9 Teoria y Técnica Del La Entrevista Ii

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NOMBRE DEL TEMA O UNIDAD DE APRENDIZAJE

TEORÍA Y TÉCNICA DE LA ENTREVISTA ll


CÓDIGO DE LA ASIGNATURA – LDH 525
QUINTO SEMESTRE
SESIÓN 9 “Aspectos Socioculturales”

OBJETIVOS GENERALES DE LA ASIGNATURA


Que el alumno conozca aspectos socioculturales de los mexicanos, y poder divisar desde
diferentes puntos de vista la base y los cimientos de la cultura a la que se va a enfrentar
en el entorno laboral y competitivo, lograremos ver a Sullivan entendiendo sus conceptos
y formas de pensar.
Herbert "Harry" Stack Sullivan ( 1892 - 1949)
Harry Strack Sullivan nace el 21 de febrero de 1892 en una granja en el estado de New
York. Se educó y siempre trabajó en Estados Unidos. A pesar de ser hijo de granjeros
estudió la carrera de médico; en la escuela de Medicina y Cirugía de Chicago,
recibiéndose en 1917 cuando contaba con 25 años.
Su graduación coincidió cuando los Estados Unidos de América entró a la primera guerra
Mundial del lado aliado como médico militar. Al terminar fue desmovilizado y hasta 1922
trabajo para el gobierno, primero como médico militar en el Consejo de Educación
Vocacional y después en el Servicio de Salud Pública. Posteriormente durante un año
trabajo en el Hospital de Santa Isabel, de Washington D. C; fue ahí donde conoció y
comenzó una asociación con el neuropsiquiatra William Alonson White, el cual influyó de
forma intensa en él.
De principios de la década de 1920 a 1930 estuvo trabajando en el equipo médico de la
Universidad de Maryland y al mismo tiempo inició su afiliación con el hospital Pratt de
Towson de la entidad lo que le permitió tener contacto por primera vez con
esquizofrénicos. Esto lo impacto tanto, que provocó que se concentrara largamente en el
problema de la esquizofrenia.
Fue un psiquiatra estadounidense cuyo trabajo en psicoanálisis estuvo basado, a
diferencia de las observaciones más abstractas del inconsciente de Sigmund Freud y sus
discípulos, en observaciones directas y verificables de sus pacientes.
Se opuso a la orientación biologicista de Freud y revalorizó los descubrimientos
sociológicos del maestro. Es por eso que se lo considera como formando parte del grupo
de psicoanalistas culturalistas como Clara Thompson, Karen Horney, Erich Fromm, Erik
Erikson o Frieda Fromm-Reichmann, quienes tienen fundamentalmente en cuenta las
relaciones entre el hombre y la sociedad, disminuyendo la importancia de las causales
biológicas instintivas que tanto valoraba Freud y el valor de la libido y de las pulsiones.
Sullivan se hizo conocido por sus éxitos en el tratamiento de las esquizofrenias.
Elaboró la teoría de las relaciones interpersonales, su aporte más significativo a la
psicología y la psiquiatría. Sullivan entiende al hombre como una unidad psicosomática-
social y rechaza toda posición psicológica que pretenda analizarlo desglosado de su
situación, es decir, desconectado de una integración interpersonal.
Desarrolló esta teoría psiquiátrica basada en relaciones interpersonales en que un
prolongado asalto al yo interno del individuo ("self system"), en situaciones de agresión
psicológica extrema, podría causar la esquizofrenia.
Sullivan construyó los fundamentos para comprender al individuo basado en la red de
relaciones interpersonales en la que éste se encuentra. En esta teoría, los males objeto
de estudio y tratamiento de la psiquiatría, son en un grado considerable producto de las
fuerzas culturales. En la terapia, se ha de poner atención en las interacciones (llamadas
por otros autores "relaciones objetales") más que en lo "intrapsíquico". Esta búsqueda de
satisfacción mediante el encuentro personal con los otros llevó a Sullivan a considerar la
soledad como la más dolorosa de las experiencias humanas. Llevó la psicoterapia más
allá de los límites del psicoanálisis freudiano, al tratamiento de la esquizofrenia.
El "sí-mismo" o "sistema del yo" (self system) es una configuración de rasgos
de personalidad desarrollados en la infancia para evitar la ansiedad y amenazas a
la autoestima. Es un sistema guía respecto a relaciones yo-tú, llamadas por Sullivan
"integraciones paratáxicas". Las formas como se desarrollan esas relaciones pueden
hacerse rígidas y dominar los patrones de pensamiento del adulto, limitando sus acciones
y reacciones respecto al mundo y cómo lo ve. Las consecuentes inadecuaciones de juicio
se llaman "distorsiones paratáxicas".
Resumen
Sullivan denomina a su teoría de la personalidad: teoría interpersonal de la psiquiatría y
pertenece a la escuela neopsicoanalista. Y tiene la posición teórica más inclinada
sociológicamente. Su teoría de la personalidad versa sobre la interacción entre individuos
y la ansiedad desempeña un papel central en su modelo. Sin embargo, su teoría esta
inconclusa debido a su muerte prematura.
Datos de su entorno social
Durante esta época los Estados Unidos de América fue asolado por el más duro de la
Gran Depresión, ocasionando que Sullivan saliese de la Universidad de Maryland y del
Hospital Pratt de Towson y se fue a New York a ejercer su profesión a través de la
práctica privada. Al iniciar su práctica psiquiátrica tenia una orientación freudiana.
Sin embargo, esto no le agradó mucho; pues, solamente tomo algunos principios relativos
a la dinámica humana, tales como la motivación inconsciente, los mecanismos de
defensa y la interpretación de los sueños; lo cual comenzó a ocasionar que se moviera a
tener una propia posición teórica llamada Teoría Interpersonal De La Psiquiatría; para él,
las observaciones de las interacciones son el área legítima de la psiquiatría, y que sólo
aquellos hechos que se expresan a través del proceso comunicativo "público"; se pueden
observar y examinar.
Para Sullivan los sueños y las fantasías, o sea la vida interior del individuo, por medio del
proceso de la comunicación se transfiere y pasan de lo absolutamente privado a
convertirse en algo público. Quizás la mejor forma, de ver estas inclinaciones teóricas
sea a través se considera a Sullivan como el neopsicoanalista más inclinado
sociológicamente, por dicha razón Ansbacher y Ansbacher, (1956) han indicado que seria
mas correcto catalogarlo al autor como neoadleriano. De 1933 a 1949 funge como
director de la Escuela Psiquiatría de
Washington; la cual, fue iniciada por la fundación William Alanson White. También editó el
Journal de psiquiatría; la cual, era publicada por la fundación. Gracias a esta publicación,
Sullivan se dio a conocer.
Después fue miembro del Consejo de Servicio selectivo a principios de la Segunda
Guerra Mundial y actúo como tal en el proyecto de estudio de tensiones sociales de la
unesco. El 14 de enero de 1949 murió súbitamente en París después de asistir a una
reunión del Comité directivo de la Federación Mundial de Salud Mental, celebrada en
Amsterdam.
La muerte prematura ocasiono el no poder terminar su teoría y por otro lado, el no poder
editar libros sobre su aparato teórico, ya que sólo en vida se produjo un libro y los otros 5
fueron editados después de su muerte.
El trabajo de Sullivan estuvo a lo largo de su corta vida influido por los escritos de: White,
Freud, George Herbert
Mead, por la teoría del status y del papel social (gran filósofo norteamericano); Adolfo
Meyer, por su método biológico (psiquiatra norteamericano); Leonard Cotrell, Ruth
Benedict y en especial Edward Sapir.
