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Como se puede apreciar en la tabla 1, la presencia de la cónyuge es la más destacada,
a pesar de la prohibición que tenían los soldados de establecer un matrimonium
iustum mientras estaban en servicio, al menos hasta el reinado de Septimio Severo según algunos especialistas51. Esta interdicción, sin embargo, no afectaba a los oficiales52. Gracias a las fuentes literarias, más proclives a tratar asuntos de la elite, sabemos que Agripina, la esposa de Germánico, vivía junto a su marido en el campamento53. En Britannia contamos con ejemplos similares. A principios de la segunda centuria el praefectus Flavius Cerialis estuvo al mando de la novena cohorte 50. Saller, Richard P. & Shaw, Brent D.: «Tombstones and family relations in the Principate: civilians, soldiers and slaves». The Journal of Roman Studies, LXXIV (1984), pp. 126-127; Meyer, Elizabeth A.: «Explaining the epigraphic habit in the Roman Empire: the evidence of epitaphs», The Journal of Roman Studies, LXXX (1990), pp. 77-78. 51. Phang, Sara E.: The Marriage of Roman Soldiers (13 BC-AD 235): Law and Family in the Imperial Army, Leiden/ Boston/Köln, Brill, 2001, pp. 2-3. En contra de esta idea vid. Speidel, Michael A.: «Les femmes et la bureucratie. Quelques réflexions sur l’interdiction du marriage dans l’armée romaine», Cahiers du Centre Gustave Glotz, XXIV (2013), pp. 205-215. 52. Los oficiales procedían de las elites romanas –senatorial y ecuestre–, teniendo su cargo militar un carácter temporal. El único impedimento con el que contaban estos oficiales era establecer un matrimonium iustum con una mujer oriunda de la provincia donde desempeñasen su función. Cherry , David: The Marriage of roman Citizens and Non-Citizens: law and practice, (Tesis doctoral), University of Ottawa, 1985, p. 55; Pa lao Vicente, Juan José: «Mujer y ejército romano durante época imperial», en Sevillano San José, María Carmen et alii (eds.): El conocimiento del pasado. Una herramienta para la igualdad, Salamanca, Plaza Universitaria, 2005, p. 172. 53. Tac., Ann., I, 40-41. tabla 1. Represe ntaci ón de las re lacio nes prese ntes en la epi graf ía mi litar de Britannia ESPACIO, TIEMPO Y FORMA Serie II · historia antigua 224 32 · 2019 · 215–238 ISSN 1130-1082 · e-issn 2340-1370 UN ED Roberto López Casado de los bátavos en Vindolanda. Su mujer Sulpicia Lepidina le acompañó y vivió con él en el praetorium. Esta mujer recibió una carta de su amiga Claudia Severa, esposa de Aelius Brocchus, otro oficial al mando de una unidad auxiliar desconocida no muy lejos de Vindolanda54. Claudia Severa también vivió con su marido y su hijo en la fortaleza militar. Sin embargo, la presencia de las esposas de los oficiales en los campamentos no fue siempre la tendencia habitual en el mundo romano. Suetonio resalta el apuntalamiento de la disciplina militar por parte de Augusto, permitiendo a los legados ver a sus esposas solamente en los meses de invierno 55. Esta política fue más distendida a partir de Tiberio56. Aunque fue bajo el gobierno de este emperador cuando se intentó prohibir que estas mujeres acompañasen a sus maridos. No obstante, la propuesta del viejo militar Aulus Caecina Severus no recabó el apoyo suficiente de los patres conscripti para aprobarla57. A pesar de que los soldados no podían constituir un matrimonium iustum, este veto no les impidió establecer unos vínculos conyugales con mujeres de su mismo lugar de origen, de la propia comunidad militar o de las proximidades de la zona donde servían58. El 67,44% de las mujeres registradas (29) comparecen en las inscripciones como cónyuges de los soldados59. Este hecho podemos achacarlo a varios factores. Para los veteranos, por ejemplo, el matrimonio era visto como un mecanismo que facilitaba la integración en la sociedad civil 60. Por otra