Deja La Muela

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“Deja la muela”

De regreso a la Escritura

“Si lo veo correctamente, la cruz del evangelismo popular no es la cruz del Nuevo Testamento, se trata, más
bien, de un nuevo y brillante adorno sobre el seno de la auto-confiada y carnal cristiandad...
La vieja cruz mataba a los hombres; la nueva cruz los entretiene. La vieja cruz condenaba; la nueva divierte.
La vieja cruz destruía la confianza en la carne; la nueva cruz la alienta...
La carne, sonriente y confiada, predica y canta acerca de la cruz; ante ella se inclina y señala con una
gesticulación bien ensayada; pero no quiere morir sobre aquella cruz, y rehúsa tercamente llevar el vituperio
de aquella cruz.”
A.W. Tozer

Preliminares.
Pareciera justo comenzar este espacio reflexivo explicando el significado que tiene la frase
entrecomillada que aparece en el título de este escrito; a veces la cultura y el cubanismo
sale a la luz con solo un empujoncito. Así pasó cuando el hermano Andrés Gonzáles, del
podcast “Exposición teológica”, me sugirió su uso.
Bueno, sin más dilación, “muela” en nuestro país es una palabra con disímiles usos, en su
sentido más básico es un diente ubicado en la parte posterior de la mandíbula. Pero su
significado cambia según el uso y su contexto; “bajar muela” sería lo correcto, en el cubano
popular, para referirse al discurso que se da para seducir a otra persona en el plano
amoroso. También “dar muela” tiene la connotación de aportar mucho más en un diálogo
que la otra persona, muchas veces sin la otra parte desear escucharte.
Parecido a este último significado la lengua coloquial presenta otra lectura para la frase,
esta es cuando se usa para apuntar a una disertación que a veces carece de profundidad, se
dilata en extremo o cambia el verdadero significado de un mensaje añadiendo lo de interés
propio.
Es en este último donde nos gustaría detenernos, es el que mejor aplica a la reflexión que
deseamos hacer con respecto a la predicación y el correcto uso del mensaje central de las
Escrituras en y desde la iglesia.
El matiz testimonial de estas páginas me será útil, por ello, a través del desarrollo iré
aportando datos de mi vida que ayuden a entender la experiencia personal de un cristiano
cubano, luego pastor, con respecto al tema y a la necesidad constante de reconocer el aporte
reformado, al obsequiar el legado de “Sola Scriptura” como patrón para vernos siempre en
el compromiso de estar de regreso constante a la Biblia.
Vale la pena aclarar que no se pretende aislar de ninguna manera cualquiera de las áreas
que son afectadas en el ser humano, cristiano o no, por la exposición de la Palabra.
Creemos firmemente en la integralidad del hombre y que, por tanto, para su madurez debe
caminar hacia una ortodoxia (conocimiento correcto) ortopraxis (práctica correcta) y una
ortopatía (emociones correctas) a la luz de todo el Consejo de Dios.

En retrospectiva.
Existe en muchas iglesias o círculos cristianos la idea que el Evangelio posee dos extremos.
Por una parte, el legalismo que defiende la postura de un cristiano que vive creyendo que
puede ganar su salvación por las buenas obras que haga o por cumplir con las normas
morales que eclesiológicamente se le imponen.
Por otra, el antinomianismo (vivir sin ley) de todas aquellas personas que creen que porque
Cristo limpia todo pecado se tiene la libertad de vivir de acuerdo a los deseos de nuestro
corazón, a fin de cuentas, Él pagó.
Al creer esto son muchos los predicadores que viven intentando lograr en sus mensajes un
“equilibrio” que les permita dar con el centro entre estas dos cosas y poner en él a sus
interlocutores.
Comúnmente sucede que al intentar responder a cualquiera de las dos posturas nos
adherimos al otro extremo ¿Por qué? Simple, ninguna de estas actitudes (legalismo y
liberalismo) es el Evangelio y además, el centro entre estas dos ¡tampoco lo es! El error
está en pensar que el equilibrio entre estas es el Evangelio de Jesucristo y luego
introducimos a nuestra predicación esto, llevando de cualquiera de las dos formas a la
iglesia a poner la obra del hombre en el centro de todo.
Esto lacera todo, cosmovisión, ministerios, profesiones, dones. Aplicamos esta mala
teología a todo, desde nuestra manera de evangelizar a la formación en discipulado de
otros.
Recuerdo los meses posteriores a mi conversión hace años atrás y son un vivo ejemplo de
lo que intento exponer. Era un joven para el que la música rock era su vida, el pelo largo,
los tatuajes, bebidas y conciertos eran lo cotidiano. Al comenzar a asistir a la congregación
de los hermanos que Dios usó para alcanzarme recuerdo que las exigencias no se hicieron
esperar, “no era” el ánimo poner presión sobre mí, pero sería mucho mejor si cambiaba mis
pantalones, me cortaba el cabello y…
A solo un mes de asistir a aquel lugar tuve la experiencia de escuchar desde el púlpito al
pastor (con poco tiempo de graduado) decir que aquellos que tuvieran tatuajes deberían
“quemárselos”1. Lógicamente, salí del templo aquel día y nunca más regresé ¿Qué pensé?
“Este dios es demasiado exigente y no estoy seguro de poder cumplir con todo lo que
demanda”.

