Torturado Por Cristo by Richard Wurmbrand

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PRESENTANDO AL AUTOR

El Rev. Richard Wurmbrand es un pastor evangélico que pasó catorce años en cárceles
comunistas en Rumanía, su patria. Es uno de sus más renombrados dirigentes cristianos,
autores y educadores. Pocos nombres son tan conocidos en su país.

En 1945, cuando los comunistas ocuparon Rumanía, e intentaron controlar a las iglesias
para sus propios fines, Richard Wurmbrand comenzó de inmediato un efectivo y vigoroso
"ministerio subterráneo" entre sus compatriotas esclavizados y los soldados invasores rusos.
Finalmente fue arrestado en 1948, en compañía de su esposa Sabina. Ella fue condenada a tres
años de trabajos forzados. Richard Wurmbrand pasó tres años de confinamiento solitario, sin
ver a nadie, con excepción de sus guardias comunistas. Después de tres años fue transferido a
una celda común por cinco años más, donde continuaron sus torturas.

Debido a su prestigio internacional como líder cristiano, algunos diplomáticos de las


embajadas de los países occidentales comenzaron a interesarse por su seguridad. Se les
informó que había huido de Rumanía. Por otro lado Policías Secretos, haciéndose pasar por
ex-compañeros de cárcel, contaron a su esposa cómo habían presenciado su entierro en el
cementerio de la cárcel. Tanto a su familia en Rumanía como a sus amigos en el exterior se
les aconsejó que era mejor olvidarlo, ya que estaba muerto.

Después de ocho años fue puesto en libertad e inmediatamente reanudó su labor en la


Iglesia Subterránea. Dos años más tarde, en 1959, fue vuelto a arrestar y sentenciado a
veinticinco años de cárcel.

El Sr. Wurmbrand fue puesto en libertad otra vez en una amnistía general en 1964, y
continuó su ministerio subterráneo. Conscientes del peligro que significaba para él un tercer
arresto, los cristianos de Noruega negociaron su salida de Rumania con las autoridades
comunistas. El gobierno comunista había comenzado a "vender" a sus presos políticos. El
precio habitual de rescate por un preso era de 2,000 dólares; pero por él pidieron 10,000
dólares.

En mayo de 1966, mientras prestaba declaraciones ante el Sub-Comité de Seguridad


Interior del Senado norteamericano en Washington, se desnudó hasta la cintura para que
pudieran ver las dieciocho profundas cicatrices que le habían dejado las atroces torturas a que
fue sometido durante su encarcelamiento. Los periódicos norteamericanos, europeos y de Asia
contaron al mundo su dramática historia. En el mes de septiembre de ese mismo año se le
advirtió que el régimen comunista de Rumanía había dispuesto su asesinato. Mas, ni siquiera
aquellas amenazas de muerte pudieron silenciar su voz. Ha sido llamado "La Voz de la Iglesia
Subterránea". Líderes cristianos lo han llamado "un mártir viviente" y "el Pablo de la Cortina
de Hierro".
INTRODUCCION

Por qué escribo este libro

Traigo a todos los cristianos libres un mensaje de la Iglesia Subterránea detrás de la


Cortina de Hierro.

La Iglesia Subterránea, que tuve el honor de dirigir durante muchos años, decidió que
yo tendría que hacer todo lo posible para llegar al mundo libre para entregarle a Uds. este
urgente mensaje. Por un milagro extraordinario, del que van a leer aquí, logré sobrevivir y
llegar. En este libro entrego el mensaje que me ha sido confiado por la fiel y sufrida Iglesia
Subterránea en los países comunistas.

Con el objeto de que este mensaje de la Iglesia Subterránea reciba toda la


consideración que se merece, en primer lugar doy mi testimonio, para luego contar el trabajo
que ella realiza.
CAPITULO PRIMERO
LA AVIDA SED DE CRISTO DE LOS RUSOS

Un ateo encuentra a Dios

Fui criado en una familia donde ninguna religi6n era reconocida. Por lo tanto, en mi
niñez no tuve ninguna instmoci6nreligiosa. A los catorce años era ya un convencido y
empedernido ateo. Era el 16gico resultado de mi amarga niñez. Quedé huérfano a muy
temprana edad y conocí la pobreza en aquellos difíciles años de la Primera Guerra Mundial.
De allí que, a mis catorce años, fuera un ateo tan convencido como lo son hoy los comunistas.
Había leído libros sobre ateísmo y ello no significaba meramente que no creyese en Dios o en
Cristo... odiaba esos conceptos por considerarlos perjudiciales a la mente humana. Y así crecí,
sintiendo amargura- y resentimiento hacia la religi6n.

Pero, como llegué a entender más tarde, había sido elegido por la gracia de Dios, por
razones que no alcanzaba a comprender. Esas razones no tenían nada que ver con mi carácter,
pues éste era muy malo.

Aun cuando me consideraba un ateo, algo incomprensible dentro de mí me atraía hacia


las iglesias. Me resultaba difícil pasar frente a una iglesia sin sentir necesidad de entrar. No
obstante, nunca podía entender lo que sucedía dentro de esos lugares. Escuchaba los
sermones, pero éstos no apelaban a mi corazón, y no me sentía ni afectado ni conmovido por
ellos. Tenía la absoluta seguridad de que Dios no existía. Aborrecía el concepto errado que
tenía de Dios como un amo al que había que obedecer. Sin embargo, mucho me habría
agradado saber que en algún lugar en el centro de este universo existiera un corazón de amor.
Había conocido tan pocos de los goces de la niñez y la juventud, que anhelaba encontrar en
alguna parte un corazón que estuviera latiendo de amor por mí también.

Sabía que Dios no existía, pero me lamentaba que-no existiera tal Dios de amor. En
cierta oportunidad, movido por este conflicto espiritual interior, entré en una Iglesia Católica.
Observé a la gente arrodillada, y me di cuenta que estaban murmurando algo. Pensé, me
arrodillaré cerca de ellos y trataré de captar lo que dicen, y repetiré sus oraciones para ver si
algo sucede. Rezaban una plegaria a la Santa Virgen: "Ave María, llena eres de gracia".
Repetí esas palabras una y otra vez, mirando a la imagen de la Virgen María, pero no sucedió
nada lo que me causó gran pesar.

Un día, a pesar de ser un ateo convencido, oré a Dios. Más o menos mi oración fue así:
"Dios, tengo el convencimiento absoluto que Tú no existes, pero por si acaso existieras, cosa
que dudo, no es mi deber creer en Ti, pero sí es Tu obligación revelarte a mí". Sí, yo era ateo,
pero eso no traía paz a mi corazón.

Durante este período de conflicto interior, como lo vine a descubrir más tarde en un
pueblito situado en las montañas de Rumania, un carpintero anciano oraba de esta manera:

"Mi Dios, te he servido aquí en la tierra y te pido que me des una recompensa tanto aquí
como en el cielo. La recompensa que quiero es que no muera sin antes haber traído a Ti a un
judío, puesto que Jesús era judío. Pero soy pobre y estoy viejo y enfermo, no puedo salir de
aquí en busca de uno de ellos, y bien sabes que en este pueblo no vive ninguno. Trae, Señor,
un judío hasta acá, y haré todo lo que esté en mí para llevarlo a Cristo".

Algo irresistible me atrajo a ese pueblo. Yo no tenía nada que hacer allá. Existen doce
mil pueblos semejantes en Rumanía. Sin embargo, yo viajé a ese pueblo. Viendo el carpintero
que yo era judío, me llenó de atenciones como nunca una hermosa muchacha se vio atendida.
En mí había visto la respuesta a su oración, y me obsequió una Biblia. Yo había leído muchas
veces la Biblia, pero sólo por interés cultural. En cambio, la Biblia que me obsequiara aquel
anciano me dio la impresión de ser totalmente diferente. Esta parecía no estar escrita
simplemente con letras, sino con las llamas de amor de sus ardientes oraciones. Según me
confesó más tarde, él y su esposa habían pasado horas enteras orando por mi conversión y la
de mi mujer. Me resultaba difícil leerla, pues solo atinaba a llorar cuando comparaba mi vida
con la vida de Jesús; mis impurezas con su pureza; mi odio con su amor. Mas a pesar de eso
me aceptó como uno de los suyos.

Al poco tiempo se convirtió mi esposa. Ella atrajo a otras almas a Cristo, las que a su
vez atraían a otros a nuestra fe. De esta manera nació una nueva congregación luterana en
Rumania.

Entonces llegó el Nazismo. Teníamos mucho que sufrir. El Nazismo tom6 la forma de
una dictadura de elementos ultra-ortodoxos que persiguieron a los grupos protestantes,
además de los judíos.

Aún antes de mi ordenación formal y de que estuviera preparado para el pastorado, era
el líder virtual de esta Iglesia recién fundada. Tenía la responsabilidad de ella. Mi esposa y yo
fuimos arrastrados varias veces a los tribunales. El terror Nazi fue muy grande, empero era
solamente un anticipo de lo que vendría: el Comunismo. Mihai, mi hijito, debió adoptar un
nombre no judío para poder escapar de la muerte..

A pesar de todo, la era del Nazismo nos proporcion6 una gran ventaja, pues nos enseñó
que los golpes físicos podían ser soportados, puesto que el espíritu humano, con la ayuda de
Dios, puede sobrevivir a las más horribles torturas. Además nos obligaron a adoptar los
métodos del trabajo cristiano en secreto, qué nos sirvieron como entrenamiento para la prueba
aún más terrible que estaba por venir y que, sin saberlo, ya se aproximaba.

Mi ministerio con los rusos

El remordimiento de mi pasado ateo me hizo anhelar desde el primer día de mi


conversión el testificar de mi fe a los rusos. Ellos son un pueblo criado desde la infancia en el
ateísmo. Mis deseos de alcanzar a los rusos para Cristo se han cumplido. Su cumplimiento
comenzó en los años del Nazismo, pues había muchos prisioneros de guerra rusos en Ru-
manía, entre los cuales podíamos hacer nuestra obra.

Fue una labor conmovedora y dramática. Jamás olvidaré mi primer encuentro con un
prisionero ruso, quien me contó que era ingeniero. Le pregunté si creía en Dios. Si me hubiera
dicho "no", no me habría importado tanto, puesto que cada hombre tiene el derecho de creer o
no creer. Pero ante mi pregunta si creía en Dios levantó sus ojos sin comprender y me
respondió: "Mis superiores militares no me han dado ninguna orden para creer. Si tuviera una
orden, creería."

Las lágrimas corrieron por mis mejillas, y sentí como si el corazón se destrozara dentro
de mi. Allí, frente a mí, había un hombre cuya mente estaba como muerta. Un hombre que
había perdido el don más preciado que Dios concede al ser humano: tener su propia
personalidad. Era sólo un instrumento, con el cerebro lavado, en manos de los comunistas,
dispuesto a creer o no, según se lo ordenaran. No tema capacidad para pensar por sí mismo. j
Era un ruso típico después de tantos años de dominación comunista! Después del impacto de
ver lo que el comunismo había hecho con los seres humanos, prometí a Dios dedicar mi vida a
esos hombres, para ayudarles a recuperar su personalidad y llevarles a la fe en Dios y en
Jesucristo.

No necesité ir a Rusia para alcanzar a los rusos.

A partir del 23 de agosto de 1944, un millón de soldados rusos entraron en Rumania, y


poco después los comunistas llegaron al poder en nuestro país. Entonces comenz6 la horrenda
pesadilla, ante la cual el sufrimiento bajo el Nazismo parecía poca cosa.

En ese entonces en Rumanía, que ahora tiene diecinueve millones de habitantes, el


Partido Comunista tenía solamente diez mil miembros. Sin embargo, Vishinsky, Ministro de
Relaciones Exteriores de la Unión Soviética, irrumpió en la oficina de nuestro muy amado rey
Michael I, golpeó en la mesa con los puños, y dijo: "Ud. debe nombrar comunistas para el
gobierno." Nuestro ejército y policía fueron desarmados y así, por la violencia, y odiados por
casi todos, los comunistas llegaron al poder. Esto sucedió con la pasiva cooperación de los
gobernantes ingleses y norteamericanos de aquel tiempo.

Los hombres son responsables ante Dios no solamente por sus propios pecados, sino
también por los de su nación. La tragedia de todos los países cautivos constituye una res-
ponsabilidad en los corazones de los cristianos ingleses y norteamericanos. Los
norteamericanos deben saber que en algunas oportunidades han ayudado, sin darse cuenta, a
que los rusos nos hayan impuesto regímenes de terror y merte. Los norteamericanos deben
expiar estas faltas, ayudando a los pueblos cautivos para que lIegue hasta elIos la luz de
Cristo.

El idioma del amor y el idioma de la seducción son la misma cosa

Una vez que los comunistas estuvieron en el poder, hábilmente pusieron en práctica sus
métodos de seducción para conquistarse la Iglesia. El idioma del amor y de la seducción son
idénticos. Tanto el que desea a una joven para hacerla su esposa, como el que sólo la desea
para tenerla una noche y después desecharla, dicen: "Te quiero". Jesús nos enseñó a distinguir
entre el lenguaje de la seducción y el del amor, como también a discernir a los lobos con piel
de oveja de las verdaderas ovejas.

Cuando los comunistas consiguieron el poder, miles de sacerdotes, pastores y ministros


no supieron distinguir entre ambas voces.

Los comunistas convocaron un Congreso de todos los grupos cristianos, en el edificio


de nuestro Parlamento. Asistieron unos cuatro mil sacerdotes y pastores que eligieron nada
menos que a ¡José Stalin como Presidente Honorario de dicho Congreso! Al mismo tiempo él
era el Presidente del Movimiento Mundial Ateo, y un asesino en mesa de los cristianos. Uno
tras otro, obispos y pastores se levantaron en aquel recinto para declarar que el comunismo y
el cristianismo fundamentalmente son lo mismo y que por lo tanto podían coexistir. Un
ministro tras otro ensalzó al comunismo y aseguró al nuevo gobierno que podría contar con la
lealtad de la Iglesia.

Mi esposa y yo estábamos presentes en ese Congreso. ElIa, que estaba sentada cerca de
mí, me dijo: "¡Richard, levántate y limpia la cara de Cristo de tanta vergüenza! Están escu-
piendo en su cara." Le dije: "Si lo hago, pierdes a tu esposo." Ella respondió: "No deseo tener
a un cobarde por esposo."

Entonces me levanté y hablé a los congresistas, alabando no a los asesinos de los


cristianos, sino a Dios y a Su Hijo Jesucristo, afirmando que nuestra lealtad se debía en primer
lugar a El. Los discursos de aquel Congreso eran difundidos por radio, así es que se pudo
escuchar el mensaje de Cristo en todo el país, proclamado desde la misma tribuna del Parla-
mento Comunista. Después tuve que pagar por semejante temeridad, pero había valido la
pena.

Los dirigentes de las Iglesias Protestantes y Ortodoxa competían entre sí en su afán de


ceder al comunismo. Un obispo ortodoxo colocó el emblema de la hoz y el martillo en sus
vestiduras eclesiásticas y solicitó a sus sacerdotes que no se dirigieran más a él como "Su
Señoría", sino como "Camarada Obispo". En otra oportunidad asistí al Congreso Bautista, en
el pueblo de Resita, que se efectuó bajo la sombra de la bandera roja, donde todos se pusieron
de pie al entonarse el himno nacional de la Unión Soviética. El presidente de los Bautistas
declaró que Stalin no hizo más que cumplir con los mandamientos de Dios, y lo alabó como
un gran maestro de la Biblia.

Algunos sacerdotes, como Patrascoiu y Rosianu fueron más directos, convirtiéndose en


miembros de la Policía Secreta. Rapp, obispo auxiliar de la Iglesia Luterana en Rumanía,
comenzó a enseñar en el seminario teológico que Dios había dado tres revelaciones: una a
través de Moisés, otra a través de Jesús, y una tercera a través de Stalin que superaba aun a la
anterior.

Debo aclarar que los verdaderos bautistas, por quienes siento un verdadero aprecio, no
estaban de acuerdo y mantuvieron intacta su fe en Cristo, sufriendo mucho a causa de ello.
Sin embargo, los comunistas "eligieron" a sus dirigentes y los bautistas, no tuvieron más
remedio que aceptarlos. La misma condición se mantiene hoy en las altas esferas de dirección
religiosa.

Aquellos que se convirtieron en siervos del comunismo en lugar de siervos de Cristo,


comenzaron a denunciar a los hermanos que no se unían a ellos.

Así como los cristianos rusas formaron una Iglesia Subterránea después de la revolución
rusa, la ascensión al poder del comunismo y la traición de fatuos dirigentes de la Iglesia
Oficial nos obligó a fundar también en Rumania una Iglesia Subterránea que fuera fiel a su fe,
que predicara el Evangelio y que ganara a los niños para Cristo. Los comunistas prohibieron
todo esto y la Iglesia Oficial consintió.

Junto con otros comencé una obra secreta. Exteriormente yo mantenía una posición
bastante respetable que nada tenía que ver con mi verdadera obra clandestina, pero que me
servía de pantalla para ocultarla. Yo era pastor de la Misión Luterana Noruega y al mismo
tiempo era el representante del Consejo Mundial de Iglesias para Rumanía. (Cabe destacar
que en Rumanía no teníamos la más remota idea que esa organización algún día podría
cooperar con el comunismo. Por aquel entonces se dedicaba a mantener programas de ayuda
en nuestro país.) Estos dos títulos me dieron una buena reputación ante las autoridades, que
nada sabían de mi obra clandestina.

La misma tenía dos facetas. La primera era nuestro ministerio secreto entre el millón de
soldados rusos. Le segunda faceta era nuestro ministerio subterráneo al esclavizado pueblo
rumano.

Los rusos - un pueblo de almas "sedientas"

Para mí, el predicar el Evangelio a los rusos es el cielo en la tierra. Yo he predicado el


Evangelio a hombres de muchas naciones, pero nunca he visto a un pueblo tan sediento del
Evangelio como los rusos.

Un sacerdote ortodoxo amigo mío me telefoneó un día para comunicarme que un oficial
ruso había acudido a él para confesarse. Como él no sabía ruso, y yo en cambio sí, le había
dado mi dirección. El horno re vino a verme al día siguiente. El amaba a Dios, aunque nunca
había visto una Biblia, ni jamás había asistido a ningún servicio religioso (pues existen muy
pocas iglesias en Rusia). No tenía la menor instrucción religiosa, pero amaba a Dios a pesar
de no tener ni el más elemental conocimiento de El.

Comencé a leerle el Sermón de la Montaña y las parábolas de Jesús. Después de


escucharlas, en un arranque de alegría se puso a danzar por todo el cuarto, exclamando: "¡Qué
maravillosa belleza! ¡Como pude vivir sin saber nada de este Cristo!" Fue la primera vez que
vi a alguien tan cautivado por la persona de Cristo.

Fue entonces que cometí un error. Le leí acerca de la pasión y crucifixión de Jesús, sin
haberlo preparado para ello. El no lo esperaba, pues cuando escuchó cómo Cristo fue
abofeteado, cómo fue crucificado y al fin murió, cayó en un sillón y comenzó a llorar
amargamente. ¡Había creído en un Salvador y ahora su Salvador estaba muerto!

Al observarle me sentí avergonzado de llamarme cristiano y pastor, de ser un maestro


para los demás y, sin embargo, jamás haber compartido los sufrimientos de Cristo en la forma
que este oficial ruso ahora los compartía. Mirándole, me pareció volver a ver a María
Magdalena llorando al pie de la cruz; llorando fielmente aun cuando Jesús yacía en la tumba.

Luego le leí la historia de la resurrección. El no sabía que su Salvador había resucitado


de la tumba. Cuando escuchó estas maravillosas nuevas, se golpeó las rodillas profiriendo una
palabra bastante grosera, aunque en ese momento la consideré aceptable, y aun quizás "santa".
Era su cruda manera de expresarse. Nuevamente se regocijaba, gritando de alegría: "¡El vive!
¡El vive!", y danzaba, dominado por la felicidad.

"Oremos", le dije, pero él no sabía orar, a nuestra manera por lo menos. Cayó de rodillas
junto a mí, y las palabras que brotaron de sus labios fueron: "¡Oh Dios, qué magnífico eres. Si
Tú fueras yo y yo fuese Tú, nunca te habría perdonado Tus pecados. Eres en realidad
magnífico y yo te amo de todo corazón!"

Pienso que todos los ángeles en el cielo se detuvieron para escuchar esta sublime
oración de un oficial ruso. ¡El hombre había sido ganado para Cristo!

En un negocio encontré a un capitán ruso con una dama que era también oficial del
ejército; compraban una gran cantidad de cosas, pero tenían dificultades para hacerse entender
con el vendedor, ya que él no entendía ruso. Me ofrecí para actuar de intérprete para ellos, y
trabamos amistad. Los invité a casa para almorzar, y antes de comenzar a comer les dije:
"Uds. están en una casa cristiana y nosotros tenemos la costumbre de orar." Oré en ruso.
Entonces dejaron los cubiertos sobre la mesa y perdieron el interés en la comida. Comenzaron
a hacer pregunta tras pregunta acerca de Dios, de Jesucristo y la Biblia. Ellos no sabían nada.

No fue fácil hablarles. Les narré la parábola de un hombre que tenía cien ovejas y
perdió una; pero no me entendieron, porque me preguntaron: "¿Cómo es posible que tenga
cien ovejas y que no se las haya quitado la granja colectiva comunista?" Entonces les dije que
Jesús es un rey. A esto me contestaron: "Todos los reyes han sido hombres malos que
tiranizaban a su pueblo, y Jesús por lo tanto tiene que haber sido un tirano también." Cuando
les narré la parábola de los obreros de la viña, ellos dijeron: "Bueno, esos hombres hicieron
muy bien en rebelarse contra el propietario de la viña. La viña tiene que pertenecer a la granja
colectiva." Todo era nuevo para ellos. Al relatarles el nacimiento de Jesús, sus preguntas
podrían parecer, en labios de un occidental, una blasfemia: "¿Era María la esposa de Dios?"
Fue entonces que comprendí, al discutir con ellos y muchos otros, que para predicarles el
Evangelio a los rusos, después de tantos años de comunismo, tendríamos que usar un idioma
totalmente nuevo.

Los misioneros que fueron al África Central tuvieron dificultades para traducir las
palabras del profeta Isaías: "Si tus pecados fueron rojos como la grana, como la nieve serán
emblanquecidos". Nadie, en esa parte de África Central, había visto la nieve. Ni siquiera
existía la palabra "nieve". Por lo tanto tuvieron que traducir: "Tus pecados serán blancos
como la pulpa del coco".

Así también tuvimos que traducir el Evangelio al lenguaje marxista para hacerla
comprensible a ellos. Era algo que no podíamos solos, mas el Espíritu Santa lo hizo a través
nuestro.

En ese mismo día se convirtieron el capitán y el oficial. Después, ellos nos ayudaron
mucho en nuestro ministerio clandestino con los rusos.

Imprimimos y distribuimos en forma secreta muchos miles de Evangelios y otra


literatura cristiana entre los rusos. A través de los soldados rusos convertidos pudimos
introducir de contrabando muchas Biblias y porciones bíblicas en Rusia.
Usamos otra técnica para hacer llegar copias de la Palabra de Dios a las manos de los
rusos. Los soldados rusos habían estado peleando varios años, y muchos de ellos tenían en su
patria hijos que no habían visto en todo ese tiempo (Los rusos tienen un gran cariño por los
niños). Mi hijo Mihai y otros pequeños, menores de diez años, iban a las calles y parques
llevando con ellos muchas Biblias, Evangelios y otra literatura en los bolsillos. Los soldados
rusos los acariciaban en la cabeza y les hablaban cariñosamente, pensando en sus propios
hijos que no habían visto por tantos años. Luego les daban chocolates o dulces a los niños,
quienes, a su vez, les daban algo a cambio: Biblias y Evangelios, que eran aceptados
gustosamente. A menudo, lo que era peligroso para nosotros hacer abiertamente, podía ser
hecho por nuestros hijos sin ningún riesgo. Eran - nuestros "pequeños misioneros" para los
rusos. Los resultados fueron excelentes. Muchos soldados rusos recibieron de este modo el
Evangelio, que de otra manera no hubiéramos podido darles.

Predicando en los cuarteles del ejército ruso

Nuestra labor entre los rusos no sólo se limitó a la obra personal, sino que también
tuvimos la oportunidad de realizar reuniones con grupos pequeños.

A los rusos les gustaban mucho los relojes. Se lo robaban a cuanta persona encontraban.
Aun detenían a las personas en la calle con ese fin, y había que entregárselo. Se les podía ver
usando varios relojes al mismo tiempo, preferentemente en los brazos; y aun a las mujeres
oficiales con relojes despertadores colgando de sus cuellos. Ellos nunca habían tenido relojes
antes, y por eso les parecía que nunca tendrían los suficientes. El romano que deseara tener un
reloj tenía que ir a los cuarteles del Ejército Soviético para comprar uno robado; a menudo
adquiría su propio reloj. Así pues era común ver a los rumanos entrar en los -cuarteles rusos;
y esto nos proporcionó a nosotros, los de la Iglesia Subterránea, un excelente pretexto para ir
allí también a comprar relojes.

Elegí la festividad ortodoxa de San Pablo y San Pedro como la primera fecha para ir a
los cuarteles rusos. Pretextando querer adquirir un reloj fui a la base militar. Con el fin de
ganar tiempo, simulaba rechazar uno por encontrarlo muy caro; otro, por ser muy chico y otro
por más grande. Como lógica consecuencia, se juntó a mi alrededor un grupo de soldados que
me ofrecieron algo para comprar. En son de broma les pregunté: "¿Alguno de Uds. se llama
Pablo o Pedro?" Algunos respondieron afirmativamente. Entonces les dije: "¿Sabían Uds. que
hoy es el día en que vuestra Iglesia Ortodoxa honra a San Pablo y San Pedro?" (Algunos de
los más viejos lo sabían). Continué: "¿Saben Uds. quiénes eran Pablo y Pedro?" Nadie lo
sabía, así es que comencé a contarles acerca de ellos. Uno de los soldados rusos me inte-
rrumpió para decirme: "Tú no has venido a comprar relojes. Has venido para hablamos de la
fe. ¡Siéntate aquí y háblanos!, pero ¡ten cuidado! Sabemos de quienes tenemos que cuidamos.
Cuando coloque mi mano en tu rodilla deberás hablar solamente de relojes. Cuando la retire
puedes continuar con tu mensaje." Tenía ya junto a mí a un grupo bastante numeroso de
soldados, a los que seguí contándoles acerca de Pablo y Pedro, y en especial acerca de Cristo
por quien ellos murieron. Al acercarse de cuando en cuando alguno en quien no tenía
confianza, el soldado ponía su mano sobre mi rodilla y de inmediato comenzaba a hablar
acerca de los relojes. Tan pronto éste se alejaba, volvía a predicarles de Cristo.

Con la ayuda de soldados rusos cristianos, pude repetir esta visita muchas veces.
Muchos de sus camaradas encontraron a Jesús, y miles de Evangelios fueron repartidos
secretamente.
Lamentablemente, muchos de nuestros hermanos y hermanas de la Iglesia Subterránea
que fueron sorprendidos en estas actividades, fueron brutalmente flagelados. No obstante,
jamás traicionaron nuestra organización.

Durante esta labor, tuvimos el gozo de conocer a hermanos de la Iglesia Subterránea


rusa, como también escuchar sus experiencias. En primer lugar, pudimos apreciar en ellos lo
que convierte a los hombres en grandes santos. Habían pasado a través de tantos años de
adoctrinamiento comunista. Algunos incluso habían estado en las universidades comunistas; y
sin embargo, al igual que el pez que vive en aguas saladas pero que mantiene dulce su carne,
así también ellos habían pasado a través de las escuelas comunistas manteniendo sus almas
limpias y puras en Jesucristo. '

¡Estos rusos cristianos tenían almas tan preciosas! Nos manifestaban: "Sabemos que la
estrella con la hoz y el martillo que usamos en nuestras gorras es la estrella del Anticristo", y
lo decían con gran tristeza. Su ayuda nos fue inapreciable para poder extender el Evangelio
entre otros soldados rusos.

Ellos poseían todas las virtudes cristianas, menos el gozo. Lo demostraban solamente en
el momento de la conversión, pero luego desaparecía. Como esto no dejara de extrañarme, un
día le pregunté a uno de ellos, un bautista: "¿Cómo es posible que Uds. no conozcan el gozo?"
Me contestó: "¿Cómo puedo yo estar gozoso cuando tengo que esconder del pastor de mi
Iglesia el hecho de ser un ferviente cristiano, que dedico tiempo a la oración y trato de ganar
almas para Cristo? El pastor de mi iglesia es un delator de la Policía Secreta. Somos espiados
el uno por el otro, y son los pastores quienes traicionan a sus rebaños. El gozo de la salvación
existe en lo más profundo de nuestro corazón, pero esa manifestación externa del gozo que
Uds. poseen no podemos mostrarla nunca más."

"El cristianismo ha llegado a ser dramático para nosotros. Cuando Uds., que son
cristianos libres, ganan un alma para Cristo, ganan un miembro para sus iglesias, que lleva
una plácida existencia. Pero cuando nosotros ganamos a un hombre sabemos que éste puede
ser encarcelado, y que sus hijos pueden quedar huérfanos. El gozo de conquistar un alma para
Cristo se mezcla con el sentimiento de que hay un precio que es necesario pagar."

Habíamos encontrado un tipo de cristiano enteramente diferente: el cristiano de la


Iglesia Subterránea.

Aquí también hallamos muchas sorpresas. Así como hay muchos que creen que son
cristianos, y en realidad no lo son, así entre los rusos encontramos a muchos que se dicen
ateos y que en verdad no lo son.

Conversamos con un matrimonio ruso, ambos escultores. Cuando les hablé de Dios, me
contestaron: "No, Dios no existe. Nosotros somos 'Bezboshniki'-ateos. Pero permítanos
contarle una curiosa experiencia que nos sucedió.

“Una vez, mientras esculpíamos una estatua de Stalin, mi esposa me preguntó: 'Querido,
¿qué piensas de los pulgares? Si no pudiésemos oponer el pulgar a los otros dedos, si los
dedos de la mano fuesen como los de los pies, no podríamos sostener el martillo, un mazo, o
cualquier otra herramienta, un libro o aun un trozo de pan. La vida humana sería imposible sin
el dedo pulgar. Dime ahora, ¿quién hizo el pulgar? Ambos aprendimos el marxismo en la
escuela y sabemos que el cielo y la tierra no fueron creados por Dios, sino que existen por sí
mismos, pues así lo hemos aprendido y así lo creemos. Si Dios no ha creado el cielo y la
tierra, pero solamente hubiese creado el pulgar, por esa pequeña cosa debería ser aclamado.

'Nosotros elogiamos a Edison, a Bell y a Stephenson por haber inventado la bombilla o


lámpara de luz eléctrica, el teléfono y el ferrocarril. ¿No deberíamos entonces elogiar al que
inventó el dedo pulgar? Si Edison no hubiese tenido ese dedo no podría haber inventado nada.
Si aceptamos que Dios creó el dedo pulgar es justo que lo elogiemos por ello'."

El marido se enojó mucho, cosa que a menudo ocurre con los maridos cuando sus
esposas dicen algo acertado. "¡No hables tonterías! Has aprendido que no hay Dios. Por otra
parte, nunca podremos estar seguros que no hay en esta casa algunos micrófonos ocultos que
nos puedan acarrear problemas. Convéncete de una 'vez por todas que no hay nadie en el
cielo. Dios no existe."

Ella replicó: "Esto es aún más asombroso. Si en el cielo estuviera el Dios Omnipotente,
en el cual estúpidamente creían nuestros antepasados, sería natural que tuviéramos pulgares.
Un Dios Todopoderoso puede hacerla todo, por lo tanto le sería fácil hacer también los
pulgares. Sin embargo, si en el cielo no hay nadie, por mi parte estoy dispuesta a alabar desde
el fondo de mi corazón a ese "Nadie" que ha hecho los pulgares."

