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Antropología Teológica

Pbro. Dr. Alejandro Ramos

Mg. Matías Zubiría Mansilla

CAPÍTULO 1

INTRODUCCIÓN A LA REVELACIÓN DIVINA


Versión 3 /Marzo 2017
Diplomatura Universitaria en Formación Religiosa Ramos - Zubiría Mansilla
01 – Antropología Teológica – Capítulo 1 – Introducción a la Revelación Divina 2

Índice
Introducción................................................................................................................................. 3

1. ¿Qué es la Revelación Divina? ................................................................................................... 3

1.1. Naturaleza y Objeto de Revelación (DV 2) ........................................................................... 3

2. La Sagrada Tradición (DV7-8) .................................................................................................... 5

2.1. Definición de la Sagrada Tradición ....................................................................................... 5

2.2. Mutua relación entre Tradición y Escritura ............................................................................ 7

2.3. Escritura, Tradición y Magisterio........................................................................................... 7

3. La Inspiración y la Verdad en las Sagradas Escrituras................................................................ 8

4. Sagradas Escrituras: Nociones generales................................................................................... 9

4.1. ¿Qué es la Biblia? ................................................................................................................ 9

4.2. El canon ............................................................................................................................... 9

4.3. La Inspiración de las Sagradas Escrituras .......................................................................... 10

4.4. El origen divino de la Escritura ........................................................................................... 11

4.5. El origen humano de la Escritura ........................................................................................ 12

4.6. La Relación entre lo divino y humano ................................................................................. 13

4.7. Efectos de la Inspiración..................................................................................................... 13

5. Verdad e Inerrancia en la Biblia. Consideraciones generales para su


interpretación ................................................................................................................................. 14

5.1. Verdad en la Biblia ............................................................................................................. 15

5.2. La Interpretación de la Biblia .............................................................................................. 17

Breve Apéndice ............................................................................................................................ 23


Diplomatura Universitaria en Formación Religiosa Ramos - Zubiría Mansilla
01 – Antropología Teológica – Capítulo 1 – Introducción a la Revelación Divina 3

Introducción
Cuando nos encontramos frente a la Revelación que Dios hace a los hombres,
no estamos solamente delante de las Sagradas Escrituras o Biblia, sino que
también nos encontramos frente a la Sagrada Tradición, muchas veces
olvidada.

Ésta es una confusión muy común que nos lleva a encerrar la religión católica en
un libro, como es el caso de los protestantes e infinidad de sectas que de ellos se
desprenden. Justamente, el dinamismo de la Revelación se da en la relación
profunda que hay en entre la Biblia y la Tradición del Pueblo de Dios: «La Tradición
y la Escritura están estrechamente unidas y compenetradas; manan de la misma
fuente, se unen en un mismo caudal, corren hacia el mismo fin»1.

Por lo tanto, en la primera parte, haremos algunas consideraciones sobre la


Revelación de Dios: qué es la Revelación, cómo se transmite, la Sagradas
Escrituras, la Sagrada Tradición y el Magisterio de la Iglesia. Luego, nos
dedicaremos a las Sagradas Escrituras específicamente.

1. ¿Qué es la Revelación Divina?


1.1. Naturaleza y Objeto de Revelación (DV 2)
Revelar significa «sacar el velo», es decir, mostrar algo. Tan simple como eso
es lo que Dios hizo: Revelarse a Sí mismo y manifestar el misterio de su
voluntad; es decir que el objeto primario revelado es Él mismo.

También revela el misterio de su voluntad: «por Cristo, la Palabra hecha carne, y


con el Espíritu Santo, pueden los hombres llegar hasta el Padre y participar de la
naturaleza divina».

El designio divino acá expresado incluye los tres misterios principales del
cristianismo: la Trinidad, la Encarnación y la gracia2.

En este último párrafo, se pone de manifiesto el fin del cristiano: llegar al Padre,
por el Hijo, en el Espíritu Santo. Para ser más claros con esta frase, podemos decir
que nosotros, los bautizados, tenemos que llegar al Padre, Aquél sobre el que
Cristo nos habló (cf. Jn 14,2), porque Cristo, el Hijo, vino para predicar al Padre y su
voluntad; pero no sólo para eso. Para llegar al Padre, es necesario un Camino, y
será, entonces, el HIjo, la segunda persona de la Trinidad (Jesús, Cristo) quien se
constituya como único Camino: «Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al
Padre sino por mí» (Jn 14,6). Por último, este Camino que recorremos no lo
hacemos naturalmente, antes bien es necesario la ayuda de la gracia sobrenatural.

1
CONCILIO VATICANO II, Constitución Apostólica Dei Verbum (DV), 10
2
LATOURELLE, R. Teología de la Revelación. Salamanca: Ed. Sígueme, 1995, p. 357.
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01 – Antropología Teológica – Capítulo 1 – Introducción a la Revelación Divina 4

Para andar es necesario un vehículo que es mandado por Jesús mismo: el Espíritu
Santo, que nos da la gracia sobrenatural y nos lleva permanentemente en la senda
de Cristo hacia el Padre (Jn 14,16).

Así, el objeto de la Revelación, cuyo punto más elevado es Cristo Jesús, es Dios
(Uno y Trino) y su designio sobre los hombres.

Cuando hablamos de la naturaleza de la Revelación Divina, hacemos


referencia básicamente a tres puntos: En este tema
es fundamental
lee la Constitución
el diálogo de amistad entablado por Dios; Dogmática de la
Divina Revelación
el amor de Dios para con los hombres; (Dei Verbum)

el modo de revelarse de Dios por medio de hechos y palabras.

El Dios invisible (Col 1,15) va en busca del hombre herido por el pecado, entabla
un diálogo de amistad con él como lo hizo con Moisés (Ex 33,11) y con los
apóstoles (Jn 15,14-15).

El que toma la iniciativa en el diálogo amical es Dios. Al igual que en nuestra


vida espiritual, cuando uno va en busca de la gracia de Dios, en realidad, Él ya
actuó en nosotros previamente; es decir, que el pecador se arrepiente cuando ya el
Espíritu de Dios pasó y movió su alma hacia la conversión.

Latourelle escribe: «Esta palabra por la que Dios franquea en cierto modo la
distancia que le separa del hombre y se llega hasta su presencia, no puede ser otra
cosa que la palabra amistad: procede del amor, crece en la amistad y persigue una
obra de amor...»3. Claramente, notamos que el lenguaje que Dios utiliza es el
nuestro, y se hace ver y comprender desde la historia y las palabras, forjando una
amistad con nosotros.

Por otra parte, la Revelación procede del Amor y persigue una obra de
Amor, que es introducir al hombre en la vida trinitaria, en el seno del Amor que es
Dios mismo. Se debe observar que se revela como Padre, Hijo y Espíritu Santo,
mostrando una comunidad de Amor perfecta, modelo para nosotros y, a su vez, fin
de nuestra vida cristiana.

Por último, Dios se revela con hechos y palabras intrínsecamente ligadas4.


Para comprender este concepto fundamental, observemos nuestra vida cotidiana:
los esposos que se aman mutuamente no sólo se dicen cuánto se aman, sino que,
además, hay gestos concretos y cotidianos que lo demuestran. En una amistad
forjada en el amor, las personas no sólo hacen cosas que demuestren que son
amigos, sino que, además, hablan de la amistad que tienen y la explicitan con
hechos concretos.

3
Idem, p. 358.
4
DV, 2.
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01 – Antropología Teológica – Capítulo 1 – Introducción a la Revelación Divina 5

Éste es el modo en que Dios se manifiesta en el ejercicio concreto de la


Salvación. Se introduce en la historia del hombre comunicándose de múltiples
formas, dispuestas según la Bondad y Sabiduría divinas (lo que se conoce como
economía de la salvación). En la historia, Dios se revela con obras concretas:

en el Antiguo Testamento, los acontecimientos del Éxodo (Ex 7-14);

en el Nuevo Testamento, la vida de Cristo, su Encarnación, sus milagros,


la Muerte y la Resurrección.

