Trabajo Final Filosofía

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INTRODUCCIÓN

La plaga de la corrupción al parecer no descansa ni respeta la


cuarentena, no solo ataca al Perú, Sudamérica si no al planeta entero.
En estos tiempos de pandemia nos llevan a una reflexión, algunos mal
llamados ciudadanos nos demuestran, aún más, que en Perú existe la
pobreza más por la corrupción que por la desigualdad.

Es inaudito que, en estas alturas de crisis mundial, los corruptos se


enriquezcan a través de las ayudas, donaciones hacía los más
afectados, actos deplorables que merecen ser castigados con todo el
peso de la ley.

Esta crisis que estamos pasando sin duda traerá aún más corrupción en
los gobiernos, negocios, instituciones educativas, en los organismos sin
fines de lucro y en la vida privada, porque esto ha sido experiencia de
todos los gobiernos anteriores. Esta cruda y dolorosa experiencia nos
invita a la meditación, y nos recuerda que el Estado sí existe para el pago
de impuestos, IVA, aportes de seguridad social, etc., pero esos recursos
pasan primero por el filtro de la corrupción llegando migajas a los que
verdaderamente lo necesitan.

Más que medidas higiénicas, lo que se requiere es que la educación


promueva la ética, la moral y la honestidad por encima del arraigado y
confuso concepto de educar para el éxito, que se confunde en todas las
clases sociales con el poder y la riqueza. La educación ayuda a combatir
la ignorancia de las personas que muchas veces apoya indirectamente la
corrupción.

Como ciudadanos nos falta exigir para que un mayor número de


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personas tengan acceso a cubrir las necesidades básicas y no se


realicen más obras bajo la sombra del desfalco.

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En estos tiempos de pandemia, más que mantenernos pulcros, se
necesita un lavado de conciencia, valores y principios para un buen
número de nuestros dirigentes y ciudadanos que brillan por su ausencia y
faltos de solidaridad.

Después de este encierro(cuarentena), aún no deberíamos volver a la


normalidad porque la normalidad era el problema. Nos acostumbramos a
vivir entre la inmoralidad y seguimos apoyando a personas que llenan
sus bolsillos sin pensar en el bien común.

Tan importante como encontrar una cura para el virus, hoy más que
nunca necesitamos una vacuna para que sea aplicada a los “funcionarios
públicos”, gobernantes y la clase política que cometan delitos, y así evitar
la pandemia desaforada de la deshonestidad. Si buscamos enfrentar la
pobreza y la desigualdad, lo primero que se requiere son castigos
drásticos y firmes para todos estos personajes que la propician con sus
actos desleales, sin distingo de orientación política.

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ARGUMENTO

La expansión del Covid-19 por América Latina e incluso el Perú ha


sobrevenido con la prevalencia de prácticas corruptas, especialmente de
funcionarios públicos que, en teoría, debieran emplear los recursos del
Estado en la protección de la ciudadanía. Diversos reportes periodísticos
llaman la atención sobre faltas y delitos cometidos por autoridades y
burócratas en plena emergencia. Entre otros: compras fraudulentas de
elementos sanitarios, material de protección médico, desvío del apoyo
social diseñado para los más vulnerables, concesión ilegal de contratos
sin concursos públicos, especulación en el mercado de medicamentos.
Estos comportamientos califican de inmorales, dado el contexto de
contagio, muerte y desolación en el continente.

El fenómeno de la corrupción es impredecible. Nunca se sabe cuándo


podría corromper hasta al más honesto. El carácter egoísta de algunos
funcionarios frente a las actuales necesidades produce un grave perjuicio
para los más vulnerables y, como consecuencia de ello, también afecta al
patrimonio del Estado.

Es evidente que, en estas épocas de pandemia, el sistema de justicia se


ha debilitado, como el resto de los servicios públicos. Sin embargo, es
necesario empezar a reconocer la realidad político-jurídica de nuestro
país, para con ello, como estudiantes de derecho o ya abogados
profesionales, o incluso mejor, como ciudadanos interesados y activistas,
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generar un primer avance para combatir la corrupción. Un paso


importante es la sanción de casos como el que hemos abordado. Una
correcta identificación de los delitos cometidos es por ello útil para lograr
sanciones ejemplares contra sus responsables. (France24,2020)
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¿Se trata de gente tan desalmada, sin solidaridades ni
conmiseraciones? O, ¿de qué manera entender este tipo de
conductas?