Su teoría combinó el operacionismo y el ambientalismo con un cierto tipo de
reduccionismo. Utilizó el término experiencia donde Watson diría conducta, Stern Erlebnis
o Kurt Lewin locomoción. Distinguió claramente entre fenómenos físicos y culturales; trató
de las necesidades corporales mediante un reduccionismo muy consecuente.
Maravilla cuánto del dualismo de Descartes ha intervenido en el sistema de Sullivan:
Descartes no sabía hallar el vínculo necesario entre el cuerpo percibido como una
máquina y la psique percibida como un espíritu. Sullivan salvó este obstáculo con suma
facilidad; supuso que la descarga de energía -; energía considerada en términos físicos -;
siempre estaba bajo el control de las relaciones sociales.
La descripción de la teoría
Para poder entender este marco teórico, es necesario dar un bosquejo de donde se
consideraba que está la presente teoría. Es una teoría popular en psiquiatría, va a
emanar de su trabajo con gente emocionalmente perturbada, (fundamentalmente
esquizofrénicos y obsesivos compulsivos) y en la práctica de la psicoterapia; empero,
también es una teoría incompleta y amorfa debido a que no la acabo de deslozar. Y por
último quizá sea su rasgo más importante se considera el contenido de esta teoría como
un modelo puro de conflicto psicosocial; por consiguiente, Sulllivan va a tener
principalmente como objeto de estudió el análisis del proceso de comunicación.
Esto último puede demostrar debido a que en los escritos de Sullivan puede dislumbrar
que el hombre en sus relaciones interpersonales busca dos cosas:
1. La persecución de la satisfacción (se refiere a todos aquellos estados finales que están
estrechamente ligados a la organización física del hombre; es decir, son esencialmente
biológicos); siendo este su primer objetivo
2. La persecución de la seguridad (esencialmente psicológico; y pertenece más al equipo
cultural del hombre y por ende, han sido insertados en el individuo más que pertenecer a
su organización física y esta dado principalmente por la búsqueda de lograr buenas
relaciones y status ante otros significativos); y este es su segundo objetivo.
Aquí queda incluido las necesidades humanas Básicas, las cuales son: 1. ternura; 2.
seguridad, 3. intimidad, y 4. amistades.
En esta persecución de la seguridad se incluye todo aquello que ha sido inculcado en un
individuo, tales como: movimientos, acciones, palabras, pensamientos, imágenes,
ensueños, y etc. Por lo tanto, es producto del acondicionamiento cultural para así poder
educar los impulsos o tendencias subyacentes de tipo biológico. La primera infancia
desempeña un papel muy importante en el desarrollo de un sentimiento personal de
seguridad.
El niño siente de alguna forma, por empatia (la define el autor, como la capacidad del niño
de sentir de alguna forma la actitud de las personan hacia él y se vuelve mas intenso de
los 6 a los 24 meses; además Sullivan la interpreta como una especie de contagio o
comunión emocional); por consiguiente, el infante responde a las emociones de sus
padres o cualquier otro sustituto paterno; los cuales, son adultos significativos en sus
vidas.
Estos adultos significativos le producen bienestar empatizado si tienen una actitud
amistosa y lo aceptan; lo que se traduce que el niño desarrolle sentimientos de bienestar
y de felicidad; para Sullivan esto no es otra cosa que el sentimiento de euforia y malestar
empatizado si tiene una actitud de rechazo; lo que ocasiona que el niño desarrolle
sentimientos de malestar e infelicidad; por lo tanto, ambas situaciones son empatizadas.
La necesidad de satisfacción y la necesidad de seguridad siguen el mismo camino. El
acto de alimentar también sirve para dar seguridad.
Por consiguiente, Sullivan casi llega a formular un enfoque dualístico de la psicología. La
satisfacción es fundamentalmente somática -; se trata de una función de las células y de
los tejidos, de los músculos y de los órganos corporales-, mientras la seguridad es un
fenómeno cultural.
Por otro lado, la naturaleza de la tendencia a la satisfacción se origina en las exigencias
de supervivencia biológica del organismo. Cuanto más acentuado es la privación de estas
exigencias biológicas en el individuo, más profunda resulta la tendencia a la satisfacción.
El estado de privación es de alta tensión; cuya expresión mas intensa es el temor y la
meta de la tendencia es reducir esa tensión hasta poder alcanzar un estado de euforia, o
de felicidad liberada de tensión, cuya expresión más aproximada seria el estado de la
persona que duerme profundamente.
De todo esto según Wolman, 1968 se desprende que el proceso de la búsqueda de
satisfacción esta interpretado de manera reduccionista, pues la necesidad nos lleva a
experimentar un deseo; una vez alcanzado la satisfacción de esta necesidad hay
relajamiento de los músculos implicados y disminuye nuestra vigilia y entonces puede
dormir.
En cambio la tendencia a la seguridad como ya se dijo es producto de la interacción con
otras personas; presenta una potencialidad innata y su finalidad es eliminar la
inseguridad, la cual se refleja en el individuo como tensión profundamente psicológica que
seria ansiedad. La orientación de la tendencia hacia la seguridad es totalmente
interpersonal y la ansiedad equivale al temor de suscitar desaprobación o mejor dicho es
una consecuencia de la expectativa de un juicio desfavorable por parte de otros
significativos. Dicha expectativa puede surgir de experiencias reales, de la fantasía o de
tensiones inconscientes que el individúo alberga, y que derivan de las primeras
experiencias con otros significativos, principalmente los padres. La persona responde
empáticamente al estado de ánimo de otra persona. Si el estado de ánimo es reprobador,
lo experimenta como tensión. Procura conquistar aprobación adaptándose a los otros y
reduciendo así la tensión. El individuo puede manifestar estó a través de dos
modalidades:
1. El motivo de poder: Tiene es motivo algo de innato o biológico (por ejemplo el bebé y
la luna) y además de un fuerte concomitante psicológico. Su finalidad es defender al
individuo de un sentimiento de inseguridad e impotencia e impotencia en la situación que
afronta (Sullivan 1947). Sin embargo, el motivo de poder se encuentra condenado al
fracaso debido a que el fracaso debe derivar de cierta limitación impuesta a la persona
por las exigencias propias de las relaciones interpersonales.
2. El deseo de tocarse y estar físicamente cerca. No implica necesariamente algo sexual.
También tiene un componente biológico. Se relaciona con la búsqueda de seguridad,
debido a que se evita la experiencia de soledad, una de las expresiones de inseguridad.
De esto se desprende que también la necesidad de cercanía esta condenada al fracaso,
debido a la limitación impuesta al individuo por las exigencias de las relaciones
interpersonales. Además, mediante las relaciones interpersonales intenta satisfacer: la
ternura, la seguridad, la intimidad y la amistad (Goldmann, 1987).
De todo esto se puede ver que ambas formas de búsqueda (seguridad y satisfacción) se
encuentran interrelacionadas, y, por otro lado, hay cierta incompatibilidad entre las
personas cuando actúan como individuos y cuando lo hacen como miembros de un grupo.
Es posible que Sullivan afirmase implícitamente que la búsqueda de la satisfacción
individual, basada en la seguridad, determina un conflicto con otras personas, porque
dicha búsqueda es excesivamente egoísta e incompatible con la vida en comunidad. El
resultado de buscar sin trabas la satisfacción sería la amenaza a la seguridad originada
en la desaprobación social. Esto implica que ambos tipos de búsqueda están
relacionados, son diferentes y la satisfacción de la seguridad tiene gran importancia en la
conformación de la vida una vez que la persona emerge como ente social, gracias a la
discriminación entre ellas mismas y otras. Al volverse un ser social es necesario lograr la
aprobación, pero al mismo tiempo tiene sus necesidades biológicas que presionan y para
ser satisfechas y de ahí que se haga la siguiente formulación: la realización del nivel
máximo de satisfacción, al mismo tiempo que se reduce al mínimo la inseguridad.
