El Positivismo Augusto Comte
El Positivismo Augusto Comte
El Positivismo Augusto Comte
La expresión "lo positivo", tiene diferentes significados. Por extensión, pasó a significar
todo lo que se puede considerar como un hecho, o como un dato de la experiencia. En
este sentido, es prácticamente sinónimo de lo real.
Antecedentes.
Los años de la vida de Comte son los años posteriores a la Gran Revolución. Todos los
espíritus europeos, fatigados ya de tanta guerra, sienten el deseo de un orden social
estable, pero de un orden que a su vez se armonice con todos los avances del progreso.
Para los científicos de la época, la nueva ciencia, que se manifiesta segura y poderosa,
supone algo en lo que se debe creer sin regateos. Solo en la ciencia se ha de encontrar al
auténtico progreso.
Toda esta serie de acontecimientos condicionaron su pensamiento filosófico. Dentro de
este acontecimiento, el positivismo comtiano con su pretensión de restituir el orden
social se sitúa en una línea contrarrevolucionaria.
A esto Comte en su Ensayo de un sistema de política positiva añade: “La única manera
de poner término a tan turbulenta situación, de contener la anarquía que invade, día tras
día, a nuestra sociedad, en pocas palabras, de reducir la crisis a un simple movimiento
moral, es convencer a las naciones civilizadas de que abandonen la dirección crítica y
tomen la orgánica, de que dirijan todos sus esfuerzos a la formación del nuevo sistema
social.”
En esta frase vemos como la gran crisis provocada por la revolución industrial y la
revolución francesa, fueron responsables de influenciar a Comte a optar por una nueva
filosofía, llamada positiva.
El Positivismo
Comte, siguiendo la dirección marcada por Saint Simón, presenta el positivismo como
el camino que lleva a construir la ciencia como fundamento de un nuevo orden social
unitario. En este sentido, el positivismo acompaña y fomenta la consolidación de la
naciente organización técnico-industrial de la sociedad, fundada y acondicionada por el
desarrollo de la ciencia, recoge y alienta la exaltación optimista y las esperanzas que ha
provocado en el hombre moderno, que cree hallar en ella la garantía infalible de su
propio destino.
Por eso, cuando en el Ensayo de un sistema de política positiva explica por qué la
política debe convertirse en positiva, una vez que todas las ciencias particulares lo han
hecho y que el sistema social precursor ha llegado a su última época, establece que la
política científica debe imponerse de modo natural, por constituir la única revolución
que puede hacer intervenir en la gran crisis actual una fuerza capaz de arreglarla y
preservar a la sociedad de las explosiones terribles y anárquicas que la amenazan. Para
lograrlo convoca a todos los sabios de Europa para que emitan su opinión acerca de un
sistema de observaciones históricas sobre la marcha general del espíritu humano, la
fundación de un sistema completo de educación positiva conveniente a la sociedad
regenerada y la acción colectiva que puede ejercerse sobre la naturaleza para
modificarla en beneficio propio. Se trata de imponer acorde con los tiempos, el saber
positivo a todos los hombres y en todos los campos.
Una filosofía de la historia que muestra por qué la filosofía positiva debe
imperar en el futuro.
2. Pretende mantenerse en el terreno de los hechos. Entendiendo por "hecho" no sólo los
datos inmediatos de los sentidos, sino las relaciones entre dichos datos, es decir, las
leyes científicas. Aquí se presenta una cierta incongruencia: las leyes no son hechos,
sino generalizaciones acerca de los hechos.
3. Rechaza como "incognoscible" todo lo que esté más allá de los hechos: negación de
la Metafísica, y postura, en general, agnóstica.
Desde el punto de vista filosófico, puede establecerse una relación con el empirismo.
Pero el positivismo, desde el punto de vista de la teoría del conocimiento, es un
realismo: los sentidos ponen en contacto inmediato con la realidad, y las leyes de la
naturaleza expresan conexiones reales ("hechos"), y no simplemente hábitos subjetivos.
1826- 1845 Publica su obra fundamental en seis volúmenes Curso de filosofía positiva
(1830- 1842). El Discurso sobre el espíritu positivo (1844) cierra esta etapa. Aparece
como introducción a un Tratado filosófico de astronomía popular, y en su última parte
propone un programa de "política popular", de difusión de los conocimientos positivos,
y de "alianza de los proletarios y los filósofos".
1846- 1857
La filosofía de Comte posee una clara intención de reforme social, que tiene como
contexto las consecuencias de la Revolución francesa. Su idea de reforme precisa para
su éxito primero de una reforma teórica. Comte opone el orden a la revolución; busca el
orden en el progreso, y no en la vuelta al pasado.
Por lo tanto, los principales aspectos del pensamiento comtiano sean: una filosofía de la
historia (ley de los " tres estados"), una filosofía de la ciencia y una filosofía de la
sociedad.