1
Una de las prácticas populares usadas en Cuba en los años 90´s para quitarse un tatuaje era quemarse la
piel con una plancha (instrumento doméstico para planchar la ropa) La opción médica era un proceso de
muchas operaciones dejando una gran cicatriz en el lugar del tatuaje, más “complicada” y tomaba mucho
más tiempo.
Unas semanas más tarde un amigo me invitó a participar de las reuniones en una
congregación de otra obra a la que él frecuentaba -no es bueno que estés en la calle- me
decía.
Esta vez la obra que visitaba tenía otra postura completamente diferente, ya mis tatuajes no
molestaban, de hecho, eran hasta atractivos, los jóvenes podían continuar fumando si
acostumbraban a hacerlo antes, podían beber, este dios ya no demandaba ni imponía reglas
de tanta exigencia, comprendía mis deseos y me daba licencia para ellos.
Al cabo de dos años dejé de congregarme y regresé a mi antigua vida, completamente
analfabeto en cuanto a la Escritura y sin ninguna seguridad de mi aparente cristianismo.
Tuve la oportunidad dos veces de ser impactado con el Evangelio, sin embargo, fui
expuesto a estas dos posturas, legalismo y liberalismo, justo en ese orden, las cuales no
produjeron en mí ningún cambio sustancial ni conocimiento sobre Dios. Aclaro que no
juzgo la salvación de ninguno de ellos ni me veo en la capacidad de sentenciar a cualquiera
de las obras, lo que pongo en reflexión para nosotros es el mensaje, en ninguno de los casos
lo mostrado a mí fue el verdadero Evangelio. Ni siquiera un equilibrio entre estas dos
posturas lo es.
Sola Escritura.
Este principio heredado del siglo XVI hasta nuestros tiempos es un tesoro. Sola Escritura
significa que la Biblia es una “autoridad final o la corte de última apelación en todo lo que
afirma (o implica)”2. Este principio fue vital para mi posterior encuentro con Jesús.
Tiempo después mi esposa y yo fuimos invitados a otra iglesia perteneciente a la
Convención Evangélica de Cuba “Los Pinos Nuevos”, allí tuvimos la dicha de poder contar
con un pastor que dedicó tiempo a destruir los argumentos errados de mis anteriores
experiencias y, de regreso a las Escrituras, exponernos al Evangelio de la Gracia de nuestro
Señor Jesucristo, echar por tierra toda mi presuposición de que debía hacer algo y que era
yo el centro de toda esta obra para demostrarme que solo Dios es el autor y ejecutor de tan
bello plan.
Necesidad.
Es determinante para la iglesia en Latinoamérica promover y crear oportunidades de
estudios teológicos para tantos y tantos a los que Dios está llamando a la exposición de la
Palabra y a pastorear su iglesia. Así también es urgente el desarrollo de una producción
teológica por parte de autores Latinoamericanos que contribuya a una contextualización y
realce de la Escritura desde lo local, evidente es la necesidad. Exponentes dominicanos con
una producción teológica sana dirigida a la hispanidad como Miguel Núñez, Sugel
Michelén, Salvador Gómez y otros son un modelo a seguir.

