Capitulo 5 Antecedentes de La Crisis Financiera Del 2003

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CAPÍTULO V

ANTECEDENTES DE LA CRISIS FINANCIERA DEL 2003

Los meses finales del gobierno de Leonel Fernández

La buena estrella que había guiado y acompañado al gobierno del presidente Fernández
durante los primeros tres años de su gestión, comenzó a empañarse en la etapa final de su
primer mandato gubernamental. Desde mediados del 1999 se había manifestado en los
mercados internacionales una tendencia al alza de los precios del petróleo, el enemigo
numero uno de la economía dominicana, a lo que pocos gobiernos han sobrevivido
exitosamente, sobre todo, cuando no han querido traspasar estos aumentos, a los
consumidores de hidrocarburos. Hasta el primer trimestre de ese año, el país estaba
pagando una factura petrolera promedio de aproximadamente 43.8 millones de dólares
mensuales. Para el cuarto trimestre del año 19999 había subido a 92.3 millones el promedio
mensual, y ya para mediados del 2000, se había colocado en los 120.0 millones de dólares
mensuales.

Como era de esperarse, la mayoría de los funcionarios del Gobierno decidieron que no era
conveniente políticamente traspasar este aumento a los consumidores de combustibles pues
el país se encontraba inmerso en un periodo electoral. Esos funcionarios sabían que la
generalidad de las veces, el pueblo no sabe, ni le interesa averiguar, cual es la causa de la
situación económica que padece, pues históricamente su desventura se la ha achacado al
gobierno de turno y al mal manejo de la economía, para desgracia de los economistas que
ocupan posiciones públicas en esos momentos.

En consecuencia, el gobierno decidió absorber todo el aumento de los precios


internacionales de petróleo, y por tanto, los consumidores siguieron como si nada hubiese
ocurrido en el ámbito internacional. Como se ha visto, esta decisión, unida al aumento del
gasto, desestabilizo las finanzas publicas a finales de la gestión del doctor Leonel
Fernández. Para el mes de agosto las operaciones fiscales fueron deficitarias en 7,515
millones, las cuales tuvieron que ser financiadas con crédito neto del banco central, del
Banco de Reservas, el aumento de la comisión cambiaria y prestamos externos. Se trataba
de un déficit fiscal de una magnitud que no se podía sostener.

Para neutralizar el efecto que sobre los precios y la tasa de cambio podía tener el aumento
del crédito neto del Banco Central y el Banco de Reservas al Gobierno, las Autoridades
Monetarias dispusieron establecer un tope transitorio a la cartera de prestamos de los
bancos comerciales, tanto en moneda nacional como extranjera. Además, el Banco dispuso
renovar por un periodo adicional de 90 días, las inversiones en Certificados de Tesorerías
con Pacto de Recompra que tenían los bancos comerciales en el Banco Central, con lo cual
se pudo mantener fuera de circulación, alrededor de 1,965 millones de pesos.

Con estas medidas el Gobernador Valdez Albizu logro controlar el medio circulante, lo que
permitió que la tasa de cambio mantuviera la estabilidad que había alcanzado alrededor de
los 16.20 pesos por dolas, lo cual solo representaba una depreciación de la moneda de un
2.0 por ciento en el último año. Sin embargo, estas medidas de control del Banco Central
no se podían sostener por largo plazo, y, por tanto, había necesidad de atacar las causas de
la expansión monetaria en sus orígenes, lo cual seria tarea de las nuevas autoridades.

Es decir, a la luz de las nuevas realidades impuestas por los altos precios del petróleo, si la
política económica seguida por el gobierno del presidente Fernández en esa última etapa, se
hubiera mantenido igual, el país se hubiese quedado en pocos meses sin reservas en
monedas extranjeras para pagar sus compromisos internacionales.

En esta situación tomo las riendas del gobierno el presidente Hipólito Mejía, el 16 de
agosto del 2000, luego de haber ganado las elecciones con el apoyo de un 50 por ciento del
electorado dominicano.

El gobierno del presidente Hipólito Mejía

Cuando el destino repartió las cartas entre los presidentes que ha tenido nuestro país en los
últimos 40 años, al ingeniero agrónomo Hipólito Mejía le tocaron las peores y desde ese
momento se le dificulto el juego.

