Interretacion de Una Fente Primaria

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colección arlaüna
La caja de herramientas
del joven investigador
Jocelyn Létoumeau

LA CAJA DE HERRAMIENTAS
DEL JOVEN INVESTIGADOR

Guía de iniciación al trabajo intelectual

Traducción de José Antonio Amaya


Profesor asociado, Departamento de Historia, Universidad Nacional de Colombia

La C a rre ta
E d ito res E .li.

Medellín, 2009
Létourneau, Jocelyn, 1956-
La caja de herram ientas del joven investigad or: guía de
iniciación al trabajo intelectual /Jocelyn Létourneau ; traducción
José A ntom o Amaya. - M ed ellín : La Carreta Editores, 2007.
266 p . : i l . ; l o ,5 x 24 cm, - (colección Ariadna)
T ítu lo o rig in al: Le coffre á outils du chercheur d é b u ta n t: guide
d'initiation au travail intellectuel [2006].
1 Redacción de escritos técnicos 2. Investigación - Metodología
3. Metodología cientííica I. Amaya, José A ntonio, tr. II. T ít. III. Sene.
001.42 cd 21 ed.
Al 109134

CEP-Banco de la República-Biblioteca Luis Ángel Arango

ISBN: 958-98167-1-4

O 2009 Jocelyn Létourneau


© 2009 La Carreta Editores E.U.

La C arreta E d itores E .U .
Editor: César A. Hurtado Orozco
E-mail: lacarreta@ u n e.n et.co
lacarreta.ed@ gm ail.com
Teléfono: (57) 4 2 5 0 0 6 84-
Medellín, Colombia.

Título original: Le coffre á outils du chercheur débutant. Guide, d ’initiation au travail intellectuel, Q uébec,
Les Editions du Boréal, 2006.

Primera edición: abril de 2007


Primera reimpresión: enero de 2009.

Carátula: diseño de Alvaro Vélez.


Digitalizado por: Micheletto Sapiens Historicus
Impreso y hecho en Colombia /Printed and made in Colombia
por Nomos Impresores, Bogotá.

Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita de los titulares del copyright, bajo las
sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o
procedimiento, comprendidas las lecturas universitarias, la reprografía y el tratamiento informático, y
la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler público.
Contenido

Introducción del traductor................. 7

Prefacio a la nueva edición........................ ............................................ ......................... 11

Presentación .......... 13

Recomendaciones al usuario ............................................................................................ 17

PRIMERA PARTE. Los saberes prácticos

Capítulo 1. Cómo elaborar un informe de lectura


Jocelyn Létourneau.................................................................................................................. 21

Capítulo 2. Cómo documentarse en la era electrónica


Tristan Landry, Jocelyn Létourneau,Gaétan Drolet............................................................. 35

Capítulo 3. Cómo interpretar una fuente escrita: el comentario de documento


Jocelyn Létourneau, con la colaboración de Sylvie Pelletier................................................ 77

Capítulo 4. Cómo analizar un documento iconográfico


Didier Prioul............................................................................................................................. 95

Capítulo 5. Cómo analizar un objeto


Jacques Matinen, con la colaboración de John R. Porter y Georges P Léonidoff...........111

Capítulo 6. Cómo analizar y comentar un mapa antiguo


Claude Boudreau.....................................................................................................................119

Capítulo 7. Cómo entender y utilizar un cuadro estadístico


Jocelyn Létourneau...................................................................................................................133

Capítulo 8. Cómo utilizar un documento autobiográfico en una investigación


Jocelyn Létourneau, con la colaboración deSylviePelletier................................................... 149

Capítulo 9. Cómo adelantar una investigación mediante entrevistas


Diane Vincent.................................................................................................. 167
SEGUNDA PARTE. De la definición de un tema de investigación a la
redacción de un trabajo extenso

Capítulo 10. Realizar un trabajo de investigación: un procedimiento en cuatro etapas


Jocelyn Létourneau.............................................................................................................181

Capítulo 11. Cómo delimitar un tema de investigación


Jocelyn Létourneau.................................................................................................................. 189

Capítulo 12. Como diseñar una estrategia de investigación.................................... 197

Capítulo 13. Cómo exponer los resultados de una investigación en función de


un objetivo definido: el plan de trabajo
Jocelyn Létourneau, con la colaboración de Héléne Gaudreau ........................................205

Capítulo 14. Saber comunicar el pensamiento por escrito


Jocelyn Létourneau, con la colaboración de Héléne Gaudreau .........................................219

Apéndice 1. Cómo presentar referencias bibliográficas


Jocelyn Létourneau, con la colaboración de Jean-Guy Viole tte y Tris tan Landry...........233

Apéndice 11. Cómo referirse a un documento


Jocelyn Létourneau, con la colaboración de Jean-Guy Violette y 1Instan Landry...........249

Lista de colaboradores............................................................... 259

índice general...... ................................................................................................ 261


Capítulo 3

Cómo interpretar una fuente escrita:


eí comentario de documento

El uso de fuentes escritas a modo de fuentes primarias1es una práctica común


de los investigadores de todas las disciplinas científicas. Tal es el caso de los histo­
riadores que consultan archivos, algunas veces muy antiguos, donde encuentran
por ejemplo inventarios post-mortem de los primeros colonos españoles estableci­
dos en el Nuevo Reino de Granada; estos documentos resultan útiles para recons­
truir géneros de vida de los primeros inmigrantes europeos a estas tierras. Los eco ­
nomistas por su parte consultan documentos publicados por diversas instancias
gubernamentales con el fin de comprender y prever los movimientos coyunturales.
¿Cuál es el politólogo que no utiliza la prensa como insumo de sus análisis y para
reconstruir los principales debates que agitan las sociedades a lo largo de su desa­
rrollo?
¿Qué actitud debe adoptar el investigador frente a una fuente escrita que se
propone explotar en función de un objetivo de investigación? ¿Cómo debe inte­
rrogarla para obtener la mayor cantidad de información? ¿Hasta qué punto debe
proseguir su investigación para esclarecer los enigmas que le plantea su documen­
to? En pocas palabras, ¿cómo debe orientar el proceso de interpretación del testi­
monio escrito?
En el presente capítulo se propone un procedimiento simple y general para
interpretar una fuente escrita. Este procedimiento suele encontrar su forma más
acabada y presentable en aquello que suele denominarse comentario de documento.
De entrada, debe puntualizarse que no se trata de un ejercicio fácil. En reali­
dad, el comentario de texto exige del investigador una atención y una vigilancia
sostenidas, un buen conocimiento del origen y contexto de producción del docu­
mento, así como una probada capacidad de interrogación e imaginación. No hay
duda de que existe un vínculo estrecho entre la imaginación del investigador, sus
conocimientos acumulados y su aptitud para establecer correlaciones, encadena­
mientos o vínculos entre ciertos elementos de información alejados en apariencia
unos de otros.

1. En las páginas siguientes no se consideran los estudios especializados sobre fuentes prima­
rias, en el marco de una investigación de tipo historiográfico o epistemológico. También es necesa­
rio precisar que los elementos de método que se definen en este capítulo no son otra cosa que
principios generales. Tampoco se abordan en este capítulo los problemas de método que surgen con
motivo de la utilización de fuentes muy particulares, por ejemplo inscripciones en piedra o caligra­
fías antiguas.

77
Usualmente, el comentario de documento se realiza en cuatro etapas principa­
les que se suceden de manera lógica. Tales etapas se hallan precedidas de un traba­
jo crítico de interrogación, lectura y documentación; en conjunto, este trabajo
incide de manera decisiva en la calidad del comentario final.
Las secciones que siguen se organizan alrededor de tres puntos, a saber: una
explicación del procedimiento previo al comentario de texto (sección 1); una des­
cripción de las cuatro etapas del comentario (sección 2); la consideración de un
ejemplo con el que se busca ilustrar y recapitular los elementos del método expues­
to (sección 3).

L El procedim iento previo al com entario

Cualquier persona que emprenda un comentario de documento sin haber rea­


lizado un conjunto de procedimientos intelectuales previos se arriesga a empobre­
cer de modo considerable su trabajo ulterior de interpretación. Este procedimiento
previo suele comprender tres etapas, a saber: la crítica de autenticidad del docu­
mento, la lectura atenta del texto y la documentación.