Al explicar este tipo de comportamiento inmoral, algunos analistas han


hecho énfasis en la “oportunidad política” que crea la pandemia.
Interrogado por The New York Times, Eduardo Bohorquez, de
Transparencia Internacional México, señala que estamos ante una
suma de condiciones ideales que favorecen la corrupción de autoridades:
poca transparencia, bajo acceso a la información y pobre supervisión
legislativa, lo que genera un contexto de “haga lo que quiera”.

En estos tiempos de Crisis los malos funcionarios


aprovechan para dar a flote sus verdaderas intenciones con
el pueblo, dejando de lado y velando sus propios intereses
donde se debería buscar una solución que implique a todos.
A su vez, la propia expansión de prácticas corruptas genera, entre el
grupo de los infractores, una percepción de “aprobación” que, a su vez,
reduce el valor de la sanción moral ante sus conciencias. Cuando el
corrupto percibe que “todos a su alrededor lo hacen”, legitima su andar
desviado y deslegitima el patrón moral. No se perciben como
“corruptores” sino como “aprovechadores” de una oportunidad.

Ante la expansión de estas prácticas, las sociedades corren el riesgo de


“naturalizar” la corrupción en este contexto, si no se sanciona
correctamente. La lucha contra el virus también debe incluir a la
corrupción. De otro modo, podríamos socavar aún más la crisis
institucional que nos legará el Covid-19 cuando, en algún momento
futuro, se desvanezca.
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Existen distintas opiniones jurídicas sobre qué pena imponer cuando un


funcionario público comete el delito de colusión y sí que son de todo tipo.
También tenemos un aparato legal muy blando contra este problema y

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sobre todo, una sociedad que los elige con el pretexto de siempre: "robo
pero hace obras". (GYB, agencia de noticias.2020)

¿La escasez y la alta demanda de servicios de salud durante


emergencias conlleva a la priorización de la rapidez por sobre la
transparencia lo cual podría dar lugar a corrupción?

Por ejemplo, durante el brote epidémico del virus del ébola en África
Occidental (2013 – 2016), la corrupción se manifestó de forma directa en
la desviación generalizada de fondos y suministros médicos, sobornos y
procesos de compras públicas poco transparentes. Se podría pensar que
son los países con menos recursos son los más propensos a sufrir este
tipo de corrupción. No obstante, economías más establecidas también
sufren los embates de la corrupción.

De este modo, durante la pandemia causada por la llamada ‘gripe


porcina’ (H1N1) en 2009, los laboratorios estuvieron en el ojo de la
tormenta. El gigante farmacéutico Baxter fue acusado de fraude por
vender vacunas con un sobreprecio de 1300% al programa Medicaid
para la población más vulnerable de Estados Unidos. La empresa llegó a
acuerdos extrajudiciales con diversos gobiernos federales de dicho país
por varios millones de dólares (Syal y Ojha, 2009). Cabe señalar que
esta empresa también está produciendo materiales para tratar a
pacientes con Covid-19, y ha realizado donaciones de más más de dos
millones de dólares a sus socios en Estados Unidos, Europa, Asia y
América Latina a fin de apoyar a las comunidades afectadas por el
coronavirus. (Fuente: El Comercio)
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Volviendo al caso peruano, en 2018 el Estado peruano perdió más de


215 millones de soles solamente en casos de corrupción en el Seguro
Integral de Salud según un informe de la Procuraduría Pública
especializada en delitos de corrupción. Actualmente, la Contraloría
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General de la República indicó 166 casos de corrupción en el estado de
emergencia por COVID-19. Las modalidades más comunes serían el
peculado, cohecho y proselitismo político.

¿Se puede afirmar que, en el Perú, el Covid19 ha desnudado


nuestras falencias como Sociedad?

El último de estos documentos fue el Boletín Informativo N° 1:


“Corrupción en la Emergencia Sanitaria covid-19”. El nombrado fue
publicado el 19 de junio, y reveló que desde que inicio el estado de
emergencia, hasta el 4 de junio, se encontraban en proceso un
aproximado de 700 investigaciones en todo el país. A través de un total
de 37 locales, la Procuraduría trabaja alrededor del esclarecimiento de
estas incidencias.