Por lo tanto, ¡se convirtieron en adoradores de ese "Nadie"! Su fe en este "Nadie"


aumentó con el tiempo y creyeron en El no solamente como el creador de los pulgares, sino
de las estrellas, las flores, los niños, y todas las cosas bellas de la vida.

Así se repetía lo sucedido en Atenas, cuando San Pablo encontr6 a los adoradores del
"Dios desconocido".

Esta pareja se sintió inmensamente feliz al decirles que sus creencias eran correctas, que
en el cielo realmente hay "Alguien", Dios que es Espíritu: espíritu de amor, sabiduría, verdad
y poder; que los am6 tanto que envi6 a Su Hijo unigénito para morir por ellos en la cruz.

Hasta ese momento habían creído en Dios, sin siquiera saberlo. Tuve el gran privilegio
de llevarles un paso más adelante: a la experiencia de la salvaci6n y redenci6n.

Cierto día vi a una oficial rusa en la calle. Me acerqué a ella y le dije: "Comprendo que
es mala educaci6n dirigirse a una dama a quien no se conoce, pero yo soy pastor y mis
intenciones son honestas. Deseo hablarle de Cristo."

Me preguntó: "¿Ama Ud. a Cristo?" Le contesté: "Sí, desde lo más profundo de mi


corazón." Entonces ella me abrazó y besó una y otra vez. Era una situaci6n bastante em-
barazosa, siendo yo pastor, así que, con la esperanza que los transeúntes nos creyeran
parientes, la besé también. Ella exclamó: "¡Yo amo a Cristo también!"

La llevé a mi casa, y allí descubrí para mi asombro que ella no sabía nada de Cristo,
absolutamente nada, excepto el nombre. Y sin embargo le amaba. No tenía idea que El era el
Salvador, ni tampoco sabía el significado de la salvación. Ignoraba donde y cómo El había
vivido y muerto. No conocía Sus enseñanzas, Su vida o Su ministerio. Para mí ella era una
curiosidad psicológica. ¿cómo se puede amar a alguien, de quien solo se conoce el nombre?

Cuando se lo pregunté, me explicó: "De niña me enseñaron a leer por medio de


grabados. La "a" era una abeja, la "b" era una bandera, la c una campana, y así sucesivamente.
Cuando ingresé a la escuela secundaria, se me enseñ6 que era deber sagrado defender la patria
comunista. Además se me enseñó la moral comunista, pero yo no sabía qué era un "deber
sagrado" o "moral"; necesitaba un grabado para esto.

Sabía que mis antepasados habían tenido un cuadro que representaba todo lo que era
bello, digno de elogio, y verdadero en la vida. Mi abuela siempre se inclinaba delante de él,
diciendo que ese cuadro representaba a un hombre llamado 'Cristos' (Cristo). ¡Yo amaba ese
nombre, y llegó a ser tan real para mí, que el sólo pronunciarlo me llenaba de gozo!"

Escuchándola recordé que en la epístola a los Filipenses se dice que al nombre de Jesús
se doblará toda rodilla. Quizás el Anti-Cristo llegue a poder borrar del mundo por algún
tiempo el conocimiento de Dios. No obstante, el sólo nombre de Jesús encierra gran poder y
conducirá a la luz.

Con gran gozo ella encontró a Cristo en mi hogar, y ahora Aquel cuyo nombre amaba
moraba en su corazón.

Cada una de las circunstancias que vivía con los rusos estaba llena de poesía y de un
profundo significado.

Una hermana que difundía el Evangelio en las estaciones del ferrocarril, dio mi
dirección a. un oficial que demostró interés.

Una tarde llegó a mi casa. Era un teniente ruso, alto y de buen parecer. Le pregunté:
"¿En qué puedo servirle?" Me contestó: "He venido buscando la luz."

Comencé a leerle las partes más esenciales de las Sagradas Escrituras, y entonces colocó
su mano sobre la mía y dijo: "Le ruego con todo mi corazón no me conduzca al error. Per-
tenezco a un pueblo mantenido en la oscuridad. Por favor, dígame. ¿Es esta la auténtica
Palabra de Dios?" Le aseguré que así era. Me escuchó por horas y aceptó al Señor Jesús como
su Salvador.

En materia de religión no hay nada de superficial en los rusos. Ya sea que luchen en
contra de ella o estén a su favor, buscando a Cristo, ponen siempre toda su alma en ello. Por
esta razón en Rusia cada cristiano es un misionero, ganador de almas. A esto se debe que no
haya en el mundo otro país tan maduro y fructífero para el evangelismo. Los rusos son por
naturaleza uno de los pueblos más religiosos de la tierra. El curso del mundo puede ser
cambiado radicalmente si nos ocupamos activamente de darles el Evangelio.

Es trágico que esta tierra de Rusia y su pueblo estén tan hambrientos de la Palabra de
Dios y que sin embargo parezca como si todos los hayan olvidado o descartado.

En un tren un oficial ruso iba sentado frente a mi. Le había hablado de Cristo sólo unos
pocos minutos, cuando él me interrumpió con una verdadera ola de argumentos ateos. Marx,
Stalin, Voltaire, Darwin y otras citas contrarias a la Biblia huyeron de su boca. No me daba
oportunidad para contradecirle. Habló durante casi una hora para convencerme que no había
Dios. Cuando terminó le pregunté: "Si no hay Dios, ¿por qué reza Ud. cuando tiene
problemas?" Reaccionó como un ladrón sorprendido robando, y me contestó: "¿Cómo sabe
que rezo?" No le permití que se escapara. "Yo le hice una pregunta a Ud. primero. Le
pregunté ¿por qué reza? Por favor, ¡contésteme!" Inclinó su cabeza y reconoció: "En el frente
de batalla, cuando los alemanes nos rodeaban, todos rezábamos. No sabíamos cómo hacerlo,
sólo atinábamos a decir: 'Dios y espíritu maternal' "-en realidad, ante los ojos de Aquel que
escudriña los corazones, estoy seguro que era esa una buena oración.

Nuestro ministerio con los rusos ha dado mucho fruto. Recuerdo a Piotr (Pedro). Nadie
sabe en qué prisión rusa murió. ¡Era tan joven! Tendría quizás unos 20 años. Llegó a Rumania
con el ejército ruso. Se convirtió en una reunión secreta y me pidió que lo bautizara.

Después del bautismo le pregunté cuál era el versículo de la Biblia que más le había
impresionado y había influido en el para venir a Cristo.

Dijo que había escuchado atentamente cuando en una de nuestras reuniones secretas yo
había leído en el capítulo 24 de Lucas la historio de Jesús que encontró a los dos discípulos
que iban hacia Emaús. Cuando estaban cerca del pueblo, "Hizo como que iba más lejos". Piotr
dijo: "Me preguntó por qué Jesús dijo eso. No había duda que deseaba estar con sus
discípulos. ¿Por qué, pues, dijo que deseaba ir más lejos?" Le expliqué que Jesús es cortés.
Quería tener la seguridad de ser bien recibido. Al darse cuenta que así era, entró gozosamente
a la casa con ellos. Los comunistas son descorteses. Procuran penetrar por la violencia dentro
de nuestros corazones y mentes. Nos obligan a escucharles desde la mañana hasta la noche.
Lo hacen a través de sus escuelas, radioemisoras, periódicos, revistas, carteles, películas, y
reuniones ateas. Hay que escuchar continuamente su propaganda atea, quiérase o no. Jesús, en
cambio, respeta nuestra libertad. Golpea suavemente a la puerta. "Jesús me ha ganado por su
cortesía," dijo Piotr. Este evidente contraste entre el comunismo y Cristo lo había convencido.

El no ha sido el único ruso que se impresionó por esta faceta del carácter de Jesús (Yo,
como pastor, jamás había pensado en ello de esta manera.)

Después de su conversión, Piotr arriesgó muchas veces su libertad y aun su vida, por
pasar de contrabando literatura y ayuda de la Iglesia Subterránea rumana y rusa. Finalmente
fue apresado. Sé que en 1959 todavía estaba en la cárcel. ¿Ha muerto? ¿Está ya en el cielo o
continúa la buena batalla en la tierra? No lo sé. Sólo Dios sabe dónde se encuentra hoy.

Al igual que él, muchos otros no sólo se convirtieron. Nunca deberíamos detenemos en
nuestra obra, al ganar un alma para Cristo. Sólo hemos hecho la mitad del trabajo. Cada alma
ganada para Cristo debe ser transformada en un ganador de almas. Los rusos no solamente se
convertían, sino que llegaban a ser "misioneros" en la Iglesia Subterránea. En su trabajo por
Cristo, actuaban con valor y temeridad, siempre aclarando que era tan poco lo que podían
hacer por Cristo, en vista de que El murió por ellos.

Nuestro ministerio subterráneo a una nación esclavizada


La segunda faceta de nuestra obra era nuestro trabajo misionero subterráneo entre los
propios rumanos.
Muy pronto los comunistas se quitaron sus máscaras. Al principio, usaron la seducción
para ganar a los dirigentes cristianos, pero luego comenzó el terror. Miles fueron arrestados.
Ganar un alma para Cristo comenzaba a ser una cosa dramática para nosotros también, como
lo había sido por tanto tiempo para ¡os rusos.

Yo mismo estuve más tarde en prisión junto a otras almas a las cuales Dios me había
ayudado a ganar para Cristo.

Estaba en la misma celda con uno de ellos, que había dejado a sus seis hijos, y que
ahora estaba en prisión por su fe cristiana. Su mujer y sus hijos se hallaban desamparados y
hambrientos. Probablemente nunca más los vería. Le pregunté: "¿Siente Ud. algún
resentimiento hacia mí por haberle traído a Cristo, considerando que su familia ahora está en
la miseria?" Me dijo: "No tengo palabras para expresarle mi gratitud por haberme traído a este
maravilloso Salvador. No quisiera que hubiera sido de otra manera."

Predicar a Cristo bajo las nuevas condiciones no era tarea fácil. Logramos imprimir
varios folletos, pasándolos a través de la severa censura de los comunistas. Presentábamos al
censor un folleto que tenía en su portada el retrato de Carlos Marx, el fundador del
comunismo. Llevaba por título "La Religión, Opio de los Pueblos", u otros parecidos. Este los
consideraba como literatura comunista y colocaba el sello aprobatorio en ellos. Después de
unas pocas páginas llenas de citas de Marx, Lenin y Stalin, con las cuales agradábamos al
censor, dábamos el mensaje de Cristo.

La Iglesia Subterránea lo es solamente en parte. Al igual que un témpano una pequeña


parte de su obra es visible. Íbamos a las reuniones comunistas y distribuíamos esos folletos
"comunistas". Estos, al ver el retrato de Marx, competían por comprarlo. Para cuando
llegaban a las páginas que realmente nos interesaban y se daban cuenta que hablaba de Dios y
de Jesús, estábamos ya muy lejos.

Resultaba, en cierto modo, difícil predicar entonces. Nuestro pueblo estaba muy
oprimido. Las comunistas les quitaron todo a todos. Al agricultor le quitaron tierras y ovejas.
Al peluquero o sastre le quitaron su pequeño negocio. No solamente sufrían los "capitalistas",
sino también los pobres. Casi todas las familias tenían algún familiar en prisión, y la pobreza
era extrema. Por eso la gente preguntaba: "¿Cómo es que un Dios de amor permite el triunfo
del mal?"

Tampoco les hubiera sido muy fácil a los primeros apóstoles predicara Cristo el Viernes
Santo, cuando Jesús moría en la cruz, pronunciando las palabras: "Dios mío, Dios mío, ¿por
qué me has desamparado?"

Pero el hecho que nuestro trabajo fuera realizado, probaba que era de Dios y no de
nosotros. La fe cristiana tiene una repuesta para tales preguntas.

Jesús nos contó la 'historia del pobre Lázaro, oprimido en su tiempo como nosotros
éramos oprimidos, aunque al final, los ángeles lo llevaron al "seno de Abraham."
Como la Iglesia Subterránea trabajó parcialmente en forma abierta

La Iglesia Subterránea se reunía en casas particulares, en los bosques, en los s6tanos;


dondequiera que pudiera hacerla. Allí, en secreto, a menudo se preparaban los trabajos que se
harían en forma abierta. Bajo el régimen comunista pusimos en práctica un plan de reuniones
de predicación en plena calle, pero con el tiempo llegó a ser demasiado peligroso. Sin
embargo, por ese medio llegamos a muchas almas que de otro modo no habríamos podido
alcanzar. Mi esposa era muy activa en esto. Algunos cristianos se reunían silenciosamente en
las esquinas y comenzaban a cantar. Al escucharlos, mucha gente se reunía para oír el
hermoso canto, y entonces mi esposa aprovechaba para entregarles el mensaje. Abandoná-
bamos el lugar antes que llegara la policía.

Una tarde, mientras me encontraba en otro lugar, mi esposa entreg6 el mensaje delante
de miles de trabajadores, a la entrada de la gran fábrica Malaxa, en la ciudad de Bucarest. Les
habló de Dios y de la salvación. Al día siguiente muchos obreros de la fábrica fueron
fusilados después de rebelarse en contra de las injusticias de los comunistas. ¡Habían
escuchado el mensaje muy a tiempo!

Éramos una Iglesia Subterránea, pero al igual que Juan el Bautista, hablábamos
abiertamente de Cristo a los hombres y gobernantes.

En cierta oportunidad, en las escalinatas de uno de nuestros edificios públicos, dos


hermanos se abrieron paso hasta donde se encontraba nuestro Primer Ministro Gheorghiu Dej.
En los pocos instantes que tuvieron testificaron a él de Cristo, instándole a que se arrepintiera
de sus pecados y persecuciones. Los hizo encarcelar por su temerario testimonio. Años más
tarde, cuando el mismo Ministro Gheorghiu Dej estaba muy enfermo, la semilla del Evangelio
que aquellos hombres habían sembrado años atrás, y por la cual habían sufrido enormemente,
dio su fruto. En su hora de necesidad, el Primer Ministro recordó las palabras que le habían
dicho y que eran como la Biblia afirma: "Viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos
filos." Ellas penetraron la dureza de su corazón, y se entregó a Jesucristo. Confesó sus
pecados, aceptó a su Salvador y comenzó a servirle en su enfermedad. Al poco tiempo murió,
pero fue para estar con su recién encontrado Salvador, porque dos cristianos estuvieron dis-
puestos a pagar el precio. Ellos son un típico ejemplo de los cristianos valerosos en los países
comunistas de hoy.

Así, la Iglesia Subterránea no solamente trabajaba en reuniones secretas, haciendo


actividades clandestinas, sino también en forma abierta, con valentía proclamando el Evange-
lio en las calles y a los dirigentes comunistas. Había un precio, pero estábamos dispuestos a
pagado. La Iglesia Subterránea sigue dispuesta a pagarlo hoy también.

La Policía Secreta persiguió mucho a la Iglesia Subterránea, porque reconocía que ésta
era la única resistencia efectiva que quedaba, y precisamente una clase de resistencia, la
espiritual, que si no era combatida terminaría por socavar su poder ateo. Reconocieron, como
sólo el diablo puede hacerlo, que representaba una amenaza inmediata para su seguridad.
Sabían que si un hombre cree en Cristo jamás llegará a ser un objeto sumiso, sin voluntad
propia. Sabían que podían encarcelar a los hombres, pero no podrían encarcelar su fe en Dios.
Por eso luchaban tanto en su contra.

Pero la Iglesia Subterránea también tiene sus simpatizantes o miembros aun en los
gobiernos comunistas y la Policía Secreta.

Dimos instrucciones para que algunos cristianos ingresaran en la Policía Secreta y se


pusieran el uniforme más odiado y despreciado en nuestro país, y de esta manera pudieran
comunicamos sus actividades. Por eso varios hermanos de la Iglesia Subterránea se enrolaron,
manteniendo oculta su fe. No es fácil sufrir el desprecio de la familia y amigos por usar el
uniforme comunista, sin poder decirles su verdadera misión. Pero lo hicieron. Tan grande era
su amor por Cristo.

Cuando fui secuestrado en plena calle y mantenido por años en el más estricto secreto,
un médico cristiano se hizo miembro de la Policía Secreta. Como médico de ésta tenia acceso
a las celdas de los prisioneros y de este modo esperaba poder encontrarme. Todos sus amigos
lo despreciaron, creyendo que se había hecho comunista. Lucir el uniforme de los torturadores
es un sacrificio mucho mayor por Cristo que usar el uniforme de prisionero.

El médico me encontró en una mazmorra oscura y subterránea, y pudo comunicar que


aún me encontraba vivo. ¡Fue el primer amigo que pudo verme durante esos terribles primeros
ocho años y medio! Gracias a él se supo que yo estaba vivo y cuando se libertaron a presos
políticos a raíz de la amnistía concedida después de la conferencia entre Eisenhower y
Kruschev, en 1956, los cristianos clamaron por mi libertad también. Entonces me libertaron
por un poco de tiempo.

Si no hubiese sido por la valerosa acción de aquel médico cristiano al enrolarse en la


Policía Secreta con el propósito especifico de localizarme, jamás hubiera sido liberado. Es
posible que todavía estuviera en la cárcel (o en una tumba).

Aprovechando su posición en la Policía Secreta, estos miembros de la Iglesia


Subterránea nos advirtieron de peligro muchas veces, y fueron de gran ayuda. La Iglesia
Subterránea todavía cuenta con la ayuda de esos miembros suyos infiltrados en la Policía
Secreta. Algunos ocupan altas posiciones en los círculos comunistas, ocultando su fe. Un día,
en el cielo, podrán hacer pública su proclama de Cristo, a quien ahora sirven en secreto.

Sin embargo, muchos miembros de la Iglesia Subterránea fueron descubiertos y


encarcelados. Entre nosotros también teníamos nuestros propios "Judas", que informaban a la
Policía Secreta. Los comunistas usaron los golpes, las drogas, las amenazas y el chantaje con
el fin de lograr que nuestros ministros y laicos les informaran sobre sus hermanos.
CAPITULO DOS
“NADIE TIENE MAYOR AMOR QUE ESTE”

Trabajé en forma oficial y también oculta, hasta el 29 de febrero de 1948. Era domingo,
un hermoso domingo. En ese día en camino hacia la iglesia, la Policía Secreta me secuestró.

Muchas veces me había preguntado el significado de lo que era “los que hurtan a
hombres” o “secuestradores”, que se mencionan en la Biblia (1 Tim. 1; 10). Los comunistas
se encargaron de enseñamos.

En esos días muchos fueron raptados de ese modo. Frente a mí se detuvo un furgón de
la Policía Secreta, saltaron cuatro hombres a la calle y me arrojaron al interior del vehículo.
Fui encerrado por muchos años. Por ocho años y medio nadie supo si estaba vivo o muerto.
La Policía Secreta hizo que algunos de sus miembros se hicieran pasar por prisioneros recién
libertados para visitar a mi esposa. Le dijeron que habían visto mi funeral. Le destrozaron el
corazón.

Miles de fieles de todas las denominaciones cristianas fueron encarcelados durante esa
época. No solamente los ministros fueron encarcelados, sino también simples miembros, y
jóvenes que habían testificado su fe. Las cárceles estaban repletas, y en Rumania como sucede
en todos los países comunistas, estar en prisión significa ser torturado.

Las torturas eran a veces horribles. Prefiero no hablar mucho de aquellas que
experimenté en carne propia. El sólo recordarlas me hace pasar noches enteras sin dormir. Es
demasiado doloroso.

En otro libro; «Cristo en las Prisiones Comunistas" relato muchos detalles de nuestras
experiencias con Dios' en la cárcel.

Torturas inimaginables.
Un pastor cuyo nombre era Florescu, fue torturado con cuchillos y hierros al rojo vivo.
Lo golpearon salvajemente. En seguida introdujeron enormes ratas hambrientas a través de un
caño en su celda. No podía dormir porque tenía que defenderse. Tan pronto se descuidaba y
cabeceaba, las ratas lo atacaban.

Los comunistas querían obligarle a denunciar a sus hermanos en la fe, pero él resisti6
firmemente. Por último trajeron a su hijo, de catorce años, y comenzaron a azotarlo en su
presencia, advirtiéndole que el castigo continuaría hasta que entregara la informaci6n pedida.
El pobre hombre ya casi había perdido la raz6n. Resisti6 todo lo que pudo, pero al final
cuando no podía más, se dirigi6 a su hijo: "Alejandro, debo decirles lo que quieren. ¡No
puedo soportar que te sigan torturando!" Su hijo le respondi6: "¡Papá, no cometas conmigo la
injusticia de tener por padre a un traidor. Sopórtalo. Si me matan, moriré gritando: Jesús y mi
patria!" Los comunistas, enfurecidos por tal respuesta, se lanzaron sobre el muchacho y lo
mataron a golpes. Muri6 alabando a Dios, mientras su sangre salpicaba las paredes de la
celda. Después de ver aquello, nuestro querido hermano Florescu nunca pudo ser el mismo de
antes.

Se nos engrillaban las muñecas con esposas cuya cara interior tenía puntas agudas. Si
nos manteníamos totalmente quietos, las puntas no nos herían; pero al tiritar de frío en
aquellas heladas celdas, nuestras muñecas eran destrozadas por los clavos.

Los cristianos eran colgados de los pies y golpeados en forma tan salvaje que sus
cuerpos cimbreaban en el aire a causa de los golpes. Se introducía a los cristianos en "celdas
refrigeradas" tan tremendamente heladas que el hielo cubría las paredes. Yo mismo fui
lanzado casi desnudo en una de ellas. Los doctores de la cárcel nos observaban a través de una
mirilla, para avisar a los guardias ante los primeros síntomas de congelamiento. Entonces nos
sacaban para revivimos mediante el calor. Tan pronto como dábamos señales de recuperaci6n,
nos metían nuevamente a la celda. Nos deshelaban para luego prácticamente congelamos,
hasta que estábamos casi al borde de la muerte, y este proceso se repetía una y otra vez. Aún
en la actualidad no puedo abrir un refrigerador sin estremecerme.

Los cristianos éramos puestos en cajas de madera sólo un poco más grandes que
nuestros cuerpos. Esto nos dejaba sin espacio para movemos. Docenas de clavos agudos
traspasaban las cajas por todos lados. Mientras permanecíamos de pie y sin movemos, no
pasaba nada. Si la fatiga nos vencía, al buscar apoyo nuestros cuerpos eran perforados por
aquellas púas. Si nos movíamos, o si nos temblada un músculo, allí estaban aquellos horribles
clavos.

Lo que los comunistas han hecho a los cristianos sobrepasa toda posibilidad de
comprensión humana.

He visto comunistas cuyas caras, al torturamos, parecían brillar con alegría satánica,
mientras exclamaban: "¡Somos el diablo!"

No luchamos contra carne ni sangre sino contra "principados y potestades del mal."
Vimos que el comunismo no emana del hombre sino del diablo. Es una fuerzo del mal, que
solamente puede ser combatida con una espiritual fuerza mayor, el Espíritu de Dios.

A menudo pregunté a nuestros torturadores: "¿No tienen Uds. piedad en sus


corazones?" Por lo general respondían con citas de Lenin: "No puedes hacer tortillas sin
quebrar los huevos. No puedes cortar la madera sin que vuelen las astillas." Yo insistía:
"Conozco esa cita de Lenin; pero hay una diferencia. La madera no siente nada cuando se le
corta, pero Uds. están tratando con seres humanos." Pero todo era en vano; son materialistas.
Para ellos no existe más que la materia; el hombre no es más que madera; o como las cáscaras
de huevos. Esta creencia los hace descender a las más increíbles profundidades de crueldad.

La crueldad del ateísmo es difícil de creer. Cuando un hombre no tiene fe en que lo


bueno será recompensado y que lo malo será castigado, no tiene motivo para comportarse
como un ser humano. No hay nada que lo detenga de caer en las profundidades del mal que
cada hombre lleva en sÍ. Los torturadores comunistas podían decir: "No hay Dios. No hay
Más Allá, ni hay castigo para el mal. Podemos hacer lo que nos dé la gana."
Uno de ellos llegó a declarar: "Doy gracias a Dios, en quien no creo, que haya vivido
hasta esta hora en que puedo expresar todo el mal que hay en mi corazón." Expresaba ese mal
en la increíble brutalidad y tortura que infligía a los prisioneros.

Siento pena si un cocodrilo se come a un hombre, pero no se lo puedo reprochar. Es un


cocodrilo, no un ser humano. Por ello no se puede reprochar a los comunistas. El comunismo
ha destruido todo sentimiento de moral en esas mentes. Se vanaglorian de no tener piedad en
sus corazones.

Aprendí de ellos. En vista de que no dejan lugar en sus corazones para Jesús, decidí no
darle el más mínimo lugar a Satanás en el mío.

Yo he testificado ante el Sub-Comité de Seguridad Interior del Senado de los Estados


Unidos. Allí he descrito las cosas más espantosas, como por ejemplo, cómo los cristianos son
amarrados en cruces durante cuatro días y cuatro noches. Las cruces eran colocadas en el
suelo, donde cientos de reclusos tenían que hacer sus necesidades fisiológicas, encima de sus
rostros y cuerpos. Luego levantaban las cruces nuevamente y los comunistas se burlaban,
diciendo: ¡Miren a su Cristo! ¡Qué hermoso es! Qué magnífica fragancia trae del cielo."
Descubrí como un sacerdote, al borde de la locura a causa de las torturas, fue obligado a
consagrar orina y excrementos humanos y darlo en comunión a los cristianos. Esto ocurrió en
la prisión romana de Pitesti. Pregunté al sacerdote, después, por qué no prefirió la muerte
antes de participar de esa farsa. Me respondió: "No me juzgue, por favor, he sufrido más de lo
que sufrió Cristo." Todas las descripciones bíblicas del infierno y las penas del infierno de
Dante son nada en comparación con las torturas en las prisiones comunistas.

Esto es solamente una pequeña parte de lo que sucedió un domingo, y muchos otros
domingos, en la prisión de Pitesti. Otras cosas sencillamente no pueden contarse. Sé que mi
corazón fallaría si tuviese que volver a repetirlas. Son demasiado terribles y obscenas para
ponerlas por escrito. Todo esto es lo que tuvieron que sufrir sus hermanos en Cristo, y aún
sufren.

Uno de los héroes realmente más grandes de la fe fue el pastor Milan Haimovici. Las
prisiones romanas estaban tan colmadas que los guardias ni siquiera nos reconocían por
nuestros nombres. En muchas oportunidades, cuando venían a buscar a los que habían sido
sentenciados para recibir azotes por haber quebrantado algún reglamento carcelario, el pastor
Milan Haimovici se presentaba para recibir el castigo en lugar de alguno de los otros. Con
esto ganó el respeto de los demás prisioneros no sólo para sí, sino también para Cristo, a quien
representaba.

Si yo siguiera contando todos los horrores y las atrocidades cometidas por comunistas y
los sacrificios de los cristianos, sería algo de nunca acabar. No sólo las torturas fueron cono-
cidas, sino también los hechos heroicos. El heroísmo de aquellos en prisión, inspiró aún más a
los hermanos que todavía vivían en libertad.

Una de nuestras obreras era una jovencita de la Iglesia Subterránea. La Policía Secreta
había descubierto que ella repartía secretamente Evangelios y que enseñaba a los niños acerca
de Cristo. Decidieron arrestarla, pero para hacer el arresto lo más doloroso y terrible posible,
postergaron la detención por algunas semanas, esperando al mismo día en que contraería
matrimonio. En el día de su boda, ya se había puesto su traje nupcial. Para cualquier mujer es
el día más maravilloso y alegre de su vida. Repentinamente se abrió la puerta de su casa,
precipitándose al interior la Policía Secreta. La novia, al verlos, extendió los brazos para ser
esposada. Las esposas le fueron colocadas rudamente en sus muñecas. Mirando a su amado
besó las cadenas, exclamando: "Agradezco a mi Novio celestial esta joya que me obsequia en
el día de mi boda. Le agradezco que me haya considerado digna de sufrir por El." Fue sacada
de allí en medio del llanto de su novio y de los presentes. Todos sabían perfectamente la
suerte que aguardaba a las jóvenes cristianas en manos de los comunistas. Después de 5 años
fue puesta en libertad, destruida y físicamente arruinada, aparentando tener treinta años más
de los que tenía. Su novio la había esperado. Ella se limitó a decir que era lo menos que podía
haber hecho por su Cristo. Tan magníficos cristianos están en la Iglesia Subterránea.

Cómo es un "lavado de cerebro"

Probablemente los occidentales han oído del empleo del "lavado de cerebro" en la
guerra de Carea y ahora en Vietnam. Yo pasé a través de esta experiencia personahnente. Es
la tortura más horrible.

Durante años se nos obligó por diecisiete horas al día a escuchar lo siguiente:

¡ El Comunismo es bueno!
¡El Comunismo es bueno!
¡El Comunismo es bueno!
¡El Cristianismo es estúpido!
¡El Cristianismo es estúpido!
¡El Cristianismo es estúpido!
¡El Cristianismo es estúpido!
¡Déjelo!
¡Déjelo!
¡Déjelo!
¡Déjelo!

Diecisiete horas al día por semanas, meses y años. Muchos cristianos me han
preguntado cómo pude resistir el lavado de cerebro. Existe un solo método de resistencia: el
"lavado de corazón". Si su corazón está limpiado por el amor de Jesucristo, y en él hay amor
hacia El, Ud. puede resistir cualquier tortura. ¿Qué no haría una novia amorosa por su
prometido? ¿Qué no haría una madre amante por su hijo? Si Ud. ama a Cristo, como lo hizo
María, quien tuvo en sus brazos a Jesús cuando era bebé. Si Ud. ama a Jesús como una novia
ama a su prometido, entonces puede resistir tales torturas.

Dios no nos juzgará por lo que fuimos capaces de soportar, sino por lo que fuimos
capaces de amar. Puedo testificar y declarar que los cristianos en las prisiones comunistas
fueron capaces de amar. Ellos podían amar a Dios y a los hombres.

Las torturas y brutalidades en la cárcel continuaron sin cesar. Cuando caía inconsciente
o estaba demasiado confuso para poder dar alguna esperanza de confesión a mis torturadores,
era devuelto a mi celda. Allí quedaba, tendido solo y medio muerto hasta lograr recuperar
algo de mi energía, para poder comenzar de nuevo su labor conmigo. Muchas morían en estas
circunstancias, pero en mi caso, sin saber cómo ni por qué, siempre lograba recuperar algo de
mis fuerzas. En los años siguientes, a mi paso por varias diferentes cárceles me quebraron
cuatro vértebras y muchos otros huesos. Me cortaron, quemaron, y me causaron profundas
heridas en diferentes partes del cuerpo que me dejaron dieciocho cicatrices permanentes.

En Oslo, los médicos que me examinaron y vieron esas cicatrices y los restos de la
tuberculosis pulmonar que sufriera a causa de tan prolongado martirio, declararon que el
hecho de estar vivo hoy, constituía ni más ni menos que un milagro. De acuerdo a sus
conocimientos y sus libros médicos, yo debería haber muerto hace muchos años. Sé muy bien
que es un milagro. Es que Dios es un Dios de milagros.

Breve libertad - Nuevo arresto


Llegó el año 1956. Ya hacía ocho años y medio que estaba en la cárcel. Había perdido
mucho peso, porque se me privaba de comida, pero había ganado muchas cicatrices a raíz de
haber sido brutalmente flagelado y golpeado. Además había sido objeto de burlas, amenazas,
interrogatorio s hasta el cansancio, y abandono. Nada de eso dio los resultados que mis
captores esperaban. Profundamente descorazonados, por una parte, y preocupados, por otra,
por las protestas que mi prisión suscitaba, me pusieron en libertad.