L a crítica de au ten ticidad

Tiene por objetivo la verificación y la validación del documento antes de proce­


der a utilizarlo. Consiste en el examen minucioso del documento mediante un cues­
tionario. En la práctica, este procedimiento se asemeja al trabajo de un detective.
Aunque en la vida real es imposible establecer una lista de preguntas con vali­
dez universal para verificar la autenticidad de un documento, puesto que cada
documento exige un cuestionario específico, quizá las siguientes preguntas resul­
ten pertinentes para la mayoría de ellos2:
• ¿Quién escribió el documento, un individuo, un grupo de personas?
• ¿Cuándo fue escrito el documento? ¿Dónde? ¿Cómo?
• ¿Por qué caminos llegó hasta nosotros?
• ¿Se conserva disponible el documento tal y conforme lo escribió su autor?
• ¿Se trata de un original? ¿De una copia? ¿De una copia de copia?
• En caso de que se trate de una copia: ¿ésta es fiel o es falsa?
• Durante el proceso de redacción del documento, ¿pudo el autor cometer algu­
na equivocación?
• ¿El autor se autocensura? ¿Acaso fue obligado a censurarse?
• ¿El autor es un testigo directo, o recogió su información de testigos anteriores?
Es evidente que para brindar respuesta a estas cuestiones se requiere un cono­
cimiento muy profundo de un Corpus archivístico o documental, así como un com­

2. El cuestionario ha sido adaptado a partir de la obra de Henri-Irénée Marrou, D e la connaisance


histonque., Paris, le Seui!, 1954, p. 72. En la última traducción al español por A. Diez, El conocimiento
histórico, Barcelona, Idea Books, 1999, p. 85-86 [N, del T.j.

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pleto dominio de la literatura científica relacionada con ese corpus. De hecho, el
trabajo de verificación de la autenticidad de las fuentes primarias no se halla al
alcance de todos los investigadores. No cabe duda de que se trata de un trabajo
propio de especialistas o al menos de aficionados eruditos.
Por fortuna, la crítica de autenticidad es una etapa discrecional para casi todas
las fuentes, en la medida en que la veracidad de éstas no plantea dudas. En los
casos en que se torne necesaria la crítica de autenticidad, la situación se complica
para el investigador principiante, que suele trabajar con fuentes publicadas. ¿Aca­
so los editores han introducido modificaciones en los documentos originales? ¿Por
casualidad el texto ha sido objeto de una revisión sintáctica o gramatical? ¿Se trata
de una traducción? ¿Por suerte se han retocado pasajes incomprensibles? ¿Quizá se
han alterado o mutilado del documento original? Se trata de preguntas que con
frecuencia no se pueden responder, sobre todo si los editores o los responsables de
la publicación omiten referirse al tratamiento que le han dado a los originales. En
la práctica, la crítica de restitución se revela tan difícil como la crítica de autentici­
dad3. Por esta razón, es difícil que el investigador principiante, aunque sea conciente
del problema, pueda ir hasta el fondo del asunto.
Para terminar, debe precisarse que las informaciones recogidas cuando se prac­
tica la crítica de autenticidad de un documento se retoman en el ejercicio del
comentario propiamente dicho.

L ectu ra a ten ta del docum ento

Una vez realizada la crítica de autenticidad del documento, el investigador


puede pasar a la segunda etapa de su procedimiento previo, es decir, a la lectura
minuciosa del texto.
El objetivo de esta lectura consiste en tomar nota de todos los aspectos del
documento que parezcan lo bastante significativos como para que merezcan ser
elucidados: personas citadas, lugares mencionados, situaciones evocadas, expre­
siones recurrentes, imprecisiones del texto, suposiciones ambiguas, matices de vo­
cabulario, entre otros. Es importante no leer demasiado rápido las expresiones,
nociones o palabras que parecen banales. De hecho, no es seguro que la significa­
ción dada en el texto sea la misma que la que atraviesa la mente del investigador
cuando lee el documento. Por último, y hasta donde sea posible, hay que estar
atentos a las palabras “solapadas y traidoramente hipócritas” -com o diría Balzac-
que caracterizan el texto de numerosos documentos.
Este ejercicio de desciframiento, de deconstrucción y “desnudamiento” del tex­
to, que implica un análisis ulterior, podría ser llevado muy lejos. Le corresponde al

3. Para percibir la envergadura del desafío, pueden leerse con provecho los trabajos de Réal
Ouellet. En este sentido, puede consultarse Le grand voyage du pays des Hurons, de Gabriel Sagard,
texto establecido por Réal Ouellet, introducción y notas por Réal Ouellet y Jack Warwick, Montreal,
Bibliothéque québécoise, 1990, 383 p., ib, bibliog-, col.“Littérature”. También puede verse Des Sauvages,
de Samuel de Champlain, texto establecido anotado y presentado por Alain Beaulieu y Réal Ouellet,
Montreal, Typo, 1993, 282 p., ib, bibliog., mapas, col. “Typo”.

79
investigador insistir, en función de sus objetivos de investigación y de búsqueda,
en aquello que le parece importante, digno de interés, suficientemente significati­
vo al punto de merecer una atención especial. De hecho, un documento puede
hablar en cien idiomas, ser interrogado de mil y una maneras, ofrecer diez mil
respuestas. El cuestionario elaborado para un texto revela en parte el contenido de
ese texto. Sin embargo, este cuestionario debe ser lo suficientemente abierto, flexi­
ble y complejo como para que evite que se olviden elementos del contenido que,
como consecuencia de su riqueza o de su singularidad, podrían obligar al investiga­
dor a modificar o a revisar sus objetivos de búsqueda y en consecuencia sus hipóte­
sis implícitas.

L a docum entación

El señalamiento de las particularidades y de los matices de una fuente primaria


exige que se la documente. En otras palabras, se trata de crear las condiciones
necesarias para comprender y analizar los elementos de información que figuran
en la fuente y que han sido percibidos por el investigador. Se torna entonces nece­
sario elaborar una bibliografía informativa y analítica.
En un primer momento, esta bibliografía incluye obras de referencia tales como
enciclopedias y diccionarios especializados, obras de síntesis (manuales o compen­
dios), dos o tres obras especializadas donde se trate de manera más o menos ex­
haustiva el episodio que se relata en la fuente; eventualmente, uno o dos artículos
de revista y, como es natural, la consulta de algunos sitios de documentación elec­
trónica. Tales lecturas ayudan a instalarse en el terreno y a despejar vías. A medida
que el investigador profundiza en su análisis, esta bibliografía puede enriquecerse
con una cantidad más o menos grande de lecturas complementarias. Sin embargo,
estas últimas no se realizan sino en una segunda etapa. Concluida esta etapa de
documentación, el trabajo de interpretación puede comenzarse.

2 . E l co m en ta rio p rop iam en te dicho

Puede decirse que el comentario de documento consiste en el ordenamiento


del proceso de interpretación de un testimonio escrito; tal ordenamiento debe
revestir una forma presentable. Se trata de un ejercicio de contextualización, aná­
lisis y explicación de las particularidades de una fuente escrita, ejercicio que se
practica con la perspectiva de resolver un cuestionario inicial planteado por el
investigador. Un comentario de texto desprovisto de curiosidad investigativa es un
ejercicio intelectual imposible en la práctica, en la medida en que podría ser condu­
cido demasiado lejos y en múltiples direcciones a un mismo tiempo, todo ello con
el riesgo de caer en detalles irrelevantes desde un punto de vista heurístico. El
comentario de documento suele descomponerse en cuatro etapas principaies4.

4. Se invita al lector a conocer el procedimiento propuesto estableciendo continuamente el


paralelo con el estudio didáctico del texto de Idola Saint-Jean que figura al final de este capítulo.

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P rim era etapa: la contextualización del docum ento asociada con el problem a planteado

De manera general, el objetivo que se persigue en esta etapa consiste en situar


el documento en relación con un cuestionario de partida, un campo de estudio, o
un área de búsqueda.
Antes de pasar al análisis propiamente dicho del documento parece oportuno
que se identifique y precise la cuestión intelectual que se plantea, el debate o el
problema general que aparece en el documento. De la misma manera, debe resaltarse
el interés particular de este documento, con miras a profundizar uno o varios as­
pectos de la cuestión o del problema identificado.
Un comentario de documento carece de sentido cuando es ajeno a un proyec­
to de investigación, a una interrogación inicial, a un problema subjetivamente
planteado por un investigador. Es este proyecto, esta cuestión, este problema lo
que debe resaltarse en esta etapa, con el fin de brindar una orientación, un objeti­
vo, una unidad de conjunto al ejercicio del comentario.