2
Norman Geisler,“The Origin and Inspiration of the Bible” en Systematic Theology, Vol. 1 (Minneapolis, MN:
Bethany HousePublishers, 2002), 240. (cita tomada del libro “Enseñanzas que transformaron el mundo”,
Miguel Núñez. Pág 25)
Entiendo que no es tan simple, se requiere de ciertos elementos que en este lado del mundo
no son tan comunes, entiéndase casas editoriales, distribuidoras, etc. Pero la verdad es que
la mayoría de los graduados de seminarios latinoamericanos, desde el punto en que se
conectan a un ministerio eclesial local, olvidan la capacidad creativa que puedan tener para
generar textos y programas que respondan a las necesidades de la iglesia de poner en
práctica la Sola Escritura. Por otra parte, es asombroso el número de pastores ejerciendo el
ministerio sin ningún tipo de entrenamiento formal, sin haber recibido al menos lo mínimo
de guía para un correcto tratamiento de la Palabra a la hora de alimentar a la iglesia.
Son muchas las anécdotas que he escuchado de predicadores que exponen a la iglesia el
domingo a lo que “soñaron” el sábado. Al igual que he sido testigo de la creciente
predicación completamente antropocéntrica en el cuerpo de Cristo.
“Deja la muela”.
Un evangelio ley.
Volviendo a mi historia, fue enorme para mí poder entender el Evangelio en manos de
aquel pastor.
En nuestro país veo, desde mi percepción, que la mayoría de las iglesias evangélicas que
existen tienen un corte más tradicional y legalista, ha sido una respuesta histórica a los años
de persecución sufrida por el régimen revolucionario lo cual obligó a los fieles a refugiarse
en los templos por años.
En los 90´s con el derrumbamiento del socialismo en Europa del Este (antigua URSS) Cuba
comenzó a sufrir una de las páginas más tristes en su historia, un período especial de
carencias económicas enormes, que se extiende hasta hoy, comenzó un azote al país
provocando el crecimiento de la desesperanza y decepción de muchos en el sistema
político.
Es en este tiempo donde comienza un avivamiento sin precedentes y muchísimos cubanos
son alcanzados por la esperanza que guarda el Evangelio. Los templos se llenan de nuevos
creyentes por obra y gracia del Señor, pero los creyentes continúan con una visión
“templocéntrica” y la lectura de la Palabra fue, en su mayoría, desde una posición
moralista.
Esta posición teológica echa por tierra el verdadero evangelio, volviendo la obra de
salvación y la vida cristiana totalmente dependientes de la obra del hombre. Hace una
demanda y obliga al hombre a construirse una coraza o disfraz externo que llene todos los
resquicios morales del grupo al que asistimos, de eso dependerá la salvación del hombre y
su posterior santificación, siendo un agravio directo a la Sola Escritura.
Si fuéramos coherentes con nuestra herencia evangélica protestante responderíamos a esta
postura con un regreso al texto bíblico que aclara la obra divina y humilla a quien defiende
esta posición de legalismo.
Un ejemplo clásico y sencillo en Efesios 2: 8-9
8 Porque por gracia habéis sido salvados por medio de la fe, y esto no es de
vosotros, es el don de Dios.
9 No por obras, para que nadie se gloríe;3
No hay nada en este texto que apunte a que el hombre aporta algo (excepto el pecado del
cual es salvado) a su salvación. La fe es don de Dios, es dada por gracia como un precioso
regalo, y por si quedaran dudas deja claro que “no es nuestro esto para que no nos
gloriemos”.
He aquí otro texto, esta vez apuntando a la santificación. Filipenses 2: 12-13

