Examen Etica
Examen Etica
Examen Etica
Aristóteles expone sus reflexiones éticas en la "Ética a Nicómaco", fundamentalmente. Sus otras
dos obras sobre el tema son la "Ética a Eudemo", que recoge elementos de la reflexión
aristotélica de su período de juventud y, por lo tanto, anteriores a la teoría de la sustancia, por lo
que contienen algunos vestigios de platonismo; y la "Gran Moral", en la que se resumen las
ideas fundamentales de la "Ética a Nicómaco", por lo que lo que coincide con el Aristóteles de
la madurez; ninguna de ellas aporta, pues, algo distinto a lo expuesto en la "Ética a Nicómaco"
(en la "Ética a Eudemo", por ejemplo, se repiten textualmente cuatro de los libros de la
"nicomáquea").
"Todo arte y toda investigación científica, lo mismo que toda acción y elección parecen
tender a algún bien; y por ello definieron con toda pulcritud el bien los que dijeron ser aquello a
que todas las cosas aspiran."(Aristóteles, Ética a Nicómaco, libro 1,1).
"Siendo como son en gran número las acciones y las artes y ciencias, muchos serán por
consiguiente los fines. Así, el fin de la medicina es la salud; el de la construcción naval, el
navío; el de la estrategia, la victoria, y el de la ciencia económica, la riqueza." (Aristóteles, Ética
a Nicómaco, libro 1,1)
Representación de Afrodita
La Ética a Nicómaco comienza afirmando que toda acción humana se realiza en vistas a un fin,
y el fin de la acción es el bien que se busca. El fin, por lo tanto, se identifica con el bien. Pero
muchas de esas acciones emprendidas por el hombre son un "instrumento" para conseguir, a su
vez, otro fin, otro bien. Por ejemplo, nos alimentamos adecuadamente para gozar de salud, por
lo que la correcta alimentación, que es un fin, es también un instrumento para conseguir otro
fin: la salud. ¿Hay algún fin último? Es decir, ¿Hay algún bien que se persiga por sí mismo, y
no como instrumento para alcanzar otra bien? Aristóteles nos dice que la felicidad es el bien
último al que aspiran todos los hombres por naturaleza. La naturaleza nos impele a buscar la
felicidad, una felicidad que Aristóteles identifica con la buena vida, con una vida buena. Pero no
todos los hombres tienen la misma concepción de lo que es una vida buena, de la felicidad: para
unos la felicidad consiste en el placer, para otros en las riquezas, para otros en los honores, etc.
¿Es posible encontrar algún hilo conductor que permita decidir en qué consiste la felicidad, más
allá de los prejuicios de cada cual?
No se trata de buscar una definición de felicidad al modo en que Platón busca la Idea de Bien,
toda vez que el intelectualismo platónico ha sido ya rechazado. La ética no es, ni puede ser, una
ciencia, que dependa del conocimiento de la definición universal del Bien, sino una reflexión
práctica encaminada a la acción, por lo que ha de ser en la actividad humana en donde
encontremos los elementos que nos permitan responder a esta pregunta. Cada sustancia tiene
una función propia que viene determinada por su naturaleza; actuar en contra de esa función
equivale a actuar en contra de la propia naturaleza; una cama ha de servir para dormir, por
ejemplo, y un cuchillo para cortar: si no cumplen su función diremos que son una "mala" cama
o un "mal" cuchillo. Si la cumplen, diremos que tienen la "virtud" (areté) que le es propia:
permitir el descanso o cortar, respectivamente; y por lo tanto diremos que son una "buena" cama
y un "buen" cuchillo. La virtud, pues, se identifica con cierta capacidad o excelencia propia de
una sustancia, o de una actividad (de una profesión, por ejemplo).
Del mismo modo el hombre ha de tener una función propia: si actúa conforme a esa función
será un "buen" hombre; en caso contrario será un "mal" hombre. La felicidad consistirá por lo
tanto en actuar en conformidad con la función propia del hombre. Y en la medida en que esa
función se realice, podrá el hombre alcanzar la felicidad. Si sus actos le conducen a realizar esa
función, serán virtuosos; en el caso contrario serán vicios que le alejarán de su propia
naturaleza, de lo que en ella hay de característico o excelente y, con ello, de la felicidad.