Tan solo 6 meses antes de asumir la Presidencia de la Republica, el precio internacional del
petróleo se coloco cerca de los 30.0 dólares el barril, cuando apenas 14 meses antes estaba
alrededor de los 11 dólares. Estos nuevos niveles de precio provocaron un aumento
considerable de la factura petrolera del país, lo que disloco las finanzas públicas en los
últimos meses del Gobierno anterior, pues no se quiso traspasar los nuevos precios del
petróleo a los consumidores.

De esta forma los impuestos sobre los combustibles, que en el primer semestre del 1998
habían proporcionado ingresos al fisco por unos 502 millones mensuales, bajaron a 334
millones para el primer semestre del 1999, y apenas a 196 millones mensuales, para el
primer semestre del 2000.

Este aumento abrupto de la factura petrolera, afecto sensiblemente la Balanza de Pagos del
país.

En consecuencia. La Republica Dominicana tenia que buscar esta diferencia en otra parte y
lo mas aconsejable, en el corto plazo, era reduciendo la capacidad de compra de la
económica nacional, lo que significaba tener que reducir el crecimiento de la actividad
económica.

Mi participación en el gobierno del presidente Mejía

A las pocas semanas de su triunfo electoral, el presidente electo me solicito que me reuniera
con él.

El presidente tenía interés en que un grupo de profesionales en la materia formaran parte de


ese organismo superior del Banco Central, pues sabia la importancia que tenía la política
monetaria y cambiaria para el comportamiento de nuestra economía. De igual forma se
dirigió a los conocidos economistas Hugo Giuliani, Manuel José Cabral y al Padre José
Luis Alemán.

Por otra parte, el Presidente Mejía quería además mantener la tradición, incorporando a
algunos de los principales representantes de los mas importantes sectores productivos del
país, por lo que también solicito a destacados empresarios de los sectores de zona franca, el
turismo, las exportaciones tradicionales, la industria y la agroindustria que se integraran o
permanecieran en ese Organismo.

En esa primera reunión el Presidente Mejía informo que había decidido designar frente de
la Gobernación del Banco a Francisco Guerrero Prats, el cual era un distinguido economista
perteneciente al Partido Revolucionario Dominicano, que había acumulado una amplia
experiencia en el Banco Central, donde desempeño cargos de alta responsabilidad.
Las primeras medidas del nuevo gobierno

Cómo se ha indicado, el problema principal que enfrentaba el nuevo gobierno era Los altos
precios que había alcanzado el petróleo y los mercados internacionales y los efectos que eso
estaba teniendo sobre las finanzas públicas y la Balanza de Pagos. Por lo tanto, el Gobierno
decidió que ahí tenía que enfocar sus primeras medidas. Como no había tiempo que perder,
el 26 de agosto, por resolución de la Secretaría de Estado de Industria y Comercio, se
estableció un impuesto fijo por galón de combustible, lo que evitaba que un aumento en los
precios internacionales o una variación en la tasa de cambio, redujeran los ingresos fiscales.
Esta medida fue complementada con otras relacionadas con el consumo de hidrocarburos,
los cuales tuvieron un impacto inmediato.

En efecto, luego de la aplicación de estas medidas, las recaudaciones por concepto del
diferencial del petróleo pasaron de un promedio mensual de 176 millones de pesos, que se
habían recaudado en el período enero-agosto, a un promedio mensual de 429 millones para
septiembre-diciembre de ese mismo año. Este aumento las recaudaciones, unido a una
reducción del gasto público, mejoró sustancialmente la situación de las finanzas
gubernamentales, pues para finales del año se había reducido el déficit fiscal en los puntos
porcentuales del PBI, con relación a los niveles proyectados a mediados de agosto. Esta
mejoría en la situación fiscal fue muy bien recibida por los organismos financieros
internacionales.

Posteriormente, el Congreso Nacional aprobó, en noviembre de ese mismo año, la Ley de


Hidrocarburos, que eliminó definitivamente la discrecionalidad en el establecimiento de los
precios domésticos de los combustibles, pues esa Ley estableció que en lo adelante se haría
un ajuste semanal de los precios de los hidrocarburos, que se calcularían sobre la base de la
variación de los precios de paridad de importancia y establecía un monto fijo de diferencial
por galón cada tipo de combustible. Un 63% del total recaudado por eso tendría que ser
destinado al pago de la deuda externa pública y el 20% para cubrir subsidios al consumo de
glp y otros programas sociales