parte, la procedencia foránea de los legionarios, al menos hasta avanzada la segunda centuria cuando el dominio romano se consolidó a través del establecimiento de colonias y del asentamiento permanente de los campamentos militares, favoreció la formación de enlaces conyugales con mujeres de la comunidad militar o de sus zonas de origen para suplir el vacío del núcleo familiar. Los legionarios establecieron estos enlaces con mujeres que, preferentemente, disfrutaron de un estatuto jurídico similar al suyo, siendo las hijas de los veteranos esposas potenciales. El parentesco femenino ascendente y colateral, en este caso, permanecería en el continente. En relación a lo anterior, se constata en la epigrafía militar britana un aumento en la formación de núcleos familiares a partir la segunda mitad del siglo II y, sobre todo, en el siglo III. De esta manera, se va a suplir la dedicación por parte del heres anónimo o del compañero de armas –quizá la misma persona–, predominante en los momentos iniciales de la 54. Bowman, Alan: Life and letters on the Roman frontier. Vindolanda and its people, London, British Museum Press, 1994, p. 127. 55. Suet., Aug., 24. 56. Marshall, Anthony J.: «Tacitus and the Governor’s Lady: A Note on Annals iii, 33-4», Greece & Rome, 22, 1 (1975), p. 12. 57. Tac., Ann., III, 33, 3. Caecina Severus recalcaba que las mujeres andaban entre los soldados y tenían a su servicio a los centuriones. Además, menciona que una mujer –Plancina, esposa de Calpurnio Pisón– ya había presidido unas maniobras militares (Tac., Ann., II, 55, 6). 58. Greene, Elizabeth M.: «Conubium…», pp. 137-138. Un ejemplo de estas relaciones lo encontramos en la desastrosa expedición de Varo en el año 9 en Germania. El ejército era seguido por las mujeres y la descendencia de los soldados (Cass. Dio, LVI, 20, 2). 59. A estas mujeres habría que sumar dos que se definen como madres, lo que elevaría el porcentaje al 72%. Asimismo, las cuatro mujeres cuya relación es desconocida probablemente fueron también cónyuges de los propios soldados. De esta manera, el total de cónyuges ascendería de forma global a 35 (el 81%). 60. Le roux, Patrick: L’armée romaine et l’organisation des provinces ibériques d’Auguste à l’invasion de 409, Paris, De Boccard, 1982, p. 346; Pa lao Vicente, Juan José: Legio VII Gemina (Pia) Felix: estudio de una legión romana, Salamanca, Universidad de Salamanca, 2006, p. 356. Mujer y ejército romano . El caso de la epigrafía militar britana ESPACIO, TIEMPO Y FORMA Serie II · historia antigua 32 · 2019 · 215–238 ISSN 1130-1082 · e-issn 2340-1370 UN ED 225 conquista, por la dedicación de uno de los cónyuges. Es por ello por lo que casi las tres cuartas partes de las inscripciones de este estudio (el 70%) se datan en la tercera centuria o, cuando menos, en la horquilla cronológica de finales del siglo II-III. La gran mayoría de los lazos conyugales son revelados por la palabra coniux (el 87%). Este término es característico de Britannia para expresar las relaciones conyugales de los soldados desde finales del siglo I hasta la tercera centuria 61. En ningún caso se ha documentado la palabra uxor, y maritus tan solo aparece en tres epígrafes. Todos estos vocablos hacen referencia a un matrimonio legítimo formado en el marco del Derecho romano62. A pesar de que las inscripciones no son documentos legales, estas reflejan una realidad social. Hay que tener presente que el grupo de los veteranos podía establecer un matrimonium iustum, por lo que tanto el empleo de una u otra expresión estaría asociado a dicha realidad social. En el caso de los soldados en activo, la prohibición de establecer un matrimonio legítimo no cohibía el deseo de la pareja de permanecer unidos –affectio maritalis–, de establecer un vínculo conyugal, expresándose así en la epigrafía. Sin embargo, estas uniones eran