El Nacimiento de Los Intelectuales

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Asociacion de Historia Contemporanea

Marcial Pons Ediciones de Historia

El «nacimiento de los intelectuales»: algunos replanteamientos


Author(s): Carlos Serrano
Source: Ayer, No. 40, EL NACIMIENTO DE LOS INTELECTUALES EN ESPAÑA (2000), pp. 11-23
Published by: Asociacion de Historia Contemporanea and Marcial Pons Ediciones de Historia
Stable URL: http://www.jstor.org/stable/41324997 .
Accessed: 22/06/2014 01:14

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El «nacimiento de los intelectuales» :

algunos replanteamientos

Carlos Serrano
Universidad
Paris-Sorbonne
ParisIV

Los intelectualesestan de vuelta. Parecia que todo estaba dicho


y que de una vez ya quedaban establecidastodas las taxonomias, que
ya se habiancontadotodaslas venturasy desventuras de grupos,escue-
las, tendenciasy demasgeneraciones, que se conociantodaslas nominas
habidas y por haber,que se reconocianmeritosy limitesde unos y
otrosy que quedaban despachadostodoslos diagnosticos,cuando de
repente,una nuevaoleada bibliografica demuestraun rebrotede interes
por el tema,su resurgira la ordendel dia. Favorecidopor las con-
memoraciones - valga la palabra,pero ique es lo que se conmemoro
-
en esa fecha? del 98 en Espana, el fenomenoha dado pabulo a
una intensaactividadeditorial,en la que entralo mejorcomolo peor,
y,a veces,lo peorde lo peor.Peroal margende ese interescoyuntural,
y en partefacticio,puesto que engendradopor la necesidadconme-
morativa(sobre la que cabria reflexionar), la funciondel intelectual,
su papel en la sociedad,las cuestionesde sus diversasdefiniciones,
etc.,han rebrotado con una fuerzaque trasciendecon muchoesas limi-
tacionesiniciales,parallegara veces hastareabrirheridasmalcuradas.
El debate polemicoque desarrollaronno hace mucho en la prensa
los herederosde Arangureny el descendientede JulianMarias, al
margende las implicacionespersonales,ponia el dedo en una llaga
mal curada: iquien hizoque, entrelos intelectualesespanoles,durante
el franquismo?, icomolo hizo?,icuando?...A su manera,estaspreguntas
tienenel meritode reabriruna historiaque hastala fechase considero
generalmente comooportuno tenersilenciada,puestoque de ciertomodo,

AYER40*2000

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12 Carlos
Serrano

ese silencio,mas o menos veladamentecalificadode consenso,fue


uno de los sustentosideologicosde la construccion de la Espana demo-
cratica.Esta polemica,circunstancial, tuvo, embargo,el meritode
sin
recordarque estabanporestudiartemasacallados,que remitena cues-
tionesde fondo:la relaciondel Intelectual frenteal Poder,la importancia
de su palabra,su «obligacion»de denuncia,su capacidad de accion
o su voluntadde «pureza»,el necesario«compromiso» o la includible
«serenidad»...Volvieronasi, inesperadamente, sobre el tablerotodas
las viejas interrogaciones que han marcadocasi desde sus ongenes
una «historiade los intelectuales»muyinspiradade la francesa(que,
por cierto,tambiense ha vistoconfrontada con cuestionessimilares
relativasal penodode la ocupacionalemana),aunquesesgada,en Espa-
na, por la agigantadasombradel un poco francofilo Ortegaque le
da a estosdebatessu coloridoespecifico.Peroque la cuestiontrasciende
los localismosy la meracircunstancia se demuestra en que en el preciso
momento en que los responsablesde Ayerplanificaban el presentenume-
ro,salian en Paris las voluminosasentregasespeciales que las revistas
Esprity Le Debat han dedicado por su parte precisamenteal tema
de los «intelectuales»en Francia,desdesu presunto «nacimiento» (sobre
el que no hayacuerdoentrelos historiadores), hastasu presunta«muer-
te» (sobrela que tambiendiscrepanlos comentaristas) *.
En lo que a Espana se refiere,
esta genealogiade los «intelectuales»
parecia solidamenteestablecida:las teorizacionesorteguianas, y, mas
tarde,un libro de Lain Entralgoy algunas amplias sintesiscomo la
gigantescaempresallevadaa cabo porJoseLuis Abellan2,habiancano-
nizado unas rotulacionesdesde entoncesinquebrantables. Pero poco
a poco se fueafinandoel perfilde esas fotosde grupos:los intelectuales
habian nacido en tornoa 1898, al calor de un affaireMontjuicequi-
parable,aunqueen tonomenor,al affaireDreyfus(R. Perezde la Dehe-
sa 3); porlo demas,de ese instante germinalles veniasu denominacion
de «intelectuales»(InmanFox4); a partirde entonces,en oleadas suce-
sivas que una taxonomiasimplificadacuando no simplistabautizaba
1 Esprit
, nums. 262-263[mars-avril,
mai2000];Le DibaX , num.110,mai-aout
2000.
2 Jos^LuisAbellAn,Historia delpensamiento
critica , Madrid,
espahol Espasa-Calpe.
3 RafaelP£rez DELADehesa,«Losescritores anteelproceso
deMontjuic»,
espanoles
AdasdelTercerCongresoInternacional
deHispanistas, 1970.
Mexico,
4 E. Inman Fox,Ideologia enlas letras
ypolitica defindesiglo(1898),Madrid,
Espasa-Calpe 1988.
[col.Austral],

