber pagado el precio del
abono. Puede el vendedor exigir al propietario de la finca, con quien no ha contratado, la
restitución de aquello en lo que se hubiese beneficiado.
15
El enriquecimiento y el empobrecimiento tienen que ser correlativos el uno del otro
por haber tenido origen en un mismo hecho.

causa que justifique el enriquecimiento

Según una doctrina española, la causa, en la doctrina del enriquecimiento sin causa,
debe referirse principalmente a la ausencia de justificación en una adquisición patrimonial;
adquisición que se produce por la especial naturaleza de la ventaja (que no es
recuperable, in natura). La justificación de las atribuciones patrimoniales es la existencia
de un título válido legitimador, es decir, bien la existencia de una voluntad transmisiva,
válida según los requisitos integradores previstos por el ordenamiento jurídico (negocio
jurídico como causa), bien la existencia de una norma jurídica que imponga una
transmisión en función de principios de justicia y seguridad (ley como causa). La falta de
uno de estos dos elementos conduce a la no justificación de una ventaja.

De acuerdo con una doctrina brasileña, la ausencia de causa jurídica es el requisito


más importante para el reconocimiento del enriquecimiento sin causa. No habrá
enriquecimiento sin causa cuando el hecho sea legítimo por un contrato u otro motivo
previsto por la ley. Solo cuando no haya ninguno de estos dos fundamentos es que habrá
ilicitud. En otras palabras, la causa que legitimará las adquisiciones patrimoniales serán la
ley o los negocios jurídicos.

2.2.-  Del empobrecimiento.

El empobrecimiento es identificado con el desmedro patrimonial que afecta a un


sujeto, sea por haberse afectado su patrimonio en un monto equivalente al desplazamiento
patrimonial efectuado a favor de otro sujeto o, por haber puesto dicho patrimonio en una
situación más gravosa al asumir la titularidad de deudas u obligaciones.

En este sentido, al hablarse de pérdida patrimonial se hace referencia a una verdadera y


propia transferencia injustificada de riqueza que se refleja económicamente en el
patrimonio de un sujeto, constituyendo la otra cara del enriquecimiento, y en este sentido

16
cabe ser diferenciado del concepto de daño propio de la responsabilidad civil y con éste,
por ejemplo, la exclusión del concepto de lucro cesante.

El empobrecimiento podría consistir no solo en una reducción patrimonial sino


también en la no percepción de cierta cantidad dinero que se obtendría debido al servicio
prestado o de la ventaja obtenida por la otra parte.

Así, el empobrecimiento denota el menoscabo de orden patrimonial que el sujeto


demandante de la acción padece. Por ello, implica un desmedro patrimonial consistente en
el simple hecho de dejar de tener más a causa de quien obtuvo una ganancia a su costa o
perjuicio. Siendo así, el empobrecimiento se puede manifestar de dos formas: a) como
pérdida de un bien; b) como pérdida de una expectativa.

En conclusión, entendemos por empobrecimiento a la reducción patrimonial o


pérdida de la oportunidad de haber prestado un servicio remunerado como consecuencia del
aumento patrimonial de otro.

2.3.-  Del enriquecimiento.

Si bien el artículo 1954 del Código Civil no ha determinado cuando se verifica


el enriquecimiento al que hace referencia, se entiende, en doctrina, que dicho
enriquecimiento ocurre cuando el enriquecido ha obtenido algo, es decir, se requiere que se
haya producido una ventaja en su situación patrimonial, vale decir, que ésta se haya
mejorado. Así pues, se entiende que hay enriquecimiento cuando se incorpora al
patrimonio de una persona una ventaja de carácter pecuniario. 

Para una doctrina española, los modos de adquirir una ventaja son incontables, pueden
consistir tanto en la adquisición de un derecho, o en el aumento o incremento del valor de
un bien que hemos adquirido (lucrum emergens), como también puede uno no
empobrecerse (damnum cesans), cuando la ventaja consiste en el no padecimiento de una
obligación o carga a la que un patrimonio estaba adscrito. El enriquecimiento por

17
adquisición de un derecho puede referirse tanto a un derecho real (propiedad, etc), como a
un derecho de crédito; y también puede derivarse del goce o uso efectivo de un derecho.

El enriquecimiento por incremento de valor de un bien admite muchas variantes


como son las construcciones sobre inmuebles, mejoras, accesiones, enriquecimientos
derivados de la devaluación de la moneda, por adquisición efectiva del goce de un objeto
(posesión); pero hay otras menos claras como el incremento de valor de una cosecha debido
a la iniciativa ajena etc. También puede enriquecerse una persona por la adquisición de una
ventaja que consiste en una expectativa; o por conducta de tercero, como podía resultar en
el empleo de fuerzas de trabajo ajenas, o de una actividad profesional especializada, etc.

En suma, entendemos por enriquecimiento al incremento del patrimonio producto


de la adquisición de nuevos derechos reales o personales, la recepción de prestaciones de
dar o el incremento en el valor de los bienes ya adquiridos.

18
Conclusiones

 Que la responsabilidad civil debe ser mejor orientada para una correcta aplicación de
ella, puesto que muchas veces se hace caso omiso y, dicho sea de paso, existe una
vulneración de derechos, se entiende entonces que, La responsabilidad civil es sin duda
una de las instituciones más importantes de los sistemas de Derecho Civil en la
actualidad. La posibilidad de resarcir el daño ha permitido que se puedan desarrollar
diversas actividades que han aportado al desarrollo de la sociedad en conjunto, pero
sin dejar de lado los derechos de los ciudadanos ni generar situaciones de extremada
injusticia. Sin embargo, con el progreso de la sociedad los conceptos de daño resarcible
han crecido en número y variedad, ya no limitándose al simple elemento patrimonial,
sino a otro tipo de consideraciones. Como consecuencia, el cálculo de la cuantía
indemnizatoria se ha tornado más complejo.
 Por las razones que hemos expuesto, consideramos que podrían sistematizarse en dos
los requisitos para la aplicación del artículo 1332° del Código Civil: a) la existencia de
un daño probado y b) la imposibilidad de calcular su cuantía a pesar de los intentos
diligentes de hacerlo.
 En torno al enriquecimiento sin causa, puede decirse que, en nuestro país es una gran
problemática ya que junto a el se adhieren otros actos; el enriquecimiento sin causa
tiene un fundamento legal, pues es el Código Civil el que dispone la restitución (a
manera de indemnización) de lo injustamente enriquecido.
 El enriquecimiento sin causa genera el efecto de restitución pues no existe causa
justificada que ampare un enriquecimiento en detrimento de otro sujeto.

19
Bibliografía

 https://lpderecho.pe/enriquecimiento_sin_causa-derecho-civil/
 https://economipedia.com/definiciones/responsabilidad-civil.html
 https://www.conceptosjuridicos.com/pe/responsabilidad-civil/
 https://javeriana.edu.co/biblos/tesis/derecho/dere5/TESIS54.pdf
 https://www.enfoquederecho.com/2019/08/21/articulo-1332-del-codigo-civil-
cuales-son-los-presupuestos-para-su-aplicacion/
 http://journals.continental.edu.pe/index.php/iusettribunalis/article/download/417/
420/

20

También podría gustarte