Pero además, manifestó sus palabras:

los profetas que interpretan las intervenciones de Dios en la historia del


pueblo de Israel;

las palabras del mismo Cristo, Dios y hombre, que declaran el sentido de
sus acciones.

Mirando el conjunto de las Sagradas Escrituras, la obra de Salvación realizada


por Cristo que fue anunciada con hechos y palabras en el AT (Antiguo Testamento)
y confirmada también con hechos y palabras en el Nuevo Testamento.

Estos dos aspectos no van separados, sino unidos en lo más profundo: Dios
hizo y dijo, dijo e hizo, hizo mientras dijo y dijo mientras hizo5. El designio
salvífico no sólo queda manifestado en palabras, sino que es realizado por
obras. No sólo nos dice que nos va a salvar, sino que obra la Salvación en la
historia del hombre.

2. La Sagrada Tradición (DV7-8)


2.1. Definición de la Sagrada Tradición
Como decíamos al comienzo, la Sagrada Tradición es parte de la Revelación
divina hecha a los hombres: «Dios quiso que lo que había revelado para salvación
de todos los pueblos, se conservara íntegro y fuera transmitido a todas las
edades»6.

Cristo predica el Evangelio a los apóstoles y les da el mandato de transmitirlo a


todas las naciones de la tierra (Mc 16,15). Ellos y otros de su generación ponen por
escrito el mensaje de salvación inspirados por el Espíritu Santo (las Sagradas
Escrituras).

5
Cf. LATOURELLE, R. Teología de la... op. cit., p. 360.
6
DV, 7
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01 – Antropología Teológica – Capítulo 1 – Introducción a la Revelación Divina 6

Solo queda mantenerlo vivo, íntegro y transmitirlo a todas las generaciones. Para
ello, los apóstoles nombran a sus sucesores, los Obispos, dejándoles a cargo el La religión
Magisterio (conservar, exponer y difundir el depósito de la fe). Es en esta instancia católica no es sólo
donde nace la Tradición de la Iglesia, en la comunidad apostólica y de los Santos la religión de un
Padres. libro (la Biblia)
sino que además
de la Sagrada
La misión es clara: perpetuar la predicación apostólica hasta el fin de los tradición haciendo
tiempos. de la profesión de
fe católica la
religión de un
San Pablo exhorta a los fieles a que conserven lo aprendido por palabra o por Pueblo.
carta: «Así pues, hermanos, manténgase firmes y conserven las tradiciones que
han aprendido de nosotros, de viva voz o por carta» (2 Tes 2,15). ¿Qué es lo que
han aprendido? Todo lo necesario para la vida de la fe y para crecer en ella. Así es
como la Iglesia, con su enseñanza, su vida y su culto, conserva y transmite a todas
las edades lo que es y lo que cree7.

Se observa, entonces, en la Tradición Apostólica:

un componente activo: vivir y conservar aquello que recibió la


comunidad apostólica;
un sentido pasivo: el objeto de la Tradición y su extensión, que es el
contenido mismo, es decir, todo lo referente a la Fe y costumbres
del pueblo de Dios.

Latourelle8 señala un sentido dinámico de la Revelación que vale aclarar. La Dei


Verbum (DV) 8 dice: «Esta Tradición apostólica va creciendo en la Iglesia con la
ayuda del Espíritu Santo». El dinamismo se da por el crecimiento en la
comprensión de los contenidos de la Tradición. No es que aumente en sí misma,
sino que cada vez, bajo la acción del Espíritu Santo, la Iglesia tiene una
comprensión (percepción, como utiliza Latourelle) más profunda de las palabras
que constituyen la Sagrada Tradición. En definitiva, no es que hay más
“contenidos”, sino que se comprenden más profundamente, y eso es lo que el
Magisterio eclesiástico enseña. Este crecimiento se da por la vida contemplativa, la
oración, el estudio y la prédica de los obispos.

Las verdades transmitidas por la Tradición no pueden conocerse plenamente,


sino por el conjunto de testigos y formas de expresión en las que viven: escritos de
los Padres de la Iglesia, liturgia, práctica de la Iglesia, reflexión teológica.

Con esto vemos que el depósito de la fe no se agota en las Sagradas Escrituras,


sino que es vivificado permanentemente por la Sagrada Tradición que, iluminada
por el Espíritu Santo, es el componente dinámico que nos da una mayor
comprensión de la vida de la Iglesia como pueblo peregrino que se dirige hacia la
plenitud de la Vida Trinitaria.

7
DV, 8
8
Cf. LATOURELLE, R. Teología de la... op. cit., p. 378.
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01 – Antropología Teológica – Capítulo 1 – Introducción a la Revelación Divina 7

2.2. Mutua relación entre Tradición y Escritura


«La Tradición y la Escritura están estrechamente unidas y compenetradas;
manan de la misma fuente, se unen en un mismo caudal, corren hacia un
mismo fin»9.

No podemos considerar una sin la otra, dependen entre sí, son un solo depósito,
constituyen una sola Revelación. Por eso, en la cita se aclara que brotan de la
misma fuente que es la Revelación divina misma; se funden en un mismo caudal,
ya que expresan el mismo misterio de Dios Uno y Trino; y tienden hacia un mismo
fin que es la salvación del hombre.

En definitiva, ambas son Palabra de Dios: la Sagrada Escritura, en cuanto


escrita por inspiración del Espíritu Santo; la Tradición, en cuanto confiada a los
apóstoles por Cristo y el Espíritu Santo y transmitida intacta a sus sucesores para
que éstos la guarden, la expongan y difundan fielmente en su predicación.

Por esto, la Iglesia no tiene las certezas sólo por las Escrituras, sino que las
tiene de ambas fuentes: una ilumina a la otra, complementándose mutuamente.

2.3. Escritura, Tradición y Magisterio


«La Tradición y la Escritura constituyen el depósito sagrado de la Palabra de
Dios, confiado a la Iglesia» (DV 10).

Éste es un punto crucial en el tema; es foco de muchas críticas por parte de los
protestantes y ha traído graves confusiones, incluso entre los mismos católicos.
El
Muchas veces, se piensa que la Revelación es un patrimonio exclusivo del Magisterio
Magisterio, que el Papa y los Obispos lo toman y hacen con él lo que les conviene, está al
subordinando la Escritura a su oficio magisterial e incluso confundiendo la Tradición Servicio de la
con el mismo Magisterio. Revelación y
no al revés.
El Concilio Vaticano II en la Dei Verbum, aclara de modo tajante este problema:

1. La Tradición y las Escrituras son el depósito de la fe, la Revelación


divina, separando al Magisterio (tengamos en cuenta que la Tradición y
el Magisterio no son aceptados por las otras religiones cristianas).

2. El depósito de la Fe es un patrimonio de todos los cristianos, no


sólo del Magisterio. De esta forma, resalta la unidad entre pastores y
fieles, a partir de la cual toda la Iglesia vive del depósito sagrado.

3. El hecho de que toda la Iglesia viva en unidad y participe desde la fe, la


oración y la Eucaristía de esta Revelación, no significa que cualquiera
pueda interpretarla como quiera. El oficio de interpretar
auténticamente el depósito de la fe queda reservado exclusivamente
al Magisterio de la Iglesia, no por un capricho clerical sino por mandato
y con la autoridad del mismo Jesucristo, con la asistencia del Espíritu
Santo.

9
DV, 9.
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4. Aunque el Magisterio tiene la autoridad de interpretar este depósito, no


está sobre él, sino a su servicio. El Magisterio no sustituye la
Revelación, sino que se define a sí mismo como «servidor de la Palabra
de Dios», que no enseña otra cosa que lo que le ha sido confiado.

5. El Magisterio, por mandato divino y con la asistencia del Espíritu Santo,


escucha con piedad, guarda santamente, expone fielmente y saca de
este único depósito de la Fe lo que propone como Verdad revelada que
hay que creer (dogmas).

Por lo tanto, así como Tradición y Escritura son inseparables entre sí, tampoco
podemos separar al Magisterio de ellas, puesto que el sentido de la existencia de
este último es servirlas.

