Editorial 3 de Agosto II Bien

Clausura del año escolar. Fracasó el gobierno, ¿nos dejaremos robar la educación?
Hoy 2 de agosto, el gobierno de Añez ha decidido clausurar el año escolar, medida solo vista en
nuestra historia el año 1969 cuando gobernaba la dictadura de Rene Barrientos Ortuño y Luis
Adolfo siles Salinas (sucesor de Barrientos después de su muerte), donde el Ministro de
Educación era el conocido Dictador Hugo Banzer Suarez. Según Talavera (2011), en 1969 los
militares pretendían llevar adelante una “reforma integral de la educación”, intentando
revertir los avances del código de la educación de 1955. “Los cambios propuestos sin embargo
no contaban con las previsiones necesarias. El primer año de la implementación de esta
reforma, por el caos que provocó, se suspendieron los exámenes finales y todos los
estudiantes aprobaron por decreto gubernamental”. En síntesis, la única experiencia de
clausura escolar de nuestra historia se produjo por la incapacidad del gobierno de turno.
Ahora en el 2020, el panorama no se distancia de aquellas épocas. Vivimos un gobierno que no

fue electo por la población, que hizo prevalecer sus posturas ideológicas confrontando y
despreciando todo lo hecho bajo la Ley de la Educación Nº070 y los avances de los años
anteriores. Es por eso que ante la aparición de la pandemia del corona virus, que obliga a
cerrar las escuelas, el Ministerio de Educación sin un plan para atender la educación en la crisis
sanitaria, tarda tres meses en plantear su decreto 4260, que es asumido por Su Ministro
Cárdenas y la gente que lo rodea como un momento de refundación del Sistema Educativo.
Mas que preocuparse por los problemas educativos, Cárdenas prefirió asumir una postura
demagógica planteando que su gobierno por primera vez estaba propiciando la
“modernización” de la educación, en un intento claro de politizar sus medidas.
Como sabemos, estas medidas fueron cuestionadas y rechazadas por las organizaciones del
magisterio y padres de familia, con sendas manifestaciones, huelgas y marchas multitudinarias
en los nueve departamentos, debido a que el decreto 4260 no establece ningún presupuesto
para brindar las condiciones a estudiantes y maestros para la ejecución de las modalidades que
el Ministerio de Educación plantea, generando una abierta exclusión de más del 50% de los
estudiantes del país. Ante este panorama, Cárdenas optó por cerrar cualquier posibilidad de
diálogo con las organizaciones de maestros, acusándolos de obedecer a un partido político y
criminalizando sus protestas.
Como en todo régimen autoritario Cárdenas quiso imponer su decreto sin dialogar ni
consensuar con las organizaciones de maestros y padres de familia, sin resolver las varias
demandas de estos actores, lo que en los hechos estaba provocando un caos en el
funcionamiento del Sistema Educativo (con altas tasas de deserción que se incrementaron
después del anuncio de que este año no habría reprobados), producto de la negligencia del
Ministerio de Educación y su incapacidad de generar los criterios organizativos para llevar
adelante sus disposiciones normativas, lo que solo se puede hacer coordinando con todos los
sectores educativos.
La desesperación de destruir lo avanzado y de hacer reformas rápidas es una actitud muy

parecida tanto en el gobierno de la dictadura de 1969 y la del gobierno de facto del 2020. En el
caso del gobierno actual, ni bien ingresan a tener el control del Ministerio de educación, hacen
cambios abruptos y sin participación, de los actores educativos. Hicieron cambios en la
estructura curricular, cambiaron la temporalidad de la evaluación Bimestral a Trimestral,
intentan cambiar el currículo base (pero no pueden), desmantelan los programas de formación
de maestros, y despiden a todo el personal; cambios de los que “no contaron con las
previsiones necesarias”. Esta semana por ejemplo los maestros debían ingresar las notas del
primer trimestre al sistema que centraliza el Ministerio (según el calendario de Cárdenas), pero
los maestros no lo pueden hacer porque el sistema esta configurado para las notas Bimestrales
y no se hizo el complejo cambio del diseño informático para que se suban las notas por
trimestre. Ni hablar del abandono de la conducción de los criterios pedagógicos para
desarrollar los procesos educativos en las nuevas modalidades que plantearos, ahí el
Ministerio de educación no hizo nada. Otra vez, como el año 1969, se cierra el año escolar por
la incapacidad de la gente que pensó estar viviendo un momento de refundación y, pero aún,
como en todo régimen autoritario, pensaron que pueden cambiar a su gusto las cosas sin la
participación de la gente y en contra de la voluntad de las fuerzas vivas de la educación.
La clausura del año escolar que ha anunciado el gobierno de Añez también tiene que ver con
un cálculo político, vivimos en un momento donde la crisis social, económica y sanitaria está
empeorando y donde se prevén varios escenarios de conflicto, el gobierno intenta
desmovilizar al magisterio y a los padres de familia que siguen demandando mejores
condiciones para llevar adelante la educación este año de crisis sanitaria. El gobierno piensa
que aprobando a todos el año escolar por decreto estas demandas van a desaparecer, lo que
puede ser un cálculo equivocado.
Las primeras reacciones ante el anuncio del cierre del año escolar son de indignación
generalizada. Muchos padres y madres de familia no estan de acuerdo que sus hijos aprueben
sin haber aprendido nada este año. En el caso de los colegios particulares, ya se están
organizando para que sus hijos sigan teniendo la atención de los maestros. ¿Qué va a pasar en
las escuelas públicas?, ¿nos vamos a dejar robar la educación? Es un momento clave para que
los maestros, desde sus organizaciones matrices recuperen la iniciativa y reivindiquen el
derecho a la educación de todos los estudiantes del país y lideren la autoorganización de la
comunidad educativa para que la educación no se paralice este año. Si el gobierno ha
fracasado y ha demostrado que no le interesa la educación del país, el pueblo ahora tiene la
posibilidad de asumir la educación en sus manos.

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