La otra opción que tomó el gobierno en sus primeros meses de gestión, fue lograr la
población de un nuevo arancel de Aduanas que se venía discutiendo desde hacía muchos
años. El nuevo régimen establecido 5 tasas arancelarias básicas para las importaciones
manteniendo algunas exenciones para rubros agropecuarios muy sensibles y estratégicos. El
hecho de que el Congreso decidiera elevar la tasa máxima de un 15 a un 20% fue una
decisión importante que ayudó a equilibrar esta pieza legislativa. En la formulación de la
versión final de esta delicada ley, que afectaba tantos intereses, jugó un papel de primer
orden el Senador Andrés Bautista, Presidente de la Comisión de Industria y Comercio del
Senado, quien hizo un trabajo tan Imparcial y diáfano, que contribuyó a que tiempo después
lo eligieran presidente del senado de la República Dominicana.

El segundo gran choque externo

Como siempre ha sucedido cada vez que aumenta súbitamente los precios internacionales
del petróleo, el alza ocurrida en el 2000 golpeó de nuevo en forma se verá la economía de
los Estados Unidos, para perjuicio no sólo del pueblo norteamericano, sino también, de
todas las economías que mantienen una gran Independencia con esa Nación.

En los últimos ocho años del Siglo XX, la economía de los Estados Unidos de América
había disfrutado de una prosperidad nunca antes vista, que algunos consideraban que era
producto de la nueva era en que había entrado el capitalismo después de la caída del muro
de Berlín y de la desintegración del comunismo de Estado. Sin embargo, a los pocos meses
de haberse iniciado el nuevo siglo, comenzaron a manifestarse síntomas de que quizás ese
largo periodo de crecimiento ininterrumpido estaba llegando a su fin. Las primeras
manifestaciones se presentaron a los valores bursátiles, cuando las acciones y algunas
compañías comenzaron a perder valor en el mercado, lo que en poco tiempo se convirtió en
una verdadera catástrofe que provocó que en los próximos dos años las empresas
norteamericanas perdieran 8.5 billones de dólares sólo en la bolsa de ese país.

Del 1993 al 2000 la economía norteamericana había creado más de 18 millones de nuevos
empleos y el desempleo había caído por debajo del 4%. Asimismo, se llegaron a registrar
las tasas de crecimiento del PIB superiores al 4%, lo que reflejaba un auge pocas veces
antes visto. Fueron los años de prosperidad de esa gran nación, como también, fueron los
años de prosperidad de la economía Dominicana.

En el caso de la República Dominicana nuestras exportaciones al mercado norteamericano


habían mantenido un crecimiento anual promedio superior al 5% en los últimos cinco años
anteriores al 2001. Sin embargo, en el 2001 en las exportaciones totales del país cayeron en
403 millones de dólares, entre ellas, 232 millones de productos provenientes de nuestras
zonas francas. Este fue el segundo gran choque externo que tuvo que enfrentar la economía
dominicana, en apenas dos años, pues además de tener que pagar 634 millones adicionales
por la compra de petróleo, ahora veíamos disminuir nuestros ingresos por concepto de
exportaciones, en más de 400 millones de dólares.

El tercer gran choque externo que enfrentó el país


Para el inicio del Siglo XXI, en turismo se había convertido en la actividad que más
ingresos de divisas proporcionaba a la economía dominicana, y por tanto, nuestra nación
dependía de estos ingresos para poder adquirir una buena parte de los bienes que
importábamos al extranjero.

Debido a las grandes inversiones, tanto nacionales como extranjeras, así como al auge de la
economía mundial, los ingresos por concepto del turismo habían crecido a una tasa anual
promedio superior al 12% en los últimos cinco años, hasta el año 2000. Lo que significaba
que, en promedio, los dominicanos recibíamos todos los años alrededor de 250 millones de
dólares adicionales, los que utilizábamos para poder comprar parte de la creciente cantidad
de bienes que importamos.

El 11 de septiembre 2001 sucedió un acontecimiento que estremeció a la humanidad, al


producirse un ataque terrorista en dos de las principales ciudades de los Estados Unidos,
esencialmente la ciudad de Nueva York, donde quedaron completamente destruidas las
Torres Gemelas del Centro de Comercio Mundial, con la pérdida de vida de miles de
ciudadanos indefensos. Con estos ataques, el terrorismo Internacional, no sólo había
infligido una profunda herida ese país, sino que también, causó un gran daño en turismo
mundial pues Los viajeros se sintieron de pronto y seguros en cualquier parte del mundo.