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El «nacimiento
delosintelectuales»:
algunos
replarUeamientos 13

de «generaciones», se ibansucediendo,«98», «14», etc.,paramantener


erguido pensamientoespanol cuyo unico y constanteobjeto,incan-
el
sablementerepetido,no era mas que Espana misma.Unamunoy Ortega
eranvistoscomolos dos solesmayoresde esas «constelaciones»(termino
que recojo de ErnestoGimenezCaballero,quien dio una esplendida
representacion graficade la por el llamada «constelacionOrtega»en
uno de sus «cartelesliterarios»),cuyas estrellasmenoresse denomi-
naban,a guisa de los comentaristas, Maeztu,Azorin,Perez de Ayala,
acaso Baroja, a veces Machado,casi nunca Valle Inclan, de vez en
cuando Costa, con menorfrecuenciaAltamira,casi nunca Ramon y
Cajal... La prensay la revistase convertian en los vectoresde su imperio
de palabras: los «Lunes» del Impartial,la RevistaModerna, El Sol,
Espana, La Revistade Occidente , etc., eran entonceslos titularesde
obligada mencionen todo acercamientoa ese fenomenoliterario-in-
telectualque habia marcadode maneradefinitiva la historiografiacul-
turalespanola.
Frenteal esquematismo de estas primerasinterpretaciones, no fal-
taronlos imprescindibles retoques,que completaron el panorama:los
trabajospioneros- y ya lejanos- de Rafael Perez de la Dehesa y
de CarlosBlancoAguinaga5,hicieronresurgir a la luzpublicalajuventud
rebeldey militantede unos autoresestablecidosen una imagencon-
sagrada,abriendoasf una seria brecha en el esquema convencional,
aunque sin acabar de darle por completola vueltapor ello. Por otra
parte,los cambiospoliticosocurridosen Espana de 1975 en adelante
permitieron la reconsideracion de algunasfigurasacalladas porla inqui-
na represorade unos «vencedores»que habrianqueridosilenciarhasta
el nombrede algunosde los «vencidos»:ManuelAzana,comopensador,
ensayista,«intelectual»al fin,es sin duda el principalbeneficiado
de esa reevaluaciondel canon heredadodel franquismo (SantosJulia,
Alicia Alted6), aunque se hayan abiertoalgunas puertaspara alguna
otrafigura7. Pero estos ultimosanos, de pronto,se volvioa abrirel
debate, se propusieronnuevos balances, rebrotaroninterrogaciones
5 R.PErez dela Dehesa,Politico,
ysociedad enelprimer Unamuno Ciencia
, Madrid,
Nueva, 1966;El grupo «Germinal»:unaclavedel98, Madrid, Taurus, 1971;Carlos
BlancoAguinaga, Juventuddel98, Madrid,
SigloXXI,1970.
6 Santos Manuel
JuliA, Azana. Unabiografia , Madrid,
politico 1990;Alicia
Alianza,
Alted,Angeles Egidoy M.aF.aMancebo (eds.),Manuel Azana:pensamiento
y accion,
Madrid,Alianza,1996.
JuanMarichal, El secreto
deEspana.Ensayos dehistorialintelectual
ypolitico,
Madrid,Taurus, 1995.

