CAP. III (73-82) La Educación en Economía Solidaria Bajo La Mirada de La Inteligencia Emocional. Mariluz Muñoz Buitrago
CAP. III (73-82) La Educación en Economía Solidaria Bajo La Mirada de La Inteligencia Emocional. Mariluz Muñoz Buitrago
CAP. III (73-82) La Educación en Economía Solidaria Bajo La Mirada de La Inteligencia Emocional. Mariluz Muñoz Buitrago
Economía social
y solidaria:
reflexiones
desde sus
actores
Víctor Jácome C.
Editor
Economía social
y solidaria:
reflexiones
desde sus
actores
Víctor Jácome C.
Editor
330.1556
J429e
CC BY—NC—SA
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derivadas.
Índice
Sobre los autores.................................................................... 9
Presentación.......................................................................... 13
José Luis Coraggio
Introducción.......................................................................... 15
Víctor Jácome C.
I............................................................................................ 15
II........................................................................................... 19
III.......................................................................................... 23
Bibliografía............................................................................ 29
Primera parte
Encuentro latinoamericano de actores de la economía solidaria
Organización y desarrollo
Capítulo primero
Antecedentes, objetivos, metodología y desarrollo del
“Encuentro latinoamericano de actores
de la economía solidaria”....................................................... 33
Beatriz Cabrera, Anita Castro, Sandra López, Fabián Melo,
Blanca Taco y Rubén Tapia
1. Antecedentes...................................................................... 33
2. Objetivos y temática........................................................... 35
2.1. Objetivo general del Encuentro......................................... 35
2.2. Objetivos específicos........................................................ 35
3. Marco metodológico.......................................................... 36
3.1. Punto de partida.......................................................... 36
3.2. Metodologías para desarrollar el trabajo cooperativo
en el Encuentro............................................................ 44
4. Manifiesto público.............................................................. 50
5. Bibliografía........................................................................ 54
5
Segunda parte
Casos concretos: reflexiones desde sus actores
Capítulo segundo
La formación en organizaciones
de economía solidaria............................................................. 59
Sandra López
1. Reflexiones iniciales............................................................ 59
2. Sumando: nuevos involucrados .......................................... 64
3. Bibliografía........................................................................ 71
Capítulo tercero
La educación en economía solidaria, bajo
la mirada de la inteligencia emocional..................................... 73
Mariluz Muñoz
1. Introducción....................................................................... 73
2. La inteligencia emocional ................................................... 74
3. Gaia incondicional ............................................................. 75
4. Indiferencia ante la diferencia ............................................. 77
5. La resiliencia, mi mejor arma .............................................. 79
6. Apreciar lo simple, sentir lo invisible y palpar la vida ............ 80
7. Bibliografía ........................................................................ 82
Capítulo cuarto
Derechos de la mujer y el derecho al trabajo decente:
relación con el Estado y la economía solidaria......................... 85
Eliana Villagra
1. Introducción....................................................................... 85
2. Economía social y solidaria: derechos y responsabilidades.... 86
3. Trabajo decente: entre la producción y la reproducción........ 88
4. Derechos de la mujer.......................................................... 92
5. Trabajo decente, mujer y el Buen Vivir.................................. 92
6. Colofón ............................................................................. 95
7. Bibliografía......................................................................... 96
6
Capítulo quinto
La economía social y solidaria, ¿tiene rostro de mujer?............. 99
Ximena Redín Escobar
1. Introducción....................................................................... 99
2. Hablar de género................................................................ 100
3. Historias de mujeres........................................................... 100
4. Mujeres, economía social y solidaria y empoderamiento....... 102
5. Mi propia casa: un sueño hecho realidad............................. 103
6. Mujeres, economía social y solidaria y los procesos
de formación ..................................................................... 109
7. Del cooperativismo a descubrir mi propia voz:
testimonios de las socias de la Cooperativa
de Vivienda Alianza Solidaria............................................... 110
8. Bibliografía ....................................................................... 111
Capítulo sexto
Una mirada desde la perspectiva de género sobre la experiencia
de las mujeres en cooperativas del municipio
Santos Marquina, Mérida-Venezuela....................................... 113
Carmen Elena Rosillo
1. Introducción....................................................................... 113
2. Metodología...................................................................... 114
3. Puntualizando algunos debates y conceptos........................ 115
4. En breve: situación actual del movimiento cooperativo
venezolano durante la democracia participativa
y protagónica..................................................................... 121
5. De la teoría a la práctica .................................................... 129
6. Conclusiones...................................................................... 131
7. Bibliografía......................................................................... 132
7
Capítulo séptimo
El papel de las mujeres mexicanas en el campo
de las finanzas solidarias......................................................... 137
Alejandra Sánchez Jiménez
1. Introducción....................................................................... 137
2. Las mujeres en el nacimiento de las finanzas solidarias
en México........................................................................... 139
3. Las cooperativas de ahorro y préstamo como forma
de finanzas solidarias.......................................................... 140
4. El papel actual de las mujeres mexicanas
en las finanzas solidarias..................................................... 141
5. Conclusiones ..................................................................... 143
6. Bibliografía........................................................................ 145
Capítulo octavo
La economía solidaria en los ámbitos urbanos......................... 147
Fabián Melo
1. Introducción....................................................................... 147
2. Agricultura urbana ............................................................. 151
3. Vivienda urbana, hábitat y comunidad................................. 151
4. Proyecto de hábitat, comunidad y vivienda de
la Cooperativa Alianza Solidaria en
el Distrito Metropolitano de Quito...................................... 153
5. Conclusiones...................................................................... 164
6. Bibliografía ....................................................................... 166
8
Sobre los autores
Víctor Jácome C.
Doctor (c) en Historia Latinoamericana por la Universidad Andina Si-
món Bolívar; magíster en Antropología por Flacso-Ecuador; licencia-
do y tecnólogo en Turismo por la Universidad Central del Ecuador. Es
profesor-investigador y coordinador de la Maestría en Economía So-
cial y Solidaria en el Instituto de Altos Estudios Nacionales. Sus líneas
de investigación se han centrado en la Historia Económica del Ecua-
dor y la Antropología Económica, con énfasis en economía social y
solidaria/economía popular y solidaria.
Beatriz Cabrera
Trabajadora Social, con énfasis en Trabajo Organizativo y Desarrollo
Comunitario por la Universidad Central del Ecuador. Fue dirigenta
de la Coordinadora de Política de Mujeres Ecuatorianas de la Funda-
ción CISE e instructora de Desarrollo Humano y Valores; formó par-
te del equipo que realizó el trabajo titulado “Nuevos yacimientos y
emprendimientos de proyectos productivos para mujeres del área ru-
ral”, del Conamu. Es gerenta de la Asociación de Cooperativas Múlti-
ples de “Quito Solidaridad” y gerenta de la Unidad Ejecutora Solida-
ridad-Quitumbe. Es dirigente de la Cooperativa de Vivienda Alianza
Solidaria (Coovias).
Blanca Taco
Dirigente y gerenta de Coovias. Fue fundadora de MCCH-Maquita
Cusunchic y ha ejercido diferentes cargos en las siguientes organiza-
ciones: Cooperativa de Vivienda Poder Popular, Cooperativas Múlti-
ples de “Quito Solidaridad”, Cooperativa de Construcciones Eloy Al-
faro, Cooperativa de Ahorro y Crédito Coopsur. Ha participado en
múltiples programas de capacitación en cooperativismo y economía
solidaria dentro y fuera del país.
9
10 Sobre los autores
Anita Castro
Licenciada en Gestión para el Desarrollo Local y magíster en Desarro-
llo Local con mención en Formulación y Evaluación de Proyectos de
Desarrollo Endógeno por la Universidad Politécnica Salesiana. En es-
ta institución ejerce la docencia en la carrera de Gestión para el De-
sarrollo Local Sostenible en las cátedras de Saberes y Conocimientos;
Teorías del Desarrollo; Enfoques Económicos; y, Metodologías Parti-
cipativas. Su línea de investigación es la economía social y solidaria.
Rubén Tapia
Asesor y consultor con 30 años de experiencia en Ecuador y Améri-
ca Latina en actividades relacionadas con prácticas de economía so-
lidaria y comercio justo. Miembro de la Organización Mundial de Co-
mercio Justo; cuenta con una certificación en Diseño Permacultural
y es acreditado como Formador de Formadores en Economía Popu-
lar y Solidaria, otorgado por el Instituto de Economía Popular y So-
lidaria, Universidad Tecnológica Equinoccial y Universitas de Chile.
Sandra López
Maestra en Educación Primaria y licenciada en Desarrollo Local. Se
ha desempeñado como facilitadora en procesos de capacitación do-
cente en el Ministerio de Educación y en el Proyecto de Lectoescritu-
ra de la Universidad Andina Simón Bolívar, sede Ecuador. Es dirigente
de Coovias, donde coordina el Proyecto de Recuperación de las Que-
bradas en Quitumbe-Quito. Coordina la Operadora de Capacitación
Cooperativa y de Economía Solidaria de la Universidad Tecnológica
Equinoccial-Quito, y es presidenta del Comité de Gestión Participati-
va de la parroquia Quitumbe.