Se me permitió volver a mi antiguo puesto en la iglesia, pero por sólo una semana.
Alcancé a predicar dos sermones; luego me llamaron para advertirme que no podría seguir
predicando ni tomar parte en ninguna actividad religiosa. ¿Qué había dicho? Yo había
aconsejado a mis feligreses que tuvieran "paciencia, paciencia y más paciencia." "Eso
significa que Ud. está diciendo que tengan paciencia, pues los americanos vendrán a
libertados", me gritó la policía. Yo también había dicho que tal como la rueda gira, los
tiempos cambian. "Ud. les está diciendo que el gobierno comunista dejará de existir, y esas
son calumnias contrarrevolucionarias", me gritaron de nuevo. Y ese fue el fin de mi ministerio
público.

Probablemente las autoridades creyeron que yo tendría temor de desafiar sus ordenes y
volver a mi evangelizaci6n subterránea. Estaban muy equivocados en eso. Secretamente
regresé a mi trabajo anterior, con el apoyo de mi familia.

Volví a testificar ante grupos de fieles que se mantenían ocultos, yendo y viniendo
como un fantasma, bajo la protecci6n de quienes podía confiar. Tenía ahora mis cicatrices
para darle mayor fuerza a mi mensaje respecto a la maldad de la forma de pensar atea, y para
alentar y estimular las almas que flaqueaban, a confiar en Dios y ser valientes. Yo dirigía una
red secreta de evangelistas que se ayudaban mutuamente para difundir el Evangelio bajo las
propias narices de los comunistas. Después de todo, si el hombre en su ceguera no es capaz de
ver la mano de Dios obrando en lo que le rodea, menos podrá ver la de un evangelista.

Finalmente el incesante interés de la policía por conocer mis actividades y movimientos


dio resultados. Fui descubierto una vez más y vuelto a detener. Es posible que la publicidad
que se dio a mi caso haya tenido algo qué ver con el hecho de que por alguna raz6n mi familia
no fue arrestada conmigo. Había estado ocho años y medio en la cárcel y después de tres años
de relativa libertad volvía a la cárcel por otros cinco años y medio.
Mi segundo período fue mucho peor en muchos aspectos que el primero. Mi condici6n
física empeoro casi inmediatamente. No obstante, el trabajo oculto de la Iglesia Subterránea
continu6 en la clandestinidad de las prisiones comunistas.

Hicimos un acuerdo: nosotros predicábamos y ellos nos golpeaban

Estaba estrictamente prohibido predicar el Evangelio a otros reclusos. De antemano se


sabía que el que fuera sorprendido haciéndolo, sería brutalmente flagelado. Varios de nosotros
decidimos pagar ese precio a cambio del privilegio de predicar, y aceptamos por ello sus
condiciones. Fue un acuerdo tácito: Nosotros predicábamos y ellos nos golpeaban. Nosotros
éramos felices predicando; ellos lo eran golpeándonos. De esta manera todos estábamos
satisfechos.

La escena siguiente sucedió más veces de las que puedo recordar: Un hermano estaba
predicando a los otros reclusos, cuando los guardias entraron sorpresivamente interrumpién-
dolo en la mitad de una frase. Lo arrastraron fuera, llevándoselo a lo largo del corredor hasta
la pieza que usaban como cámara de torturas. Después de lo que parecía ser un castigo
interminable lo trajeron de vuelta y lo lanzaron sangrante y magullado al suelo del calabozo.
Se alzó lentamente, se arreglo las ropas y dijo: "¿Qué estábamos diciendo, hermanos, cuando
fuimos interrumpidos?", y continuó ¡predicando!

i He visto cosas maravillosas! .

A veces los predicadores eran simples laicos. Hombres comunes inspirados por el
Espíritu Santo, que a menudo predicaban maravillosamente. Ponían todo el corazón en sus
palabras, pues predicar en esas condiciones punitivas no era cosa para ser tomada a la ligera.
Pronto aparecerían nuevamente los guardias, quienes se llevaban al predicador para golpearlo
hasta dejarlo medio muerto.

En la cárcel de Gherla un cristiano llamado Grecu fue sentenciado a morir a golpes. La


sentencia fue cumplida a través de un lento procedimiento que duró varias semanas. Se le
daba un solo golpe con una cachiporra de goma en la planta de los pies. A los pocos minutes
se le volvía a golpear en la misma forma, y después de unos momentos recibía otro golpe. De
igual manera fue golpeado en los testículos. Luego un doctor le aplicaba una inyección. Una
vez que se recobraba, se le daba muy buena comida para restaurar sus fuerzas, y entonces era
vuelto a golpear, hasta que por fin murió a consecuencia de ese lento pero cruel trato. Uno de
los que llevó a cabo esta tortura, llamado Reck, era miembro del Comité Central del Partido
Comunista.

En ciertos momentos Reck repetía al prisionero ciertas palabras que los comunistas
solían decir a los cristianos: "Yo soy Dios. Tengo sobre ti poder de vida o muerte. Ese que
está en el cielo no puede decidir esto. Todo depende de mí. Si así lo quiero, puedes vivir; pero
también si quiero te matamos. ¡Yo soy Dios!" Así se burlaba de los cristianos.

En tan horrible situación nuestro hermano Grecu dio a Reck una respuesta muy
acertada.

Un cristiano fue sentenciado a muerte. Antes de que fuera del mismo Reck, le dijo: "Ud.
no sabe la verdad que ha dicho. Ud. es un dios. Cada gusano es potencialmente una mariposa,
y llegará a serlo si se desarrolla perfectamente. Ud. no fue creado para ser un verdugo, un
asesino; Ud. fue creado para llegar a ser semejante a Dios. Jesús en su tiempo dijo a los
judíos: 'Uds. son dioses'. La vida de Dios Padre está en su corazón. Muchos que han sido igual
que Ud., muchos perseguidores como el Apóstol Pablo, en cierto momento de su vida han
descubierto que es vergonzoso para el hombre cometer atrocidades, cuando puede hacer cosas
mucho mejores. Así se han transformado en co-partícipes de la Naturaleza Divina. Créame,
Sr. Reck, su verdadera vocación es ser un dios, semejante a Dios, y no un torturador.

En ese momento Reck no prestó mucha atención a las palabras de su víctima, tal como
Saulo de Tarso no le dio importancia al hermoso testimonio de Esteban, que fue asesinado en
su presencia. Pero aquellas palabras comenzaron a trabajar en su corazón, y Reck comprendió
más tarde cuál era su verdadera vocación.

Una magnífica lección que aprendimos de las flagelaciones, torturas y carnicerías de los
comunistas fue que el espíritu es el amo del cuerpo. A menudo, cuando éramos torturados,
sentíamos el castigo, pero éste parecía como algo distante y alejado del espíritu, que estaba
como sumergido en la consideración de la gloria de Cristo y su presencia en nosotros.

Junto con la inmunda sopa que se nos proporcionaba diariamente, una vez a la semana
se nos daba un trozo de pan. Decidimos ofrendar nuestro "diezmo", aun en tales
circunstancias. Cada diez semanas, uno de nosotros daba ese pan a uno de nuestros hermanos
más debilitados, como "diezmo" al Maestro.

Un cristiano fue sentenciado a muerte. Antes de que fuera ejecutado se le permitió ver -
a su esposa. La despidió con estas palabras: "Debes saber que muero amando a los que me
matan. No saben lo que hacen. Lo último que te pido es que tú también los ames. No les
guardes rencor en tu corazón porque matan a quien amas. Nos encontraremos otra vez en el
cielo." Estas palabras impresionaron profundamente al funcionario que presenció aquel último
encuentro; que me las repitió algún tiempo después en la prisión, donde él era uno más entre
los nuestros, pues se había convertido.

En la prisión de Tirgo-Ocna había un joven prisionero llamado Matchevici, a quien


habían encarcelado a los 18 años. Debido a las torturas, la tuberculosis había hecho presa de
su cuerpo. De algún modo su familia llegó a conocer su grave estado de salud y le envió cien
frascos de estreptomicina que representaban la diferencia entre la vida y la muerte. El
Comisario Político de la prisión ordenó traerlo a su presencia y mostrándole el paquete, le
dijo: "Aquí tengo el remedio que puede salvarte la vida, pero tú no puedes recibir
encomiendas enviadas por tu familia. Personalmente, me agradaría ayudarte, pues eres muy
joven y no me gustaría verte morir aquí en la cárcel. ¡Ayudémonos mutuamente! Dame los
informes que te pido relacionados con las actividades de tus compañeros aquí en la cárcel, y
así podré justificar ante mis superiores el entregarte el paquete."

Matchevici no demoró en responder: "No quiero permanecer vivo y tener vergüenza de


mirarme en el espejo por estar viendo allí reflejada la cara de un traidor. No puedo aceptar sus
condiciones; prefiero morir." El funcionario le estrechó la mano, diciéndole: "Te felicito, no
esperaba otra respuesta de parte tuya. Pero deseo hacerte otra proposición. Algunos de los
presos son informantes nuestros. Alegan ser comunistas, y los denuncian a Uds. Esos hombres
juegan un doble papel y no tenemos ninguna confianza en ellos. Quisiéramos saber hasta qué
punto son sinceros. Para Uds. son traidores que les causan mucho daño con sus
informaciones. Comprendo que no quieras traicionar a tus camaradas, pero proporciónanos
los datos que te solicito y podrás ¡salvar tu vida!" Matchevici le respondió con la misma
prontitud de antes: "me considero un discípulo de Cristo. El nos enseñó a amar a nuestros
enemigos. Quienes nos traicionan nos causan un inmenso daño, pero no puedo devolver mal
por mal. Les tengo mucha lástima y ruego a Dios por ellos; pero no quiero tener nada que ver
con los comunistas." Después de su entrevista con el Comisario Político, Matchevici regresó a
la misma celda que compartía con nosotros. Lo vi morir alabando a Dios. El amor fue aún
más poderoso que el ansia de vivir.

Si un hombre pobre es un gran amante de la música, está dispuesto a dar hasta su último
cobre por escuchar un concierto. Aunque por ello se quede sin dinero, no se siente frustrado,
pues ha escuchado cosas maravillosas.

No me siento frustrado por haber perdido tantos años en la prisión, donde he visto cosas
maravillosas. Yo mismo he sido entre los más insignificantes y débiles en la cárcel, pero he
tenido el privilegio de vivir con grandes santos, héroes de la fe, comparables a los cristianos
de los primeros siglos, que estaban dispuestos a morir por Cristo. La belleza espiritual de
estos hombres no puede ser descrita.

Las cosas que relato aquí no han sido excepcionales. Por el contrario, lo sobrenatural se
ha transformado en natural para los cristianos de la Iglesia Subterránea. La Iglesia
Subterránea es la Iglesia que ha vuelto a su primer amor.

Antes de caer en prisión yo amaba a Cristo. Hoy, después de haber visto a la "Novia de
Cristo"-su Cuerpo Espiritual- en la prisión, puedo decir que amo a la Iglesia Subterránea tanto
como amo a Cristo mismo. He visto su belleza y espíritu de sacrificio.

Lo que le sucedió a mi esposa y a mi hijo

Fui separado de mi esposa. Ignoraba lo que podía haberle sucedido después de mi


arresto. Sólo después de muchos años vine a saber que también había sido detenida. Las
mujeres cristianas sufren mucho más que los hombres en la cárcel. Las jóvenes han sido
violadas por los guardias. La mofa, el escarnio y la obscenidad son espantosas. Se les
obligaba a trabajos forzados en la construcción de un canal, exigiéndoles el mismo
rendimiento que a los hombres. Prostitutas eran nombradas capataces, y en su afán de
maltratar a las cristianas competían entre si. Mi esposa ha tenido que comer hierba para poder
sobrevivir. Ratas y culebras eran devoradas por aquellas desdichadas y hambrientas mujeres.
Una de las diversiones favoritas de los guardias, en los domingos, consistía en arrojar al
Danubio a las mujeres para luego sacarlas en medio de las risotadas, mofándose de sus
cuerpos mojados, para volver a lanzarlas de nuevo vez tras vez. Mi esposa fue arrojada al
Danubio en la misma forma.

Mi hijo quedó vagando por las calles cuando sus padres fueron detenidos. Desde muy
niño Mihai había sido muy religioso y se interesaba en las cosas de la fe. Luego, al quedar
solo, a la edad de 9 años, pasó por una crisis en su vida cristiana. Se convirtió en un ser
amargado e inseguro de su religión. A esa edad tenía problemas que generalmente otros niños
no conocen. Debía pensar en la manera de poder ganarse la vida.
Como era un crimen ayudar a las familias de los mártires cristianos, dos damas que lo
ayudaban fueron arrestadas y flageladas tan brutalmente que, hasta hoy, después de quince
años, aún están inválidas. Una señora que arriesgó su vida para dar alojamiento a Mihai fue
sentenciada a ocho años de cárcel, por haber concedido ayuda a familiares de los recluidos. Le
sacaron los dientes a puntapiés. Le quebraron los huesos, y nunca más podrá trabajar.
También ella será una inválida toda su vida.

"¡Mihai, cree en Jesús!"

A los once años Mihai comenzó a ganarse la vida como obrero. Los sufrimientos habían
producido cierta vacilación en su fe. Pero dos años después del encarcelamiento de mi esposa,
le fue permitido visitada. Fue a la cárcel comunista donde se encontraba y por fin la vio,
detrás de las rejas de hierro. Estaba sucia, delgada, con las manos encallecidas, y vestía un
raído uniforme carcelario. El niño casi no la reconoció. Sus primeras palabras fueron:
"¡Mihai, cree en Jesús!" Enfurecidos, los guardias la separaron de Mihai y se la llevaron.
Lloró al ver a su madre arrastrada por el suelo. Ese minuto fue el instante de su conversión.
Comprendió que, si Cristo puede ser amado aun bajo tales circunstancias, El es el verdadero
Salvador. Dijo más tarde al respecto: "Si el cristianismo no tuviera en su favor ningún otro
argumento, salvo el que mi madre crea en El, eso es suficiente para mí." Aquel fue el día en
que aceptó a Cristo de todo corazón.

En la escuela debía mantener una constante lucha por su existencia. Era un buen
alumno, y como recompensa se le obsequió una corbata roja, símbolo de membresía de los
Jóvenes Pioneros Comunistas. Con valentía afirmó: "Jamás usaré la corbata de los que
arrojaron en prisión a mis padres". Esto significó la expulsión de aquella escuela. Después de
perder un año, volvió a ingresar en ella, ocultando el hecho de ser hijo de presos cristianos.

Más tarde, debió escribir una composición contraria a la Biblia. Lo que escribió fue:
"Los argumentos en contra de la Biblia no tienen fuerza, y sus citas son falsas. No hay duda
que el profesor jamás la ha leído. La Biblia está en armonía con la ciencia." Nuevamente fue
expulsado, lo que significó perder dos años de estudio.

Finalmente se le permitió ingresar al Seminario, donde se le enseñó la "Teología


Marxista". En este Seminario todo se explicaba de acuerdo a las normas de Karl Marx. Mihai
protestaba públicamente de esto. Otros estudiantes se le unieron en su protesta, lo que dio
como resultado una nueva expulsión, sin que pudiera terminar sus estudios.

Cierta vez, en la escuela, cuando un profesor daba una charla atea, mi hijo se levantó y
le contradijo, haciéndole notar la responsabilidad que asumía al conducir a tantos jóvenes al
error. La clase entera se puso de su lado. Sólo se necesitaba que no tuviese el valor de
protestar, para que los demás se le unieran. Para poder educarse, constantemente trataba de
ocultar el hecho de ser hijo de Wunnbrand, el preso cristiano. Sin embargo, varias veces fue
descubierto, volviéndose a repetir la escena ya familiar. Era llamado a la oficina del rector,
para ser expulsado.

Mihai también sufrió mucho a causa del hambre. En los países comunistas no es raro
que los familiares de los presos cristianos vivan prácticamente al borde de la muerte por
inanición, ya que es un delito contra el Estado ayudarles.
A propósito de esto les relataré solamente un caso de los muchos que conozco
personalmente. Un hermano fue encarcelado a causa de sus labores en la Iglesia Subterránea.
Sus seis hijos y su esposa quedaron abandonados. Sus dos hijas mayores, de 17 y 19 años,
respectivamente, no pudieron obtener trabajo. En los países comunistas el único que da
trabajo es el Estado, y éste no lo proporciona a los hijos de los "criminales" cristianos. ¡Les
ruego que no juzguen esta historia desde el habitual punto de vista moral; acepten solamente
los hechos! Las dos hijas de ese mártir cristiano, también cristianas se prostituyeron para
mantener a sus hermanos menores y a su madre enferma. El hermano, de catorce años,
enloqueció al saberlo y hubo que internarlo en un manicomio.

Años después volvió el padre al hogar y al conocer lo sucedido rogó al cielo: "¡Dios
mío, llévame nuevamente a la cárcel; no puedo soportar todo esto!" Su oración fue escuchada
y nuevamente está en prisión por el crimen de haber testificado sobre Cristo a los niños. Sus
hijas ya no son prostitutas, se les ha proporcionado trabajo, al aceptar convertirse en
informantes de la policía. Como hijas de un mártir cristiano se les recibe con honor en los
hogares. Todo lo que escuchan lo repiten a la Policía Secreta. No se limite Ud. a decir que
todo esto es horrible e inmoral. Por supuesto que lo es, pero pregúntese a sí mismo si Ud. no
tiene parte de culpa en estas tragedias, y que tales familias cristianas sean abandonadas, sin
ayuda de Uds. que son libres.
CAPITULO TRES

RESCATE Y LIBERACION PARA LA OBRA EN EL


OCCIDENTE

Pasé catorce años en prisi6n. Durante todo ese tiempo jamás vi una Biblia o ningún otro
libro. Me había olvidado c6mo escribir. A causa del hambre espantosa, las drogas y las
torturas, me había olvidado de las Sagradas Escrituras. Sin embargo, precisamente el día en
que cumplía catorce años de cárcel, vino a mi mente el versículo: "Sirvió Jacob por Raquel
siete años; y le parecieron como pocos días porque la amaba," y recordé como luego había
servido otros siete años más con gusto, ¡un total de 14 años!

Poco tiempo después fui puesto en libertad, gracias a una Amnistía General que se
concedi6 en el país, en la que mucho tuvo que ver el peso de la opini6n pública norte-
americana.

Volví a ver a mi esposa otra vez. Me había aguardado esperanzada por espacio de
catorce años. Comenzamos nuestra nueva vida en medio de una extrema pobreza, porque
cuando alguien es detenido se le quita absolutamente todo cuanto posee.

A los sacerdotes y pastores que recuperaban su libertad les era permitido obtener
pequeñas iglesias. Se me entregó una de éstas en el pueblo de Orsova. El Departamento
Comunista de Cultos me dijo que la iglesia tenía treinta cinco miembros, advirtiéndome que
jamás podría aumentar ese número a i treinta y seis! Asimismo se me dijo que me debía
convertir en Agente de la Policía Secreta, informándoles de las actividades de cada miembro;
y asegurarme de que la juventud no se acercaba a la .iglesia. De esta manera los comunistas
usan a la Iglesia como un medio de control.

Sabía que si comenzaba a predicar, muchos vendrían a escuchar. Por esta razón, ni
siquiera intenté trabajar en esa iglesia oficialmente "aceptada". Volví a mi labor en la Iglesia
Subterránea, compartiendo tanto el peligro como la hermosura de ese trabajo.

Durante mis años de prisión, Dios había obrado en una forma maravillosa. La Iglesia
Subterránea ya no se encontraba olvidada ni abandonada. Los cristianos norteamericanos y de
otras partes del mundo habían comenzado a orar por nosotros y a enviamos su ayuda. Cierta
tarde, mientras tomaba una corta siesta en casa de un hermano, en una ciudad de provincia,
me despert6 para decirme: "Han llegado hermanos del extranjero." En el Occidente había
creyentes que no nos habían olvidado. Cristianos de todas las posiciones habían organizado
una obra secreta de ayuda material a las familias de los mártires cristianos y estaban
empeñados en introducir de contrabando tanto esa ayuda como también literatura cristiana.

En la otra habitaci6n encontré seis hermanos que habían venido con ese fin. Después de
una larga conversaci6n me dijeron que habían oído que en esa direcci6n encontrarían a
alguien que había pasado catorce años en las prisiones comunistas, y que les gustaría
conocerlo. Les respondí que yo era esa persona. Entonces me dijeron: "Esperábamos
encontrar a un ser triste y melanc6lico. No puede ser Ud., pues lo vemos lleno de gozo." Les
aseguré que yo era el que buscaban, y que mi gozo era el resultado de su visita, pues con ello
nos dábamos cuenta que ya no vivíamos en el olvido. Comenzó a llegar ayuda regularmente
para la Iglesia Subterránea. Por vías secretas obtuvimos muchas Biblias y otra literatura
cristiana y ayuda para los familiares de los mártires cristianos. Con la inapreciable ayuda de
todos ellos, nosotros los miembros de la Iglesia Subterránea podíamos trabajar mucho mejor.

No solo nos daban la Palabra de Dios, sino que éramos estimados y amados. Nos
trajeron palabras de consuelo.

Durante aquellos largos años de lavado de cerebro habíamos escuchado


incansablemente: "Nadie los ama, nadie los ama, nadie los ama." Pero ese día veíamos a
cristianos norteamericanos e ingleses que arriesgaban sus vidas en su afán de demostramos
que nos amaban. Actuando de acuerdo a nuestras instrucciones, montaron un sistema de
operaciones secretas que les permitía entrar en las casas rodeadas por la policía, sin que éstos
supiesen.

El valor exacto que tenían las Biblias introducidas en esa forma no puede ser
comprendido ni valorado por los creyentes norteamericanos, ingleses y de otros países
occidentales que prácticamente "nadan" en Biblias.

Mi familia y yo no hubiéramos podido sobrevivir sin la ayuda material que obtuvimos


de parte de nuestros hermanos extranjeros. De la misma manera, muchos otros pastores
clandestinos y mártires, en los países comunistas, recibieron ayuda. Puedo testificar-por lo
sucedido a nosotros-la tremenda ayuda moral y socorro espiritual que nos ha proporcionado la
Misión Cristiana Europea, de Gran Bretaña. Para nosotros sus hombres eran como ángeles
enviados por Dios.

Debido a la renovada labor de la Iglesia Subterránea, existía el grave peligro que se me


detuviera una vez más. En esos momentos dos organizaciones cristianas, la Misión Noruega
para los Judíos y la Alianza Cristiana Hebrea, pagaron por mí un rescate de 10,000 dólares.
Podía ahora salir de Rumania.

Por qué salí de Rumania comunista


A pesar del inminente peligro no hubiera salido, si no hubiese recibido órdenes de los
dirigentes de la Iglesia Subterránea para que aprovechara esta oportunidad de abandonar mi
país y convertirme en "la voz" de la Iglesia Subterránea para el Mundo Libre. Deseaban que
me dirigiese a Uds., los occidentales, en nombre de ellos, a fin de que les relatase sus
sufrimientos y necesidades. Llegué al Occidente, pero mi corazón permanece con ellos. Si no
hubiese comprendido la urgente necesidad que Uds. tienen de escuchar, conocer y saber de las
tribulaciones y necesidades, como también del valeroso trabajo de la Iglesia Subterránea,
nunca habría abandonado Rumanía. Esta es mi misión.

Antes de abandonar el país fui llamado dos veces a las oficinas de la Policía Secreta. Me
informaron que habían recibido el dinero por mi rescate (Por causa de la crisis econ6mica que
le trajo el comunismo, Rumania vende a sus ciudadanos por dinero). Me dijeron: "Váyase al
Occidente y predique a Cristo cuanto quiera, pero no nos toque a nosotros. ¡No diga
absolutamente nada en contra nuestra! Vamos a indicarle con franqueza lo que puede
sucederle si habla de lo que le ha pasado aquí. Por 1,200 dólares podemos contratar a un
gangster para que lo mate, o podemos secuestrarlo." (Compartí la misma celda con el obispo
ortodoxo Vasile Leúl, que fue raptado en Australia y traído a Rumania. Le habían arrancado
las uñas. También he estado con otros que fueron raptados en Berlín. Además, recientemente
varios rumanos han sido secuestrados desde Italia y París). También me dijeron: "Podemos
además destruir su reputación, haciendo correr la historia de sus relaciones ilícitas con una
chica o de algún robo o cualquier otro delito cometido en su juventud. Los occidentales,
especialmente los norteamericanos, son muy crédulos y fáciles de engañar."

Habiéndome amenazado, me permitieron llegar hasta el Occidente. Tenían gran


confianza en el lavado de cerebro, que había soportado. En el Occidente viven ahora muchos
que sufrieron esa experiencia y que se mantienen silenciosos. Algunos de ellos aún elogian al
comunismo, después de haber sido torturados por éste. Por eso los comunistas estaban seguros
de que yo tampoco hablaría.

Así, en diciembre de 1965, pude salir de Rumanía con mi familia. La última cosa que
hice antes de salir fue visitar la tumba del coronel que había ordenado mi arresto y mis años
de tortura. Puse flores en su tumba. Lo hice como un símbolo de mi decisi6n de dedicarme a
compartir las alegrías de Cristo con los comunistas, que tan vacíos están espiritualmente.

Odio el comunismo, pero amo a sus hombres. Odio al pecado, pero amo al pecador. Yo
amo a los comunistas con todo mi coraz6n. Pueden asesinar a los cristianos, pero no pueden
eliminar el amor que éstos sienten aun por quienes les arrebatan la vida. No siento amargura
ni rencor en contra de ellos, ni contra mis torturadores.
CAPITULO CUATRO

DERROTANDO AL COMUNISMO CON EL ESPIRITU


DE AMOR DE CRISTO

Los judíos tienen una leyenda que cuenta que, cuando sus antepasados fueron salvados
de Egipto, y los egipcios se ahogaron en el Mar Rojo, los ángeles se unieron a los cánticos de
triunfo entonados por los israelitas. Dios les dijo: "Los judíos son hombres y pueden
regocijarse de su escape, pero de parte de Uds. espero más comprensi6n. ¿No son los egipcios
también mis criaturas? ¿No los amo acaso a ellos también? ¿Corno es que Uds. no
comprenden mi pesar por su trágico destino?"

Cuando Josué sitiaba a Jericó, levantó sus ojos y vio a un hombre delante de él, con la
espada desenvainada. Josué le dijo: "¿Eres de los nuestros, o de nuestros enemigos?" (Josué
5:13).

Si aquel Ser visto por Josué hubiese sido sólo un hombre, la respuesta habría sido:
"Estoy con Uds."; "Estoy con vuestros adversarios", o simplemente: "Soy neutral". Estas son
las únicas respuestas humanas posibles. Sin embargo, el Ser que Josué encontr6 era de otro
mundo y, por lo tanto, al preguntársele si estaba "con" o "en contra" de Israel, dio una
respuesta completamente inesperada, y difícil de comprender: "No".

¿Qué significa ese "no"?

Venía de un mundo donde los seres no están en pro ni en contra, sino donde todo y
todos son comprendidos, observados con compasión, y profundamente amados.

Existe un nivel humano. En éste, el comunismo debe ser combatido sin misericordia. En
este plano debemos también combatir a los comunistas, ya que ellos son los que mantienen y
apoyan esta ideología cruel y salvaje.

Pero los cristianos son algo más que simples hombres, son hijos de Dios, co-partícipes
de la Naturaleza Divina.

Por tanto, las torturas sufridas en las prisiones comunistas no me han hecho odiar a los
comunistas. Son criaturas de Dios. ¿Cómo puedo adiarlos? No obstante, tampoco puedo ser
amigo de ellos. La amistad significa una identificación total, y yo no puedo identificarme
plenamente con ellos. Ellos odian el concepto de Dios; en cambio yo amo a Dios.

Si se me preguntara: "¿Está Ud. a favor o en contra de los comunistas?"; mi respuesta


sería bastante compleja. El comunismo representa la amenaza más grande que afronta la
humanidad. Estoy completamente opuesto a ella, y quiero combatirla hasta hacerla
desaparecer. Pero en espíritu estoy sentado en lugares celestiales junto a Jesús. Estoy en la
esfera de ese "no" en la cual, a pesar de todos sus crímenes, los comunistas son comprendidos
y amados. En aquellas esferas existen seres celestiales que tratan de ayudar a todos en las 1
metas de la vida humana; lo que significa llegar a ser semejante a Cristo. Por lo tanto, mi meta
es predicar el Evangelio a los comunistas, darles las buenas nuevas de la vida eterna.

Cristo, que es mi Señor, ama a los comunistas. El mismo ha dicho que ama a todo
hombre y que prefiere dejar noventa y nueve ovejas justas, antes que permitir que se pierda la
que erró el camino. Sus apóstoles y todos los grandes maestros de la cristiandad han
enseñado este amor universal, en Su nombre. San Macario dijo: "Si un hombre ama
apasionadamente a todos los hombres, pero dice no amar a uno solo, no es cristiano, porque
su amor no es total." San Agustín enseña: "Si toda la humanidad hubiera sido justa y un solo
hombre pecador, Cristo habría venido a sufrir en la cruz por éste. Tanto ama a cada
individuo." La enseñanza cristiana es muy clara. Los comunistas son hombres y Cristo los
ama.

'También los ama el hombre cristiano. Amamos al pecador, aunque odiamos el pecado.
Conocemos el amor de Cristo por los comunistas, porque nosotros también los amamos.

En las cárceles comunistas he visto cristianos arrastrando con los pies cadena de 25 kgs;
torturados con atizadores al rojo y en cuyas gargantas habían forzado cucharadas de sal, para
luego negárseles el agua. Hambrientos, azotados, sufriendo frío y orando con fervor por los
comunistas. ¡Esto es humanamente inexplicable! Es el amor de Cristo que ha sido derramado
en nuestros corazones por el Espíritu Santo.

Más tarde, los comunistas que nos habían torturado, también cayeron en prisión. Bajo el
régimen comunista los miamos comunistas, aun jefes y gobernantes, van a parar a menudo la
cárcel, al igual que sus adversarios. En esos momentos, torturados y torturadores
compartíamos una misma celda. Mientras los no creyentes demostraban todo su odio contra
sus ex-inquisidores y los golpeaban, los cristianos los defendían aun a riesgo de ser golpeados
y acusados de ser cómplices con los comunistas. He visto a cristianos que daban el último
trozo de su pan (nos daban en aquel, tiempo sólo una tajada por semana), y la medicina que
podría salvar sus vidas, a alguno de sus torturadores, comunistas enfermos, que en ese
momento era compañero de prisión.

Las últimas palabras de Juliu Maniu, cristiano y ex-Primer Ministro de Rumania, que
murió en prisión, fueron: "Si los comunistas son derrocados en nuestro país, será deber
sagrado de todo cristiano salir a la calle y defenderlos, a riesgo de su propia vida, de la justa
furia de las multitudes a quienes han tiranizado."

En los primeros días después de mi conversión, sentía como si no pudiera vivir mucho
más. Caminando por las calles, al cruzarme con hombres y mujeres que pasaban por mi lado,
experimentaba una sensación de dolor físico, como si una puñalada me perforara el corazón.
Tan quemante era para mí el interrogante: "¿Estarán salvados o no?" Si un miembro de mi
congregación cometía un pecado, yo lloraba por horas enteras. El íntimo deseo de que todas
las almas se salven ha permanecido en mi corazón, del cual los comunistas no están excluidos.

En las celdas de confinamiento solitario no nos era posible orar como antes. Estábamos
increíblemente hambrientos; nos habían endrogado hasta convertimos en idiotas. Estábamos
tan débiles que parecíamos esqueletos. La oración del Padre Nuestro era demasiado larga para
nosotros; no podíamos concentramos lo suficiente como para recitarla.
La única oración que podía repetir una y otra vez era: "Jesús, te amo" y luego, un día
glorioso, obtuve la respuesta de Jesús: "¿Me amas? Ahora yo te demostraré cuánto yo te amo
a ti."