A diferencia de los protestantes, no nos encontramos solos frente a las


Escrituras, sino que nos encontramos frente a la Tradición Apostólica (parte de la
Revelación de Dios), y unidos al Magisterio de la Iglesia que lo escucha, lo guarda y
lo expone fielmente.

3. La Inspiración y la Verdad en las Sagradas


Escrituras
Cada vez que leemos la Biblia, hallamos no pocas dificultades para su
comprensión. Muchas imágenes que nosotros encontramos en ella nos pueden
llevar a una confusión tremenda si uno no está mínimamente advertido sobre su
contenido, y especialmente sobre el espíritu con que fue escrita.

En la primera parte de este capítulo, aclaramos que la Revelación de Dios no es


más que una obra de amor. Y para que quede más claro, respóndase la siguiente
pregunta: ¿Qué le agregamos a Dios con nuestra conversión?, ¿sumamos algo a
Dios, lo hacemos más feliz, más perfecto, más amable?, ¿me llama porque me
necesita?. La respuesta es: no agregamos nada a Dios, a lo que Él es; Él no
necesita de nosotros, ni de nada...

Desde esta perspectiva, se comprende mejor el mensaje de la Revelación. Si


Dios no necesita de nosotros, ni le agregamos nada, entonces ¿porqué se revela?,
¿porqué busca al hombre?, ¿porqué envía a su Hijo, Jesucristo, a morir por
nosotros? En esta clave se debe comenzar a comprender la obra de Dios: si no lo
necesita y lo hace, no cabe otra respuesta que el AMOR, la caridad plena. Dios
no busca ser más feliz, ni el beneficio propio, sino que nosotros alcancemos la
plenitud de la felicidad en Él.

Por lo tanto, cuando nos encontramos frente a dificultades sobre cuestiones de


la Revelación es necesario comprender el Amor de Dios. Esto sólo se alcanza por
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el camino de la Fe, que, curiosamente, no la obtenemos sino porque Dios nos la da


en el Bautismo.

Hablaremos, entonces, de la Escritura, haciendo algunas consideraciones


necesarias para introducirnos en ella sin olvidar, claro está, que es parte de la
Revelación y que es plena desde la luz de la Tradición Apostólica.

4. Sagradas Escrituras: Nociones generales


4.1. ¿Qué es la Biblia?
La DV 9, dice: «La Sagrada Escritura es la palabra de Dios, en cuanto escrita
por inspiración del Espíritu Santo».

No se trata sólo del libro más leído de todos los tiempos, sino que tiene una
característica única: es obra de Dios Espíritu Santo que inspira al hombre para que
ponga por escrito todo y sólo lo que Dios quiere10.

El término Biblia viene del griego; es el plural de biblon, que significa `libro´.
Biblia es varios libros; podríamos llamarlo «una pequeña biblioteca sagrada que
contiene el mensaje escrito por Dios para los hombres».

Tomen una Biblia católica y lean el índice; en él, encontraran los libros que la
conforman, su clasificación y su agrupación en dos grandes partes:

1. el Antiguo Testamento (AT) que relata los hechos previos a la venida


de Jesucristo. Es el tiempo de la promesa;

2. el Nuevo Testamento (NT) que narra lo sucedido desde los tiempos de


Jesús (el anuncio del ángel Gabriel a Isabel y el nacimiento de Juan el
Bautista, en Lc 1) hasta la vida de la primeras comunidades cristianas
(Hechos de los Apóstoles)11, además de las cartas católicas.

4.2. El canon
Toda religión revelada termina por sentir, tarde o temprano, la necesidad de fijar
un canon, es decir, un conjunto de libros sagrados, pues si Dios ha querido
comunicar su voluntad a los hombres, debe haber algún modo de saber con toda
seguridad dónde se encuentra esa Revelación. Esto es precisamente lo que
garantiza el canon: señala los límites entre lo que es y lo que no es Revelación. Si
no se pudiera identificar esto, ¿de qué serviría la Revelación?.

El origen de la palabra canon lo encontramos en el griego: kanon, que deriva del


babilonio qanu, caña. Así se llamaba a la vara larga utilizada por los albañiles para
medir. Más adelante, toma un sentido metafórico: «norma o patrón».

La necesidad de definir el canon de la Revelación (tanto en los judíos como en


los cristianos) respondió a tres cosas:

10
DV, 11.
11
Para este punto leer DV, 14-20.
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conservarla a fin de evitar que se pierda en la vorágine de tradiciones que


nacen en torno a ella;

preservarla, es decir, impedir que sufra ningún cambio o alteraciones;

observarla y hacer que actúe en la fe y la vida.

El presupuesto básico de la definición del canon judeocristiano es la


inspiración, es decir, el hecho de que determinados libros han sido escritos bajo
influjo del Espíritu Santo, que les otorga una aceptación incondicional.

Los criterios prácticos que la Iglesia ha seguido para la selección de libros


inspirados han sido:
• el origen apostólico
• el uso constante en la Iglesia, con sus consecuentes frutos espirituales.

El canon de la Escritura se nos presenta como un conjunto de producciones


literarias dotado de cohesión interna. Tal cohesión se debe a que los libros fueron
usados por la comunidad guiada por el Espíritu Santo, alimentaron su oración,
impulsaron su reflexión y le ofrecieron una norma de vida. La facultad de juzgar si
se da o no esta conformidad la tiene el Magisterio de la Iglesia.

La inspiración, por lo tanto, exige la canonización de un libro.

Canonizar significa declarar autoritativamente que un libro es inspirado y que,


por lo tanto, forma parte de la Escritura.
Concilio es
Canonizar un libro no produce ningún cambio en él; simplemente se declara o se la asamblea de
obispos
pone de manifiesto lo que ya está allí, es decir, se descubre la inspiración, pero de convocada para
ninguna manera se crea12. debatir asuntos
importantes
El canon católico se definió en el Concilio de Trento (1546), quien ordena referentes a la
aceptar, bajo pena de excomunión, 45 libros del Antiguo Testamento (AT) y 27 del doctrina y
disciplina de
Nuevo (NT)13. toda la Iglesia o
de parte de ella.
4.3. La Inspiración de las Sagradas Escrituras
La expresión inspiración divina alude a la especial influencia de Dios sobre
los autores humanos de la Biblia, una influencia de tal naturaleza que sirve de
base a la afirmación de que Dios es Autor de los Libros Sagrados14.

Nos encontramos frente a un misterio de Fe en sentido estricto. La podríamos


definir como el especial influjo del Espíritu Santo sobre el autor sagrado en
orden a escribir todo y sólo lo que Dios quiere.

12
Los libros que no entraron en el canon de la Iglesia son los llamados Apócrifos (libro oculto o
secreto). Tales libros sólo podían ser leídos por los iniciados. Más tarde, en el lenguaje católico, este
término se reservó para designar los libros que por su título y contenido se aproximaban a la escritura
canónica, pero realmente no han sido admitidos en el catálogo oficial de la Iglesia (no son inspirados).
Actualmente, muchos se encuentran publicados y leídos como una importante fuente histórica y
literaria, aclaración que vale para desmentir algunas películas que hablan de evangelios apócrifos
ocultos (Estigma).
13
Dz, 784-785
14
DV, 11
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01 – Antropología Teológica – Capítulo 1 – Introducción a la Revelación Divina 11

Dei Verbum 11 afirma que «los libros del Antiguo y Nuevo Testamento, con
todas sus partes, en cuanto escritos inspirados por el Espíritu Santo, tienen a Dios
como autor...Dios se valió de hombres elegidos, que usaban de todas sus
facultades y talentos...como verdaderos autores». La Biblia tiene dos autores: uno
humano y otro divino, y su fundamento nace en las mismas Escrituras.

En nuestro estudio, nos limitaremos a ver los fundamentos bíblicos sobre los
autores divino y humanos, sin abordar las múltiples teorías que hay sobre el tema;
más bien nos detendremos en las consecuencias o efectos de la Inspiración.