Mariluz Muñoz
Doctora (c) en Educación Internacional por la Universidad Central
de Nicaragua; magíster en Educación con énfasis en Desarrollo por
la Universidad Externado de Colombia; abogada por la Universidad
Cooperativa de Colombia. Ha estado vinculada con procesos comu-
nitarios en Colombia por más de 15 años, especialmente, atendiendo
a adolescentes, niñas y niños con alto índice de problemática familiar,
grupos de liderazgo juvenil y madres cabeza de familia. Fundadora y
Sobre los autores 11
13
Introducción
Víctor Jácome C.
I
A lo largo del desarrollo del sistema capitalista, especialmente duran-
te los siglos xix y xx, se fueron desplegando tres sectores de la economía
orientados por lógicas distintas: la economía empresarial, dirigida por
la ganancia sin límites; la economía pública, direccionada por la acu-
mulación/legitimación del poder estatal; y, la economía popular, gene-
ralmente no visibilizada en el sistema y modelo económico capitalista,
orientada por la sobrevivencia en las mejores condiciones posibles de
los trabajadores y las trabajadoras y sus unidades domésticas (Corag-
gio, 2013). No obstante, también se fue extendiendo un cuarto tramo,
igualmente invisibilizado por el sistema hegemónico, de manera entre-
cruzado en cada uno de estos sectores y que fue tomando varias deno-
minaciones, siendo una de ellas economía solidaria.
En las últimas décadas del siglo xx, el neoliberalismo ideológico
y económico –el mismo que fue asumido como pensamiento y mo-
delo único– profundizó las asimetrías económicas y sociales entre la
población a escala mundial. Las políticas regresivas que impulsó fue-
ron aplicadas por los gobiernos de turno, como ocurrió en Améri-
ca Latina, con el fin de alcanzar el anhelado desarrollo y crecimiento
económico; sin embargo, las consecuencias se enmarcaron en crisis
periódicas y de múltiples dimensiones, que se la podría determinar
como una “crisis de civilización” o un encadenamiento de múltiples
crisis: ambiental, política, energética, alimentaria, climática, ecoló-
gica y cultural (Dierckxcens, Jarquin y Campanario, 2011). Bajo este
contexto se expandieron los sectores de la economía capitalista mo-
derna señalados anteriormente.
15
16 Víctor Jácome C.
1 Para Luis Coraggio, María Arancibia y María Deux (2010), la economía social y solidaria
constituye “[…] conjunto de recursos y actividades, y de instituciones y organizaciones que
reglan, según principios de solidaridad (aplicados en varios niveles de relación) y autoridad
legítima, la apropiación y disposición de recursos en la realización de actividades de pro-
ducción, distribución, circulación, financiamiento y consumo digno y responsable, cuyo
sentido no es el lucro sin límites sino la resolución de las necesidades de los trabajadores,
sus familias y comunidades, y de la naturaleza. Su denominación como ‘social’ indica que
sus objetivos incluyen no sólo la producción y consumo o venta de bienes y servicios (‘eco-
nomía’ a secas) sino la humanización de las relaciones sociales”.
2 Coraggio, Arancibia y Deux señalan que la economía popular y solidaria “es el conjunto
de recursos, capacidades y actividades, y de instituciones que reglan, según principios de
solidaridad, la apropiación y disposición de esos recursos en la realización de actividades
de producción, distribución, circulación, financiamiento y consumo organizadas por los
trabajadores y sus familias, mediante formas comunitarias o asociativas autogestionarias”
(2010: 15).
Introducción 19
II
Desde el Estado se ha realizado esfuerzos para impulsar al sector de
la EPS y cumplir con el mandato constitucional respecto a que el sis-
tema económico llegue a constituirse como social y solidario, no obs-
tante, es indispensable que las acciones sean formuladas y ejecutadas
20 Víctor Jácome C.
3 De acuerdo con la Ley Orgánica de Economía Popular y Solidaria y del Sector Financiero Po-
pular y Solidario (Loeps) las formas de organización que conforman el sector son:
III
En octubre de 2013, la Cooperativa de Vivienda Alianza Solidaria,
Coovias, desarrolló el “Encuentro Latinoamericano de actores de la
Economía Solidaria”. Un evento de esa envergadura, realizado por
una organización de la EPS, como tal se torna en un caso excepcio-
nal, ya que este tipo de encuentros en Ecuador han sido abarcados
por las instituciones de educación superior, por las instituciones pú-
blicas y en menor grado por las privadas, quienes cuentan con los re-
cursos económicos necesarios para financiar toda la logística que sig-
nifica un evento internacional.
Coovias, por medio de un proceso co-construido, organizó y eje-
cutó el evento, para lo cual convocó a instituciones académicas, del
Gobierno Central y del Gobierno de Pichincha, y otras instituciones
de la sociedad civil, con los cuales mantuvo por varios meses reunio-
nes donde reflexionaron alrededor de la ESS y EPS, compartieron ex-
periencias, estrategias, contenidos y plantearon líneas de acción, pa-
ra hacer realidad un “Encuentro de actores de la EPS organizado por
los actores”.
24 Víctor Jácome C.
ocasiones dejan poco o ningún espacio para las voces de los actores,
están bajo unas mismas condiciones.
La segunda parte se compone de los casos específicos. Sandra
López Giler presenta el caso de la Cooperativa de Alianza Solidaria
(Coovias) y los procesos de formación de sus miembros, establecien-
do con ello un tema general: el tipo de formación y capacitación que
necesitan las organizaciones sociales, los colectivos cooperativos, au-
togestionarios y comunitarios de la economía solidaria. Reflexiona
alrededor de las propuestas de formación impulsadas por universida-
des u organismos internacionales que se centran en un formato técni-
co o está dominado por un saber teórico, que coloca fuera de contex-
to y, por tanto, fuera de las necesidades reales de las organizaciones.
Ante esto, comparte algunas ideas ya puestas en práctica en Coovias:
un proceso autogestionario para la formación, cuyos contenidos es-
tén estructurados de acuerdo con sus propias experiencias; la nece-
sidad de que las instituciones públicas y privadas impulsen sistemas
formativos para las organizaciones de la economía solidaria basados
en el saber práctico, para que responda a la necesidad de la organi-
zación. Estos dos puntos, señala, no deben ser independientes sino,
al contrario, están íntimamente interrelacionados. Un modelo vincu-
lado a sus observaciones y que sirve para inspirarse es la educación
bajo la concepción “permacultural”, complementado de esta mane-
ra lo señalado en el capítulo uno de esta obra.
Mariluz Muñoz mira la relación entre economía solidaria e inteli-
gencia emocional. En un contexto donde se busca un cambio de pa-
radigma que priorice la reproducción ampliada de la vida y no del
capital, el conocimiento sobre la inteligencia emocional es impor-
tante, ya que incide en la solidaridad y asociatividad. Además, señala
que las organizaciones de economía solidaria, luego de creadas, viven
una etapa adolescente donde se presentan choque de intereses, for-
mas de ver el mundo y hacer las cosas, y en esta etapa es importante
que los miembros se reconozcan y se acepten en sus diferencias y se-
mejanzas tanto individual como colectivamente, y esto se vincula con
cuestiones emocionales. En esta necesidad de cambio de paradigma,
otorga dos recomendaciones: el entorno familiar es importante, ya
que si el ser humano crece y se desarrolla en un ambiente de valores
26 Víctor Jácome C.
Bibliografía
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neoliberalismo? Quito: Editorial IAEN-Instituto de Altos Estu-
dios Nacionales.
Constitución de la República del Ecuador, 2008.
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Da Ros Da Ros Giuseppina (2007). “Economía Solidaria: aspectos
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Ley Orgánica de la Economía Popular y Solidaria y del Sector Finan-
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mos cuando hablamos de Economía Social y Solidaria? Con-
cepto y nociones afines”. Recuperado de http://www.ucm.es/in-
fo/ec/ecocri/cas/perez_etxezarreta_guridi.pdf
30 Víctor Jácome C.
Organización y desarrollo
31
Capítulo primero
Antecedentes, objetivos, metodología
y desarrollo del “Encuentro latinoamericano
de actores de la economía solidaria”
Beatriz Cabrera
Anita Castro
Sandra López
Fabián Melo
Blanca Taco
Rubén Tapia
1. Antecedentes
La cooperativa de Vivienda Alianza Solidaria, filial de la Confedera-
ción Latinoamericana de Cooperativas y Mutuales de los Trabaja-
dores (Colacot) en Ecuador, trabaja en el campo de la vivienda de
interés social desde el año 1992, en el sector sur del Distrito Metro-
politano de Quito.