En ese instante sentí que una llamarada quemaba mi corazón, como las llamas que
coronan al sol. Los discípulos que iban camino de Emaús dijeron que sentían arder sus
corazones cuando Jesús les hablaba. Esa fue la sensaci6n que sentí y experimenté. En ese
momento conocí el amor de Aquél que ha dado su vida en la cruz por todos nosotros. Ese
amor no puede excluir a los comunistas, por graves que sean sus pecados.

Ellos han cometido y continúan cometiendo atrocidades, pero como dicen las Sagradas
Escrituras: "Las muchas aguas no podrán apagar el amor, ni lo ahogarán los ríos. Porque
fuerte es como la muerte el amor; duros como el sepulcro los celos." Tal como la sepultura
insiste en quedarse con todos, pobres y ricos, jóvenes y ancianos, hombres de todas las razas,
naciones e ideologías; santos y criminales, así también el Amor lo abarca todo. Cristo, Amor
Encarnado, jamás cesará en Sus esfuerzos por ganar también a los comunistas.

Un pastor fue arrojado en mi celda. Estaba medio muerto, la sangre le corría por la cara
y el cuerpo. Había sido brutalmente golpeado; otros reclusos comenzaron a insultar a los
comunistas. Con voz lastimera y quebrada les dijo: "¡Por favor, no los maldigan! ¡Guarden
silencio, deseo orar por ellos!"

Cómo podíamos estar gozosos aún en prisión

Al retroceder a ese período de catorce años en prisión, a veces pasamos tiempos muy
felices. Tanto los carceleros como los otros recluso s a menudo se extrañaban ante la alegría
que solíamos demostrar los cristianos a pesar de las más terribles circunstancias. No podíamos
dejar de cantar, aunque fuéramos golpeados por hacerla. Me imagino que hasta los ruiseñores
cantarían, aunque supieran que después de cantar morirían. Los cristianos aún expresaban su
gozo bailando. ¿CÓmo podían ser felices en tan trágicas condiciones?

Con frecuencia, en la cárcel meditaba en las palabras de Jesús a sus discípulos:


"Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis." Los discípulos acaban de volver de
una gira por Palestina, durante la cual habían visto y presenciado muchos horrores. Palestina
era un país oprimido. En todas partes se podía apreciar la terrible miseria. Ellos encontraron
enfermedades, plagas, hambre y dolor. Visitaron hogares en que padres y esposas lloraban a
los ausentes, arrastrados a la prisión por sus ideas. Aquello no tenía nada de hermoso.

Sin embargo, Jesús les dijo: "Bienaventurados los ojos que ven lo vosotros veis." Habló
así, porque ellos no sólo habían visto miseria y sufrimiento; habían visto al Salvador; al
Realizador del Ultimo Bien; la Meta a que la Humanidad debe llegar. Por primera vez en su
vida algunos gusanos, gusanos que se arrastran por las hojas, comprendieron que después de
esa miserable existencia, pasan a una vida hermosa, en la forma multicolor de una mariposa,
que vuela de flor en flor. Esa felicidad era nuestra también.

A mi derredor había varios Job, algunos sufriendo aún más que el mismo Job, pero yo
sabía el final de esa historia, y cómo recibió el doble de lo que había tenido antes. Tenía a mi
derredor a hombres como el pobre Lázaro, hambriento y cubierto de llagas. Pero sabía que los
ángeles los llevarían al seno de Abraham. En el pobre y sucio mártir cerca de mi, vi al
espléndidamente coronado santo del mañana.

Al observar a hombres como éstos, no como son, sino cómo serán, también podía
descubrir en los perseguidores, al igual que Saulo de Tarso, a los futuros San Pablos. Algunos
de éstos ya se han transformado. Funcionarios de la Policía Secreta ante quienes testificamos
de nuestra fe, se hicieron cristianos y se consideraron felices de sufrir después en prisión, por
haber encontrado a Cristo.

En los carceleros que nos flagelaban veíamos al carcelero de Filipos, que primero azotó
a San Pablo y después se convirtió. Soñábamos en que pronto nos preguntarían: "¿Qué debo
hacer para ser salvo?" En aquellos que, en medio de burlas y mofas miraban a los cristianos
cubiertos con inmundicias y excrementos cuando eran levantados en sus cruces, veíamos a la
multitud en el Gólgota, que después habría de golpear sus pechos por el temor de haber
pecado.

Fue precisamente en la cárcel donde comenzamos a comprender que había esperanza


para los comunistas, que algún día serían salvos. En ese lugar fue donde nos dimos cuenta de
nuestra responsabilidad para con esos hombres. Cuando éramos torturados por ellos,
aprendimos a amarlos.

Gran parte de mi familia ha sido asesinada. ¡En mi propia casa su asesino se convirtió!
Era también el lugar más apropiado. Así también nació en las prisiones comunistas la idea de
una Misión Cristiana para ellos.

Dios ve las cosas de manera diferente a como nosotros las vemos, de la misma manera
que nosotros las vemos diferentes de como las ve una hormiga. Desde nuestro punto de vista
humano, ser atado a una cruz, manchado y sucio de excremento es algo horrible. Sin embargo,
la Biblia, hablando de los últimos sufrimientos de los cristianos, se refiere a ellos como "Leve
tribulación". Para nosotros, pasar catorce años en prisión es un período muy largo. La Biblia
lo califica sólo como "momentáneo" que "produce en nosotros un cada vez más excelente y
eterno peso de gloria. Esto nos da derecho a pensar que los crueles crímenes de los
comunistas, inexcusables para nosotros los hombres, contra los cuales con toda justicia
debemos luchar hasta el fin, son menos graves ante los ojos de Dios. La tiranía comunista que
dura ya medio siglo, puede ser ante Dios, para Quien mil años son como un día, sólo un
instante de extraviado error. Esos hombres aún tienen la posibilidad de la salvación.

La Jerusalén Celestial es una madre, y como madre nos ama. Las puertas del cielo no
están cerradas para los comunistas. Tampoco la Luz está apagada para ellos, puesto que
pueden arrepentirse como cualquiera de nosotros y debemos llamados al arrepentimiento ..

Sólo el amor puede cambiar a los comunistas (amor que no puede ser confundido con
complicidad con el comunismo. A menudo estos dos términos son confundidos por muchos
dirigentes religiosos). El odio ciega.

Hitler era anti-comunista, pero los odiaba. Por lo tanto, en lugar de conquistarlos,
contribuyó a que conquistaran un tercio del mundo.
Con amor planeamos en la prisión un trabajo misionero entre los comunistas y de este
modo pensamos, antes que nada, en los gobernantes y jefes comunistas.

Algunos dirigentes y directores de misiones parecen haber estudiado muy poco la


historia de la Iglesia. ¿Cómo se ganó Noruega para Cristo? Por medio de la conversión del rey
Olaf. Rusia conoció el Evangelio cuando el rey Rurik fue ganado por él. Convertido el rey
Esteban, toda Hungría siguió sus pasos. Lo mismo sucedió en Polonia. En África, las tribus se
convierten cuando sus jefes son ganados por Cristo. Hemos levantado misiones para convertir
al hombre común, que llega a ser muy buen cristiano, pero que tiene poca, o ninguna
influencia para cambiar el estado de cosas imperante.

Debemos ganar a los gobernantes y estadistas, a las personalidades políticas,


económicas, científicas y artísticas. Estos son los verdaderos arquitectos del alma de un país.
Ellos son los que moldean el alma de los hombres. Ganándolos, nos atraeremos a las gentes
que ellos guían e influyen.

Desde el punto de vista misionero, los comunistas tienen una ventaja que no poseen
otros sistemas sociales, pues están más centralizados.

Si el Presidente de los EE. UU. se convirtiera al mormonismo, no por ello Norteamérica


seguiría sus pasos. Pero, si Mao Tse-tung se convirtiera al cristianismo, o Breshnev, o
Ceaushescu, todos sus países podrían ser alcanzados. Tan grande es el impacto de sus
dirigentes.

Sin embargo, ¿puede un dirigente comunista convertirse? Seguramente que sí, puesto
que viven una existencia infeliz e insegura, al igual que la de sus víctimas. Casi todos los
gobernantes comunistas rusos terminaron en prisi6n, o fueron ejecutados por sus propios
camaradas. Lo mismo sucede en China. Tenemos el caso de ministros del interior como
Iagoda, Iejov, Beria, quienes parecían concentrar todo el poder en sus manos, pero que
terminaron sus vidas como el último de los contrarrevolucionarios con una bala en la nuca.

Recientemente Shepelin, ministro del interior de la Unión Soviética, y Rankovic, de


igual cargo en Yugoslavia, fueron destituidos de sus cargos y arrojados como trapos sucios.

Ataque espiritual contra el Comunismo


Nadie es feliz bajo el régimen comunista, ni siguiera aquellos que más se benefician con
él. Aun éstos tiemblan, pues en cualquier noche pueden ser arrastrados al furgón de la Policía
Secreta, debido a que la línea política del Partido ha cambiado.

Personalmente he conocido a muchos dirigentes comunistas. Son hombres que viven


tensos, cansados, abrumados; solamente Jesús puede darles descanso.

El ganar a los gobernantes comunistas para Cristo puede significar salvar al mundo de la
destrucción nuclear y salvar a la Humanidad del hambre, ya que los hombres, en estos
momentos, en lugar de alimentar a sus pueblos, gastan enormes fortunas en la adquisición de
costosos armamentos. Ganar a los gobernantes comunistas puede constituir el fin de la tensión
internacional. Ganar a los gobernantes comunistas llenará a Cristo y a los ángeles de regocijo.
Puede significar el triunfo de la Iglesia. En lugares como Nueva Guinea o Madagascar en los
cuales el trabajo misionero ha sido duro, se harán fácilmente si noS ganamos a los gober-
nantes comunistas, y ella dará nuevo impulso al cristianismo.

He conocido personalmente a muchísimos comunistas convertidos. Yo mismo fui en mi


juventud un ateo militante. Los comunistas y los ateos convertidos aman mucho más a Jesús,
pues han pecado mucho.

El trabajo misionero debe ser estratégicamente planificado. Desde el punto de vista de la


salvación, todas las almas son iguales; pero desde el punto de vista de la estrategia misionera
no lo son. Es mucho más importante ganamos a un hombre influyente, que convertido podrá
atraerse a muchos otros miles, que hablarle a un 'Salvaje, en la selva, asegurándole la
salvación a él solamente. Por estas razones Jesús decidió terminar su ministerio no en un
poblado cualquiera, sino en Jerusalén, capital espiritual del mundo en esa época. Por la misma
razón Pablo se esforzó mucho por llegar a Roma.

La Biblia habla de que: "la simiente" de la mujer "herirá en la cabeza" a la serpiente.


Nosotros nos hemos limitado a hacerle cosquillas, sin otro efecto que provocar su risa. La
cabeza de la serpiente está en alguna parte entre Moscú y Pekín, no en Túnez o Madagascar.
El mundo comunista debe convertirse en el principal punto de preocupación de los principales
jefes de la Iglesia y los directores de misiones, como también en el pensamiento de cada
cristiano consciente.

Debemos dejar de lado toda labor rutinaria. Está escrito: "Maldito el que hiciere
indolentemente la obra de Jehová.” Se necesita un ataque espiritual frontal de la Iglesia contra
el comunismo.

La guerra se puede ganar solamente con la ofensiva; nunca con una estrategia defensiva.
Lamentablemente, hasta este momento, la Iglesia ha estado siempre en una actitud defensiva,
lo que ha significado perder un país tras otro en favor del comunismo.

Esto debe cambiar inmediatamente en la Iglesia en su totalidad. Se dice en los Salmos


que Dios "quebrantó las puertas de bronce, y desmenuzó los cerrojos de hierro". La Cortina de
Hierro es poco para El.

La Iglesia primitiva trabajó secretamente en la clandestinidad y triunfó. Debemos


aprender a trabajar nuevamente así.

Hasta que llegó el comunismo nunca comprendí la razón por qué en el Nuevo
Testamento a muchas personas se les llama por su apodo: Simón llamado Níger, Juan llamado
Marcos, y así sucesivamente. Nosotros también nos vemos obligados a usar nombres secretos
en nuestro trabajo en los países comunistas.

Tampoco comprendía por qué Jesús, deseando celebrar la última cena, no dio la
dirección exacta del lugar en que aquélla se realizaría; sino que dijo: "Id a la ciudad y os
saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle." Ahora sé la razón.
Nosotros también usamos un código secreta para el reconocimiento de personas en el trabajo
de la Iglesia Subterránea.
Si accedemos a trabajar en esta forma -adoptando los métodos de los primeros
cristianos- podemos cumplir un trabajo efectivo para Cristo en los países comunistas.

Pero cuando encontré algunos dirigentes de la Iglesia occidental, que en lugar de amar a
los comunistas, caso que habría llevado a la organización, mucho antes de un trabajo en esos
países, hallé que su política estaba de parte de los comunistas. No encontré la compasión del
Buen Samaritano hacia las almas perdidas en la casa de Karl Marx.

El hombre realmente no cree en las oraciones de su Credo, sino solamente en aquello


por lo cual está dispuesto a morir.

Los cristianos de la Iglesia Subterránea han demostrado que están dispuestos a morir
por su fe. Continúo ahora con una obra que puede significarme un nuevo encarcelamiento en
un país comunista; nuevas torturas y muerte. Ello, debido a que estoy al frente de una Misión
Secreta detrás de la Cortina de Hierro, aceptando todos sus riesgos. Yo creo en lo que escribo.

Tengo derecho a preguntar: ¿Estarían dispuestos a morir por su fe los dirigentes de la


Iglesia en América, que hoy hacen amistad con los comunistas? ¿Qué les impide abandonar
sus posiciones de prestigio en el occidente, y transformarse en pastores oficiales en el Este,
cooperando en ese lugar con los comunistas? La prueba de esa fe no ha sido dada aún por
ningún dirigente de la Iglesia Occidental.

Las palabras han surgido de la necesidad de los hombres de hacerse entender en las
cosas que le son comunes, como cazar y pescar, y después en las cosas cuya producción es
necesaria para la vida, y para expresar sus sentimientos en relación con los demás. Pero no
existen palabras que puedan expresar adecuadamente los misterios de Dios y las alturas de la
vida espiritual.

Asimismo, no existen palabras que puedan describir las profundidades de la diabólica


crueldad. ¿Puede Ud. describir, o expresar en palabras las emociones de un hombre a punto de
ser lanzado vivo dentro de un horno por los nazis, o que ve a su hijo sufrir tan cruel destino?

Es igualmente inútil pretender describir lo que han sufrido y aún sufren los cristianos
bajo el régimen comunista.

Estuve en prisión con Lucretiu Patrascanu, el hombre que trajo el comunismo al poder
en Rumania. Sus camaradas recompensaron sus esfuerzos metiéndolo en la cárcel aunque
estaba mentalmente sano, y lo recluyeron en un manicomio, hasta que se volvió loco. El
mismo trato sufrió la ex-secretaria de Estado, Ana Pauker.

Los cristianos también a menudo reciben este tipo de tratamiento. Además les aplican
electro-shocks y se les colocan chalecos o camisas de fuerza.

El mundo está horrorizado por los sucesos acaecidos en las calles de ciertas ciudades
chinas. A la vista de todos, la Guardia Rojo ejecuta actos de terror. ¡Ahora trate de imaginar
lo que les sucede a los cristianos en una cárcel china, donde nadie puede ver lo que allí
ocurre!

Hemos tenido noticias referentes a la suerte que corrió un renombrado evangélico chino
y otros cristianos que se negaron a renunciar a su fe: les cortaron las orejas, la lengua y las
piernas.

Con todo, la peor cosa que los comunistas hacen no es el torturar, ni aun el asesinar los
hombres sino falsear los pensamientos del hombre y envenenar a la juventud y la niñez. Han
colocado a sus hombres en puestos estratégicos dentro de las iglesias, para que exectúen la
destrucción a sus organizaciones. No solo enseñan a la juventud a no creer en Dios y en
Cristo, sino que también les enseñan a odiar esos nombres.

¿Cómo podemos expresar la tragedia de los mártires cristianos que, de vuelta a sus
hogares después de años de prisión, son recibidos con desprecio por sus hijos que entre tanto
se han convertido en ateos militantes?

Este libro no está escrito con tinta, sino con la sangre de tantos corazones
heridos.

Pero al igual que en los tiempos de Daniel, cuando aquellos tres jóvenes al ser arrojados
en un horno fueron salvados del fuego y salieron sin ni siquiera haber sido chamuscados; así
también hoy, los cristianos que han vivido en las prisiones comunistas salen de ellas sin ni
siquiera sentir amargura en contra de los comunistas.

Si Ud. pisa una flor, ésta le recompensa con su perfume. De la misma manera, los
cristianos torturados por los comunistas recompensan con amor a sus torturadores. Hemos
llevado a Cristo a muchos de nuestros carceleros. Estamos dominados por un solo anhelo: dar
a los comunistas, que tanto nos han hecho sufrir, lo mejor que poseemos: la salvación, que
llega al hombre a través de nuestro Señor Jesucristo.

No tuve el privilegio del que gozaron muchos otros hermanos en la fe, de morir en el
martirio. Fui puesto en libertad y hasta pude salir de Rumanía al Occidente.

En Occidente encontré a muchos dirigentes cristianos con sentimientos totalmente


opuestos al que predomina en la Iglesia Subterránea, detrás de las Cortinas de Hierro y de
Bambú. Muchos cristianos occidentales no tienen amor por los comunistas. Prueba de ello es
que nada hacen por la salvación de esos hombres. Tienen misiones destinadas a evangelizar a
los judíos, a los musulmanes y a los budistas. Tienen misiones para persuadir a los cristianos
de una denominación para que se cambien a otra, pero no tienen misiones para evangelizar a
los comunistas. Sencillamente no los aman. Si los amaran, hace ya mucho tiempo que habrían
establecido misiones destinadas a ese fin, como Carey, que por amor a los indios, y Hudson
Taylor, por amor a los chinos, crearon misiones en aquellos territorios.

Pero, lo que es peor es que no solo no aman a los comunistas, ni hacen nada para
ganarlos para Cristo, sino que por complacencia, negligencia, e incluso, por sus actuaciones,
que pueden tildarse de complicidad, algunos dirigentes de la Iglesia Occidental ayudan a los
comunistas a inmiscuirse en las labores de las iglesias occidentales y obtener aun el liderazgo
dentro de ellas. Así logran que los cristianos no adviertan los peligros del comunismo.

Al no amar a los comunistas y no hacer nada para ganarlos para Cristo (bajo el pretexto
de no estar autorizados para ello, como si los primeros cristianos hubiesen pedido permiso a
Neron para predicar el Evangelio), tampoco aman a sus propios rebaños, porque si no
ganamos a los comunistas para Cristo, ellos conquistarán el Occidente, arrasando con el
cristianismo.

Las ignoradas lecciones de la historia

En los primeros siglos el cristianismo floreció en el Norte de África. De allí surgieron


San Agustín, San Cipriano, San Atanasio y San Tertuliano. Pero los cristianos de allí se olvi-
daron unicamente de un deber: ganar para Cristo a los mahometanos.

El resultado fue que los musulmanes invadieron todo el norte de África y por siglos
desterraron al cristianismo. Aún hoy, ese territorio pertenece a los musulmanes. Las misiones
cristianas lo llaman "el bloque de inconvertibles".

¡Aprendamos de la Historia!

Durante la Reforma, los intereses religiosos de Huss, Lutero y Calvino coincidieron con
los intereses de los europeos en liberarse del yugo papal, que en ese tiempo era un poder
opresor, político y econ6mico. De la misma manera hoy el interés de la Iglesia subterránea de
esparcir el Evangelio, tanto a los comunistas, como a sus víctimas, coincide con el vital
interés de todos los pueblos libres, o sea, continuar existiendo en libertad.

No hay fuerza política que pueda derrocar al comunismo. Los comunistas tienen poder
nuclear, y atacarlos militarmente significaría empezar una nueva guerra mundial, con cientos
de millones de víctimas. Además, muchos gobernantes occidentales han sido víctimas del
lavado de cerebro de la propaganda, y por lo tanto no desean el derrocamiento de los
gobiernos comunistas. Esta opinión la han expresado con frecuencia. Desean eliminar las
drogas, el gangsterismo, el cáncer y la tuberculosis, pero no al comunismo, que ha causado
muchas más víctimas que todas las anteriores juntas.

Ilya Ehrenburg, el escritor soviético, dice que si Stalin no hubiera hecho otra cosa
durante toda su vida más que escribir los nombres de sus inocentes víctimas, no habría tenido
el tiempo suficiente para terminar su trabajo antes de su muerte. Khrushchev dijo en el
Vigésimo Congreso del Partido Comunista: "Stalin liquidó a miles de comunistas inocentes y
honestos… de ciento treinta y nueve miembros y candidatos del Comité Central, que fueron
elegidos en el décimo séptimo Congreso, noventa y ocho, es decir el 70%, fueron más tarde
arrestados y ejecutados."

¡Imagínense lo que hizo con los cristianos!

Khrushchev acusó a Stalin, pero siguió haciendo lo mismo. Desde 1959, la mitad de las
iglesias que todavía permanecían abiertas en la Rusia Soviética fueron clausuradas.

En China hay una nueva ola de barbarie, peor que la del período stalinista. La Iglesia ha
cesado completamente de existir en forma abierta.

En Rusia y Rumania se efectúan nuevos arrestos. Recientemente hemos recibido


noticias de arrestos en masa de los cristianos en Rusia. Por medio del terror y el engaño, en
los países comunistas que cuentan con un total de un billón de habitantes, toda una generación
de jóvenes está siendo criada y educada en el odio hacia todo lo occidental, especialmente el
cristianismo.

Es común observar en Rusia a funcionarios comunistas estacionados frente a las


iglesias, observando para ver si hay niños. Quienes son sorprendidos entrando, son golpeados
y sacados fuera. Los futuros destructores del cristianismo occidental son cuidados y criados
sistemáticamente.

Sólo existe una fuerza capaz de derrocar al comunismo. Es la misma fuerza que
permitió a Estados Cristianos ocupar el lugar del pagano Imperio Romano, la fuerza que
convirtió en cristianos a los salvajes teutones y vikingos y la que permitió derrocar a la
sangrienta Inquisición. Esta fuerza es al poder del Evangelio, representada en la actualidad
por la Iglesia Subterránea que trabaja en todos los países comunistas.

Mantener y ayudar a esta Iglesia no es sólo identificarse con los hermanos que sufren;
significa la diferencia entre la vida y la muerte para sus países y sus iglesias. Además de la
manutención de esta iglesia, el interés de los cristianos libres deberá ser el convertirla a la
política de los gobiernos libres.

La Iglesia Subterránea ya ha ganado a muchos gobernantes comunistas. El Primer


Ministro rumano, Cheorghiu Dej, que murió convertido después de confesar sus pecados y
cambiar su vida pecaminosa, fue uno de ellos. En esos países hay comunistas que son
miembros del gobierno y que a su vez son cristianos ocultos. Esto puede extenderse. Entonces
podremos esperar un cambio en la política de algunos gobiernos, no como los cambios
introducidos por Tito y Comulka, que permitieron que siguiera la dictadura de un partido ateo
y cruel, sino una vuelta hacia el cristianismo y la libertad.

Ahora existen excepcionales oportunidades para ello.

Los comunistas, que muy frecuentemente son tan sinceros en sus creencias como lo son
los cristinos con las suyas, están experimentando una grave crisis. Creyeron que el mundo
comunista crearía una hermandad entre las naciones. Ahora en cambio, ven cómo los países
comunistas se pelean unos contra otros como los perros.

Realmente creyeron que el comunismo crearía un paraíso terrenal, como auténtica


réplica de lo que ellos llaman el ilusorio paraíso celestial. Por el contrario, sus pueblos están
hambrientos. El trigo debe importarse desde los países capitalistas.

Los comunistas habían creído en sus dirigentes. Ahora han leído en sus propios
periódicos que Stalin fue un asesino en masa y que Khrushchev era un tonto. Casi lo mismo
se dice de sus héroes nacionales, Rakosi, Cero, Ana Pauker, Rankovici y otros. Los
comunistas ya no creen en la infalibilidad de sus superiores. Son como católicos sin un Papa.

En el corazón de los comunistas existe un vacío que sólo puede llenarse con Cristo. En
todo hombre existe un vacío espiritual que sólo puede ser llenado por Jesús. Esto es también
cierto de los comunistas. En el Evangelio hay un poder de amor que puede atraerlos a ellos
también. Lo he visto obrar. Sé que puede hacerse.
A pesar de que los cristianos han sido escarnecidos y torturados por los comunistas, han
olvidado lo que les han hecho a ellos y a sus familias. Hacen lo imposible por ayudar a los
comunistas para que superen la crisis y así puedan encontrar el camino hacia Cristo. Para este
trabajo necesitan nuestra ayuda. Y no sólo por esto, sino también pues el amor cristiano es
siempre universal, no admite parcialidad.

Jesús dijo que el sol de Dios sale para los buenos y los malos. Lo mismo es cierto en
cuanto al amor cristiano.

Los dirigentes cristianos occidentales que muestran simpatía y amistad a los comunistas,
se justifican diciendo que Jesús nos enseñó a amar incluso a nuestros enemigos. Pero Jesús
nunca dijo que deberíamos amar sólo a nuestros enemigos, olvidándonos de nuestros amigos.

Demuestran su amor bebiendo y comiendo con aquellos cuyas manos están manchadas
con la sangre de los cristianos, en lugar de mostrarles las buenas nuevas de Cristo. Al mismo
tiempo olvidan a los que son oprimidos por los comunistas. A ellos no los aman.

Durante los últimos siete años las Iglesias Católica y Evangélica de Alemania
Occidental han entregado 125 millones de dólares para ir en ayuda de los hambrientos y
necesitados. Los cristianos norteamericanos dan aún mucho más.

Hay pueblos que sufren hambre, pero no puedo imaginar a nadie más hambriento y más
merecedor de esta ayuda que mandan los cristianos libres. Si las iglesias inglesas, alemanas,
norteamericanas y escandinavas pueden levantar tal cantidad de dinero para ayuda, ésta
debería ir, antes que nada, a los mártires cristianos y sus familiares.

¿Sucede así en la actualidad?

Yo fui rescatado por organizaciones cristianas, y esto prueba que los cristianos pueden
obtener su libertad de la misma manera. Sin embargo, soy el único rescatado en esta forma.
Este hecho hace culpables a las organizaciones cristianas occidentales de abandono del
cumplimiento de su deber, en casos similares.

Los primeros cristianos se preguntaban si la nueva Iglesia era sólo para los judíos, o era
también para los gentiles. La pregunta recibió respuesta. Aunque en otra forma, el problema
se ha vuelto a presentar en el siglo veinte. El cristianismo no es solamente para el occidente.
Cristo no pertenece únicamente a Norteamérica, Inglaterra y otros países democráticos.
Cuando fue crucificado, una de sus manos señalaba el occidente, y la otra el oriente. El quería
ser Rey no sólo los judíos, sino también de los gentiles, el Rey de los comunistas también, no
solamente del mundo occidental. Jesús dijo: "Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a
toda criatura."

El derram6 su sangre por todos, y todos deben escuchar y creer en su Evangelio ..

Lo que nos anima a predicar el Evangelio en los países comunistas es que allá, todos los
que se convierten al cristianismo, están llenos de amor y fervor.

Jamás he conocido a un solo cristiano ruso que sea indiferente o tibio. Los que antes han
sido jóvenes comunistas pueden transformarse en excepcionales discípulos de Cristo.

Cristo ama a los comunistas y desea liberados del comunismo, tal como ama a los
pecadores y desea liberarlos del pecado. Algunos dirigentes cristianos occidentales adoptan
una actitud totalmente contraria, de conformidad con el comunismo. Favorecen el pecado,
ayudan al triunfo del comunismo, impidiendo de esta manera la salvación no sólo de los
comunistas sino también la de sus víctimas.

Lo que encontré cuando fui liberado

Cuando, de nuevo en libertad, conversaba con mi esposa, ella me consultó sobre mis
planes futuros. Le contesté que, "mi ideal es vivir como recluso espiritual." Mi esposa me dijo
que ella había pensado lo mismo.

En mi juventud había sido muy dinámico, pero la prisi6n, especialmente los años de
confinamiento solitario, me habían transformado en un ser meditativo y contemplativo. Se
habían acallado todas las tormentas en mi corazón. No me importaba el comunismo, ni
siquiera lo notaba. Estaba en los brazos del Novio Celestial. Oraba por los que nos
atormentaban, y podía amarlos con todo mi corazón.

Había tenido muy pocas esperanzas de ser jamás ser libertado, pero cuando a veces se
me ocurría pensar en lo que haría' si lo fuera, siempre se me ocurría retirarme a algún lugar
desierto, para continuar una vida de dulce uni6n con el Novio celestial.

Dios es "la Verdad". La Biblia es "la verdad acerca de la Verdad". La teología es "la
verdad acerca de la verdad de la Verdad". El Fundamentalismo es "la verdad acerca de la
verdad de la Verdad". Y los cristianos viven estas muchas verdades sobre la Verdad, y debido
a ello, carecen de la "Verdad". Hambrientos, golpeados y drogados nos habíamos olvidado de
la teología y la Biblia.

Habíamos olvidado las verdades acerca de la Verdad, y así vivíamos en "la Verdad"
directamente. Está escrito:

"El Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis." Ya no podíamos pensar. En
nuestras más negras y amargas horas de torturas, el Hijo del Hombre aparecía entre nosotros;
las murallas parecían 'brillar cual diamantes y las celdas se iluminaban. En algún lugar, lejos
de nosotros, estaban los torturadores, en un mundo físico. Pero, el espíritu se regocijaba en el
Señor. No habríamos cambiado este gozo por todos los palacios reales del mundo.

¿Luchar contra algo o alguien? Nada estaba más lejos de mi mente que eso. No deseaba
pelear en ninguna guerra, ni siquiera una guerra justa. Deseaba más bien construir templos
vivientes al Señor Jesucristo. Dejé la prisión con la esperanza de vivir años de tranquila
contemplación.

Sin embargo, desde el mismo día después de mi liberaci6n, me encontré frente a


aspectos del comunismo más crueles qUe todas las torturas de la prisión. Uno tras otro me
tropecé con grandes predicadores y pastores y aun con obispos de diferentes iglesias que
simplemente me confesaron, con gran pesar, ser delatores de sus propios rebaños. Les
pregunté si estaban dispuestos a renunciar a su trabajo aun a costa de ser encarcelados. Todos
contestaron "no", y explicaron que no era el temor por sus propias personas lo que los hacía
negarse. Me contaron sobre las nuevas prácticas en las iglesias, que no existían antes de mi
arresto, pues al negarse a ser espías significaba la clausura de la iglesia.

En todas las ciudades existe un representante del gobierno, que controla los "cultos" y
es miembro de la Policía Secreta comunista. Tiene derecho de llamar a cualquier sacerdote o
pastor para preguntarle quiénes han asistido a la iglesia, quién comulga frecuentemente, quién
es más ferviente y quién es ganador de almas, y lo que la gente dice en sus confesiones, etc. Si
uno no contesta, se le despide y un nuevo "ministro" viene a ocupar su lugar, siempre que esté
dispuesto a decir más que usted. Cuando el representante del gobierno no tiene un sustituto (lo
que casi nunca sucede), simplemente clausura la iglesia.

La mayoría de los ministros daban informaciones a la Policía Secreta, con la diferencia


que algunos lo hacían de mala gana, tratando de ocultar ciertas cosas, mientras que otros se
habían acostumbrado a hacerlo y sus conciencias. ya no se los reprochaban. Incluso otros se
habían entusiasmado tanto en hacerlo, que hablaban más de la cuenta.