Dentro de las acusaciones presentadas, las más comunes son la


negociación incompatible, el peculado, y la colusión. La mayoría de estas
denuncias han tenido relación con la irregular adquisición de bienes de
primera necesidad como lo son equipos médicos, medicinas, víveres,
implementos de bioseguridad, y artículos de limpieza e higiene.
Precisamente, muchos de estos bienes fueron sobrevaluados en sus
precios, tuvieron beneficiarios sospechosos, y otros varios fueron
apropiados arbitrariamente. Paralelamente, muchos de los bienes en
cuestión han llegado a adquirirse en mal estado, por lo que no han
terminado siendo de utilidad. Según el informe, poco más de la mitad de
las investigaciones se están dando en siete regiones, que son las de
Lima, Ancash, Arequipa, La Libertad, Junín, Cajamarca y Ayacucho. En
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estos actos, además, se están viendo involucrados tanto gobiernos


locales como regionales, municipios, hospitales, y el Ministerio de Salud.
(Avellaneda, R. Punto Seguido.2020)

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El Fiscal Coordinador de las Fiscalías Anticorrupción, Omar Tello,
manifestó que en los primeros 107 días de cuarentena, la corrupción en
el Perú ascendió en un 700%. ¡Para no creer! Parecen cifras de una
película de narcotraficantes, pero así estuvo caminando el Perú desde el
mes de marzo. Según el fiscal, son exactamente 925 denuncias las que
recibió su despacho hasta el pasado 23 de junio y sin duda el "blanco" de
los corruptos fueron los bonos y especialmente, las canastas que tenían
que entregar a sus vecinos y que fueran donadas por el Ejecutivo.

“Nosotros, hasta el día 23, hemos registrado 925 denuncias (de


corrupción) hay denuncias sobre las canastas solidarias, sobre los
bonos, hay cohechos de múltiples funcionarios, sobre todo
aquellos que han estado vinculados al orden y la sanción en estos
tiempos del COVID-19 en aislamiento y confinamiento domiciliario”,
manifestó.

El sector salud obviamente que no ajeno al robo, ya que también se


presentaron 81 acusaciones contra centros hospitalarios, direcciones
regionales de salud e instituciones vinculadas al sector.

“Tenemos adquisiciones ambulancias, equipos médicos,


ventiladores mecánicos, suministro de oxígeno, mascarillas,
alcohol en gel, implementos de limpieza, las Equipos de Protección
de Personal, todos estos bienes y servicios que habrían sido
adquiridos para combatir el covid-19 se encuentran observados por
sospechosas”, expresó. Nuestros compatriotas se contagian por no
tener mascarillas o se llegan a morir por no tener oxígeno y estos
traidores de la patria lucran con estos elementos, claves contra el
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coronavirus.

Es preocupante la situación que se está pasando con las


compras irregulares ya sean en pequeños montos o cantidades
exorbitantes, la corrupción, no tiene límites donde están

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confabulados personas "x" hasta peces gordos tanto de la
Policía hasta los mismos Hospitales.

Asimismo, la mayor cantidad de denuncias se registró en La Libertad (60)


y en segundo y tercer lugar, Áncash y Cajamarca con 50 acusaciones.

¿Qué es el Área Legal Anticorrupción de Proética?

Proética ha dispuesto un canal de orientación legal gratuito para que los


ciudadanos y ciudadanas denuncien actos de corrupción referidas a las
medidas económicas dispuestas por el gobierno para combatir al COVID-
19.

El Área Legal Anticorrupción o ALAC es la oficina responsable de


Proética que brinda orientación y asesoría legal a la ciudadanía para la
presentación de denuncias de corrupción ante las instituciones públicas
correspondientes. También realiza seguimiento a los casos de corrupción
emblemáticos que involucren a altos funcionarios del Estado y/o
violaciones a los derechos humanos.

En el marco de la emergencia sanitaria que vive nuestro país a causa del


COVID-19, el ALAC se encargará de canalizar aquellas denuncias que
involucren a malos funcionarios que se estén aprovechando de los
recursos públicos destinados por el gobierno para enfrentar esta
pandemia.

El asesoramiento brindado por el ALAC no implica la representación legal


de los denunciantes, testigos o víctimas, quienes en caso requieran la
necesidad de un abogado se coordinará con el Ministerio de Justicia y
Derechos Humanos para la asignación de un abogado de oficio.
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(PROETICA, 2020)

¿Concebir la corrupción como una enfermedad es viable?