En su primera etapa, la organización orientó su quehacer a la
construcción de la Urbanización Alianza Solidaria, donde se adjudi-
caron lotes para vivienda a 428 familias. La lección aprendida con es-
ta experiencia no resuelve el problema habitacional, esta es una par-
te que se debe enfrentar; por tal razón, se decide construir vivienda
social articulada a programas de hábitat y desarrollo comunitario in-
tegral, que impliquen procesos de formación, capacitación, trabajo
comunitario y participación de sus asociados y asociadas, que nos
llevan a la conformación de comunidades consientes, participativas,
solidarias, incluyentes y autogestionarias.
En estos procesos, la participación de las mujeres ha sido vital en el
fortalecimiento organizativo; su perseverancia, intuición, sensibilidad
33
34 Beatriz Cabrera, Anita Castro, Sandra López, Fabián Melo...
2. Objetivos y temática
La definición de los objetivos, programa general y temática del En-
cuentro constituyeron una construcción colectiva. Semanas antes del
evento, por medio de conversatorios continuos y sistemáticos entre
los grupos auspiciantes, convocantes y personas allegadas a la eco-
nomía solidaria, analizamos el contexto e identificamos los temas.
Entrando a las dos últimas semanas previo al evento, creamos el
Comité metodológico, integrado por Coovias y la Universidad Po-
litécnica Salesiana, aspecto que fue vital porque permitió diseñar y
asegurar una propuesta metodológica diferente.
Para este Encuentro creamos un marco común de referencia me-
diante el cual, de manera colectiva, coloquial y amena, pudimos co-
nocer, intercambiar, aprender, actuar, trabajar, prototipar, reflexio-
nar, trabar amistad y hermandad entre actores de la economía
solidaria, y celebrar colectivamente nuestros avances, así como nues-
tras dificultades.
3. Marco metodológico
Con trabajo y dedicación trabajamos y entregamos las orientaciones
metodológicas que guiaron las actividades de preparación y de desa-
rrollo del Encuentro. Las mismas que se basaron en la experiencia for-
mativa acumulada y en la consulta de diferentes testimonios y auto-
res especializados en psicología social, nuevos modelos pedagógicos,
procesos educativos, andragógicos y metodologías de trabajo coo-
perativo y popular.
Fueron reflexiones no excluyentes, que no desconocían a otras
prácticas pedagógicas. Al contrario, respetándolas propusimos un
camino para seguirlas validando, procesos y métodos que venían des-
de prácticas sociales concretas desarrolladas en las organizaciones
de base en las que militan los y las participantes en el Encuentro lati-
noamericano de actores de la economía solidaria y género. Es decir,
aprender haciendo.
Aclaramos que cuando en este texto se hace referencia a la pala-
bra “cooperativa” no se refiere al cooperativismo sino a la acción de
cooperar y a la asociatividad. Finalmente, mencionar que este mate-
rial conto con dos partes: una relacionada con el marco metodológi-
co y dos, la metodología que se empleó.
Gestionar la diversidad
La diversidad de tipologías de las personas implicadas en el proceso
en cuanto a características socio-culturales, étnicas, de edad y de gé-
nero, conocimientos y habilidades técnicas, experiencias vitales o ti-
pos de personalidad y temperamento, contribuyeron a una saludable
mezcla del proceso colaborativo.
Estuvimos claros que debemos huir de la endogamia y la homoge-
neidad, para no caer en la diversidad por la diversidad o en la insti-
tucionalización de las cuotas, porque cada proceso requiere de unos
agentes (no necesariamente de todos los agentes). Y además, una di-
versidad mal gestionada puede llegar a generar problemas en la crea-
ción de entornos de colaboración y dificultar la convergencia a fin de
cumplir la tarea.
Acercamiento al contexto
Una fase fundamental en estos procesos colaborativos fue conocer el
contexto en el que iban a desarrollarse. El trabajo de acercamiento y
mapeo que realizamos previamente permitió que la participación no
sea estereotipada, al contrario, fue plural y democrática, en la que
fluyeron los temas tratados.
Antecedentes, objetivos, metodología y desarrollo... 41
•• Empezar pequeño;
•• Observar e interactuar;
•• Uso intensivo de la imaginación;
•• El problema es la solución;
•• Máximo rendimiento-mínimo esfuerzo;
•• Maximizar la biodiversidad y las relaciones;
•• Multifuncionalidad;
•• Conectar estructuras o ciclaje de energía.
En esta misma línea, se recurrió al modelo de las “8R:1”
•• Revaluar (sustituir valores);
•• Reconceptualizar (dar la vuelta a las ideas y puntos de vista);
•• Reestructurar (adaptar el aparato de producción y las relacio-
nes sociales);
•• Relocalizar (filosofía del km 0);
•• Redistribuir (un reparto más justo);
•• Reducir (menos es más);
•• Reutilizar y;
•• Reciclar (alargar el tiempo de vida de las cosas).
4. Manifiesto público
En la ciudad de Quito DM, Ecuador, los días 17, 18 y 19 de octubre-
de 2013, se desarrolló el Encuentro latinoamericano de actoras y ac-
tores de la economía solidaria, organizado por la Cooperativa de Vi-
vienda Alianza Solidaria el Movimiento de Economía Solidaria del
Ecuador (Messe) y la Confederación Latinoamericana de Cooperati-
vas y Mutuales de los Trabajadores (Colacot), con el auspicio del Go-
bierno Provincial de Pichincha (GADPP), la Universidad Politécnica
50 Beatriz Cabrera, Anita Castro, Sandra López, Fabián Melo...
5. Bibliografía
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perado de www.elcaminodelapermacultura.com
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peranza". Recuperado de www.uhu.es/cine.educacion/figuraspeda-
gogia/0_paulo_freire.htm
Antecedentes, objetivos, metodología y desarrollo... 55
Sandra López
1. Reflexiones iniciales
La economía solidaria no se trata de una mera disquisición teórica o
filosófica. Es una respuesta concreta y real a un sinnúmero de nece-
sidades, problemas, aspiraciones y sueños, por tanto, una realidad
para sus actores, operadores y beneficiarios que se recrea en cada
mujer, hombre, familia, comunidad que participa de ella.
Constituye un constructo social, económico, cultural, ecológico y
organizativo de carácter participativo, que va respondiendo a necesi-
dades y circunstancias propias y particulares de colectivos humanos.
Particularmente en los procesos de economía solidaria, las pro-
puestas, planteamientos, proyectos que se gestan son participativos,
colectivos que nacen desde su gente y, por tanto, responden a sus ne-
cesidades, sus organizaciones y sus comunidades, evitando caer en
los paternalismos, clientelismos o dependencias de unos sobre otros.
Hoy apuntaré la mirada a los procesos formativos para organi-
zaciones sociales y fundamentalmente para colectivos cooperativos,
autogestionarios, comunitarios de economía solidaria, y cuya imple-
mentación constituye un importante instrumento para su desarrollo,
fortaleza y reproducción.
59
60 Sandra López Giler
1 El concepto de Permacultura fue creado en Australia en los años 70, por Bill Mollison y
David Holmgreen. En un principio estuvo muy orientada al perma-cultivo ya que la mis-
ma planteaba métodos alternativos al modelo de producción alimenticia dominante; hoy
en día y gracias a muchos aportes de permacultores alrededor del mundo y de la evolución
que esta tuvo de parte de sus creadores ni bien la dieron a conocer, podemos definirla co-
mo “un sistema de diseño el cual aplica éticas y principios ecológicos en la planeación, di-
seño, desarrollo, mantenimiento, organización y preservación de espacios aptos para soste-
ner la vida en el presente y futuro”. Es importante destacar que existen muchas definiciones
de la Permacultura ya que es adaptable a distintas culturas y cosmovisiones. Recuperado el
4 de marzo de 2013 de: www.elcaminodelapermacultura.com
La formación en organizaciones de economía solidaria 63
•• Empezar pequeño,
•• Observar e interactuar,
•• Uso intensivo de la imaginación,
•• El problema es la solución,
•• Máximo rendimiento-mínimo esfuerzo,
•• Maximizar la biodiversidad y las relaciones,
•• Multifuncionalidad,
•• Conectar estructuras o ciclaje de energía.
Estos principios del pensamiento permacultural nos permiten mi-
rar la realidad sin lentes, de manera directa, descubriendo y ubicán-
donos en una posición más cercana, respetuosa, dialogante, tole-
rante y humilde para reconocer y valorar lo que cada quien posee, y
canalizar aportes, recursos y potencialidades, especialmente de per-
sonas e instituciones relacionadas con el tema, realizar el ciclaje de
energías y sabidurías para llevar adelante una propuesta formativa
más pensada, reflexionada, creativa, real, así, parafraseando a Paulo
Freire, nos sirva para que las personas “aprendamos a leer la realidad
y lograr escribir nuestra historia”, pues solo así lograremos conocer
nuestro mundo, nuestra realidad y actuar en consecuencia.
Una propuesta formativa para organizaciones populares y de eco-
nomía solidaria debe respaldar su quehacer en las ricas experiencias
de la educación popular,2 ya que su cualidad no es la teorización, si-
no que se origina desde el corazón de la sociedad; además, es un pen-
samiento autónomo que se construye y se reconstruye a partir de la
teoría y de la acción para generar una praxis mucho más enriquecida.