4.4. El origen divino de la Escritura


4.4.1. En el Antiguo Testamento

En el judaísmo, no hay una idea clara y elaborada de la inspiración de la


escritura, más bien en el AT se habla de un influjo divino sobre los profetas, pero
en la mayoría de los casos, es en orden a la proclamación y no para escribir. No
obstante, a veces, Dios ordena escribir algo, por ejemplo, en Isaías 30,8: «Ahora
ven, escríbelo en una tablilla, grábalo en un libro, y que dure hasta el último día,
para testimonio hasta siempre» (ver también Jr 30,2; 36,2; Hab 2,2). Como se
puede observar, la idea de inspiración como se entiende hoy en la Iglesia no está
expresada en el AT.

4.4.2. En el Nuevo Testamento

La idea de inspiración aparece implícita o explícitamente en los libros del NT. El


mismo Jesús apela a las Escrituras como el documento por excelencia y de mayor
autoridad, por ejemplo, en el evangelio de Juan (10,35): «no puede fallar la
Escritura». También se refleja en los numerosos «Está escrito» que el Mesías
utilizaba para referirse a los libros del Antiguo Testamento (Mt 4,4.7.10; 26,31).

Los autores del NT expresan la convicción de que, en las palabras de la


Escritura, el Espíritu Santo habló por medio de los hombres (Hch 1,16); incluso la
llaman «Palabra de Dios» (citando los Salmos, Hb 3,7).

Sin embargo, hay textos que aluden directamente a la inspiración divina de las
Escrituras, como son15:

San Pablo en 2 Tim 3,14: «Toda Escritura inspirada por Dios es útil para la
enseñanza...».

San Pedro (2 Pe 1,21): «porque nunca profecía alguna ha venido por


voluntad humana, sino que hombres movidos por el Espíritu Santo, han
hablado de parte de Dios».

Con estas citas bíblicas, tenemos un panorama más claro de que el misterio de
la inspiración divina se descubre a partir de la misma Revelación. Veamos en el
siguiente cuadro una idea de lo que explicaremos en los puntos siguientes:

15
Ver también: Ap 1,3-6; 2 Pe 3,16.
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4.5. El origen humano de la Escritura


El Papa Pío XII, en Divino afflante Spiritu (1943), dice: «partiendo del principio de
que el escritor sagrado, al escribir su libro, es instrumento del Espíritu Santo, pero
instrumento vivo y racional, observan rectamente que, bajo el influjo de la divina
moción, de tal manera hace uso de sus facultades y energías, que por el libro
nacido de su acción puedan todos fácilmente colegir la índole propia de cada uno y,
por así decirlo, sus singulares características y rasgos»16.

En el AT, vimos cómo Dios ordenaba a los profetas escribir algún mensaje. El
autor humano aparece como un simple transmisor pasivo del mensaje divino,
cumpliendo las órdenes del Espíritu Santo. La concepción judaica tendía a
considerar que los autores humanos caían en una especie de éxtasis religioso,
durante el cual Dios le dictaba el mensaje.
El hombre
inspirado al
Pero a lo largo de la Biblia, encontramos testimonios que muestran a los autores escribir hace
como factores creativos y activos, que nos hablan del esfuerzo del autor para la uso de sus
composición del libro (Ecl 1,30-32: 2 Mac 15,38). facultades y
talentos.
El pasaje más llamativo es del evangelio de Lucas (1,1-4): «Puesto que muchos
han intentado narrar ordenadamente las cosas que se han verificado entre
nosotros, tal como nos las han transmitido los que desde el principio fueron testigos
oculares y servidores de la Palabra, he decidido yo también, después de haber
investigado diligentemente todo desde los orígenes, escribírtelo por su orden...».
Observemos atentamente que Lucas habla de una investigación con todo lo que
ello implica: buscar fuentes, entrevistas, documentos, ordenar la información, etc.
Por lo tanto, no podemos pensar que este autor realizó toda su obra (el Evangelio y
Hechos de los Apóstoles) en un estado de éxtasis, o que no intervinieron para nada
sus facultades y talentos. Además, los rasgos de cada uno de los libros de la Biblia
responden, entre otras, a características propias de cada autor.

Con esto, podemos concluir en que el hombre tiene un papel de suma


importancia, porque es autor secundario de la Escritura, haciendo uso de todas sus
facultades y talentos17, activa y creativamente, empujado por la fuerza misteriosa
del Espíritu Santo.

16
PÍOXII, Encíclica Divino afflante Spiritu (1943), p.19.
17
DV, 11.
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4.6. La Relación entre lo divino y humano


Como conclusión del tema, podemos decir:

la Escritura es verdaderamente Palabra de Dios, pero expresada en un


lenguaje que es auténtico producto del intelecto humano, como si dos
artistas, Dios y hombre, hubieran producido los libros sagrados.

La doctrina de Santo Tomás de Aquino habla de Dios como Autor principal de


la Biblia, y del hombre como un autor instrumental. Al aclarar esta relación, los
Santos Padres y los teólogos lo hacen en base a imágenes diversas tomadas del
trabajo manual y del arte. En el caso del trabajo manual y del arte, se trata de
instrumentos inanimados; en el caso de la inspiración, de hombres en plena
posesión y uso de sus facultades espirituales y corporales. En uno y otro caso, el
instrumento obra conforme a su calidad y estado; pero la obra, con su sentido y su
plan, ha de atribuirse, en primer término, al que maneja el instrumento. Sin
embargo, la obra realizada demuestra indudablemente, las facultades y aptitudes
del instrumento18. Para ser más claros, el instrumento es el hombre y el artista, el
Espíritu Santo.

Esta relación cobra mayor sentido al considerar la Biblia en su totalidad. La


autoría de Dios hace que tenga unidad orgánica, y que no sea una mera
colección de libros más o menos homogéneos. El autor humano es autor de uno o
más libros o de parte de ellos, imprimiendo su sello personal; Dios es el Autor de
todos.

4.7. Efectos de la Inspiración


El efecto principal de la inspiración es la misma Biblia, aunque podemos señalar
diferentes aspectos del mismo:

1) Revelación, unidad, integridad y sacramentalidad

a) Revelación: la inspiración hace que la Biblia en su conjunto sea


Revelación (no sólo ella, no olvidemos la Tradición). Es Dios quien se
revela en la Biblia hablando al hombre.

b) Unidad: aunque materialmente (humanamente) parece una antología de


textos, a la luz de la Fe, es un solo libro que tiene una sola fuente de
origen: Dios. Por lo tanto, los estudios que se realizan de la Biblia deben
considerar seriamente esta unidad.

c) Integridad: significa que Dios ha logrado alcanzar en la Biblia lo que


pretendía perfectamente. A pesar de las limitaciones y defectos
aportados por los autores humanos, Dios ha logrado dar la imagen
exacta de sí mismo y de Cristo que quería transmitir.

18
AAVV. Diccionario de... op. cit., p. 906-907.
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01 – Antropología Teológica – Capítulo 1 – Introducción a la Revelación Divina 14

d) Sacramentalidad: se define a los sacramentos como un signo visible de


Dios invisible; Son encuentros con Dios en Cristo. La Biblia ofrece esta
oportunidad cuando rezamos con ella19.

2) Inerrancia20: en esta parte, sólo citaremos la DV 11: «...los libros sagrados Inerrancia
enseñan sólidamente, fielmente y sin error la verdad que Dios hizo consignar es la ausencia
en dichso libros para salvación nuestra». El tema lo desarrollaremos en el de error en la
próximo punto: “Verdad en la Biblia y su interpretación”. Biblia. Esto es
así en tanto el
interprete
5. Verdad e Inerrancia en la Biblia. Consideraciones respete el
sentido para
generales para su interpretación lo cual fue
escrita.
El problema de la inerrancia (en sentido negativo) o verdad (en sentido positivo)
en las Sagradas Escrituras es sumamente complejo de dilucidar. Ésta ha traído, a
lo largo de la historia, muchos conflictos que no han tenido fácil solución y que
repercutieron fuertemente dentro de la vida de la Iglesia.