"Siendo, pues, de dos especies la virtud: intelectual y moral, la intelectual debe sobre todo al
magisterio su nacimiento y desarrollo, y por eso ha menester de experiencia y de tiempo, en
tanto que la virtud moral (ética ) es fruto de la costumbre (éthos), de la cual ha tomado su
nombre por una ligera inflexión del vocablo (éthos)." (Aristóteles, Ética a Nicómaco", libro 2,1)
ETICA DE SOCRATES
Sócrates vive en la segunda mitad del siglo V, ateniense, pertenece a una familia humilde; su
padre, Sofronisco, era escultor y su madre, Fenarete, partera. Sócrates afirma que heredo el
oficio de sus padres en cuanto que se considera un escultor de hombres en la brusquedad de la
verdad.
Sócrates llamó “virtud” aquello que era común para toda la raza humana y en todas las
circunstancias, por ejemplo, la justicia, la valentía o el autocontrol. De esta manera no sólo se
opuso al relativismo de los sofistas, sino que extrajo de todas las virtudes aquellas que hoy
llamaríamos “virtudes morales”. Por esa razón a Sócrates se le considera como el fundador de la
ética.
El saber fundamental para Sócrates, es el saber acerca del hombre (de ahí su máxima:
“Conócete a ti mismo”) que se caracteriza por esto tres rasgos:
vicio como ignorancia (el que obra mal es porque ignora el bien; por tanto, nadie hace el mal
voluntariamente)
Además de la mayéutica, Sócrates es conocido por su defensa del intelectualismo moral. Según
esta posición el SABER = VIRTUD, o lo que es lo mismo: El obrar mal o injustamente es fruto
de la ignorancia: nadie obra mal a sabiendas. Cuando hacemos algo que no es muy ortodoxo lo
hacemos porque creemos que ese es nuestro bien, aunque estemos equivocados. Así, para obrar
bien basta saber qué es el bien. El mal es la falta de saber, es ignorancia. Si esto es así, el
criminal no es malo, es un ignorante y antes que encarcelarlo, debería ser educado.
ETICA DE PLATON
Para Platón, las Ideas éticas son patrones morales universales con los que podemos juzgar los
comportamientos humanos. Los valores universales (las Ideas) son válidos para el individuo y
para la colectividad. Definen el ideal de sociedad humana. Según Platón, existe algo que es “la
verdad sobre cómo tenemos que vivir”, y el intelecto humano la conoce cuando consigue el
conocimiento de las Ideas perfectas, inmutables e inmateriales. Sólo quien logre este
conocimiento tendrá la cualificación adecuada para dirigir la organización política y moral de la
sociedad. Según Platón, el filósofo es el hombre que conoce las ideas y, por tanto, es el hombre
que podrá solucionar los problemas de la convivencia humana. El Estado ideal será el que esté
gobernado por hombres amantes de la sabiduría y, a la vez, excelentes y felices.
En los diálogos socráticos, Platón investiga sobre la definición de alguna virtud y, aunque no
llegó a una conclusión, sí fue fiel al principio central socrático: la virtud puede reducirse a
sabiduría o conocimiento, con su corolario de que todas las virtudes son una.
En Protágoras, los errores de la conducta humana son tratados como errores de juicio a la hora
de hacer el cálculo hedonista (placeres menos dolores). Todo malhechor es un ignorante, dice
Sócrates. He aquí, el intelectualismo moral.
En Gorgias, Platón pretende acabar con la pretensión de que la retórica sea la técnica para
enseñar la virtud; y establece una distinción entre dos usos de la palabra "persuasión": la que
genera conocimiento a quién es persuadido y la que no lo hace.
Posteriormente, el sofista Calicles sostiene que el bien supremo es el poder para satisfacer todos
los deseos. Para Sócrates, el concepto de Bien está vinculado necesariamente con la idea de
establecer límites. Por eso cualquier bien deseado se tiene que definir estipulando las reglas que
rigen la conducta calificada como buena o de la cual resulta este bien particular.
En este diálogo, Platón no contesta la pregunta “¿qué es el Bien?” Pero sí enuncia una condición
necesaria para responder a esta cuestión: para definir el Bien hay que especificar un conjunto de
reglas o normas reguladoras del comportamiento humano. Platón no define el Bien, pero diseña
un Estado con el tipo de vida común necesario para que lo Bueno sea disfrutado por toda la
población. Esta tarea la desarrolla en el diálogo República.
2. Intelectualismo moral
Para el intelectualismo moral los asuntos morales y políticos tienen que ser cosa de expertos.
