Resumen La Noción Del Paradigma

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UNIVERSIDAD ETAC CAMPUS CHALCO

Resumen La noción de Paradigma

Epistemología y Psicología 1er Cuatrimestre

Licenciatura en Psicología

Alumna: Lorena Paola Anaya Rizo

ID: 00000315261
La noción del Paradigma
La importancia de la noción de paradigma y el conocimiento o reflexión sobre los
paradigmas que reproducimos al orientar nuestra acción vital y nuestra
comprensión de las distintas facetas de la existencia.
Denominamos paradigmatología al estudio de los paradigmas como lógica,
semántica e ideológica del conocimiento y la praxis.
La noción del paradigma se ha convertido en una expresión de uso frecuente en
los medios académicos y universitarios, indica, por un lado, el conocimiento que
se tienen de un vocabulario que se hizo famoso en la historia de la ciencia y la
filosofía por el impacto de la publicación La estructura de las revoluciones
científicas.
El termino paradigma
“Es modelo, ejemplo”
“Un paradigma es que los miembros de una comunidad científica comparten, y,
recíprocamente, una comunidad científica consiste en hombres que comparten un
paradigma”
Nos refiere que un paradigma es un conjunto de valores y saberes compartidos
colectivamente, usados implícita o explícitamente, por una comunidad, está
definición nos sumerge en la vaguedad.
A) Algo que esta constituido por los descubrimientos científicos universalmente
reconocidos que, durante cierto tiempo, proporciona a un grupo de
investigadores problemas tipo y soluciones.
B) El conjunto de creencias, valores reconocidos y técnicas que son comunes
a los miembros de un grupo dado.

La generalidad de la noción de paradigma no solamente es visible, sino que,


además, es la que se da en nuestro medio universitario cuando se afirma que
formamos parte de la “cultura judeocristiana “o de la cultura occidental etc.
Las teorías científicas se destacan no solamente por las leyes y las aplicaciones,
según Kuhn, son cruciales aspectos tales como las comunidades científicas, las
convicciones y creencias y el periodo histórico en el que aparecen las teorías.
La ciencia no es solo formulación de leyes, sino lo que comparte una comunidad
en términos de lenguaje, de visión, de socialización y de valoración.
Al afirmar que la ciencia no es una sucesión continua y acumulativa del saber, sino
que responde a las características de una realidad de dos grandes y diferenciados
momentos:
La ciencia normal y la ciencia extraordinaria o revolucionaria:

Los momentos o periodos normales se caracterizan por la preponderancia o


dominio de unas formas y métodos de investigación bien establecidos, casi
rutinarios, condicionantes tanto de los problemas a tratar como de la manera de
solucionarlos.
En contraste con ello, los momentos extraordinarios se dan cuando ciertas
experiencias, ciertos fenómenos no se asimilan a esas rutinas de la normalidad y
se entra en un periodo de crisis, se desconfía, entonces, de los procedimientos
normales y se postulan teorías alternativas que permitan resolver, bajo otra visión,
las anomalías detectadas.
Es el momento in statu nascendi de un nuevo paradigma, es el momento en que
nos está persuadiendo una nueva forma de abordar la problemática en cuestión
y/o las modalidades de su tratamiento; la siguiente etapa será la de la conversión,
etapa que en parangón con la experiencia religiosa adherimos a una nueva forma
de ver; reinterpretamos el mundo.
El profesor Germán Guerrero menciona:
Los hechos de la experiencia no pueden desempeñar una función neutral en los
cambios de paradigma puesto que el hecho mismo está determinado por el
paradigma. Científicos que pertenecen a paradigmas diferentes ante un mismo
conjunto de estímulos, que se pueden considerar idénticos para ambos, tienen
sensaciones diferentes. Esta diferencia en la percepción se origina porque lo que
se ve depende tanto del mundo como de la reeducación visual y conceptual
previa.
Es lo que podríamos llamar un cambio de gestalt, estructura perceptiva o aparato
generador de imágenes, como lo dice Konrad Lorenz (1973). Kuhn alude aquí a la
experiencia del pato-conejo: dos hombres sometidos a la misma estimulación
visual tienen impresiones diferentes, mientras uno ve un conejo, el otro ve un pato.
El termino y sus características
Edgar Morin propone la siguiente definición:
Un paradigma contiene, para cualquier discurso que se efectúe bajo su imperio,
los conceptos fundamentales o las categorías rectoras de inteligibilidad al mismo
tiempo que el tipo de relaciones lógicas de atracción/repulsión (conjunción,
disyunción, implicación u otras) entre estos conceptos o categorías.
De esta definición se destaca el hecho de que Morin insiste en los paradigmas
como profundas inscripciones o sellos (imprinting) que tienen culturalmente los
individuos y los grupos

