Leccion de Proverbios

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 8

LECCIÓN: ESCUCHAR HACE SABIO, Y LA SABIDURÍA HACE VIVIR.

¡PERO, HAY
QUE ESCUCHAR A TIEMPO!

Lectura Biblia: Proverbios 1:8-33

Texto para memorizar: Proverbios 1:33 “Mas el que me oyere, habitará


confiadamente y vivirá tranquilo, sin temor del mal.”

Objetivo: El alumno aprenda el valor de la sabiduría que proviene de Dios. La cual


protegerá nuestras vidas y la salvará de la corrupción, e incluso de la muerte, en
muchos casos.

INTRODUCCIÓN:

El propósito de esta lección es hacer comprender a los jóvenes la manera en que


se debe apreciar la sabiduría, pero la sabiduría que llega de parte del Señor. Que
aprendamos a escuchar, vivir conforme a la sabiduría y con el temor de Dios de
igual forma escucharla a tiempo.

DESARROLLO:

I. Escuchar bien cuando tus padres te enseñan. ¡Joven eso te honrara? Pr.
1:8-9

Toda sabiduría comienza con el temor de Yahveh y, normalmente, este temor lo


aprendieron los creyentes primero en casa. Por eso Salomón comienza su libro
con una variación del mandamiento que dice: “Honra a tu padre y a tu madre”,
pues la obediencia a los 6° y 10° mandamientos depende de la obediencia al 5°. El
Apóstol Pablo incluso menciona este mandamiento como el primer
mandamiento, Ef. 6:2, aunque no era el primer mandamiento, ni siquiera el
primer mandamiento con promesa (lo cual corresponde al 2° mandamiento);
sino que era un mandamiento de primer orden o fundamental, que Dios, en su
sabiduría, puso a la cabeza de la segunda tabla de la ley.

Por lo tanto, no parece en modo alguno chocante que Salomón, como primer
lección en su escuela de sabiduría, escribiera en la pizarra este mandamiento
fundamental.
“Escucha, hijo mío, la instrucción de tu padre y no abandones la enseñanza de tu
madre”, vs.8.

La lección 1 en Proverbios, el libro de la sabiduría de la vida, es esta:


Acostúmbrate en tu juventud a escuchar bien a tus padres, que son temerosos
de Dios. Reten de por vida “lo que el padre siempre indico”, y cuando tenga la
edad alrededor de cuarenta o cincuenta años repite frecuentemente para ti
mismo: ¡Mi madre siempre decía…” Este es el camino real hacia la sabiduría:
Como hijo, debes escuchar al padre y a la madre. ¡La escuela de la sabiduría
comienza en casa!

