Gomez Hernandez. El Personal de La Biblioteca PDF
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-- En:
Biblioteconomía general y aplicada : conceptos básicos de gestión de
bibliotecas. -- Murcia : DM, 1997. -- p 41-52.
EL PERSONAL DE LA BIBLIOTECA
OBJETIVO
IL CONCEPTOS BÁSICOS
1. la profesión bibliotecaria
2. 1.1 La figura del bibliotecario
- Intermediario y filtro
- Almacenador y guardián de cultura
- Informador y comunicador
- Asesor y consulta
- Educador
Todo esto nos hace ver lo complejo de ser un buen bibliotecario, y que
las actitudes son tan importantes como la formación teórica. Las
actitudes se basan en la motivación, en el autoconvencimiento, en la
existencia de modelos de conducta aceptados, en el reconocimiento, etc.
No se trata tanto de aprenderlas teóricamente sino de interiorizarlas y
asumirlas. Rasgos que consideramos positivos para el bibliotecario son
la iniciativa (facilidad para obrar y hablar), la autonomía, la decisión
-capacidad para afrontar los hechos que se presenten-, la confianza'en sí
mismo y capacidad de reacción, la motivación -dinamismo y persistencia en
lograr una meta-, capacidad de influencia, de convencimiento, capacidad
de análisis y síntesis, la capacidad comunicativo -lo que implica
aceptación del otro, empatía, cordialidad, buena expresión-, capacidad de
adaptarse y aceptar el cambio, organizado, y eficaz, buen gestor, y
consciente de la responsabilidad del propio trabajo en cuanto conservador
y posibilitador del uso de la información.
2.3. La selección
Tomándolo sólo como una referencia, diremos que en las Normas anteriores
se explcitaba además que en las unidades administrativas mayores, debería
haber uno por cada 2.000-2.500 habitantes. Los bibliotecarios titulados
deberían ser entre el 33% del total, en unidades bibliotecarias urbanas y
compactas; y el 40%, en sistemas con muchas sucursales y pequeños puntos
de servicio. Un 33% de los bibliotecarios en grandes unidades debe
especializarse en el trabajo con niños. Para bibliotecas científicas,
por ejemplo, se ha señalado que debería haber uno por cada 1 0.000
documentos y otro por cada 2.500 documentos que se cataloguen al año.
Para las bibliotecas universitarias españolas se propuso a mediados de
los años ochenta que hubiera un bibliotecario de nivel B por cada 500
estudiantes, otro de tipo A por cada 3 Ayudantes, y un subalterno por
cada ayudante. Pero está claro que la cantidad de personal necesario no
depende sólo de datos demográficos o bibliográficos, sino de los
servicios, de que haya o no bibliotecas centrales en la zona, de que las
bibliotecas realicen tareas de cooperación, se integren en redes, estén o
no automatizados los servicios, el presupuesto de que se disponga, etc.