Calamares A La Romana
Calamares A La Romana
Calamares A La Romana
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¿Sabía que los primeros «hipsters» datan del siglo I a.C. y fueron descritos por
Cicerón? ¿O que las mujeres romanas ya utilizaban cremas antiarrugas? ¿En qué
se parecen las bodas modernas a las de los tiempos de los césares? ¿Y el modo de
vida en las grandes ciudades? Espasa publica «Calamares a la romana», del
filólogo y profesor Emilio del Río, que responde a estas y otras muchas preguntas
sobre nuestros antepasados
Que los romanos inventaron los acueductos, las carreteras o el calendario juliano es una
obviedad. Basta con echar un vistazo a la inolvidable escena de La vida de Brian, de los
Monty Python, para comprobarlo. Muchos también han oído hablar de su aportación en
materia de leyes, programas de bienestar social o sistema de alcantarillado, algo que
apenas ha cambiado desde los tiempos del Imperio. Sin embargo, la mayoría
desconoce el enorme legado que esta civilización irrepetible dejó en cuanto a usos
cotidianos; aspectos que hoy permanecen arraigados en las sociedades modernas y que
cuesta imaginar que se idearan hace más de dos mil años. Gracias a la arqueología, al
estudio de las fuentes antiguas y los numerosos esfuerzos por parte de historiadores,
filólogos y expertos de otras disciplinas, muchas de estas costumbres han salido a la luz
para permitir sumergirnos en el día a día de nuestros antepasados de un modo tan real
como fascinante.
Tras el éxito de Latín Lovers (La lengua que hablamos aunque no nos demos cuenta),
una obra donde Del Río nos muestra, a través de multitud de referencias al deporte, la
economía, la comida, el cine o la música, que el latín está muy vivo entre nosotros, este
2020 vuelve a la carga con Calamares a la romana (Espasa), divertidísimo ensayo cuyo
subtítulo reza: Somos romanos aunque no nos demos cuenta. A través de su lectura
descubriremos infinidad de curiosidades sobre la época de los césares mientras
evocamos temas de Alaska, Radio Futura o Gabinete Caligari, o reflexionamos
sobre los problemas actuales, que en gran parte son herencia de aquellos. Y es que,
aunque cueste creerlo, esta es una de las particularidades de un libro que, junto a sus
capítulos cortos y el gran humor desplegado por su autor, se lee prácticamente de un
tirón.
¿Vivían los romanos en pisos? ¿Cómo era la vida en una gran ciudad como Roma?
¿Comemos lo mismo que ellos? ¿Celebramos las mismas fiestas? Estas son algunas de
las preguntas a las que responde Emilio del Río a lo largo de 243 páginas, las cuales
están salpicadas de citas de autores como Juvenal, Séneca, Quintiliano, Petronio u
Ovidio, quienes se convierten en verdaderos «guías» a la hora de introducirnos en la
vida diaria de la civilización de Rómulo y Remo.
Tampoco faltan las referencias a los horarios, que muchos romanos calculaban con la
clepsidra o reloj de agua —un invento egipcio que llegó a Roma a través de los griegos
—, y por supuesto a los establecimientos de comida y bebida, uno de sus lugares
favoritos para socializar, muchos de los cuales estaban regentados por mujeres.
La obra incluye otras muchas sorpresas. Así podremos conocer la campaña que en el 67
a.C. organizó Pompeyo para acabar con la piratería que asolaba el Mediterráneo, de
qué se componía la pasta dentrífica utilizada por entonces, o qué emperador bailaba de
día y de noche mientras recitaba sus poesías.