Esta propuesta socrática puede dar lugar a interpretaciones políticas antidemocráticas y elitistas
(como, por cierto, se ve claramente en la filosofía política de su discípulo Platón).
El punto de vista de Sócrates está viciado por cierta ambigüedad: cuando Sócrates pide el
conocimiento sea la base de la moral y la política ¿a qué conocimiento se refiere? Podemos
distinguir entre el saber hacer algo y el saber en qué consiste ese algo. Por ejemplo, el artista
sabe hacer belleza, pero es muy posible que no sepa en qué consiste la belleza, ni qué pasos
concretos hay que seguir para alcanzarla. El primer tipo de saber es un saber entendido como
destreza (bien sea corporal o espiritual) para la realización de algo, y el segundo tipo es un saber
entendido como conocimiento explícito y consciente de algo (como ocurre por ejemplo en la
ciencia). Es fácil observar que estas dos formas de saber no tienen que ir necesariamente unidas,
así el historiador y el crítico del arte pueden saber explícitamente muchas cosas relativas a la
belleza, pero es muy posible que no sepan crear arte ni belleza. Parece ser que Sócrates pedía un
conocimiento del segundo tipo como garantía de las acciones buenas y justas. De ahí la
confusión que creaba en sus interlocutores cuando les preguntaba por una definición de aquello
para lo cual se les suponía expertos.
Nuestras convicciones vulgares parecen contrarias al intelectualismo moral pues creemos que
alguien puede saber que algo está mal y sin embargo realizarlo. Para el intelectualismo moral la
perfección moral es una consecuencia de la perfección del intelecto o razón; sin embargo otros
autores como Aristóteles se acercarán más al punto de vista corriente al considerar que el
conocimiento no es condición suficiente para la conducta justa y buena. Este autor pondrá como
fundamento de la práctica moral la perfección de la voluntad más que la perfección del
intelecto: la conducta buena no depende tanto del conocimiento como de la disciplina de la
voluntad en la realización de las acciones justas. Así, desde el punto de vista de Aristóteles y en
contra del intelectualismo moral, cabe concluir que seguramente para ser justo es necesario
saber realizar la justicia, pero aquí esta palabra no designa un conocimiento explícito y teórico
de la justicia sino la posesión de una habilidad o disposición para la realización de acciones
justas.
ETICA DEFINICION
Ética y moral son conceptos muy relacionados que a veces se usan como sinónimos, pero
tradicionalmente se diferencian en que la ética es la disciplina académica que estudia la moral.5
La ética no inventa los problemas morales, sino que reflexiona sobre ellos.9 Las acciones
relevantes para la ética son las acciones morales, que son aquellas realizadas de manera libre, ya
sean privadas, interpersonales o políticas.10 La ética no se limita a observar y describir esas
acciones, sino que busca determinar si son buenas o malas, emitir juicio sobre ellas y así ayudar
a encauzar la conducta humana.[cita requerida]
Aunque la ética siempre fue una rama de la filosofía, su amplio alcance la conecta con muchas
otras disciplinas, incluyendo la antropología, biología, economía, historia, política, sociología y
teología.11
La palabra ética proviene del latín ethĭcus, y este del griego antiguo ἠθικός transliterado como
ēthikós. La forma femenina proviene del latín tardío ethĭca, y este del griego ēthikḗ.12 Según
algunos autores, se debe diferenciar êthos, que significa «carácter», de ethos, que significa
«costumbre», pues «ética» se sigue de aquel sentido y no es éste.13
DERECHO:
Conjunto de normas eficaces para regular la conducta de los hombres en sociedad. (Diccionario
jurídico de Rafael de pina EDT. Porrua)
DERECHO NATURAL
Conjunto de normas que los hombres deducen de su propia conciencia y que representan la
justicia en un lugar y época determinada.
DERECHO POSITIVO
Conjunto de normas imperativo atributivas que regula la conducta del hombre en sociedad.
DERECHO OBJETIVO
DERECHO SUBJETIVO
Es una facultad de la persona de hacer o no hacer. Cumple una función del objetivo.
DERECHO PÚBLICO
Normas aplicables a personas privadas y entes públicos. Ejemplo el derecho procesal (civil o
penal).
DERECHO INTERNACIONAL
NORMA:
ESTRICTO:
AUTONOMÍA:
Por que su observancia depende de la voluntad personal del sujeto. Es decir de su libre decisióN
UNILATERAL:
Implica la existencia de un solo individuo, no hay quien exija el cumplimiento de una norma.
