Páginas Desdetutela Jurisdiccional Diferenciada. Martin Hurtado Reyes
Páginas Desdetutela Jurisdiccional Diferenciada. Martin Hurtado Reyes
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TUTELA JURISDICCIONAL
DIFERENCIADA
Palestra Editores
Lima — 200Ó
COLECCIÓN:
Comité de Dirección
Profesores:
Samuel Abad Yupanqui
Alfredo Bullard Gonzales
Carlos Caro Coria
Gorki Gonzales Mantilla
César Landa Arroyo
Juan Morales Godo
Editor
Pedro R Grández Castro
ISBN: 9972-224-02-3
Prólogo 13
Presentación 21
6. Secuestro 280
6.1 Secuestro judicial 283
6.2 Secuestro conservativo 285
7. Medidas temporales sobre el fondo 288
8. Medidas innovativas 290
8.1 Medidas de no innovar 292
BIBLIOGRAFÍA 561
Prólogo
Siendo juez, nadie mejor que Martín para sufrir "en direc-
to' las consecuencias de un sistema judicial que, históricamente,
ha sido marginado de su calidad de Toder', habiendo quedado
reducido al simple membrete de Administración de Justicia'.
Sin embargo, Martín sabe también que el cambio no se va a
producir por generación espontánea o por reconocimiento ex-
terno de la importancia histórica que tiene el Judicial; es
consciente que para que ello ocurra es imprescindible formar
parte de un proceso permanente, sostenido y serio de ir deve-
lando las razones de la marginación por un lado y, por otro,
encontrar en el Derecho fórmulas, técnicas o instituciones jurí-
dicas que sean capaces de permitirle al juez nacional sacudirse
del sambenito de ser el responsable de los problemas más acu-
ciantes que vive la sociedad peruana.
Martín ha elegido la segunda de las rutas antes descritas.
Nos complace mucho que la elección esté referida a una temá-
tica que -al igual que a Juan José, mi hijo querido- nos seduce
y apasiona: ¿qué fórmulas procesales existen en el derecho com-
parado que pueden ser creativamente incorporadas al derecho
nacional, a fin de permitirle al juez peruano estar en aptitud de
conseguir que el valor Justicia, integrado con los objetivos de
oportunidad y de eficacia, sea manifestación regular y constan-
te en los procesos a su cargo?
Los límites para cumplir exitosamente con la integración
favorable de las instituciones jurídicas de origen ajeno pueden
ser, tentativamente, evitar la importación irresponsable, cono-
cer el contexto histórico en donde se originó la institución y
también del lugar en donde se piensa puede ser útil, separar los
factores externos e internos que condicionan su funcionamien-
to y, aunque el listado no es definitivo, tener conciencia de las
PROLOGO 17
El autor
CAPÍTULO I
Tutela jurisdiccional efectiva
1. JURISDICCIÓN:
ara referirnos a la Tutela Jurisdiccional efectiva
10. PRIORI POSADA, Giovanni. «La efectiva tutela jurisdiccional de las situacio-
nes jurídicas materiales: hacia una necesaria reivindicación de los fines
del proceso» En Ius et veritas, Año XIII No. 26, Pág. 273 a 292.
11. El debate doctrinario alcanzó un gran desarrollo sobre el particular, a tal
punto que se considera hoy en día a la efectividad como algo consustan-
cial a la tutela judicial y a la vez, como un derecho fundamental más. Así
lo entiende CHAMORRO BERNAL al comentar esta institución en España al
indicar que la efectividad es algo consustancial al derecho a la tutela
judicial puesto que, como ha reiterado el TC, una tutela que no fuera
efectiva, por definición, no sería tutela. De nada servirían al ciudadano
unas excelentes resoluciones judiciales que no se llevaran a la práctica.
Agrega que precisamente por ser consustancial a la tutela, el derecho a la
efectividad forma parte de ese conjunto de garantías y derechos que
integran la compleja institución jurídica de la tutela judicial. Es decir, el
42 MARTÍN HURTADO REYES
18. El recorrido histórico debe iniciarse con la referencia del concepto roma-
no de acción que prácticamente se mantiene inalterado hasta el s. XIX,
prescindiendo, pues de \a etapa del ordo iudiciorum privatorum en el que
la actio aparece como una reminiscencia del agere propio de la venganza
privada. Es conocida la definición de acción, ofrecida por Celso, y recogida
en la forma siguiente: «ni hil aliud est actio quema iur quod sibi debeatur
indicio persequendi» (D. XLIV.VII, 51) - prácticamente reproducida por
Justiniano en I.IV VI.I. Latia, en el fondo de dicho concepto, una idea que
llevaba a embeber la acción en el derecho: la acción no era otra cosa que el
mismo derecho en movimiento, el derecho a perseguir enjuicio. GÓMEZ DE
LIAÑO GONZÁLEZ, Fernando y PÉREZ-CRUZ MARTÍN, Agustín Jesús. Op. Cit.