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Carlos

sobrelas categorias,los conceptos,sobre el procesode conjunto.En


una obra tardfa,y cuya cansina marchaacaso se deba al dificilale-
jamientode unos origenesconservadoresy de sus correlativasads-
cripcionesespiritual-intelectuales, VicenteCacho Viu refundo, por asi
decirlo,todala problematica del «98», demostrando, conlos documentos
a la vista,su genesis en una problematicaorteguiana,que obligaba
a remplantear los supuestosideologicosde todasestas denominaciones,
acabando por lo mismode invalidargran parte de la historiografia
al uso 8.Aunqueporotrasvias,a esas alturasalgunosya habfanempren-
dido la imprescindible relecturacriticade esa mismahistoriay del
papel centralque en ella habia desempenadoOrtega9. Estos replan-
teamientos sucesivos,estasreformulaciones yreconsideraciones rompian
los esquemas establecidosy deshacianlas sintesisapresuradas;o, en
todocaso, sugerfan la necesidadde ofrecerles nuevoshorizontes inter-
pretativos.Persecucionde una quimera,la lfneade fuerzade casi un
siglo de debate intelectualespanol paso entoncesa ser una «novela»
para JavierVarela10.CarlosSerrano,cerniendoseen el momento axial
del cambiode siglo,examinoporsu partecomoentoncesse establecian
los paradigmasde diversosy conflictivos relatosde la historia,a los
11
que por otraparteprocuro dar cierta europea . Pero,
contextualizacion
comoquieraque sea, acaso el esfuerzorenovador mas palpableprovino
de las formulaciones perifericas en El buclemelancolico
: JonJuaristi, ,
de granexitode publico,y algunaotracomoEl linaje de Aitor , Boija
de Riqueren sus diversostrabajosen tornoal conservadurismo Catalan
del sigloxix (Durany Bas, porejemplo),Ucelayda Cal sobreel cata-
lanismopopulista,J. LI. Marfany y La culturadel catalanisme, Josep
Maria Fradera,con Culturanational en una societatdividida, la tesis
de ManuelJorbasobreMila i Fontanals,pasandoporel amplioinventario
8 VicenteCachoViu,Repensar elnoventa yocho Biblioteca
, Madrid,1 Nueva, 1997.
9 AntonioElorza,La razon la sombra. Una lectura de Gasset,
y politica Ortega y
Barcelona,
Anagrama,1984;J.C. Mainer, La domadela quimera sobre
(Ensayos nacio-
nalismoy cultura
enEspafia), Barcelona,Universitat Autonoma de Barcelona,1988.
Javier La novela
Varela, deEspana, Madrid, Taurus, 1999.
11CarlosSerrano, «Historia
y relatorla crisisdel98»,La crisis
espanoladefin
desigloyla generacion
del98 [Actas delsimposio internacional, noviembre
Barcelona,
de 1998][AntonioVilanova/Adolfo SoteloVazquez, Universidad
eds.],Barcelona, de
1999,pp.32-45,yMasseperdio
Barcelona, enCuba[J.PanMontojo Madrid,
coord.],
1998.
Alianza,

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dirigidoporJordiCasassas 12,y una amplisimaserie de investigadores


mas,han renovadode fondo,cada uno a su manera,a veces divergente,
la historiografia intelectualvasca o catalana, cuyo calado en la his-
toriografiaespafvola queda porvalorar.De hecho- y las recientespole-
micas sobre la manerade concebiry ensenarla historiade Espana
estanahi para demostrarlo - , la articulacionentretodasestas multiples
tendenciasrenovadoras,surgidasen diversoslugares y en diversos
momentos, todavia confluyendificilmente en un conjuntoarticulado
que no sea una merahistoriainstitucional consensuada.
En un trabajoreciente,SantosJulia,por su parte,ha examinado
la cuestionde la «aparicion»- este es el terminoque utiliza- de
los intelectualesen Espana en un marcode referenciamas amplio,
remontandose a la implantaciondel liberalismo.Haciendo referencia
a Burke,en sus analisis de la sociedad francesapre-revolucionaria,
y a la revolucionamericana,compruebala existenciade «intelectuales »
antes de los intelectuales: bastaba para que «aparecieran»,pues, que
esos «hombresde letras»o «de intelecto»fueranlibresy tuvierancapa-
cidad suficientepara competirlibrementeen un mercado,libre, de
las ideas 13. De formamas o menos explicita,S. Julia se apoya en
todoslos historiadores de la constitucion de la «esferapublicade deba-
te», con J. Habermasa la cabeza 14,para afirmar que este es el punto
de emergencia del «intelectual»y de su nuevainfluencia en la sociedad,
conformada porel capitalismoy la revolucion liberal.
Este planteamiento respondeen terminos generalesa los resultados
generalesde la historiografia sobre estos temas,en Espana y fuera
de ella, aunque una cuestionterminologica merezcaser precisada.En
el caso frances,fuepioneroy siguesiendoimprescindible en cualquier
intentode arqueologiade los «intelectuales » francesesel libro que
Paul BenichoutituloLe sacre de Vecrivain , cuyo verdaderoalcance
queda precisadopor el subtitulo:Essai sur Vavenement d'un pouvoir
spirituella'iquedans la Francemoderne15.En esta obra,Benichoumos-
12J.LI. Marfany, La culturadelcatalanismo, Barcelona, 1995;J.M.
Empuries,
Fradera, Culturanacional enunasocietatdividida
, Barcelona,Curial, Casas-
1992;Jordi
sas,Els intellectualsi el podera Catalunya (1808-1975 ), Barcelona,
Portic,1999.
13SantosJulia, «Laaparicion enEspana»,
de "losintelectuales" Claves
derazon
, num.
practica 86,oct.1998.
Remito a la recientetraduccionfrancesa
actualizada, Habermas,
Jiirgen Uespace
public.Archeologiedela publicitecomme dimension constitutive
dela societe
bourgeoises
Paris, 1992(laedicion
Payot, alemana
original esde1961).
PaulBenichou, LesacredeVecrivain.EssaisurVavenement d'unpouvoirspirituel
dansla France
la'ique moderne 1973.
JoseCorti,
, Paris,

