Este documento analiza la producción literaria peruana de las últimas décadas, destacando el aumento de publicaciones y el surgimiento de nuevas editoriales. También discute las características de la "nueva novela histórica peruana", género que experimentó un resurgimiento reciente. Algunas novelas históricas notables mencionadas son las de Mario Vargas Llosa y Marcos Yauri Montero. El documento también describe una novela colectiva peruana de 1920 titulada "Una novela limeña" que ofrece una visión histórica
Este documento analiza la producción literaria peruana de las últimas décadas, destacando el aumento de publicaciones y el surgimiento de nuevas editoriales. También discute las características de la "nueva novela histórica peruana", género que experimentó un resurgimiento reciente. Algunas novelas históricas notables mencionadas son las de Mario Vargas Llosa y Marcos Yauri Montero. El documento también describe una novela colectiva peruana de 1920 titulada "Una novela limeña" que ofrece una visión histórica
Este documento analiza la producción literaria peruana de las últimas décadas, destacando el aumento de publicaciones y el surgimiento de nuevas editoriales. También discute las características de la "nueva novela histórica peruana", género que experimentó un resurgimiento reciente. Algunas novelas históricas notables mencionadas son las de Mario Vargas Llosa y Marcos Yauri Montero. El documento también describe una novela colectiva peruana de 1920 titulada "Una novela limeña" que ofrece una visión histórica
Este documento analiza la producción literaria peruana de las últimas décadas, destacando el aumento de publicaciones y el surgimiento de nuevas editoriales. También discute las características de la "nueva novela histórica peruana", género que experimentó un resurgimiento reciente. Algunas novelas históricas notables mencionadas son las de Mario Vargas Llosa y Marcos Yauri Montero. El documento también describe una novela colectiva peruana de 1920 titulada "Una novela limeña" que ofrece una visión histórica
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LA NUEVA NOVELA HISTÓRICA PERUANA
Marcos Yauri Montero
De 1990 a 1998 en el Perú se han publicado 185 obras narrativas.
Desde ese año de 1998 hasta el presente (2018), es seguro que el número de publicaciones supera esta cifra, con la característica de que en las dos etapas, la mayor parte de las narraciones son cuentos y una parte muy menor, novelas. Este repunte de publicaciones es consecuencia de varios factores: 1) la penetración de la globalización ha despertado una acción defensiva en las colectividades. Se observa la asunción de un regionalismo que se enfrenta a la homogeneización, 2) cada espacio vuelve a sus raíces y asume el rescate y la revitalización de su cultura ancestral desde el arte popular, la literatura oral hasta la fiesta, la gastronomía, el folclor, 3) el rechazo que acostumbran las editoriales transnacionales europeas y latinoamericanas de los manuscritos de escritores de América Latina ha dado lugar al nacimiento de editoriales pequeñas a iniciativa de jóvenes pioneros en el interior de los países o en sus mismas ciudades capitales; acción que ha despertado una dinámica actividad literaria que busca encontrar un lugar en el concierto regional y nacional. La abundante producción literaria de fines del siglo XX y de las dos primeras décadas del siglo XXI tiene rasgos propios. No asume los temas de los grandes maestros de la novela, sino ha acogido formas nuevas, cosmopolitas, y aquello que capta el interés de los nuevos lectores que tampoco ya buscan los grandes temas, sino lo efímero, lo que distrae. En cierto modo se ha dado la banalización de la literatura y las producciones han devenido en productos de consumo para un público individualista e indiferente ante los grandes problemas, que considera a los libros como objetos descartables. La influencia del género policial y de la novela negra, venidos del exterior, la guerra interna que padeció el país, desatada por Sendero Luminoso y el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru, el deterioro de las viejas clases medias y el surgimiento de nuevas, todo esto sumado a la crisis de nuestra frágil democracia y a la crisis social y del Estado, ha pesado y continúa pesando en la conciencia de los escritores de las últimas generaciones. Estas han optado por los temas de la etapa del terrorismo. En los cuentos y novelas de desigual factura, pues hay contados textos brillantes, la guerra interna es un motivo recurrente. Igual sucede con los temas de la violencia, la delincuencia, el narcotráfico, la sexualidad, etc. A esta forma de producción ha contribuido el desencanto generado por el tiempo del fujimorismo, el derrumbe de las viejas utopías a nivel universal, el deterioro de las viejas clases medias, el movimiento migratorio del campo a la ciudad cada vez más denso con destino a las grandes ciudades, de preferencia, Lima, los cambios en la vida debido a la globalización y la modernidad, fenómenos que han puesto a los escritores de espaldas al futuro para desde un punto muerto testimoniar el desplome y la despedida de una época. En estos centenares de narraciones no hay muchas novelas históricas, a pesar de que en el siglo XIX , etapa en que las narraciones novelescas en nuestra literatura empezaban a formalizarse surgió como un antecedente la novela histórica: Gonzalo Pizarro, escrita por el dramaturgo Manuel Asencio Segura, descubierta por Ricardo Silva Santisteban y publicada en el 2004, así como también existe la referencia de la novela Los marañones, de Ricardo Palma, que supuestamente desapareció en el incendio de Miraflores durante la invasión enemiga en la Guerra del Pacífico. Apenas podemos mencionar algunas novelas con contenido histórico aparecidas en las últimas