En conclusión, para Morin la naturaleza de un paradigma puede ser definida como


la de promoción/selección de categorías rectoras o conceptos fundamentales de
inteligibilidad, y la determinación de operaciones lógicas rectoras. Lo cual significa
que el paradigma es inconsciente, irriga al pensamiento consciente, lo controla y,
en ese sentido, es también supraconsciente.
Características del paradigma:
a) Al paradigma no lo podemos invalidar, falsar, acabar, destruir.
b) El paradigma es exclusivo y excluyente.
c) El paradigma nos enceguece para lo que excluye como si no existiera.
d) El paradigma es invisible.
e) El paradigma crea la evidencia ocultándose a sí mismo.
f) El paradigma crea la sensación de lo que es real.
g) Como es invisible, el paradigma es invulnerable.
h) Los paradigmas son inconmensurables entre sí.
i) Un gran paradigma determina una visión de mundo.

La crisis de los paradigmas en la actualidad


La transdisciplinariedad y la incertidumbre; la universidad, la academia, la
producción teórica y el debate intelectual están atravesando por una profunda
crisis desde hace unos buenos lustros; ahora bien, esa crisis también se ha
generado en y con la sociedad y la cultura en general.
estrato de transformación: sucede en el “gran paradigma de Occidente” y hace
alusión a la crisis de la noción de cultura superior, a su demarcación jerarquizarte
entre cultura docta y cultura popular, y a la realidad que refiere la existencia de los
dualismos de sujeto/objeto; alma/cuerpo; espíritu/materia; cualidad /cantidad;
finalidad/causalidad; sentimiento /razón; libertad /determinismo;
existencia/esencia.
El conocimiento la ciencia y la educación tendrán como regla de oro ir de lo
complejo a lo simple. El conocimiento y la ciencia explicarían la realidad mediante
el análisis, es decir, mediante la descomposición del todo en sus partes.
El paradigma tradicional en nuestra cultura sigue siendo muy fuerte, ya que
muchos actores sociales todavía lo usan y lo guían. Ese paradigma tradicional lo
resumo en la existencia de tres conceptos clave que en su interacción generan
una visión del mundo o gran ideología. Los conceptos en mención son: el
conocimiento como representación, el lenguaje como instrumento y la educación
como transmisión.