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trabacomo,desde la segundamitaddel siglo XVIII, se habia ido cons-


tituyendo en Franciaunmundointelectual secularizado,en abiertapugna
con la Iglesiaen la busquedadel liderazgoen la formacion y orientacion
de una naciente«opinion»,que bien prontose fue convirtiendo en
«ciudadania». Como puede juzgarse,esta obra clave aboga en favor
de la posturageneralde Julia,aunque partiendodel examende lo
que Benichoullama «ecrivain»,termino que convendriaacaso traducir
maspor«autor»que por«escritor»en espanol.
Porque de eso es de lo que precisamentese trata.De hecho,la
revolucionliberalcrea efectivamente un marcopolitico,jurfdicoy eco-
nomiconuevo,que configura al «autor»en sus modalidadesmodemas.
Por supuesto,la palabra es antiguay siempresirviopara caracterizar
al «inventor» de alguna cosa, como lo definfael Tesorode la lengua,
de Covarrubias,a principiosdel siglo xvn. Sin embargo,el filologo
clasico anadfa: «Autores,los que escrivenlibros,y los intitulancon
sus nombres,y libro sin autores mal recibido,porque no ay quien
de razondel ni lo defienda».La obra anonimaera efectivamente mal
vista y los Indices buscaroneliminarlos.En estas circunstancias, el
«autor»era,pues,una figura juridica,la del de responsableque pudiera
responderde la obra en caso de infracciona la ley, en esa «edad
conflictiva»del sigloXVIIespanol.Comoes sabido,esta funcion juridica
permanece hasta hoy,pero pasando del «autor»al responsablede la
edicion,figuravariablesegunlos casos (editor,impresor, etc.). Para-
lelamentea esta evolucion,el «autor»propiamente dicho fue ganando
terreno en otrocampoy empezoa hacervalersus pretensiones. Aunque
se atisbanelementosjurfdicosque le son favorableya en el sigloXVIII,
es realmentecon los primerospasos del liberalismoen Espana, entre
1810 y 1813, cuando la cuestionde un «derechode autor»empezo
a formularse realmente, aunqueno llegoa codificarse de maneraestable
hasta 1847 16.Sin embargo,la aplicacionconcretade esta legislacion
tardotodaviadeceniosen entraren la practica,de modoque la nueva
ley sobre este tema,adoptadaen 1879, puede considerarsecomo el
puntode partidaefectivo de un, aunque todavfafragil,ya establecido
derechode autor,que, sin embargo,siguiosiendomateriade polemicas
y disputasentre«autores»,«empresarios» y «editores»hastabienentra-
do el presentesiglo.
Esta lentaafirmacion del «autor» en el escenariojurfdicoespanol
fue acompanadode su no menos lento reconocimiento social: hasta
16Jose
Antonio
VegaVega,
Derecho
deautor
, Madrid, 1990.
Tecnos,