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Sin embargo, concebir la corrupción como una enfermedad, o como el ex
presidente del Banco Mundial James D. Wolfensohn dijo célebremente
en 1995, ‘el cáncer de la corrupción’ resulta problemático. Esto
significaría que es un agente externo que eventualmente podría ser
erradicado. Con frecuencia, esto conduce al diseño e implementación de
medidas ‘talla única’ que no toma en cuenta las particularidades del país,
o incluso los sectores y unidades organizacionales que los componen
(Heywood, 2017).

Hay quienes consideran que la corrupción es algo así como


un deporte nacional. Pero tal vez habría que tomarla como
una enfermedad endémica. Es decir, no basta un determinado
estado para decretar la enfermedad es necesario que tenga
potencial para producir consecuencias adversas.

Las redes clientelares, compañías o individuos en busca de beneficios


personales en medio de esta crisis no es nueva. Simplemente es un
reflejo estructuras fallidas a través de los años y los gobiernos. La forma
de contratación, adjudicación de millonarios contratos o el organigrama
de los diversos sectores encargados de responder a esta crisis han
funcionado de manera deficiente permitiendo espacios para la corrupción
desde hace mucho tiempo.

Bajo estas circunstancias, la respuesta estatal debe seguir una lógica


firme pero realista. La lucha contra la corrupción sigue siendo una
prioridad, pero la rapidez y urgencia de las decisiones a tomar supone
que se actúe de forma más pragmática sin perder de vista mecanismos
de rendición de cuentas e integridad. El gran flujo de dinero proveniente
del sector público, privado e internacional es terreno fértil para
transacciones corruptas que debilitan la credibilidad de las medidas, y
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erosiona la confianza pública. He aquí la importancia de controlar la


corrupción, pero apostar también por fortalecer la integridad y probidad
del sistema de salud a largo plazo.

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De ahí la reticencia de hacer una analogía entre la pandemia y la
corrupción. Aunque sí podría decirse que comparten una similitud: el
Covid-19 y la corrupción afectan a todos, pero no golpea a todos por
igual. A medida que las comunidades de todo el mundo enfrentan una
crisis de salud mundial sin precedentes con la rápida propagación del
coronavirus o la pandemia COVID19, la primera prioridad de nuestros
gobiernos debe ser promover nuestra salud y seguridad.

Pero los brotes extraordinarios como este también tienden a exponer


grietas en nuestros sistemas de salud, destacando los riesgos
potenciales y las oportunidades de corrupción, corrupción que puede
socavar la respuesta a la pandemia y privar a las personas de la atención
médica. (Intedya, 2020)

Los actos de corrupción, por otro lado, tienen sentido solamente en la


medida que se cristalice en las cuentas personales, por lo que se debe
propender a una verdadera justificación del origen de fondos para los
funcionarios, lo cual debe alcanzar a su entorno cercano, y no solo un
mero papel en las notarías. En otro ámbito, y amén del pavoroso engaño
del financiamiento electoral público para dizque evitar la corrupción,
vayamos a la real transparencia de donaciones privadas a las campañas
electorales al estilo de los Estados Unidos, que, reduciendo el apetito por
la recuperación de los gastos en campaña, cortaría una fuente inagotable
de corrupción.

“No se construye un verdadero Estado de derecho sin un sistema


normativo congruente con las necesidades del Estado, sin
instituciones que velen por el cumplimiento de la ley, sin un sistema
de control que opere de manera eficaz, sin una élite dirigente que
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mire por encima de sus propios intereses y sin partidos políticos


que representen los intereses de la población” (C. Blondet, Historia
de la corrupción en el Perú, Edición 2, Lima)

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El derecho es un conjunto de principios y normas,
generalmente inspirados en ideas de justicia y
orden, que regulan las relaciones humanas en toda sociedad
y cuya observancia es impuesta de forma coactiva por parte
de un poder público. Se debe buscar soluciones para
tantas denuncias de corrupción que solo atrasan a la
sociedad y castigar severamente a los malos servidores
que solo buscan su beneficio.

Las leyes y el marco normativo institucional. Existen, pero son


particularmente complejas, confusas, contradictorias, restrictivas y no
sirven. Por el contrario, desde los inicios de la República, ponen la
primera piedra de la corrupción. Las normas formales e informales son
inexistentes, están distorsionadas o son inestables. En consecuencia,
dice Quiroz (p. 45), la falta de disuasivos adecuados impide contener
comportamientos oportunistas y despóticos, las costumbres rentistas o
las ventajas monopólicas de aquellos que tienen acceso al poder político,
la administración pública y los privilegios económicos. En suma, la ley no
se cumple o no se aplica igual para todos.