El dinamismo del yo o Sistema del yo
Según Sullivan el hombre es un animal ansioso. Aunque la ansiedad está íntimamente
asociada a los sistemas de tensión, hasta ser parte de ellos, también es algo más que un
adjunto de otros sistemas. Es uno de los motivadores centrales de la vida. Es a la vez
productiva y destructiva.
Está unido a la persecución de satisfacción y la persecución de seguridad, creando así el
dinamismo del yo.
Dinamismo del yo es una configuración relativamente duradera de energía que se
manifiesta en procesos caracterizables de las relaciones interpersonales, y corresponde a
una combinación de yo y superyo usando la terminología de Freud. Entonces en esencia
es una compleja y multifacética autodefinición, principalmente inconsciente, que se origina
en las experiencias de la persona con la aprobación y la desaprobación de otros y que la
inducen a comportarse de un modo que le permita evitar la inseguridad originada en la
desaprobación. Por lo tanto, es la forma característica en la cual un individuo alivia sus
tensiones internas, ya sea por satisfacer sus necesidades biológicas o las de seguridad.
De lo que se puede deducir del anterior párrafo, es que el sistema del yo es un basto
sistema de procesos, estados de alerta, símbolos y señales de peligro a fin de proteger la
sensación de bienestar que sentimos.
Cuando se inicia el aprendizaje del idioma y las restricciones que se utilizan en la
enseñanza de algunos hábitos personales surge la evolución del dinamismo del yo y un
instrumento llamado ansiedad. Siendo esta usada para la educación de la criatura para
adaptarla a las modas sociales, las tradiciones, la cultura en la que se espera que viva.
Esto se consigue mediante las desaprobaciones y aprobaciones primero a través de la
empatía y después la comunicación. Es decir; el niño desarrolla habilidades generales
para evitar gestos prohibidos; y en la ultima mitad de la infancia, esas habilidades se
elaboran en un gran número de técnicas verbales para darles mejor cara a las situaciones
difíciles.
Este dinamismo del yo está construido sobre esta experiencia de aprobación y
desaprobación de otras personas significativas y por ende de la recompensa y castigo. La
peculiaridad de ese dinamismo del yo consiste en que al crecer funciona de acuerdo con
su estado de desarrollo, se asemeja cada vez más a un microscopio en su función.
Puesto que la aprobación y desaprobación de otros significativos es valiosas y produce
ansiedad o satisfacción del yo se vuelve algo importante, permitiéndole al niño que se
concentre en lo que produce aprobación o desaprobación y por consiguiente no se da
cuenta de lo demás; debido, a que se obstaculiza la visión del resto del mundo. La
ansiedad es el instrumento mediante el cual se mantiene el dinamismo del yo, pues surge
la ansiedad cuando ocurre algo que no esta de acuerdo a su dinamismo.
De ahí que, la ansiedad no sólo funciona para disciplinar la atención, sino que restringe
gradualmente la consciencia personal; es decir, que tiende muy fuertemente a mantener
la dirección y las características que se le han impreso en la infancia y la niñez. Por
consiguiente, la ansiedad surge como consecuencia de las relaciones interpersonales. De
lo que se desprende que la ansiedad se convierte finalmente en el instrumento por medio
del cual el ego mantuviera su aislamiento dentro de la personalidad y el sentimiento de
seguridad.
Rogelio Díaz Guerrero
El doctor Rogelio Díaz nació en Guadalajara Jalisco, fue primer psicólogo distinguido
como Investigador Emérito de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional
Autónoma de México, Investigador Nacional del Sistema Nacional de Investigadores, sep,
Nivel II desde 1987. Obtuvo los siguientes títulos: Médico Cirujano, Facultad de Medicina,
UNAM, 1943. Estudios de Psicología, Educación y Filosofía, Facultad de Filosofía y
Letras, UNAM, 1938-1942. Maestro en Psicología. Universidad del estado de Iowa, EUA,
1944. Doctor en Neurofisiología y Psicología, Universidad del estado de Iowa.
Residencias de especialización en Neurología y Psiquiatría, University Hospital de la
Universidad del estado de Iowa, 1944-1947. Jefe de Residentes, Neuropsychiatric
Institute, Universidad de Miami, EUA, 1954-1955.
Entre sus contribuciones destacan 484 trabajos publicados en revistas de especialidad o
presentados en Congresos. 65 capítulos invitados para formar parte de manuales de la
especialidad. Hasta 1996 el “Social Science Citation Index” muestra 951 citas a la obra de
Rogelio Díaz-Guerero. Las disciplinas de investigación que trabajo, la Psicología Cultural
(Etnopsicopigía), Psicología Social, Psicología Educativa y El Origen de los Valores.
Fue distinguido como Presidente de la Sociedad Mexicana de Psicología, 1965-1977.
Presidente de la Sociedad Interamericana de Psicología, 1967-1969. Vicepresidente de la
Unión Internacional de Psicología Científica (IUPSYS), 1976-1980 y 1984-1988.
Investigador Nacional del Sistema Nacional de Investigadores, Nivel II desde 1987.
Aspectos socioculturales del mexicano en la organización

Una característica propia es que en México no importan los individuos aislados sino éstos
en términos de la familia a la cual pertenecen. Por eso aparentan ser individualmente
inseguros pero se sienten muy seguros como miembros de una familia.
La familia cumple un papel muy relevante, incluso en las clases sociales más bajas se
acentúan algunos rasgos, por ejemplo, es más fuerte la actitud de obediencia hacia el
padre.
Los mexicanos perciben que el tiempo pasa más lentamente que en sujetos de otras
nacionalidades, lo que parece explicar su tardanza tradicional y esa sensación de que hay
tiempo para todo.
La cultura se compone del conjunto de valores, normas, hábitos que prevalecen en un
país o grupo social. Díaz Guerrero plantea en el caso mexicano que hay aspectos de la
cultura que han evolucionado. Particularmente, existen dos profundos conceptos y
comportamientos relacionados, en que el desconcierto es el más grande obstáculo para
que los mexicanos como individuos y la sociedad como nación alcancen su mejor
desarrollo: amor y poder. Se define operativamente de la siguiente manera:
Amor es cualquier tipo de comportamiento cuya consecuencia hace que las personas se
acerquen más unas a las otras, sea esto físicamente, en forma emocional, de manera
cognitiva, en forma social, o espiritualmente….El poder, por otra parte, es cualquier tipo
de comportamiento a través del cual hacemos que otros hagan lo que nosotros, como
individuos, deseamos que se realice…..Al poder no le importa si en su accionar las
personas se acercan más entre sí o se alejan.
En la cultura mexicana hay una terrible confusión entre el ejercicio del poder y el amor.
Esto produce graves problemas individuales, familiares y sociales. Dicha confusión
empieza cuando la madre y el padre mexicanos buscan la satisfacción personal o el
dominio y no el desarrollo óptimo de los hijos. Díaz-Guerrero también compara la cultura
mexicana y la de EUA, en temas como el respeto y la posición social. Muestra la clara
tendencia de la cultura mexicana hacia la supremacía del hombre y el autosacrificio de la
mujer. Los estudiantes varones de ambos países respetan altamente a los hombres de
edad avanzada, pero esto es más intenso en México. A los jóvenes en México se les da
un respeto medio y en EUA alto. La gente rica es más respetada en México que en EUA.
