La Relación Texto-Contexto: Fundamento de La Hermenéutica
La Relación Texto-Contexto: Fundamento de La Hermenéutica
La Relación Texto-Contexto: Fundamento de La Hermenéutica
LA RELACIÓN TEXTO-CONTEXTO:
FUNDAMENTO DE LA HERMENEUTICA
Xavier Vargas Beal
Guadalajara, México
Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente
( Para críticas, comentarios, sugerencias, etc., [email protected] )
4 Febrero 2011
Recuento histórico
He hecho este breve recuento histórico del modo como se han transformado
los presupuestos de la epistemología y sus etapas en el pasado, para tratar de
explicar, de manera sucinta, por qué el punto de partida de la hermenéutica
actual –como paradigma- no es el mero capricho de unos cuantos iniciados o
místicos del conocimiento, sino consecuencia lógica de una reacción
epistemológica profunda de grandes alcances. Reacción producida, en mucho,
debido a las insuficiencias de la modernidad y su racionalismo exacerbado para
dar cuenta de aquellas realidades fundadas en algo distinto al mundo físico-
natural para el que el positivismo es inmaculadamente efectivo. Me refiero a la
cultura y sus infinitas formas de transformar el mundo en sistemas de
significación mediante la codificación de los objetos y los hechos.
Permítanme ahora regresar al pasado remoto para ubicar las raíces más
lejanas de la hermenéutica a fin de aprovecharlas –como características
metafóricas propias- en la explicación, primero del método como marco
conceptual para entender la realidad físico-cultural e incluso existencial del
mundo y los seres humanos, y luego, del paradigma en que este método acabó
convirtiéndose.
Lo primero que debemos rescatar, por más que sea sólo un mito, es esa raíz
antigua del término cuya naturaleza nos lleva al Dios griego Hermes, el
mensajero de los dioses. Era él quien llevaba a los hombres aquello que los
dioses del Olimpo querían comunicarles, es decir, un mensaje. Luego, la
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cuenta con una metodología cualitativa cuyos métodos necesitan más bien
identificar con precisión las características de la cosa que se desea
comprender. Aquí es, precisamente, donde comienza para la hermenéutica su
problema epistemológico fundamental, porque al enunciarse de esa forma,
debe aclarar cómo se construye el conocimiento del texto que no sea
midiéndolo, pesándolo, contándolo, etc., pues el texto tiene un modo
radicalmente distinto del modo positivista para ser develado. Este modo
precisamente, que no es el modo positivista, es el que voy ahora a tratar de
explicar en detalle.
Código y significado
¿Por qué digo que los significados sólo los atribuimos los seres humanos?
¿Acaso no identifican los animales los significados que las cosas tienen?
¿Cómo entonces un perro –por ejemplo- reconoce que al sonar la campana
vendrá la comida? Sabemos que lo reconoce porque comienza a salivar. El
positivismo ya demostró esto científicamente. Y decimos, precisamente que lo
re-conoce, porque conoció de ello una primera vez y así las siguientes lo re-
conoce. Pero me pregunto si este reconocimiento de la realidad ¿es un
reconocer basado en significados? No lo creo, porque los animales no
desarrollan durante su vida un lenguaje abstracto. Me parece que este
reconocimiento se funda en simples asociaciones concretas. El hombre
también asocia los objetos igual que los animales, más sin embargo tales
asociaciones concretas son convertidas, en él y por él, de inmediato, en
abstracciones, en ideas que son asimiladas a sus esquemas de entendimiento
de la realidad al acomodarse a ella. El hombre codifica y decodifica tales
asociaciones según las reglas de los distintos sistemas de comunicación en
que se desempeña, todos ellos dentro de la cultura, usando imágenes
ciertamente, pero también ideas. A este proceso de codificación y
decodificación basado en los sistemas de comunicación aprendidos durante la
vida dentro de la cultura en que se vive, es a lo que llamamos nosotros
significación de la realidad humana (que incluye el mundo físico-natural). Los
objetos y sus asociaciones en tanto fuentes concretas de la realidad -o
mediadas por el lenguaje de los demás-, son en sí mismos ya un “mensaje” o
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“significante”, que el hombre recibe como receptor, cuyos contenidos son los
significados. Sin embargo, tales significados no se encuentran en el mensaje o
significante sino de forma codificada, porque son los códigos los que permiten
al receptor adjudicar los significados, precisamente porque son esos códigos,