LA INCOHERSIVILIDAD:
INTERIORIDAD:
HETERÓNIA:
BILATERALIDAD:
Porque frente a nosotros siempre habrá alguien qUe exija un hacer o no hacer de nosotros.
COHERCIBILIDAD:
EXTERIORIDAD:
LA DEONTOLOGÍA JURÍDICA
La deontología jurídica es la rama de la filosofía que trata sobre la moral del abogado y la forma
de actuar con su cliente. El profesional del derecho tiene que defender los intereses de su
patrocinado actuando siempre con la verdad y teniendo en cuenta su ética profesional.
Es aquella parte de la ética profesional que se ocupa de los deberes éticos de los abogados como
servidores del Derecho, de analizar y valorar la ética del abogado y su actuación en el ejercicio
profesional en relación con los principios deontológicos y su relación con los clientes, colegas y
demás implicados en el proceso jurídico.
El jurista trabaja a favor de la justicia, en defensa de la paz que toda sociedad necesita para su
armónico desarrollo. Cada vez más se hace evidente la necesidad de profesionales del Derecho
íntegros y capaces de resistir a las presiones de cualquier tipo, que la sociedad exige.
HISTORIA DE LA ABOGACIA
La historia de la Abogacía
1.1.-Evolución de la Abogacía.
Se pueden dar muchos ejemplos. Así, al remontarnos hasta Egipto, descubrimos que en el
sistema legal de esta antiquísima cultura no existió la defensa con abogado. Durante el proceso,
las partes se dirigían por escrito al tribunal, explicando su caso, el que luego de hacer el estudio
pertinente, emitía la sentencia.
El hecho que no existiera un defensor en el sistema legal se debió a la idea que tenían los
egipcios respecto a los juicios orales, en donde un intermediario podía asumir la defensa; y es
que la jurisprudencia de la época, encontrada en un antiguo papiro, decía que la presencia de un
orador hábil podría influir sobre las decisiones de los jueces y hacerles perder objetividad. La
última instancia consistía en apelar al Faraón, quien no representaba a la justicia, sino que era la
"justicia".
Las partes recurrían a los jueces y luego apelaban al rey o emperador, según las épocas
históricas. El rey, que era el brazo de la justicia, tenía la última palabra. Igualmente, entre los
hebreos, el sistema legal tampoco se distinguió de los anteriores.
Recordemos el juicio ante Salomón, en donde no hay defensor. Cristo tampoco lo tuvo porque
fue juzgado según las leyes judías, pero si hubiese sido juzgado por las leyes romanas, el Estado
le hubiera asignado un abogado para su defensa.
Además, periódicamente las autoridades judiciales chinas publicaban las decisiones de los
tribunales con las leyes que había aplicado para cada caso, lo que permitía una mejor
información. En la India, tanto en el período budista como en el brahmánico, tampoco existió la
figura del defensor.
Al principio, durante los orígenes de la Ciudad-Estado ateniense, los ciudadanos defendían sus
propias causas y el "orador-escritor" era la persona que le preparaba el discurso para su defensa.
Pero en la medida que los litigios aumentaban, esta profesión de orador-escritor adquirió
prestigio y quienes ejercían comenzaron a oficiar como defensores. Lysias (440-360 a.c.) fue el
abogado más notable entre los atenienses.
Fue en Roma donde se desarrolló plenamente y, por primera vez, de manera sistemática y
socialmente organizada, la profesión de abogado, palabra que viene del vocablo latino
advocatus, que significa llamado, porque entre los romanos se llamaba así a quienes conocían
las leyes para socorro y ayuda.
También como en Grecia, se les llamó "oradores" o "voceris", porque era propio de su oficio el
uso de voces y palabras. Como en ninguna sociedad del mundo antiguo, los romanos
permitieron que ciertas mujeres, las de la clase alta, pudieran ejercer la abogacía.
La historia nos ha conservado el nombre de tres grandes abogadas romanas: Amasia, Hortensia
y Afrania, llamada también Calpurnia, esposa de Plinio "El Joven". Con ella sucedió un caso de
antología que fue determinante para el futuro de la mujer en la abogacía.