S e g u n d a e ta p a : la d e t e r m in a c ió n d el m a rc o h istó rico y o r ig e n d el d o c u m e n to

El objetivo de la segunda etapa del comentario consiste en situar históricamen­


te el documento objeto de análisis, lo que implica brindar tanta información perti­
nente y circunstanciada como sea posible acerca de las condiciones de su produc­
ción y de los aspectos políticos, sociales, económicos, ideológicos y culturales, de la
coyuntura en. que se inscribe tal documento.
Con este objetivo, el investigador moviliza toda la información que ha logrado
acopiar, incluso la relacionada con la crítica de autenticidad del documento, cuan­
do las circunstancias lo exigen. En caso de no haberlo hecho, tratará de responder
a las siguientes preguntas5:
* ¿Quién es el autor del documento? ¿Era persona conocida? ¿Tenía prestancia
social al momento de redactar el documento? ¿Qué importancia y qué credibi­
lidad merece su testimonio? ¿Acaso el autor representaba una corriente, un
movimiento, una idea en boga cuando escribió el documento?
* ¿Cuál era el objetivo declarado o implícito del autor al preparar el documento?
¿Acaso el documento objeto de análisis presenta un interés suplementario o
particular por el hecho de haber sido elaborado por tal o cual autor?
* i En qué circunstancias y en qué coyuntura apareció el documento? ¿Cuál es su
contexto histórico original? ¿Se puede, a partir de estas circunstancias y de esta
coyuntura, comprender las características formales, de contenido, tono, pre­
sentación, discurso, y organización general del documento?
® ¿A quién iba dirigido eventualmente el documento? ¿Quién era su destinata­
rio inicial? ¿Pueden comprenderse mejor las particularidades y los matices del
mensaje que se comunica a través del documento mediante la identificación
de su destinatario?

5. Estas preguntas pueden resultar pertinentes para interrogar un gran número de documen
tos, aunque en rigor no a todos los documentos.

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• ¿Cuál es en realidad el valor testimonial del documento? ¿Cómo se diferencia
de otros documentos similares y por qué debe concedérsele una importancia
particular?
• ¿Qué precauciones deben tomarse eventualmente para analizarlo?

T e rc e ra e ta p a : la re c o n s titu c ió n d el e s q u e m a y el a n á lisis del d o c u m e n to

En la tercera etapa del comentario de documento se analizan los datos y las


particularidades contenidas en el documento, se intenta elucidar las suposiciones;
explicitar los indicios que ofrece; resolver sus imprecisiones; comentar las situacio­
nes que trae a colación; descifrar los matices de vocabulario que contiene, respe­
tando en todo momento los significados propios de la época; determinar e identi­
ficar las personas citadas, entre otros aspectos. En todo caso, esta etapa del comentano
debe hacerse echando mano de la documentación previamente compilada.
Esta etapa suele dividirse en dos partes, a saber: una presentación esquemática
de las partes principales del documento, y el análisis propiamente dicho de las
particularidades y de los matices del texto.
Con la presentación esquemática se busca establecer la lógica estructurante del
texto, dicho de otra manera, cómo se organiza la argumentación, cuál es su hilo
conductor, cómo se desarrolla, y a qué conduce. En cierta forma, la presentación
esquemática es la reconstitución razonada del plan del texto.
En el análisis del documento se busca seguir una progresión lógica y acumulativa.
Usualmente va de lo general a lo particular. Por ejemplo, en un primer momento,
el investigador puede concentrarse en el análisis de las situaciones descritas en el
documento, para pasar enseguida a la identificación de las personas puestas en
escena, al estudio minucioso de los términos de argot que contiene, entre otros
aspectos. En verdad, no existe un modelo capaz de agotar la realidad. A fin de
cuentas, la forma que adquiere el comentario depende del contenido del docu­
mento y de las preocupaciones del investigador. Debe respetarse el principio gene­
ral de clasificar y reagrupar de manera lógica los elementos de contenido que se
asemejan o aproximan. Todas las fuentes utilizadas para la explicación de una u
otra de las particularidades del texto deben citarse a medida que el investigador se
sirve de ellas. Las referencias bibliográficas se hacen conforme a las pautas expues­
tas en el apéndice 2 de la presente guía.

C u a r t a e ta p a : el b a la n c e

En la cuarta etapa del comentario de documento se busca permitir al joven


investigador que aproveche el procedimiento precedente con miras a emitir un
juicio de conjunto sobre las cualidades intrínsecas y extrínsecas del documento. El
investigador puede estar interesado en responder a las siguientes cuestiones:
• ¿Qué enseñanzas pueden obtenerse del texto analizado? ¿Qué vale la pena
retener del documento?
• ¿A qué dudas brinda el contenido elementos fundamentales de respuesta?

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• ¿Acaso revela aspectos importantes de un episodio o de una situación?
• ¿Cómo esta huella permite comprender mejor la sociedad que la produjo?
• ¿En conjunto, el documento objeto de análisis es fiable e importante? ¿O no
será acaso un documento marginal, secundario, desprovisto de pertinencia?
• ¿Puede utilizarse la información contenida en el documento para enunciar
una hipótesis, o para brindar una explicación?
El balance es indispensable por dos razones. En primer lugar, porque permite
evaluar con lucidez el documento que se tiene a la mano, en función de la calidad
del comentario realizado; además, el balance permite utilizar este documento en el
marco de un proyecto de investigación e incluso dentro de una estrategia de res­
puesta a una pregunta inicial.

3 . P resen tación de un ejem plo simple de com en tario de docum ento

A. C ontextu alización del docu m en to en relación con un problem a intelectual


El discurso de Idola Saint-Jean6 sobre el derecho al voto de las mujeres tiene un
interés múltiple. En primer lugar, brinda información acerca del poco conocido
período de entreguerras en la historia de Quebec. Sobre todo, constituye un docu­
mento de primera importancia para trazar la historia de las mujeres. En virtud de su
contenido, permite entender una de las principales reivindicaciones de las femi­
nistas durante la primera mitad del siglo XI X. De la misma manera, el discurso de
Idola S a in t-Je a n deja en trev er la am argura de m uchas m ujeres ante la
marginalización de todo tipo que ellas experimentaban en la vida cotidiana y, en
particular, aquella que les era impuesta por la discriminación propia del régimen
del matrimonio engastado en el Código Civil de Quebec. A comienzos de la déca­
da de 1930, el obstáculo jurídico continuaba siendo uno de los principales m eca­
nismos que impedían la emancipación de las mujeres. La autora se hallaba empe­
ñada en denunciar esta situación. Puede decirse que el discurso de Idola Saint-Jean,
difundido a través de la radio, es muy revelador para los investigadores, pues les
permite entender las contingencias de una lucha y los rasgos de las mentalidades
de una época.

B . N otas sobre el m arco histórico y el origen del docu m en to7


La autora
La historiografía presenta a Idola Saint-Jean (1880-1945) como una de las
primeras grandes feministas de Quebec. Hija de un criminalista, tuvo sobre todo

6. Aquí no es necesaria en modo alguno la crítica de autenticidad del texto, puesto que la
transcripción integral de su contenido original ha sido garantizada por los autores de la obra donde
fue reproducido (véase la referencia completa de la obra, en la p. 91 de esta guía donde aparece
traducido). Por otra parte, el texto puede ser consultado en internet, en la d irección www.
cybersolidaires.org/histoire/docs/19331 (página consultada el 15 de abril de 2005).
7. El abogado Luis Fernando Osorio Umaña, egresado de la Universidad de Santo Tomás
(Bogotá), colaboró en la revisión técnica del siguiente texto.

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una formación en lengua francesa y se desempeñó en la Universidad McGill, en el
Departamento de Estudios Franceses. Durante toda su vida luchó por la emancipa'
ción jurídica de las mujeres. Feminista militante, participó en 1922 en la fundación
del Comité Provincial en Favor del Sufragio Femenino. Cinco años más tarde,
insatisfecha con el itinerario de este movimiento, lo abandonó y se dedicó a pro­
mover la creación de la Alianza Canadiense por el Voto de las Mujeres en Quebec,
organización integrada por feministas francófonas procedentes sobre todo de los
estratos populares8. En 1930, y con motivo de una elección federal, Idola Saint-
Jean convocó al electorado con su candidatura independiente por la circunscrip­
ción de Saint-Denis Dorion. Fue la primera vez que una mujer se presentó a las
elecciones federales de Quebec9, y aunque fue derrotada, obtuvo 3.000 votos101.

El discurso
En 1931, al momento de pronunciar este discurso11, el proyecto de ley sobre el
voto femenino ya había sido sometido ante la Asamblea Legislativa de Quebec, en
cuatro oportunidades sin ser aprobado12. Idola Saint-lean pronunció su discurso
con el propósito manifiesto de presentar y promover las ideas de los principales
grupos feministas de la época (la Liga por los Derechos de la Mujer, la Federación
Nacional San Juan Bautista, la Alianza Canadiense en Favor del Voto de las M uje­
res en Q u ebec)13y con la finalidad de sensibilizar a los diputados acerca del impor­
tante papel que podía desempeñar la mujer en la esfera de los asuntos públicos. El
discurso estaba destinado al gran público, a los hombres como es natural, y a ciertas
mujeres que continuaban oponiéndose al proyecto de ley sobre el voto femenino14.