Los varones mexicanos indican en forma más definitiva que los de EUA a quien se debe
respetar, en cambio, las mujeres de EUA aventajan en esto a las mexicanas.
Sin embargo, en México pesan más las tradiciones que lo que una persona haya hecho
para decidir si merece o no respeto. En fin, ambas culturas parten de premisas distintas,
no siempre verbalizadas y concientizadas, sino aprendidas del medio social, que se
presentan como hipótesis a comprobar: creencia en la superioridad del hombre sobre la
mujer, sentimiento de que la madre es el ser más querido, etc. Una síntesis de
características comparativas de ambas culturas muestra que:
 Los estadounidenses tienden a ser más activos que los mexicanos en su de
confrontar problemas y desafíos.
 Los mexicanos tienden a estar más centrados en la familia y los estadounidenses
en el individuo.
 Los estadounidenses tienden a ser más complejos y diferenciados en estructura
cognoscitiva que los mexicanos.
 Los mexicanos tienden a ser más cooperativos y los estadounidenses,
competitivos.
 Los mexicanos tienden a ser más pesimistas y fatalistas en sus perspectivas sobre
la vida que los estadounidenses
 Los mexicanos son en general más abnegados que en otros países.
Las actitudes son los sentimientos y creencias que determinan en gran medida la manera
en que los empleados perciben su ambiente de trabajo. También han sido definidas como
declaraciones evaluativas o juicios (favorables o desfavorables) relativos a objetos,
personas o hechos. Una actitud tiene un componente cognoscitivo (opinión o creencia) y
otro afectivo (emoción, sentimientos) que se traducen en un comportamiento o intención
de comportarse de cierta manera hacia algo o alguien. La satisfacción en el trabajo es una
de ellas. Otros ejemplos son: el involucramiento con el puesto, el compromiso
organizacional, etc. En el contexto norteamericano parecería lógico pensar que los
sistemas de incentivos económicos pueden provocar una modificación de actitudes en el
sentido deseado. Así funcionan los programas de premios por desempeño, por no faltar,
por no llegar tarde, no desperdiciar materia prima, etc.
Como ya comenté, Díaz-Guerrero le restaba importancia al incremento salarial como
forma de motivar al mexicano, sin embargo, creo que en la actualidad es relevante.
También hay otras formas de modificar actitudes, en especial, la satisfacción en el trabajo,
como puede ser metas más claras, supervisores más comprensivos, participación en el
empleo, capacitación, mejor ambiente de trabajo. Incluso una plática o la aplicación de
una encuesta pueden permitir un desahogo emocional que produzca un cambio de
actitud.
La cultura del mexicano: sus orígenes
Para empezar recordaremos que se ha dicho que el mexicano tiene un complejo de
inferioridad. Al respecto, los estudios muestran que lo que a primera vista parecía un
complejo de inferioridad, es solo una actitud propia del mexicano que consiste en no
saber valorar la importancia del individuo. Ya que lo importante en
México no es cada persona, sino la familia que éste forme, se ha demostrado, por
ejemplo, que mientras los norteamericanos sostienen que pelearían por los derechos del
individuo, los mexicanos dicen que pelearían por los derechos de la familia.
Así, pues lo que sucede es que Juan o Pedro, como personas aisladas, son poco
importantes, pero Juan y Pedro, como miembros de la familia Rodríguez o de la familia
González, son importantes.
Esto es interesante porque, considerando que el mexicano tuviera un complejo de
inferioridad, se pensaría también que los mexicanos serian muy inseguros. Sin embargo,
los estudios han mostrado que los niños y adolescentes mexicanos emocionalmente
hablando, se sienten tan seguros de si mismos, o más, que los de otras nacionalidades.
Los mexicanos se sienten seguros como miembros de una familia, pues en la familia
todos tienden a ayudarse entre si. Este es un aspecto positivo que no debe perder la
familia mexicana, cada uno de sus miembros está, casi siempre bien dispuesto a ayudar a
otros de la familia, lo que es importante en la familia mexicana y no el hecho de que sea
grande o pequeña.
¿De dónde surge el hecho de que en México, y en otras sociedades parecidas, la familia
tenga más importancia que el individuo? Todos los estudios realizados indican que esta
característica de los mexicanos, como muchas otras, proviene de la filosofía de vida,
propia de su cultura, es decir de las formas de pensar acerca de nosotros y de los demás,
acerca de cómo vivir mejor la vida, etc. que va pasando de generación a generación.
Todos estos descubrimientos, y muchos otros, nos hicieron pensar más y más que la
psicología del mexicano estaba originada, fundamentalmente, en su cultura, es decir, por
todas esas afirmaciones, dichos, proverbios que seguimos como reglas para convivir,
sobre todo dentro de la familia.
A partir de esto empezamos a hacer estudios cada vez mas serios sobre lo que llamamos
los efectos de la cultura sobre la personalidad del mexicano, es decir, hasta qué punto
estar de acuerdo y vivir de acuerdo con muchos de los dichos y maneras de pensar de los
mexicanos tiene que ver con la manera en que somos y nos conducimos.
El primer estudio importante que hicimos para relacionar la cultura mexicana con la
personalidad del mexicano es muy reciente, pero nos ha dado muchas sorpresas.
Los resultados nos han indicado que cuando menos hay ocho tipos de mexicanos y,
además, mezclas de estos tipos. Lo más importante es que estos tipos resultan del grado
en que los mexicanos aceptamos la cultura mexicana.
Hay unos que aceptan, al parecer, todos o casi todos los dichos y proverbios así como las
reglas tradicionales de la cultura mexicana, pero hay otros que se rebelan a casi todos los
dichos, proverbios y formas de pensar de la cultura mexicana. En medio de estos
extremos hay muchos otros que, en distintos grados, mezclan el hecho de estar de
acuerdo con la cultura tradicional mexicana y de rebelarse a ella.
Pasemos, pues, a la enumeración de los ocho tipos de mexicanos. Los nombres de estos
tipos son:
 El tipo de mexicano pasivo, obediente y afiliativo (afectuoso)
 El tipo de mexicano rebelde activamente auto afirmativo
 El tipo de mexicano con control interno activo
 El tipo de mexicano con control externo pasivo
 El tipo de mexicano cauteloso pasivo
 El tipo de mexicano audaz activo
 El tipo de mexicano activo autónomo y finalmente
 El tipo de mexicano pasivo independiente
Es importante señalar que estos tipos de mexicanos existen tanto en hombres como en
mujeres. De los ocho tipos hasta ahora descubiertos, cuatro son los más frecuentes y los
que ahora, a muy grandes rasgos, descubriremos.
El mexicano afiliativo y obediente, el mexicano activamente auto afirmativo o rebelde, el
mexicano con control interno activo o “íntegro” y el mexicano de control externo pasivo o
“corrupto”
Si tomamos en cuenta toda la república, el mexicano mas frecuente es el obediente
afiliativo. La gran mayoría de los mexicanos son obedientes, afectuosos y complacientes
hasta los doce años de edad, esto es lo normal en nuestra cultura. Niños con ese tipo
muestran señales de salud emocional e intelectual. Sin embargo, si a los 15 años siguen
siendo igualmente obedientes, mostrarán un retraso en varios aspectos intelectuales
respecto de sus coetáneos; sus madres empiezan a pensar que sus hijos no lograrán
mucho y se acentúan los aspectos de pasividad e interdependencia con los padres. A los
18 años estos niños muestran más síntomas de pasividad y dependencia de los padres y
de la sociedad: son de buenas maneras, piensan que es mejor saber obedecer que
mandar, etc. Estos sujetos funcionarán bien dentro de la sociedad si tienen el apoyo de
sus familias y no llegan a enfrentarse solos a los duros problemas de la vida.