Mujer con tendencia a la promiscuidad, de espíritu vivo, sin la gravedad de Amasia y Hortensia,
se excedió en su lenguaje, casi grotesco. Su lengua y palabra eran el terror de los jueces,
abogados y litigantes, lo que le valió que se dictara una ley suspendiéndola y prohibiendo a las
mujeres ejercer la abogacía, prohibición que duró por espacio de veinte siglos, es decir, hasta
fines del siglo XIX y comienzos del XX.
Es en "Las Siete Partidas de Alfonso el Sabio", donde aparece por primera vez en un texto legal
la definición de abogado, en lengua española. "Bozero es nome que razona por otro en Juycio, o
el suyo mesmo, en demandando o en respondiendo. E así nome, porque con boze e con palabra
usa de su oficio"
Las Siete Partidas dice que los abogados eran ciudadanos útiles, porque "ellos aperciben a los
juzgadores y les dan luces para el acierto y sostienen a los litigantes, de manera, que por
mengua, o por miedo o por venganza o por no ser usados de los pleitos no pierden su derecho, y
porque la ciencia de las leyes, es la ciencia y la fuente de justicia, y aprovechándose de ella el
mundo más que de otras ciencias".
Pero a pesar de los elogios de las Siete Partidas, la profesión de abogado en España fue grisácea
y oscura, no gozaban de la necesaria libertad para ejercer su profesión. Asimilados a burócratas
como funcionarios públicos, jamás pudieron cumplir su misión de proteger al oprimido y al
injustamente perseguido.
Muy diferente fue la situación del abogado en Francia. Su papel fue preponderante en la
sociedad, respetando y acatando las leyes. La "Ciudad de los Reyes", el 13 de Septiembre de
1538, tres años después de haberse fundado Lima, el Cabildo, preocupado por los conflictos
entre partes decidió que era indispensable la intervención de abogados y procuradores en los
litigios.
En conformidad con este criterio se procedió a nombrar por pregones en la plaza pública dos
defensores, don Alonso de Navarrete y don Pedro de Avendaño, los primeros abogados que
registra nuestra historia oficial.
Estos defensores deberían proteger al ciudadano, al poco tiempo se autorizó que se pudiera
ejercer libremente la abogacía previa licencia del juez que era el alcalde. Cabe destacar que el
Colegio de Abogados de Lima se fundó durante el Virreinato en 1808 por el virrey Abascal. El
primer decano fue Antonio de Oquendo.
A partir de esa fecha muchos han sido los abogados ilustres en la República Dominicana. Desde
nuestra independencia, "un ser independiente que no pretende sino a sí mismo, y que sólo da
cuenta a su conciencia de sus trabajos y de sus actos. Libre de las trabas que oprimen a los
demás hombres, demasiado altivo para tener protectores y demasiado modesto para tener
protegidos; sin esclavos y sin señores", como diría Lic. Pedro Francisco Bono.
1.2.- San Alfonso María del Ligorio, (San Ivo, Patrono de los Abogados).
San Ivo, patrono de los abogados, representa no solamente un ejemplo espiritual, moral o
religioso sino, el precursor de la ética y la deontología profesional del abogado. Ivo de Ker-
Martín fue hijo de Heroly de Ker-Martín y nació en 1253 en el castillo de ese nombre, en el
Departamento de Coste-du-Nord, República Francesa (no debe confundirse con SAINT IVES,
que es un santo asiático).
Como su familia era noble y disponía de bienes de fortuna, recibió una educación esmerada, la
cual perfeccionó por medio de continuos viajes. En Paris, Orleáns y Rennes cursó estudios de
Derecho Canónico. En 1280 fue nombrado por Mauricio, Arcediano de Rennes, Oficial o Juez
Eclesiástico y, en 1284, se le confió igual cargo en la Diócesis de Treguier a cargo del Obispo-
Alain de Bruce.
Durante todos estos años ejerció la abogacía con gran celo y mansedumbre.
Fue Rector de Tredets y también de Lohanec, ciudad donde murió en 1303. El Papa Clemente
VI lo canonizó en 1347 y su fiesta se celebra el 19 de Mayo. En la vida trabajó como un coloso
para orientar la abogacía por los senderos de la ética; en la defensa de sus clientes puso en
evidencia la mansedumbre de su corazón y la nitidez de su conducta. Conforme al irónico decir
de Cardenet, ha sido el único abogado capaz de recibir los honores de la canonización.
Predicó principios de moral altísima y en relación con nuestro gremio, ellos pueden resumirse
en sus famosos Mandamientos de los Abogados, acogidos posteriormente como norma de la
Orden de los Abogados de Francia.