8. Catherine L. Cleverdon, T he Woman Suffrage Movement in Cariada, introd. de Ramsay


Cook, Toronto, University ofToronto Press, 1974 [1950], p. 232. Véase también bilan.usher-brooke.ca/
bilan/pagesbiographies/291hcml (página consultada el 1 de abril de 2005).
9. Se debe recordar que aunque las mujeres de Quebec obtuvieron el derecho al voto a nivel
provincial sólo hasta 1940, lograron sin embargo ejercer esta responsabilidad a nivel federal desde 1918.
10. Fuentes de información biográficas: Robert Prévost, Q uébécoises d ’hier el d'aujourd’hui,
Montreal, Stanké, 1985, p. 200; Cleverdon, cap. 7; Micheline Dumont eta l. [Collectif Clio], Lhistoire
des femmes au Q uébec depms quatre siécles, Montreal, Les Quinze, 1982, cap. 11.
11. Nada permite asegurar que este discurso radiodifundido en febrero de 1931 corresponde
integralmente a la primera versión escrita por la autora. Hubiera sido interesante saber si Idola Saint-
Jean se vio obligada a censurar su discurso, por iniciativa propia u obligada por terceros para difundirlo
a través de la radio.
12. En 1927,51 votos contra 13; en 1 9 2 8 ,39 votos contra 11; en 1929, 50 votos contra 16; por
último, en 1930, 44 votos contra 24.
13. Para una historia de las organizaciones feministas en Quebec durante los treinta primeros
años del siglo xx, véanse, Dumont et al.\ Susan Mann Trofimenkoff, Visíons nationales: une histoire dn
Québec, Montreal, Trécarré, 1986 [1983]; Marie Lavigne et al “La Fédération nationale Saint-Jean-
Baptiste a les revendications féministes au début du XX'siécle”, Revue d ’histoire de VAménque franqaise,
v. 29, N® 3, diciembre de 1975, p, 353-373; Yolande Pinard, “Les débuts du mouvement des femmes”,
en Marie Lavigne et Yolande Pinard, bajo la dir. de, Las femm es dans la sociéié québécoise. asp eas
histonques, Montreal, Boréal Express, 1977, p. 61-87.
14- A continuación se brindan algunos ejemplos. En 1921, con motivo de un debate sobre el
voto femenino, la Federación de Mujeres Canadienses-Francesas de la región de Hull, con Madame

84
Por otra parte, hay que subrayar que a comienzos de la década de 1930 las feminis­
tas se servían de la radio como soporte de difusión de sus mensajes, en el marco de
una estrategia tendiente a unir a su causa a las mujeres que vivían en las zonas
rurales. En este sentido puede decirse que Thérése Casgrain, presidenta de la Liga
por los Derechos de la Mujer, dirigía una emisión semanal, Femina, en las ondas de
CKAC; los propietarios del periódico La Presse corrían con los costos de esta emi­
sión. Idola Saint-Jean, por su parte, animaba una emisión llamada Actualité féminine.
(Actualidad Femenina) l5.
De la misma manera, en su discurso, Idola Saint-Jean se dirigía a los legisla­
dores [sic]16, a los políticos y a los juristas. Estos últimos eran menos visibles
aunque no menos importantes para mantener a las mujeres bajo tutela. Se sabe
que uno de los objetivos primordiales de las organizaciones feministas consistía
en hacer evolucionar las leyes, en particular aquellas que regían la situación de la
mujer en el marco de la pareja. En efecto, el sistema jurídico era considerado
como una de las causas más importantes de la dependencia de las mujeres y del
papel secundario que se les asignaba en la esfera de los asuntos públicos17. Por
último, al pronunciar su discurso a través de la radio, Idola Sain t-Jean esperaba
menoscabar la influencia de otros discursos, en particular el del clero y el de los
políticos. Dado que la radio podía penetrar en el espacio de la vida privada de la
mayoría de las mujeres, se trataba sin duda del medio más apropiado para ir al
encuentro de ellas, allí donde los sermones y los discursos no lo podían hacer, en
todo caso no de manera directa18.

Rose Archambault a la cabeza, presentó un memorial al primer ministro Taschereau solicitándole


votar contra el proyecto, puesto que “el voto femenino es un principio subversivo del orden, contrario
al derecho divino, al derecho natural y al derecho social”. Fragmentos publicados en L a Presse, 3 de
febrero de 1921, p. 1 y citados en Daniel Latouche, en colab. con Diane Poliquin-Bourassa, textos
compilados y comentados por Le manuel de la parole: manifestes québécois^ tomo 11: 1900 á 1959,
Montreal, Boreal Express, 1977, p. 111. También merece mencionarse la intervención de Rolande
Désilets (portavoz del Círculo de Granjeras) que, al margen de los trabajos de la Comisión de Inves­
tigación sobre los Derechos Civiles de las Mujeres, (Comisión Dorion, 1930), desaprobó radicalmente
la lucha de las feministas en pro del mejoramiento de las condiciones jurídicas de las mujeres. Por
último, debe precisarse que Frangoise Gaudet-Smet, cuya influencia sobre las mujeres del sector
rural no es despreciable, también se opuso al voto femenino. Sobre este tema, véase Dumont et a l , p.
337-338 y p. 347-348. Véase también, Ghislaíne Desjardins, “Les Cercles des fermiéres et Paction
féminine en milieu rural, 1915 1944”, en Lavigne y Pínard, p. 217-243.
15. Cleverdon, p. 240.
16. Es necesario precisar que la autora utiliza incorrectamente el término “legisladores”, puesto
que se refiere a la CHputación. En lengua francesa el término “legislador” se emplea para designar a
una persona o a una autoridad (por ejemplo una asamblea legislativa) que legisla, que elabora las
leyes. Además, este término nunca se emplea en plural.
17. Sobre este asunto, véase Jennifer Stoddart, “Quand des gens de robe se penchet sur les
droits des femmes: le cas de la Comisión Dorion, 1929-1931”, en: Lavigne y Pinard, p. 307-335.
18. Para un análisis del fenómeno de penetración de la radio en los hogares quebequenses
antes de 1940, véase el trabajo clásico de Elzéar Lavoie, “Lévolution de la radio au Cañada frangais
avant 1940”, Recherches sociographiques, v. 12, Ns 1, enero-abril 1971, p. 17-43.

85
El objetivo
Idola Saint-Jean se proponía convencer a la población en general y a la dipu­
tación en particular, acerca de las bondades del proyecto de ley mediante el cual se
reivindicaba el derecho al sufragio femenino en la provincia de Quebec. Su discur­
so se presenta como una defensa de los derechos fundamentales de las mujeres. En
su argumentación alude a la rectitud y abnegación, nociones reconocidas en la
mujer; a la respetabilidad de las madres, de las esposas y de las hijas; al carácter
sagrado y a la primacía de los principios cristianos1920,sentimientos arraigados en las
mentalidades y en las prácticas individuales de la época. De la misma manera, el
análisis minucioso de las afirmaciones de la autora sugiere que buscaba movilizar su
auditorio a partir de un argumento básico -e l de la promoción e igualdad de los
canadienses de origen francés en el seno de la Federación canadiense- que tras­
cendía muchos sectarismos existentes en la provincia de Quebec de aquella época.
Además, algunos argumentos esgrimidos por la autora prueban que las feministas
canadienses de origen francés siempre oscilaron entre el reformismo, las creencias
religiosas y los principios nacionales. Por este motivo, muchas de ellas optaron por
el feminismo cristiano . Uno de los elementos básicos de las afirmaciones de la
autora21 es la noción vaga -aunque estimulante y unificadora- de “orgullo nacio­
nal”, que ella reforzaba con la referencia a algunas figuras mayores del panteón
nacional (Madame de Repentigny, Marie Rollet, Jeanne Manee, Marguerite
Bourgeoys, Madeleine de Verchéres, la madre de Louis-Joseph Papineau). Por últi­
mo, la autora hace referencia a un panteón femenino en proceso de constitución
al mencionar en su texto a dos heroínas, Annie Macdonald Langstaff y Marthe
Peinad, que contribuyeron a la conquista de una igualdad de acceso de las mujeres
a ciertas profesiones reconocidas. Con la evocación de estas figuras buscaba exaltar
a las generaciones de mujeres en busca de emancipación22.