Pág. 189..
19. Las principales corrientes que desarrollaron el concepto son la teoría mo-
nista, la dualista y la objetiva. La Teoría Monista fusiona el derecho material
con el derecho procesal, dejando de lado cualquier posición que le brinde
autonomía al concepto, de ahí que en esta tesis se defina a la acción como
«el derecho de perseguir, mediante el proceso, lo que se le deben a uno»
(CELSO), sobre esta posición FAIREN señala que el concepto de acción se
encontraba vinculado de manera directa e indesligable a la violación de
una derecho determinado constituyéndose la acción en el medio de obte-
ner la reparación de la violación o desconocimiento de dicho derecho
subjetivo. Esto significa bajo nuestra óptica que la acción no existe en
tanto el derecho material no se haya violado (FAIREN GUILLEN, Víctor. Doc-
trina General del Derecho Procesal. Hacia una Teoría y Ley Procesal
Generales. Barcelona, Editorial Bosch, 1990. Pág. 77). Por su parte GÓMEZ
DE LIAÑO y PÉREZ-CRUZ señalan que la acción se situaba en el mismo plano
relacional que el derecho subjetivo privado: era un poder del titular del
derecho de exigir al que lo había lesionado o puesto en peligro que le
reintegrara en el disfrute de su derecho y, de ser imposible, que lo
50 MARTÍN HURTADO REYES
21. VÉSCOVI, Enrique. Teoría General del Proceso. 2da. Ed. Santa Fe de Bogo-
tá, Editorial Temis S.A, 1999. Pág. 63.
TUTELA JURISDICCIONAL EFECTIVA 53
22. BARRIOS DE ANGELIS, Dante. Teoría del Proceso. Colección de los Maestros
del Derecho Procesal. 2da. Edición. Montevideo-Bs.As., BDF Editores,
2002. Pág. 131.
23. Es decir el derecho de acción concebido como el derecho a poner en movi-
miento al órgano jurisdiccional para lograr una decisión judicial, pidiendo la
emisión de una sentencia sobre el fondo que resuelva la controversia, cual-
quiera sea el sentido de la misma, es decir estimatoria o desestimatoria.
24. La concepción de esta tendencia doctrinal se centra no solo en poner en
movimiento el órgano jurisdiccional, para obtener una sentencia, sin im-
portar su sentido, en todo caso lo que se busca es una tutela favorable, es
decir la obtención de una sentencia que favorezca los intereses del actor
(sentencia estimatoria).
54 MARTÍN HURTADO REYES
3.1. Características:
El derecho de acción procesal - como toda institución -
tiene características que lo regulan, así tenemos que es abstrac-
to, sujetivo, publico y autónomo. Estas características son
3.1.1. Es abstracto:
Tiene naturaleza abstracta porque para su ejercicio no se
requiere el respaldo o existencia de un derecho sustancial o ma-
terial, pues teniendo sustento en el derecho de petición que se
hace al Estado para el otorgamiento de tutela, éste se debe ejerci-
tar sin tomar en cuenta su existencia. Si el derecho de acción
fuera concreto en vez de abstracto, requeriría que quien lo ejer-
cita le asista la razón para hacerlo y lo que busca finalmente con
el derecho de acción abstracto, es que el Estado le conceda tutela
jurídica con una sentencia favorable. Esta tesis fue abandonada y
el Derecho Procesal contemporáneo ratifica la característica de
abstracto del derecho de acción, por la cual este derecho se ejer-
cita prescindiendo de la existencia de un derecho material, es
decir que lo tienen y lo pueden ejercitar aun por quienes no ten-
gan la razón, lo que implica que el pedido de tutela jurídica al
Estado lo puede hacer un sujeto de derecho tenga o no la razón
antes de su ejercicio, dentro del cual inclusive podemos encon-
trar al improbus ¡itigator, quien sabiendo que no le asiste la razón
ejercita este derecho, lo cual por ser un ejercicio abusivo del de-
recho debe ser severamente sancionado por el ordenamiento
jurídico, en nuestra legislación encontramos este supuesto (Artí-
culo 4 C.P.C.) que no hace sino ratificar la posición asumida.