12 Por tanto, amados míos, como siempre obedecisteis, no sólo en mi presencia,


sino mucho más ahora en mi ausencia, alistad vuestra propia salvación con temor
y temblor.
13 Porque Dios es el que produce en vosotros tanto el querer como el hacer, por
su buena voluntad.4
Este es un pasaje especial, nos exhorta a ocuparnos de nuestra salvación de modo que rinda
frutos. Pareciera que fuese una demanda moralista, pero simplemente alude de manera
transparente a la responsabilidad humana siempre supeditada a la Soberanía de Dios,
recordemos que termina diciendo que Dios es quien “pone en los creyentes el querer como
el hacer”.
Con estos sencillos textos queda claro que esta postura moralista para la salvación y vida
cristiana queda destruida y echada por tierra, no es el evangelio y, por tanto, no debe ser
expuesta a iglesia o persona en ninguna de sus formas.
Un evangelio light5
Esta última postura teológico/eclesial que me gustaría comentar es a la que más temo de las
que fui expuesto ¿Por qué? Por ser ella la respuesta más común de una parte de la
comunidad cristiana en reacción al legalismo histórico en nuestro país.
Si bien mencionamos que la mayoría de las iglesias exponen mensajes que demandan
estándares morales que “harán a Dios amar al hombre”, en estas el amor de Dios “por
todos” está garantizado.
Deseamos centrarnos en lo diluido que presentan el mensaje del evangelio, este matiz se da
sometiendo el evangelio a un reduccionismo dentro de lo que compete solamente exponer
la parte amorosa de Dios. Un evangelio “rosado” y casi “hippie” 6 es la recurrencia en los
mensajes de esta postura.
3
Santa Biblia: La Biblia Textual, Segunda Edición (Sociedad Bíblica Iberoamericana, Inc, 1999), Ef 2.8–9.
4
Santa Biblia: La Biblia Textual, Segunda Edición (Sociedad Bíblica Iberoamericana, Inc, 1999), Flp 2.12–13.
5
Esta palabra agrega al evangelio la característica de “liviano”. Entiéndase un evangelio que agrade, que no
confronta. Incluye la preparación de la iglesia para lucir atractiva visualmente y los mensajes con el
evangelio verdadero completamente diluido.
La evangelización, enseñanza y predicación solo promueve el amor de Dios llegando en
algunas iglesias a unirse con el desarrollo de ministerios que promueven las obras sociales,
que no son malas pues generan impacto y mejoras comunitarias, pero siendo que el mensaje
está disuelto en su principio, las obras no pasarán de ser una ayuda más a la comunidad,
ayuda que pudiera ser ofrecida por cualquier organismo, estatal o no, sin producir cambios
espirituales y de cosmovisión beneficiosos para la salvación de las personas.
No solo se expresa hacia fuera de los muros del templo este tipo de mensaje, es peligroso
porque la enseñanza y la predicación a la iglesia reunida se mueve en los mismos
estándares.
La palabra o concepto “evangelio” pierde poco a poco su significado real pues, aislado de
una parte importante del mismo, a saber, la confrontación a la total corrupción del hombre
y la posterior santificación realizada por el Espíritu en vínculo especial con la
responsabilidad humana, solo muestra un énfasis desmedido en la bondad y el perdón total
de Dios hagamos lo que hagamos.
No es que no contemos con el perdón total de Dios, el punto es creer que tenemos licencia
para pecar porque el dios que presenta esta postura es uno que, de tan bonachón que es,
llega a “pasarle la mano al pecado”.
La persona y obra de Cristo poco a poco comienza a desaparecer del púlpito y en cambio el
término evangelio aumenta su uso en medio de un contexto inapropiado, tanto que deviene
un ente con vida propia, totalmente desconectado de lo que es, la obra Trinitaria de
redención.
Se convierte en una suerte de herramienta psicológica que se aplica para anestesiar aún más
los cerebros que, por la falta de aplicación del principio Sola Escritura en su iglesia, han
llegado a creer que este barniz cristiano, este pseudoevangelio, es hábil por sí solo para
transformar una vida al carácter de Aquel a quien no promueven.
El Evangelio glorioso de nuestro Señor Jesucristo.
Gracias a Dios por el principio de Sola Escritura que, sabiéndolo o no, aquel pastor supo
aplicar a nuestra llegada a la iglesia. Haciéndome entender que la Escritura presenta un
Evangelio que se erige con plena autoridad llenando a cada creyente de una libertad
asombrosa que le impulsa siempre a hacer lo bueno y glorificar a Dios en ello.
Un Evangelio completo que muestra que toda la obra redentora de Dios es lo que
debiéramos predicar, enseñar y vivir dentro y fuera de la iglesia. Solo exponer una parte de
este mutila el resto de tan precioso tesoro. Pedro resume el Evangelio de esta manera en el
saludo de su primera carta.