19. Para ilustrar la imagen esteriotipada e idealizada de la mujer de la década de 1930, véase
“La femme canadienne-franqaise”, entrega especial de Lalm anach de la langue frangaise, Moni real,
Ediciones Albert Lévesque, 1936.
20. Sobre las relaciones ambiguas aunque no por ello menos claras entre el feminismo y el
nacionalismo a comienzos del siglo X X , véase Trofimenkoff, cap. 12.
21. La exacerbación de un sentimiento de orgullo nacional es un recurso utilizado de manera
bastante frecuente por las feministas, en particular frente a los nacionalistas y al clero, para obtener la
aprobación de ciertos asuntos. De ello es testimonio, por ejemplo, la carta de Marie Lacoste Gérin-
Lajoie a la superiora de la Congrégation de Notre-Dame, sor Anne-Marie, donde se queja que las
canadienses-francesas son obligadas a ir a la Universidad McGill, a los Estados Unidos o a Europa a
completar sus estudios. Se trata de un argumento de peso, puesto que la Escuela Superior, que ofrecía
a las niñas los cuatro últimos años del curso clásico, había sido abierta el 8 de octubre de 1908. Sobre
este asunto véase Dumont et a i , p. 321-322.
22. Annie Macdonald Langstaff fue la primera mujer diplomada de la Facultad de Derecho de
la Universidad McGill, en 1911. Sin embargo, sólo hasta 1942 las mujeres fueron admitidas en el foro
para litigar en la Corte. Marthe Pelland fue, por su parte, la primera mujer que logró, en 1931, el
derecho de practicar la m edicina en la provincia. V éase, bilan.Usherbrooke.ca/bilan/pages/
evenements/388.html (página consultada el 1Qde abril de 2005).

86
C. R econstitución del esqu em a y análisis del docum ento
El discurso de Idola Saint-Jean se divide en dos partes principales. En la prime­
ra, se justifica el interés y la necesidad de conceder a las mujeres el derecho al voto,
con fundamento en un conjunto de hechos históricos establecidos y realidades
objetivas. En la segunda parte se dirige de manera directa a los hombres de Quebec,
y los exhorta a aprobar el proyecto de ley que sería radicado al día siguiente. Trata
de persuadir con razones de estricta equidad cristiana, desarrollo colectivo y
complementariedad de hombres y mujeres en sus capacidades físicas y morales. El
argumento central del discurso aparece formulado desde el comienzo del texto y se
relaciona con el retardo de Quebec, en relación con las otras provincias de la
Federación, en la democratización de su espacio político y de sus libertades indivi­
duales y colectivas23.
En primer lugar, Idola Saint-Jean se propuso legitimar sus afirmaciones insis­
tiendo en el papel central desempeñado por las mujeres en la historia canadiense
(en particular en el periodo de la nueva Francia, considerado por las élites tradi­
cionales como una edad de oro24). En los difíciles años de la década de 1930, le
atribuye a la canadiense de origen francés abnegación, valentía, sabiduría, inteli­
gencia y dignidad. La evocación de aquellos valores contribuía a magnificar el
compromiso de las mujeres con el destino canadiense25. Buscaba asociar el derecho
al voto de las mujeres con un reconocimiento explícito por parte de la comunidad
masculina de la incalculable contribución de las mujeres a la construcción del
Canadá. Idola Saint-Jean fundamentó su argumento más incisivo en una célebre
frase de la madre de Louis-Joseph Papineau26, que usó de manera hábil para recor­

23. Se sabe que Quebec. fue el último Estado de América del Norte que acordó el derecho de
voto a las mujeres.
24. Sobre este asunto, véase Serge Gagnon, L e Q uebec et ses historiens de 1840 á 1920: la
Nouvelle France de G am eau á G roulx, Sainte-Foy, Presses de l’Université Lava!, 1978.
25. Argumento irónico característico del discurso de Idola Saint-Jean, que podría retraducirse
en los siguientes términos: “Vosotros reconocéis en las mujeres muchas cualidades, pero cuando llega
la ocasión de acordarles el menor derecho real, os echáis para atrás, os oponéis, no sois consecuentes”.
Otros pasajes, particularmente aquellos donde presenta algunas heroínas del panteón nacional, tie­
nen significaciones de segundo grado muy explícitas. Se los podría decodificar de la siguiente mane­
ra: “No hace mucho tiempo, en la época en que una gran mavoría de los hombres vivía en los
bosques, las mujeres constituían el gobierno real de la colonia: ministras de Comercio, de la Asisten­
cia Publica, de Educación y de Finanzas. ¡Y las cosas funcionaban!”. Vale la pena mencionar que
esta versión, en la que se insiste sobre el papel fundamental de las mujeres en la organización de la
colonia, se halla corroborada por las opiniones del Consejo Soberano de la Nueva Francia. Para un
panorama de la iniciativa empresarial femenina en Quebec, véase Francine Harel Giasson y Marie-
Frangoise Marchis-Mouren, “Les gestíonnaires québécoises: de Marguerite Bourgeoys au Bottin des
femmes”, Questions de culture, v. 9, 1986, p. 129-144.
26. Rosalie Cherrier, madre del ilustre patriota entonces diputado, adhirió a su hijo en la elec­
ción de 1809. Según la práctica del voto oral en aquella época v de acuerdo con el senador biógrafo
L.-O. David, ella exclamó: “Por mi hijo, ya que creo que es un buen y fiel vasallo”. Se puede notar la
importante digresión existente entre la intervención de Cherrier recogida por L.-O.David y lo narra­
do por Idola Saint-lean. Fuente: L.-O.David, Les deux Papineau, Montreal, Eusébe Sénécal et Fiis,
1896, p. 28.

87
dar cómo las mujeres habían ejercido con “conciencia y dignidad” el derecho al
voto durante el periodo 1791-183427. Por último y para hacer más convincentes
sus afirmaciones, Idola Saint-Jean recuerda las condiciones objetivas de vida de las
mujeres a comienzos de la década de 193028, cada vez más parecidas a las del hom­
bre. En este sentido, consideraba que el trabajo de la mujer en todas las esferas de
la vida económica exigía una modificación de las jerarquías tradicionales y una
democratización de los espacios de poder. Idola Saint-Jean concluye la primera
parte de su discurso con una frase que revela la ambigüedad de un tipo de discurso
feminista de la época, el “feminismo correcto”, apoyado por el clero y promovido
en particular por la Federación Nacional San Juan Bautista (FN SJB), que presidía
Marie Lacoste Gérin-Lajoie29. En la frase interrogativa, “¿no se trata en este caso
de problemas que la mujer comprenderá siempre mejor que el hombre?”, se revela
de cierta manera el discurso equívoco que sostienen muchas feministas inspiradas
a un mismo tiempo en una voluntad reformista y en una ideología conservadora.
Se trata sin duda de un discurso que reclama la igualdad, pero una igualdad funda­
da en el reconocimiento de los atributos distintivos de las mujeres. En pocas pala­
bras, una igualdad justificada en la complementariedad de los sexos, que es contra­
dictoria con una actitud igualitarista30.
La segunda parte del manifiesto de Idola Saint-Jean es todavía más incisiva.
Para inclinar el voto de los diputados, la autora se sirve de la sensibilidad masculi­

27. Debe precisarse que la ausencia de una interdicción formal del derecho de voto de las
mujeres en el Acta Constitucional de 1791 fue interpretada como una autorización a votar. También
se debe subrayar que esta política de derecho de voto a las mujeres era aplicada de manera desigual
a lo largo de Quebec. En 1834. en el marco de una revisión de la ley electoral, fue aceptada por las dos
asambleas y recibió la sanción real una proposición de enmienda que negaba específicamente el
derecho de voto a las mujeres. Por último, en 1849, se experimentó la necesidad de prohibir de
manera oficia! la participación electoral de las mujeres. Datos recogidos en Francine Fournier, “Les
femmes et la vie politique au Q uébec”, en Lavigne y Pinard, p. 339 y ss.
28. Nótese que la autora recurre aquí a un argumento utilizado frecuentemente por los parti­
darios del derecho de voto para las mujeres. Además, este argumento será recogido por los dos
diputados que presentarán, al día siguiente del discurso de Idola Saint-Jean, el proyecto de ley sobre
el voto femenino, lo mismo que por Athanase David, a propósito del proyecto de ley sobre la admisión
de las mujeres en el foro (que no fue aprobado por la Asamblea Legislativa, el 26 de marzo de 1931,
por 34 votos contra 3 2 ).
29. Se sabe que la FNSJB, que era al comienzo un reagrupamiento de varias sociedades afilia­
das, gozaba de una columna en Le Devoir, que le permitía difundir las actividades de sus asociacio­
nes. Esto significa que el reformismo de esta federación no era antipático a los nacionalistas ni a
ciertos conservadores, tal es el caso de Henri Bourassa, reconocido, sin embargo, como antifeminista.
30. Marie Lavigne, Yolande Pinard y Jennifer Stoddart agregan, refiriéndose a la ideología de
la FN SJB: “La unanimidad opera alrededor de la primacía del papel maternal de las mujeres; la
repartición de papeles entre hombres y mujeres es cuestionada rara vez. Algunas feministas conti­
núan hablando de la complementariedad innata entre el hombre y la mujer [...] , y el papel social de
la mujer se define en función de esta misma complementariedad. Pareciera que se contentaran
atacando los efectos discriminatorios que produce esta repartición de tareas entre los dos sexos, sin
interrogarse acerca del sentido de esta desigualdad, y la reflexiones de estas feministas no se orientan
hacia una reconsideración de la femineidad y sus efectos opresivos”, en Lavigne et al., p. 202.