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muyavanzado en el siglo xix, las obras teatrales,los volumenesde


literaturapopular,etc.,ponenmenosenfasisen el nombrede su «autor»,
precisamente, que en el de sus protagonistaso en el temade las aventuras
narradas,de modoque en las portadasde los libroso en los carteles
de los teatros,destacansobretodolos nombresde las compamas,del
actoro de la actrizcelebre que actua, que casi siempreanteceden,
cuando no sustituyen por completo,el nombredel «autor»de la obra:
al parecer,Jose Zorrillafue el primerautordramaticodel siglo xix
que logroverfigurar su nombre,comotal,en un cartelde teatromadri-
leno,pordelantedel de los actores.Esta faltade preeminencia denota
sin duda el hechode que el «autor»no disponiatodaviade autoritas
cualquierareconocida,salvo en materiade lengua,en la que el Dic-
cionariode Autoridades de la Real Academiaapoyabadesde el sigloxvill
sus definicioneslexicales en ejemplossacados de esas «autoridades »
que eran ya precisamente los «autores» clasicos. La progresivacons-
truccionde una «literatura nacional»en la primeramitaddel sigloxix,
de que es ejemplopalmarioel lanzamientoen 1846 de la Biblioteca
de AutoresEspanolesprecisamente(enfasismio), bajo el doble signo
de Cervantes(tomo 1) y de los Moratines(tomo2), empezo a fijar
ese nuevostatusdel autoren su vertiente de «granescritor»que pasaria
a integrar poco a poco un nuevocanonliterario.Obviamente, esta lenta
canonizationdel escritorconcierneen primerlugar la literaturadel
pasado, de modo que esa figuradel «granescritor»,tan esencial en
la historiade los «intelectuales»,tardotodaviabastanteen enunciarse
en presente.En ese sentido,la generacionromanticano habia salido
todaviade ciertaindefinicion dieciochesca: los Martinezde la Rosa,
Angel de Saavedra, Ros de Olano, Alcala Galiano, etc., llegaronal
poder mas por su actuacion politica,a la que acompanabasin duda
el talentoretorico,que por supuestaautoridadsacada de la excelencia
la
de su obraliteraria.Dichode otromodo:no son politicosporserautores,
no influyen en la sociedad por la alturade sus vistaso la inmensidad
de un talento.La excepcion,que conduce precisamentea tratarde
hacer del talentoliterarioun arma politica,se da, sin embargo,con
Larra,que consagraa la vez cierta divisionde funciones:apartado
del poder,estrechamente vinculadoa una prensa en plena transfor-
macion,es el que mas se asemeja a la ulterior imagendel «intelectual»
comoconcienciaque, plumaen ristre,hace frenteal podery denuncia
los malesde la sociedad:no en vanobuscaronsu apadrinamiento moral
postumolos jovenesintelectuales de 1900.

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Serrano

El desarrollo,por lento,contradictorio y desigual que haya sido,


de la sociedad modernaespanola a lo largo del siglo xix no podia
menosde crearuna tendenciaa la diversification de los grupossociales
de
y provocar un fenomeno de complejidadcreciente de su mismopro-
ceso. No es, pues, de extranarque hacia mediadosde siglo vayan
plasmandoformulaciones ideologicasy teoricasmultiples,que son otras
tantasofertasu opcionesinterpretativas del procesomodernizador, que
se materializan en infinidad
de corrientes,
grupos,obrasde signosvaria-
dos. No es aqui el caso de recordar,por ejemplo,las variedadesde
los teoricosdel socialismoutopicoy fourierista espanol17;o de la pro-
gresivaemergenciade algunode los que con el tiempose fueroncon-
virtiendoen los venerables«santos laicos» (que ilustranla tesis de
Benichou,pero con mediosiglo de diferencia)comoson Sanz del Rio
o Pi y Margall,por ejemplo,o, mas tarde,un Ginerde los Rios. Pero
si convienesin duda subrayarque ese procesoevolutivo,peroen una
formafundamentalmente desiguala lo largoy anchodel territorio
penin-
sular,permiteque vayanelaborandosediversas,perono porello nece-
sariamente opuestas,respuestasal mismo.Formuladaen otrosterminos,
esta es la propuestaque desarrollaaqui mismoJosepMaria Fradera,
que sugiereuna lecturaarticuladade las diferentes adhesionesde los
intelectualescatalanes del siglo pasado, en busca de una identidad
multiple, que no llego a ser materiade conflictoabiertohasta casi
terminado el siglo.
Tras la intensalabor liberal,desde las Cortesde Cadiz hasta los
primerosanos de la monarquiaisabelina,pasando por el Trienio,el
pensamiento catolicohastaentoncesbastantedesamparadointelectual-
mente,empezoa ofrecernuevas pautas interpretativas de la historia.
JaumeBalmes, desde este puntode vista, ha merecidoun reciente
y denso examenque diagnosticaen el la figurade un «intelectual
catolico», en busca de los «fundamentos racionalespara una politica
catolica»,por supuestoconservadorapero que sepa hacerse cargo,a
la vez que de la tradicion, de la inmensainnovacionde que es testigo
en una Cataluna convertidaa la «civilizacion- vapor» 18. La peculiar
situacionde Balmes,que piensa la evolucionde Espana desde su con-
dicion de observadorindependiente, pero tambiende clerigo,conser-
17Jordi deMotes,
Maluquer El socialismo
enEspana, Barcelona, Antonio
Critica;
Elfourierismo
Elorza, enEspana
, Madrid,Ediciones
dela Revista
deTrabajo.
J.M.Fradera, Balmes.
Jaume Elsfondaments
racionals
a unepolitica
catolica
,
Vic,Eumo,1996.