Esta cuestión, íntimamente ligada a la interpretación de los Libros Sagrados,


lleva a cometer errores que pueden terminar con la fe de las personas, llevar a
tener comportamientos morales contrarios al espíritu católico y -por qué no- generar
una guerra. Muy por el contrario, una buena interpretación del hecho de la
inerrancia puede llevarnos a una profunda vida espiritual. Por lo tanto,
consideramos que un católico que cree en la Inspiración del Espíritu Santo y en la
Verdad del mensaje Bíblico debe aprender a dar razón, en nuestros días, de su
propia Fe.

Encuentros cercanos del tercer tipo

Leer: Ez 1,4-17

En un teatro de Capital Federal, un señor se dedicaba a hablar de la vida


extraterrestre y mostrar, desde distintas fuentes, los encuentros con extraterrestres
que hubo en la historia. La cuestión es que no tardó mucho para llegar a la Biblia y
encontró en el pasaje del profeta Ezequiel uno de las descripciones más claras
sobre el tema expuesto.

El ser descrito en el libro de Ezequiel no es una figura que conozcamos (luego


no es humana), su apariencia no parece ser de este planeta. El modo en que se
manifiesta consiste en venir en una nave (carro) que destella fulgores de electro en
el desierto... etc.

El origen del Mundo y del Hombre

Leer: Gn 1-4

Gn 1-2: El relato de la creación del mundo trae conflictos con las ciencias
naturales. El origen del mundo en seis días no coincide con las teorías sobre el
tema, aunque algunos quisieron ver en cada día de la creación eras de millones de
años; igualmente, no encontramos una solución. Por lo tanto ¿es bueno desechar el
relato?

19
Por ejemplo: Lectio Divina que es un modo de oración a partir de la meditación profunda de la Biblia.
También con la Liturgia de las Horas, toda la Iglesia se une en oración a Dios, cuya característica es
rezar con la misma Palabra de Dios.
20
Inerrancia es la carencia de error en la Biblia.
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01 – Antropología Teológica – Capítulo 1 – Introducción a la Revelación Divina 15

El origen del hombre de arcilla del suelo y agua no condice con las hipótesis de
la evolución y el Papa Juan Pablo II declaró que la teoría evolucionista es algo más
que una hipótesis.

Si en Gn 1,27 Dios crea al ser humano varón y mujer, ¿por qué vuelve a crear de
arcilla del suelo (en Gn 2,7-ss) al hombre y de una costilla a la mujer? ¿Se debe
descartar la Creación del hombre?

Ni hablar del capítulo 3, que nos habla de la Caída cuando aparece una
serpiente que habla, del pecado original que es comer el fruto de un árbol, del
castigo que Dios impone al hombre. ¿No era que Dios es Bueno y no castiga?

Así pasa con los primeros once capítulos del Génesis, donde encontramos una
dificultad tras otra, como el problema del Arca de Noé (imaginen el tamaño del arca
para que pueda entrar una macho y una hembra de cada especie) o la Torre de
Babel (cap. 9-11).

Cuando de Atrocidades se Habla ¿Palabra de Dios?

Leer: Jos 11,14-ss

¿Qué explicación podemos dar a que se mate a toda la población (jerem) de los
territorios conquistados por Israel para cumplir la voluntad de Dios?

Leer: Hch 15,20

Abstenerse de sangre, por lo tanto, ¿podemos recibir sangre?, ¿no va en contra


de la voluntad de Dios recibir una transfusión de sangre como sostienen los
Testigos de Jehová?

Al Final, ¿de donde viene?

Leer: Mt 1,1-16 y Lc 3,23-38

Al leer las dos genealogías de Jesús, nos encontramos con diferencias grandes
en el origen de ellas. En definitiva, ¿por qué no se ponen de acuerdo los Evangelios
en el origen de Cristo?

Primera Conclusión

Bajo ningún aspecto deben dudar de la Biblia. No tienen que dudar delo que
verdaderamente creen (de su Fe recibida). En principio, sabemos que la Sagrada
Escritura es inspirada en todos sus pasajes, de principio a fin, nada de ella queda
excluido del influjo del Espíritu Santo sobre los autores sagrados o hagiógrafos.

Se entiende que los pasajes que mostré presentan dificultad. No son los únicos
en la Biblia. En cada versículo de un libro como el Apocalipsis, nos encontramos
con el problema de creer o no lo que dice: ¿a dónde nos lleva todo esto?

Para eso estudiaremos, primero, la cuestión de la inerrancia; luego, cuáles son


los parámetros que se utilizan para interpretar las Escrituras (hermenéutica y
exégesis); y por último, cómo se pueden interpretar algunos de los pasajes que
mencionamos más arriba.

5.1. Verdad en la Biblia


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01 – Antropología Teológica – Capítulo 1 – Introducción a la Revelación Divina 16

Comencemos con la inerrancia bíblica. Sabemos que la Escritura es inspirada en


todos sus libros, en todas sus partes, no podemos decir que hay partes que no son
de Dios, que no son inspiradas, que son puramente humanas, el mismo término
canon es norma de la verdad21. Además, debemos saber que Dios no puede
engañarnos, ya que Él es la Verdad y lo impide su misma Bondad.

El Concilio Vaticano II, en la DV 11 dice claramente:

«Como todo lo que afirman los hagiógrafos, o autores inspirados, lo afirma el


Espíritu Santo, se sigue que los libros sagrados enseñan sólidamente,
fielmente y sin error la verdad que Dios hizo consignar en dichos libros para
salvación nuestra».

De esto se puede concluir22:

1. La interpretación de la Biblia debe tratar ante todo de descubrir y


explicar la Revelación y la realidad salvífica que Dios nos ha
comunicado en Jesucristo; en ella, se encuentra la Palabra de
Salvación.

2. Se debe tener en cuenta lo que Dios quiere dar a conocer cuando


inspira y la intención del hagiógrafo que escribe. Es decir, que se
debe leer a la luz de la Voluntad divina de comunicar la Verdad
Salvífica.

3. No se debe pensar que existe una división en la Escritura (una parte


inspirada sin error, y otra no inspirada expuesta a error). Lo que
enseña es que la Verdad revelada es para nuestra salvación (ésta es
su especificación formal), y toda la tarea exegética (de interpretación)
se debe orientar a encontrar y descubrir esta Verdad salvífica, el plan
salvífico de Dios. ésta es la intención formal tanto de Dios como del
autor humano inspirado.

En definitiva, ¿qué pasa con las críticas que muchas veces se hacen desde los
ámbitos filosófico-metafísicos, de las ciencias naturales o de la historia?

Grillmeier, dice:

«Para juzgar sobre la verdad de estos contenidos (de la realidad profana) no


se debe partir de su realidad profana aislada, sino desde el punto de vista
específico de cómo y en qué medida se realiza en ellos el objeto formal de la
inspiración...Comunicar la verdad salvífica...»23

Entonces, podemos decir que las verdades metafísicas, científicas o históricas


(profanas) adquieren un carácter salvífico. Se pusieron en consideración a la
salvación del hombre y no contienen error porque contienen la Revelación salvífica
de Dios o se relacionan, en mayor o menor medida, con este actuar divino.

21
MANNUCCI, V, La Biblia como Palabra de Dios, Introducción general a la Sagrada Escritura, Bilbao:
Descrlée de Brouwer, 1995, p. 225.
22
Cf. Idem, p. 236-237.
23
Idem, p. 238.
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«Las afirmaciones reveladas saludables en sentido propio, o también naturales


constatables, son como tales esencialmente inerrantes; el resto tiene, respecto a la
verdad revelada para nuestra salvación, una función de servicio; es medio o marco
de las verdades propiamente pretendidas y por ello participa de la inerrancia sólo
en virtud de este servicio a la Palabra de Dios en el sentido propio y verdadero»24.

Según Manucci, podemos distinguir:

Verdades saludables reveladas: aquellas verdades que hacen referencia


directa a nuestra salvación o a Dios mismo y son esencialmente
inerrantes; por ejemplo, Ex 3,14: «Yo soy el que soy», o Jn. 1,14: «y el
Verbo se hizo carne y puso su Morada entre nosotros», etc.