Con este paquete instrumental vemos que paulatinamente va-
mos respondiendo inquietudes generadoras del proceso formativo y
2 La educación popular nace de las experiencias de Paulo Freire (1921-1997) y sus aportes re-
volucionaron la teoría y la práctica educativa, al partir del rol del ser humano en relación al
mundo, no como un espectador, si no en una relación de transformación, de profunda vo-
cación política (búsqueda del bienestar de todos, enfrentando la tensión con relaciones de
poder dominantes que deshumanizan al ser humano). La educación liberadora no se basa
en el contenido que se pueda enseñar, sino en la capacidad humana de pensar el mundo,
descubrir lo que impide la vida y colectivamente transformar la realidad.
64 Sandra López Giler
3 Entrevista a Claudio Naranjo, psiquiatra chileno 28/02/2011. Autor: Alberto D. Fraile Oli-
ver. Fuente: Fundación Claudio Naranjo.
66 Sandra López Giler
4 El cine foro es una herramienta metodológica que facilita y enriquece el diálogo entre el es-
pectador y la obra audiovisual. Es un ejercicio analítico en donde el espectador devela eso
que le fue dicho, lo clarifica y lo lleva a un plano consciente, para allí relacionarlo con su
propia vivencia y propiciar de su parte una interacción con la obra.
La formación en organizaciones de economía solidaria 69
De lo dicho a lo hecho
De fundamental importancia y uno de los temas centrales del proce-
so de formación para la economía solidaria constituye el tema de la
ética y los valores que deberían ser tratados dentro de los contenidos
formativos, pero además como ejes transversales del mismo.
La vivencia, el conocimiento y dominio de los valores de la coope-
ración en los procesos formativos pasa a constituirse en uno de los
70 Sandra López Giler
3. Bibliografía
Cooperativa de Vivienda Alianza Solidaria (2012). Alpallacta, una co-
munidad autogestionaria para el buen vivir. Personería Jurídica. (A.
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Capítulo tercero
La educación en economía solidaria, bajo
la mirada de la inteligencia emocional
Mariluz Muñoz
1. Introducción
En la gran mayoría de los casos, en las reflexiones y el quehacer de la
economía solidaria no se ha tenido en cuenta el tema de la inteligen-
cia emocional como aspecto relevante del comportamiento humano,
que por supuesto incide en el ámbito de la solidaridad, de la asocia-
tividad, de las relaciones que realizamos entre unos y otros y que se
deben hacer mucho más latentes cuando realizamos actos solidarios.
Es aquí donde se quiere hacer un mayor énfasis.
En los últimos tiempos el mundo, y concretamente Colombia, ha
sido azotado por la violencia en todo orden y sentido; aunque mu-
chas personas e instituciones han hecho su mejor esfuerzo en sus di-
ferentes Estados por transformar las condiciones de violencia, en-
frentar las causas que las originan y buscar soluciones contundentes;
sin embargo, esto no ha sido posible. Nos encontramos envueltos en
medio de megaestructuras generadoras de violencia, todas ancladas
en torno a la distribución de la riqueza y la participación en una so-
ciedad más equitativa e igualitaria en la que el enemigo común desa-
parezca: la pobreza estructural.
Algunos de los agentes generadores directos de violencia son las de-
cisiones políticas y las actuaciones de los que ostentan el poder, que
con frecuencia no buscan el bien común sino su propio lucro (dirigen-
tes y otros particulares); también están las guerrillas y movimientos re-
volucionarios, que generan violencia en aras de su proyecto político
transformador, que día a día se ve más desvirtuado y empañado al ale-
jarse sistemáticamente de sus ideales de cambio y justicia social.
73
74 Mariluz Muñoz
2. La inteligencia emocional
Tomando como base a autores e investigadores, tales como: Salovey
y Mayer, Daniel Goleman, Freire, entre otros, que se han interesado
por el tema de la inteligencia emocional, y apoyados por las teorías
que ellos ofrecen, vemos la posibilidad de lograr, sino una solución,
por lo menos una posible respuesta y propuesta a muchos vacíos que
imposibilitan de alguna manera la sana convivencia y la tranquilidad
tanto en el hogar como en sitios de socialización en los que partici-
pan los diversos actores.
El reto está en adentrarnos en la búsqueda, sobrepasar la fronte-
ra que nos dé una respuesta obvia y sensata para poder comprender-
nos a nosotras y nosotros mismos y comprender el comportamien-
to de todos y todas.
Es claro que aceptar y comprender al otro es a veces complica-
do, más aún si el individuo se encuentra en estado de vulnerabili-
dad y en la etapa adolescente. En este período crítico ventilan a su
La educación en economía solidaria, bajo la mirada... 75
3. Gaia incondicional
La identidad con Gaia está presente, coincidencia o no, cuando bus-
camos lo mismo, en el mismo espacio y en el mismo tiempo; siento
76 Mariluz Muñoz
Cada vez que nos referimos al sector solidario podemos afirmar que
lo complejo es lo sencillo y que el todo son las partes, pues es la
unión de individuos la que hace posible un todo, que en nuestro caso
sería el trabajo solidario con un fin solidario; que la naturaleza se en-
cuentra con el hombre y la mujer como iguales, y esto lo enfatizamos,
dado que la mayor parte del gremio cooperativo y solidario tiene que
dar cuenta de su alianza con la naturaleza; indudablemente, la es-
trecha relación es evidente: cooperativa de lecheros, cooperativa de
agricultores, de arroceros, de cacaoteros, de cultivos hidropónicos...
Aquí no hay cabida para un ser superior, ni inferior, simplemen-
te hay lideresas y líderes trazando una dirección, orientando un para
que; ¡el que quiera unirse que lo haga! Definitivamente los bocetos
que Dios creó son inconmensurables, divinos e infinitos. Los huma-
nos no somos un elemento dominante dentro del universo sino un
cuanto más, una partícula del universo.
Surgen muchas preguntas cuando nos centramos en el papel de la
mujer dentro del sector solidario y en el sector de la educación: ¿Si el
ser humano es un ser pensante, por qué se crea el mito de que es el
animal más temible que la naturaleza pueda tener? ¿Por qué siempre
en los libros se plasma la realidad de la mujer dominada?, ¿maltra-
tada?, ¿disminuida? ¿Será que el ecofeminismo es una salida? ¿Por
80 Mariluz Muñoz
Gaia es la coraza que me deja bien parada dentro del mundo machis-
ta que me rodea. Ante esto es precisa una aclaración de fondo, pues
aunque se vive en un mundo predominantemente machista, hay ex-
cepciones que dan alcance a una posición muy alta a las representan-
tes del género femenino.
La sed de poder hace que las clases dominantes que están emer-
giendo quieran acapararlo, una minoría es la que domina la indepen-
dencia, pero no por el pueblo sino por sus propios intereses.
Desde su primera infancia, si el ser humano crece y se desarrolla
en un ambiente lleno de valores (libertad, respeto por el otro, tole-
rancia y amor), en donde también exista el espíritu de alcanzar algo,
de satisfacer por sí mismo sus carencias, en donde no se tiene todo
servido en bandeja, sino que hay que buscarlo, alcanzarlo al lado de
otras y otros, tendrá la capacidad de aceptar a los demás como son,
de lo contrario, toda su amargura se convertirá en odio y hostilidad.
El maltrato psicológico al que puede un ser humano estar expues-
to no tiene límites; la amenaza, la agresión, y la intimidación, o tam-
bién la sobreprotección, sumado a otros factores, pueden ocasionar
traumas casi que imposibles de resarcir.
Cuando Capra (1996) plantea el reto de cambio de paradigma
y propone la ecología social, hace un llamado a la humanidad para
que valore la Madre Tierra y todo lo que ella contenga, incluyendo la
mujer; cae al dedillo traer el ecofeminismo de este autor, que se resis-
te a la explotación y el dominio al que se enfrentan mujer y naturale-
za, ello nos identifica, nos une; si empezamos a ver la vivencia femeni-
na, este será el punto de partida para llegar a ver la realidad.
Planteado desde una visión holística y social, basada en el respeto
por la otra y el otro, su sentir y realidad, creando un “equilibrio diná-
mico”, donde no hay bueno ni malo, el pensamiento y los valores se
conectan, generando integralidad y asertividad.
Ante esto se puede deducir que la razón del ser humano y su com-
portamiento están íntimamente relacionados con la información que
recibe día a día; eso no es malo, lo malo está en creer lo que se quie-
re creer, aun teniendo la realidad ante sus ojos.
82 Mariluz Muñoz
7. Bibliografía
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La educación en economía solidaria, bajo la mirada... 83
Eliana Villagra
1. Introducción
El presente encuentro nos convoca al intercambio de conocimientos y
al aporte interdisciplinario de diversos actores de la economía social
que ayude a la construcción de políticas públicas y fomente la equi-
dad de género.
En este intercambio de ideas, considero importante y necesario no
perder de vista los “derechos humanos de la mujer”, los cuales en las
últimas décadas han ocupado la atención de la comunidad interna-
cional. Entre las principales luchas se encuentran la discriminación,
la desigualdad y prejuicios contra el género.