consideradas como matrimonia iniusta, debido a que carecían de legitimidad dentro del marco legal romano63. De la misma manera, estos términos aparecen en monumentos epigráficos de individuos que no tenían reconocido el ius connubii, como los gladiadores, pero que establecían un «matrimonio» de facto con mujeres64. Cabe destacar en este estudio la escasa representación de la descendencia femenina (cuatro hijas, el 9,30% de las mujeres de este trabajo). Esta infrarrepresentación de la prole con un rango de edad exiguo coincide con la variable registrada a nivel general en la epigrafía romana65. Nos tenemos que ir a la tercera centuria –finales del segundo siglo cuando menos– para documentarla. Al menos tres hijas –las que presentan un monumento epigráfico en un buen estado de conservación– fueron conmemoradas por el militar, su padre, acompañado este en una ocasión por su esposa, la madre. El lugar que ocuparían en la sociedad y el papel que desempeñarían no sería el mismo para todas ellas. En una categoría superior se encontraba Fabia Honorata (RIB, I, 1482), hija del oficial ecuestre Fabius Honoratus y de Aurelia Eglectiane, quien quizá descendía de antepasados de origen liberto. En un escalón inferior se localizarían Simplicia Florentina y dos ignotae. Simplicia Florentina murió con tan solo diez meses (RIB, I, 690). Felicius Simplex, un centurión de la VI legión, mandó construir un sarcófago para ella en Eburacum. Este monumentum nos indica no solo el amor paternal, sino 61. También el término coniux se documenta de forma predominante en las unidades militares de Gallia. Por el contrario, en Hispania prevalece el vocablo uxor. 62. Treggiari, Susan: Roman Marriage: ‘Iusti Coniuges’ from the time of Cicero to the time of Ulpian, Oxford, Clarendon Press, 1991, pp. 6-7; Jeppesen, Alison: The Portrayal of Roman Wives in Literature and Inscriptions, (Tesis doctoral), University of Calgary, 2010, passim. Uxor fue el término empleado por los juristas para referirse a la esposa legítima dentro del marco legal romano como se aprecia en los diplomas militares (Speidel, Michael A.: «Les femmes…», pp. 209-210). Sin embargo, dicho uso no siempre se ajustaba a la propia legalidad (cagnat , René: L’armée romaine d’Afrique et l’occupation militaire de l’Afrique sous les empereurs, Paris, Imprimerie nationale, E. Léroux, 1913, p. 376; Phang, Sara E.: The Marriage…, p. 99). 63. Phang, Sara E.: The Marriage…, p. 200. 64. Ceballos Hornero, Alberto: «Epitafios latinos de gladiadores en el occidente romano», Veleia, 20 (2013), p. 327. 65. Par kin, Tim G.: Demography and Roman Society, Baltimore, John Hopkins University Press, 1992, pp. 6-7. ESPACIO, TIEMPO Y FORMA Serie II · historia antigua 226 32 · 2019 · 215–238 ISSN 1130-1082 · e-issn 2340-1370 UN ED Roberto López Casado también el nivel socioeconómico desahogado del centurión, lo que repercutiría en la posición social de su descendencia. Respecto a las ignotae, de una de ellas tan solo sabemos que era hija de un soldado que era o había sido imaginifer (RIB, I, 769). La otra era hija del veterano C. Aeresius Saenus y Flavia Augustina (RIB, I, 685). En el monumento epigráfico aparece representada esta familia, que contaba con otro vástago más, Saenius Augustinus. El veterano legionario elevó este monumento funerario para su mujer y sus hijos, fallecidos estos a la edad de un año. De forma testimonial, con tan solo dos epígrafes, documentamos el parentesco colateral. Vacia mandó erigir un epitafio para su hermano Aelius Mercurialis en el siglo III (RIB, I, 1742). Esta familia pudo haber sido oriunda de Britannia, descendiente de un soldado licenciado en época adrianea. Cabe la posibilidad de que Vacia hubiera sido la cónyuge de algún commilito de Aelius Mercurialis, formando parte de esta manera de la comunidad militar. Asimismo, Tadia Exuperata