Por ello es que VÉscoví26 señala que la acción, la tienen to-
dos, tengan razón o no, logren sentencia favorable o desfavorable,
26. VÉscoví, Enrique. Teoría General del Proceso. Op. Cit. Pág. 64.
56 MARTÍN HURTADOREYES
3.1.2. Es subjetivo:
Es de naturaleza subjetiva, por ser inmanente a la natura-
leza de todo sujeto de derecho. Todo sujeto de derecho está
provisto de este derecho por el sólo hecho de serlo. Su ejercicio
puede ser directo o a través de un tercero (por la representa-
ción por ejemplo), sin embargo estar capacitado o no para
ejercitarlo, no es impedimento para contar con él.
DEVIS ECHANDÍA señala que la acción es un derecho subjeti-
vo y no un simple poder o una facultad inherente al derecho de
libertad o a la personalidad, que pertenece a todas y cada una de
las personas físicas o jurídicas que quieren recurrir al Estado
para que les preste el servicio público de su jurisdicción, cual-
quiera que sea la razón o el derecho materia que aleguen; esas
cuestiones deben examinarse sólo para determinar si la sen-
tencia debe ser de fondo o mérito y favorable o desfavorable al
demandante, o en excepciones previas cuando la ley lo autori-
ce, pero no puede excluir la titularidad de la acción. Por ello
propone este autor como definición de acción la siguiente: la
acción es el derecho público, cívico, subjetivo, abstracto y au-
TUTELA JURISDICCIONAL EFECTIVA 57
3.1.3. Es público:
Es público el derecho de acción, pues cuando se ejercita
tiene como destinatario al Estado quien debe otorgar tutela ju-
rídica y porque la actividad del Estado a través del Órgano
Jurisdiccional tiene la misma naturaleza. Una diferencia sus-
tancial entre el derecho de acción y la pretensión procesal, es
que el primero tiene como sujeto pasivo al Estado, pues el pedi-
do de tutela es directo hacía éste y es el obligado a otorgarla, en
cambio la pretensión tiene como destinatario al pretendido o
demandado, persona sobre la cual recae la responsabilidad de
cumplir lo pretendido por el sujeto activo del proceso, cuando
es vencido enjuicio.
El derecho de acción, es público, no obstante que lo dis-
cutido en el proceso tiene carácter privado (la pretensión).
3.1.4. Es Autónomo:
Es autónomo por su independencia y desprendimiento de
cualquier otra institución, porque tiene sus propios parámetros
por los que se regula, presupuestos y otros. Se dice desde los
27. DEVIS ECHANDÍA, Hernando. Teoría General del Proceso, aplicable a todos
los procesos. Tomo I. Buenos. Aires., Editorial Universidad, 1984. Pág.
197.
58 MARTÍN HURTADO REYES
3.1.5. Es Indisponible:
El derecho de acción también responde a la característica
de indisponible, pues no se puede renunciar a él ni se le puede
transmitir, sobre este derecho no hay la posibilidad de realizar
ningún acto jurídico, sea a título gratuito o a título oneroso.
De ahí a que no compartamos la idea de que el derecho de
acción sea efímero y se extinga una vez que la demanda es ad-
mitida, el derecho de acción siendo un derecho subjetivo, no se
agota o termina cuando el Estado realiza su actividad en el pro-
ceso, por el contrario se extingue cuando se termina la existencia
de su titular, se extingue en consecuencia conjuntamente con el
titular del derecho.
28. Sostiene PALACIO que para la concepción moderna, en cambio, que surge a
mediados del siglo pasado, la acción y el derecho subjetivo material cons-
tituyen dos entidades jurídicas independientes, criterio que, para algunos
autores, implica un punto de partida de la autonomía del Derecho Proce-
sal Civil como disciplina jurídica. PALACIO, Lino Enrique. Manual de Derecho
Procesal Civil. Decimoséptima Edición Actualizada. Buenos.Aires., Edito-
rial Lexis Nexos, - Abeledo Perrot, Febrero 2003. Pág. 93.
TUTELA JURISDICCIONAL EFECTIVA 59
4. DERECHO DE CONTRADICCIÓN:
Si quién pretende en un proceso (pretensor, actor o de-
mandante) cuenta con el derecho de acción para poner en
movimiento el Órgano Jurisdiccional a través de la demanda
(vehículo natural del derecho de acción), también quien actúa
como destinatario de la pretensión {pretendido o demandado)
tiene también un derecho fundamental denominado derecho de
contradicción, derecho con el que cuentan todos aquellos suje-
tos de derecho cuando son emplazados con una demanda. 29 El
30. BARRIOS DE ANGELIS, Dante. Teoría del Proceso. Colección de los Maestros
del Derecho Procesal. Op. Cit. Pág. 131.