El respeto por los derechos humanos trasciende toda coyuntura eco-
nómica, política y cultural, dado que sus valores y estándares han sido
adoptados como conceptos fundamentales y constituyen en la práctica
conceptos universalmente aceptados por la comunidad entera.
Los derechos humanos también deben ser respetados en la cons-
trucción de una política social. Si logramos conjugar dichas discipli-
nas, derechos humanos, políticas sociales, economía social y solida-
ria podríamos lograr resultados que lleven a una mejor calidad de
vida, lo que incluye una mayor garantía en la protección de los dere-
chos de las mujeres.
En base a lo ante dicho, parecería imprescindible no perder de vis-
ta que para el diseño de toda política social, la consideración y recep-
ción de los derechos humanos y, sobre todo, el derecho de la mujer,
85
86 Eliana Villagra
1 Los Objetivos de Desarrollo del Milenio, también conocidos como Objetivos del
Milenio(ODM), son ocho propósitos de desarrollo humano fijados en el año 2000, que los
189 países miembros de las Naciones Unidas acordaron conseguir para el año 2015. Estos
objetivos tratan problemas de la vida cotidiana que se consideran graves o radicales. Son: 1
Erradicar la pobreza extrema y el hambre. 2 Lograr la enseñanza primaria universal. 3 Pro-
mover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer. 4 Reducir la mortalidad in-
fantil. 5 Mejorar la salud materna. 6 Combatir el SIDA, el paludismo y otras enfermedades.
7 Garantizar el sustento del medioambiente. 8 Fomentar una asociación mundial para el
desarrollo.
88 Eliana Villagra
4 Documento de trabajo 2011: “Economía social y solidaria: Nuestro camino en común ha-
cia el Trabajo Decente”. Segunda edición de la Academia sobre Economía Social y Solida-
ria, del 24 al 28 de octubre de 2011. CIF-OIT, Montreal, Canadá.
Derechos de la mujer y el derecho al trabajo decente... 91
4. Derechos de la mujer
En el plano regional, en la X Conferencia Internacional sobre la Mujer
en América Latina y el Caribe, celebrada en Quito en 2007, se abor-
daron temas fundamentales: uno de ellos fue la contribución de las
mujeres en la economía y la protección social, especialmente en el
trabajo no remunerado.
Los gobiernos en dicho encuentro acordaron adoptar medidas de
corresponsabilidad para la vida familiar y laboral, que se aplique por
igual para hombres y mujeres, y de reconocimiento de trabajo no re-
munerado y su aporte al bienestar de las familias y al desarrollo eco-
nómico de los países. Asimismo, se reconoció la necesidad de que los
Estados asuman la reproducción social, el cuidado y el bienestar de
la población como objetivo de la economía y responsabilidad públi-
ca indelegable (Cepal, 2007a).
[…] podemos aventurarnos a sintetizar que entendemos por Buen Vivir: la satisfac-
ción de las necesidades, la consecución de una calidad de vida y muerte digna, el
amar y ser amado, y el florecimiento saludable de todos y todas, de paz y armonía
con la naturaleza y la prolongación indefinida de las culturas humanas […] Nues-
tro concepto de Buen Vivir nos obliga a reconstruir lo público para reconocernos,
comprendernos y valorarnos unos a otros. —entre diversos pero iguales— a fin de
que prospere la posibilidad de reciprocidad y mutuo reconocimiento, y con ello
posibilitar la autorrealización y la construcción de un provenir social compartido.7
9 El examen periódico universal y sus procedimientos constituyen estándares que permiten pro-
fundizar la relación necesaria entre democracia, desarrollo y derechos humanos. Esta herra-
mienta permite la construcción y profundización de la democracia y de los derechos humanos
en el país. Dicho examen se basa en un informe nacional y en dos informes preparados por la
Oficina del Alto Comisionado para los derechos humanos Oacdh. El primero con informa-
ción contenida en informes de los órganos del tratado, los procedimientos especiales y otros
documentos pertinentes de la UN; y el segundo con información creíble y fidedigna que pro-
porcionan otros interlocutores (ONG, Defensor del Pueblo, etc.). El examen se realiza en un
grupo de trabajo compuesto por 47 Estados miembros del Consejo, y el resultado se presen-
ta en un informe que resume las actuaciones del proceso de examen, las conclusiones o reco-
mendaciones, y los compromisos voluntarios del Estado examinado.
10 “Ecuador y el sistema de protección de los derechos humanos de la ONU-Sistematización
de Recomendaciones 2008-2012”. Oacdh (Oficina del Alto Comisionado de la Naciones
Unidas para los derechos humanos. www.ohchr.org)
Derechos de la mujer y el derecho al trabajo decente... 95
6. Colofón
La problemática de género es también una cuestión de derechos hu-
manos los cuales deben ser respetados, además de reconocidos. La
economía social y solidaria, por sus características de autogestión,
abre oportunidades y desafíos a las mujeres, para legitimarse, para ser
sujetos de derechos, y ello incluye el respeto a la heterogeneidad intra-
género (entre mujeres rurales y urbanas, etnia, edad, nivel de educa-
ción etc.).
El desafío en el diseño de políticas públicas que avancen hacia es-
ta dirección implica considerar y adoptar en la legislación interna y en
su reglamentación los estándares y valores humanos universalmente
reconocidos, lo que conlleva tratar de armonizar, en este caso, los de-
rechos al trabajo decente y los derechos de las mujeres en la econo-
mía social y solidaria.
Extensos y diversos han sido los temarios abordados en esta po-
nencia, que por razones de espacio y tiempo no han podido ser tra-
tados en su máxima extensión y desarrollo. Sin perjuicio de lo cual se
invita al debate e intercambio de opiniones al respecto.
Entre las consideraciones finales, quisiera que se tenga en cuenta el
enfoque de derechos humanos y en especial los derechos de la mujer en
las políticas públicas, comprendiendo en ello el carácter integral y su
valor en términos de garantías sociales. El valor de este reconocimiento
radica precisamente en que opera el sistema de protección de los de-
rechos humanos, bajo los compromisos asumidos por el Estado fren-
te a la comunidad internacional. En consecuencia, la implementación
de políticas públicas bajo estándares y valores de derechos conlleva la
creación de las pertinentes áreas de fiscalización que busquen como fi-
nalidad el garantizar los derechos y su pleno desarrollo.
96 Eliana Villagra
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Capítulo quinto
La economía social y solidaria,
¿tiene rostro de mujer?
1. Introducción
Mi voz recoge los testimonios y vivencias de algunas de las muje-
res que encontraron, en la organización social, pequeñas y grandes
transformaciones. Presento estos testimonios con el mayor de los res-
petos hacia ellas.
Hablo de mujeres porque el 78,2 % que ahorran en sistemas al-
ternativos al sistema financiero tradicional pertenecen a este grupo.
Porque más del 60 % de las socias de la Cooperativa de Vivienda
Alianza Solidaria-Coovias (que hoy nos convoca) son mujeres. Hablo
de mujeres y Economía Social y Solidaria (ESS) porque este salón re-
fleja quiénes son las gestoras en las cooperativas, en las asociaciones,
en las organizaciones de ESS.
Tratar de responder si la ESS tiene rostro de mujer me llevó a más
de un cuestionamiento. ¿Es qué aún debemos preguntarnos en este
encuentro por la participación de las mujeres, en la economía, en la
vida, en la educación, en la vida pública? ¿Es necesario preguntarnos
qué hacen los hombres o en qué participan?
Esta conversación se sustenta en el trabajo de campo para mi tesis
en Género y Desarrollo. Recojo una experiencia específica de la Coo-
perativa de Vivienda Alianza Solidaria-Coovias. La mayoría de los ca-
sos se vinculan con en el Proyecto Alpallacta en Quitumbe.
99
100 Ximena Redín Escobar
2. Hablar de género
Hablar de género nos refiere al poder y a las relaciones jerárquicas
que se construyen a partir de este (Scott, 1986 [2008]), e incorpora
al análisis el cómo los fenómenos biológicos, sociales y económicos,
son constituyentes de la organización histórica entre hombres y mu-
jeres (Lagarde, 1990).
Debo señalar que Género no se refiere únicamente a la relación
entre hombres y mujeres, sino que aborda otras relaciones de des-
igualdad como clase, etnia, orientación sexual. Hoy me referiré bási-
camente a la inequidad de género que se origina por ser mujer u hom-
bre, trabajaré este tema a partir de algunas historias de mujeres.
Preciso señalar también que reconozco en cada mujer su espíritu
de lucha y constante reivindicación de sus derechos, desde su posi-
ción en la familia y en el ámbito privado. Mi mirada y mi análisis no
pretenden desarrollar esta exposición bajo la percepción de victimi-
zación de las mujeres.
3. Historias de mujeres
Si bien las escrituras están a nombre de mi esposo, la casa es mía. Yo trabajé
para conseguirla. Al principio yo venía sola los domingos a las mingas, poco a
poco se unieron mis hijos y mi marido (Emperatriz, Diario de campo, 2013).
