Vision Del Estado Contemporaneo
Vision Del Estado Contemporaneo
Vision Del Estado Contemporaneo
MATERIA:
DERECHOS FUNDAMENTALES
TITULAR:
ANTONIO HERMENEGILDO PANIAGUA ALVAREZ
ACTIVIDAD:
RESUMEN
ALUMNA:
CASANDRA PÉREZ PINEDA
SEMESTRE:
6°
GRUPO:
“A”
FECHA DE ENTREGA:
13/10/2020
Una visión del Estado contemporáneo
Los fines a los cuales ha de atender la organización estatal varían en función de
las coyunturas históricas y, dentro de ellas, de las distintas ideas, imágenes o
representaciones del Estado y de la diversa estructuración de las fuerzas sociales.
Pero, en todo caso, ha de cumplir, al menos, con los siguientes fines:
El Estado como toda institución tiene un telos o finalidad, elemento esencial del
mismo, que consiste en la realización de los valores individuales y sociales de la
persona humana en el bien público. El tratadista Jorge Fernández Ruiz, sostiene
al respecto que existe un elemento teleológico en el estado, empero, este
elemento invisible e intangible del Estado es determinado no por el consenso
general de la población, sino por el interés del sector o clase dominante del a
población.5 En efecto, el Estado subsiste porque así lo resuelve el sector
dominante del mismo, aun cuando no cuenten con la aprobación de la mayoría de
la población o, incluso, aun cuando a la creación o subsistencia del Estado se
opusiera la mayoría de la población.
El Estado asume los fines necesarios para la existencia de la sociedad nacional de
acuerdo con las condiciones de su desarrollo y que ésta no pueda satisfacer
espontáneamente por sí misma.
Entre los sentidos posibles del sistema de competencias dentro del conjunto de la
organización estatal caben destacarse los siguientes: de un lado, la disciplina de
dicha organización por el Derecho, ya que todo poder ejercido por un órgano o
componente de órgano ha de moverse dentro de los límites y condiciones de la
competencia establecidos por la normatividad jurídica, y de otro, permite una
distribución de las tareas del Estado entre sus subunidades con la seguridad de
que no actuarán con el arbitrio o los criterios personales de sus titulares o
portadores, lo que obviamente conduciría a un verdadero caos que terminaría con
la unidad del Estado, sino con arreglo a la ordenación normativa establecida por el
poder del Estado, de modo que la acción subjetiva del titular o portador del órgano
no es, así, otra cosa que la actualización de la transpersonalización y objetivación
del poder estatal.
Pocas realidades tienen una importancia tan grande en el mundo actual como el
Estado. Para bien o para mal el Estado representa un papel de primera magnitud
en la vida del hombre contemporáneo, y su presencia se hace sentir
decisivamente en lY es que el Estado está vinculado íntimamente con la
naturaleza social del hombre. Es una comunidad que por su organización y fines
ayuda al individuo humano a la plena expansión de su personalidad y crea el
ambiente propicio para la cooperación social en el orden, la paz y la justicia. Es,
en verdad, una sociedad que por su amplitud, la diversidad de sus funciones y la
gran variedad de recursos materiales y espirituales con que cuenta, puede
considerarse como la única sociedad que cubre integralmente el ámbito de los
fines existenciales humanos en el plano de lo temporal intramundano. Esta
característica del Estado había sido ya considerada por los grandes pensadores
políticos desde la antigüedad como algo esencial a la comunidad política.
Por eso la doctrina del Derecho Natural designó al Estado con el nombre de
sociedad perfecta. Es la sociedad autárquica o autosuficiente que contiene en sí
todo lo necesario para promover la vida buena de los hombres, o como ahora se
diría, para el bienestar general. No es el simple valerse por sí mismo en el campo
económico -que ha déjalo ya de ser posible en el complejo mundo de relaciones
internacionales en que vivimos sino el estar dotado de una estructura, de una
organización, de unos fines y de un poder supremo de mando, que le permite al
Estado fundar, favorecer y regular la cooperación social en todos los campos. Y
así poner al servicio de la persona humana todo lo que ésta requiere para el
cumplimiento cabal de su destino.
El Estado contemporáneo nace y subsiste por una coincidencia de voluntades de
la parte de la población política y económicamente más importante, aun cuando no
necesariamente la más numerosa.7 Es común que la clase gobernante o clase
política, conforme a una pequeña pero importante parte política de la población del
Estado; de tal suerte que el estado subsiste con, sin, y en ocasiones, aun contra la
voluntad de la mayoría de los miembros de su población. Los objetivos estatales,
salvo el de procurar la supervivencia del propio Estado, son diferentes en los
diversos estado, así como entre distintas épocas del mismo Estado. Fiel a su
trayectoria histórica y a su naturaleza, el Estado en nuestros días sigue siendo esa
estructura suprema de poder que condiciona el bienestar de los hombres y de los
pueblos. Su presencia se hace notar en todas las regiones de lo social, como
agente de promoción, o como colaborador de la iniciativa privada, o como garantía
de la actividad de las comunidades menores.