elevó un epígrafe funerario para su madre, Tadia Vallaunius, y para su hermano, Tadius Exuperatus (RIB, I, 369). De este último tan solo sabemos que murió en una campaña desarrollada en Germania (defunctus expeditione Germanica), probablemente bajo el reinado de Caracalla66. De la misma manera, de forma minoritaria documentamos la presencia de la socrus (suegra). Campania Dubitata fue la madre de Aelia Matrona, esposa de Iulius Maximus, jinete vinculado al ala Sarmatarum67. Este militar erigió un monumento funerario para su mujer, su hijo –M. Iulius Maximus– y su suegra (RIB, I, 594). Todos ellos vivieron en las proximidades del campamento militar de Bremetennacum Veteranorum (Ribchester). Este lugar fue creado ex professo para asentar a los soldados sármatas licenciados, evitando perder de esta manera un capital humano entrenado y disciplinado junto a su descendencia. Finalmente, documentamos a cuatro mujeres que no especifican una relación con el militar. Tres de ellas fueron las encargadas de erigir el monumento epigráfico –Domitia (RIB, III, 3185), Vibia Pacata (RIB, III, 3504) y Maritima (RIB, I, 858)–, mientras que Nigrina fue conmemorada por el centurión legionario Aurelius Casitto (RIB, I, 1746). A pesar de que no se alude a la relación que mantuvieron con los soldados, las condiciones que rodean a la erección de cada monumentum nos hacen pensar casi con total certeza que estamos ante la presencia de cuatro cónyuges. Cerca de dos tercios de las mujeres de este estudio (27, el 63%) tomaron la iniciativa a la hora de erigir un monumento epigráfico. El coste de realizar estos testimonios epigráficos fue sufragado por las dedicantes. Los recursos económicos empleados pudieron proceder de los emolumentos de los militares o de los que 66. Tomlin, Roger S. O.: Britannia Romana. Roman Inscriptions & Roman Britain, Oxbow books, Oxford, 2018, p. 219. 67. La controversia acerca de las letras SC de la inscripción ha dado lugar a un debate en cuanto al cargo que había desempeñado este militar: summus curator (Speidel, Michael P.: Guards of the Roman armies. An essay on the singulares of the provinces, Bonn, Rudolf Habelt, 1978, p. 126) o singularis consularis (Davies, Roy W.: «Singulares in Roman Britain», Britannia, 7 (1976), p. 136). Sin querer entrar en esta polémica, cabe la posibilidad de que Iulius Maximus fuera un veterano. Sobre este asunto vid. López Casado, Roberto: Honesta Missio. Los veteranos en las sociedades provinciales del Imperio Romano occidental a través de la epigrafía, Valladolid, Universidad de Valladolid, 2018, pp. 137-138. Mujer y ejército romano . El caso de la epigrafía militar britana ESPACIO, TIEMPO Y FORMA Serie II · historia antigua 32 · 2019 · 215–238 ISSN 1130-1082 · e-issn 2340-1370 UN ED 227 ellas mismas poseyeran. La elaboración de algunas inscripciones, con relación al tamaño y a la decoración, sugiere una capacidad adquisitiva elevada. Esto es así en el monumento ya mencionado de Vacia a su hermano Aelius Mercurialis, donde una cabeza femenina coronaba el campo epigráfico. Como Vacia fue la encargada de realizar la conmemoración, su cara fue representada en la piedra para así acompañar a su hermano al otro mundo de forma simbólica. Domitia (RIB, III, 3185), Ianuaria Martina (RIB, I, 17) y Flavia Peregrina (RIB, I, 620) mandaron erigir epitafios que contaban con figuras masculinas en relieve. En estos tres monumentos aparecen los soldados a los que hacían mención: Insus –jinete auxiliar–, Vivius Marcianus – centurión legionario– y Crotus –emeritus auxiliar–. Una coniux anónima se limitó a conmemorar a su esposo difunto –el centurión legionario M. Aurelius Nepos–, mandando grabar una pareja en la parte superior del monumento (RIB, I, 491). Juntos permanecerían en esta vida y en la otra. Por otro lado, es significativa la inscripción funeraria que