El tipo de mexicano actualmente auto-afirmativo, el rebelde a la cultura es frecuentemente
entre los jóvenes que van a la secundaria, preparatoria y normales, y son éstos,
generalmente, quienes realizan estudios superiores. Es más frecuente encontrarlos en las
clases medias y altas que en las clases bajas.
Ese tipo se caracteriza por ser, ya desde los doce años, mucho menos obediente que sus
coetáneos ante las órdenes de sus padres y maestros; su desarrollo intelectual y su
habilidad para la lectura es mayor que la de sus coetáneos, pero su relación con sus
padres es difícil. Muchos de estos niños son considerados ingobernables, por sus padres;
además, son más agresivos, dominantes e impulsivos que sus coetáneos y sufren algo
más de ansiedad que ellos. A los 15 y
18 años siguen siendo fuertemente rebeldes ante la autoridad y rebasan a sus coetáneos
en capacidad intelectual y nivel de lectura. Son, a menudo, los líderes estudiantiles.
Muchos de los profesores de enseñanza media y superior poseen, probablemente, este
tipo de personalidad, así como muchos políticos. Estos sujetos irán mas fácilmente a las
actividades estatales que a las privadas;
Los tipos extremos se convertirán en políticos radicales de izquierda y aun en anarquistas
o guerrilleros y hasta en delincuentes comunes.
Al tipo de mexicano con control interno activo, el íntegro, es menos común que los
anteriores, parece integrar dentro de sí todas las cualidades de la cultura mexicana, y
puede ser obediente, afectuoso y complaciente cuando esto sea lo adecuado, pero
rebelde si es necesario. Lo más interesante es que este tipo se da con la misma
frecuencia en las clases altas, medias y bajas, y que sucede lo mismo en mujeres y
hombres. Ya a los doce años estos sujetos presentan las características que la socio
cultura mexicana considera ideales: son afectuosos con todos, complacientes y corteses
con padres maestros y adultos, menos agresivos e impulsivos que sus coetáneos, más
ordenados, disciplinados, limpios, metódicos y reflexivos. Estos niños son optimistas
acerca de la capacidad del hombre para resolver los problemas del mundo, piensan que
las metas se alcanzan estudiando y trabajando, están en contra de los compadrazgos y
cualquier forma de corrupción social, etc. Son, además, mas inteligentes, leen mas rápido
y con mayor comprensión que su coetáneos, son aplicados y buenos estudiantes.
Reúnen, en suma, lo mejor de la sociocultura mexicana y se rebelan a sus defectos. El
medio social machista y frecuentemente delincuente y corrupto de la secundaria,
preparatoria es particularmente difícil para ese tipo de mexicano.
Algunos se convierten en los pocos líderes estudiantiles íntegros, pero la mayoría se
aíslan de los grupos y se convierten en buenos estudiantes. Como adultos forman
nuestros mejores profesionistas, catedráticos, científicos, empresarios y políticos.
El tipo de control externo pasivo es la cara opuesta de la medalla: es el individuo pasivo,
pesimista y fatalista, siempre dispuesto a vender al mejor postor; Es obediente por
conveniencia y por carácter, ¿Será el tipo servil descrito por Octavio Paz? Se desarrolla
en el medio machista, violento y corrupto de muchas secundarias y preparatorias y es el
que, probablemente, ha hecho de los mexicanos, en general, piensen que toda política es
corrupta.
Lo importante de esta caracterología es que por fin se demuestra que hay varios tipos
diferentes de mexicanos que resultan de la misma historia-sociocultura mexicana y que,
obviamente, los escritores de argumento para el cine, las fotonovelas y la televisión han
abusado, presentando con demasiada frecuencia los tipos más negativos de la
caracterología mexicana, en los que, por desgracia, han sido ayudados por científicos
extranjeros como Oscar Lewis.
El mexicano integro y el rebelde ante la cultura también existe, lo mismo que el
excesivamente pasivo y complaciente pero no necesariamente corrupto y mucho menos
violento.
Los rasgos culturales del mexicano actual
Todos los que dedican sus vidas a desentrañar y comprender la mente y el
comportamiento humano, tarde o temprano quedan fascinados por su aparente enorme
complicación. Esta aparente enorme complicación permite que el novelista construya
tramas a lo infinito, que el poeta versifique miradas de emoción, sentimientos,
inclinaciones, apetitos y pensamientos, y que los seres humanos se sientan aturdidos
ante tanta complejidad.
A nadie le cabe la menor duda de que el potencial de pensamientos y comportamientos
humanos es infinito. Un objetivo de la psicología, particularmente de la psicología de la
persona, ha sido el de buscar establecer un orden, intentar clasificar los pensamientos y
las acciones, establecer las maneras más constantes de este pensar y de los
comportamientos, determinar las relaciones entre unos y otros, diferenciar entre las
causas y los efectos, el de distinguir entre aquellas formas de pensar y de comportarse
que ayudan al individuo a satisfacer mejor sus necesidades, a vivir mejor y las que no; a
distinguir las maneras de conducirse y de pensar que le permitirán alcanzar sus objetivos,
de aquellas que no lo harán; a diferenciar entre comportamientos que lo satisfacen pero
interfieren en la satisfacción de otros; y a destacar aquellos comportamientos que no sólo
lo satisfacen a él sino que ayudan a los demás. La confusión, el desorden y el trastorno
suceden particularmente si el individuo y la sociedad actúan sin limitaciones, es decir,
obedeciendo exclusivamente a los impulsos o a la necesidad de los momentos, sin tener
jamás en consideración las consecuencias, en mediano o largo plazo, de los
comportamientos impulsivos o de las decisiones que satisfarán inmediatamente
necesidades individuales o sociales.
En el transcurso de su historia natural la humanidad ha descubierto que al actuar sin
limitaciones primeramente para satisfacer las necesidades inmediatas, resulta
catastrófico. Es así como nace lo que los científicos sociales llaman la cultura. En ella
poco a poco se van conformando una serie de prescripciones, un conjunto en realidad de
limitaciones de la manera de pensar y particularmente de comportarse, que permite que el
individuo sobreviva físicamente y mentalmente, pero, en especial, que el grupo, la tribu, la
sociedad, sobrevivan.
Con el paso de tiempo algunas de las prescripciones se convierten en religión, otras en
gobierno y otras más en tradiciones populares.
Para que estas prescripciones, mandatos, órdenes, reglamentos, normas y leyes sean
acatadas por encima de las satisfacciones inmediatas de los impulsos, los deseos y las
necesidades individuales y las de grupo, se tenía que desarrollar un sistema de castigo y
de recompensa.
En la religión, esto está fundamentalmente representado por el cielo y el infierno, en el
gobierno, en donde la única recompensa por observar las leyes es evitar las sanciones
civiles y penales, no existe la esperanza de una recompensa tan profunda como la
religiosa (la felicidad eterna). Respecto de las tradiciones populares, la recompensa es la
aprobación de los miembros de la sociedad y el castigo, su reconvención, su repudio, su
reproche. Religión, gobierno, tradiciones populares todos estos aspectos de la cultura han
ido evolucionando de manera natural a través de la historia, pero la humanidad presente,
como la humanidad de los tiempos de los griegos, con frecuencia no tienen otras maneras
institucionales de enfrentarse a la complicada conducta de los individuos, de los grupos y
de las sociedades.
Por eso, a partir de creencias, preceptos y leyes buscan, a través de recompensas
sanciones y castigos, dirigir y mejorar los diversos comportamientos para ampliar la
calidad de vida individual y de la convivencia humana.
