Reforma Constitucional en Materia de Derechos Humanos-III DERECHO
Reforma Constitucional en Materia de Derechos Humanos-III DERECHO
Reforma Constitucional en Materia de Derechos Humanos-III DERECHO
Filial Chanchamayo
SISTEMA DE TUTORÍA UNIVERSITARIA
Para Postular que los derechos humanos se les reconocen por el ordenamiento jurídico. Ello solo
supone que el fundamento de los derechos no puede hallarse dentro del derecho, pero de
ninguna forma debe pretextarse para sostener que los derechos humanos no son derechos
positivos. No cambia la naturaleza jurídica de los derechos, en palabras simples lo que implica
esta transformación en el modo de concebir los derechos, desde un punto de vista, es que las
personas no le deben, reverencia, acatamiento, sumisión, sometimiento u obediencia alguna al
Estado porque les concede graciosamente sus derechos, sino que se sirven de las instituciones
estatales y del derecho que las crea, organiza y norma, para que se les reconozcan los derechos
por los que históricamente han luchado. Visto así, ese cambio de concepción puede contribuir al
más ambicioso cambio cultural de compromiso democrático que se persigue con la reforma
constitucional. El tercer aspecto relevante es distinguir entre los derechos humanos y sus
garantías. Tradicionalmente, tanto en el plano teórico como sobre todo en la práctica
jurisdiccional, se asoció tan estrechamente a los derechos con sus garantías que se instituyó
como creencia generalizada que en ausencia de las segundas no se contaba con los primeros. No
existía en realidad un derecho si a la par no se establecía una disposición que incorporara por
expreso obligaciones correlativas atribuidas a sujetos bien identificados, y más aún si ante el
eventual incumplimiento de aquellas se regulaban mecanismos para revertir su infracción. Solo
si las personas tenían a la mano dispositivos para exigir que se sancionara y reparara la
inobservancia de las obligaciones aparejadas a sus derechos podía hablarse con propiedad de
que eran titulares de tales derechos. Por supuesto, una visión como la descrita dejaba
tambaleante la fuerza normativa de nuestra Constitución Política así como la de los tratados
internacionales que reconocían derechos. Ello era así, aunque por lo general se guardaba
silencio al respecto, por cuanto únicamente se necesitaba de la comisión de legislación ordinaria
que desarrollara dichas obligaciones y garantías para hacer de papel a los derechos.
Exactamente eso fue lo que les sucedió a los derechos sociales por décadas. Cuando las
personas volteaban al texto constitucional y ahí leían que gozaban del derecho a un salario
digno, del derecho a la vivienda, del derecho a la salud o del derecho a un medio ambiente
adecuado, al demandar su respeto ante las autoridades encontraban como respuesta a sus
exigencias que en realidad esos derechos no eran tal cosa.
el cual por supuesto no se pretende Resolver en este breve espacio. No obstante, tampoco existe
impedimento para aventurar una alternativa de solución bastante sencilla. La propuesta consiste
en enfocar el problema desde su otro extremo. Si se repara en que también esa porción
normativa del artículo primero constitucional instituye como parámetros de validez al texto
constitucional junto con los textos de los tratados internacionales sobre derechos humanos,
haciendo explícita su máxima fuerza normativa, entonces se facilita una respuesta al dilema
esbozado. Se simplifica esta cuestión en tanto hoy no hay duda de que todas las disposiciones
normativas en nuestro sistema jurídico deben ajustarse a la Constitución y los tratados sobre
derechos humanos para conservar su validez.
Las que las dividen en negativas y positivas, de no hacer y de hacer. Respetar derechos
asegurando las condiciones mínimas para su disfrute efectivo no se contenta con no intervenir o
no interferir. Promover derechos impone abstenerse de establecer políticas públicas regresivas.
Proteger derechos frente a particulares implica no desentenderse de su respeto y garantía
escondiendo algunas de sus violaciones en ámbitos privados como si no fuera de interés público
combatirlas. Aquí vale la pena hacer un paréntesis, una de las inmediatas repercusiones de
entender este alcance de la incorporación de la obligación de proteger derechos frente a
particulares en el párrafo tercero del artículo primero constitucional consiste en quitar el velo,
en dejar de visibilizar la escandalosa violación,
Ejemplo
Del derecho a una vida libre de violencia, así como del derecho a no sufrir discriminación
alguna, a la par que los menos nuevos derechos laborales. Pero los ejemplos pueden
multiplicarse fácilmente, en cuanto a la defensa del derecho al medio ambiente o la del derecho
a recibir ideas e informaciones de toda índole. Dicho eso, inclusive la obligación de garantizar
no se conforma exclusivamente de obligaciones positivas o de hacer. Garantizar derechos, hoy
más que antes se requiere.
Derechos Humanos
Vale la pena recuperar algunos de los elementos clave de la reforma constitucional en materia
de derechos humanos, tomando en cuenta que va más allá del artículo 1º constitucional
1. Todas las personas son titulares de los derechos humanos contenidos en la Constitución y en
los tratados internacionales de los que México sea parte. Las autoridades jurisdiccionales tienen
la obligación de aplicar las normas que impliquen una mayor protección para la persona.
2. Todas las autoridades ejecutivas, legislativas y judiciales, locales y federales tienen la
obligación de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de conformidad
con los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad.
3. Se constitucionaliza el derecho de asilo.
4. A ninguna persona, en situación alguna, se le podrá suspender el ejercicio de los derechos a la
no discriminación, al reconocimiento de la personalidad jurídica, a la vida, a la integridad
personal, a la protección a la familia, al nombre, a la nacionalidad. Tampoco podrán restringirse
ni suspenderse los derechos de la niñez; los derechos políticos; las libertades de pensamiento,
conciencia y de profesar creencia religiosa alguna; el principio de legalidad y retroactividad; la
prohibición de la pena de muerte; la prohibición de la esclavitud y la servidumbre; la
prohibición de la desaparición forzada y la tortura, ni las garantías judiciales indispensables para
la protección de tales derechos.
5. Se reconoce el derecho de audiencia para las personas extranjeras en caso de expulsión del
territorio nacional por parte del presidente de la República.
6. La Comisión Nacional de los Derechos Humanos, la Comisión de Derechos Humanos del
Distrito Federal y las comisiones respectivas de los estados están en posibilidad de proteger los
derechos laborales.
CONCLUSION
algunos de los puntos que contiene más que contribuir al fortalecimiento de la vigencia de los
derechos humanos y de los organismos públicos encargados de su promoción y protección,
pueden ser ocasión para debilitarlos ósea sin embargo esto no deben dejarse de lado los grandes
aciertos que sí tiene la reforma, por ejemplo en lo relativo a dar jerarquía constitucional a los
derechos humanos incorporados a nuestro sistema jurídico, por medio de la suscripción de
tratados internacionales, aunque de momento se deje de lado el problema de la jerarquía de los
tratados internacionales en el orden jurídico nacional, igualmente es un acierto de las
eliminaciones de la facultad de investigaciones por violencias totalmente graves sobre los
Derechos humanos, además de que de ninguna manera es una atribución propia de un tribunal
constitucional, como pretendemos que sea nuestra Suprema Corte de Justicia, en fin, aunque
todo parece indicar que el proyecto de reforma que comentamos está destinado a sufrir el frío de
la congeladora en la Cámara de Diputados, lo más deseable, ya que tanto ha dilatado esa
reforma, sería que se replanteara retomando sus indiscutibles aciertos y eliminando sus defectos.
Y si nos vamos a la situación ideal, lo mejor sería una reforma integral al capítulo primero del
título primero de nuestro texto constitucional.