6
Movimiento surgido en los años 60, contracultural, libertario y pacifista, básicamente en contra de la
guerra de EE. UU contra Vietnam. En este contexto se cita la palabra aludiendo mas a los principios de Paz,
Amor y Libertad defendidos por este movimiento.
1 Pedro, un apóstol de Jesucristo, a los expatriados de la dispersión en el Ponto, Galacia,
Capadocia, Asia y Bitinia,
2 elegidos según el designio de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y
ser rociados con la sangre de Jesús el Mesías: Gracia y paz os sea multiplicada.7
Este es una síntesis genial del evangelio. Efesios 1 es un texto de apoyo:
 El Padre elige en su voluntad.
 Redimidos y comprados por el Hijo para obediencia.
 Regenerados y Santificados por el Espíritu.
Este debiera ser la base de nuestra predicación, el centro de nuestros mensajes. El principio
de Sola Escritura nos llama a esto. ¡Qué nuestra predicación esté bajo la sombra de
autoridad de la Palabra siempre y que nos lleve a enseñar el Evangelio Teocéntrico y
Trinitario que ella expone!
No podemos enfatizar la ley y la moral sobre la obra de misericordia y amor hecha por
Dios, sometiendo a las personas a la esclavitud indescriptible de nunca poder respirar
tranquilos sabiendo que no llegarán jamás, en la vida en este mundo caído y quebrado por
el pecado, a cumplir satisfactoriamente todos los requerimientos de Dios.
Siempre habrá algún pecado del cual arrepentirse, incluso pecados de los cuales jamás
tendremos conciencia por haberlos pasado por alto o estar escondidos a nuestra vista
(pecados de omisión) No es el evangelio hacer que las personas se sientan frustradas por no
alcanzar una salvación que no es de ellos ni de nosotros otorgar o juzgar por nuestras obras.
Es el verdadero Evangelio hacerles saber de la total corrupción del hombre, que este
hombre perdido y muerto en su maldad es merecedor del infierno y muerte eterna; que no
hay forma, nada que el hombre pueda hacer o cumplir para ganar la salvación. Es el
verdadero Evangelio mostrar al hombre que sí lo hizo por cada uno de los escogidos
¡nuestro Señor Jesucristo!
Enseñar cómo sustituyó a cada participante de la Gracia de Dios, cada miembro de su
pueblo, no solo en la cruz del Calvario, sino también en su vida perfecta y sin pecado
cumpliendo cada aspecto de la ley para ser ese “Cordero de Dios, perfecto y sin mancha,
que quita el pecado del mundo”. Es el Evangelio predicar con alegría y gozo inefable que
su resurrección garantiza la vida eterna a todo pecador redimido a pesar de nuestros fallos a
esa ley santa.
Tampoco minimizar la justicia y la santidad para hacer sobre énfasis en su bondad y gracia
es el verdadero evangelio. No podemos formar personas para que crean que nuestro Señor
es un dios permisivo que solo ama y perdona y no exige ni responsabiliza al hombre por sus
actos. No podemos hacer que las personas continúen esclavos de sus deseos carnales
desagradando a Dios a causa de una mala enseñanza, fracturada y pobre teológicamente.

7
Santa Biblia: La Biblia Textual, Segunda Edición (Sociedad Bíblica Iberoamericana, Inc, 1999), 1 P 1.1–2.
Es el verdadero Evangelio equipar al hombre en su responsabilidad de madurar siguiendo la
guía y obra del espíritu Santo en él. Es el Evangelio enseñar que la gloriosa obra de
redención tiene como fruto obligatorio las buenas obras que defiende Santiago en su carta,
porque “la fe sin obras es muerta”.
Que la regeneración del Espíritu en nuestra vida está seguida de un progresivo crecimiento
en santidad, el cual nos forma a la imagen y carácter de Jesús. Que su Palabra, usada por el
Espíritu a través de los predicadores y maestros, esté confrontando cada pecado que surja
de nuestro corazón que es engañoso. Es el Evangelio predicar para santidad y sanidad del
hombre venciendo el pecado, aunque genere incomodidad, enseñando que este dolor es
fruto del amor de Dios porque “¿qué padre que ama a su hijo no le disciplina?”.
Este es el Evangelio y, siguiendo el principio de Sola Escritura, podemos someternos a su
autoridad. Necesitamos esto en Latinoamérica ¡se necesita en el mundo entero!
Este es un llamado a todos los pastores de Latinoamérica ¡Regresemos a las Escrituras!
¡Crezcamos en conocimiento teológico! ¡Dejemos que hombres maduros nos discipulen y
guíen en el ministerio!
Es mi oración que Dios obre en su pueblo.
En Su Gracia…
Usiel Abreu Sánchez.

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