décadas del siglo pasado: Papá Lucas (1987) de Carlos Thorne, Cuando la gloria agoniza (1989) de José Antonio Bravo, No preguntes quién ha muerto (1989) de Marcos Yauri Montero, Sarita Colonia viene volando (1990), de Eduardo Gonzáles Viaña, La guerra del fin del mundo (1981), de Mario Vargas Llosa, Crónica de músicos y diablos (1991) de Gregorio Martínez, Sol de los soles (1998) de Luis E. Tord, La fiesta del chivo (2000) de Mario Vargas Llosa. De esta lista que podría ser más larga las que reúnen las características de la nueva novela histórica, son: La guerra del fin del mundo, La fiesta del chivo, las dos de Mario Vargas Llosa, y No preguntes quién ha muerto, de Marcos Yauri Montero, las demás son de factura tradicional. Hay que resaltar las novelas de Manuel Scorza cronológicamente aparecidas en el orden siguiente: Redoble por Rancas (1970), Garabombo, el invisible (1972), El jinete insomne (1977), Cantar de Agapito Robles (1977) y La tumba del relámpago (1979). Todas forjadas dentro de los lineamientos del realismo maravilloso con fuerte contenido histórico ligado a las luchas campesinas del centro del Perú contra la absorción y los abusos de las compañías mineras norteamericanas, (Cerro de Pasco Cooper Corporation) rasgo por el cual Antonio Cornejo Polar llamó a este conjunto el ciclo de la guerra silenciosa. Scorza es un novelista harto importante, inexplicablemente poco conocido en nuestro país, pero muy difundido fuera de nuestras fronteras. En un Encuentro de Escritores Peruanos celebrado en Ayacucho en 1978 con los auspicios de la universidad local, llamó a la América Latina el Territorio de la Libertad de la Palabra. La novela No preguntes quién ha muerto en el criterio de muchos analistas (Françoise Aubes, Carlos García Bedoya, Ismael Márquez, Javier Morales Mena, Jorge Terán Morveli), es una brillante obra de la nueva novela histórica a nivel nacional y latinoamericano. Su tema es la sublevación campesina de 1885 que estalló en el Callejón de Huaylas liderada en la zona norte por Pedro Celestino Cochachin, y en el sur por Pedro Pablo Atusparia. Líderes que imprimieron al movimiento fines diferentes. Cochachin luchó por las reivindicaciones sociales: la recuperación de las tierras que los terratenientes les arrebataron a las comunidades indígenas, y por la supresión de los maltratos, la humillación e injusticias, pues los hacendados tenían inclusive cárceles en sus heredades donde encerraban a sus “indios”, como si fueran sus esclavos. En tanto que la ideología de Atusparia fue eminentemente antifiscal, o sea abogó por la supresión del pago de los impuestos y de los trabajos gratuitos. En una aparte queremos referirnos a una novela peruana de 1920 y hasta hoy desconocida. Escrita a instancias de una revista de carácter informativo y literario: Hogar, que la publicó en folletín. Fruto de una aventura literaria, por cuanto no fue producto de un solo autor sino de varios, trece en total.1 Fue publicada en forma de libro después de 40 años de haber sido escrita, para la Navidad de 1960, por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, con prólogo de Luis Alberto Sánchez y colofón de Alberto Tauro del Pino. En el prólogo, dice Luis Alberto Sánchez que la idea fue del director de Hogar, Ezequiel Balarezo, inspirado por un gesto original de Les Annales de París. Alberto Tauro asegura que no obstante que los autores fueron poetas, críticos, ensayistas y la mayor parte periodistas, la novela acusa coherencia, desenvoltura “y aun cierta brillantez, sin que mediara la intervención de novelistas” Fuera de estos rasgos, ciertamente originales, la novela que para ser publicada en 1960 fue titulada: Una novela limeña 1968, tiene un alto contenido histórico. Es una novela de fin de siglo; representa el tránsito de los fines del s. XIX a los inicios del s. XX en Lima. Muestra el derrumbe de la aristocracia de raigambre colonial por la aparición de una nueva clase, la burguesa, cimentada en la actividad mercantil y financiera. Lima aparece cada vez más modernizada; el trajín social refleja la belle époque parisina en los viejos salones ya harto mustios por la pobreza que a todo trance pretende disimular la alta sociedad poseedora de pergaminos pero cada día más pobre. Lima tiene su palais concert, salas de cine, circulan el tranvía, automóviles, lujosas limusinas, suena el teléfono, se estila la ópera, campea la vida ociosa de la aristocracia, cuyos miembros para sobrevivir tientan alianzas matrimoniales con la clase que los ha desplazado. Una novela limeña es una novela histórica tradicional. Si bien la historia que relata es similar a la de otras novelas escritas en otros lugares, se diferencia 1 Los autores fueron: José Gálvez, Ignacio A. Brandariz, Juan de Zavaleta, Reynaldo Saavedra Pinon, Luis Alberto Sánchez, Ricardo Vegas García, Raúl Porras Barrenechea, Manuel Moncloa Ordóñez, Juan Bromley, Felipe Rotalde, Félix del Valle, Ezequiel Balarezo Pinillos y Luis Fernán Cisneros. Cada uno, y en orden numérico escribió un capitulo. La forma cómo fue escrita Una novela limeña, es similar a la costumbre de creación colectiva en París durante el auge del surrealismo. Los poetas se reunían y uno de ellos escribía el primer verso, luego cada uno de los presentes lo continuaba escribiendo otro verso. Esta modalidad se llamó: Cadáver dichoso, o también Cadáver exquisito. porque como dice Tauro del Pino, está: «muy ajustada a las circunstancias políticas y sociales imperantes al momento de escribirse”2
2 Ob. cit. p.110
Marcos Yauri Montero, (Huarás 1930), es poeta, novelista y ensayista
reconocido internacionalmente. Este notable escritor peruano ganó en 1969 el Premio Nacional de Novela “Ricardo Palma”, con su novela La sal amarga de la tierra. Con “En otoño, después de mil años” obtuvo el premio Casa de las Américas (1974).