Todos sabemos que la ley en nuestro País no castiga o


aplica la misma sanción a todos y eso sería tomado como una
excusa para seguir cometiendo el mismo delito, en
conclusión, se privilegia a los sectores políticos y
adinerados.

Finalmente, reducir la influencia de los grandes intereses privados es


esencial para que los gobiernos tomen mejores decisiones para el bien
público. La salud pública, no los intereses políticos o corporativos,
siempre deben ser los primeros. La corrupción en tiempos de pandemia
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en un cáncer que no es desde ahora ni desde hace años, este problema


social ha existido desde tiempos inmemorables, La corrupción es una
“plaga insidiosa que tiene un amplio espectro de consecuencias
corrosivas para la sociedad, socava la democracia y el estado de
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derecho, da pie a violaciones de los derechos humanos, distorsiona los
mercados, menoscaba la calidad de vida y permite el florecimiento de la
delincuencia organizada, el terrorismo y otras amenazas a la seguridad
humana”. Por consiguiente, debemos ser empáticamente activos y
pensar en el bien común y así poder evitar acciones que perjudiquen a
una sociedad debilitada por la ambición de funcionarios sin escrúpulos.

CONCLUSIONES

 De más está decir que hoy el objetivo prioritario es la vida, que su


defensa requiere medidas flexibles, adaptadas e inmediatas, y que
luchar contra la corrupción no es un fin en sí mismo. Sin embargo,
relegar la transparencia y la integridad a los
tiempos normales pone en riesgo la efectividad de todas las
medidas que se tomen para controlar la pandemia y mitigar sus
impactos sociales, económicos y políticos.
 Los gobiernos deberían hacer más para prevenir la propagación de
información errónea, proteger a los denunciantes en sus esfuerzos
por salvar vidas y reducir el riesgo de soborno en hospitales y
centros de salud.
 Continuar mejorando y desarrollando la capacidad de análisis de
datos en la auditoria externa, para permitir un control continuo y
preventivo.
 Desafortunadamente, la corrupción a menudo prospera en tiempos
de crisis, particularmente cuando las instituciones y la supervisión
son débiles y la confianza pública es baja.
 Hemos aprendido de emergencias de salud globales anteriores,
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como el virus del Ébola y la gripe porcina, que incluso en tiempos


de crisis, hay quienes aspiran a beneficiarse de la desgracia de los

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demás, dejando de lado el trato humanitario y sobre todo el bien
común de la sociedad que nos beneficia a todos.
 Finalmente, los gobiernos deben considerar la posibilidad de
revisar sus estrategias y políticas de prevención de fraude,
tomando en consideración el probable aumento de beneficiarios
debido a la crisis.

BIBLIOGRAFÍA

Navarro, Jessica. (5 de mayo de 2020). La pandemia de la Corrupción.


Obtenido de https://grupoverona.pe/la-pandemia-de-la-corrupcion/

Padilla, Gabriela. (18 de mayo de 2020). Diario de corrupción en tiempos


de Pandemia. Obtenido https://republicadelbanano.com/2020/05/18/articulo-
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Meléndez, Carlos. (1 de julio de 2020). ¿Por qué crece la corrupción en


tiempos de pandemia? Obtenido de
https://www.latercera.com/opinion/noticia/por-que-crece-la-corrupcion-en-
tiempos-de-pandemia/2EYRCDEHEFAA7BTXE6LF5NO7JI/

Intedya, La corrupción y el coronavirus(Internet), Colombia, International


Dynamic Advisors; (16 de abril de 2020). Obtenido de
https://www.intedya.com/internacional/2652/noticia-la-corrupcion-y-el-
coronavirus-como-prevenir-el-abuso-de-poder-durante-una-pandemia-mundial-
de-salud.html

Blondet, Cecilia. (2 de mayo de 2013). Historia de la corrupción en el


Perú. Obtenido de https://argumentos-historico.iep.org.pe/articulos/resena-
del-libro-historia-de-la-corrupcion-en-el-peru-de-alfonso-quiroz/
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ANEXOS

¿Cómo trabaja el ALAC?

Fuente: PROETICA
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Fuente: Internet

Está imagen corresponde a la cruda realidad por la que pasa el Perú en estos

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