Las politicas adoptadas por las autoridades monetarias

El hecho de que, por primera vez, había muchos economistas profesionales en la junta
monetaria, con amplias experiencias propias, hizo también más pesadas las labores de ese
organismo colegiado, desde un punto de vista profesional algunas de las sugerencias
presentadas por el staff del Banco, lo que no era usual.

Nuestra posición era que, desafortunadamente, tanto la economía internacional como la


nacional atravesaban por momentos que no eran los más convenientes para introducir
cambios significativos en la política monetaria que no fueran aquellos dirigidos a frenar la
expansión de los medios de pagos.

El nuevo gobierno tenía un dilema que le dificultaba adoptar una política económica bien
definida. Por un lado, las condiciones de la economía internacional no permitían un
crecimiento de la economía dominicana; pero por otra parte las nuevas autoridades querían
demostrar que eran capaces de mantener el normal desenvolvimiento de las actividades
económicas, sobre todo, después de que los dominicanos se habían acostumbrados a las
altas tasas de crecimiento que proporciono la bonanza mundial.

Debido a las condiciones internacionales en el 2001 y posiblemente el 2002, la economía


dominicana no debió haber crecido, o haber crecido una tasa muy baja, pues no contaban
con los recursos externos necesarios para sostener un crecimiento sano.

El consejo asesor del presidente

En el consejo asesor había otros problemas. Los temas tratados por el consejo fueron
sumamente diversos. Ofrecieron sus recomendaciones con relación a temas importantes,
entre ellos, opiniones específicas sobre diversos proyectos de inversiones públicas que tenía
programado realizar el gobierno. Asimismo, dimos nuestras opiniones sobre la necesidad
de controlar el endeudamiento externo; sobre la convivencia de eliminar los subsidios al
GLP y utilizar los recursos liberados para programas específicos de lucha contra la pobreza;
sobre la necesidad de controlar el crecimiento de la nómina pública.

El consejo también hizo recomendaciones específicas sobre el manejo del presupuesto


nacional y la necesidad de establecer prioridades en el gasto público a la luz de los choque
externos. El Consejo siempre mostro preocupación sobre la difícil situación por la que
atravesaba la economía internacional y aconsejamos, en consecuencia, un manejo cauteloso
de la economía nacional teniendo como prioridad el mantenimiento de la estabilidad
macroeconómica.

La primera emisión de Bonos Soberanos

Para el mes de junio del 2001, el gobierno había tomado la decisión de recurrir a los
mercados financieros internacionales para colocar la emisión de bonos soberanos por la
suma de 500 millones de dólares. Esta había sido sugerencia de la fundación economía y
desarrollo, que también asesoraba al gobierno en asuntos económicos.

Una vez que el gobierno tomó la decisión, el consejo asesor sugirió que los recursos que se
recibieran como resultado que se recibieran como resultado de esa emisión fuesen
destinados exclusivamente a la construcción de obras públicas de alta prioridad económica
y social, de forman que el gobierno estuviese en capacidad de mostrar a la opinión publica
un listado de todos y cada uno de los proyectos que se realizaron con estos recursos.

Al concluir el 2001 el crecimiento de la economía dominicana había sido de un 2.7 por


ciento. Esta tasa aunque muy inferior a las que habíamos tenido en los últimos seis años,
resultó ser 5 veces más alta que el promedio de los países de América Latina, que también
atravesaban por una situación difícil.

El comportamiento de la economía en el año 2002

El comportamiento de la actividad económica fue muy cambiante durante el 2002, pues los
recursos provenientes de los Bonos Soberanos determinados que así fuese. En los primeros
dos trimestres de ese año, el crecimiento de la economía fue de un 4.3 y 7.6 por ciento,
respectivamente. Estas altas tasas de crecimiento se debieron al incremento del gasto
público, que fue financiado con parte de los recursos de los Bonos Soberanos que se habían
depositado en el Banco Central, en espera de que el Gobierno se los fuera requiriendo.

Lo que sucedió en el 2002 no era difícil de predecir y así lo señalamos. El Gobierno había
activado la economía haciendo uso de los pesos correspondientes a los ingresos en dólares
que recibió por la colocación de Bonos Soberanos. Esta activación había incrementado la
demanda de importaciones, la que tuvimos que pagar con los dólares de los Bonos. El
resultado neto era que el país había mantenido un alto nivel de crecimiento económico en la
primera mitad de ese año, pero le había costado una buena parte de los 500 millones de
dólares.