Participación y representación
El salón comunal está lleno de mujeres: jóvenes, adultas mayores,
madres con sus criaturas, todas ellas con mucha atención siguen las
palabras y gestos de quien dirige la sesión. La gerente de la coopera-
tiva, la gerente de la unidad ejecutora, la contadora, la asistente ad-
ministrativa, son las encargadas de cada detalle, desde ofrecer una
bebida caliente a los participantes hasta de explicar cómo avanza el
financiamiento para el proyecto por parte del Banco Ecuatoriano de
la Vivienda.
Las mujeres son quienes ahorran, participan en asambleas y ca-
pacitaciones, y trabajan en las mingas. ¿Qué significa que la mayor
parte de las socias sean mujeres? ¿Qué representa para las mujeres el
La economía social y solidaria, ¿tiene rostro de mujer? 101
tener una casa propia? ¿Qué motiva a las mujeres a participar y cola-
borar en el trabajo comunitario?
Algunas de las respuestas de las socias de Coovias me hablan de
seguridad, bienestar para sus hijos, independencia, poder salir de ca-
sa, encontrarse con otras mujeres, reír, realizar actividades diferentes
a las labores del hogar.
“El dinero no es el principio y el fin. El ahorro no solamente es la
cuota, consiste en acciones que pueden disminuir los gastos del ho-
gar o contribuir a mejorar la casa” (Diario de campo, 2013). Estas
palabras de Beatriz Cabrera están inscritas en una filosofía diferente
a la lógica capitalista, en la cual el sentido de la economía no gira al-
rededor del dinero.
La presencia de las mujeres es mayoritaria en las asambleas, talle-
res, mingas, donde comparten más experiencias: además de ahorrar,
hablan de sus emociones, construyen lazos de amistad, se organizan
para trabajar en beneficio de su comunidad.
Al ingresar a las asambleas y talleres se debe firmar la lista de asis-
tencia. Escucho a algunas mujeres decir que ellas no firmarán, sino
que lo harán sus esposos (Diario de campo, 2013). Pese a que son
ellas las que asumen el trabajo y las responsabilidades de ser parte
de una cooperativa, la representación formal —la firma— la delegan
a su esposo.
En el taller sobre el Reglamento de Propiedad Horizontal y Bue-
na Convivencia, pese a que en la mesa de trabajo estábamos cua-
tro mujeres y un hombre, cuando debíamos elegir un representante,
fueron las mujeres las que pidieron que él fuera quien nos represen-
te, su argumento fue que “él tiene la voz más fuerte” (Diario de cam-
po, 2013).
La jerarquía de género está implícita en todas las relaciones, la po-
sición de subordinación o negación a las propias capacidades parte
de las mismas mujeres está naturalizada.
La participación de las mujeres en las comunidades exige dos fren-
tes: por un lado, la lucha por los derechos de sus organizaciones y,
por otro, por los derechos de las mujeres, en este caso, el derecho a
102 Ximena Redín Escobar
[…] Yo feliz, al principio fue un pensar, soñar, ahora es una realidad. Lo mío
era el trabajo, vivir, viajar, yo no pensaba tener una casa. Todo lo he realizado
en casa de mis padres. Cuando mi hija tenía dos años, me enfermé del estrés.
Y pensaba en mi hija, que tenga un respaldo. Donde que nadie (sic) le pueda
mandar. Me sentía morir, me enfermé mucho. Me atacó todos los órganos: la
tiroides, el riñón, el corazón. Lo de la tiroides altera las hormonas, soy muy eno-
jona. Pensaba: me voy a morir, mi hija con quien va a quedar.
Al principio me metí en una cooperativa (ocho años atrás), hasta ahora no les
entregan las casas. Con una amiguita que es divorciada, que también quería
comprar una casa, yo le dije: le voy a dar buscando. Le dije: Marianita, ya en-
contré y le hice inscribir a ella en esta cooperativa (Coovias). Se inscribieron ella
y una hermana, me decían que por qué no me inscribo mejor con ellas. Quería-
mos estar juntas. Ellas me inscribieron, pagaron los $100,00 de la inscripción.
Nos quedamos ahí. Me gustó, eran más serios, le convocaban a las reuniones,
a las mingas. Iba depositando, depositando. En medio de todos los sacrificios,
pero ha sido reconfortante, mi Diosito me ha ayudado con el trabajo. De eso
depositaba lo que podía $500,00, $300,00, cada 3 meses. En mi trabajo a ini-
cios y fin de año recibo un poco más, ahí podía depositar más (Julia, Diario de
campo, 2013).
La economía social y solidaria, ¿tiene rostro de mujer? 105
evidenció que del total de activos financieros que poseen los hoga-
res, el 61,1 % son de los hombres y el 38,9 % de las mujeres (Deere y
Contreras, 2011: 38).
El nivel de ahorro también muestra una mejor posición de los
hombres, quienes en promedio ahorran un 63,39 % ($838,79) más
que las mujeres ($513,34). Al analizar la distribución del ahorro por
propiedad y tipo de institución, llamó mi atención la limitada partici-
pación de las mujeres en los bancos. Del total de las cuentas de aho-
rro, las mujeres poseen el 38,6 % frente al 51,4 % de los hombres. En
las cooperativas de ahorro y crédito prácticamente no existe diferen-
cia en el ahorro de mujeres y hombres con el 45,4 % y el 45,2 % res-
pectivamente. Mientras que en las formas de ahorro alternativas, co-
mo los grupos de ahorro, se observa un comportamiento a favor de
las mujeres en un 78,5 % respecto al 7,2 % de los hombres.1
La discriminación hacia las mujeres en los llamados sistemas tra-
dicionales de financiamiento, como son los bancos, podría explicar,
en parte, su fuerte participación en los grupos de ahorro y su mejor
posición relativa en las cooperativas.
Las organizaciones sociales responden a estas dinámicas excluyen-
tes, es así que la ESS, si bien actualmente cuenta con un espacio de
relevancia en el discurso de gobierno, siempre ha estado presente y al
mismo tiempo invisible, para quienes la quieren negar, o ha sido mar-
ginal, para un sistema que gira en torno del capital.
Es a partir de la necesidad, la falta de políticas públicas y la inequi-
dad que genera el modelo económico basado en el capital, que las
personas se organizan y buscan mecanismos para solucionar la falta
de salud, educación o vivienda, y esto es uno de los motivos que han
originado instrumentos financieros distintos y diversos que se ajus-
tan a su realidad y contribuya a la satisfacción de sus necesidades le-
gítimas.
Estas condiciones, diferentes a las de la banca convencional, im-
plican más trabajo, esfuerzo y tiempo para conseguir una vivienda,
1 Los porcentajes restantes corresponden a cuentas cuya propiedad es conjunta (de la pare-
ja, de todos los miembros del hogar o de otros —no miembros del hogar—).
La economía social y solidaria, ¿tiene rostro de mujer? 107
8. Bibliografía
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112 Ximena Redín Escobar
1. Introducción
En Venezuela, con la democracia participativa y protagónica, el coo-
perativismo ha sido presentado como un estrategia del gobierno ve-
nezolano para crear un modelo de economía social, humanista y so-
lidaria, que impulse el desarrollo local y que genere condiciones para
la participación protagónica de las mujeres y de los hombres. Las
mujeres venezolanas vienen participando en los proyectos coopera-
tivos y, en general, en la economía social solidaria para cubrir nece-
sidades familiares y sociales. La participación de las mujeres, en las
cooperativas como espacios organizativos, en el municipio Santos
Marquina del estado Mérida es significativo. Presencia que, en parte,
se justifica por cuanto son consecuencia de las políticas sociales que
el gobierno bolivariano viene impulsando para promover y garantizar
un nuevo modelo económico sustentable y endógeno.
El gobierno venezolano, en los años 2004-2006, lanza la Misión
“Vuelvan Caras” y tres años después, el ejecutivo nacional anunció
el lanzamiento de la misión “Che Guevara” el 13 de septiembre de
2007. El objetivo era redimensionar el plan de formación de la Misión
“Vuelvan Caras” para la capacitación integral de mujeres y hombres
nuevos, en el marco del Plan de Desarrollo Económico y Social de la
Nación para el período 2007-2013. (Observatorio Bolivariano de Gé-
nero, 2010: 285-286). Sin embargo, no todas las cooperativas don-
de participan mujeres son producto de la Misión “Vuelvan Caras” o
113
114 Carmen Elena Rosillo
2. Metodología
El estudio tuvo un enfoque cualitativo y es exploratorio con fines des-
criptivos e interpretativos; combina el trabajo de campo para abo-
carnos a estudiar las cooperativas en la realidad donde se produ-
cen; esto nos permitió indagar in situ, los efectos de la interrelación
Una mirada desde la perspectiva de género... 115
Existe una relación social específica entre hombres y mujeres que organiza la
sociedad, tal como sucede con las relaciones de clases y raza. Identificamos
las prácticas sociales diferentes según el sexo y no conductas biológicamente
“reguladas”, pero no necesariamente conscientes de comportamientos y acti-
tudes identificables en la vida cotidiana. Las prácticas sociales son colectivas e
individuales y las vivencias su “interiorización”, individuales. Existe un margen
de libertad para actores colectivos e individuales cuando más se explotan las
contradicciones de las relaciones dominantes (Nobre).