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El «nacimiento
delosintelectuales»
: algunos
replanteamientos 19

vadory Catalan,le conducea unas posturasmuchomas mitigadasque


las que casi en el mismomomentoformulala otragranfigurade la
intelectualidadcatolica.Mas alia del meroenfrentamiento politicocir-
cunstancialcon el liberalismo,Juan Donoso Cortesofreceen efecto
con su Ensayo sobreel catolicismo,el liberalismoy el socialismode
1851 una primeraconstruccionsistematizadadel «proceso de secu-
larizacionde la Edad Moderna»,en tantoque «errorgigantesco, engen-
dradopor el orgullo»,frenteal que no cabria,por tanto,mas remedio
que emprenderuna lucha frontal,en nombrede un catolicismoque
«es la civilizacion»misma19.Esta radical respuestaal liberalismoy
a los primerospasos del socialismo,hijastradel 48 europeoy que
hace de Donosoun Josephde Maistreespanol,constituye la paradojica
modernidad de este autor.En efecto,Donosoes, sin duda, un pensador
«moderno», comoque nacidode esa «modernidad» mismaque combate,
prefigurando de estemodo diversas modalidadesdel ulterior
pensamiento
contrarrevolucionario no
europeo: predico en vano Donoso,en efecto,
puestoque no lo dejaroncaer en el olvido los ulteriorestenoresdel
pensamiento antidemocratico,desde el Menendezy Pelayode los Hete-
rodoxoshasta Carl Schmittincluido.Cualquiera que sea el analisis
que se haga de esta herencia,no cabe duda que se suele subvalorar
el papel de los catolicosen la historiaintelectualespanola contem-
poranea,errorque tratade subsanaren parteSantosJulia aqui, con
el estudioque le dedica a su papel en los anos treintay cuarenta.
Todos estos ejemplos,y muchosmas, evidencianla emergencia
efectivade un mercadointelectualdiversificado, que se aprovecha
ampliamente de las nuevasoportunidades que ofreceen particularuna
prensa en plena expansiony revolucion.Con todas las limitaciones
que imponenunasituacionpoliticafluctuante yunalibertadde expresion
a menudorecortada,es un hecho que a lo largo del siglo surgeny
se imponende este modotoda una serie de «intelectuales»que difi-
cilmentepodriancaber en una unica definiciongenerica,mas alia de
su comunfuncionde dispensadoresde ideas, sistemas,reflexiones,
etc., en tornoa los cuales se agrupany reconocengrupossociales
de cortemuyvariado.En ese procesogeneralde constitucion del «in-
telectual»latosensu, yacaso comouna culminacion suya,surgeentonces
la figuradel «intelectual
» en sentidorestringido,
al que posteriormente
se ha tenidopor el intelectualpor antonomasia.Aunque no sea mas
19JoseFerrater Diccionario
Mora, deJilosofia
, Buenos
Aires,
Sudamericana,
1958,
s.v.