Verdades naturales: aquellas verdades que hablan de los ámbitos no


pertenecientes directamente al objeto formal de la inspiración. En estas
últimas, algunas son verdaderas, y las otras lo son en cuanto configuran
el marco o medio de las verdades directamente salvíficas, es decir,
sirven para dar a conocer la Palabra de Dios25. Por ejemplo, el hecho de
que Dios haya creado el mundo en seis días es verdad en tanto esa
imagen nos sirve para conocer que Dios es el Creador de todas las
cosas; si alguien quisiera interpretar Gn. 1 desde las ciencias naturales,
no sería la Sagrada Escritura la que contiene error, sino que sería el
intérprete en tanto no respetaría el objeto formal de la Escritura: la
Verdad salvífica.

En conclusión, los versículos de la Biblia que leyeron anteriormente comienzan


a dar un giro grande. Sabemos que no se puede decir cualquier cosa al
interpretarla, antes bien debemos buscar esta especificación formal: la Verdad
para la salvación.

5.2. La Interpretación de la Biblia


«La Escritura debe ser leída con el mismo Espíritu con que fue escrita» (DV12)

En la DV 12, encontramos algunas condiciones a tener en cuenta para una


correcta interpretación de la Biblia:

1. Estudiar con atención lo que los autores querían decir y lo que Dios
quería dar a conocer con esas palabras.

2. Tener en cuenta los géneros literarios, porque la Verdad se presenta y


se enuncia de modo diverso en obras de diversa índole.

3. Considerar el tiempo y la cultura, por medio de los géneros literarios


propios de la época.

4. Reparar en el modo de pensar, de expresarse y de narrar, así como


en las expresiones que se usaban en las conversaciones ordinarias.

24
Idem, p. 238.
25
Cf. Idem, p. 238.
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01 – Antropología Teológica – Capítulo 1 – Introducción a la Revelación Divina 18

5. La Biblia se debe leer con el mismo Espíritu con fue escrita, teniendo
en cuenta el contenido y la unidad de toda la Escritura, la Tradición de
la Iglesia y la analogía de la Fe.

6. Todo lo que los exégetas estudian (los que aplican estos criterios para
la interpretación de la Biblia) queda sometido al juicio definitivo del
Magisterio de la Iglesia, que recibió de Dios el encargo y el oficio de
conservar e interpretar la Palabra de Dios.

Podemos aclarar previamente dos términos: hermenéutica y exégesis.

La hermenéutica consiste en los principios según los cuales debe interpretarse


la Biblia; la exégesis, en la aplicación práctica de aquellos principios. Hoy en día
estos términos se utilizan, muchas veces, como sinónimos.

La tarea exegética o de hermenéutica implica interpretar las Sagradas Escrituras


según indicamos más arriba, citando a DV 12. Se busca descubrir tanto los sentidos
literales (lo que el autor humano quiso decir con el texto) como los supraliterales (lo
que el Autor divino por medio del humano nos dijo).

Para realizar la exégesis, se deben aplicar los principios de interpretación que se


utilizan para cualquier otro texto. En primer lugar, hay que establecer el texto
genuino con toda la exactitud posible, sobre la base de testimonios textuales o de
conjeturas críticas. Luego hay que encuadrar el texto en su contexto, con lo cual se
utilizan textos paralelos, antiguas versiones, los comentarios de más autoridad, etc.

Lo más importante es que el intérprete (o exégeta) tenga en cuenta el género


literario, la época y el lugar de composición, la ocasión, la finalidad y las fuentes del
texto, así como la condición, la cultura, la mentalidad del autor y el pueblo al que
pertenece. Para esto, se cuenta con ciencias auxiliares: filología, historia, literatura,
geografía, arqueología, etc. Se deben tener muy en cuenta estos medios ya que la
literatura del Antiguo Oriente se halla mucho más alejada de nuestra mentalidad
moderna que la literatura clásica grecorromana26.

Por tanto, existe la necesidad de hacer una investigación exegética seria. El


Concilio Vaticano II nos dice que Dios nos ha hablado por medio de hombres y de
forma humana (DV 2.12) y que hay que descubrir lo que tanto Dios como el
autor humano (hagiógrafo) quisieron decir.

Esto se desprende de la naturaleza misma de la Inspiración. Recuerden que los


autores sagrados son verdaderos autores (DV 11) y es necesario entender
debidamente lo que ellos quisieron decirnos para llegar a comprender lo que Dios
ha comunicado a todos los hombres en un lenguaje completamente humano.

La tarea del intérprete exige de suyo la necesidad de la crítica textual, literaria e


histórica:

Por medio de la crítica textual, se reconstruye el texto lo más próximo


posible al original.

A través de la crítica literaria se estudia el lenguaje humano de la Biblia y


las formas literarias empleadas por los hagiógrafos de acuerdo con su

26
Cf. AAVV, Diccionario de... op. cit., p. 670-671.
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personalidad, con sus fines didácticos y con el ambiente histórico y


cultural en el que vivieron. Desde aquí se descubre no sólo el interés
apologético por las dificultades planteadas en diferentes textos bíblicos,
sino también, en sentido positivo, wl sentido teológico pretendido por
Dios. Por la crítica literaria, se conocen los géneros literarios (las
diferentes maneras en que es propuesta la verdad en los textos y
escritos de diversas índoles).

Desde la crítica histórica, «no sólo se sitúa al libro en su ambiente (autor,


fecha de composición, autenticidad literaria, etc.), sino que se trata
también de descubrir el valor histórico de aquello que el texto narra, de
reconstruir la historia de los dos Testamentos, con la precisión que hacen
posible los métodos de la crítica histórica moderna»27.

Vale aclarar que el intérprete de la Biblia no es un simple historiador que estudia


el texto únicamente como fuente histórica.

Emplea la crítica histórica como instrumento para llegar al significado del


texto que narra los sucesos salvíficos del pasado.

Recordemos que Dios se reveló en la historia y a través de la historia (DV 2), y la


historia descrita en la Biblia es Historia de la Salvación.

«La Escritura debe ser leída con el mismo Espíritu con que fue escrita», es
lo que nos aclara el Concilio. Esto vale tanto para los lectores como los intérpretes
de la Escritura. Ella nació bajo el influjo del Espíritu Santo, por lo cual debe ser leída
e interpretada en el Espíritu Santo. Esto significa una docilidad ante Dios oculto en
las palabras inspiradas.

En la Biblia, se transparenta el Misterio de Dios Vivo, no una simple historia de


los hombres, sino cómo Dios busca al hombre; por lo tanto, para descubrir al Señor
es necesario entrar en el ámbito del Espíritu para dejar que eleve el alma hacia Él,
para que podamos indagar y escuchar su palabra con Fe.

El quinto punto que señalamos más arriba (de DV 12), nos da tres criterios
concretos para la hermenéutica teológica:

1. El contenido y la unidad de toda la Escritura: AT y NT forman un


todo único, a pesar de todo su proceso histórico de compleja
redacción. Como se aclaró en el tema anterior (Verdad en la Biblia),
se debe hablar de la Verdad de cada uno de los textos bíblicos dentro
del conjunto de todo el mensaje bíblico.

2. La Tradición viva de la Iglesia: decir que hay que tener en cuenta la


Tradición de la Iglesia para la interpretación de la Biblia significa que
la Escritura se debe interpretar en la Iglesia, ya que nace en ella y
constituye una de sus fuentes fundamentales. Como dijimos
anteriormente, la Iglesia es depositaria de la Revelación, con lo cual el
Espíritu Santo actúa en las dos y las hace connaturales28.

27
MANNUCCI, V. La Biblia como... op. cit., p. 295.
28
Tanto la Iglesia como la Escritura tienen un origen divino, proceden de Dios, por ello se dice que son
connaturales.
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Cuando hablamos de la Iglesia, lo hacemos en sentido católico, no hacemos


referencia a otra más que a la Iglesia Una, Santa, Católica, Apostólica, fundada por
el mismo Cristo, del cual Él es Cabeza.