En este contexto:
La crisis de los ochenta evidenció con tal crudeza que las mujeres no habían
sido beneficiadas ni integradas al desarrollo, sino las grandes perdedoras del
desarrollo. Si bien la crisis castigó con más fuerza a los más pobres, las mujeres
han sido las que más han sufrido el embate de la crisis, convirtiéndose en una
variable fundamental de las políticas de ajuste (Birgin, 1992: 13).
El empoderamiento es para que la gente tome control sobre sus propias vidas:
lograr habilidad para hacer cosas, sentar sus propias agendas, cambiar even-
tos… Pero, para las feministas es más que esto, comprende la alteración radical
de los procesos y estructuras que reproducen la posición subordinada de las
mujeres como género (Young, 1997: 104-105).
Por otra lado, Lagarde plantea que “las mujeres en todo el mundo
estamos en situación de emergencia y, por tanto, nos urge construir,
individual y colectivamente, el poderío (empoderamiento) de las mu-
jeres”, y lo define como:
Una mirada desde la perspectiva de género... 121
1 Esta información fue obtenida mediante entrevista realizada a la Antropóloga Emma Klein,
Directora de Educación e Información de Sunacoop en julio de 2012.
124 Carmen Elena Rosillo
las cooperativas, cajas de ahorro, las sociedades de ayuda mutua, entre otros
(2009: 94-114).
Tabla 1
Distribución de las cooperativas registradas en el estado Mérida,
por municipio. Período (1966-2007)
Municipio 1966 2007
Guaraque 18 27
Justo Briceño 38 53
Zea 75 75
Julio César Salas 77 88
Santos Marquina 91 105
Andrés Bello 112 113
Arzobispo Chacón 149 150
Tulio Febres Cordero 167 176
Rangel 202 250
Sucre 256 277
Campo Elías 325 553
Libertador 712 1576
Fuente: Sunacoop-Mérida.
Tabla 2
Cooperativas con conformación mixtas de sus integrantes
Hombres Mujeres TOTAL
Cooperativa
N.º % N.º % N.º %
Paraguipoa 5 83,3 1 16,7 6 100
5. De la teoría a la práctica
Tomando algunos principios del cooperativismo desde una mirada
de género encontramos lo siguiente:
a. Autonomía e independencia, que son necesarias para que las
mujeres involucradas se encuentren a sí mismas, desde una cul-
tura de la diferencia, con la cual contribuirían a la construcción
de una cultura de inclusión y autodeterminación. En este sen-
tido, de acuerdo con las entrevistas realizadas a las asociadas
de tres de los casos estudiados, las mujeres nombran el incre-
mento de su autonomía personal, autoestima, compañerismo,
solidaridad, fomenta la amistad, sentido de pertenencia, desa-
rrollan habilidades de atención y comunicación con el público
que se crea al estar organizadas como los cambios más impor-
tante de participar y formar parte de la cooperativa.
b. La participación económica equitativa por parte de las aso-
ciadas es tomada como una posibilidad para que las mujeres
tengan la participación o el reparto de los excedentes de la
empresa. En dos de los casos abordados, los excedentes distri-
buidos entre las asociadas no llegan a los setecientos bolívares
fuertes; esto se debe en parte, según las entrevistadas, a que
un porcentaje del excedente se va en pagar el crédito, para ellas
“es fundamental salir de esa deuda” más allá de los beneficios
económicos que aporta la cooperativa a sus asociadas. Esto
ha conducido a que más o menos el 60 % de las asociadas de
ambos casos se ve obligado a buscar ingresos con otros tra-
bajos, por ejemplo, haciendo tortas, costuras, suplencias noc-
turnas como camareras en el hospital, entre otros. Un aspecto
a considerar sobre la condición de ingreso es la situación que
deben vivir estas mujeres, muchas veces como jefas de hogar,
únicas responsables de la economía familiar.
c. Educación, formación e información. Las cooperativas presu-
puestan parte de sus excedentes para educación, formación e in-
formación de los asociados y las asociadas y para los empleados
y las empleadas y poder contribuir de manera eficaz al desarrollo
de sus cooperativas e informar al público (ACI: 1995). Desde
130 Carmen Elena Rosillo
6. Conclusiones
Hemos presentado algunos resultados parciales de la investigación
que se encuentra en proceso de aplicación a un conjunto de coope-
rativas del municipio Santos Marquina.
Concluimos que en las organizaciones cooperativas que hemos
abordado se producen algunas prácticas de trabajo que favorecen el
empoderamiento personal de las mujeres. Sin embargo, no se eviden-
cian cambios significativos en el ámbito familiar y las relaciones con-
tinúan siendo desiguales o patriarcales. Las mujeres siguen asumien-
do el trabajo reproductivo: tareas domésticas, cuidado de infantes y
adultos mayores, educación de los hijos e hijas. Las mujeres coopera-
tivistas continúan reproduciendo, de manera acrítica, en estos espa-
cios organizativos los estereotipos basados en roles de género asigna-
dos históricamente, lo que plantea la necesidad de capacitación de
diferentes temáticas que afectan directamente a las mujeres.
Igualmente, se evidencia la necesidad de apoyar con capacitación
de temáticas en la problemática de género y darle seguimiento a estas
cooperativas por parte del Ministerio de la mujer, así como del Insti-
tuto Merideño de la Mujer y de la familia (Immfra), instituciones que
no se han involucrado con las cooperativistas de este Municipio has-
ta el momento de presentar esta ponencia.
132 Carmen Elena Rosillo
7. Bibliografía
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Una mirada desde la perspectiva de género... 135
1. Introducción
Mujeres, nuestros sueños son sus pesadillas.
Julieta Paredes
137
138 Alejandra Sánchez Jiménez
1 Datos obtenidos de la Cepal: Comisión Económica para América Latina y el Caribe: Divi-
sión de Estadísticas. Unidad de Estadísticas Sociales, sobre la base de tabulaciones especia-
les de las encuestas de hogares de los respectivos países, con la corrida 2010.
2 Laura Collin, Departamento Ecuménico de Investigaciones de Tlaxcala, México. Documen-
to inédito: Qué finanzas se requieren para una economía orientada al buen vivir.
140 Alejandra Sánchez Jiménez
con relación a la frecuencia con la que las madres hablan con sus hi-
jos acerca de finanzas. En promedio dedican 42 semanas del año al
tema, seguido por Brasil, Bosnia, Serbia y Líbano. Por otra parte, Las
mujeres mexicanas obtuvieron el lugar 17 en la elaboración de presu-
puestos familiares y en la categoría de ahorro para emergencias, pues
en promedio solo tienen ahorros suficientes para 1,4 meses, mientras
que las mujeres en Taiwán, China y Hong Kong tienen ahorros sufi-
cientes para 3 meses.
Sin embargo, de acuerdo con el Centro de Estudios de Finanzas
Públicas (CEFP) de la Cámara de Diputados, que realizó el análisis:
“Rezago en la Inclusión financiera en México”, con base en el repor-
te Measuring Financial Inclusion del Banco Mundial, el acceso a la
banca se está quedando corto, principalmente para el género feme-
nino. El porcentaje de hombres y mujeres mayor de 15 años que tie-
ne una cuenta bancaria en alguna institución financiera apenas es de
33,19 % y 21,97 %, respectivamente, cuando a nivel global es de 50 %
y en países en desarrollo 41 %. Incluso, el propio Banco Mundial re-
conoce la causa:
La razón principal por la que los individuos no tienen una cuenta bancaria en
el mundo es la falta de ingresos, lo que significa que tener una cuenta bancaria
es costoso y se vuelve innecesaria para la población en caso de que sus ingresos
sean pequeños y no se obtengan de forma regular.
5. Conclusiones
En México, al igual que en el resto de América Latina, mientras las
economías se mantengan abiertas al comercio internacional, sin du-
da serán víctimas del capitalismo neoliberal y por ende son herederas
de toda su cultura utilitarista y, en el caso particular de las mujeres,
se encuentran mayormente atenuadas las consecuencias de margina-
ción y exclusión social y económica.
Sin embargo, es grato atestiguar que el modelo capitalista ha sub-
estimado la capacidad de respuesta social, ya que desde hace varias
décadas han surgido innumerables formas de organización social en-
caminadas a responder ante las necesidades de este mismo sistema;
dichas organizaciones descansan bajo la filosofía de un modelo alter-
nativo de economía solidaria, y es más grato destacar que la partici-
pación de la mujer ha sido fundamental, tanto en su establecimiento
como en su desarrollo y crecimiento.