El paradigma como representación


El conocimiento como representación

El paradigma que se describe posee como afirmación, que la ciencia busca o


descubre la verdad; verdad que se expresa en la educación de unas preposiciones
lingüísticas a la realidad.
El conocimiento así entendido, cumplirá por definición funciones cognitivas el
sujeto de los objetos y de los contextos en los que habla y vive.
En las sociedades del pasado, el conocimiento se consideró un lujo de castas,
clases o capas privilegiadas que lo cultivaban como un signo de distinción y de
poder. Mediante el conocimiento nutrían la parte más noble y digna de su
humanidad y de su aristocrático ser.
El conocimiento obedecía a la realización de la mejor forma de vivir o vida buena,
que era la contemplativa o la teórica; ubicaba al sujeto del conocimiento en un
estado de identificación con la totalidad del ser o de la realidad, que él mismo
descifraba cuando sus partes inferiores quedaban relativizadas por la ascensión
espiritual que el conocimiento lograba a las partes superiores del hombre.
Entonces, el paradigma rival del representacional se caracterizará por ser uno que
opta por la cotidianidad, la contextualización, el cuerpo, la pluralidad, la
complejidad, la incertidumbre, la inseparabilidad de conocimiento y vida; además,
dialógico, sensible a lo eventual, policéntrico y valorizador de lo que, por el
paradigma anterior, se consideró accesorio, insustancial y caótico.
El conocimiento se percibe hoy inmerso en un marco de referencia donde se ubica
más como un hacer que como un medio para acceder al ser. El conocimiento deja
de ser dominio exclusivo de los intelectuales y se convierte en el medio común por
el que las sociedades (llamadas sociedades del conocimiento) se organizan, se
ven sujetas al cambio y se adaptan.

El paradigma concibe el lenguaje


como instrumento
El lenguaje como medio
Para este paradigma en crisis el significado no se constituye en la interacción en el
uso o comunicación, sino que viene perfectamente preformado, a priori.

Tanto las visiones formales y sintactistas del lenguaje como las racionalistas
consideran el significado lingüístico separado del contexto de comunicación, de tal
suerte que la comunicación, en cada evento educativo o transmisivo, sólo es una
movilización o actualización de significados pre- concebidos, una especie de
traslación mecánica.

es que durante mucho tiempo se privilegió el contenido de las locuciones y no sus


modalidades: se privilegió el qué se dice y no el cómo se dice, o, para expresarlo
mejor, se separó el qué del cómo. La estructura locucionaria del lenguaje se
subrayó frente a dos estructuras, igualmente presentes en las realizaciones del
lenguaje: la estructura modal ilocucionaria (que describe la pretensión o intención
del hablante y la realización con el lenguaje de un acto, es decir, la ejecución de
una acción social, como en el saludo, por ejemplo) y la estructura modal o
perlocucionaria (que describe los actos o comportamientos producidos con y por la
enunciación en los sujetos a los cuales se dirige el acto de habla).
Esto significa que es como una membrana pura, absolutamente transparente que
debe ser lavada de ambigüedades y polisemias para que traduzca fielmente a su
amo y señor. El escaso papel del lenguaje de esta consideración viene dado por
una concepción instrumental para la cual el medio es secundario frente a la
intención comunicativa del pensamiento.
Compartir una cultura, unos sentidos del ser, del actuar y del sentir conlleva el
compartir también unas valoraciones o juicios de valor sobre lo verdadero, lo
bueno, lo bello, lo correcto, lo importante, lo digno y lo que no lo es. Esto lo
expresó Wittgenstein con la afirmación del lenguaje como una dimensión
realizativa y no meramente enunciativa o designativa.
El paradigma concibe
la educación como transmisión
La educación como transmisión

En el paradigma tradicional la educación es un desplazamiento mecánico, así, el


cono- cimiento es una copia o adecuación a la realidad y el lenguaje un simple
medio de comunicación.
La educación es la ejecución, obtenida después de la búsqueda y hallazgo del
conocimiento, de los medios más expeditos y eficaces para dar, entregar o
transportar el saber de un sujeto que lo detenta a unos sujetos vacíos o carentes
de tal.
En conclusión, si el conocimiento es una copia o adecuación a la realidad y el
lenguaje un simple medio de comunicación, la educación consiste en buscar los
medios más eficaces para transmitir el saber de un sujeto que lo detenta a unos
sujetos carentes o vacíos de tal, cuya actividad se limita a dejarse enseñar.
Desde esta característica, el paradigma educativo en crisis y, no obstante,
persistente es “curricularizante”. Sólo se entiende desde la visión de un agregado
de temáticas, de asignaturas o de materias. La transversalidad, la flexibilización y
la inter y transdisciplinariedad no penetran la férrea costra de la sumatoria de
información. Este desafío de complejidad tiene el atractivo de entender la
educación desde horizontes que no son reduccionistas ni abstractos.

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