Iulia Lucilla mandó erigir para su esposo Rufinus, ambos procedentes de la elite (RIB, I, 1271 y 1288). Lucilla acompañó a su marido a su destino militar en Britannia, tal y como hacían otras damas romanas. Rufinus era un miembro del orden ecuestre que había pasado por diferentes puestos militares –tribuno de la primera cohorte de los várdulos, prefecto de la primera cohorte Augusta de los lusitanos y prefecto de la primera cohorte de los breucos– y civiles –subcurator de la via Flaminia y del transporte de alimentos y subcurator de obras públicas–. En esta provincia encontró la muerte. Por su parte, Lucilla pertenecía al orden senatorial –clarissima femina–, y así lo remarcó en el monumentum, a pesar de que no estaba capacitada para portar dicho título tras su matrimonio con un miembro del ordo equester. Sin embargo, ella procedía de un nivel socialmente superior a su marido y así lo dejó inscrito en la piedra. Cabe destacar finalmente el altar que erigió Vibia Pacata, esposa del centurión Flavius Verecundus, consagrado a las Silvanae y a las Quadruviae, divinidades de los bosques y de las encrucijadas a quienes se invocaba para realizar un viaje seguro68. La inscripción fue hallada en el Muro de Antonino, donde la unidad militar de 68. Ferlut, Audrey: «Les soldats et les divinités féminines dans les Germanies sous le Haut Empire romain», en Wolff, Catherine (ed.): Le métier de soldat dans le monde romain: actes du cinquième Congres de Lyon, 23-25 septembre 2010, Paris, De Boccard, 2012, pp. 210-212. Monumento funerario de Insus Vodulli f. (RIB, III, 3185). Fotografía de Roger Tomlin. Lancaster City Museum ESPACIO, TIEMPO Y FORMA Serie II · historia antigua 228 32 · 2019 · 215–238 ISSN 1130-1082 · e-issn 2340-1370 UN ED Roberto López Casado su marido fue destinada. En aquel lugar, al estar en una zona de frontera, el peligro de caer en una emboscada utilizando los elementos naturales del paisaje era muy elevado. Para conjurar esa situación extrema, los romanos no dudaban en recurrir a las deidades locales, las cuales habitaban y dominaban esas tierras 69. Por lo tanto, el recurso a contar con el apoyo de estas divinidades era fundamental para la cosmovisión de los antiguos a fin de obtener un propósito deseado, reflejando de esta manera su religiosidad. En buena parte de estos monumentos epigráficos (28, el 72%) documentamos la onomástica de las mujeres. La nomenclatura binominal, propia de las ciudadanas, es la más registrada (24 mujeres). La mayoría de estas féminas establecieron relaciones afectivas principalmente con legionarios romanos, lo que nos sugiere que estos milites tendieron a construir lazos conyugales con mujeres que disfrutaban de un estatuto jurídico similar al suyo. A pesar de que las inscripciones no son documentos legales, la romana era una sociedad eminentemente jurídica. La usurpación de la onomástica romana y, con ello, del estatuto jurídico era un acto ilegal 70. No obstante, la usurpatio es difícil rastrearla en las fuentes epigráficas. En esta nomenclatura los gentilicios imperiales se documentan en dieciséis mujeres, destacando Aurelia en cinco féminas y Flavia e Iulia en cuatro cada uno. Hay que tener en cuenta que los nomina Iulius/a y Aurelius/a son los más constatados en Britannia71. La «romanización» tardía de la isla y la cronología avanzada de los epígrafes donde aparecen las mujeres que portan estos gentilicios –especialmente el de Aurelius/a– sugiere un posible acceso a la ciudadanía romana más o menos reciente, ya fuera por parte del parentesco ascendente o bien de forma individual –Constitutio Antoniniana–72. Por otra parte, debido al mal estado de conservación de algunos monumentos epigráficos y a la omisión intencionada de la nomenclatura en otros, las féminas catalogadas como «anonymae» ascienden a doce. Finalmente, siete mujeres