 Los jóvenes israelitas también debían escuchar bien al sacerdote y al levita


que estaban encargados de la enseñanza de la Torah; y asimismo a los
profetas que recordaban la Torah de Dios. Pero, mucho antes de que un
niño pudiera oír a un sacerdote o levita, a un maestro o pastor, aprendía,
ya en casa, la sabiduría la empezaron a adquirir por medio de las
enseñanzas de los padres a aceptar costumbres y actitudes temerosas de
Dios. ¿Quién medirá la influencia inmensa que la Palabra y el Espíritu de
Dios, por conducto de unos padres piadosos, pueden ejercer sobre una
persona durante toda una vida? De ahí que la lección primera en
Proverbios diga así: Escucha, hijo mío, la instrucción (dirección autorizada
mediante enseñanza y en caso de necesidad la amonestación y
corrección) de tu padre y no abandones la enseñanza de tu madre”,
Proverbios 1:8.
También hizo esto el propio Salomón. Siendo ya rey, trato a su madre con
gran respeto: se presento ante ella y se humillo, ofreciéndole un lugar a su
diestra, 1 R. 2:19.
 Los maestros llamaban a su alumno: “hijo mío”.
¿De que otra forma, sino cordialmente, se dirigía un maestro de la
sabiduría israelita a sus discípulos? A los jóvenes los llamaban “hijo mío”, y
a las jóvenes las llamaría “hija mía”, un ejemplo lo podemos observar en
Sal. 45:10, pues, como es natural, la sabiduría no estaba destinada
solamente a los jóvenes varones. De otro modo, ¿Cómo podría Salomón
estimular a no olvidar “la enseñanza de su madre”, si ella desde sus años
juveniles hubiera estado apartada?
La pregunta es ¿Dónde se encuentra, incluso en nuestros colegios de
enseñanza secundaria, lazos cordiales semejantes a los que había entre el
maestro de sabiduría israelita y su alumno? Aquel joven hablaba a su
maestro con la expresión: “Padre mío”. 2 R. 2:15, 6:21. (Así se dirigían los
mas jóvenes a sus mayores, como si fueran su padre, 1 Sam. 24:11). Y aquel
maestro se presentaba ante sus alumnos como una especia de padre;
como Pablo era un padre espiritual para Timoteo, y Pedro para Marcos.
 Aquí, en esta primera lección de Proverbios, nos encontramos enseguida
con las ordenanzas divinas fundamentales para toda obra de educación y
para la relación de los jóvenes con sus mayores. También eso pertenece a
la sabiduría: que a cada uno se le respete el lugar y el valor que recibió de
Dios. Así, en la expresión “hijo mío”, resuena una cierta autoridad que le
corresponde al maestro sobre su alumno y al mayor sobre el menor.
Porque un padre no esta bajo su hijo, sino sobre él; en virtud de la
autoridad que Dios ha otorgado a los padres sobre sus hijos.
 Esta ordenanza divina fue mantenida incluso en las culturas
paganas antiguas. También los maestros de sabiduría egipcios
hablaban a sus alumnos con la expresión “hijo mío”.
Pero en la cristiandad moderna, tal manera de hablar provoca en muchos,
desgraciadamente, desagrado y rechazo.
El espíritu de una educación temerosa de Dios choca, por desgracia,
frontalmente contra el espíritu que domina a muchos jóvenes en nuestro
tiempo revolucionario. Se puede encontrar, dentro de la juventud de la
cristiandad apostata, una obstrucción y reincidencia demoniaca (fruto de
unas reglas de educación revolucionarias). Así, Proverbios puede ser “útil
para enseñar, pare redargüir, para corregir”, 2Ti. 3:16.
 La obediencia honra al más joven.
En el antiguo Oriente también a los hombres les gustaba llevar una
gargantilla. A veces colgaban de ella su anillo para sellar. Tamar pidió a su
suegro Juda su anillo como prenda, Gn. 38:18. Semejante cadena o
gargantilla señalaba al portador como un señor importante, al que se
miraba con respeto. Así, según Salomón, a alguien que respeta de por
vida la enseñanza de padres y maestros temerosos de Dios, se le otorga
honor y consideración:
“porque adorno de gracia serán en tu cabeza, y collares en tu cuello”,
Proverbios 1:9.
Joyas invisibles y al mismo tiempo realmente visibles. El autor de
Proverbios vio en esa actitud filial algo dulce, amoroso. Nada honra mas a
los jóvenes, según la Sagrada Escritura, que el respeto a la educación
paterna en el temor de Dios.
Proverbios volverá a insistir frecuentemente en la necesidad de
obediencia a la disciplina paterna y en la bendición amorosa que ha unido
a eso. Pero también insistirá en la tristeza de aquellos padres cuyo hijo
rechazo esta obediencia, Proverbios 10:1, 15:20, 27:11, 28:7, 29:3.
II. No escuches a pecadores, pues cometes un atentado contra tu propia
vida, Proverbios 1:10-19.
Los delincuentes y matones no forman precisamente una corporación que