Escuché confesiones de hijos de mártires cristianos que habían sido obligados a


proporcionar informes sobre las familias que los habían acogido con cariño. Lo hacían bajo la
amenaza de perder la oportunidad de proseguir sus estudios.

Fui al Congreso Bautista, realizado bajo el emblema de la bandera roja. Los comunistas
ya habían decidido quiénes serían los dirigentes "elegidos".

Yo sabía que a cargo de las iglesias oficiales había individuos nombrados por el partido
comunista. Sólo entonces me di cuenta que estaba viendo lo que Jesús llamó "la abominación
desoladora en el lugar Santo."

Siempre ha habido buenos y malos pastores y predicadores, pero ahora, por primera vez
en la historia de la Iglesia, el Comité Central de un partido-ateo jurado-cuyo objeto y
propósito principal y declarado es arrasar con la religión, decide quiénes serán los hombres
que guíen a la Iglesia. ¿Guiarles con qué propósito? Seguramente para arrancar de raíz la
religión.

Lenín escribió: "Toda idea religiosa, toda idea de Dios, el mero entusiasmo ante la idea
de Dios, es una vileza indescriptible y peligrosa; es un contagio abominable. Millones de
pecados, hechos inmundos, actos de violencia y contagio físico, son menos peligrosos que la
sutil y espiritual idea de un Dios."

Los partidos comunistas de la zona de influencia soviética son leninistas. Para ellos la
religión es peor que el cáncer, la tuberculosis o la sífilis. Y ellos son los que eligen a los guías
espirituales. Y con ellos, comprometiéndose en mayor o menor grado, cooperan los dirigentes
de la iglesia oficial.

He visto romo el ateísmo envenena las mentes de niños y jóvenes sin que las iglesias
oficiales puedan hacer nada para contrarrestarlo. En ninguna iglesia de, Bucarest, nuestra
capital, se efectúan reuniones de jóvenes o existe escuela dominical para niños. Los hijos de
los cristianos se educan en la escuela del odio.
Entonces, al ver todo esto, odié al comunismo, como no lo había aborrecido bajo sus
torturas. Lo odiaba, no por lo que me había hecho a mí, sino por el daño que hace a la gloria
de Dios, al nombre de Cristo y a las almas de un billón de seres que están bajo su dominio.

Campesinos de todo el país vinieron a visitarme y me contaron romo se llevaba a cabo


la colectivización. Vivían ahora como hambrientos esclavos en lo que antes eran sus propias
tierras y viñedos. No tenían pan. Sus niños no tenían leche ni fruta-y esto en un país, cuyas
riquezas naturales pueden compararse a las de la antigua Canaán.

Muchos hermanos me confesaron que el régimen comunista los había convertido a


todos en mentirosos y ladrones.

El hambre los obligaba a robar en lo que antiguamente eran sus propios campos, pero
que ahora pertenecían a la colectividad. Después tenían que mentir para ocultar el robo.

Muchos obreros me hablaron del terror implantado en las fábricas y de la explotación


del factor humano, en niveles jamás soñados por el capitalista. Los trabajadores no tenían
derecho a la huelga.

Los intelectuales tenían que ir en contra de sus convicciones más íntimas, y enseñar que
Dios no existe.

La vida entera y los pensamientos de los seres humanos de una tercera parte del mundo
han sido destruidos y falseados.

Algunas jovencitas vinieron para quejarse de que habían sido llamadas a la


Organización de Jóvenes Comunistas, para ser amonestadas y amenazadas por haber besado a
un joven cristiano, dándoles el nombre de jovenes a los cuales, ¡sí podían besar!

Vivíamos en una atmósfera horriblemente falsa y fea. Entonces encontré a los


luchadores de la Iglesia Subterránea-camaradas de antaño-algunos de los cuales nunca han
sido descubiertos y otros que empezaban a luchar de nuevo, después de ser liberados.

Me llamaron nuevamente a su lado. Fui a sus reuniones secretas, en las que se cantaban
himnos de libros que habían sido escritos a mano.

Recordé a San Antonio el Grande. Había estado treinta años en el desierto. Había
abandonado el mundo, llevando una vida de ayuno y de oración, pero cuando supo de la lucha
entre San Atanasio y Arius sobre la divinidad de Cristo, abandonó su vida contemplativa y fue
hasta Alejandría para cooperar en el triunfo de la verdad. Recordé a San Bernardo de
Clairveaux-monje de un monasterio en la cima de una montaña. Pero supo del ridículo
objetivo de las Cruzadas, de los cristianos que asesinaban árabes, judíos y seres de otras
religiones, con el fin de apoderarse de una tumba vacía. Entonces abandonó su monasterio,
dejando las alturas para predicar en contra de las Cruzadas.

Decidí hacer lo que todo cristiano debe hacer: seguir el ejemplo de Cristo, del apóstol
Pablo y de los grandes santos.
¿Qué clase de lucha sería?

Los cristianos en prisión siempre han orado por sus enemigos y les han dado un
hermoso testimonio. El deseo de nuestros corazones era de que fueran salvos, y nos
regocijábamos cada vez que ello sucedía.

Pero odiaba el diabólico sistema comunista y deseaba fortalecer la Iglesia Subterránea,


la única fuerza que puede derrocar esta terrible tiranía, por medio del poder del Evangelio.

No pensaba sólo en Rumanía, sino en todo el mundo comunista. Sin embargo, he


encontrado mucha indiferencia en el occidente.

Escritores de todo el mundo protestaron cuando dos escritores comunistas: Siniavski y


Daniel fueron sentenciados a prisión por sus propios camaradas. En cambio, ni siquiera las
iglesias protestan cuando los cristianos son encarcelados por su fe.

¿Quién se preocupa por el hermano Kuzyck, sentenciado porque cometi6 el "crimen" de


distribuir literatura cristiana "venenosa"; entre ella, los libros devocionales de Torrey, y
porciones de la Biblia? ¿Quién conoce el caso del hermano Prokofiev, condenado por haber
distribuido sermones impresos? ¿Quién sabe algo del judío-cristiano Grunvald, sentenciado en
Rusia por delitos similares y a quien los comunistas le arrebataron su pequeño hijo, de quien
jamás volvió á tener noticias? Recuerdo muy bien lo que yo sentí cuando fui separado de mi
Mihai. Por ello sufro con los hermanos Grunvald, Iivimonko, la abuela Shevchuk, Taisya
Tkachenko, Ekaterina Vekasina, Georgi Vekazin, el matrimonio Pilat, de Latvia, y así
interminablemente, ¡nombres de santos y héroes de la fe en pleno siglo veinte! Me inclino
reverentemente para besar sus cadenas, como lo hacían los primeros cristianos con sus
camaradas cuando eran arrojados a las fieras.

Algunos dirigentes de las iglesias occidentales sencillamente no se preocupan de


nuestros mártires de hoy. Sus nombres no encuentran lugar en sus listas de oración. Mientras
ellos eran torturados y condenados, los dirigentes bautistas rusos y los Superiores de la Iglesia
Oficial Ortodoxa eran recibidos en Nueva Delhi, en Ginebra y otras conferencias, en medio de
grandes honores. Allí aseguraron a todo el mundo que en Rusia existe amplia libertad
religiosa.

Un dirigente del Consejo Mundial de Iglesias besó al Arzobispo bolchevique NiI<odim,


cuando éste dio tales seguridades. Luego se sentaron juntos en un magnífico banquete,
mientras los santos en prisión comían una inmunda mezcla de repollo y entrañas de animal,
como yo la he comido en el nombre de Jesucristo.

Las cosas no podían seguir así. Por eso la Iglesia Subterránea decidió que yo debería
salir del país, si se presentaba la oportunidad de hacerlo, para relatar e informar a Uds., los
cristianos, todo lo que está sucediendo.

He decidido denunciar al "comunismo", aunque amo al "comunista". Creo que no es


correcto predicar el Evangelio sin denunciar al comunismo.

No son pocos los que me dicen: "Limítese al Evangelio solamente." Esto me recuerda
las palabras de la Policía Secreta, que también me dijo que predicara a Cristo sin mencionar al
comunismo. ¿Será que aquellos que me insisten en que me "limite a predicar el Evangelio"
están inspirados por el mismo espíritu que mueve a la Policía Secreta Comunista?

No entiendo bien lo que quieran decir con eso de limitarse sólo al Evangelio. ¿Fueron
los sermones de Juan el Bautista exclusivamente evangelizadores? Juan no se limitó a decir:

"Arrepentíos, porque el reino de los Cielos está cerca"; dijo también: "Tú, Herodes, eres
perverso". Fue decapitado, no por atenerse a una enseñanza abstracta. Jesús no se "limitó"
tampoco al Sermón de la Montaña sino que también predicó lo que podría ser considerado por
algunos de los dirigentes de la iglesia de hoy como un mensaje negativo: "¡Ay de vosotros,
escribas y fariseos, hipócritas! ... ¡generación de víboras!" Fue por tal prédica que lo
crucificaron.

Los fariseos no se habrían preocupado por el Sermón de la Montaña, porque no les


afectaba tan personalmente.

Al pecado debe llamársele por su nombre. Hoy el comunismo es el pecado más


peligroso del mundo. Por lo tanto, debe ser denunciado. La "Iglesia Subterránea lo denuncia, a
riesgo de perder la libertad y la vida. Menos aún podemos callamos en el occidente.

He decidido denunciar al comunismo, pero no en el sentido que lo hacen aquellos


conocidos como "anti-comunistas", Hitler era un anti-comunista y sin embargo fue un tirano.
Odiamos el pecado, pero amamos al pecador.

Por qué sufro en el Occidente

Sufro más en el occidente que cuando vivía entre los comunistas.

Mi sufrimiento consiste en primer lugar en que deseo ardientemente volver a conocer la


inexplicable belleza de la Iglesia Subterránea; la iglesia que cumple aquella cita del latín:
Nudis Nudum Christí seguí (Desnudos sigan al Cristo desnudo).

En el terreno comunista, el Hijo del Hombre y sus seguidores no tienen dónde reposar
sus cabezas. Los cristianos de esas regiones no construyen casas. ¿Para qué, si serán confis-
cadas al ser arrestados sus dueños? El solo hecho de tener una casa nueva sería motivo
suficiente para ser encarcelado, pues los comunistas desean quedarse con la casa. Allá no es
posible enterrar a su padre, o despedirse de sus familiares' antes de seguir a Cristo. ¿Quién es
su madre, su hermano o su hermana? Usted es, en este respecto, como Jesús. Madre y
hermanos son para usted solamente los que cumplen la voluntad de Dios. ¿Pueden los lazos
sentimentales valer algo, cuando es muy común que una novia denuncie a su prometido, los
niños a sus padres y las esposas a sus maridos? Lo único que permanece es la unión espiritual.

La Iglesia Subterránea es pobre y sufrida, pero no tiene miembros tibios.

Un servicio religioso en la Iglesia Subterránea es similar al que se efectuaba en la


Iglesia Primitiva, hace ya mil novecientos años. El Predicador no tiene estudios avanzados de
teología. No conoce la homiletica, como tampoco Pedro la conocía. Cualquier profesor de
teología habría dado a Pedro una pésima nota por su sermón en el día de Pentecostés. Los
versículos de la Biblia no son muy conocidos en los países comunistas, porque las Biblias son
muy escasas. Además, es casi seguro que el predicador haya pasado muchos años en la cárcel
sin siquiera ver una Biblia.
Cuando expresan su fe en un Padre, esto tiene gran significado, porque encierra un
verdadero drama. En prisión, diariamente ruegan a este Padre Todopoderoso por un pedazo de
pan, y en cambio reciben repollo con inmundicias, No obstante creen en Dios como en el
Padre amantísimo. Son como Job, que aseguraba que continuaría creyendo en Dios aunque El
lo matara. Se parecen a Jesús, que llamó "Padre" a Dios cuando al parecer lo había
abandonado en la cruz,

Quienquiera que haya conocido la belleza espiritual de la Iglesia Subterránea, no se


conformaría con el vacío y frialdad que se encuentra en algunas iglesias occidentales.

Sufro más en el occidente de lo que sufrí en la cárcel comunista, porque ahora


contemplo con mis propios ojos que la civilización occidental está muriendo.

Oswald Spengler escribió en su libro La Decadencia de Occidente: "Ustedes están


muriendo. Veo en ustedes todas las características del estigma de la decadencia. Puedo probar
que vuestra gran riqueza y gran pobreza, vuestro capitalismo y socialismo, vuestras guerras y
revoluciones vuestro ateísmo, pesimismo, cinismo e inmoralidad; vuestros matrimonios
destruidos, y el control de la natalidad, los están desangrando desde los cimientos y
aniquilando vuestras mentes. Les puedo probar que éstas eran las mismas características que
marcaron el comienzo del fin para las antiguas civilizaciones de Alejandría, Grecia, y la
neurótica Roma."

Esto fue escrito en 1926. Desde entonces la democracia y la civilización han muerto en
más de la mitad de los países europeos, incluso Cuba. El resto del Occidente duerme.

Pero existe una fuerza que no duerme: el comunismo. Mientras los comunistas
orientales se sienten desilusionados y desanimados, el comunismo en el occidente mantiene su
virulencia. Los comunistas occidentales simplemente no creen lo que se les dice acerca de las
crueldades, miserias y persecuciones desatadas en los países comunistas. Esparcen incansa-
blemente y con celo su credo político en todas partes, en los salones de la sociedad, en clubes
de intelectuales, en escuelas, universidades, en los barrios de gente pobre y en las iglesias.
Nosotros, los cristianos, estamos en la Verdad, pero mostramos poco valor en su defensa. Los
comunistas, en cambio, de todo corazón apoyan la mentira.

Mientras tanto, los teólogos occidentales se preocupan de nimiedades.

Me recuerda que mientras las tropas de Mohamed II rodeaban Constantinopla, en 1493,


y se iba a decidir si los Balcanes pertenecerían al dominio religioso cristiano o mahometano
por varios siglos, se efectuaba un concilio en una iglesia local de la ciudad sitiada,
discutiéndose los siguientes problemas: ¿Qué color tenían los ojos de la Virgen María? ¿Qué
sexo tienen los ángeles? ¿Qué sucedería si una mosca cayese en agua bendita? ¿Sería
santificada la mosca y el agua contaminada? Lo anterior puede ser solo una leyenda de esos
tiempos, pero si leen los periódicos de las iglesias, se darán cuenta que hoy se están
discutiendo las mismas insignificancias. La amenaza del comunismo y los sufrimientos de la
Iglesia Subterránea casi nunca son mencionadas.
Hay discusiones interminables sobre asuntos teológicos, rituales, y otras cosas no
esenciales. En una fiesta, alguien pregunt6: "¿Si estuviera en un barco que está a punto de
hundirse y pudiera tomar un solo libro de la biblioteca de a bordo, qué libro escogería? Uno
contestó "la Biblia", otro "Shakespeare", pero un escritor dio la respuesta más acertada, "Yo
escogería un libro que me explicara c6mo construir un bote y cómo llegar a tierra firme; una
vez allí, estaría en condiciones de leer lo que quisiera."

Mantener la libertad de culto para todas las denominaciones y libertad de expresi6n para
todas las doctrinas y sentir pesar cuando se pierde todo esto debido a las persecuciones
comunistas, es mucho más importante que insistir sobre determinada opinión teológica.

Jesús dijo: "La verdad os hará libres"; de la misma manera, solo "la libertad puede
damos la verdad." En vez de discutir acaloradamente sobre cuestiones sin importancia,
deberíamos unimos en esta lucha de la libertad en contra de la tiranía del comunismo.

Sufro también al saber de los padecimientos de la sufrida Iglesia tras la Cortina de


Hierro. Habiendo pasado por esos sufrimientos puedo apreciarlos más.

En el mes de junio de 1966, los diarios soviéticos Izvestia y Derevenskaís fizn acusaron
a los bautistas rusos de enseñar a sus miembros a matar a sus hijos con el fin de expiar sus
pecados. Es la misma vieja acusación del asesinato ritual, de que se acusaba a los judíos.

Pero sé lo que esto significa. Yo estaba en la prisión de Cluj, en Rumania, en 1959, con
el preso Lazarovici, acusado de haber dado muerte a una joven. Tenía sólo 30 años, pero sus
cabellos se habían tornado totalmente blancos de un día para otro, a causa del dolor de las
torturas. Parecía un anciano. No tenía uñas, pues se las habían arrancado, con el fin de hacerla
confesar un crimen que no había cometido. Después de un año de torturas se logró establecer
su inocencia y fue puesto en libertad, pero la libertad ya no significaba nada para él. Ya era un
hombre destruido para siempre.

Otras personas leen los artículos de los diarios y pueden reírse con las absurdas
acusaciones de la prensa soviética en contra de los bautistas. Yo sé lo que éstas significan para
los acusados.

Es horrible estar en el occidente y tener constantemente tales imágenes ante los ojos de
uno.

¿Dónde está ahora el Arzobispo Yermogen, de Kalgua (URSS) y los otros siete obispos
que protestaron contra los excesos de cooperaci6ncon el régimen soviético, que puso en
práctica el Patriarca Alexei y el Arzobispo Nikodin, quienes son meros instrumentos en las
manos de los comunistas? Si no hubiese visto morir a mi lado a los obispos rumanos que
protestaron, no me preocuparía por la suerte de estros otros obispos piadosos.

Los ministros Nicolai Eshliman y Gleb Yakumin fueron disciplinados por el Patriarca
porque pidieron libertad religiosa para la Iglesia. El occidente sólo conoce ese detalle, pero yo
estuve en prisi6n con el Padre Ioan, de Vladimireshti, Rumania, a quien le sucedió lo mismo.
Aparentemente era solo una medida "disciplinaria" eclesiástica. Mas, nuestros dirigentes de la
iglesia oficial, al igual que todos los dirigentes de la iglesia oficial comunista, son pagados por
la Policía Secreta. Los que son castigados por ellos, sufren también la más eficiente
"disciplina" -torturas, golpes y drogas- de la prisión.

Tiemblo ante el sufrimiento de aquellos que son perseguidos en el mundo comunista.


Tiemblo pensando en el destino eterno de sus torturadores. Tiemblo también, por los
cristianos occidentales que no prestan ayuda a sus hermanos perseguidos.

En el fondo de mi corazón, quisiera no verme envuelto en tan inmensa batalla. Preferiría


retirarme a algún lugar tranquilo donde pudiese descansar. Pero me es imposible, pues el
comunismo está a la puerta. Cuando los comunistas invadieron el Tibet, terminaron con
aquellos que solo se interesaban por las cosas espirituales. En nuestro país terminaron con
todos los que deseaban alejarse de la realidad. Se disolvieron iglesias y monasterios,
manteniendo sólo algunos, para engañar a los extranjeros. Por medio de esta quietud y
descanso a que tanto aspiro, podría escapar a realidad, pero sería demasiado peligroso para mi
alma también.

Estoy obligado a dirigir esta batalla, aun cuando ello me signifique grave riesgo
personal. Si desaparezco, tengan la completa seguridad que he sido raptado por los
comunistas. Me raptaron en la calle, en 1948, y me encarcelaron bajo nombre supuesto.
Nuestra Secretaria de Estado, en esos años, Ana Pauker, contest6 al Embajador sueco, Sir
Patrik von Reuterswaerde: "¡Oh!, ¿Wurmbrand?, está paseando por las calles de
Copenhague”. El Embajador en esos momentos tenía en sus bolsillos una carta que yo había
logrado enviarle desde la prisión. Sabía que ella le estaba mintiendo. Esto puede volver a
suceder. Si soy asesinado, mi asesino será alguien asignado por el partido comunista. Nadie
en el mundo, fuera de ellos, tiene motivos para matarme. Si llegan a sus oídos rumores sobre
mi depravación moral, mis robos, mi homosexualidad, adulterio, desconfianza en la solidez de
mis principios políticos y mis mentiras, serán éstos sólo el cumplimiento de la amenaza que
me hizo la Policía Secreta: "¡Le destruiremos moralmente!"

Sé de muy buena fuente, que los comunistas rumanos han prometido asesinarme debido
al testimonio que presté ante el Senado norteamericano. Tratarán de extorsionarme, aterro-
rizando a mis amigos en Rumania. Tienen medios para hacerlo y no vacilarán en usarlos.

Sin embargo, a pesar de ellos, no puedo callar. Es deber de Uds. estudiar y considerar
todo lo que aquí relato. Aunque digan que mis sufrimientos me han causado un delirio de
persecuci6n, deben preguntarse a sí mismos, ¿Cuál es ese terrible poder del comunismo que
hace que sus ciudadanos sufran de semejantes complejos? ¿Qué poder es el que lleva a padres
en la Alemania Oriental a tomar a un niño en una máquina topadora para así pasar a través de
las alambradas de púas, aun al riesgo de ser balaceados junto con toda su familia? ¿Qué es
este terrible poder del comunismo, que inspira a los seres tales complejos?

¡El occidente duerme, y es hora que despierte!

Los hombres sufren, buscan a un "responsable", alguien a quién culpar por su situación.
Encontrar a ese "alguien" alivia la carga. Yo no lo puedo hacer.

No puedo culpar a ciertos guías de la iglesia occidental que cooperan con el


comunismo, pues el mal no viene de ellos. Es mucho más antiguo. Estos mismos dirigentes
son víctimas de un mal que se arrastra desde muchos años. Ellos no crearon la caótica
situación actual de la iglesia; la encontraron así.
Desde que estoy en el occidente he visitado muchos seminarios teológicos. Allí escuché
conferencias sobre la historia de las campanas y la historia de los himnos litúrgicos, de leyes
canónigas hace tiempo en desuso, o sobre reglamentos de la iglesia, que no existen. He visto
enseñar a los estudiantes de teología la poca veracidad de la Biblia en su historia de la
Creación, y de Adán; negar el Diluvio y los milagros de Moisés; sostener que las Profecías
fueron escritas después de su cumplimiento; que el nacimiento virginal es un mito, como
también lo es la resurrección de Jesús, que sus huesos permanecen enterrados en algún lugar;
que los Epístolas no son auténticas, que el Apocalipsis fue escrito por un loco. A pesar de
todo esto la Biblia-sostienen-es un libro sagrado (Esto quiere decir que el Libro Sagrado es
más mentiroso que un diario comunista).

Esto es lo que los dirigentes actuales de algunas de las iglesias aprendieron en los
seminarios. Este es el ambiente en que viven. ¿Por qué han de ser fieles de un Maestro de
quien se dicen tantas barbaridades? ¿Cómo van a respetar una Iglesia en la que se puede
enseñar libremente que Dios está muerto?

Son guías de la iglesia oficial, no de la Novia de Cristo. Son dirigentes de una iglesia en
la cual muchos han traicionado a su Maestro. Cuando se encuentran con alguien de la Iglesia
Subterránea-martirizada y sufrida-lo miran como a un ser extraño.

Por otra parte, no está bien juzgar a los hombres basándose en algunas de sus actitudes.
Si lo hiciéramos, seríamos como los fariseos, que creyeron malo a Cristo porque El no respetó
sus reglamentos y ordenanzas sobre la observación del Sábado.

Ellos cerraron sus ojos enteramente a lo que aun a su vista hubiera sido hermoso en
Jesús.

Estos mismos dirigentes de la iglesia, aunque estén equivocados respecto al comunismo,


pueden estar en lo cierto en otras cosas y ser personalmente sinceros en sus creencias. Y aun
en lo que están equivocados, pueden cambiar.

Una vez estuve en Rumanía con un Obispo Metropolitano Ortodoxo, que era espía de
los comunistas y delataba a sus propias ovejas. Tomé su mano entre las mías y le conté la
parábola del Hijo Pródigo. Estábamos en su jardín y atardecía. Le dije: "Vea usted con qué
amor Dios recibe al pecador arrepentido. Recibe con gozo, aun al obispo que se arrepiente."
Le canté himnos cristianos. Este hombre se convirtió.

En prisión compartía la misma celda con un sacerdote Ortodoxo, que con la esperanza
de ser libertado, escribió artículos elogiando el ateísmo. Le hablé y rompió lo que había
escrito, perdiendo así toda posibilidad de ser puesto en libertad.

No puedo responsabilizar a nadie, no puedo aliviar de esta manera el peso que llevo en
mi corazón.

Tengo otro pesar. Aun mis mejores amigos no me comprenden. Algunos me acusan de
amargura y resentimiento contra los comunistas, lo que yo sé muy bien que no es cierto.

El escritor Mosaico Claude Montefiore dijo que la actitud de Jesús hacia los escribas y
fariseos, y la pública denuncia que hizo de ellos, era contraria a su mandato de amar a
nuestros enemigos y bendecir a los que nos maldicen. El doctor W. R. Matthews,
recientemente jubilado como Deán de la iglesia de San Pablo, en Londres, dice que esto es
una incoherencia e inconsistencia en Jesús. Lo acusa diciendo que Jesús... ¡no era un
intelectual!,

La idea de Montefiori sobre Jesús estaba errada. Jesús amaba a los fariseos, aun cuando
los denunció públicamente. y yo amo a los comunistas y sus "instrumentos" en las iglesias,
aunque también los denuncio.

Constantemente me dicen: "¡Olvídese de los comunistas. Preocúpese sólo de las cosas


espirituales!"

Encontré a un cristiano que había sufrido bajo los nazis y el cual me dijo que estaría
siempre de mi parte, mientras yo testificara por Cristo, pero que no hablara palabra alguna
contra el comunismo. Le pregunté si acaso los cristianos que luchaban contra Hitler en
Alemania estaban equivocados y debieron haber hablado solamente de la Biblia, sin denunciar
al tirano. Me contestó: "¡Pero Hitler mató a seis millones de judíos! ¡Teníamos que hablar en
su contra!" Le contesté: "El comunismo ha hecho lo mismo, ha asesinado a treinta millones de
rusos, millones de chinos, y otros. Ha asesinado a judíos también. ¿Debemos protestar
solamente por la muerte de los judíos y no por la muerte de los rusos?" Me respondió: "¡Esto
es muy diferente!" No recibí otra explicación.

He sido golpeado por la policía en los tiempos de Hitler y también en el tiempo de los
comunistas; no he podido notar diferencia alguna: ¡dolían igual!

El cristianismo debe luchar contra muchas clases de pecado, no sólo contra el


comunismo. No estamos obsesionados por este solo hecho. No obstante, por el momento, el
más, grande y peligroso enemigo del cristianismo es el comunismo. ¡Debemos unimos contra
él!

¡¡Quiero volver a insistir! La meta del hombre es ser como Cristo. El objetivo principal
del comunismo es evitarlo. Son fundamentalmente antirreligiosos. Creen que después de
muerto, el hombre se transforma en sales y minerales, nada más. Desean que la vida entera
sea vivida al nivel de lo material.

Se preocupan sólo de las masas. Su palabra es la misma del demonio en el Nuevo


Testamento, que dijo cuando se le preguntó su nombre: "Somos legión." La personalidad -el
más grande don que Dios dio a los hombres- debe ser aplastada. Han encarcelado a un hombre
porque lo encontraron leyendo un libro de Alfred Ader, "Psicología Individual". Los oficiales
de la policía le gritaron: "¡Ah, individual, siempre individual!, ¿por qué no colectiva?"

Jesús, en cambio, desea que seamos individuos con nuestra propia personalidad. Por eso
no existe posibilidad alguna de llegar a algún arreglo con comunistas. Ellos lo saben. Su
revista Nauka i Religia (Ciencia y Religión), dice: "La religión es incompatible con el
comunismo; le es hostil... El contenido del programa del partido comunista es un golpe mortal
para la religión... Es un programa para la creación de una sociedad atea, en la cual la gente
será liberada para siempre de la esclavitud religiosa."
¿Puede el cristianismo coexistir con el comunismo? A esto los comunistas responden: "
…el comunismo es un golpe mortal para la religión."
CAPITULO QUINTO

LA INVENCIBLE Y EXTENSA IGLESIA


SUBTERRANEA

Hablaré nuevamente sobre la Iglesia Subterránea, que funciona en circunstancias muy


difíciles. El ateísmo es la religión del Estado en todos los países comunistas. Se les da cierta
libertad religiosa a los ancianos, pero los niños y jóvenes no deben creer. Todos los medios de
difusión-radio, televisión, cine, teatro, prensa e imprentas-se emplean con el objeto de borrar
toda creencia en Dios.

Los medios que posee la Iglesia Subterránea son insuficientes e incapaces para oponerse
a las inmensas fuerzas del estado totalitario. Los ministros, predicadores y pastores
clandestinos rusos no han tenido estudios teológicos. Hay pastores que ni siquiera han podido
leer una Biblia completa, por ser tan escasas.

Les relataré la manera cómo han sido ordenados. Conocimos a un joven ruso que era
ministro secreto. Le pregunté quién lo había ordenado. Contestó: "No tenemos realmente un
obispo para que nos ordene. El Obispo Oficial no ordena a nadie que no cuente con la
aprobación del partido comunista. Por esta razón, diez de nosotros fuimos hasta la tumba de
un obispo que murió como mártir. Dos pusimos nuestras manos sobre la lápida y los demás
formaron un círculo en derredor, y le pedimos al Espíritu Santo que nos ordenara. Estamos
seguros de haber sido ordenados por las manos horadadas de Jesús."

¡Para mí, la ordenación de ese joven es válida ante Dios! Hombres ordenados en esta
forma, que no han tenido ningún estudio teológico y que muchas veces saben muy poco de la
Biblia, llevan adelante la obra de Cristo.

Es como la iglesia de los primeros siglos. ¿A qué seminario asistió esa gente, que
estremeci6al mundo en nombre de Cristo? ¿Sabían todos ellos leer acaso? ¿De dónde sacaron
todas las Biblias? Dios les habló.

Nosotros, los de la Iglesia Subterránea, no tenemos catedrales, pero ¿hay catedral más
hermosa, que el cielo que observábamos cuando nos reuníamos en los bosques? El canto de
los pájaros reemplazaba al órgano. La fragancia de las flores era nuestro incienso. Las ropas
raídas de algún mártir recién salido de la prisi6n, causaba más impresi6n que un hábito
clerical. Teníamos a la luna y las estrellas por cirios. Los ángeles eran los acólitos que las
encendían.

¡Jamás podré describir la belleza de esta iglesia!

A menudo, después de celebrar un servicio secreto, algunos cristianos eran sorprendidos


y enviados a prisión. Allí los cristianos lucen sus cadenas con el gozo con que una novia luce
la más linda joya regalada por su novio. En prisi6n los ánimos están tranquilos. Al recibir el
beso y el abrazo de Dios, no cambiarían su condici6n ni por la de un rey. He encontrado
cristianos verdaderamente gozosos sólo en tres lugares: en la Biblia, en la Iglesia Subterránea
y en la cárcel.

La Iglesia Subterránea es oprimida, pero también cuenta con muchos admiradores y


amigos, aun en la Policía Secreta y entre los miembros del gobierno. A veces estos creyentes
secretos protegen a la Iglesia Subterránea.

Recientemente los diarios rusos se quejaron del creciente número de los que son
incrédulos sólo de nombre. Estos, explicaba el diario, son incontables hombres y mujeres que
ocupan posiciones de privilegio dentro del comunismo, en las oficinas del gobierno,
departamentos de propaganda y en todas partes, y que fingen ser comunistas pero en su fuero
interior son creyentes y miembros de la Iglesia Subterránea.

La prensa comunista relató la historia de una joven que trabajaba en el Departamento de


Propaganda. Después de su trabajo diario regresaba a su casa a recibir a su marido, que
también volvía de sus labores a esa hora. Después de cenar, el matrimonio reunía a un grupo
de jóvenes de otros departamentos del mismo edificio para tener estudios bíblicos secretos y
reuniones de oraci6n. Esto está sucediendo en todo el mundo comunista. Decenas de miles de
estos "supuestos incrédulos" existen en cada país comunista. Estiman mejor no asistir a las
iglesias oficiales, donde serán espiados y en donde escucharán un Evangelio insípido. En
cambio permanecen en sus posiciones de autoridad y responsabilidad, para que desde allí, con
sigilo y éxito, puedan testificar de Cristo.