Sólo recientemente y aún de manera vacilante, empiezan a intervenir, sin
institucionalizarse, los conocidos psicólogos para la educación de los hijos en el hogar y
en la escuela; para mejorar la comunicación social; para ayudar a prevenir la enfermedad
y, desde hace un tiempo, para mejorar la salud. Y no se les impulsa a pesar de que
diversos conocimientos psicológicos, incluidos en el proceso de la educación desde la
primaria, podrían mejorar significativamente, el comportamiento individual, el de los
grupos y el social.
La cultura se compone del conjunto de valores, normas, hábitos que prevalecen en un
país o grupo social. A título de ejemplo, algunos rasgos de la cultura estadounidense
incluyen el localismo y el etnocentrismo. El primero corresponde a una visión reducida del
mundo consistente en la incapacidad para reconocer que otros pueden tener formas
diferentes de vivir y trabajar; el segundo, se refiere a la creencia de que los valores y usos
culturales de uno son superiores a los de los demás. Otros estudios los caracterizan como
informales, directos, competitivos, realizadores, independientes e individualistas,
inquisitivos, les disgusta el silencio, aprecian la puntualidad y la limpieza.
A efectos de estudiar con mayor profundidad las diferencias culturales, se han elaborado
algunos marcos teóricos de análisis como el de Kluckhohn – Strodtbeck y el de Hofstede.
El primero identifica seis dimensiones culturales básicas: la relación con el ambiente
(dominación, armonía o subyugación), la orientación en el tiempo (pasado, presente o
futuro), la naturaleza de la gente (buena, mixta o mala), la orientación a la actividad (ser,
controlar, hacer), en enfoque de responsabilidad (individualista, de grupo o jerárquica) y el
concepto de espacio (privado, mixto o público).
Con base en este marco, EUA se caracteriza con los siguientes valores: dominación,
presente, mixta, hacer, individualista y privado. En el marco de Hofstede, las diferencias
se presentan en cuatro dimensiones:
 Individualismo - cooperativismo: preocupación de la gente por sí misma y su
familia vs. un marco más amplio de interés y confianza social
 Distancia al poder: grado en que una sociedad acepta que el poder y la riqueza de
las instituciones, organizaciones y personas esté distribuido de manera desigual.
 Evasión de la incertidumbre: grado en que una sociedad se siente amenazada por
situaciones inciertas y ambiguas y trata de evitarlas.
 Cantidad en comparación con calidad de vida: asertividad y materialismo vs.
relaciones sociales y preocupación por los demás.

Las subculturas delegacionales


El término subcultura se usa en la sociología, antropología y estudios culturales para
definir a un grupo de gente con un conjunto distinto de comportamiento y creencias que
les diferencia de la cultura mayor de la que forman parte. La subcultura puede ser
estética, política, sexual o una combinación de ellas.
Las subculturas se definen a menudo por su opción a los valores de la cultura mayor a la
que pertenecen, aunque esta definición no es universalmente aceptada por los teóricos.
Esta posición de relativismo cultural es reduccionista. La cultura popular o no clásica,
propiamente no es una subcultura sino es un instrumento de dominación.
Se manifiesta la subcultura en la gente joven –hasta los 40- por diferentes preferencias en
el ocio, en el entretenimiento, en el significado de los símbolos casi como ideologías, en el
uso de los medios sociales de comunicación y en el lenguaje.
En este mismo sentido se dice que las corporaciones, los pobres, las sectas y muchos
más grupos o segmentos de la sociedad, con diferentes y numerosos componentes de la
cultura simbólica o no material, usada para la interacción pueden ser observados y hasta
estudiados como subcultura simbólicas. La interrelación de los símbolos en las
subculturas estructurales precisarán un enfoque sociológico, desde la perspectiva del
interaccionismo simbólico. De acuerdo con teóricos claves de las subculturas como Dick
Hebdige, los miembros de una subcultura señalarán a menudo sus pertenencias a la
misma mediante un uso distintivo y simbólico de estilo.
Por tanto, el estudio de una subcultura consiste con frecuencia en el estudio del
simbolismo asociado a la ropa, la música y otras costumbres de sus miembros, y también
de las formas en las que estos mismos símbolos son interpretados por miembros de la
cultura dominante. Si la cultura se caracteriza por una oposición sistemática a la cultura
dominante, entonces puede ser descrita como una contracultura.
Todos los humanos en todas las culturas tienen que enfrentarse a una multitud de
problemas de la vida. Todo indica, que sin embargo, distintas culturas inspiran, fomentan
y destacan distintas maneras de encarar los problemas. En la cultura mexicana el estilo
de confrontación de problemas tiende a ser automidificativo o pasivo, es decir, cuando se
presentan problemas que se tienen que resolver, el mexicano, tiende a modificarse a sí
mismo para solucionarlos. Para el mexicano, el aceptar y aún más resignarse ante los
problemas no es sólo la mejor manera, sino la manera más virtuosa. La abnegación en la
madre, la obediencia de los hijos, el propio sacrificio en todo, la sumisión, la dependencia,
las buenas maneras, la cortesía, el aguante, la “concha”, etc., pueden ser considerados
como virtudes socioculturales mexicanas o como formas realistas de confrontación o, al
menos, como formas aprobadas socialmente de enfrentarse a los problemas de la vida.
En una cultura en la que tradicionalmente para todo se ponen dificultades y en donde la
economía limita considerablemente las oportunidades, esta manera de enfrentarse,
cuando menos, aminora la frustración y sus consecuencias para la salud mental.
Para los estadounidenses, el estilo de confrontación de problemas es activo. Para
resolver los problemas no hay que modificarse a si mismo, sino al ambiente, a la sociedad
o a otros. Los estadounidenses hacen de esto una virtud y lo consideran la mejor forma
de encarar la realidad. Para ellos, la vida se vive óptimamente en actividad constante. He
aquí una cultura en la que la propia estima decae si se está ocioso. Pero puesto que la
forma óptima, la manera virtuosa, la manera recta, aun la manera justa en la interacción
con los problemas y con otros es la de encarar problemas activamente, los
estadounidenses necesariamente sufren mucho para encarar la muerte, la enfermedad
crónica, la deformidad, la pobreza, la obesidad; y posiblemente su tolerancia a la
frustración sea mucho menor que la de los mexicanos, lo que los predispone al conflicto
entre los individuos y al divorcio.
Las diferencias que se detectaron respecto al grado de dinamismo que sujetos
estadounidenses y mexicanos atribuían a los conceptos, son particularmente interesantes
para llevar a la realización de que no solamente los estadounidenses tienden a arrastrar
activamente, y los mexicanos de manera automodificativa los problemas y desafíos de la
existencia, sino que hay diferencias aún respecto a donde se percibe la actividad. Aunque
de esperarse, es interesante que los conceptos tecnológicos se vean como poseedores
de mayor dinamismo para los estadounidenses que para los mexicanos, Es así que
conceptos tales como aeroplano, automóvil, bomba atómica, tren, televisión fueron vistos
como muchos más activos por los estadounidenses que por los mexicanos. Con una
diferencia no tan grande, pero significativa, los conceptos de camión, máquina, submarino
nuclear, radio, ferrocarril, viaje espacial se percibieron como más dinámicos para los
jóvenes estadounidenses que para los mexicanos. Solamente la bicicleta se apreció como
más activa para los mexicanos que para los estadounidenses. En cambio, y de manera
interesante, la cama, la silla, la almohada y la alfombra se perciben en la mente de los
mexicanos como más activas que para los estadounidenses y esto es cierto también para
innumerables artículos de vestir tales como sombreros, corbatas, zapatos, suéter, vestido;
y para artículos alimenticios: pan, mantequilla, dulce, queso, café, huevo, pescado, fruta,
arroz, carne, leche, sal, te, legumbres y agua, e incluso el concepto alimento, en general,
se advierte como mas activos para los mexicanos que para los estadounidenses.