acaba de aparecer en la Europa y América modernas. Ya Isaías profetizo la
corrupción de la sociedad israelita y previo que los más jóvenes se
levantarían contra los mayores y el pueblo contra sus dirigentes, Is. 3:5. Y
Oseas habla sobre un grupo de bandidos – adviértase bien, sacerdotes –
que acechaban en el camino de Siquem, pues Galaad, en aquel mismo
tiempo, era conocido por su criminalidad, Os. 6:8. Fijémonos bien, ahora
hablamos de Israel, ¡que conocía la Palabra de Dios!
A veces, también los jóvenes de una comunidad cristiana están expuestos
a la tentación por parte de las bandas. La policía y el poder judicial no son
actualmente desconocidos para algunos jóvenes de hogares cristianos
que entraron en contacto con bandas delictivas y llegaron al robo y al
asesinato.
Salomón concede la palabra a un par de imaginarios jóvenes delincuentes
que conocen una manera de hacerse ricos rápidamente sin trabajar.
Proverbios 1:10-19.
Estos delincuentes son mas incautos aun que las aves; pues cuando estas
ven que se extiende una red ante ellas, escapan. Pero los ladrones y
asesinos tienden su propia red, buscando su propia muerte, como la
encontraron desde hace mucho tiempo en la horca o en la silla eléctrica, si
bien el mandamiento divino de condenar a muerte a los asesinos, no hace
mucho que ha empezado a darse de lado.
 Por lo tanto, no escuches a semejantes pecadores. ¿Te envió tu madre a
semejante compañía, o te previno precisamente contra ella? ¿Cuántos hay
en la prisión que - ¡demasiado tarde! – habrán pensado en las palabras de
su madre? Ellos acecharon contra su propia vida (y en Proverbios vida es
frecuentemente otra palabra para expresar felicidad). ¿Debería ocurrir
precisamente esto? De ninguna manera, ¡con tal que hubieran recordado
la lección número 1 en Proverbios: ¡Escucha a tus padres!
III. Elige escuchar a Diña Sabiduría, ¡pero hazlo a tiempo! Pr. 1:20-33.
Escucha a la sabiduría, ¡y entonces obtendrás sabiduría! Este es el hilo
conductor en Proverbios 1:8-33. Pero esto debe acontecer a su tiempo,
pues quien empieza tarde no puede esperar muchas cosas buenas. A esto
se debe la advertencia que hemos de oír ahora en Proverbios 1:20-30.
Salomón revistió esta amonestación de refinado gusto artístico.
1. En primer lugar, la puso en forma de una poesía hermosa: y luego
puso este poema didáctico en boca de la sabiduría misma; y esa
sabiduría nos la presenta aquí en la imagen de una mujer sabia que
llama y habla. Esa figura de estilo literario se llama personificación.
 Los israelitas gustaban de tales personificaciones.
Probablemente nosotros nos extrañamos de semejante figura literaria
mas que los lectores israelitas de Proverbios. Algunas versiones
modernas, sobre todo aquellas que han omitido algunas palabras, hablan
y escriben frecuentemente con autentica vulgaridad. Nuestros libros de
Texto abundan en conceptos generales; esas formas literarias a las que
también se llama abstracciones. Felizmente Dios no nos ha dado su
Palabra en el lenguaje árido de la ciencia, sino en el lenguaje de la casa, del
jardín y de la cocina, de los labradores y amas de casa israelitas, y en las
expresiones claras de los poetas israelitas.
- Tomemos en consideración la bondad, la paz, la verdad y el derecho.
No hay que pensar que el israelita los rebajo hasta conceptos
descoloridos. Todo lo contrario, hablo acerca de ellos como si fueran
personas de carne y sangre. “La misericordia y la verdad se
encontraron”. Dice el Salmo 85:10, y continua: “La verdad brotara de la
tierra y la justicia mirara desde los cielos”, vs.11. El salmista presenta la
misericordia y la verdad como dos personas que se encuentran en un
camino y, conforme a la costumbre oriental, se saludan con un beso.
Los israelitas hablaban gustosamente de esta manera.
Pues, ¿acaso no representamos nosotros a la justicia como si fuera una
mujer, o a veces decimos que la circulación se cobró muchas víctimas?
De esta forma auténticamente israelita, Proverbios 1:20 se refiere a la
sabiduría. Salomón nos la presenta como una mujer que habla. Bien es
verdad que este pasaje la personificación se lleva mas lejos que en
otros ejemplos, pero eso no significa que la sabiduría sea aquí una
mujer autentica, al igual que la verdad, en el Salmo 85, no es un
verdadero hombre; ¡aunque es admirable que la sabiduría sea una
Persona divina! Pero aquí el poeta la presenta únicamente como una
profetiza, alguien como Débora o la profetiza Hilda, Jue. 4, 2 R. 22:14, 2
S. 20:16-18. De este modo, aparece por primera vez ante nosotros
Doña Sabiduría, a la que encontraremos con frecuencia.