codificados –valgan la redundancia- por el emisor, los mismos que son de-
codificados por el receptor, y para lograrlo, no bastan las asociaciones, se
tienen que involucrar las ideas. Un perro puede observar el tiempo que quiera,
y tratar de darle significado a una frase escrita en una pared pero no podrá
hacerlo jamás, sencillamente porque esa frase, como hecho concreto, no es
sino una serie de grafitos sobre un fondo de contraste cuya naturaleza es ajena
todavía a la significación. Tales figuras sobre el fondo de contraste sólo son
códigos, y no está en ellos el significado porque éste es una adjudicación que
el receptor hace ulteriormente. Los jeroglíficos egipcios fueron códigos sobre
una piedra por miles de años hasta que tales códigos fueron de-codificados por
los arqueólogos, y no fue sino hasta entonces que tales códigos cobraron
significado. El significado no está pues en el código, sino que estos significados
están en los esquemas de entendimiento y acción del sujeto que recibe el
mensaje; y para fin de que tal transmisión suceda de forma completa, deben
primero codificarse por el emisor y de-codificarse después por el receptor. La
codificación sólo es el medio de transmisión, el lenguaje, pero en éste no están
los significados, porque los significados son ideas y no objetos, figuras o
sonidos, sean estos hechos de piedra, carbón, tinta u ondas sonoras. Los
significados solo los poseen los seres humanos y son ellos únicamente quienes
los comparten entre sí a través de las formas concretas en que los codifican y
de-codifican.
De modo pues que el mundo no está conformado por significados porque éstos
provienen de las personas ubicadas en las culturas, son procesados por el
pensamiento y son vehiculados por el lenguaje mediante códigos. El que haya
en el mundo un cartel –por ejemplo- que anuncia Coca-cola mediante una
botella llena del refresco sobre un fondo rojo, no tendría significado alguno si
desaparecieran los seres humanos, porque ahí sólo habría códigos y no habría
nadie que los de-codificara asignándole significados. El cartel existiría, pero
sólo como un papel lleno de substancias químicas absorbiendo todas las
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Texto y contexto
Volvamos ahora a la palabra mano. Ya he explicado antes como ésta, igual que
todas las palabras, no puede ser decodificada y por tanto transmitir un
significado sino hasta que el término sea puesto por un ser humano, en
relación con otras palabras y así se devele el significado que el emisor codificó
en ese texto que se está interpretando. A estas otras palabras que rodean la
palabra interpretada, la semiótica las llama: “contexto lingüístico”. Permítanme
explicar cómo funciona esto, analizando algunas sentencias:
La mano
Vas mano
¡Oye, mano!
Échame una mano
Ahora bien, aunque los ejemplos que he usado han sido muy puntuales pues
los primeros estuvieron muy referidos a los procesos interpretativos del método
hermenéutico (análisis de textos), y los segundos a procesos de interpretación
más compleja, donde el método hermenéutico se usa para leer la realidad
misma (junta de trabajo) como texto, los principios interpretativos utilizados en
ambos casos se aplican de la misma manera aún cuando leamos la realidad
humana o social a un nivel mucho más amplio y complejo, es decir, haciendo
análisis socio-cultural.
Ahora bien, volvamos a nuestro ejemplo: ¿qué tipo de reflexiones a nivel del
paradigma epistemológico hermenéutico podrían hacerse desde el método
etnográfico a propósito de la noción “vestirse de blanco” en la India en
contraste con occidente? Trataré de describirlo en lo general.
A manera de epílogo
Una última palabra. Lo escrito en este ensayo podría parecer que sugiere que
la carga de significados que un emisor pone en un mensaje codificando lo que
desea comunicar, será la misma que descargará el receptor al decodificarla,
dando por hecho que este proceso de significación y re-significación es unívoco
e infalible. Nada más lejos de mi pensamiento. Cada emisor codifica los
significados de manera totalmente personal a pesar de que las reglas socio-
culturales para hacer esto sean las mismas para todos, y cada receptor de-
codifica también de manera totalmente personal, lo que implica un nuevo
problema para el paradigma hermenéutico. La intersubjetividad y la
interculturalidad que se produce al comunicarse los seres humanos. Este
problema no ha sido nuestro tema, pero lo reconocemos plenamente. Es la
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