88
na, del culto a la familia, en particular a la madre y a la hija, de los preceptos del
cristianismo y del orgullo nacional. En esta parte del texto se revelan con particu­
lar claridad las principales “fuentes de inspiración” que influenciaron en aquella
época las acciones y decisiones de los hombres de la vida política. Las palabras del
gran Maestro, los escritos de Víctor Hugo, las verdades evangélicas, los destinos
excepcionales de algunas mujeres de acción se invocan una y otra vez para com ­
prometer los votos en favor del sufragio femenino. Además, el voto positivo se
presenta como un acto liberador que encuentra su legitimidad más elevada en la
voluntad compartida de un desarrollo cada vez mayor de la provincia de Quebec,
una manera de poner a esta entidad política al diapasón de las ocho restantes
provincias canadienses, donde las mujeres gozaban del derecho al voto desde 1922.
El contenido y el tono de! discurso de Idola Saint-jean se explican en buena m e­
dida por la coyuntura en la cual fue preparado. Algunos elem entos de la
contextualización histórica permitirán identificar mejor sus particularidades.

La lucha por el sufragio femenino


En Quebec, la lucha de las mujeres por el derecho al voto se había iniciado
mucho antes de la difusión del discurso de Idola Saint-jean. Sin embargo, sólo
hasta abril de 1940 se les concedió este derecho, bajo el gobierno liberal de Adélard
Godbout31. A lo largo de catorce años, el proyecto se presentó catorce veces y
movilizó a algunas de las activistas más notables de la época: Thérése Casgrain,
Marie Lacoste Gérin-Lajoie (y su hija del mismo nombre), Idola Saint-jean, Carrie
M. Derick, Madame Walter Lyman, Madame John Scott, entre otras. Vale la pena
recordar que para ser presentado en el parlamento, el proyecto de ley sobre el
sufragio femenino debía ser presentado por un diputado, es decir por un hombre.
En 1931, Irénée Vautrin, diputado liberal por la circunscripción de Montreal-Saint-
Jacques, presentó el proyecto de ley ante la asamblea legislativa, que fue apoyado
por dos diputados conservadores, Martin Beattie Fisher (Huntingdon) y Charles
Alian Smart (Westmount)32.

La oposición al voto femenino


Las peticiones para que se les concediera a las mujeres el derecho al voto eran
persistentes en Quebec; sin embargo, la oposición era feroz. El clero y los hombres
de la vida política, que encarnaban la resistencia más intransigente, se apoyaban
en la dudosa noción del “derecho natural”. Sin embargo, Idola Saint-jean se diri­
gía en particular a los juristas, un grupo que escapaba en gran medida a la mirada
de la opinión pública. El hecho de que los opositores al proyecto de ley se obstina­
ran en fundamentar su argumentación en principios de doctrina explica quizá la
insistencia de la autora en basar sus afirmaciones en ciertos escritos selectos, sagra­

31. Sin embargo, sólo en las elecciones de 1944 las mujeres pudieron ejercer por primera vez su
derecho al voto.
32. Cleverdon, p. 238 y ss.; Yves Beaulieu el a l , Répertoire des parlamentaires québécois, 78 6 7 ­
1978, Quebec, Biblioteca de la Legislatura, Servicio de Documentación Política, 1980.

89
dos o profanos. Ahora es necesario contextualizar el discurso de Idola Saint-Jean
en relación con la publicación, en 1930, del informe de la Comisión Dorion, en­
cargada de investigar el estado de los derechos civiles de la mujer. Idola Saint-Jean
había presentado un memorial ante esta comisión. Por otra parte, entre el 18 y el
30 de noviembre de 1929, es decir en el momento mismo en que se celebraban las
sesiones de la Comisión en Montreal, dirigía una crónica cotidiana, de dos páginas
de extensión, en el Montreal Herald, periódico que simpatizaba con la causa femi­
nista. Además, vale la pena saber que la Comisión Dorion fundamentaba gran
parte de sus recomendaciones en una diferencia entre el papel (y las aptitudes) de
mujeres y hombres; la comisión basaba el conjunto de sus recomendaciones en el
respeto de esta diferencia33.

Los principales opositores del proyecto


Entre los detractores del proyecto se encontraba la mayoría de los hombres de
la vida política de la época; entre ellos, el primer ministro Louis-Alexandre
Taschereau, era uno de sus más feroces enemigos. “Si alguna vez las mujeres obtie­
nen el derecho al voto, no seré yo quien se los habrá concedido34”, había declarado
en 1922. La oposición apoyaba en gran medida al gobierno en este asunto. Al
respecto es interesante citar una declaración de 'l'hérése Casgrain: “Taschereau no
veía ni siquiera la utilidad de recurrir a un voto de partido35”. De la misma manera,
una mayoría muy fuerte del clero luchaba contra este proyecto. Monseñor Louis-
Adolphe Paquet, célebre portavoz de la Iglesia, escribía en 1919: “Bajo el nombre
de feminismo, un movimiento perverso, una ambición falaz, se arrastra fuera de su
camino a la más elegante mitad de nuestra especie, y se ponen en riesgo las bases
mismas de la familia y la sociedad3637”. En Henri Bourassa, director del diario Le
Devoir, se encuentra quizá uno de los mejores condensados de la argumentación
antifeminista de la época. Gran católico, se fortaleció combatiendo al movimiento
feminista que, “como el socialismo, [está] en oposición radical con el concepto
cristiano de la familia y de la sociedad, ordenadas según la ley natural y la ley de
Cristo' Bourassa asociaba el feminismo con el protestantismo y sostenía que “el
sufragio femenino tendría consecuencias nefastas sobre el matrimonio, la familia,
la educación de los niños y la situación moral y social de la mujer38”. Con toda esta

33. Para un análisis del contexto que presidió la organización de la comisión y para un estudio
de sus recomendaciones, véase Stoddart.
34. Afirmación citada por Thérése Casgrain en U nefem m e chez les hommes, Montreal, Editions
dujour, 1971, p. 77.
35. Casgrain, p. 83.
36. Louis-Adolphe Paquet, “Le féminisme”, en Etudes et appréciations: nouveaux mélanges
canadiens, Québec, Imprimerie fraciscaine missionnaíre, 1919; reimpreso en Michéle Jean, textos
seleccionados y presentados por, Québécoises du xxe siécle, Montreal, Editions du Jour, 1974, p. 47-48.
37. Henri Bourassa, Femmes'hommes ou hommes etfem m es? Etudes á bátcns rompus sur le féminisme,
Montreal, Imprimerie du Devoir, 1925, p. 4 ­
38. Michéle Jean, p. 193. Para un análisis más profundo de las ideas de Henri Bourassa sobre las
mujeres, véase Susan Mann Trofimenkoíf, “Henri Bourassa et la question des íemmes”, eru Lavigne
v Pinard, p. 293-306.

90
información se comprende mejor la estrategia discursiva de Idola Saint-Jean en su
defensa del sufragio femenino.

D. B alan ce

El manifiesto de Idola Saint-Jean ofrece información sobre el discurso feminis­


ta de la época y sobre la argumentación antifeminista utilizada para combatirlo. A
pesar de ello, es difícil evaluar la influencia de este discurso sobre las mentalidades
de los años 30. Se sabe que en 1931 el proyecto de ley pasó sin ser aprobado una
vez más, por una mayoría de 26 votos, 47 contra 21. No obstante, en los años
siguientes, de manera gradual, se adoptaron ciertas medidas relacionadas con el
estatus jurídico de las mujeres39. Puede pensarse que este discurso, como muchas
otras acciones de diferente naturaleza, contribuyó modesta pero seguramente a la
deconstrucción de un espacio de desigualdades fundadas en el sexo, a la reunión
de energías diseminadas y a la afirmación de una voluntad inquebrantable de las
mujeres por conquistar sus derechos40. El discurso de Idola Saint-Jean, que resonó
hasta los confines de las cocinas por medio de las ondas radiales, adquiere el valor
de un símbolo en la áspera lucha que libraron las feministas41.

Idola Saint'Jean
Discurso radio difundido bajo los auspicios de la Alianza canadiense en favor
del voto de las mujeres de Quebec, la víspera de la presentación del Proyecto de
Ley sobre el Sufragio Femenino42 (1931).