 Doña Sabiduría como predicadora en la calle.
¡Cuántos tesoros de sabiduría podía conseguir el israelita que a lo largo de
su vida se esforzaba ano ir y ver bien!
Primeramente, como es natural, abriendo sus oídos a la Torah, la
enseñanza de la Palabra de Dios. Eso lo obtenía primero y mayormente
oyendo a su padre y a su madre, Proverbios 1:8. Después lo obtenía del
levita y sacerdote local que tenia la tarea de enseñar a Israel desde la
Torah, 2 Cr. 17:7-9. Después de esto podía oír la Palabra de Dios de los
profetas ambulantes, pues hombres como Samuel, Elías y Eliseo recorrían
el país. Además, podía escuchar la sabiduría de los ancianos, cuando
impartían justicia en la puerta de la ciudad, pues sus sabias decisiones
eran objeto de comentarios diarios, 1 Re. 3:28, 4:34, 2 Cr. 17:7-9. Este
también fue un canal por el que se divulgo la sabiduría de la Palabra de
Dios.
Y luego, el israelita creyente tenía además ante sí, diariamente, el arsenal
inmenso de la sabiduría divina en la Creación. Cielo y tierra hablan no con
palabras, dice el Salmo 19, pero “por toda la tierra salió su voz y hasta el
extremo del mundo sus palabras”, Salmo 19:4. La creación de Dios, que
tan llena esta de sabiduría, nos “habla” claramente, Romanos 1:20. Y en
tanto que el incrédulo la escuche también el puede observar una cierta
sabiduría.
Toda esta sabiduría divina, revelada en la Sagrada Escritura y en la
Creación, y recogida en la experiencia de muchas generaciones, forma
realmente una unidad orgánica e inquebrantable. Y este gran conjunto de
revelación y experiencia se presenta aquí como Doña Sabiduría (en
hebreo: bojmot, literalmente: sabiduría). A través de esta persona
imaginaria, llega aquí hablando toda la sabiduría accesible a los hombres.
Como si fuera una profetisa con un mensaje serio para pequeños y
mayores. Llega a nosotros como persona excelsa diciéndonos que el trato
con ella no es cuestión de afición, sino una cuestión de vida o muerte. Con
lo cual el tiempo apremia.
Versículos 20 y 21:
“La sabiduría clama en las calles, alza su voz en las plazas: clama su voz en
las plazas: clama en los principales lugares de reunión, a la entrada de las
puertas de la ciudad dice sus razones”.
La vida israelita transcurría en gran parte al aire libre. Dado que las calles
generalmente eran callejuelas estrechas de uno a tres metros de anchura,
uno puede imaginarse cuanto bullicio y ruido reinaba allí durante el día.
No es casualidad que la lengua hebrea bíblica no conozca la palabra
“plaza”, pues los únicos espacios abiertos se hallaban a la entrada de las
ciudades. En las estancias frescas de las edificaciones del pórtico se
sentaba Job entre los ancianos, Job 29:7-10 y 21-22. Allí recomendaban sus
artículos los vendedores; y Booz defendió los intereses de Noemi y Rut.
Allí ofrecían sus servicios los jornaleros, allí se encontraba uno con sus
amigos y se podría oír las noticias del día.
¡Y allí sonaba también la voz de Doña Sabiduría! ¿Podía elegir un lugar
mejor para dirigirse a la población de la ciudad que los espacios animados
del pórtico? Allí podía alcanzar a cualquiera – joven o anciano – con su
mensaje. Por eso hacia oír su voz precisamente allí, por encima del rumor
del regateo y de la algarabía, y por encima de los gritos de los vendedores
y de los niños que jugaban.
Este dibujo poético contiene una lección doble. En primer lugar, nos
enseña que buscar la sabiduría no es una tarea sobrehumana. Moisés dijo
en una ocasión de la Palabra de Dios: “No está en el cielo, para que digas:
¿Quién subirá por nosotros al cielo, nos lo traerá y nos lo hará oír para que
lo cumplamos? Ni esta al otro lado del mar, para que digas: ¿Quién pasara
por nosotros el mar, para que nos lo traigan y nos lo hagan oír, a fin de
que lo cumplamos? Pues muy cerca de ti esta la palabra, en tu boca y en tu
corazón, para que la cumplas”, Dt. 30:12-14. Y esta Palabra es la fuente y
las lentes de la sabiduría.
2. En segundo lugar. Proverbios 1:20, da a entender de forma poética,
que Doña Sabiduría puede ser audible para cualquiera. Realmente
no se halla en un rinconcito para andar diciendo secretos a un
pequeño circulo de íntimos, sino que dirige la palabra en plenitud
de vida a cualquiera. Con sus lecciones tiene en cuenta al hombre
de la calle.
Pero Doña Sabiduria se siente profundamente desilusionada, pues no
todo el mundo quiere escucharla. Por eso se lamenta:
Versiculo 22: “¿Hasta cuando, ingenuos, amareis la ingenuidad? ¿Hasta
cuando los burlones desearan burlarse y los insensatos aborrecerán el
conocimiento?”.

APLICACIÓN:

TAREA:

También podría gustarte