Para la correcta lectura de la Escritura, se deben tener en cuenta todos los


componentes de la Tradición: las afirmaciones de los Santos Padres que
atestiguan la vivificante presencia de la Tradición, en el período más cercano a los
orígenes cristianos; la reflexión y el estudio de todos los creyentes, los cuales
meditan en su corazón las cosas y las palabras transmitidas, y también la profunda
inteligencia que les proviene de la experimentación de las cosas espirituales; la
prédica de aquellos que con la sucesión apostólica han recibido un carisma seguro
de verdad (Magisterio)29

Así la Tradición se convierte en norma y regla de la interpretación exegética.

Mannucci aclara:

“Mantenerse en el contexto de la Tradición significa, hermenéuticamente


hablando, aceptar una determinada comprensión de la persona y del acontecimiento
de Jesucristo, cumplimiento de la Revelación, tal como se desarrolló en el
determinante y autorizado comienzo de la comunidad apostólica y tal como se ha
desarrollado con autoridad propia a lo largo de la tradición post-apostólica. Aceptar
esta comprensión no para detenerse en ella, sino para adoptarla como punto de
30
referencia necesario para cualquier ulterior desarrollo de la comprensión . Toda
interpretación queda finalmente reservada a la aprobación del Magisterio de la
Iglesia que “no es superior a la Palabra de Dios sino que está a su servicio,
enseñando únicamente aquello que ha sido transmitido... (siendo) su oficio
interpretar auténticamente la Palabra de Dios escrita o transmitida” (DV 10).

3. La analogía de la fe: es la conciencia de la unidad de la Revelación y


de la fe de la Iglesia. Todas las expresiones de la Revelación y de la
fe se hallan estrechamente coordinadas y se iluminan mutuamente;
toda expresión, por lo tanto, debe ser considerada a la luz de las otras
y vinculada con ellas, si se la quiere entender correctamente y
mantener abierta a una comprensión más profunda.

5.3. Los Géneros Literarios

Es necesario hacer una referencia explícita al tema de los géneros literarios,


asunto que se ha convertido es una tarea encomendada a los exégetas con
carácter de obligación por Pío XII en la encíclica Divino Afflante Spiritu.

29
Cf. DV, 8.
30
MANNUCCI, V. La Biblia como... op. cit., p. 300.
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Se entiende por género literario, «las formas o modos de expresión de que se


sirven, para expresar su pensamiento, las gentes de una época determinada y
un país determinado”31.

En la Biblia, no hallamos nuestras formas de expresión, sino las que eran


propias de las personas del antiguo Oriente. Esto hace que su descripción deba
hacerse de acuerdo a un estudio de la literatura de aquella época y lugar.

Todo género literario encierra un modo particular de expresión de la verdad


y, por tanto, ésta debe ser buscada por métodos adecuados al género en cuestión.
De ahí que una condición necesaria para la correcta exégesis de un libro o
fragmento sea determinar las peculiaridades y leyes de dicho género.

De acuerdo a los géneros literarios se clasifican los libros de la Biblia, vean el


índice de una, y encontraran libros históricos, legales, sapienciales, epistolares,
proféticos, etc.

Los principales géneros literarios son:

Historia: tiene forma de relato, real o imaginario. Incluye narraciones populares,


leyendas, sagas, cuentos. También nos encontramos frente a relatos de hechos
ocurridos, acontecimientos cotidianos, crónicas que se registraban por escrito.

Ley: Son textos que recogían normas o costumbres por las que se regía el pueblo.
Es una exigencia de la alianza con Dios.

Profecía: revela la existencia de un mensajero que, en este caso, sabe que habla a
los hombres en nombre de Dios e inspirado por su Espíritu. El profeta, además de
la palabra, se vale de la acción simbólica para expresar la acción de lo quiere decir.

Lírica: Expresa o pretende expresar sentimientos, vivencias interiores, pasión,


amor. Su leguaje tiende al simbolismo que expresa mejor las vivencias de carácter
poético y religioso

Sabiduría: son narraciones de experiencia de vida. Reflexiones sobre diversas


realidades de la vida, sobre los grandes interrogantes de los hombres, formulados
por sabios y pensadores.

Cartas: son escritos enviados por un remitente a un destinatario que puede ser una
persona o una comunidad. Sus contenidos son muy variados. Este género es de
gran importancia en la Biblia, sobre todo en el NT.

Apocalíptica: Muy ligada a la profecía, es el relato de las revelaciones obtenidas


mediante visiones y sueños, expresados de forma enigmática y simbólica. Contiene
un mensaje de esperanza, a pesar de las imágenes a veces usadas, ya que al final
siempre se encuentra la victoria de Dios sobre el mal.

Cada género literario a su vez tiene subgéneros de los cuales daremos algunos
ejemplos32:

Histórico

31
AAVV, Diccionario de... op. cit., p. 746.
32
SÁNCHEZ CARO, JM y otros, La Biblia Didáctica, España: Ed. SM-PPC Consulta,, 996, p. 12-13.
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o Poético popular (abundantes ejemplos encontramos en el libro del


Gn)

o Informativo (libro I y II de Reyes, Crónicas)

o Anuncio (Evangelios, Hechos de los Apóstoles)

Ley

o Ley apodíctica (el caso de los 10 mandamientos en Ex 20, 1-17)

o Ley casuística (Ex 21)

o Saber sacerdotal (Lv 11-16)

Profecía

o Oráculo o Palabra de Dios: que puede ser de denuncia (Is 1,2-3),


o de anuncio (Is 2,1-ss)

o Palabra del Profeta (Am 4,1-3)

o Relato biográfico (Os 1.3)

Lírica

o Cantos oracionales (los Salmos)

o Cantos de amor (Cantar de los Cantares)

o Elegías (Lamentaciones)

Sabiduría

o Sentencias y poemas didácticos (Proverbios)

o Diálogos y Relatos (Job)

o Tesis (Eclesiastés y Job)

Cartas

o Proféticas (Jr 29)

o Reales (1Re 21,8)

o Temáticas (Hb)

o Acción apostólica (el corpus paulino, por ejemplo Fl)

Apocalíptica

o Visiones, sueños e interpretaciones (Dn 7-12 y Apocalipsis)

o Cantos

o Relatos (Dn 1-6)


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Con esto tenemos un panorama general de los géneros literarios necesarios


para entender los diferentes libros santos.

Segunda Conclusión

Respecto de los pasajes bíblicos antes citados, podemos sacar algunas


conclusiones.

Aquellos que los interpretaron no han tenido en cuenta ni la verdad para la


salvación, ni la Tradición, ni la unidad de la Escritura, ni la analogía de la fe, ni el
Magisterio, mucho menos las consideraciones de los géneros literarios, la época de
escritura, el ámbito del hagiógrafo y tantas otras tantas cosas que enumeramos en
este apartado...

No hace falta ser un perito literario o historiados para leer el don de la Sagrada
Escritura, solamente hace falta tener cuidado con aquello que decimos fundados en
ella.

Es una fuente inagotable de vida espiritual y es una gracia para todos los
cristianos el poder contar con ella, por lo tanto, siempre tenemos que tener
como norte la intención de Dios al Revelarse: darse a conocer y llevarnos por
el Hijo en el Espíritu Santo al Padre, para poder gozar de la bienaventuranza
eterna.

En este capítulo, hemos dado algunas herramientas básicas para poder


acercarnos a la lectura bíblica, y con ellas, poder llegar a un entendimiento más
profundo de aquello que fue revelado, entrando así en el dinamismo profundo de la
vida de la Iglesia, que es la comunidad que Cristo nos deja para llegar a la
salvación eterna.

Breve Apéndice
No podemos dar por finalizado el capítulo sin antes hablar sobre algunos de los
pasajes que tan mal hemos interpretado (o dudado). Por tanto, brevemente les daré
algunas consideraciones que hace la exégesis para lograr entender la intención del
pasaje.

La exégesis no es la palabra de Dios ni es la voz del Magisterio de la Iglesia,


solamente es una herramienta para que, a través del estudio, se pueda profundizar
en el conocimiento de la Palabra. En definitiva, ella puede estar sujeta a error, como
toda ciencia humana, pero en la investigación se quiere encontrar el misterio de
Dios manifestado a los hombres. Todo lo que afirme la exégesis queda sometido al
juicio definitivo del Magisterio de la Iglesia.