39. En 1934, en particular gracias a los esfuerzos de Idola Saint-Jean, la mujer casada obtuvo el
derecho de abrir una cuenta bancarta a su nombre. En 1945, el artículo 279 del Código Civil fue
modificado para permitirle a la mujer casada recibir indemnizaciones por concepto de daños y
perjuicios. En 1951, la mujer obtuvo el derecho de ejercer sus derechos civiles a título personal y no
bajo el nombre de su marido. En 1954, luego de prolongadas discusiones, se retiró el nombre de la
mujer de la lista de “personas civilmente incapaces” (artículo 986). En 1964, una nueva ley reconoció
a la mujer plena capacidad jurídica, “bajo reserva de las restricciones consecuentes del régimen
matrimonial”. Entonces ella alcanzó la ciudadanía casi en el pleno sentido de la palabra, puesto que
todavía le falta, en particular, el permiso de su marido para adherir a un sindicato (!).
40. Diane Lamoureux, “Idola Saint-Jean et le radicalisme fémimste de l’entre-deux-guerres”,
Recherches fémmistes, v. 4, Ne 2, 1991, p. 45-60.
41. Para entender la amplitud de la lucha de las mujeres por el reconocimiento de sus derechos
antes de la Segunda Guerra mundial, véase Micheline Dumont y Louise Toupin, antología preparada
por, L a pensée fémimste au Q uébec, Montreal, Editions du Remue-Ménage, 2003. Véase también
Gouvernement du Q uébec, Conseil du statut de la femme, L a constante progression des femmes
historique des droits des fem m es, Q uébec, 2003, disponible en la dirección www.csf.gouv.qc.ca/
telechargement/publicatíons/InfoConstanteProgressionFemmes2003.pdf (página consultada el 15
de abril de 2005).
42. Inicialmente publicado por l’Alliance canadienne pour le vote des femmes de Québec,
Album souvenir 1931; reproducido en Daniel Latouche, con la colaboración de Diane Poliquin-
Bourassa, textos compilados y comentados por, Le manuel de la parole: mamfestes québécois, t. II: 1990
á 1959, Montreal, Boréal Express, 1978, p. 111-113.

91
S e ñ o ra s y señores,

M a ñ a n a la l e g i s l a t u r a c o n s i d e r a r á p o r q u i n t a v e z el p r o y e c t o d e l e y s o b r e e l s u f r a g i o p a r a
la s m u j e r e s d e e s t a p r o v i n c i a . D e m a n d a j u s t a y l e g í t i m a q u e , d e s e r a l f i n a p r o b a d a ,
c o l o c a r á a la s m u j e r e s d e Q u e b e c e n p i e d e i g u a l d a d c o n su s h e r m a n a s d e las o c h o r e s t a n ­
tes p ro v in c ia s d e! C a n a d á .
L a s m u j e r e s d e Q u e b e c f u e r o n la s p r i m e r a s e n la t a r e a . S i s e c o n s u l t a n la s p r i m e r a s
p a g i n a s d e n u e s t r a h i s t o r i a , se la s v e t r a b a j a n d o c o n a r d o r e n la o b r a a d m i r a b l e d e la
c o l o n i z a c i ó n . E n t o d a s la s e s f e r a s d e la v i d a s o c i a l e l l a s h a n s i d o la s c o m p a ñ e r a s d e los
h o m b r e s , t r a b a j a n d o s i e m p r e , o f r e c i e n d o lo m e j o r d e sí m i s m a s p a r a c o n s t r u i r u n p a ís
l l a m a d o a d e s e m p e ñ a r u n g r a n p a p e l e n la h i s t o r i a d e l m u n d o . P u e d a n n u e s t r o s l e g i s l a ­
d o r e s m a ñ a n a , c u a n d o s e r á n c o n v o c a d o s a e m i t i r u n v o t o q u e d i r á si s í o n o d e b e m o s s er
a d m i t i d a s a p a r t i c i p a r e n n u e s t r a v i d a p o l í t i c a , r e c o r d a r q u e la p r i m e r a f á b r i c a d e t e j i d o s
del C a n a d á fue fu n d a d a , e n 1 7 0 5 , por in icia tiv a de M a d a m e de R e p e n tig n y ; p u ed a n
r e p a s a r u n a v e z m á s e n su s m e m o r i a s la o b r a d e M a r i e R o l l e t , g r a n p a t r o n a d e n u e s t r o s
a g r i c u l t o r e s c a n a d i e n s e s ; M a r i e R o l l e t i m p o r t ó el p r i m e r a r a d o a n u e s t r o p a ís ; l u e g o
J e a n n e M a n e e s e c o n s t i t u y ó e n la T e s o r e r a M u n i c i p a l d e V i l l e - M a r i e y e n c o n t r ó los
r e c u r s o s p e c u n i a r i o s p a r a t r a e r a q u í u n r e g i m i e n t o e n c a r g a d o d e d e f e n d e r a los c o l o n o s
de los d e s a s tro s o s a t a q u e s d e los iro q u e s e s. F u n d a d o r a s de los p r im e r o s h o s p ita le s , f u n ­
d a d o r a s d e las p r i m e r a s e s c u e l a s , m u j e r e s f u e r o n a q u e l l a s a la s q u e t e n e m o s la g l o r i a d e
l l a m a r n u e s t r a s a n t e p a s a d a s , la u n a m i n i s t r a d e C o m e r c i o , la s o t r a s m i n i s t r a s d e la
A s is te n c ia P ú b lica , m in istra de E d u c a c i ó n y m e a tre v e ría a d ec ir m in istra de F in an zas;
d e s e m p e ñ a n d o e s t e ú l t i m o p u e s t o se d e s t a c a b a n s o b r e b u e n n ú m e r o d e h o m b r e s , g r a c i a s
a su s c a p a c i d a d e s p a r a la o r g a n i z a c i ó n y la c i e n c i a e c o n ó m i c a . N i n g ú n h o m b r e , t e s t i g o
d e lo q u e n u e s t r a s p i o n e r a s h a c í a n e n los a l b o r e s d e n u e s t r a h i s t o r i a , les h u b i e r a r e h u s a ­
d o el a c c e s o al p a r l a m e n t o , d e h a b e r e x i s t i d o p a r l a m e n t o e n t o n c e s . E s t a s m u j e r e s i n t e ­
l i g e n t e s y s a b i a s e r a n c o n s u l t a d a s e n t o d o s los a s u n t o s ; g r a c i a s a la c o o p e r a c i ó n d e
h o m b re s y m u je re s de esta é p o c a gozam os hoy de p ro g reso y d esarrollo e n n u e s tro C a n a ­
d á . P o r l o d e m á s , e s t e d e r e c h o q u e n o s o t r a s r e c l a m a m o s a h o r a , ¿ a c a s o n o lo t u v i m o s
h a s t a 1 8 3 4 ? ¿ A c a s o n o lo e j e r c i m o s c o n c o n c i e n c i a y d i g n i d a d ? P a r a c o n v e n c e r n o s del
e s c r ú p u l o c o n e l c u a l n u e s t r a s a b u e l a s c u m p l i e r o n su d e b e r d e v o t a n t e s b a s t a r e c o r d a r
la s p a l a b r a s q u e p r o n u n c i ó la M a d r e d e L o u i s - J o s e p h P a p i n e a u al d e p o s i t a r su p a p e l e t a
d e v o to . “Yo v o to , d ijo e lla , p o r L o u is - J o s e p h P a p in e a u , m i h ijo , n o p o r q u e s e a m i h ijo ,
s i n o p o r q u e lo c r e o c u a l i f i c a d o p a r a r e p r e s e n t a r a n u e s t r a r a z a c o n d i g n i d a d ” . N o s e n ­
c o n tr a m o s fre n te a un a p o lítica in te lig e n te y san a. S e ñ o r a s y señ o re s, m e p a re c e q u e
n o s o t r a s n o h e m o s p e r d i d o m é r i t o ; h o y e n d ía s e n o s e n c u e n t r a e n t o d o s lo s c a m p o s d e
la c a r i d a d y d e l t r a b a j o . L a s c o n d i c i o n e s e c o n ó m i c a s n o s l a n z a n a la i n d u s t r i a , a l c o m e r ­
c i o , a la e n s e ñ a n z a , e n u n a p a l a b r a , a t o d o s los c a m p o s d e la a c t i v i d a d s o c i a l . S i d e b e m o s
t r a b a j a r p a r a vivir, ¿'por q u é se n o s c o n d e n a a o c u p a r s ó l o p u e s t o s s u b a l t e r n o s ? ¿ P o r q u é
s e n o s i m p i d e e l a c c e s o a las p r o f e s i o n e s y a los p a r l a m e n t o s d o n d e s e e l a b o r a n las le y es
q u e c o n c i e r n e n a la m u j e r c o m o a l h o m b r e ? O s p r e g u n t o s e ñ o r e s , ¿ p o r q u é c u a n d o se
d i s c u t e u n a l e y s o b r e n u e s t r a s e s c u e l a s n o se n o s d e j a a p o r t a r , e n r a z ó n d e n u e s t r a c a l i d a d
d e e d u c a d o r a s ? ¿ P o r q u é las m a d r e s n o t i e n e n el d e r e c h o a v o t a r c u a n d o la C á m a r a
e s t u d i a u n a le y s o b r e e l b i e n e s t a r d e los n i ñ o s , d e la f a m i l i a , e t c . ? ¿ N o se t r a t a e n e s t o s
c a s o s d e p r o b l e m a s q u e la m u j e r c o m p r e n d e r á s i e m p r e m e j o r q u e e l h o m b r e ? D e c i d n o s ,
señ o re s, c o n to d a sin cerid ad , ¿acaso n o hay a su n to s q u e v u estras m ad res, vu estras e s p o ­
s a s, v u e s t r a s h i j a s p u e d e n e n t e n d e r , a u n q u e t e n g a n u n a i n s t r u c c i ó n m u y r u d i m e n t a r i a ?