Para Comte, las ideas gobiernan y cambian el mundo, entonces la crisis moral de las
sociedades de la época residía en la anarquía intelectual. Por esta razón para Comte el
"desorden" revolucionario del siglo XIX sólo podría conducirse al "orden y progreso"
mediante un sistema de ideas, ya que el sistema del momento parecía inadecuado y
anticuado. El nuevo sistema podría ser solamente la "filosofía positiva".
Para Comte, la historia del pensamiento humano, incluso la biografía espiritual de cada
uno está regida por una ley universal de desarrollo, que denomina ley de los tres
estados. A cada uno de estos estados mentales, o modos de comprender las cosas,
corresponde, una forma social de relacionarse y una forma dada de gobierno. Estos
estados son:
Comte considera cada uno de los tres estados como necesario e inevitable: la
Humanidad -y también cada individuo particular- tuvo que pasar por una etapa
preparatoria, la cual se modifica en una segunda etapa; esta última sirve únicamente
para "disolver" la primera y dar paso a la definitiva.
Ésta es, entonces, la filosofía de la historia Comte: idealista, en cuanto se supone que las
ideas conducen a la historia; racionalista e ilustrada, en cuanto a que admite un progreso
lineal de la Humanidad con una meta que es el triunfo de la racionalidad; positivista, en
cuanto que esa racionalidad es la racionalidad científica o "positiva"; y conservadora,
en cuanto a que se basa en la idea de "orden".
Es importante averiguar qué ciencias y en qué orden han ido conquistando su condición
positiva, es decir, en qué momento de su crecimiento se han ido separando, primero de
sus conexiones con la magia, con la teología, luego de sus conexiones con la metafísica.
Este análisis histórico y conceptual, al mismo tiempo, permite a Comte ordenar las
ciencias de la siguiente manera:
Matemáticas
Esta clasificación está basada en el criterio histórico que las ordena según el momento
en que se habría ido separando del tronco común metafísico, pero también existen
algunos criterios de tipo lógico - conceptual:
c) Todas las ciencias, en cuanto a fin, están sometidas a una sola: a la Sociología,
ciencia del hombre.
e) Las matemáticas, como cálculo puro, no están incluidas en esta clasificación, pues no
se refieren a fenómenos. Las matemáticas son un instrumento de las otras ciencias, 'una
admirable extensión de la lógica natural'.
La sociología
Esta ciencia, incluso su nombre, lo debe a Augusto Comte. Este filósofo pretendía
establecer una ciencia fundada en la observación de los fenómenos sociales, compuesta
de proposiciones de carácter descriptivo y de validez general. El método para obtener
estas preposiciones consiste en someter los fenómenos sociales a análisis semejantes a
los que se emplean en la mecánica; esta parte descriptiva y analítica de la sociología la
denominó 'Estática social'. La dinámica social consiste, en cambio, en determinar cuáles
serían las condiciones para alcanzar una sociedad justa, jerárquica, antidogmática y
progresista.
"La palabra religión indica el estado de completa unidad que distingue nuestra
existencia, tanto personal como social, una vez que todas sus partes, tanto morales como
físicas, convergen regularmente hacia un fin común (...)"
En la religión positiva comtiana, el gran ser es la Humanidad, concebida como un
concepto histórico: "conjunto de seres pasados, futuros y presentes que concurren
libremente a perfeccionar el orden universal". A este gran ser se unen también los
animales y los seres inorgánicos. La unidad que establece esta religión es la del amor.
Moral altruista en la que "el amor constituye el único principio universal en una síntesis
completa". La cual da entender que, en esta última etapa de su pensamiento, Comte ya
no consideraba suficiente la unificación por el conocimiento.
Filosofía Positiva
Comte define la filosofía como la doctrina general de los conocimientos humanos, sin
embargo al añadirle el calificativo positiva, identifica el conocimiento humano con los
conocimientos aportados por las ciencias, puesto que un saber que no se funde en
hechos observados es pura ficción y engaño. La Filosofía Positiva consiste en la
sistematización enciclopédica del saber positivo. Como doctrina es un saber universal
que sintetiza todas las ciencias y como método se aplica a cualquier conocimiento que
proceda de la observación empírica y de la elaboración de sus datos por la razón.
También consiste en considerar todos los fenómenos como sujetos a leyes naturales
invariables, cuyo descubrimiento preciso y la posterior reducción al menor número
posible constituyen la finalidad de nuestros esfuerzos. Esta considera como
absolutamente inaccesible y vacía de sentido la búsqueda de lo que llaman causas, sean
estas primeras o finales.
En las explicaciones positivas no se tiene el más mínimo interés de exponer cuales son
las causas generadoras de los fenómenos, ya que esto retrasaría la dificultas, en cambio,
pretender analizar con exactitud las circunstancias de su producción y coordinar unos
fenómenos con otros, mediante relaciones normales de sucesión y de similitud.