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20 Serrano
Carlos

que para insistiren sus origenesliterarias,no esta de mas senalar


que esa emergencia de un gruposocial que reivindicaespecificassenas
de identidadva acompanadasi no de la invencionpor lo menosde
la consolidationde un generoliterario, con su retoricaespecffica,que
le es propio,el ensayo.
JoseCarlosMainerha rastreadola genealogiade la palabra,y sobre
todola arqueologiade estegenero,que es lo que propiamente 20
importa .
De su estudioresultaque, si bien la palabra venia usandosede viejo
en el sentidode «prueba»o de acopio documentaly apologetico(asi
parece usarla todaviaDonoso en el titulode su ya mencionadaobra),
no es sino a finalesdel siglo xix cuando cuaja ya con su significado
modernode obrapersonalde opinion,sustentadaporla meraautoridad
de quien la suscribey ya no por la erudiciono la abundanciade
la pruebadocumental.Y quienes asi empleanel terminoy lo instalan
espanolsonClarin,Ganivet,Unamuno- el primero
en el paisaje literario
en usar el terminoen un titulocon valor definitorio: TresEnsayos,
de 1900- , etc., antes de que vinieranOrtegapara hacerlesla teoria
del invento(como con en tantasotrasocasiones,por cierto)con una
esplendidaformula, muyde su pluma: el ensayoes la ciencia sin la
prueba explicita(prologoa las Meditacionesdel Quijotede 1914); y
Eugenid'Ors a cultivarel genero,con inusitadobrio (en sus diversos
Dietarios).De lo que se infiereque el ensayo, en tantoque genero
literario,es obrahistoricade los intelectuales
; o, mejordicho,son ellos
mimosvertidosen su obra.Lo que reqiiiereuna aclaracion.Comomuy
bienpuntualizaMainer,la retoricadel ensayo«nuncapuede ser imper-
sonal,reclamala presenciade su autor»,tieneporfundamento esencial
ese «yo» que se definea si mismocon la autoridadsuficientepara
declararsu discursoy pretender serescuchado.Esta arbitrariedad gene-
rica, que implicafragmentacion y digresiondel discurso,merodeosy
variacionesahfdondeel tratadopostulaunicidady rigoren la demos-
tracion,exige a su vez la anuencia del lector,de quien el ensayista
solicita mas que en otrotipo de obra cualquiera la buena voluntad
y la colaboracion:«[...] Me convienetambienprevenira todo lector
respectoa [...] las contradicciones que le parecerahallar», advierte
Unamuno,a modo de captatiobenevolentiae , en una de las primeras
paginasde En tornoal casticisimo.Mainersaca la conclusionde este
pacto de lecturaespecifico:el ensayo,por ley internaque implica
20JoseCarlos Mainer, alensayo»,
Elensayo , 1;Losorigenes:
«Apuntes
junto espanol
XV
siglos a xvil[ed.deJesus Barcelona,
Gomez], 1996.
Crftica,

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El «nacimiento
delosintelectuales»:
algunos
replanteamientos 21

ciertogradode complicidaddel lectorconel autor,requierela existencia


de un publicode «ciertaextension » y,portanto,«una sociedadliteraria
medianamente organizaday asidua». Lo que a lo mejorpuede glosarse
en otraspalabras:si, para que pueda advenirtodotipode «intelectual»
es necesariala existenciade una sociedadcivil,el intelectual arquetipico
que se afirmaa finalesdel siglo xix en Espana (y no solo en ella),
suponee implicaque esta hayacobradoya ciertaextensiony vigencia,
y que, por reducidoque siga siendo (son conocidaslas quejas de los
intelectualesespanolesdel finde siglo al respecto),empiezaa existir
a pesar de todo un nuevo publico lector,una clase letrada,posible
consumidora en el nacientemercadode ideas. Los intelectuales no son
sindudaotracosa que una modalidadhistorica del «intelectual
» generico
nacido con el liberalismo:la de ese momentopeculiaren el que, con
mayoro menorexito,accede a un papel relevanteen la sociedad una
clase media ansiosa de poder,fundadosobre el merito(la carrera,
el talento,etc.) y la cultura(o, en su caso, la ciencia) y que hace
de estossus valorespropios,contralas jerarquiasheredadasdel pasado
o las pretensiones oligarquicasmodernas,amparadasestas porla fuerza
(el ejercitomuyparticularmente) y la religion.Porsupuesto,el momento
algidode esteitinerario de la historiade los intelectuales
serala Segunda
Republica, y a ese momentoprivilegiado,pues, esta dedicado aqui
el trabajode Paul Aubert.
La crecientecomplejidadde la sociedad espanola, con las con-
siguientesdiferenciaciones sociales que provoca,asi como la, aunque
lenta,no por ello menosnotableelevaciondel nivelculturaldel pais,
que conoceun indudabletironen los tresprimeros deceniosdel sigloXX,
permiten sin duda que vayansurgiendoy afirmandose ante la opinion,
gruposmas o menosprofesionalizados de «expertos»en todo aquello
que hoyse denominarian «cienciassociales» (antropologia, criminologia,
jurisprudencia, derechopenal...),ademasde algunsectorde las ciencias
«duras», de la medicinay de la tecnologia(ingenierosindustriales
al lado de los tradicionalesingenieros de caminos,etc.). Esta presencia
social muchomas afirmadaprovienesin duda de su peso numerico
mayoren la sociedad,perotambien,y acaso mas todavia,de una nueva
concienciade su papel en la misma.En los anos ochentay noventa
del siglo xix, y mas aun en los primerosdecenios del siglo XX,es
cuandoempiezana intervenir en el debatepublicoy sobretemasgene-
rales aquellos que ostentanuna capacidad reconociday sancionada
por un tituloacademicoo profesional, sobreel que pretendenasentar