La fiel Iglesia Subterránea cuenta con miles de miembros en tales lugares. Celebran
reuniones en sótanos, desvanes, departamentos y hogares.

En Rusia ya nadie recuerda las discusiones que había en pro o en contra del bautismo de
párvulos o de adultos, o en torno a la infalibilidad papal. No son pre o post milenialistas. No
pueden interpretar las profecías, y no se pelean respecto a ellas. En cambio a menudo me
llama la atenci6n la manera cómo prueban la existencia de Dios a los ateos.

¡Sus respuestas a los ateos son sencillas: "Si fueran invitados a un banquete donde
hubiera toda clase de platos exquisitamente preparados, ¿creerían Uds. que se habrían
preparados solos? ¡La naturaleza misma es un banquete preparado para nosotros! Uds. tienen
tomates, duraznos, leche y miel. ¿Quién ha preparado todo esto para el hombre? La
Naturaleza es ciega. Si no creen en Dios, ¿cómo pueden creer que una Naturaleza ciega pudo
preparar las cosas que justamente necesitamos, y en tal cantidad y variedad?"

Pueden probar que existe la vida eterna. Una vez escuché a uno decirle a un ateo:
"Supongamos que fuera posible hablar con un embrión en el vientre de su madre, y que le
dijéramos que su estado embrionario es corto y que después le espera una larga vida futura.
¿Qué contestaría el embrión? Diría lo mismo que dicen ustedes, los ateos, cuando les habla-
mos del Paraíso y del Infierno. Diría que la vida dentro del vientre de su madre es la única
vida, y que todo lo demás son patrañas religiosas. Pero si el embrión pudiera pensar, se diría a
sí mismo: "Aquí me están creciendo los brazos, pero no los necesito; ni siquiera los puedo
estirar. ¿Para qué me crecerán? Probablemente los vaya necesitar para un estado futuro de mi
existencia. Me creen las piernas, pero tengo que tenerlas encogidas. ¿Por qué crecerán? Tal
vez me espera una vida en un mundo más grande, donde tendré que caminar. Comienzan a
desarrollarse mis ojos, aunque estoy en completa oscuridad y no los necesito. ¿Para qué los
quiero? A lo mejor, afuera hay un mundo de luz y color. Así, si elembrión pudiera reflexionar
sobre su desarrollo, llegaría a la conclusi6n que fuera del vientre de su madre hay otro mundo,
aunque por el momento no lo pudiese ver. Lo mismo nos sucede a nosotros. Cuando somos
jóvenes tenemos vigor, pero carecemos de experiencia para encauzarlo en la forma más
provechosa. Cuando, con el paso de los años hemos adquirido cordura y conocimientos, la
carroza fúnebre nos lleva a la tumba. ¿Con qué fin adquirimos todos estos conocimientos, si
ya no nos sirven de nada? ¿Para qué le crecen brazos, piernas y ojos al embrión? Es para la
vida que ha de seguir. Así es para nosotros. Aquí adquirimos experiencia, conocimientos y
sabiduría para la vida futura. Estamos preparados para servir en un nivel más alto después de
la muerte."

La doctrina oficial comunista asevera que Jesús nunca existió. Los miembros de la
Iglesia Subterránea dan fácil respuesta a eso: "¿Qué diario lleva usted en su bolsillo? ¿Es el
Pravda de hoy o de ayer? ¡Déjeme mirar, ah... 14 de enero de 1964! ¡Desde cuándo se
empiezan a contar los años de la era actual? ¿Desde el tiempo de UNO que no existió, ni tuvo
ninguna actuación en el mundo? Dicen que El no existió y sin embargo cuentan los años
desde su nacimiento. El tiempo existía desde antes que El viniera, pero cuando El vino, le
pareció a la Humanidad que había vivido en vano y que su verdadera vida comenzaba en ese
momento. Su propio diario comunista es una prueba que Jesús no fue un personaje ficticio."

Los pastores en el occidente consideran, por lo general, que todos los asistentes a la
iglesia son cristianos convencidos de la verdad, pero no es así. Es raro escuchar un sermón
que pruebe la verdad de nuestras creencias. Pero tras la Cortina de Hierro hay hombres que
jamás han estudiado para ello, y que sin embargo dan a sus convertidos una sólida base de fe.

No existe una clara división que permita señalar el punto en que termina la Iglesia
Subterránea, que es el más grande bastión o baluarte del cristianismo, y comienza la iglesia
oficial. Están entremezcladas. Muchos de los pastores "títeres" desarrollan paralelamente un
ministerio secreto que sobrepasa las limitaciones impuestas por los comunistas.

La Iglesia Oficial, la iglesia de los colaboracionistas, tiene una larga historia.

Comenzó inmediatamente después de la Revolución Socialista Soviética, con la "Iglesia


Viviente" que presidía un sacerdote llamado Sergio. Esta "Iglesia Viviente" proclamaba
abiertamente durante ese tiempo, en Moscú: "Nuestro objetivo no es reconstruir la Iglesia,
sino abolirla y terminar, de una vez por todas, con la religión." ¡Lindo programa para una
iglesia!

En todos los países hemos tenido individuos como Sergio. En Hungría, entre los
católicos, fue el Padre Balogh. El, junto con algunos ministros protestantes, apoyaron a los
comunistas en sus afanes de obtener el completo control del Estado.

En Rumanía, los comunistas llegaron al poder con la ayuda de un sacerdote ortodoxo


llamado Burducea, un antiguo fascista que buscaba justificar sus pecados pasados contra los
Rojos, tornándose más "rojo" que sus propios jefes. Este sacerdote se mantuvo de pie cerca de
Vishinsky, Secretario de Estado Soviético, sonriendo en tácita aprobación cuando aquél
declaró, durante la inauguración del nuevo gobierno comunista: "Este gobierno construirá
para ustedes un paraíso terrenal, por lo que ya no necesitarán uno celestial."

En lo que se refiere al Arzobispo Nikodim de Rusia, existen suficientes antecedentes y


pruebas para señalarlo como espía del gobierno. El mayor Deriabin, que desertó de su puesto
en la Policía Secreta rusa, ha testificado que Nikodim era agente de ese servicio.

La misma situación predomina en casi todas las denominaciones. Los actuales


dirigentes bautistas rumanos fueron impuestos por la fuerza. Su deber es denunciar a los cris-
tianos reales. Con la directiva bautista rusa sucede lo mismo. Tachici, presidente de los
adventistas rumanos, me contó que había sido espía de la Policía Secreta rusa desde el mismo
día en que asumieron el poder.

En lugar de clausurar todas las iglesias, aunque ya han cerrado muchos miles, los
comunistas, con aviesas intenciones, decidieron permitir el funcionamiento de algunas pocas
iglesias oficiales. Sus propósitos eran usarlas como "ventanas" a través de las cuales podían
observar, controlar y, eventualmente destruir a los cristianos y al cristianismo. Decidieron que
sería mejor permitir que la estructura de la iglesia permaneciera, y convertida en instrumento
para el control de los cristianos, y como un medio para engañar a los turistas que llegan a sus
países. Se me ofreció una de esas iglesias, con la única condición de que, como pastor,
delatara a sus miembros a la Policía Secreta. Me parece que los occidentales, acostumbrados a
que todas las cosas sean o una cosa u otra -blanco o negro- no pueden entender esto. Pero la
Iglesia Subterránea no aceptará jamás a las iglesias controladas, como substituto de una
evangelización significativa y efectiva para "toda criatura", incluyendo a la juventud.

A pesar de algunos dirigentes traidores, se observa una real vida espiritual aun en la
iglesia oficial (tengo la idea que sucede lo mismo en muchas iglesias occidentales. Las
congregaciones son fieles a veces, no por causa de sus guías, sino a pesar de ellos)

La liturgia ortodoxa ha permanecido igual y alegra los corazones de los miembros de la


iglesia, a pesar de que en sus sermones alaban a los comunistas. Los luteranos, presbiterianos
y otros protestantes cantan los mismos himnos antiguos y hasta los sermones de los traidores
deben mencionar algo de las Escrituras.

La gente se convierte hasta por la influencia de hombres reconocidos como traidores;


saben positivamente que llevarán la noticia de sus conversiones a la policía; que tienen que
esconder su fe del mismo ser que los convirtió con sus corrupto s sermones. Ese es el gran
milagro de Dios, que halla su paralelo en las palabras simbólicas de Levítico 11:37: "Si cayere
algo de los cadáveres (que de acuerdo a la ley de Moisés eran impuros) sobre alguna semilla
que se ha de sembrar, será limpia."

La veracidad nos obliga a confesar que no todos los guías, ni siquiera todos los jefes de
las iglesias oficiales, son miembros del partido comunista.

Algunos miembros de la Iglesia Subterránea tienen también puestos importantes en las


iglesias oficiales, exceptuando a los que deben luchar a escondidas. Ellos se preocupan que el
cristianismo sea una fe luchadora y no tibia. Cuando la policía llegó para clausurar el
Monasterio de Vladimireshti, en Rumania, y en muchos otros lugares de Rusia, les fue
bastante mal. Algunos comunistas han pagado con sus vidas el crimen de tratar de suprimir la
religión.

Pero las iglesias oficiales están escaseando. Creo que en toda la Unión Soviética no
quedan más de cinco o seis mil iglesias. (En los Estados Unidos, con la misma población, hay
cerca de trescientas mil.) A menudo estas iglesias son sólo pequeñas piezas, no una "iglesia"
en el verdadero sentido de la palabra.

En Moscú llevan a las visitas extranjeras a ver una iglesia repleta de fieles. Es la única
iglesia protestante de la ciudad. Los visitantes se extrañan de la libertad de culto que existe.
"¡Hasta las iglesias se ven llenas de gente!", exclaman con gozo. ¡No se dan cuenta de la
tragedia que significa una sola iglesia protestante para siete millones de almas! Ni aun las
habitaciones, que hacen el papel de iglesia, están al alcance de un ochenta por ciento de la
población de la Unión Soviética. Estas multitudes deben o ser olvidadas o evangelizadas por
el sistema de trabajo clandestino. No queda otra opción.

Mientras más avanza el comunismo en un país, más están las iglesias obligadas a
trabajar en forma subterránea.

En los edificios de las iglesias oficiales clausuradas se celebran las reuniones de las
organizaciones antirreligiosas.

Cómo la iglesia subterránea se “nutre” de la literatura atea

La Iglesia Subterránea sabe cómo usar incluso la literatura atea. Se nutre de ella como
Elías fue alimentado nada menos que por los cuervos.

Con mucha habilidad y empeño los ateos ridiculizan y critican los versículos bíblicos.
Publican libros tales como La Biblia Cómica y La Biblia para Creyentes e Incrédulos. Se
empeñan en demostrar la estupidez de los versículos bíblicos, y con este fin citaron muchos
de ellos. ¡Qué alegría nos causaba! La crítica era tan absurda, que nadie la podía tomar en
serio. No obstante, hicieron millones de copias llenas de citas bíblicas increíblemente
hermosas, aunque ridiculizados, por ellos. En el pasado, los "herejes" sentenciados a morir
quemados por la Inquisición, eran llevados en procesión al lugar del suplico y eran obligados
a lucir ridículas vestimentas que mostraban llamas infernales y toda suerte de demonios u
otras figuras parecidas. ¡Cuán santos eran esos "herejes"! De esta manera, la Biblia mantiene
su autenticidad y veracidad, aunque sea el demonio quien cite sus versículos.

Los impresores comunistas recibieron, con mucha alegría, miles de cartas solicitando
este tipo de literatura en que se citaban versículos bíblicos a objeto de ridiculizarlos. Lo que
no sabían era que esas cartas eran enviadas por la Iglesia Subterránea, que ante la
imposibilidad de obtener de otra manera 'ejemplares de las Escrituras, recurría a ese ingenioso
sistema para conseguirlas.

También sabíamos perfectamente cómo aprovechar reuniones ateas.

En cierta oportunidad en que un profesor pretendía demostrar que Jesús era sólo un
mago, tenía ante sí un jarro con agua, al que le introdujo un polvo que tornó rojo su conte-
nido: "Esto es todo el milagro -exclamó- Jesús había escondido en sus mangas un polvo
similar, con cuya ayuda pretendió haber cambiado espectacularmente el agua en vino."

"Como mago, soy superior a Cristo, pues puedo ahora... cambiar el vino en agua,"
Diciendo esto lanzó otro tipo de polvos en el jarro que, neutralizando el anterior, aclaró el
líquido, tomándolo transparente. Luego arrojó de nuevo otro polvo y se volvió rojo.

En ese momento se levantó de su asiento un cristiano y le dijo: "Usted nos ha


asombrado, camarada profesor, y desearía pedirle una sola cosa: beba un poco de su vino." El
profesor respondió que no podía hacerla, explicando: "Los polvos que usé son venenosos." La
respuesta del cristiano no se hizo esperar: "Esta es la diferencia entre usted y Jesús. El con su
vino nos ha proporcionado inmensa felicidad, durante dos mil años, mientras que usted nos
envenena con el suyo." El cristiano fue a prisión, pero el relato de este incidente se esparció
por todas partes, contribuyendo a fortalecer la fe.

Somos débiles, pequeños David, pero somos más poderosos, que el Goliat ateo, porque
Dios está de parte nuestra. La verdad nos pertenece.

En otra ocasión, un conferencista comunista daba una charla atea en una fábrica. A
todos los operarios los obligaron a concurrir. Entre ellos, muchos eran cristianos. Se sentaron
en silencio, a escuchar argumento tras argumento contra Dios, y con respecto a la estupidez
que significa creer en Cristo. El conferencista procedió a probar que no existe el mundo
espiritual, que no hay Dios, ni Más Allá, que el hombre es solamente materia y no tiene alma.
Insistió una y otra vez que sólo la materia existe.

Un creyente se puso de pie y pidió permiso para decir unas palabras. Cuando le fue
concedido el permiso, tomó una silla plegadiza, la alzó y la arrojó contra el suelo. La observó
durante un momento y después avanzó hasta acercarse al conferencista, a quien dio un fuerte
golpe en la cara. Como era lógico, causó la indignación de aquél. Enrojecido de ira, y en
medio de horribles obscenidades, llamó a sus camaradas comunistas para que arrestaran al
atrevido, exclamando: "¿Cómo se atreve usted a golpearme, qué razón tiene para ello?" El
cristiano replicó: "Acaba usted de probamos que miente. Usted ha dicho que todo es materia,
y nada más que materia. Lancé la silla al suelo, y como es sólo materia, no se enojó por ello.
Es pura materia. Al golpearle a usted, ¡su reacción ha sido muy distinta! ¡La materia no se
irrita ni se enoja; pero usted sí lo hizo! Por lo tanto, camarada profesor, usted está equivocado.
El hombre es algo más que materia: ¡es un ser espiritual!"

En forma similar, en miles de oportunidades, los cristianos de la Iglesia Subterránea


refutaban y desbarataban aun los más convincentes argumentos ateos.

Estando en prisión, un comisario político, en forma bastante ruda, me preguntó: "¿Hasta


cuándo va usted a creer en su ridícula religión?" Le contesté: "He visto a muchos ateos que en
su lecho de muerte se han lamentado de su incredulidad y, arrepintiéndose, han acudido a
Cristo. ¿Se imagina usted a un cristiano que, lamentándose al ver acercarse la muerte de haber
sido cristiano, recurra a Lenín y a Marx para que lo rescaten de esa fe?" Riéndose, exclamó:
"¡Formidable respuesta!" Continué: "Cuando un ingeniero construye un puente, el hecho que
lo cruce un gato no prueba su resistencia, sino cuando lo atraviese un tren. El hecho que Ud.
pueda ser ateo cuando todo marcha bien, no prueba la verdad del ateísmo; éste se desmorona
en los momentos de grave crisis."
Citándole libros de Lenín pude probarle que, siendo aquél Primer Ministro de la Unión
Soviética, solía orar cuando las cosas no marchaban bien. Estamos tranquilos y tranquila-
mente esperamos el desarrollo de los acontecimientos. Son los comunistas los que están
intranquilos y los que lanzan, una y otra vez, nuevas campañas anti-religiosas. Por esto ellos
prueban lo que San Agustin dijo: "El corazón no halla descanso hasta encontrarlo en Ti,"

Por qué los comunistas aún pueden ser ganados

La Iglesia Subterránea, si es ayudada por ustedes los cristianos libres, ganará el corazón
de los comunistas y cambiará la faz de la tierra. Los ganará para sí, porque no es normal ni
natural ser comunista. Aun los perros desean tener su propio hueso. El corazón de los
comunistas se rebela ante el papel que hacen y los absurdos que están obligados a creer.

Cuando los comunistas individuales aseveraron que la materia es todo, que nosotros no
somos más que un puñado de compuestos químicos, y que después de muertos nos con-
vertimos en sal y minerales, era el momento de preguntarles: "¿Cómo es que los comunistas
de tantos países han dado sus vidas por su ideal? ¿Tienen ideal los compuestos químicos?
¿Pueden los minerales sacrificarse por los demás" Para estas preguntas no tienen respuesta.

Se nota algo positivó, 'aun en el recrudecimiento de la ebriedad en los países


comunistas. Ello se debe al ansia de una vida más amplia, que no la puede proporcionar el
sistema. El ruso, en general, es una persona seria, generosa y de gran corazón. El comunismo
es hueco y superficial. Por lo tanto, el ruso busca el lado serio de la vida, y al no encontrarlo,
ahoga sus inquietudes en el alcohol. Cuando está bebido, expresa su horror ante la vida bestial
y falsa que debe llevar. Durante algunas horas el alcohol lo libera de ese peso, así como la
verdad lo liberaría para siempre, si él lo supiera.

Durante la ocupación rusa de Bucarest, una vez sentí un irresistible impulso de entrar a
una taberna. Pedí a mi esposa que me acompañara. Entonces vi a un capitán ruso que, revól-
ver en mano, amenazaba a los presentes, exigiendo que se le diera de beber. No deseaban
atenderlo, pues ya había bebido más de la cuenta y estaba bastante ebrio. Los parroquianos
estaban aterrorizados. Hablé con el tabernero, que me conocía, y le pedí que le sirviera otro
trago al capitán, prometiéndole que yo me sentaría con él, para tranquilizarlo. Nos trajeron
botella tras botella. En la mesa se pusieron tres vasos. El capitán, muy cortésmente, servía los
tres vasos... y se los bebía; mi esposa y yo no bebimos. Aunque estaba muy borracho, su
mente aún funcionaba. Estaba acostumbrado al alcohol. Comencé a hablarle de Cristo y me
escuchó con inusitada atención.

Por fin, dijo: "Ya que me han dicho quiénes son ustedes, les voy a decir ahora, quién
soy yo. Soy un sacerdote ortodoxo, que estuvo entre los primeros que renunciaron a su fe,
cuando empezó la gran persecución desatada por Stalin, Fui de aldea en aldea, dando
conferencias, negando la existencia de Dios y confesando que yo, como sacerdote, había sido
un embaucador. "Soy un embaucador"-les decía-"tal como lo son todos los otros ministros y
pastores." Debido a mi fervor me conquisté el aprecio de todos y pronto me hicieron oficial de
la Policía Secreta. El castigo que Dios me envió fue tremendo, ¡debía asesinar a inocentes
cristianos, después de haberlos torturado! Ahora bebo buscando olvidar lo que hice, pero todo
es en vano."
Muchos comunistas se suicidan. Así lo hicieron sus dos más grandes poetas, Essein y
Maiakoski. También se suicidó el gran escritor Fadeev. Acababa de terminar su novela que
tituló "Felicidad", en la que sostenía que la felicidad consiste en trabajar incansablemente por
el comunismo. El mismo se sintió tan feliz con ello, que terminó pegándose un tiro, apenas
terminada la novela. Era demasiado para su alma soportar el peso de tan inmensa mentira.
Joffe y Tomkin, grandes dirigentes y luchadores comunistas, en Los Tiempos del Zar, no
pudieron soportar el comunismo hecho realidad, y también terminaron quitándose la vida.

Los comunistas son desdichados. También lo son sus grandes dictadores. ¡Qué
desdichado era Stalin! Después de hacer matar a casi todos sus antiguos camaradas, vivía en
continua zozobra, pensando que alguien pretendía envenenado o asesinado. Tenía ocho
dormitorios, que eran cerrados herméticamente como una caja de caudales. Nadie sabía en
cuál de estos dormitorios dormiría cada noche. No probaba; bocado sin que el cocinero lo
probara primero en su presencia. El comunismo no hace feliz a nadie, ni siquiera a sus
dictadores. Necesitan mucho a Cristo.

Derrocando al comunismo, no sólo libraríamos a sus víctimas, sino también al


comunista mismo.

La Iglesia Subterránea representa una necesidad imperiosa para nuestro pueblo


esclavizado. ¡Ayúdenla!

El rasgo más distintivo de la Iglesia Subterránea es su dedicación y fe.

Un ministro protestante que escribe bajo el pseudónimo' de "George", cuenta en su libro


respecto a la Iglesia Subterránea el siguiente incidente: Un capitán del ejército ruso se acercó
a un ministro, en Hungría, y pidió hablar a solas con él. El muchacho era muy joven e
imperioso, y se sentía muy importante y consciente de su papel conquistador. Fue, llevado a
una pequeña sala de conferencias, y al cerrarse la puerta tras él, vio un crucifijo en la pared.

"Usted sabe que ese asunto es mentira. ¡Vamos, ahora que estamos solos, admita que
nunca creyó en la patraña que Cristo era Hijo de Dios!"

El ministro sonrió: "Pero mi pobre joven, ¡por supuesto que creo y es totalmente
cierto!"

"¡No le permitiré estas 'bromas!", gritó el capitán. "¡Esto es serio, no se ría usted de
mí!"

Sacó su revólver, y encañonando al pastor, le dijo: "Si no admite su error, dispararé."

"No puedo admitir que estoy errado, cuando estoy en la Verdad. Nuestro Señor es en
verdad el Hijo de Dios," dijo el ministro.

El capitán arrojó el arma al suelo y se abrazó al hombre de Dios. Sus ojos se llenaron de
lágrimas.

"¡Es verdad!", gritó, "¡Es verdad; yo también creo pero no creí que los hombres
morirían por esta verdad, hasta que lo descubrí por mí mismo. ¡Oh, gracias, usted ha
fortalecido mi fe con sus palabras. Ahora yo también puedo morir por Cristo, pues Ud. me ha
indicado cómo."

He conocido otros casos similares. Cuando los rusos ocuparon Rumanía, dos soldados
rusos armados entraron a una iglesia y dijeron: "¡No creemos en su fe. Los que no renuncien
inmediatamente a ella, serán disparados! Los que renuncien a ella, pasen a la derecha!"
Algunos se colocaron a la derecha. Estos recibieron órdenes de regresar a sus hogares.
Corrieron como perseguidos por el diablo. Cuando los soldados rusos quedaron solos con los
cristianos restantes, los abrazaron, diciendo: "Nosotros también somos cristianos, pero
deseábamos tener comunión sólo con aquellos que aman tanto a la verdad que estén
dispuestos a morir por ella."

Estos son los hombres que luchan por el Evangelio en nuestros países. No solamente
luchan por sus creencias y su fe; también lo hacen por la libertad.

En muchos de los hogares cristianos occidentales, se pasan horas enteras escuchando


música mundana. En nuestros hogares también se puede escuchar música a todo volumen;
pero se toca solamente para que los vecinos no puedan oír la charla acerca del Evangelio y
darse cuenta de nuestros trabajos clandestinos, y delatamos a la policía.

¡Cómo se regocijan en las raras ocasiones en que se encuentran con auténticos cristianos
del occidente!

El que escribe estas líneas es sólo un hombre insignificante.

Pero soy la voz de los que están sin voz, de esos que están amordazados y jamás son
representados en el occidente. En su nombre, pido mucha sinceridad en la fe y en la discusión
de los problemas cristianos. En su nombre, pido para ellos vuestras oraciones y ayuda
material para la leal y sufrida Iglesia Subterránea, de los países comunistas.

Vamos a ganar a los comunistas, en primer lugar porque tenemos a Dios de nuestra
parte.

En segundo lugar, porque nuestro mensaje corresponde a las más profundas necesidades
del corazón y las satisface.

Algunos comunistas que habían estado presos bajo el régimen nazi, me confesaron que
habían orado en los momentos más difíciles. Hasta me ha tocado ver morir oficiales comu-
nistas, con las palabras "Jesús, Jesús", en sus labios.

Ganaremos, porque toda la herencia cultural de nuestros antepasados está de nuestro


lado. Los rosos pueden prohibir todo lo escrito por cristianos contemporáneos, pero hay libros
de Tolstoi y Dostoievsky donde la gente encuentra la Luz de Cristo. Sucede lo mismo con
Goethe en Alemania Oriental y con Szienkiewicz, en Polonia, y otros.

El más grande escritor romano fue Sadoveanu. Los comunistas han publicado su libro
“La Vida de los Santos”, bajo el título “Leyendas de los Santos”, pero aun bajo este título, las
vidas ejemplares de los santos son inspiradoras.
No pueden excluir las reproducciones de los cuadros de Rafael, Miguel Angel y
Leonardo Da Vinci, que aparecen en la Historia del Arte. Estos cuadros hablan de Cristo.

Cuando hablo sobre Cristo con un comunista, sus más profundas necesidades
espirituales son mis aliadas. Su más grande dificultad no es el no poder refutar mis
argumentos, sino el no poder acallar la voz de su propia conciencia, que está de mi parte.

¡He conocido personalmente a profesores del marxismo quienes, antes de dar una
conferencia atea, oraban a Dios para que El los ayudara en eso! He sabido de comunistas que
caminaban muchas millas para asistir a una reunión secreta. Si eran descubiertos negaban
haber asistido a ella. Luego lloraban arrepentidos, por no haber tenido valor para defender la
fe que los había impulsado a asistir a esa reunión. ¡Son hombres, después de todo!

Una vez que el individuo ha llegado a la fe, aunque sea muy primitiva, la misma crece y
se desarrolla. Estamos seguros que al fin la fe triunfará, porque la Iglesia Subterránea ha
conocido este triunfo una y otra vez.

Cristo ama a los comunistas. Pueden y deben ser ganados para Cristo. Solamente
pueden ser ganados por la Iglesia Subterránea que está detrás de la Cortina de Hierro.

Aquellos seres que deseen satisfacer el ansia del corazón de Jesús, de salvar las almas
de toda la humanidad, deben ayudar a la Iglesia Subterránea a proseguir su labor. Jesús dijo:
"Enseñad a todas naciones." Jamás habló de detenerse frente a la Cortina de Hierro. La fe de
Dios y la Gran Comisión nos obliga a pasar más allá de esa cortina y llegar a esos hombres -
que representan la tercera parte de la humanidad- que viven esclavizados por el comunismo.

Podemos llegar a ellos, colaborando estrechamente con la Iglesia Subterránea que ya


está allí.

Tres grupos componen la iglesia subterránea:

PRIMERO: LOS PASTORES Y MINISTROS REMPLAZADOS POR LOS


COMUNISTAS

Tres son los grupos que componen la Iglesia Subterránea en los países comunistas. El
primero lo forman miles y miles de ex-pastores y ministros que han sido sacados de sus igle-
sias y arrancados de sus rebaños, por negarse a tergiversar el Evangelio. Muchos de ellos han
vivido años de prisión y torturas por causa de su fe.... Puestos en libertad, han vuelto a
reasumir sus ministerios, trabajando secreta y clandestinamente en la Iglesia Subterránea. Aun
cuando los comunistas hayan clausurado sus iglesias, o los hayan reemplazado por otros
pastores "más dignos de confianza", continúan su ministerio más efectivamente en reuniones
subterráneas, en graneros, desvanes, sótanos, pastizales de noche, o en cualquier otra parte.
Estos hombres son mártires vivientes, que no cesarán en su ministerio, a pesar del riesgo de
nuevos encarcelamientos y mayores torturas.

SEGUNDO: LA IGLESIA LAICA

Este segundo grupo lo forma un vasto ejército de hombres y mujeres laicos. Debe
entenderse que no existen cristianos nominales, poco entusiastas, y poco decididos en Rusia y
China. El precio que los cristianos pagan es demasiado alto. Debe recordarse también que las
persecuciones siempre han producido mejores cristianos, los cuales dan testimonio de su fe y
atraen y ganan almas. La persecución hecha por los comunistas ha tenido un resultado muy
distinto al esperado, y que ha creado cristianos sinceros, decididos, luchadores, de los cuales
no se ven muchos en las naciones libres. Ellos no pueden comprender cómo se puede ser
cristiano y no anhelar luchar por conquistarse a las almas que los rodean.

La Estrella Roja (órgano del Ejército ruso) atacó a los cristianos rusos, expresando: "A
los adoradores de Cristo les agrada asir a todos con sus ambiciosas garras." Pero sus in-
maculadas vidas cristianas le ganan el respeto y el afecto de sus vecinos y coterráneo. En
cualquier pueblo y ciudad, los cristianos son los más queridos y apreciados residentes.
Cuando una mujer está demasiado enferma para cuidar a sus hijos, es una madre cristiana la
que viene a ayudarle con ellos. Cuando un hombre está demasiado enfermo para salir a cortar
leña, es un cristiano el que viene a hacerlo. "Viven", su Cristianismo y cuando testifican por
Cristo, la gente escucha y cree porque han visto a Cristo en sus vidas.

Dado que sólo un ministro autorizado puede predicar en las iglesias, millones de
cristianos dedicados y fervorosos, en cada rincón del mundo comunista predican, testifican y
ganan nuevas almas en los mercados, las plazas y cualquier lugar en donde van. Los diarios
comunistas reconocen el hecho que los carniceros cristianos deslizan copias de los evangelios
en los paquetes con carne que entregan a sus clientes. La Prensa Comunista reconoce que
algunos cristianos, que ocupan puestos de responsabilidad en imprentas y diarios, se
introducen de noche en los talleres para imprimir a escondidas algunos miles de copias de
literatura cristiana, saliendo ante del amanecer sin ser vistos. La prensa comunista también
reconoce que los niños cristianos en Moscú han recibido, de "alguna fuente", Evangelios que
copian a mano, para colocarlos después en los bolsillos de los abrigos que sus profesores han
dejado colgados en los percheros. Este vasto ejército de laicos es ya una fuerza misionera
poderosa, efectiva, y ganadora de almas en cada país comunista.

Ex-misioneros en Cuba comunista han declarado que se ha formado en ese país una
"iglesia laica" que ha tomado el lugar de los auténticos ministros y pastores que fueron perse-
guidos, encarcelados, y remplazados por "ministros" comunistas.

Estos millones de fervientes, sinceros y dedicados creyentes de la iglesia laica, han sido
purificados por el fuego de las persecuciones con que los comunistas creyeron aniquilarlos.