En México (en general en América Latina) en el caso de las finan-
zas solidarias por los motivos antes expuestos, está latente la contro-
versia de “¿qué son las finanzas solidarias? ¿Y quiénes las represen-
tan?”, por lo que existe un reto sumamente importante: por un lado,
las cooperativas de ahorro y préstamo, que hasta el momento son en
su mayoría las representantes de las finanzas populares, deben su-
perar una reestructura de operación interna que les permita califi-
car en la reglamentación emitida para regularlas; y, por otro lado,
deben mantener en práctica la filosofía de solidaridad y ayuda mu-
tua que les dio origen. Entonces para las mujeres nos queda un largo
144 Alejandra Sánchez Jiménez
6. Bibliografía
Bateman, M. (2013). Cooperative Enterprise Development as a Key Aspect
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Thirty Years of Destructive Local Neoliberalism. UNRISD Conferen-
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Buen Vivir. Documento inédito. Consultado el 3 de octubre de
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146 Alejandra Sánchez Jiménez
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AGE_82511303
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las-mas-afectadas-rezago-inclusion-financiera
http://finanzaspracticas.com.mx/1902-El-mayor-reto-que-enfrentan-las-mu-
jeres.note.aspx
Capítulo octavo
La economía solidaria en los ámbitos urbanos
Fabián Melo
1. Introducción
Como bien señalaba Herbert Girardet, “a finales del siglo xx la humani-
dad se halla inmersa en un experimento sin precedentes; nos estamos
convirtiendo en una especie urbana. Las grandes urbes, no los pue-
blos ni las pequeñas ciudades, se están convirtiendo en nuestro hábi-
tat principal. Será en las ciudades del siglo xxi donde se decida el des-
tino humano y donde se dicte el destino de la biosfera. No existirá un
mundo sostenible sin ciudades sostenibles. ¿Podemos construir un
mundo de ciudades medioambiental, social y económicamente via-
bles a largo plazo?”.1
En coincidencia con el cambio de milenio la humanidad ha en-
trado ya en un nuevo momento histórico crucial para su desarrollo y
existencia. En este nuevo salto histórico del ser humano encontramos
la configuración de un nuevo “homo” producto de la influencia del en-
torno y de su propio desarrollo, “el homo urbanus”, que se mueve en un
hábitat diferente, con nuevo tipo de relaciones y desafíos que exigen
una profunda muda en sus creencias, valores, conocimientos, habili-
dades y destrezas.
Según estimaciones de Naciones Unidas2, en la actualidad la po-
blación urbana sobrepaso en número a la población que vive en el
1 Amparo Vilches y Daniel Gil Pérez (2007). “Emergencia planetaria: necesidad de un plantea-
miento global”. En Educativo Siglo XXI, n.º 25:19-50.
2 Informe de Naciones Unidas “UN-habitat: el estado de las ciudades 2006-2007”.
147
148 Fabián Melo
3 www.oei.es/decada/accion.php?accion=15.
La economía solidaria en los ámbitos urbanos 149
2. Agricultura urbana
Un libro reciente llamado Agricultura urbana prueba el punto: “El cen-
so de Estados Unidos de 1980 encontró que las áreas urbanas me-
tropolitanas produjeron el 30 % del valor en dólares de la producción
agrícola de Estados Unidos. En 1990 esta figura se había incrementa-
do a un 40 %. Singapur produce el 25 % de sus necesidades de vege-
tales. Dar-es-Salaam, una de las grandes ciudades del mundo de rá-
pido crecimiento, ahora tiene el 67 % de sus familias dedicadas a los
cultivos, comparado con el 18 % de 1967. El 65 % de las familias de
Moscú está comprometida en la producción de alimentos, compara-
do con el 20 % de 1970. Hay 80 000 horticultores comunitarios culti-
vando en tierra municipal en Berlín, y una lista de espera de 16 000”.5
En esta dirección, por ejemplo, se vienen desarrollando, en algunos
programas cooperativos de vivienda urbana de Quito, experiencias
comunitarias de agricultura urbana.
Logros de la Coovias
•• Construcción de ciudadela para quinientas familias;
•• Construcción de 6 conjuntos de vivienda de interés social en la
parroquia de Quitumbe;
•• Recuperación de 20 hectáreas de áreas naturales en las que-
bradas Ortega y el Carmen y haberlas transformado de bota-
deros de basura en parques educativos, ecológicos, recreativos
y de espacio público;
•• Haber construido comunidades participativas, autogestiona-
rias, democráticas y seguras;
•• Reconocimiento de parte del Distrito Metropolitano de Quito,
por ser el barrio más arborizado de la ciudad;
•• Haber logrado tres créditos del Banco Ecuatoriano de la Vi-
vienda para la construcción de los proyectos de vivienda;
•• Contar con un solvente grupo de líderes y lideresas con convic-
ción y compromiso cooperativo y ciudadano;
162 Fabián Melo
•• Construcción de 6 km de ciclovías;
•• Elaboración de materiales e implementación de metodologías
humanísticas para los procesos para la formación de comuni-
dades cooperativas;
•• Participación en la conformación de otro tipo de cooperativas;
•• Formulación de la propuesta para la creación del sistema inte-
grado de quebradas de la parroquia Quitumbe;
•• Haber realizado de manera conjunta con otras instituciones
el “Encuentro latinoamericano de actores y actoras de la eco-
nomía solidaria”, con el apoyo de otros auspiciantes y con la
participación de 8 países de América Latina y el Caribe.
Proyecciones de Coovias:
•• Construcción de los Conjuntos Vecinales VI y Segunda Etapa
del 2-3, para 150 viviendas;
•• Construcción de 4 torres de departamentos frente a la Termi-
nal Terrestre de Quitumbe y la futura Terminal del Metro, con
locales comerciales para la economía solidaria y conectados a
dichos terminales;
•• La Plaza de la Solidaridad, un centro para la expresión de la
economía solidaria y la cultura popular de la zona, destinada a
recobrar la identidad del ser ecuatoriano y de manera especial
de los habitantes del sur de Quito;
•• Trabajar en el fortalecimiento y en la en la construcción del
modelo de la economía solidaria;
•• Utilización de tecnología sustentable para la construcción de
los futuros proyectos, contando para ello con el apoyo y aseso-
ramiento de la academia y actores nacionales e internacionales
interesados en el tema.
5. Conclusiones
1. Las ciudades, a más de lugares de residencia, son centros de
conocimiento y encuentro, y hoy en día esto también significa
conocimiento sobre el mundo y nuestro impacto sobre él. La
construcción de la sociedad civil, de comunidades y colectivos
constituyen importantes mecanismos para reducir los impac-
tos urbanos, pues no se trata tan solo de un mejor y mayor uso
de la tecnología sino de procesos de formación, educación, ca-
pacitación e información y para ello no hay mejor instrumento
que la intervención y la participación de las personas y sus co-
munidades conscientes, participativas y organizadas.
2. Es necesario rescatar la visión de las ciudades como lugares de
vida, de buena vecindad, de encuentro e interrelación social y
ecológica. Esto será posible en la medida en que se pueda re-
producir en ellas estilos de vida más locales, centrándose y de-
sarrollando el concepto de la “aldea urbana” dentro de la ciu-
dad, donde la vida comunitaria pueda ser una realidad. Esto
significa desarrollar una concepción más vivencial y creativa de
la ciudad, abandonar la planificación de escritorio y salir a es-
cuchar a la gente, sus anhelos, sus necesidades, sus ideas, sus
vivencias; ayudar a que la ciudad cumpla su objetivo de ser el
reducto de humanidad, hacer realidad su verdadero potencial
como lugares no solo del cuerpo, sino también del espíritu.
3. Superar la concepción materialista y funcional que sobre el
poder público tienen políticos y gobernantes, para quienes la
mejor ciudad solo constituye y requiere infraestructura y obra
pública, y que la calidad y eficiencia de su trabajo está dado
por la cantidad de cemento, hierro y asfalto invertido en ella.
4. Las mejores ciudades del mundo serán las más eficientes en el
uso de recursos, las más amigables y solidarias con la gente,
La economía solidaria en los ámbitos urbanos 165
6. Bibliografía
Girardet, Herbert (2007). “El movimiento ecociudades”. Recupe-
rado el 17 de abril de 2007 de http://ciudadesverdes.blogspot.
com/2007/04/el-movimento-ecociudadesherbert.html
Vilches, Amparo y Daniel Gil Pérez (2007). “Emergencia planetaria:
necesidad de un planteamiento global”. En Educativo Siglo
XXI, n.º 25:19-50.
Este libro se terminó de imprimir y
encuadernar en octubre de 2016
en imprenta La Oficina
de Quito, Ecuador.
Los trabajos que constituyen esta publicación ponen énfasis en la
perspectiva de género, con un afán libertario; pero, igualmente, se
asumen encuadres más generales, como el de los derechos
humanos, la ética y la cultura. En consecuencia, hace un aporte
valioso al incorporar aspectos de la Economía Social y Solidaria
(ESS), usualmente nublados por el énfasis en lo monetario y el
mercado. Dicha contribución se ubica en las concepciones más
adelantadas de la ESS, que no separan lo “económico” de lo
cultural, ni de las relaciones sociales y del saber.