La filosofía positiva trata de considerar cada ciencia fundamental en sus relaciones con
el sistema positivo entero, y con el espíritu que las caracteriza, es decir, bajo el doble
aspecto de sus métodos esenciales y de sus principales resultados.
Ley de los Tres Estados
Según la ley de la evolución intelectual de la Humanidad o ley de los tres estados, todas
nuestras especulaciones, cualesquiera que sean, tienen que pasar sucesiva e
inevitablemente, lo mismo en el individuo que en la especie, por tres estados teóricos
diferentes, que as denominaciones habituales de teológico, metafísico y positivo podrán
calificar aquí suficientemente, al menos para aquellos que hayan entendido bien el
verdadero sentido general de las mismas. El primer estado aunque indispensable por lo
pronto en todos los aspectos, debe ser concebido luego como puramente provisional y
preparatorio; el segundo, que no constituye en realidad más que una modificación
disolvente del primero, no tiene nuca más que un simple destino transitorio para
conducir gradualmente al tercero; es en este, único plenamente normal, donde radica, en
todos los géneros, el régimen definitivo de la razón humana.
El verdadero espíritu positivo consiste en ver para prever, en estudiar lo que es para
deducir lo que será, según el dogma general de la invariabilidad de las leyes naturales.
Este principio fundamental de toda la filosofía positiva, comienza desde hace 3 siglos a
ser tan familiar, se ha desconocido siempre hasta Comte, su verdadera fuente. El
principio de la invariabilidad de las leyes naturales comenzaron a adquirir consistencia
alguna cuando los primeros trabajos verdaderamente científicos pudieron poner de
manifiesto su exactitud esencial en un orden entero de grandes fenómenos; y esto solo
podía resultar suficientemente de la fundación de la astronomía matemática durante los
últimos siglos del politeísmo.
Mediante el saber positivo se trata de estudiar lo que es para reducir lo que será; el
verdadero espíritu consiste, sobre todo, en ver para prever, en postular la invariabilidad
de las leyes naturales, cuya previsión nos llevará a proveer mejor a la humanidad.
Las características de este saber positivo nos las presenta Comte, para describir los
atributos correlativos del espíritu positivo y del sentido común, comienza a exponer las
diversas acepciones de la palabra positivo:
En la lección primera del su Curso de filosofía positiva, tas exponer la ley de los tres
estados, Comte presenta su concepción de la ciencia, ven en ella el único camino para
establecer e incrementar el poder del hombre sobre la Naturaleza. Considera que el
estudio de las ciencias en general suministra al hombre la verdadera base racional,
teórica, para la acción, ya que solo el conocimiento de las leyes que rigen los fenómenos
puede guiarle en la vía práctica para modificarlos en provecho propio. Para el
positivismo la ciencia, el saber teórico, tiene una dimensión social, dirige la práctica.
Según el positivismo, la ciencia se interesa por las cosas en cuanto reúnen los siguientes
caracteres:
La unidad de estos cuatros caracteres es lo que para Comte constituye un hecho que,
para que sea positivo o científico, es necesario estudiarlo con el máximo rigor y
precisión, al modo como lo hace el método científico.
Pero los hechos científicos no acontecen de forma caótica, sino siguiendo un orden
bastante invariable, es decir, están sometidos a las leyes, que no explican por qué sino
que solamente describen cómo ocurren los hechos, el modo como se relacionan unos
con otros. Consecuentemente, el saber positivo o científico es un saber relativo; es decir,
no se trata de un saber acerca de la naturaleza interna de las cosas, sino de un saber
acerca de la naturaleza interna de las cosas, sino de un saber que pone de manifiesto el
sistema de relaciones que entrecruzan los hechos: más con cosas, nos enfrentamos con
hechos que se presentan unos cuando aparecen otros.
Hechos observados
En una síntesis de una idea de Comte podemos decir que la filosofía positiva consiste en
captar los fenómenos como sujetos a las leyes invariables. El objeto del saber no es
buscar causas, sino establecer relaciones normales de sucesión y similitud de
fenómenos.
El concepto de ley es fundamental para constituir la ciencia. Las leyes se descubren por
la reflexión racional dentro del mundo de la experiencia u constituyen, en definitiva, la
afirmación del determinismo que se extiende desde la naturaleza al hombre y a la
sociedad.
Pero hay que advertir además que los contenidos de la ciencia, que están condicionados
por la propia constitución orgánica del hombre y por las circunstancias históricas que
cambian constantemente, progresan sin cesar. No obstante, propiamente hablando, no
hay más que una sola ciencia, la ciencia humana o social, ya que en ella vienen a
converger todos los demás conocimientos. En conclusión, la ciencia es enciclopédica.
Bibliografía
www.Monografías.positivos.comte.com