Evolución y Crisis Del Estado Liberal de Derecho
Evolución y Crisis Del Estado Liberal de Derecho
Evolución y Crisis Del Estado Liberal de Derecho
Triunfador:
Enrique José Valera Castro C.I.V-13.276.758
Profesor:
Abog. Jesús Ramón Gutiérrez Montilla
La intervención del estado resulta más necesaria durante los períodos de recesión
económica, no sólo para dinamizar el mercado sino también para hacer frente a las
consecuencias sociales que los desajustes económicos van produciendo, con medidas de política
y protección social. Estas actuaciones públicas han originado un fuerte crecimiento del gasto
público, como consecuencia de la ampliación de los sistemas de protección social, que se ha
producido para evitar que la crisis económica condujera también a una crisis social. El período
de ajuste y adecuación de las economías nacionales al nuevo contexto internacional está siendo
largo, por eso los estados han ido adquiriendo unos índices de endeudamiento elevados, lo que
les ha obligado, en los últimos años, a promover políticas restrictivas que se han concretado en la
disminución y descenso de los niveles de protección social. Esta situación ha provocado el
debate en torno a la viabilidad del estado de bienestar, a corto y largo plazo, al encontrarse los
gobiernos con dificultad para disponer de los recursos financieros necesarios para su desarrollo.
La intervención del estado, como regulador de la vida económica, se justifica por tres
razones: primera, para hacer compatible el modo de producción capitalista -en el que prevalece
la lógica del beneficio- y el sistema democrático -en el que prevalece la lógica de la participación
y de la redistribución-; segunda, para fomentar la actividad económica y lograr la consecución
del pleno empleo; y, en tercer lugar, para evitar el conflicto social -tan intenso en el período
anterior a la Segunda Guerra Mundial-, alejando los peligros revolucionarios, y proporcionando
unas cuotas de bienestar y seguridad para todos los sectores sociales.
Todo ello, ha supuesto que los estados de las sociedades occidentales avanzadas hayan
tenido que desarrollar, durante los últimos años, una política económica basada en inversiones
públicas y bonificaciones fiscales, con el fin de garantizar, en primer lugar, los beneficios
empresariales y posibilitar los procesos de acumulación de capital, y contribuir de esta manera a
reactivar la economía; en segundo lugar, fomentar el empleo, por medio de exenciones fiscales o
de subvenciones, y evitar la destrucción masiva de puestos de trabajo, derivada de los ajustes y
reconversiones industriales; y, por último, posibilitar unos niveles de ingresos, que permitan el
mantenimiento del consumo interior, contribuyendo a dinamizar el mercado y a reactivar la
economía, especialmente en los momentos recesivos del ciclo. Pero, a su vez, han tenido que
desarrollar, una política social y asistencial, cada vez más amplia, para hacer frente a la
desigualdad y marginalidad que el mismo mercado ha ido creando. Una política social, por
medio de la cual se desarrollan los derechos ciudadanos reconocidos en las Constituciones de los
distintos estados democráticos, y que afectan a áreas sociales, generadoras de bienestar y
seguridad, como son la educación, sanidad, pensiones, vivienda,.. Y también una política
asistencial dirigida hacia aquellos grupos que se ven más afectados en sus niveles de bienestar
por las fluctuaciones del mercado, y por la falta de recursos materiales y personales.
Son los llamados derechos de Segunda Generación. Dentro de este contexto histórico,
épico y político, emerge un nuevo modelo de Estado “democrático y social”, cuya primera
denominación como expresión literal se le atribuye a Louis Jean Joseph Charles Blanc,
(1811/1882), pensador, historiador y político francés, propulsor de la declaración y
reconocimiento por parte del Estado de los derechos de carácter económico y sociales de los
individuos, afirmando que “cada hombre tiene derecho al trabajo y a la satisfacción de sus
necesidades” y que para tales fines, el Estado tenia que intervenir para garantizarle el ejercicio
pleno de estos derechos, creando condiciones mínimas vinculantes para los sectores políticos y
económicos, que fueran prerrogativas irrenunciables de los trabajadores: establecimiento de
jornadas laborales, días de descansos, remuneración por servicio prestado, derecho a la
asociación, a las huelgas, y paros de los trabajadores, etc.
SOBERANÍA DEL ESTADO.
DEFINICIÓN.
La soberanía es la autoridad más elevada o suprema donde reside el poder político y
público de un pueblo, una nación o un Estado, sobre su territorio y sus habitantes. Por tanto, la
soberanía es la independencia de cualquier Estado para crear sus leyes y controlar sus recursos
sin la coerción de otros Estados. Por ejemplo, en algunos gobiernos, como en España, la
soberanía reside en el pueblo, según la constitución española, del que emanan todos los poderes
del Estado, a través de representantes elegidos por votación. Esta soberanía es la denominada
soberanía nacional.
ALCANCE Y CARACTERÍSTICAS.
Es el poder máximo en una nación: es el poder máximo dentro de un país ya que no
admite otros poderes por encima de él, ya que representa la voluntad colectiva e inalienable de la
nación.
Las leyes de un país establecen el marco jurídico en el cual tiene sus bases la soberanía, y
establece quienes serán los que representarán a la soberanía de la nación, (los funcionarios
públicos), funcionarios legislativos, judiciales, policiales, militares, aduanales, fiscales, etc.
siendo los únicos legalmente autorizados en representar los intereses de la soberanía nacional y
defenderlos estableciendo la independencia del poder estatal frente a cualquier otro poder
(fáctico interno, o extranjero).
Una vez que culmine el presente trabajo escrito logre entender que la soberanía es la
autoridad más elevada o suprema donde reside el poder político y público de un pueblo, una
nación o un Estado, sobre su territorio y sus habitantes. Por tanto, la soberanía es la
independencia de cualquier Estado para crear sus leyes y controlar sus recursos sin la coerción de
otros Estados.
La soberanía reside en el pueblo, según la constitución, del que emanan todos los poderes
del Estado, a través de representantes elegidos por votación.