El endeudamiento externo.

Desde el inicio del gobierno del presidente Mejía se vio una favorable tendencia el
endeudamiento externo para financiar la construcción de obras públicas.

La modalidad del endeudamiento con la banca privada internacional lo inicio el Gobierno


anterior, en su segunda parte. Incluso, cuando el Gobierno del presidente Mejía tomo
posesión, ya se encontraban en el Congreso Nacional numerosos contratos de préstamos
con recursos externos que fueron negociados en la ultima parte del gobierno del presidente
Fernández, pero que todavía no habían sido conocidos por las Cámaras Legislativas y, en
consecuencias, estaban pendientes de aprobación.
El Consejo Asesor del presidente en más de una ocasión mostro igual preocupación y
sugirió mayor comedimiento al Gobierno. En atención a estos reclamos, en agosto del 2001
el Presidente de la Republica designo un grupo de trabajo para que evaluara el
endeudamiento externo publico y le hiciera las recomendaciones pertinentes.

Después de varias semanas de investigación y análisis realizados con la ayuda de


consultores externos nacionales, el 15 de octubre, el Grupo de Trabajo le presento un
informe al Presidente de la Republica donde se analizaba exhaustivamente la evolución y
situación de la deuda externa publica al 31 de Agosto del 2001, la cual ascendía en esos
momentos a 3,993 millones de dólares, de acuerdo a los registros del Banco Central, La
Secretaria de Finanzas y el Secretariado Técnico de la Presidencia.

Los últimos meses del 2002

En los meses finales del 2002 las exportaciones de zonas franca seguían cayendo a todo
esto se agregó en lo económico a perder la confianza en la moneda lo que estaba
provocando el inicio de importantes capitales salida de capitales. Esto se podía percibir por
los altos montos que reflejaba los errores y omisiones de la balanza de pagos.

El presidente y los funcionarios del área económica del gobierno reconocieron el déficit
situación en la que atravesaba el país y respondieron con un gasto publico el cual en ver
crecido en un 25.0 por ciento los tres primeros trimestres, se redujo a un 10.5 por ciento
para para el año 2002. Además, el presidente mejía decidió posponer para el año 2003 el
uso de 115 millones de dólares para el uso de los bonos soberanos.

Las reuniones con el empresario

Unas de esas reuniones la tuvimos el 15 de octubre del 2002 en el cual me permití sostener
un dialogo con el sector privado para analizar la situación económica del país. El 1 de
noviembre se llevó a cabo la primera reunión con la mediación de monseñor agripado
nuñez collado había muchos temas económicos sobre la mesa para buscarle solución.

La situación de algunos bancos del sistema


Las bancas del país también enfrentaban sus propios problemas. Cambiando sus depósitos
en depósitos en dólares dominicanos estos últimos pasaron de un 30 a un 39 por ciento
durante el 2002, esto había sido unas de las preocupaciones de la junta monetaria.

El caso de Baninter

El declive del Baninter inició en el 2002 cuando se vio presionado por especulaciones
dentro de la esfera bancaria nacional. A partir de ese año y principalmente a finales de este,
el Baninter se embarcó en un proceso de compra de divisas en el extranjero, cosa que
provocó un debilitamiento considerable del valor del peso dominicano y una enorme fuga
de capitales por el orden de US$1.000 millones.

Según datos del Banco Central de la República Dominicana, el déficit patrimonial del
Banco Intercontinental ascendió a los RD$55,800,000,000.00 millones de pesos en los
mediados del año 2003. Sin embargo, el costo monetario para cubrir dicho déficit fue un
35% mayor ya que para solventar el agujero financiero del Baninter se requirieron más de
RD$79,400,000,000.00 millones de pesos.

Mi posición sobre la deuda externa

Esto me llevo a realizar reuniones externas con los representantes de los organismos
banqueros internacionales que conceden préstamos a la republica dominicana al términos
de unas semanas tenía 79 proyectos cuyos financiamiento superaran los 3,600 millones de
dólares.

El problema principal que enfrentamos con el secretariado técnico era que la mayoría de los
proyectos incluidos tenía una justificación económica y social como cañadas, construcción
de escuelas, estaciones eléctricas, presas, ect.

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