31. DEVIS ECHANDÍA, Hernando. Teoría General del Proceso. Op. Cit. Pág. 222.
62 MARTÍN HURTADO REYES
¿) Derecho a ¡a prueba:
En nuestro medio se viene proponiendo un visión mas
amplia de la prueba, BUSTAMANTE ALARCÓN propone como tema de
actualidad el derecho fundamental a probar19 señalando que el
carácter fundamental del derecho a probar no sólo implica que
todo sujeto de derecho pueda ejercerlo dentro de un proceso ju-
dicial -civil, penal, constitucional, laboral, etc. - o dentro de un
procedimiento -administrativo, arbitral, militar, político y parti-
cular, sino que constituye un elemento esencial del ordenamiento
jurídico que contribuye a darle sus contenidos básicos e informa
la organización jurídica y política del Estado con propia fuerza
normativa. Agrega, el derecho a probar es aquel derecho subje-
tivo, perteneciente al grupo de los llamados derechos
fundamentales, que tiene todo sujeto de derecho por el solo he-
cho de serlo, que le permite utilizar dentro de un proceso o
procedimiento en el que interviene o participa, conforme a los
principios que lo delimitan y le dan contenido, todos los medios
e) Derecho a impugnar:
Este derecho coadyuva al mejoramiento de la producción
de las resoluciones judiciales, protege a las partes de las deci-
siones judiciales que se hayan producido de manera arbitraria,
de decisiones judiciales a las que les falta la motivación debida y
de las resoluciones que atentan contra los principios lógicos.
A las partes en el proceso no se les puede negar el dere-
cho de impugnar, para ello el ordenamiento procesal implementa
82 MARTIN HURTADO REYES
los instrumentos que sirven para el efecto, en este caso son los
medios impugnatorios (apelación, casación, reposición y queja
de derecho), de tal forma que se pueda generar la revisión de la
decisión judicial por un juez de mayor jerarquía o para que el
que la emitió realice un reexamen y regularice sus defectos (re-
curso de reposición).
Este elemento del debido proceso posibilita que las partes
ejerzan el derecho a que las resoluciones judiciales no queden
firmes con la decisión de un solo juez, sino que se admita la
posibilidad de una nueva revisión por otro juez o por un cole-
giado. Este derecho no propone la eliminación de criterios de
inimpugnabilidad de las resoluciones judiciales, por el contra-
rio formula una tendencia que protege el interés de las partes.
40. MIXÁN MASS, Florencio. Lógica para Operadores del Derecho. Trujillo, Edi-
torial Ediciones BLG, 1998. Pág. 13.
86 MARTÍN HURTADO REYES
1. CONSIDERACIONES GENERALES
2. CONCEPTOS NECESARIOS:
Desde el punto de vista histórico los estudiosos del Dere-
cho Procesal han encontrado el origen de la tutela ordinaria en
vida rural que, como tantos otros, pasó al lenguaje común y al jurídico en
Roma». Se agrega en este Enciclopedia que por el proceso de cognición se
obtiene la declaración de la ley aplicable a uno o varios hechos concretos.
Presupone duda o incertidumbre acerca de la existencia del derecho que
se cuestiona en el caso singular y la sentencia que en él se dicta (de
declaración de mera certeza, constitutiva o de condena), satisface plena-
mente la necesidad de certera jurídica. Tomo XVII. Editorial Bibliográfica
Argentina. Págs. 428 - 429. Sobre el término juicio también nos mencio-
na CARDOSO HUERTA señalando que el vocablo juicio, proviene del latín
iudicium, y que en el ámbito procesal tratándose de juicios contenciosos
significa que «es el que se sigue ante el Juez sobre derechos o cosas que
varias partes contrarias litigan entre sí». Carlos CARDOSO HUERTA en «Juicio
Ordinario» extraído de Internet en www.universidadabierta.edu.mx.
7. SAGÁSTEGUI Arteaga, Pedro. Derecho Procesa! Civil. Tomo I, Parte General.
4ta. Edición. Lima, Editorial San Marcos, 1987. Pág. 223.
8. SATTA, Salvatore. Manual de Derecho Procesal Civil. Bs.As., Editorial Edi-
ciones Jurídicas Europa-América, 1971. Volumen I. Pág. 255.