Resulta muy sugestivo precisamente que las partes externas del cuerpo se perciban como
más dinámicas en Estados Unidos que en México, y que lo contrario suceda para las
partes internas del cuerpo. Así, los conceptos de brazo, mano izquierda, mano derecha,
dedos, cuerpo, cara y cabeza se consideren mas activos en Estados Unidos que en
México y solamente el cabello y los labios se notan como mas dinámicos en México, los
labios probablemente por los parlanchines que tendemos a ser, el cabello quizá pensando
en la cabellera femenina. En cambio las partes internas del cuerpo el cerebro, el corazón,
los intestinos y la sangre se ven como más activos por los mexicanos que por los
estadounidenses. Esto no podría ir mejor por la tendencia de los estadounidenses a
volcarse hacia el ambiente y la tendencia de los mexicanos a volcarse hacia su interior.
ciertamente más fascinante todavía es que las emociones conectadas con la
automodificación se vean como más activas para los mexicanos y que, por el contrario,
las emociones agresivo-competitivas se consideren como más dinámicas en los Estados
Unidos. Así, la vergüenza, la devoción, la simpatía son mas dinámicos en los ojos de los
mexicanos que de los estadounidenses y, en cambio, la agresividad, el enojo, el
desprecio, la determinación, la envidia, el odio, el dolor y el orgullo se conciben como más
dinámicos para los estadounidenses.
Adoptar una actitud activa o una pasiva tiene múltiples consecuencias en la vida interior
de los individuos. Los mexicanos tienden a estar mas centrados en la familia mientras que
los estadounidenses lo están mas en los individuos.
Con frecuencia, los poetas y los filósofos sociales han señalado los patrones amplios de
parentesco y estrecha afiliación entre los miembros de las familias, como una cualidad
positiva que surge de la combinación de la cultura española con indígena. Las familias en
México, así como también en otros países latinoamericanos, tienden a extenderse en una
red de parientes que a menudo incluyen a docenas de individuos.
En 1966 se administró, a estudiantes universitarios de México y Estados Unidos, una
primera versión de los cuestionarios de filosofía de vida. Uno de los reactivos bipolares
consistía en el siguiente par de enunciados: a) se debe luchar cuando los derechos de la
familia se ven amenazados y el otro, b) se debe luchar cuando los derechos del individuo
se ven amenazados. Solo el 22% de los estudiantes universitarios estadounidenses
escogieron la alternativa centrada en la familia, mientras que el 78% restante se inclinó
por la opción centrada en el individuo. En el caso de los mexicanos ocurrió exactamente
lo contrario: el 68% de ellos seleccionó la versión de la familia, mientras que el 32%
prefirió la individual.
Los estadounidenses tienden a ser más complejos y diferenciados en estructura
cognoscitiva que los mexicanos. Se descubrió que los niños bilingües de las familias
mexicanas de la clase alta no difieren, en el desarrollo intelectual, de los niños
estadounidenses de esa misma escuela, con padres que tienen educación y nivel
socioeconómico comparable al de los mexicanos. Ahora bien, aunque no hay forma de
separar los factores biológicos de los sociales en el desarrollo cognoscitivo entre las dos
culturas, la evidencia sugiere firmemente hasta ahora, que las diferencias de nivel y
patrón de desarrollo intelectual entre los niños mexicanos y estadounidenses se deben
primordialmente a las diferencias en premisas socioculturales, orientaciones de valores y
el ambiente, sobre todo de la familia y de la escuela en las dos sociedades. Todo parece
indicar que la excesiva demanda de obediencia en la familia mexicana es la culpable de
que, en el estudio del desarrollo de la personalidad de dos culturas, los niños mexicanos
apareados en clase social, grado escolar, sexo y educación del padre resultase con
calificaciones significativamente menores en inteligencia de sus contrapartes, los niños y
adolescentes estadounidenses. Sólo cuando se equipara todo lo anterior y además las
oportunidades educativas se comprueba que los niños mexicanos son tan capaces de
desarrollar la inteligencia como los estadounidenses.
Los mexicanos tienden a ser mas cooperativos; los estadounidenses más competitivos.
Una serie de estudios realizados por los doctores Kagan y Madsen proporcionan claros
testimonios de que los niños mexicanos tienden a mostrar espontáneamente espíritu de
cooperación en juegos experimentales, mientras que los angloamericanos son
sumamente hábiles para la competencia. Es a partir de esos estudios cuando Kagan y
Madsen llegan a la conclusión de que los niños estadounidenses, a diferencia de los
mexicanos, se crían en un medio de desarrollo en el que se recompensa la competencia
hasta un punto tal que esta estrategia se generaliza incluso a situaciones en las que se
vuelve completamente
inadaptativas. Como interesante observación adicional, vale la pena mencionar que los
niños mexicanos-estadounidenses o chinos, que participaron en estos estudios, resultaron
encontrarse entre los extremos de comparación típicos del mexicano y la actitud
competitiva de los anglo-norteamericanos.
Los mexicanos tienden a ser más pesimistas y fatalistas en sus perspectivas sobre la vida
que los estadounidenses. La sociedad estadounidense ha estado siempre llena de
esperanza para el futuro y de optimismo sobre su destino. En contraste, la historia de
México se ha caracterizado por la conquista, la pérdida de guerras, el sufrimiento a
causas de devastadores tumultos internos hasta principios del siglo XX; catástrofes como
huracanes y terremotos; incapacidad de proporcionar oportunidades para el éxito
personal, económico y social a las grandes masas de sus habitantes, etc.
Es comprensible que ese medio indica perspectivas fatalistas de la vida. El mexicano ha
percibido comúnmente la vida, como ya lo hemos visto como algo que se debe sobrellevar
en vez de gozarse: este es un valle de lágrimas. Para el mexicano el optimismo de los
estadounidenses aparece incluso desconectado de la realidad, es así como, quizá
llegando hasta los extremos de la licencia poética,
Octavio Paz en su libro El laberinto de la soledad (cite páginas) escribe:
El sistema norteamericano solo quiere ver la parte positiva de la realidad. Desde la
infancia se somete a hombres y mujeres a un inexorable proceso de adaptación; ciertos
principios, contenidos en breves fórmulas son repetitivos sin cesar por la prensa, la radio,
las iglesias, las escuelas y esos seres bondadosos y siniestros que son las madres y
esposas norteamericanas. Presos en esos esquemas, como la planta en una maceta que
la ahoga, y el hombre y la mujer nunca crecen o maduran.
Octavio paz es el mexicano quien pareciera considerar que para poder madurar, es
indispensable ver la vida desde un punto de vista negativo y fatalista.
Creencias, opiniones y actitudes del mexicano frente a las organizaciones

Conceptos
Uno de los capítulos más interesantes de Díaz-Guerrero, vinculado al tema, es el de
motivaciones del trabajador mexicano, misma que se considera explicada por múltiples
variables (fuerzas, motivos, necesidades, deseos, impulsos, instintos, etc.), no por una
sola como han sostenido muchos psicólogos.
Parte de la revisión de algunas de las expresiones del mexicano acerca de los tópicos del
trabajo que indicarían que el mexicano no está muy motivado por trabajar son: “el trabajo
embrutece”, “trabajar de balde ni a tu padre”, “la ociosidad es la madre de una vida
padre”, etc., para posteriormente profundizar en lo que se esconde detrás de estas
expresiones.