TERCERO: PASTORES Y MINISTROS OFICIALES, QUE SE NIEGAN A SER


CONTROLADOS Y SILENCIADOS

El tercer grupo, parte vital de la Iglesia Subterránea, es el gran número de pastores fieles
de las "iglesias oficiales" controladas y amordazadas. La Iglesia Subterránea no está com-
pletamente separada de la Iglesia oficial. Muchos países comunistas como Yugoslavia,
Polonia y Hungría, tienen pastores de la iglesia oficial que trabajan secretamente en la Iglesia
Subterránea. En algunos países existe una interrelación entre ambas. A estos pastores se les
prohíbe hablar de Cristo fuera de los pequeños recintos que son sus iglesias. No se les permite
reuniones juveniles o infantiles. Los no creyentes temen asistir a ellas. A los pastores les está
prohibido acudir a la casa de algún miembro enfermo, para consolarlo y orar con él. Están
encerrados en un círculo tal de reglamentos y ordenanzas, decretadas por los comunistas, que
sus "iglesias" han perdido todo sentido. A menudo estos pastores, enfrentados a ese círculo de
controles que convierten en una farsa grotesca la llamada "libertad religiosa", y haciendo gala
de un tremendo valor, arriesgan su libertad, ejerciendo un ministerio secreto y paralelo, que
llega mucho más allá de las limitaciones y vallas comunistas. Estos pastores llevan un
ministerio secreto a los niños y la juventud, en hogares cristianos y sótanos. Secretamente
reciben y distribuyen literatura cristiana a las almas hambrientas. Arriesgan su libertad al
desatender de las limitaciones oficiales que se les imponen, ministrando entre las almas
hambrientas que los rodean. Aparentemente dóciles y obedientes, arriesgan todo en su afán de
cumplir con su ministerio, que es esparcir la Palabra de Dios. Varios hombres como éstos
fueron descubiertos en Rusia recientemente y condenados a largo años de cárcel.

Ellos son las partes vitales de la Iglesia Subterránea. Expastores descubiertos y


perseguidos por los comunistas; la iglesia laica; pastores oficiales, que además continúan con
un ministerio clandestino mucho más eficaz y de un alcance mucho más amplio que el
autorizado-todos éstos están trabajando en la Iglesia Subterránea, la que existirá hasta que el
comunismo sea derrotado;

En algunas regiones, uno de esos grupos es más activo que los otros dos, pero todos
están presentes, trabajando por Cristo, con grave riesgo de ser descubiertos.

Un hombre que viaja constantemente por los países comunistas y que se interesa
profundamente por los asuntos religiosos, al volver de su último viaje declaró que jamás
durante ellos había conocido ninguna Iglesia Subterránea.

Es como viajar por África Central, en medio de tribus salvajes y expresar al regreso:
"He investigado concienzudamente; les he preguntado si hablan en prosa y me han respondido
que no." La verdad es que todos hablan en prosa, sin saberlo.

Los cristianos de los primeros tiempos no sabían que eran! cristianos. Si se les hubiese
interrogado acerca de religión; habrían respondido que eran judíos, israelitas, que creían en
Jesús como el Mesías, hermanos, santos, hijos de Dios. El nombre de "cristianos" se les aplicó
por primera vez, mucho más tarde, en Antioquia.

Ninguno de los partidarios de Lutero sabía que eran luteranos; Lutero mismo protestó
enérgicamente de ese nombre.

"Iglesia Subterránea" es el nombre dado por los comunistas y por los investigadores y
observadores occidentales de situación religiosa en aquellos países, a una organización secreta
que se formó espontáneamente en todo el mundo dominado por el comunismo. Sus miembros
no se refieren ella por ese nombre. Se llaman a sí mismos cristianos, creyentes, hijos de Dios.
Pero, dirigen un trabajo clandestino, se reúnen secretamente, predican el Evangelio en
reuniones secretas a las que muchas veces asisten precisamente los extranjeros que sostienen
no haber conocido la Iglesia Subterránea. Es un nombre muy apropiado, acuñado por sus
adversarios y por aquellos que, desde el extranjero, observan con asombro, admiración y
afecto a esa maravillosa organización secreta.

Usted puede viajar durante años por el occidente, sin jamás llegar a conocer una red de
espionaje soviético; lo que no significa que no exista. Lo que sucede es que esa Organización
no es tan estúpida como para mostrarse ante los ojos del curioso.
En el siguiente capítulo cito extractos de la prensa soviética que prueban la existencia y
creciente importancia de esta valerosa Iglesia Subterránea.
CAPITULO SEIS

COMO EL CRISTIANISMO ESTA DERROTANDO AL


COMUNISMO

Ya he relatado nuestras propias experiencias en lo relativo a diseminar secretamente el


mensaje de Cristo en el ejército ruso, como asimismo en la Rumania comunista.
He apelado a Uds. a ayudar a predicar a Cristo a los comunistas y a los pueblos
oprimidos por ellos.

¿Es mi desafío "visionario" e "irrealizable"? ¿Es práctico?

¿Existe la Iglesia Subterránea ahora en Rusia y otros países? ¿Es todavía factible tal
labor subterránea en esas regiones?

A estas interrogaciones podemos responder con muy buenas noticias.

En estos momentos el comunismo celebra medio siglo de poderío. Pero su victoria es, al
mismo tiempo, su derrota. El cristianismo es quien ha ganado, no el comunismo. La prensa
rusa, que nuestra organización revisa cuidadosamente, está llena de informaciones sobre la
Iglesia Subterránea. Esta Iglesia ha obtenido tal fuerza que, por primera vez, está trabajando
casi públicamente, lo que no deja de alarmar a los comunistas. Estas noticias son confirmadas
por informes que poseemos y que nos han sido proporcionados por otras fuentes.

Recuerde que la Iglesia Subterránea es igual que un témpano. Gran parte de su masa
está bajo el agua, pero una pequeña porción está visible.

En las páginas siguientes doy un corto resumen de las noticias más importantes.

La cima del témpano

El 7 de noviembre de 1966, en Suhumi (Cáucaso), la Iglesia Subterránea celebró una


grandiosa manifestación al aire libre. Muchos creyentes vinieron de otras ciudades para asistir
a esa reunión. Después del llamado al Altar, cuarenta y siete jóvenes aceptaron a Cristo y
fueron bautizados en el mismo lugar -en el Mar Negro. Tal como en los tiempos bíblicos.

No hubo un período de instrucción previa. Después de cincuenta años de dictadura


comunista, en que no ha sido posible adquirir Biblias u otros libros cristianos, y debido a la
carencia de seminarios, los ministros de la Iglesia Subterránea no tienen educación teológica;
pero tampoco la tenía Felipe, el diácono, cuando el eunuco, con quien había hablado durante
menos de una hora, le preguntó: "Vea, aquí hay agua, ¿qué impide que yo sea bautizado?" De
inmediato fueron al agua y el convertido fue bautizado (Hechos 8:36-38).
En el Mar Negro hay suficiente agua, y la Iglesia Subterránea ha empezado otra vez con
las prácticas de los tiempos bíblicos.

Uchitelskaia Gazeta (Revista de los Profesores), del 23 de agosto de 1966, informa que
en Rostovon-Don, algunos bautistas, que se negaron a inscribir a sus miembros de acuerdo
con la ley y a obedecer a los supuestos "dirigentes" nombrados por los comunistas,
organizaron un desfile callejero.

Fue un primero de Mayo. Así como Jesús hizo Sus milagros en día sábado, desafiando a
los fariseos opositores, la Iglesia Subterránea también elige los días de celebración comunista
para desafiar las leyes comunistas.

El Primero de Mayo es día de fiesta para los comunistas; es día de organizar grandes
demostraciones, con asistencia obligatoria. Pero esta vez, la segunda gran fuerza de Rusia -la
Iglesia Subterránea- también hizo su aparición ese día en las calles.

Llegaron mil quinientos creyentes. Los guiaba solamente el amor a Dios. Sabían que
arriesgaban su libertad. También sabían que en la prisión les aguardaban las privaciones,
hambre y torturas.

Todo creyente ruso conoce el "Manifiesto Secreto", impreso por los evangélicos
cristianos en Barnaul, en el cual se describe cómo la hermana Hmara, de la aldea de KuIunga,
recibió las noticias que su marido había muerto en prisión. Se convirtió en una viuda con
cuatro pequeños hijos. Cuando recibió el cuerpo de su marido, pudo notar las huellas de las
esposas en sus muñecas. Las manos, dedos y la planta de los pies estaban horriblemente
quemados. La parte baja del estómago tenía marcas de cuchillos. El pie derecho estaba
hinchado. En ambos pies había señales de golpes. El cuerpo entero estaba cubierto de llagas,
producidas por los horribles golpes.

Cada creyente que había venido a la demostración pública en Rostov-on-Don sabía que
ese también podría ser su destino. A pesar de todo vinieron.

También sabían que este mártir, quien había dado su vida a Dios, sólo tres meses
después de su conversión, fue sepultado ante una gran multitud de creyentes que portaban
letreros con el siguiente texto:

"¡Para mí, el vivir es Cristo y el morir es ganancia!" "¡No temáis a los que matan el
cuerpo mas no pueden matar al alma!"

"Vi debajo del altar las almas de los que habían muerto por la Palabra de Dios."

El ejemplo de ese mártir inspiró a los concurrentes en Rostov-on-Don. Una verdadera


multitud se juntó frente a una pequeña casita. Estaban por todas partes, algunos en los tejados
vecinos; otros, encaramados en los árboles, como Zaqueo en la antigüedad. Ochenta se
convirtieron, en su mayoría jóvenes. De estos, veintitrés eran exkomsomols (miembros de la
Organización de Juventudes Comunistas).

Los creyentes cruzaron la ciudad, hasta las riberas del río Don, donde se efectuaron los
bautismos.
Los automóviles de la policía llegaron hasta ese lugar, rodeando a los creyentes. Sus
intenciones eran detener a los hermanos responsables (ya que les era imposible arrestar a los
mil quinientos presentes).

Todos los allí reunidos cayeron entonces de rodillas, rogando a Dios que defendiera a
sus hijos, permitiéndoles finalizar el servicio de ese día.

En seguida, los hermanos se juntaron hombro con hombro y rodearon a los que
presidían, con la esperanza de impedir que la policía los detuviera. Como puede
comprenderse, la situación era muy tensa.

La revista Uchttelskaia Gazeta, informa que la "ilegal" organización bautista en Rostov


tiene una imprenta clandestina (en Rusia, el término "bautista" incluye a los Evangélicos y
Pentecostales), donde se imprimen folletos y volantes, en los que se exhorta la juventud a
mantenerse firmes en la fe. Uno de esos folletos pedía a los padres cristianos que hicieran algo
que considero muy oportuno, "lleven a sus hijos a los funerales para que aprendan a no temer
lo transitorio." También se les pedía que dieran a sus hijos una educación cristiana, como
antídoto al ateísmo con que se envenena a sus espíritus en las escuelas comunistas.

Termina la revista preguntando: "¿Por qué son tan tímidos los profesores, en su
obligación de inmiscuirse' en la vida de esas familias cuyos hijos son idiotizados por la
religión?"

Esta "Revista de los Profesores" también relata lo sucedido durante el juicio seguido en
contra de los miembros de la iglesia; que bautizaron secretamente a los convertidos. "Los
jóvenes creyentes citados como testigos, se portaron en forma prepotente y desafiante en la
corte comunista. Su comportamiento fue fanáticamente violento. Las jóvenes que asistían al
juicio observaban llenas de admiraci6n a los acusados, a la par que mostraban su desprecio
por el público ateo presente."

Los miembros de la Iglesia Subterránea han, arriesgado; prisión y golpes para exigir
mayor libertad religiosa frente al: cuartel general del Partido Comunista en Rusia.

Tenemos en nuestro poder un documento secreto emanado del Comité "Ilegal" de las
Iglesias Evangélicas Bautistas de la Unión Soviética que contradice y rechaza lo expresado en
“Vida Soviética de Hoy”, (No. 6, 1963), por la “Unión Bautista”, organismo controlado por
los comunistas y dirigida por el traidor Karev, en el que se alaba la “humanidad” de los
asesinos en masa de cristianos y se desfigura y agranda la mal llamada “libertad religiosa” en
ese país. Este documento; ha sido enviado de contrabando al occidente, por medio del canales
secretos.

En este documento se da cuenta de otra heroica demostración pública, efectuada esta


vez en Moscú mismo.

Traduzco del Manifiesto:


Comunicado urgente.
“Amados hermanos y hermanas. Sea con ustedes las bendiciones y la paz de Dios
nuestro Señor Jesucristo.
“Deseamos informarles que quinientos delegados. de las iglesias cristianas bautistas,
que viajaron a Moscú el 16 de mayo de 1966 con el objeto de intervenir ante los organismos
centrales del poder, se dirigieron a la Casa del Comité Central del Partido Comunista de la
Unión Soviética Socialista, pidiendo ser recibidos y escuchados .
“Entregamos una petición que iba dirigida al Secretario General, Brezhnev.”

Se dice también en el Manifiesto que estos quinientos representantes permanecieron


todo el día ante el edificio. Era la primera demostración anti-comunista llevada a cabo en
Moscú, y fue hecha por la delegación de la Iglesia Subterránea. Al atardecer presentaron una
segunda petición a Brezhnev en la cual se quejaban de que un cierto “camarada” Stroganov
rehusó transmitir la petición a Brezhnev y los amenazó.

Los quinientos delegados permanecieron en la calle toda la noche. A cada rato pasaban
automóviles, con el fin de salpicarlos de barro y lodo y para insultarlos., A pesar de la lluvia y
los insultos, permanecieron en su lugar frente al edificio del partido comunista hasta el
amanecer.

Al día siguiente, los quinientos delegados fueron invitados a entrar al edificio, para
entrevistarse con algunas autoridades comunistas de menor jerarquía, pero, “sabiendo que
otros creyentes que habían sido invitados por las autoridades a entrar en algún edificio, a
menudo eran golpeados si no había testigos presentes, la delegación rechazó de plano la
invitación y continuaron aguardando hasta ser recibidos por Brezhnev.”

Entonces sucedió lo inevitable. A las 13.45 llegaron veintiocho autobuses llenos de


policías que iniciaron una brutal represión contra los creyentes. “Formamos un círculo
tomados de las manos, y empezamos a cantar el himno: Los mejores días de nuestras vidas
son los días en que podemos cargar la cruz. Los hombres de policía secreta empezaron a
golpear a viejos y jóvenes, sin piedad. Sacaban a los hombres de la fila y los golpeaban la cara
y la cabeza y luego los tiraban a la calzada. A algunos hermanos los arrastraron por los
cabellos para meterlos en los autobuses. Si alguno trataba de escaparse era golpeado hasta
quedar sin sentido. Después que los vehículos estuvieron repletos de cristianos, se dirigieron a
un lugar desconocido. Los cantos de nuestros hermanos y hermanas se escuchaban desde los
autobuses. Todo esto sucedió ante la vista de una multitud de personas.”

Ahora continúa algo más hermoso. Después que los quinientos fueron arrestados y
seguramente torturados, el hermano G. Vins y otro dirigente, el hermano Horev (los reales
pastores del rebaño de Cristo), todavía tuvieron el valor de llegar hasta el Comité Central del
Partido Comunista -tal como después del arresto de Juan el Bautista, Jesús empezó su
predicación pública en el mismo lugar y con las mismas palabras por las cuales Juan el
Bautista fue arrestado: "Arrepentíos, porque el reino de los cielos está cerca" (Mateo 4:17).

Vins y Horev solicitaron saber dónde se encontraba la delegación que había sido
arrestada, y demandaron se les pusiera en libertad. Estos dos valientes cristianos
desaparecieron del mundo. Después supimos que habían sido llevados a la cárcel
Lefortovskia.

¿Estaban atemorizados estos cristianos de la Iglesia Subterránea? ¡No!, inmediatamente,


y arriesgando su libertad, otros hermanos se pusieron en campaña para publicar este mani-
fiesto que tenemos frente a nosotros, que cuenta la historia de lo sucedido, expresando, que
“porque a vosotros os es concedido a causa de Cristo, no sólo que creáis en El, sino que
también padezcáis por El” (Fil. 1: 29 ). Exhortan a los hermanos “a fin de que nadie se
inquiete por estas tribulaciones; porque vosotros mismos sabéis que para esto hemos venido
puestos” (la. Tes. 3;3). También citan Hebreos 12:2 piden a los creyentes “que pongan los
ojos en Jesús, el autor y consumador de le fe, el cual, por el gozo puesto delante de El, sufrió
la cruz, menospreciando el oprobio.”

La Iglesia Subterránea ha combatido abiertamente el envenenamiento ateo de la


juventud en Rostov, Moscú y en toda Rusia. Están combatiendo contra el veneno comunista y
contra los dirigentes traidores de la Iglesia Oficial, de quienes dicen en uno de sus manifiestos
secretos: “En nuestros días Satanás dicta y la “iglesia” acepta todas las decisiones que son
contrarias a los mandamientos de Dios” ( citado en Pravda Ukraini, 4 de octubre de 1966).

Pravda Vostoka dio publicidad al juicio seguido contra los hermanos Alexei Neverov,
Boris Garmashov y Axen Zubov, que organizaron grupos para escuchar el Evangelio transmi-
tido desde una emisora norteamericana. Captaban estos mensajes en cintas magnetofónicas
que luego circulaban entre los fieles. También fueron acusados de organizar reuniones
secretas de evangelización, bajo la forma de "excursiones" y "círculos artísticos". Así trabaja
la Iglesia Subterránea, tal como trabajaba la Iglesia Primitiva en las catacumbas de Roma.

Sovietskaia Moldavia, 15 de septiembre de 1966, se queja también de que la Iglesia


Subterránea imprime folletos en mime6grafo, para ser distribuidos. Se congregan en los lu-
gares públicos aunque la ley lo prohíbe y salen a dar testimonio de Cristo.

Este mismo diario dice que en un tren que iba de Reni a Chisinau, tres jóvenes y cuatro
niñas cantaron un himno cristiano llamado "Dediquemos nuestra juventud a Cristo". El
reportero dijo estar asqueado que estos creyentes de predican "en las calles, en las estaciones,
en trenes, autobuses incluso en edificios públicos." Esto es otra demostración de cómo la
Iglesia Subterránea trabaja hoy en Rusia.

Cuando en el juicio de estos cristianos se anunció la sentencia por el crimen de cantar


himnos cristianos, ellos cayeron de rodillas, diciendo: "Nos entregamos en las manos de Dios.
Te agradecemos, Señor, que Tú nos haya permitido sufrir por esta fe." Luego el público,
guiado por el "fanático" hermano Madan, comenzó a cantar en la sala del Tribunal el himno
por el cual sus hermanos acababan de ser sentenciados a prisión y torturas.

¡El primero de mayo, los cristianos de Copceag y Zaharovka, aldeas que carecen de
iglesias, organizaron en forma secreta un servicio en el bosque!

También organizaron reuniones disimuladas como "fiestas de cumpleaños" (Muchas


familias cristianas compuestas por cuatro o cinco miembros, celebran hasta treinta y cinco
cumpleaños por año para encubrir reuniones secretas).

Ni la prisión ni la tortura pueden amedrentar a los miembros de la Iglesia Subterránea.


Tal como sucedió con los primeros cristianos, la persecución sólo aumentó su dedicación.

Pravda Ukraini, del 4 de octubre de 1966, dijo del hermano Prokofiev -uno de los
dirigentes de la Iglesia Subterránea rusa- que ya ha cumplido tres sentencias de cárcel y que,
apenas recobra la libertad, comienza a organizar nuevas escuelas dominicales secretas. Ahora
ha sido arrestado de nuevo.

El escribió en un manifiesto secreto: "Al someterse a las ordenanzas humanas (se refiere
a las leyes comunistas), la iglesia oficial ha perdido la bendición de Dios."

Cuando escuchen hablar de un hermano condenado a pena de cárcel, no piensen que en


las prisiones rusas se vive igual que en las prisiones occidentales. Estar preso en ellas
significa hambre, tortura y lavado de cerebro.

Nauka i Religia (Ciencia y Religión), No. 9, de 1966, advierte que los cristianos
imprimen literatura evangélica en el interior de las tapas de Ogoniok -revista parecida a Look
o Time. Además reparten libros en cuya portada se puede ver Ana Karenina, la novela de
León Tolstoi, y dentro de ella hay ¡una porción de la Biblia!

También, para sus himnos usan la melodía de "La Internacional", pero sus versos
alaban ¡a Cristo! (Kazaksrtanskaia Pravda, 30 de junio de 1966).

En una carta secreta publicada en Kulunda (Siberia), los cristianos dicen que los
dirigentes oficiales de los "bautistas", "han destruido la iglesia y sus verdaderos servidores en
el mundo, de la misma manera que los sumos sacerdotes, escribas y fariseos entregaron a
Jesús a Pilato." Sin embargo, ¡la fiel Iglesia Subterránea sigue adelante!

¡La novia de Cristo continua sirviéndole! Los mismos comunistas admiten que tengo
razón cuando sostengo que la Iglesia Subterránea atrae comunistas a Cristo. ¡Pueden ser
ganados!

Bakinskii Rabochi. (El Obrero de Baku), 27 de abril de 1966, reprodujo una carta de
Tania Ciugunova (miembro de la Liga Juvenil Comunista) que fue ganado para Cristo. La
carta fue confiscada por las autoridades comunistas:

"Querida tía Nadia, te envío las bendiciones de nuestro amado Señor. Tía Nadia,
¡cuánto me ama! No somos nada delante de El. Tía Nadia, creo que tú entiendes estas pala-
bras: 'Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os
aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen'."

La confiscación de esta carta significó el arresto del hermano Peter Serebrennikov,


quien fue el instrumento de la conversión de Tania y otros jóvenes comunistas. El periódico
comunista cita de uno de sus sermones: "Nosotros debemos creer en nuestro Salvador, como
los primeros cristianos lo hicieron. Para nosotros, la ley principal es la Biblia. No
reconocemos otra cosa. Debemos apuramos para salvar a los hombres del pecado,
especialmente a la juventud." Cuando se le informó que la ley soviética prohíbe hablar de
Cristo a la juventud, respondió: "Para nosotros solamente a la Biblia es la ley"-, respuesta
muy normal donde una cruel dictadura atea gobierna el país.

Luego, el diario comunista describe un "cuadro salvaje": "Los jóvenes y las niñas cantan
himnos espirituales. Reciben el bautismo ritual y cumplen con las peligrosas y traidoras
enseñanzas de amar a nuestros enemigos."

Bakinskii Rabochi dice que muchos jóvenes y señoritas que pasan por miembros de la
Liga de Jóvenes Comunistas, son en realidad, ¡cristianos! Concluye el artículo con las
siguientes palabras: "Qué poco poder tendrá la escuela comunista, qué aburrida y falta de
luz... si delante de las propias narices de los indiferentes educadores, los pastores conquistan a
sus discípulos."

Kazaksrtanskaia Pravda, 30 de junio de 1966, se horrorizó al descubrir que el mejor


alumno, que tenía las más altas notas y calificaciones, ¡era un muchacho cristiano!

Kirgizkaia Pravda, 17 de enero de 1966, cita un párrafo de un panfleto cristiano,


dirigido a las madres cristianas: "Unamos nuestros esfuerzos y oraciones para poder dedicar a
Dios la vida de nuestros hijos, desde la cuna misma. ¡Salvemos a nuestros hijos de la
influencia mundana!" Estos esfuerzos se han visto coronados por el éxito. Los mismos diarios
comunistas lo testifican. El cristianismo avanza y progresa entre la juventud.

Un diario de Celiabinsk, Rusia, describe c6mo una señorita de la Liga de Jóvenes


Comunistas, llamada Nina, se hizo cristiana al asistir a una reunión secreta.

Sovietskaia Justitia, Nº. 9, 1966, describe una reunión semejante: "Se reúnen. a
medianoche. Escondidos, temerosos, desconfiando aun de sus propias sombras, acudía la
gente de todas partes. Los hermanos reunidos llegaron a una pieza oscura, de techo bajo.
Había tantos que no era posible arrodillarse. Debido a la falta de aire se apagó la llama de la
antigua lámpara de gas. El sudor corría por todos los rostros. Uno de los hermanos vigilaba en
la calle, por si llegaba la policía." Sin embargo, Nina dijo que en una reunión igual, había sido
recibida con abrazos, ternura y atenciones. "Ellos tienen, como yo tengo ahora, una fe grande
e iluminadora -una fe en Dios- El nos protege. ¡No importa que los kommosols que me
conocen, pasen cerca de mí, en la calle, sin querer reconocerme. ¡No importa que me
desprecien y que me lancen a la cara, cual bofetada, el término "bautista"! ¡Que lo hagan, no
los necesito!"

Así también, otros jóvenes comunistas, como ella, han tomado la decisión de servir a
Cristo hasta el fin.

Kazakstanskaia Pravda, del 18 de agosto de 1967, describe el juicio de los hermanos


Klassen, Bondar y Teleghin. No se nos dice cuál fue la sentencia que se les dio, pero sí cuál
había sido su "crimen". Habían enseñado a niños acerca de Cristo.

Sovietskaia Kirghzia del 15 de junio de 1967, se queja de que los cristianos "provocan
la aplicación de medidas administrativas contra ellos." Así las inocentes autoridades comu-
nistas, siendo continuamente provocadas por estos obstinados cristianos a arrestarlos, acaban
de hacerlo con otro grupo de ellos. Su "crimen" fue tener una imprenta ilegal y seis aparatos
para encuadernar libros, con los cuales imprimían literatura cristiana.

Pravda, del 21 de febrero de 1968, informa que miles de mujeres y muchachas fueron
descubiertas usando cintas y cinturones sobre los cuales había impresos versículos bíblicos y
oraciones. Las autoridades investigaron y descubrieron que la persona responsable de lanzar
esta nueva moda (que yo recomendaría también en el occidente) era nada menos que un
miembro cristiano de la policía comunista, el hermano Stasiuk de Liubertz. El periódico luego
anuncia su arresto.
Las respuestas que dan los cristianos de la Iglesia Subterránea, cuando deben prestar
declaraciones en las cortes comunistas, son de clara inspiración divina. Un juez preguntó:
"¿Por qué Ud. intentaba atraer gente a su secta, que está prohibida?" Una hermana cristiana le
respondió: "Nuestra meta es ganar el mundo entero para Cristo."

"Su religión es anti-cientiflca", increpó el juez, en otra prueba, a una señorita acusada -
una estudiante-, a lo que ella respondió: "¿Sabe Ud. más sobre ciencia que Einstein y
Newton? Ellos eran creyentes. Nuestro universo lleva el nombre de Einstein. En el colegio me
han enseñado que se llama Universo Einsteniano. Einstein escribe: 'Si pudiera purificar al
judaísmo de los profetas y enseñar el cristianismo como lo enseñó Jesús, de lo que siguió
después, especialmente el clericalismo, tendríamos una religión que salvaría al mundo de toda
perversidad social. Es sagrado deber de todo hombre predicar esta religión hasta lograr el
triunfo. Y recuerde Ud., por otra parte, a nuestro gran filósofo Pavlov …¿no dicen nuestros
propios libros que él era cristiano? Aun Marx, en el Prefacio a su libro 'El Capital', dijo: 'El
cristianismo, especialmente, el protestantismo, es la religión ideal para reformar los caracteres
que han sido destruidos por el pecado'. Mi carácter fue destruido por el pecado. Marx me
enseñó a convertirme en cristiana, para recobrarlo. ¿Cómo pueden ustedes, los marxistas,
juzgarme por esto?"

Es fácil comprender por qué él juez no supo qué contestar. A esta misma acusación de
tener una religión anti-científica, otro cristiano contestó a sus jueces: "Estoy seguro que usted
no es tan gran científico que pueda compararse a Simpson, descubridor del cloroformo y
muchas otras medicinas. El, cuando se le preguntó cuál era su mayor descubrimiento,
contestó: 'No fue el cloroformo. Mi mayor descubrimiento fue reconocer que soy pecador y
que podía ser salvo por la gracia de Dios',"

La vida, el sacrificio personal y la sangre que están dispuestos a derramar por su fe, es
el mejor argumento que puede presentar la Iglesia Subterránea para defender su fe. Forma lo
que el renombrado misionero en Mrica, Alberto Schweizer llamó "la sagrada cofradía de los
que llevan el estigma del dolor." Cofradía a la que pertenecía Jesús, Varón de dolores. La
Iglesia Subterránea está unida a su Salvador por un lazo de amor, y ese mismo lazo une a los
miembros de la iglesia. No hay fuerza en el mundo que pueda derrotarlos.

En una carta, que fue enviada de contrabando, la Iglesia Subterránea sostiene: "No
oramos para poder ser mejores cristianos, sino para ser la única clase de cristianos válidos
ante Dios; cristianos igual a Cristo, esto es, cristianos capaces de cargar la cruz, por la
gloria de Dios."

Con la sapiencia de las serpientes, de acuerdo a las enseñanzas de Jesús, los cristianos
se niegan a dar los nombres de sus dirigentes, cuando se les interroga al respecto.

Pravda Vostoka (La Verdad del Este), 15 de enero de 1966, nos cuenta cómo la acusada
María Sevciuk, al serle preguntado quién la había convertido, contestó: "Dios me atrajo hacia
su congregación." A otra pregunta, "¿Quién es su dirigente?", contestó: "No tenemos ningún
dirigente humano."

Se le preguntó a un grupo de niños: "¿Quién les enseñ6 a que renunciaran a los Pioneros
y se sacaran la corbata roja?" Respondieron: "Lo hemos hecho por nuestra propia voluntad;
nadie nos ha enseñado."
Aunque en algunos lugares es posible ver la "cima" del témpano, en otros lugares, los
cristianos practican el autobautismo, para evitar el encarcelamiento de sus dirigentes. En
algunas partes se bautiza en los ríos. Tanto el bautizado como el bautizador llevan máscaras
en sus rostros, para evitar ser fotografiados.

Uchitelskaia Gazeta, del 30 de enero de 1964, describe una conferencia atea, en la aldea
de Veronin, del distrito Volnecino-Korkii. Tan pronto terminó de hablar el conferencista. "los
creyentes rebatieron sus enseñanzas, con palabras y preguntas capciosas", a las que el hombre
no supo responder. Les preguntaron: "¿De dónde sacan, ustedes los comunistas, los principios
morales de que tanto hacen alarde -pero que no practican, tales como "no robar y no matar"?"
A renglón seguido le demostraron que tales enseñanzas se encuentran en la Biblia, tan
despreciada por los comunistas. El conferencista se turbó, y la reunión terminó con una clara
victoria para los cristianos.

Crece la persecución hacia la iglesia subterránea

Los cristianos de la Iglesia Subterránea hoy sufren más que nunca. En la Rusia de hoy
se persigue a todas las religiones. Para los cristianos es muy doloroso saber de las opresiones
a que se someten en los países comunistas a los judíos. No obstante, el objetivo principal del
ataque es la Iglesia Subterránea. La Prensa Soviética habla de una ola de arrestos en masa,
con los consiguientes juicios y sentencias condenatorias. En cierto lugar, ochenta y dos
cristianos fueron internados en un manicomio. Veinticuatro de ellos murieron a los pocos
días, por "exceso de oraciones." ¿Desde cuándo las oraciones matan? ¿Pueden Uds.
imaginarse los padecimientos que debieron soportar?

El peor sufrimiento a que se les somete es que si se les sorprende enseñando a sus hijos
sobre Cristo, éstos le son quitados para toda la vida, y no tienen, siquiera, el derecho de
visitarlos.

La Unión Soviética firmó la Declaración de las Naciones Unidas contra "la


discriminación en materia de educación", que estipula: "Los padres deben tener el derecho de
asegurar la educación moral y religiosa de sus hijos de acuerdo a sus propias convicciones."
El traidor Karev, dirigente de la Unión Bautista Oficial en la Unión Soviética, hablando de lo
antedicho, aseguro que en Rusia esto es una realidad… ¡Y los ingenuos lo creen! -Ahora,
escuchen lo que dice la Prensa Soviética.

Sowjetskaia Russia, del 4 de junio de 1963, relata el caso de la bautista Markrinkowa, a


quien le quitaron sus seis hijos porque les enseñó la fe cristiana y les prohibió usar la corbata
roja de los Pioneros.

Cuando escuchó la sentencia, dijo solamente: "Sufro por la fe." Es su obligación pagar
por el mantenimiento de los niños que le fueron quitados. Ahora son paulatinamente
envenenados con la doctrina atea. ¡Madres cristianas, imaginen su agonía!