portaron un nombre único. A priori, se podría pensar en una condición peregrina para estas siete mujeres que presentan un solo antropónimo –siempre y cuando sus monumentos epigráficos no sobrepasen el año 212 y no consideremos una omisión del gentilicio–. Aquellas que portaron un idiónimo no romano tuvieron más posibilidades de detentar una condición peregrina, como Pusinna (RIB, I, 1667). En el caso de Vacia, dedicante del monumento funerario de su hermano, el cornicularius Aelius Mercurialis, la ausencia del nomen pudo deberse quizás a una exclusión intencionada. Ambos pudieron descender de un veterano licenciado en época de Adriano, al igual que Aelia Comindus (RIB, I, 1561), esposa del decurión Nobilianus. Por otra parte, en cuanto a la condición liberta no se ha documentado de forma fehaciente ninguna mujer con un pasado 69. Henig, Martin: «Throne, Altar and Sword: Civilian Religion and the Roman Army in Britain», en Blagg, Thomas F. & King, Anthony C., (eds.): Military and civilian in Roman Britain: cultural relationships in a frontier province, BAR British Series 136, Oxford, 1984, p. 236. 70. Suet., Claud., 25,3. 71. Kakoschke, Andreas: Die Personennamen im römischen Britannien, Hildesheim, Olms-Weidmann, 2011, pp. 58-60 (Aurelius) y 114-118 (Iulius). 72. Alföldy , Géza: «Notes sur la relation entre le droit de cité et la nomenclature dans l’Empire romain», Latomus, XXV, 1 (1966b), p. 46. Mujer y ejército romano . El caso de la epigrafía militar britana ESPACIO, TIEMPO Y FORMA Serie II · historia antigua 32 · 2019 · 215–238 ISSN 1130-1082 · e-issn 2340-1370 UN ED 229 servil. Quizá Flavia Veldicca pudo haber sido liberta del veterano T. Flavius Natalis (RIB, I, 358). El cognomen de uno de sus hijos, Flavius Ingenuinus, podría sugerir un antiguo pasado servil73. Además, su propio cognomen indígena y la homonimia en el gentilicio con el veterano apuntarían a esta hipótesis. A partir de la onomástica podemos realizar conjeturas acerca de la procedencia de estas mujeres, puesto que tan solo un monumento epigráfico registra la origo de una fémina. Aurelia Aia fue una dálmata oriunda de Salona que se trasladó a Britannia junto a su marido, Aurelius Marcus, miles probablemente de la cohors II Delmatarum (RIB, I, 1828). La coyuntura histórica de Britannia, mencionada anteriormente, va a influir en la sociedad que se conforma en la nueva provincia y que aparece documentada en los testimonios epigráficos. Un número significativo de personas cruzaron el Canal de la Mancha acompañando al ejército romano. En este sentido documentamos a Pusinna, quien portó un nombre germano como su cónyuge Dagvalda, un soldado de la cohors I Pannoniorum74. Esta pareja procedería de los territorios renanos o danubianos. Una situación similar pudo haber vivido Domitia. Esta mujer erigió un espectacular monumento epigráfico para el jinete auxiliar Insus, perteneciente a la tribu de los tréviros75. Probablemente, ella también pertenecía a la tribu gala de los tréviros. No obstante, el uso inapropiado del nomen romano desde el punto de vista jurídico, nos puede hacer pensar que estamos ante una britana de condición peregrina76. Seguramente se tratara de la concubina del soldado, más que su hermana o su madre77. Por otro lado, tanto Vibia Pacata como Flavia Baetica (RIB, I, 2115) pudieron haber sido oriundas de África y de Hispania respectivamente en virtud de sus cognomina. A pesar del elevado porcentaje de mujeres dedicantes de monumentos epigráficos, carecemos de información más allá de lo expuesto hasta el momento. Los monumenta no contienen indicios –textuales o iconográficos– que sugieran el desempeño de un oficio o el ejercicio de un cargo religioso por parte de las mujeres 78. En otras partes del Imperio, sin embargo, contamos con testimonios epigráficos donde encontramos a mujeres ejerciendo diversos oficios. Las inscripciones nos hablan de panaderas, ungüentarias, médicas, vendedoras de productos variados como 73. Pa lao vicente, Juan José: «Los veteranos legionarios en Britania», Classica et Christiana, 5.2 (2010), pp. 452-453. 