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D e c i d n o s , d e s p r o v i s t o s d e v u e s t r o e g o í s m o , q u e o s b r i n d a m e n o s f e l i c i d a d d e lo q u e
p a r e c é i s c r e e r l o , ¿ o s a g r a d a r í a q u e u n d í a la m u j e r se p r o c l a m a r a e n s o b e r a n o á r b i t r o
v u e s t r o y s e e n c a r g a r a , c o m o v o s o t r o s l o h a c é i s p i a d o s a m e n t e d e s d e h a c e s ig lo s , d e
d i c t a r o s la t o t a l i d a d d e v u e s t r a c o n d u c t a y s e c o n s t i t u y e r a e n e l j u e z s u p r e m o d e v u e s t r o s
d estin o s? P ro testa ría is, c o n to d o d e r e c h o , c o n tr a s e m e ja n t e e sta d o de cosas, ¿ n o es
cie rto ? I n s p i r a o s e n la s p a l a b r a s d e l M a e s t r o T o d o p o d e r o s o , ‘ H a c e d a los o t r o s a q u e l l o
q u e d e s e a ría is q u e e llo s os h i c i e r a n ”, y p e r m itid n o s e leg ir a n u e s tr o s le g isla d o res . N o s o ­
tras s o m o s sere s h u m a n o s r e s p o n s a b le s , t r a t a d n o s e n c o n s e c u e n c i a .
S i u n a m u j e r c o m e t e u n d e l i t o v u e s t r a s l e y e s la c a s t i g a n ; n o e s el m a r i d o el q u e s u b e al
p a t í b u l o , es e l l a q u i e n e x p í a s u f a l t a . E n e s t a s c o n d i c i o n e s , n o o s p a r e c e s o b e r a n a m e n t e
i n j u s t o q u e , a d e m á s , lo s c ó d i g o s e s t a b l e z c a n q u e u n a b u e n a m a d r e , u n a b u e n a e s p o s a n o
t i e n e d e r e c h o a h a c e r u n a t r a n s a c c i ó n s i n h a b e r o b t e n i d o p r e v i a m e n t e la f i r m a d e su
m a r i d o , s e a é s t e b u e n o o m a l o ? ¿ O s d a is c u e n t a q u e , s e g ú n v u e s t r a s l e y e s , u n a m a d r e
s e p a r a d a d e su m a r i d o , a q u i e n la C o r t e h a c o n f i a d o la c u s t o d i a d e su s h i j o s , n o t i e n e n i
s i q u i e r a el d e r e c h o d e a p r o b a r su m a t r i m o n i o , p o r q u e e s t e d e r e c h o le e s t á r e s e r v a d o al
p a d r e e x c l u s i v a m e n t e , a ú n si es i n d i g n o d e e s t e n o m b r e ? ¿ S e t r a t a d e le y e s d e u n p a ís q u e
s e p r e t e n d e c r i s t i a n o ? H a c e m u c h o t i e m p o el g r a n V í c t o r H u g o d i j o q u e la f e l i c i d a d del
h o m b r e n o p o d í a n u t r i r s e d e los s u f r i m i e n t o s d e la m u j e r . E l e g o í s m o es la c a u s a d e t o d o s
l o s m a l e s q u e s u f r e la h u m a n i d a d . T r a b a j a r p o r e s t a b l e c e r n u e s t r a s o c i e d a d sobre bases
j u s t a s e s la m e j o r m a n e r a d e t r a b a j a r p o r su b i e n e s t a r . S e ñ o r e s l e g i s l a d o r e s n u e s t r o s ,
m a ñ a n a c u a n d o s e o s p i d a e l a c c e s o d e la s m u j e r e s a la p o l í t i c a y al t r a b a j o l i b r e , p e n s a d
e n la s g r a n d e s v e r d a d e s d e l E v a n g e l i o , p u e s t o q u e e l p r o y e c t o d e ley p a r a la a d m i s i ó n d e
la s m u j e r e s a l f o r o t a m b i é n s e r á d i s c u t i d o m a ñ a n a . E n l u g a r d e t r a t a r n o s c o m o a r i v a l e s
p e l i g r o s a s , p e r m i t i d q u e n o s c o n v i r t a m o s e n v u e s t r a s c o m p a ñ e r a s e n t o d a s las e s f e r a s d e
a c tiv id a d . P e r m a n e c e d o rg u llo so s d e n u e stra s a p titu d e s y d e ja d n o s p o n e r n u e s tr o t a l e n ­
t o al s e r v i c i o d e n u e s t r a p r o v i n c i a . E l o r g u l lo n a c i o n a l d e t o d o s los c o r a z o n e s
a u t é n t i c a m e n t e c a n a d i e n s e s d e b e s e r h a l a g a d o c o n l o s é x i t o s d e los n u e s t r o s , s e a n h o m ­
b r e s o m u j e r e s . E n 1 9 1 4 , la u n i v e r s i d a d M c G i l l le c o n c e d i ó el p r i m e r d i p l o m a d e D e r e ­
c h o a u n a c a n a d i e n s e , M a d a m e L a n g s t a f f , q u e o b t u v o el p r i m e r p u e s t o e n d e r e c h o c r i m i ­
n a l y e n d e r e c h o d e c o r p o r a c i o n e s , la s d o s a s i g n a t u r a s m á s d i f í c i l e s d e la f a c u l t a d . E l a ñ o
p a s a d o , la s e ñ o r a M a r t h e P e i n a d o b t u v o el p r i m e r l u g a r e n la F a c u l t a d d e M e d i c i n a d e la
U n iv e rsid a d de M o n tr e a l. A q u í p o d ría c ita r a m u c h a s o tras v a lie n te s y b rilla n te s. Si
h u b i e r a n n a c i d o e n o t r a p r o v i n c i a , e s t a s m u j e r e s p o d r í a n a s p i r a r a la s m á s a l t a s r e s p o n ­
s a b i l i d a d e s ; s i n e m b a r g o , Q u e b e c la s t i e n e b a j o t u t e l a y les i m p i d e o f r e c e r su t r a b a j o a
n u e stra socied ad .
S e ñ o r e s , p e n s a d e n to d a s e sta s m u je r e s y q u e v u e s tr o v o t o de m a ñ a n a sea lib erad o r. E n
i n t e r é s d e t o d o s y d e t o d a s , a b r i d c o n m a g n a n i m i d a d a la s m u j e r e s la p u e r t a d e la a r e n a
p o l í t i c a y p r o f e s i o n a l ; las d i g n a s d e s c e n d i e n t e s d e la s J e a n n e M a n e e , d e la s M a r g u e r i t e
B o u r g e o y s , d e las M a d e l e i n e d e V e r c h é r e s y d e t a n t a s o t r a s q u e h a n c o n t r i b u i d o a l d e s a ­
r r o l l o d e n u e s t r o p a ís s a b r á n c o m p o r t a r s e e n la v i d a p ú b l i c a c o m o l o h a c e n e n la v i d a
p r i v a d a . T o d a s la s v o l u n t a r i a s y la l e g i ó n d e t r a b a j a d o r a s s o n u n á n i m e s c u a n d o r e c l a m a n
su s d e r e c h o s p o l í t i c o s y su d e r e c h o al t r a b a j o l i b r e ; n o c a r g u é i s p o r m á s t i e m p o , s e ñ o r e s ,
la r e s p o n s a b i l i d a d d e t e n e r l a s r e d u c i d a s a la i n u t i l i d a d e n la v i d a p o l í t i c a d e la p r o v i n c i a
q u e e s la s u y a y q u e e l l a s a m a n y al b i e n e s t a r d e la c u a l e l l a s q u i e r e n c o n s a g r a r s e .

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