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22 Carlos
Serrano

su autoridad.Ingenieros, agronomos, geografos,notarios,etc.,abastecen


la huestesdel regeneracionismo , desde el propioJoaquinCosta hasta
Lucas Mallada, JenaroAlas o Macias Picavea, pasando por un Pablo
de Alzola, por ejemplo;y mas tarde,tambienintervendran, con todo
el peso de su saber,en todoslos debatessobreel futuro de la agricultura
espanolaen todassus vertientes, del pesimismosombrfo de JulioSena-
dor,y del georgismo de BaldomeroArgente, al incipienteandalucismo
de Bias Infante,al reformismo agrariode Pascual Carriono de un
JuanDiaz del Moral,por no nombrarsino a los mas conocidos.Con
ellos,y otrosmuchos,venidosde ambitosprofesionales diversosy cada
vezmasligadosal mundomoderno (ensenanza, etc.),se asienta
industria,
esa clase letradade que se acaba de hablar,en la que puedenapoyarse
los intelectualespara difundirsus obras y sus ideas enfocadasdesde
el puntode vistageneralistadel filosofoo del ensayista.Pero a su
vez, empiezana promover un tipo de discursode doble cara, que les
es especifico:porun lado,a partirde sus conocimientos especializados,
pretenden interveniren el debategeneralde la sociedad,engendrandose
de este modo lo que Michel Foucaultllamo posteriormente los «in-
telectualesespecificos»21, y, por otrolado, un discursocorporativo en
el que se manifiestauna tomade concienciade interesesde grupos
particulares, que empiezana hacer valer sus derechosfrenteal resto
de la sociedad. La confirmacion de ese nuevo gremialismoletrado,
«intelectual», contradictorioen sus aspiracionesy en sus orientaciones,
la da aqui FranciscoVillacortaBanos al examinarprecisamente la rela-
cion, entreconflictiva y consensuada,de estos sectoressociales y la
Dictadurade MiguelPrimode Rivera,tan propensaal corporativismo
comoa la represion en su practicacotidiana.
Por supuesto,este brevisimorepaso no pretendeofrecerningun
panoramacompletode una hipotetica«historiade los intelectuales »
en Espana. Se trata,tan solo, de indicaruna cuantas posibles vias
de acercamientoal tema,partiendode la idea de que todo intento
de definicionretrictiva de los que fuerono son los «intelectuales »
amenazaacabar en un callejon sin salida. De hecho,es probableque
sea un poco vano quererconsiderarun supuesto«nacimiento»,con-
sideradocomo un puntode partidasolidamenteestablecido,de esta
historia,que se iria desarrollando despues segununas vias claramente
marcadasde una vez para todas.Parece ocurrirmas bien lo contrario.
21Michel Ditsetecrits
Foucault, , tomo
III,Paris, 1994,pp.154-160.
Gallimard,

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delosintelectuales»
El «nacimiento : algunos
replanteamientos 23

En cada instantevan «naciendo» nuevamenteintelectuales,en unas


condicionesyconunasfunciones que se vanmodificando:en ese sentido,
el surgimiento de los intelectuales es una modalidad,mar-
finiseculares
cada historicamente, de la figuradel «intelectual»surgidode la revo-
lucionliberal;y comoproductohistorico, es probableque sea irrepetible
en su manerade ser y de actuar en la sociedad. En este sentido,
restringido,el intelectuales sin duda mortal,y podria ser en efecto
que este final de siglo este consagrandosu muerte.Pero el asunto
puede formularse entoncesen estos otrosterminos:icuales seran las
modalidadesdel «nacimiento» del futurointelectual?

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