Ucitelskaia Gazeta nos cuenta que lo mismo le sucedió a Ignatii Mullin y a su esposa.
El juez le ordenó que abandonara su fe. Les dijo: "Escojan entre Dios y su hija. ¿Escogen a
Dios?" El padre respondió: "No renunciaré a mi fe."
Pablo dice: “Todas las cosas obran para bien...” He visto a niños que fueron criados
como cristianos, arrebatados a sus padres y colocados en escuelas comunistas. ¡En vez de
convertirse en ateos, esos niños enseñaban su fe a los demás! La Biblia dice que, quien ama a
sus hijos más que a El, no es digno de El. Estas palabras tienen gran significado detrás de la
Cortina de Hierro.

Traten de estar una semana sin ver a sus hijos, y entonces conocerán los sufrimientos de
nuestros hermanos en Rusia.

Seria injusto hablar solamente de la Iglesia Subterránea Protestante. Los cristianos


ortodoxos en la Rusia de hoy están totalmente cambiados. Millones de ellos han estado en la
cárcel. Allí no tenían rosarios, crucifijos, imágenes, incienso ní velas. Los laicos no contaban,
ni siquiera con un sacerdote ordenado. Los sacerdotes no tenían sotanas, pan de trigo ni vino
de consagrar. No poseían santos, óleos, ni libros de oraciones preparadas para leer. Por todo
esto, descubrieron cómo prescindir de esos objetos, dirigiéndose directamente a Dios por
medio de la oración. Empezaron a orar y Dios les envió su Espíritu Santo. Un auténtico
despertar espiritual, muy parecido al cristianismo fundamental, está invadiendo a los
ortodoxos en Rusia.

Sucede así en Rusia, al igual que en los países satélites.

Hay una Iglesia. Subterránea Ortodoxa, que en realidad es evangélica, fundamental y


que está muy cerca de Dios, manteniendo solamente por la fuerza de la costumbre un poco del
ritual ortodoxo. Esta Iglesia Ortodoxa Subterránea también ha dado grandes mártires. ¿Quién
podría decir dónde se encuentra ahora el anciano arzobispo Yermogen, de Kalgua?, El os6
protestar contra la pérfida colaboración entre el Patriarcado y el gobierno comunista ateo.

¡Cincuenta años de gobierno comunista! Y la prensa rusa está llena de comentarios


sobre la Iglesia Subterránea y de sus triunfos. Pasa a través de indecibles injusticias, no
obstante, permanece fiel... ¡Y crece!

Nosotros los rumanos hemos sembrado la semilla con nuestro trabajo subterráneo
dentro del ejército ruso. Así también lo han hecho otros dentro de la misma Rusia y en países
invadidos por ellos. ¡La semilla ha dado fruto!

¡El mundo comunista puede ser ganado para Cristo! Los comunistas pueden convertirse
en cristianos. También pueden convertir y liberar a los que son oprimidos por ellos, si
nosotros vamos en su ayuda.

La prueba de que estoy en lo cierto es el auge que ha tomado la Iglesia Subterránea


dentro de la Unión Soviética, en China y en casi todos los países comunistas.

Para mostrar a ustedes el noble comportamiento de nuestros hermanos cristianos bajo


circunstancias terribles, cito a continuaci6n algunas cartas enviadas desde Rusia. Las últimas
nos llegaron desde prisiones de aquel país.

Cómo Varia, una joven comunista, encuentra a Cristo, testifica y llega a ser
condenada a trabajos forzados

Las primeras tres cartas son de María, la joven cristiana que llevó a Varia a Cristo.

PRIMERA CARTA:

"…sigo viviendo aquí. Todos me quieren mucho. También soy amiga de un miembro de
la célula local del Komsomol (Liga Juvenil Comunista). Ella me dijo: 'No comprendo la clase
de persona que eres. Aquí muchos te insultan y te dañan, pero todavía, tú los amas'. Le
contesté que Dios nos ha enseñado a amar a todos; no sólo a los amigos, sino también a los
enemigos. Tiempo atrás, esta joven me hizo mucho daño, pero oré por ella de manera
especial. Cuando me preguntó si acaso también la amaba a ella, la abracé y las dos nos
pusimos a llorar. Ahora oramos juntas.
“Por favor, ora por ella. Su nombre es Varia.
“Cuando escuchas a aquellos que ruidosamente niegan a Dios, parece que realmente lo
creen. No obstante, la vida muestra que muchos de ellos, aunque 'blasfeman con sus labios,
en sus corazones sienten una angustia tan grande que puedes oír los lamentos de sus
corazones.... Esos hombres buscan algo, y desean cubrir su vacío interior con su impiedad.
“Tu hermana en Cristo, María.”

SEGUNDA CARTA:

“En mi carta anterior te escribí acerca de Varia, la joven atea. Ahora me apresuro a
contarte a ti y a mis amados, de nuestra gran alegría: Varia recibió a Jesús como su
Salvador personal, testificando públicamente ante todos.
“Cuando creyó en Cristo y supo de la dicha de la salvación, ella al mismo tiempo sintió
gran pena. Le dolía haber propagado que no había Dios. Ahora está decidida a expiar su
culpa.
“Cuando fuimos junto con Varia a la reunión atea, aunque le advertí el peligro de la
indiscreción, fue inútil. Varia insistió en ir y yo la acompañé, para tratar de evitar un
incidente. Después que se cantó el himno comunista (ella no participó en el canto), avanzó
hasta colocarse delante de la asamblea. Con mucho valor y sentimiento testificó ante todos
los allí reunidos, declarando que Cristo era su Salvador, y al mismo tiempo pidió perdón a
sus camaradas por haber tenido cerrados sus ojos espirituales hasta ese momento, y no ver
que ella misma iba a la perdición y estaba conduciendo a otros a ese mismo destino. Les
pidió que renunciaran a sus vidas pecadoras y que acudieran a Cristo.
“Todos permanecieron en silencio y nadie se atrevió a interrumpirla. Al terminar de
hablar, cantó, con su maravillosa voz, el himno cristiano: 'No me avergüenzo de proclamar al
Cristo que murió por defender Sus mandamientos y el poder de Su cruz'.
“Después que terminó el himno... fue arrestada.
“Hoy estamos a 9 de mayo, no sabemos nada de ella, pero si estamos seguros que Dios
puede salvarla. ¡Oremos!
“Tu María.”

TERCERA CARTA:

“Ayer, 2 de agosto, pude conversar en la prisión, con nuestra querida Varia. Mi


corazón sangra cuando pienso en ella. Es que es tan joven. Tiene solamente diecinueve años.
Así también, como creyente en el Señor, es sólo un bebé espiritual. Pero ama al Señor de todo
corazón y ha seguido el camino más difícil. La pobre niña está hambrienta. Cuando supimos
que estaba en la cárcel, comenzamos a enviarle paquetes, pero sólo recibía un poco de lo que
le enviábamos.
“Cuando la vi ayer, estaba delgada, pálida y arruinada. Sólo los ojos le brillaban con
la paz de Dios y con una alegría extraterrenal.
“Sí, mis amados, aquéllos que no han tenido la experiencia de la maravillosa paz de
Cristo, no puedan entenderlo… pero, cuán felices son los que tienen esta paz. Para nosotros,
que estamos en Cristo, no debiera haber ni sufrimientos ni frustraciones que nos detuvieran.
“A través de las rejas le pregunté: '¿Varia, no estás arrepentida de lo que hiciste?' 'No',
me contestó. 'Y si me libertaran, volvería a ese lugar para hablarles del gran amor de Cristo.
Estoy muy gozosa de haber sido elegida por el Señor, para sufrir en su Nombre'.
“Les ruego con todo fervor, oren por ella, en forma muy especial. Probablemente la
enviarán a Siberia. Le han quitado sus ropas y demás pertenencias. Se ha quedado sin nada
excepto lo puesto. No tiene familiares, y debemos proporcionarle las cosas más esenciales.
Puse aparte la última remesa que me mandaron. Si fuese deportada, se le entregaré. Creo
que Dios le concederá fuerza y valor para soportar las penalidades futuras. ¡Que Dios la
guarde!
“Tu María."

CUARTA CARTA:

“Querida María: Por fin puedo escribirte. Llegamos sin novedad a.... Nuestro
campamento queda a 10 millas de la ciudad. No puedo describir nuestra vida aquí, en fin, tú
la conoces; solamente quiero contarte algo de mí misma. Le doy gracias a Dios por darme
salud y por poder trabajar. Yo y la hermana "X" fuimos designadas para trabajar en el taller.
Trabajamos con las máquinas. El trabajo es difícil y la salud de la hermana "X" es mala. Yo
debo hacer el trabajo de las dos. Termino el mío y luego le ayudo. Trabajamos de doce a
trece horas diarias. Nuestro alimento, al igual que el tuyo, es muy escaso. Pero no es sobre
esto lo que deseo escribirte.
“Mi corazón alaba y da gracias al Señor, porque por intermedio tuyo me mostró el
camino de la salvación. Ahora: estando en este camino, mi vida tiene un objetivo; sé a dónde
voy y por quién sufro. Siento deseos de testificar a todo el mundo sobre la alegría de la
salvación que tengo en mi corazón. '¿Quién nos separará del amor de Cristo?' ¡Nadie ni
nada! Ni la cárcel, ni el sufrimiento. Los sufrimientos que Dios nos envía, sólo nos fortalecen
más y más en nuestra fe en El. Mi corazón está tan rebozante de la gracia de Dios! En el
trabajo me insultan y castigan, dándome trabajo extra, porque no puedo callar lo que el
Señor ha hecho por mí. Me ha convertido en un nuevo ser; en una nueva criatura, a mí, que
estaba en el camino de la perdición. ¿Puedo callar después de esto? i No, nunca! Mientras
mis labios puedan formular palabras, testificaré por El a todos y contaré a todos su amor por
mí.
“Camino al campamento nos encontramos con muchos hermanos y hermanas en
Cristo. Qué extraño es, pero parece que el Espíritu Santo nos avisa cuando estamos delante
de los hijos de Dios, apenas los vemos! No es necesario hablar, desde el primer momento nos
conocemos.
“Cuando nos conducían a este lugar, una mujer, en una estación, nos dio comida y nos
dijo dos palabras: 'Dios vive'.
“La primera noche que llegamos aquí (era muy tarde), nos llevaron a unos galpones
bajo tierra. Saludamos a los que allí se encontraban, con las palabras: 'La paz sea con voso-
tros'. Con mucha alegría de nuestra parte escuchamos salir de todos los rincones la
respuesta: 'Les recibimos en paz'... Desde ese instante, sentíamos que estábamos en familia.
“Sí. Así era en realidad. Aquí hay muchas personas que tienen a Cristo en sus
corazones, como su Salvador personal. Más de la mitad de los presos son creyentes. Entre
nosotros hay muy buenos cantantes y predicadores del Evangelio. En la noche, cuando nos
reunimos después de la jornada de dura labor, qué hermoso resulta poder orar juntos, a los
pies de nuestro Salvador. ¡En Cristo hay libertad en todo lugar! He aprendido aquí muchos
hermosos himnos espirituales, y todos los días Dios me da más y más de Su Palabra. A los 19
años, por primera vez en mi vida, celebré el nacimiento de Jesús. ¡Jamás olvidaré esa
hermosa fiesta! Tuvimos que trabajar todo el día. No obstante, algunos de nuestros hermanos
lograron llegar hasta el río. Rompieron el hielo y prepararon el lugar donde durante la
noche--de acuerdo 'a la Palabra de Dios-siete hermanos y yo fuimos 'bautizados. ¡Oh, qué
feliz soy y cómo me gustaría que tú, María, estuvieras conmigo, para que así te pudiera dar
amor, donde antes te daba odio, y así expiar en parte el daño que te hice! Pero Dios nos ha
colocado a cada una en un lugar especial y debemos estar firmes donde Dios nos puso. Te
ruego saludes a toda la familia de Dios. Dios recompensará tu trabajo entre ellos, como me
ha recompensado a mí también. Lee Hebreos 12:1-3.
“Todos nuestros hermanos te saludan y se regocijan de que tu fe en Dios sea tan
inquebrantable y que dentro de tus sufrimientos tengas sólo alabanzas para El. Si escribes a
otros hermanos, dales nuestros saludos.
“Tuya, Varia.”

QUINTA CARTA:

“Querida María: Por fin encontré la oportunidad para escribirte unas pocas líneas. Te
puedo contar, querida, que con la gracia de Dios, la hermana "X" y yo gozamos de buena
salud y estamos bien. Ahora estamos en… Nos mandan a … donde permaneceremos.
“Agradezco tu maternal preocupación por mí. Recibimos todo lo que nos enviaste. Te
agradezco aún más el más valioso de tus regalos: la Biblia. Gracias a todos y cuando les
escribas, te ruego les des las gracias por todo lo que han hecho por mí y les transmitas mis
saludos.
“Desde que el Señor me reveló el misterio de Su sagrado amor, me considero la
persona más feliz del mundo. Las persecuciones de que soy objeto las considero como una
gracia especial.
“Estoy feliz porque desde los primeros días de mi conversión el Señor me encontró
digna de sufrir por El. Oren por mí, para que así pueda permanecer fiel al Señor hasta el fin.
“¡Que el Señor los proteja y les dé fuerzas para la sagrada batalla!
“La hermana "X" y yo los besamos a todos. Cuando estemos en... tal vez tengamos
oportunidad de escribirles de nuevo. No se preocupen por nosotros. Estamos felices y
jubilosas porque nuestra recompensa en el cielo es grande. Mateo 5:11-12.
“Tu Varia.”

Esta es la última carta de Varia, la jovencita comunista que encontró a Cristo; testificó
por El y fue condenada a trabajos forzados. No se supo más de ella, pero su gran amor y
testimonio por Cristo, nos muestra la belleza espiritual de la leal y sufrida Iglesia Subterránea
dentro de ese tercio del mundo que se encuentra bajo la dictadura comunista.
CAPITULO SIETE.

COMO LOS CRISTIANOS DE OCCIDENTE PUEDEN


AYUDAR

Mi mensaje para ustedes, de parte de la Iglesia Subterránea.

He sido llamado "la voz de la Iglesia Subterránea". No me siento merecedor de ser


llamado la voz de tan honorable parte del cuerpo de Cristo. Sin embargo, en tierras
comunistas fui dirigente de una parte de la Iglesia Subterránea. Por un milagro pude soportar
y sobrevivir catorce años de prisión y torturas, incluyendo dos años en una celda especial para
los que se considera que están moribundos. Por otro milagro aun más grande, Dios
inexplicablemente me sacó de la prisión y me hizo llegar al Occidente para hablar a los de la
Iglesia Libre.

Hablo en nombre de mis hermanos, que yacen en innumerables e ignoradas tumbas.


Hablo también por mis hermanos, que se reúnen en forma secreta en bosques, sótanos,
desvanes y otros lugares semejantes.

La Iglesia Subterránea de Rumania acordó sacarme del país y enviar conmigo un


mensaje a los cristianos libres del mundo. Por un milagro logré salir y pude llegar hasta aquí,
para cumplir el encargo que me encomendaron los que permanecen allí trabajando, sufriendo,
arriesgando sus vidas y muriendo en tierras comunistas.

El mensaje que traigo de la Iglesia Subterránea es:

"¡No nos abandonen!"


"¡No nos olviden!"
"¡No nos borren de sus mentes!"
"Dénnos las herramientas que necesitamos. Estamos dispuestos a pagar el precio que
signifique usarlas '"

Hablo en nombre de la Iglesia silenciada, la Iglesia Subterránea, la Iglesia "muda", que


no tiene voz para gritar.

Escuchen las voces de sus hermanos y hermanas en tierras comunistas. Ellos no piden
nada para huir, o para gozar de seguridad o una vida fácil. Piden solamente los medios para
contrarrestar el progresivo envenenamiento de la juventud la próxima generaci6n-con
ateísmo. Piden Biblias para poder sembrar con ellas la Palabra de Dios. ¿Cómo pueden
sembrarla si no la tienen?

La Iglesia Subterránea se parece a un cirujano que iba en un tren. El tren chocó con otro
y cientos de personas quedaron tendidas en el suelo, heridas y agonizantes. El cirujano se
paseaba entre los moribundos diciendo: "¡Si al menos tuviera mis instrumentos!"... "¡Si solo
tuviera mis instrumentos!" Por supuesto que con sus instrumentos quirúrgicos podría haber
salvado muchas vidas. Tenía deseos... pero no tenía con qué intervenir. Esto mismo es lo que
le sucede a la Iglesia Subterránea. Está tan dispuesta a darlo todo. ¡Está tan dispuesta a dar
mártires! ¡Está pronta a arriesgar muchos, muchos años en prisiones comunistas! Sin embargo
toda su buena voluntad no sirve de nada, si no tiene los medios para X llevar a cabo su labor.
El ruego de la fiel y valiente Iglesia; Subterránea, a ustedes que son libres, es: "¡Dénnos los
medios, -Nuevos Testamentos, Biblias, literatura, ayuda- y nosotros haremos el resto."

Cómo pueden ayudar los cristianos libres.

Todo cristiano libre nos puede prestar ayuda inmediata, en .las siguientes formas:

Los ateos son personas que no reconocen los orígenes invisibles de sus vidas. No
sienten el misterio de la vida ni del universo. La mejor forma en que los cristianos pueden
ayudar es guiarse ellos mismos no por vista sino por fe, y llevando una vida de comuni6n con
el Dios invisible.

Nos pueden ayudar viviendo una vida cristiana consistente, una vida de sacrificios. Nos
pueden ayudar protestando públicamente cada vez que se persigue a los cristianos.

Los cristianos occidentales nos pueden ayudar pidiendo por la salvación de los
comunistas. Orar por esto les puede parecer ingenuo. Nosotros orábamos por ellos y al día
siguiente nos torturaban peor que antes de orar. También la oración del Señor en Jerusalén fue
ingenua, pues lo crucificaron después de la oraci6n, pero pasados algunos días se golpeaban el
pecho, y más de cinco mil se convirtieron en un día. Para los otros, tampoco se perdi6 la
oraci6n. Cualquier oración que no es aceptada por aquel por quien se intercede, vuelve a ti,
envuelta en bendiciones y se convierte en maldición para el que no la aceptó. Cumpliendo la
palabra de Cristo, yo y muchos otros cristianos orábamos continuamente por Hitler y sus
hombres. Ahora estoy seguro que nuestras oraciones ayudaron a derrotarlo, tanto como las
balas de los soldados aliados.

Debemos amar a nuestros semejantes como a nosotros mismos. Los comunistas son
nuestros semejantes tanto como son los demás.

Los comunistas son el resultado de nuestro incumplimiento de las palabras de Cristo,


que dijo: "He venido para dar vida, y vida en abundancia." Todavía los cristianos no han dado
vida abundante a todos. Han dado de lado a muchos que no han obtenido lo mejor de esta
vida. Estos se han rebelado y constituyen el partido comunista. Ellos a menudo son víctimas
de las injusticias sociales. Ahora están amargados y son crueles. Tenemos que combatirlos.
Pero los cristianos, aunque luchen contra un enemigo, lo comprenden y lo aman.

Somos culpables por el hecho que algunos sean comunistas. Somos culpables de
negligencia en nuestra labor. Debemos expiarla amándolos (esto es algo completamente
distinto a tener simpatía por ellos) y orar por ellos.

No soy tan ingenuo como para creer que solo el amor puede solucionar el problema de
los comunistas. No recomendaría a las autoridades de un Estado que, para solucionar el
problema del gangsterismo usaran solo amor. Tiene que haber una fuerza policial, jueces y
prisiones para los pandilleros; y no solamente pastores. Si los gangsters no se arrepienten,
deber ir a prisión. Jamás usaría el término "amor cristiano" para contrarrestar la lucha política,
económica o cultural contra el comunismo, sabiendo que no son más que bandidos en una
escala internacional. Los gangsters cometen delitos, robando carteras; los comunistas roban
países enteros. Sin embargo, el pastor y el cristiano individual tiene que hacer todo lo posible
por convertir al comunista, cualquiera que sea su crimen, como también a sus inocentes
víctimas. Tienen que orar por ellos con comprensión.

Urgentemente se necesitan Biblias, Nuevos Testamentos y Evangelios

En segundo lugar, los cristianos libres nos pueden ayudar enviando Biblias y porciones
de ella. Existen medios para poder introducirlas en los países comunistas. Desde mi salida ya
he mandado muchas que han llegado sin problemas. Ciertamente hay maneras de enviarlas si
ustedes, los cristianos libres, las proveen para los hermanos de la Iglesia Subterránea. Cuando
todavía estaba en Rumanía, personalmente recibí muchas Biblias enviadas por ciertos medios.
No faltan medios para mandarles, siempre que ustedes nos proporcionen con qué proveerlas.

Se necesitan con mucha urgencia. Miles de cristianos no han visto Biblias ni Evangelios
en los últimos veinte a cincuenta años, ya sea en Rusia o en sus países satélites.

Dos aldeanos muy sucios llegaron un día a mi casa. Habían venido de su aldea con el fin
de trabajar en las calles, limpiándolas de nieve. Pensaban trabajar durante todo el invierno,
porque querían juntar el dinero necesario para comprar una Biblia vieja y raída, a fin de poder
llevársela hasta su aldea. Como acababa de recibir Biblias desde los EE. UU., pude darles una
nueva. No podían creer lo que sus ojos veían. Trataron de pagarme con el dinero que habían
ganado. No acepté. Regresaron a su pueblo llevándose la Biblia. Algunos días después recibí
una carta de sincera y rebosante alegría, agradeciéndome por las Escrituras. ¡Estaba firmada
por treinta aldeanos! Habían cortado la Biblia cuidadosamente en treinta partes, que se
intercambiaban entre ellos.

Es patético escuchar a un ruso, cuando pide aunque sea una sola página de la Biblia.
Con ella alimenta su alma. Se sienten felices si pueden cambiar una vaca o una cabra por una
Biblia. Un hombre que conocí, cambió su anillo nupcial por un raído Nuevo Testamento.

Nuestros niños jamás han visto una tarjeta de Navidad. Si tuvieran una, todos los niños
de la aldea se juntarían y algún anciano podría explicarles algo del Niño Jesús y la Virgen
María, y de allí seguiría con la historia de Cristo y la salvación. Todo esto... ¡saldría de una
tarjeta de Navidad! Podemos enviarles Biblias, Nuevos Testamentos y literatura. Esta es una
de las maneras en que ustedes pueden hacer algo.

En tercer lugar, tenemos que imprimir y enviar literatura especial para neutralizar el
veneno ateo que se le da a la juventud, desde el kindergarten (o jardín de infantes) hasta la
universidad, Los comunistas prepararon "La Guía del Ateo", que es la "Biblia" de los ateos.
Se usan versiones elementales para los más pequeños, y a medida que éstos avanzan, se
emplean versiones más adelantadas de esta misma Guía. Esta "Biblia" diabólica acompaña al
joven a través de sus años de estudio, envenenando su alma con el ateísmo. El mundo
cristiano jamás ha impreso un libro para contrarrestar "La Guía del Ateo". Podemos y
tenemos que imprimir uno, con la respuesta cristiana a tales enseñanzas ateas. Debemos
hacerlo de inmediato, pues la Iglesia Subterránea no tiene material que entregar a la juventud
que ha estudiado en este libro venenoso. La Iglesia Subterránea tiene las manos atadas
mientras no tenga literatura especial y en los idiomas de los países dominados por el
comunismo.

Nuestra juventud envenenada tiene que tener una respuesta -¡la respuesta de Dios - la
respuesta cristiana - nuestra respuesta!- Esta es otra cosa en la cual pueden ayudamos,
colaborando a proveer esta literatura como la respuesta a "La Guía del Ateo" -literatura
ilustrada juvenil y Biblias para niños.

La cuarta cosa que tenemos que hacer es "unir las manos" con los miembros de la
Iglesia Subterránea y darles los medios financieros para viajar y trasladarse con el Evangelio,
evangelizando en forma personal. En este momento muchos están "inmovilizados" en sus
casas por falta de fondos necesarios para pasajes en tren, en autobuses, y para gastos de
alimentación mientras viajan. De esta manera están imposibilitados de llegar aun a las aldeas
a unos treinta o cuarenta kilómetros de distancia, de donde los llaman para que asistan a las
reuniones secretas. Dándoles algunos dólares al mes (10 a 20), podemos "desencadenarlos"
para que puedan responder a quienes los reclaman desde ciudades y aldeas distantes a fin de
que les lleven la Palabra de Dios.

Los antiguos pastores que han estado en la prisión por su fe, tienen un ardiente mensaje
evangélico, tienen un gran amor por las almas perdidas, pero no tienen los medios para llevar
el mensaje a ciudades y aldeas. Unos pocos dólares al mes les proporcionarían los medios.

Los laicos cristianos deben también ser ayudados. Siendo cristianos, apenas ganan lo
suficiente para poder subsistir, y no les queda ni un centavo para viajar de aldea en aldea y de
pueblo en pueblo llevando el Evangelio. Este es el "milagro" que unos pocos dólares al mes
harían por ellos.

Los pastores de la Iglesia Oficial, que también trabajan en secreto con gran riesgo,
igualmente necesitan de fondos que se les deben proporcionar secretamente para estos
propósitos. El "salario" que reciben del gobierno comunista es bajísimo. La buena voluntad de
estos pastores que arriesgan su libertad al desobedecer las órdenes del gobierno comunista,
predicando el evangelio a los niños, j6venes y adultos, en reuniones secretas, no es suficiente.
Deben tener los medios para poder proseguir su fructífera labor secreta.

Con 10 a 20 dó1ares mensuales ese miembro de la Iglesia Subterránea puede predicar el


Evangelio en un sector más amplio y efectivo. Esta es otra de las maneras en que ustedes
pueden ayudar.

También debemos transmitir el Evangelio por radio a los países comunistas. Por medio
de estaciones en el mundo libre podemos alimentar espiritualmente a la Iglesia Subterránea
que tanto necesita el Pan de Vida. Como el Gobierno comunista transmite su propaganda por
onda corta, millones de rusos y los de otros pueblos esclavizados tienen radios que recibirían
nuestras transmisiones. Las puertas están abiertas para que esta clase de transmisi6n llegue a
los oprimidos. Debemos aprovecharla y propagada. A toda costa la Iglesia Subterránea debe
recibir el alimento espiritual que estas transmisiones le pueden proporcionar. Esta es otra
manera de ayudar a la Iglesia Subterránea en los países comunistas.
La tragedia de las familias de los mártires cristianos

Debemos prestar ayuda a las familias de los mártires cristianos. Cientos de miles están
sufriendo en forma indescriptible y trágica. Cuando se arresta a un miembro de la Iglesia
Subterránea, su familia comienza a vivir un terrible drama. El gobierno considera ilegal el
prestarle ayuda. Esto lo hacen los comunistas con premeditaci6n, para agudizar los
sufrimientos de la esposa e hijos, que quedan abandonados. Cuando se encarcela a un
cristiano, las más de las veces esto significa tortura y muerte, aunque el sufrimiento apenas
empieza. Su familia vive en continuo sufrimiento. Puedo decir con seguridad y entera
franqueza que si las congregaciones de las iglesias cristianas en el mundo libre no nos
hubieran ayudado a mi familia y a mí, nunca habríamos podido sobrevivir. Yo no habría
podido llegar hasta ustedes para escribir estas palabras.

En estos momentos una nueva ola de terror y arrestos en masa, de cristianos, se ha


desencadenado en Rusia y otros países satélites. Cada día aparecen nuevos mártires. Aunque
van a su tumba, y de allí a recibir su recompensa, sus familias viven en horribles y trágicas
condiciones. Podemos y tenemos que ayudadas. Por supuesto, también debemos ayudar a los
hambrientos habitantes de India y de África. Sin embargo, ¿quiénes son más merecedores de
la ayuda cristiana que las familias de los mártires que han dado su vida por Cristo, o que han
sido torturados en las prisiones comunistas por defender su fe?

Desde mi liberaci6n, la Misi6n Cristiana Europea ha mandado ya mucha ayuda a las


familias de los mártires cristianos. Pero lo que se ha hecho hasta ahora es poco, comparado
con lo que podríamos hacer con la ayuda de ustedes, la de sus familias y la de sus amigos.

Como un miembro de la Iglesia Subterránea que ha sobrevivido y escapado, he traído


para ustedes este mensaje, un ruego, una petici6n de los hermanos que han quedado allá.

Me han mandado aquí con un mensaje para ustedes, Por un milagro logré sobrevivir
para entregarlo.

Les he contado la urgencia que existe de traer a Cristo al mundo comunista. También les
he contado lo urgente que es enviar ayuda a las familias de los mártires cristianos. Les he
mostrado la forma práctica en que ustedes pueden ayudar a la Iglesia Subterránea en su
misi6n de propagar el Evangelio. Evangelio.

Cuando me golpearon en las plantas de los pies, mi lengua lloraba. ¿Por qué lloraba mi
lengua? No había recibido los golpes. Lloraba porque lengua y pies son partes del mismo
cuerpo, y ustedes, cristianos libres, forman parte de ese cuerpo de Cristo, que es flagelado en
las prisiones comunistas, y que está dando ahora tantos mártires a Cristo.

¿No pueden sentir ustedes nuestro dolor?

¡Nuevamente ha resucitado la Iglesia Primitiva en toda su belleza, sacrificio y


dedicaci6n en todos los países comunistas!

Mientras nuestro Señor agonizaba en su oración en el jardín de Getsemaní, Pedro


Santiago y Juan estaban a poca distancia del lugar donde se gestaba el más grande drama de la
historia, pero estaban profundamente dormidos.
¿Qué parte le toca a usted en la ayuda a esta Iglesia Mártir?

Pregunte a su pastor y a su iglesia si acaso está haciendo algo para ayudar a sus
hermanos y hermanas tras la Cortina de Hierro.

Tras las murallas de la Cortina de Hierro está aconteciendo de nuevo el drama, coraje, y
martirio de la Iglesia Primitiva y la iglesia libre está dormida.

Nuestros hermanos allá, solos y sin ayuda de nadie, están librando las batallas más
importantes del siglo veinte, comparable sólo con el heroísmo, valor y dedicaci6n de la Iglesia
Primitiva. Y la Iglesia Libre duerme apática y ciega ante esa lucha y agonía, tal como dormían
Pedro, Santiago y Juan durante la agonía de nuestro Salvador.

¿Va usted a dormir, mientras que la Iglesia Subterránea, sus hermanos en Cristo, sufren
y luchan solos por el Evangelio?

¿Escuchará Ud. nuestro mensaje:

"¡Recuérdennos, ayúdennos!"
"¡No nos abandonen!"

He cumplido con mi prop6sito de entregar el mensaje la fiel y martirizada Iglesia


Subterránea, en los países comunistas-de sus hermanos y hermanas que están sufriendo con el
endeudado comunismo ateo.1

1
Nota del Editor. Richard Wurmbrand vivió para ver como el talón de acero cayó, como la URSS se desintegró,
como el evangelio es más fuerte y puede ser ahora predicado libremente en aquellos países que infectados por la
desgraciada y sangrienta doctrina comunista que tantos crímenes ha cometido y tantos mártires ha levantado
para clamar ¿Hasta cuando?. En 1989 cayó el ignominioso muro de Berlín, el llamado telón de acero, símbolo de
las prisiones que encerraron a los ciudadanos de los países que cayeron bajo el tiránico poder comunista. Fue el
principio del fin del bloque soviético. El 21 de Diciembre de 1991 la URSS dejó de existir. Detrás quedaban
unos países arruinados y más de 60 millones de personas asesinadas por el régimen desde que los comunistas
alcanzarán el poder en Rusia en 1917, para establecer “el paraíso del proletariado”, de los trabajadores, de la
justicia social y de todas las mentiras que pueden salir de la boca del padre de la mentira, Satanás.

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