Retoma el modelo de Maslow y sus prioridades en las necesidades que indican que no
pasamos a una de orden superior hasta haber satisfecho la de orden inferior (necesidades
fisiológicas, de conservación, de afecto, autoestima y realización). Muestra que si algo
tiene en exceso el mexicano de niño es amor y de adulto amistad, por lo que debería
estar satisfecho al respecto. Sin embargo, su necesidad de amigos y de hablar
continuamente sigue siendo desusadamente intensa. También se muestra excesivamente
intensa la necesidad de sentirse capaz y valioso, por lo que se le dedica mucho tiempo y
energía a satisfacerla por cualquier camino, lícito o no, si tenemos dudas de nosotros
mismos, la otra posibilidad de llenar la necesidad es que otros nos atribuyan capacidad,
poder, inteligencia, simpatía, belleza, etc. También puede sustituirse con criterios de
posición social o simplemente de disposición de dinero.
Si esta satisfacción es bloqueada en todas sus variantes, los individuos presentan
sentimientos de inferioridad, de inseguridad personal y hasta debilidad y desesperanza,
pudiendo incluso desembocar en el pesimismo crónico o la completa apatía. Una
tendencia ya francamente anormal para compensar la falta de autoestima es fanfarronear,
tratando de engañarnos a nosotros mismos. La falta de satisfacción de esta necesidad
provoca que rara vez pueda satisfacer la siguiente (autorrealización) en nuestro contexto.
También agrega que hay necesidades aprendidas, entre las cuales las más importantes
son las socioculturales, como el machismo. A continuación presenta un perfil hipotético
del trabajador con base en la importancia atribuida a una serie de necesidades,
calificadas en una escala de 0 a 10. Ellas son las siguientes, listadas con dos
calificaciones, las primeras son del autor y las segundas son de un grupo de 11
ejecutivos. A continuación se explica la fundamentación de la primera:
Hambre: 5 y 6. Casi todos los mexicanos han sufrido hambre, aguda o parcial, pero sin
alcanzar su máxima intensidad.
Salud: 5 y 3. El mexicano es un poco hipocondríaco pero al mismo tiempo la cuestión de
vivir o morir no parece tener mucho valor.
Sexualidad: 10 y 9. Alcanza su máxima calificación como compensación de lo que el
mexicano no tiene, por eso gusta fanfarronear sobre sus éxitos.
Dinero: 10 y 8. Símbolo y compensación de muchas otras cosas, tanto por su valor real
como simbólico. Por eso los aumentos de salario mejoran la eficiencia sólo
temporalmente.
Temor a perder el empleo: 5 y 4. Tal temor debería ser alto por su vinculación con el
hambre, sin embargo, los trabajadores rotan mucho de empleo, lo que se explica por el
papel que cumple al respecto la familia mexicana.
Seguridad personal: 3 y 2. No parece preocuparle mucho al mexicano por lo que no
aprecian las medidas de seguridad en el trabajo.
Amor y ternura: 1 y 4. Considera que la madre mexicana sofoca con su ternura a los
niños, por lo que no cree que sea un aspecto importante.

Propia estima: 10 y 9.5. La autoestima del mexicano está bajísima, aunque la evidencia
externa parece desmentirlo porque él trata de negar su complejo de inferioridad y se
protege en el fanfarroneo
En la familia se abusa de los conceptos de autoridad (padre), respeto, en la inconsistencia
entre lo que se enseña y lo que se hace Y en el trato del niño. Tampoco la situación
económica ayuda a su autovaloración. El trabajador mexicano está hambriento de
desarrollar su autoestima. Este es un importantísimo aspecto para motivar al trabajador,
más que la mejoría irreal de salarios, si siente que lo que hace sirve a otros y contribuye
al progreso de su país.
Amistad: 9 y 9. La cara amiga y el gesto comprensivo y sin críticas son necesarios para el
fanfarroneo viril. Los amigos constituyen la audiencia cooperativa. Sólo cuando gana la
risa hay una posibilidad sana de salvación frente a esta conducta.
Es una necesidad parcialmente consciente, semiconsciente e inconsciente.
Desarrollo integral: 7 y 7.5. Cuando se presenta suele hacerlo como compensación,
incluso puede serlo la actividad artística. El mexicano siempre ha sido creativo.
Mejor ambiente físico: 1 y 4. No lo valora por lo que significa en términos de salud y
eficiencia sino como reconocimiento de su valor personal.
Mejoría técnica: 5 y 5.5. Esta necesidad debería ser máxima, pero si al mexicano se le
indica como hacer mejor las cosas, es probable que se sienta insultado. La mejoría
encontrará resistencia provocada por la susceptibilidad.
Pertenecer a un grupo: 1 y 6. Para el mexicano no es la fábrica el principal lugar de
socialización, como Brown y Fromm postulan. El mexicano socializa en todas partes,
sobre todo en la familia, no requiere tanto de amor ni considera que la soledad es una
desgracia. Octavio Paz la describe como su “mero mole”.
Necesidad de diversión: 10 y 9.5. Para distraerse de sí mismo, olvidar lo que lo afecta, el
mexicano tiene una alta necesidad de diversión. También porque necesita la sensación de
bienestar que la diversión le genera, la oportunidad de soñar, de fantasear. Siente en
algunos espectáculos que al fin va a tomar parte en grande en la actuación. De ahí los
gritos ingeniosos, el aplauso, las carcajadas, etc. en el cine se identifica con los
personajes, vive otras vidas. En fin, este aspecto combina varias necesidades
insatisfechas.
Formación de cambio de actitudes
Las actitudes son los sentimientos y creencias que determinan en gran medida la manera
en que los empleados perciben su ambiente de trabajo. También han sido definidas como
declaraciones evaluativas o juicios (favorables o desfavorables) relativos a objetos,
personas o hechos. Una actitud tiene un componente cognoscitivo (opinión o creencia) y
otro afectivo (emoción, sentimientos) que se traducen en un comportamiento o intención
de comportarse de cierta manera hacia algo o alguien. La satisfacción en el trabajo es una
de ellas. Otros ejemplos son: el involucramiento con el puesto, el compromiso
organizacional, etc.
En el contexto norteamericano parecería lógico pensar que los sistemas de incentivos
económicos pueden provocar una modificación de actitudes en el sentido deseado. Así
funcionan los programas de premios por desempeño, por no faltar, por no llegar tarde, no
desperdiciar materia prima, etc. Como ya comenté, Díaz-Guerrero le restaba importancia
al incremento salarial como forma de motivar al mexicano, sin embargo, creo que en la
actualidad es relevante.
También hay otras formas de modificar actitudes, en especial, la satisfacción en el trabajo,
como puede ser metas más claras, supervisores más comprensivos, participación en el
empleo, capacitación, mejor ambiente de trabajo. Incluso una plática o la aplicación de
una encuesta pueden permitir un desahogo emocional que produzca un cambio de
actitud.
La pirámide de Maslow, o jerarquía de las necesidades humanas, es una
teoría psicológica propuesta por Abraham Maslow en su obra Una teoría sobre la
motivación humana (en inglés, A Theory of Human Motivation) de 1943, que
posteriormente amplió, obtuvo una importante notoriedad, no sólo en el campo de la
psicología sino en el ámbito empresarial del marketing o la publicidad. Maslow formula en
su teoría una jerarquía de necesidades humanas y defiende que conforme se satisfacen
las necesidades más básicas (parte inferior de la pirámide), los seres humanos
desarrollan necesidades y deseos más elevados (parte superior de la pirámide).
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