Hablaremos de tres pasajes: el del profeta Ezequiel, el de Hechos de los


Apóstoles y finalmente las genealogías de Jesús de Mateo y Lucas.

Ez 1,4-17

El profeta Ezequiel vivió en el siglo VII a C, en la época del destierro. Él utiliza un


género literario apocalíptico para su libro, la característica del género es ser
sumamente simbólico y complejo de analizar (aunque no tanto para las personas de
su época que conocían bien la simbología); siempre trae un mensaje de esperanza:
Dios vence a los enemigos de Israel.
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Los dos datos que tenemos son la época y el género literario. Si observamos las
imágenes del AT, nos encontramos que lo descripto por Ezequiel coincide con los
querubines, ángeles custodios de los sagrado. Antiguamente, se creía que Dios
estaba presente en el carro llevado por esto ángeles. Sus estatuas se encontraban
en el interior del Templo de Jerusalén.

El aspecto de estos seres dan temor, y justamente eso se busca; el ángel


muestra la presencia de lo Divino, y frente a lo Divino, se tiene el santo temor, la
reverencia (como las gárgolas de las catedrales, su aspecto a veces demoníaco no
hace más que mostrar la custodia feroz de lo sagrado).

La cuestión es ver si Ezequiel estaba mirando los querubines o estaba queriendo


significar otra cosa. Acá es donde la correcta interpretación basada en el género
literario juega un papel capital. Supongamos que en el capítulo primero el profeta
quiere mostrar la presencia del Dios de Israel en medio del pueblo, por eso, utiliza
un modo de narrar que sólo los Israelitas desterrados comprenderían.

De todos estos datos sueltos decimos:

1) No son extraterrestres los seres descriptos por Ezequiel (eso es evidente


para los que conocen un poco el AT).

2) La descripción coincide con los querubines, cuyo significado es bendecir


a Dios.

3) Por el género literario, Ezequiel más que ver ángeles, utiliza un recurso
literario que manifiesta claramente la presencia de Dios en el desierto:
«era algo como la forma de la gloria de Yahveh» (Ez 1,28) y que le da un
mensaje, una misión Profética: «Hijo de hombre, yo te envío a los
israelitas...» (Ez 2,3). Importante es el lugar en que se manifiesta Dios: el
desierto, lugar de encuentro con Dios como lo fue en el éxodo.

Etc., Etc.

Comprenden cómo no nos podemos quedar sólo con los versículos que leyeron,
sino que debemos ver la unidad de la Escritura, la presencia de estos seres en
otros pasajes (Gn. 3,24; Ex. 25,18; I Re. 6,23-28), leer que es lo que antecede y
sigue la cita, la historia de Israel, las imágenes...

Hch 15,20

Uno de los problemas más graves de mal interpretar este pasaje es que le
cuesta la vida a miles de personas que se ven imposibilitadas de recibir
transfusiones de sangre. Tal inconveniente se nos presenta con la conocida secta
Testigos de Jehová o de la Iglesia de los santos de los últimos días, que insisten en
interpretar al pie de la letra la Biblia.

Veamos que nos puede decir un poco de sentido común y conocimiento de


historia.
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Primero debemos aclarar que el capítulo 15 de Hechos de los Apóstoles son las
actas de los concilios33 de Antioquia y de Jerusalén. El pasaje que leyeron hace
referencia al último.

Dos posturas se ponen en juego: la de los judaizantes, que pretendían que los
gentiles (mundo pagano) para bautizarse debían convertirse primero al judaísmo,
“convertirse primero a Dios” es la expresión que se usaba. Esto implicaba poner
bajo la ley de Moisés a los paganos, cumplir con 635 preceptos, entre ellos el de la
circuncisión, cosa horrenda para el mundo gentil. La consecuencia era que no se
podían convertir a Cristo sin antes ser judíos como Él, y esto llevó a que muchos no
quisieran bautizarse.

La otra postura, no judaizante (cuyo mayor exponente fue San Pablo), decía que
no era necesario circuncidarse para bautizarse, la fe es condición suficiente para la
conversión a Dios y a Cristo. Este planteo hacía que el mensaje cristiano se abriera
rápidamente al mundo entero y sobrepasara los límites de Israel.

Algo preocupaba a todos: la idolatría en la que estaba inmersa el paganismo,


con los rituales que realizaban para adorar sus falsas divinidades, por ejemplo, el
sacrificio de animales inmolados para sus ídolos, durante los cuales se comía la
carne y la sangre de esos animales.

Por tanto, Santiago, obispo de Jerusalén, sugirió una norma básica para evitar la
idolatría que era algo inaceptable para el mundo judío. Cuando decía abstenerse de
sangre, nada hablaba de transfusiones, sino de no ingerir sangre de los animales
sacrificados a los ídolos. Aclaramos que el hecho de tomar sangre de animales no
es un rito fuera de lo común, es más, lo cristianos lo hacemos cuando en el
sacramento de la Eucaristía recibimos el Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor
Jesucristo.

¿Qué opinan ahora de lo que sostienen los Testigos de Jehová? Evidentemente,


la interpretación de ese pasaje no es correcta, está descontextualizada y muy lejos
de la intención de los autores.

Mt 1,1-16 y Lc 3,23-38

Las genealogías de Jesús tienen un significado muy importante para la vida


pastoral de las primeras comunidades cristianas. En ambos Evangelios, se explica
el origen de Aquel que vino a salvarnos para ubicar a los que se bautizaban en
dónde está su raíz.

Comencemos entonces con la tarea exegética:

1) Los Evangelios se escribieron con un fin catequético: enseñar a los fieles


los hechos y palabras de Jesús. Nacen para conservar a través del
tiempo el mensaje salvífico traído por el Mesías. Por tanto, no se puede
leerlos con si fueran libros de historia científica (como entendemos esta
ciencia hoy en día); ahora, no por esto se puede negar su carácter
histórico.

2) El fin pastoral de los Evangelios nos remite a considerar para quién


fueron escritos. Cuando uno hace un Catecismo, en lo primero que se fija

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También se llama controversia, ya que se juntaban los apóstoles para solucionar los inconvenientes
que se presentaban en la vida pastoral.
Diplomatura Universitaria en Formación Religiosa Ramos - Zubiría Mansilla
01 – Antropología Teológica – Capítulo 1 – Introducción a la Revelación Divina 26

es a quién va dirigido, y según la realidad y la necesidad de los


destinatarios, se selecciona el material y se organiza el contenido, se
usará un lenguaje determinado y un modo de enseñar (lo mismo que
señalamos en el apartado: “Interpretación de la Biblia”).

3) Finalmente, la pregunta: ¿por qué Mateo une la ascendencia de Jesús


con Abraham y Lucas lo hace con Adán (e Hijo de Dios)? La respuesta es
sencilla teniendo en cuenta la totalidad y unidad de la Escritura (sobre
todo de los Evangelios y sus destinatarios): Mateo escribe para las
comunidades judías, por lo tanto, necesita demostrar la legitimidad de
Jesús como Mesías (esto implica decir que desciende de David) y su
pertenencia al Pueblo de Dios (es decir, hijo de Abraham). No hace falta
dar más explicación que ésa para que comprendan quién es Cristo.

En cambio Lucas escribe para los paganos que nada conocen de Abraham y
David, por lo tanto, pone el origen de Cristo en Adán, es decir, todo el
género humano, mostrando con esto la universalidad de la salvación traída
por Él.

No sólo por este pasaje nos damos cuenta los destinatarios de los Evangelios,
sino porque todo en ellos está escrito según un modo específico.

En esta síntesis, vemos cómo se aplica la exégesis para interpretar la


Escritura, teniendo en cuenta los diferentes factores para encontrar lo que los
autores quisieron decir y lo que Dios quiso dar a conocer con dichos libros.

Los recuadros en rojo son los textos que se conservan hasta nuestros días.

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