74. Kakoschke, Andreas: Die Personennamen…, pp. 528 y 330 respectivamente. 75. Colling, David & Muller, Jean-Claude: «Insus, fils de Vodullus, soldat trévire en Bretagne», BIALux 87, 4, 2011, p. 180. 76. Gallego Franco , Henar: «Onomástica y estatuto jurídico individual. Las denominaciones personales de nomen único en la epigrafía romana de Castilla y León», Hispania Antiqva, XXXVI (2012), p. 132. Si fuera una trévira, tribu ubicada en la Gallia Belgica, pudo haber disfrutado del derecho latino si pertenecía a una comunidad privilegiada en este sentido (France, Jérôme: «État romain et romanisation: à propos de la municipalisation des Gaules et des Germanies», L’antiquité classique 70, 2001, p. 208; Dondin-Payre , Monique: «Forum et structures civiques dans les Gaules: les témoignages écrits», Bouet, Alain (ed.), Le forum en Gaule et dans les régions voisines, Bourdeaux, Ausonius, 2012, p. 55). 77. Los diplomas militares indican que los soldados entablaron un mayor número de enlaces conyugales con mujeres de su misma procedencia o con aquellas que formaban parte de la comunidad militar (Greene, Elizabeth M.: «Conubium…», p. 127). 78. En Hispania documentamos el epígrafe CIL, II, 3329 donde comparecen L. Postumius Fabullus –flamen y tribuno militar– y Manlia Silana –flaminica–. La relación entre ambos no se constata en la inscripción, pero a todas luces sería un vínculo conyugal. ESPACIO, TIEMPO Y FORMA Serie II · historia antigua 230 32 · 2019 · 215–238 ISSN 1130-1082 · e-issn 2340-1370 UN ED Roberto López Casado pescado, carne, fruta o armas, peluqueras, etc. 79 Las mujeres aquí documentadas hicieron su vida, a tenor de la localización de los monumentos epigráficos, en las proximidades de los campamentos militares, es decir, en los asentamientos civiles conocidos como vici y canabae. Las inscripciones relativas a soldados en activo se hallaron, mayoritariamente, en su guarnición. Por otro lado, la tendencia general de los veteranos era la de asentarse en las cercanías de los lugares donde habían realizado el servicio80. La mayor parte de los veteranos retirados en Britannia se asentaron, según el registro epigráfico, en los núcleos civiles que rodeaban a los campamentos militares81. Estas aglomeraciones cumplían con diversas funciones como las de abastecer de una serie de servicios y manufacturas a la guarnición militar. Por ello, las mujeres de nuestro estudio pudieron haber dedicado parte de su tiempo a las actividades productivas realizadas en los vici y las canabae. Por otra parte, es llamativo el reducido número de inscripciones de veteranos y sus familias halladas en las colonias creadas ex professo para ellos en la isla (Camulodunum, Glevum, Lindum y Eburacum). Las causas de dicha ausencia las encontramos en factores como la escasa incidencia de la epigrafía en Britannia, puesto que el corpus de inscripciones de la isla reúne un exiguo número de piezas en comparación con otras provincias del Occidente romano, o en la temprana creación de las colonias. Estos enclaves, a excepción de Eburacum, se construyeron en la primera centuria. El hábito epigráfico britano, sin embargo, eclosionó en los siglos II y III. Además, al igual que en otros núcleos urbanos del Imperio con una presencia militar manifiesta, es posible que los veteranos allí retirados omitieran su rango, pasando desapercibidos junto a la población civil82. Por otra parte, los diplomas militares nos sugieren otro modelo de poblamiento, ya que algunos han sido descubiertos en la zona sureste de la isla, en asentamientos rurales alejados de los principales campamentos militares 83.