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Curso en Línea: Derecho Electoral para No Abogados: Enero de 2021

Este documento presenta una introducción al derecho electoral en México. Explica conceptos clave como el estado, la democracia y la constitución. Define al estado como una estructura organizada para lograr el bienestar de la población a través de instituciones y leyes. Describe la democracia como un sistema donde las decisiones se toman por mayoría a través de representantes electos. Finalmente, introduce la constitución como el documento fundacional que establece la organización política de una nación y protege los derechos individuales frente al estado.

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Este documento presenta una introducción al derecho electoral en México. Explica conceptos clave como el estado, la democracia y la constitución. Define al estado como una estructura organizada para lograr el bienestar de la población a través de instituciones y leyes. Describe la democracia como un sistema donde las decisiones se toman por mayoría a través de representantes electos. Finalmente, introduce la constitución como el documento fundacional que establece la organización política de una nación y protege los derechos individuales frente al estado.

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Curso en línea: Derecho electoral para no abogados

Elaboración de contenidos:

José Ramón Narváez Hernández

Enero de 2021
Unidad 1. Nociones generales para entender el derecho electoral

Objetivo de Aprendizaje

En esta primera unidad, se darán a conocer los aspectos básicos que se deben
comprender para el mejor discernimiento del derecho electoral, dentro de los temas
que se abordarán, se incluye la forma de gobierno y el sistema electoral en México.
Con lo anterior, se asentarán las bases que servirán de preámbulo para entender
el método electivo dentro del sistema democrático en nuestro país.

1.1 Estado

Resulta importante identificar el ¿Por qué del Estado? y él ¿Cómo vemos al Estado
hoy en día?, buscando no prescindir de un tiempo o un lugar determinados, y esa
respuesta nos lleva a la filosófica política, de modo que cuando se afirme que todo
Estado surge de un contrato social o político, no habrá que buscar documentos
formales, firmados y sellados para acreditarlo, dado que está afirmando en realidad
es que el fundamento de la convivencia bajo un régimen estatal responde a un
acuerdo de voluntades.

Ahora bien, el “fin del Estado” se entenderá como una búsqueda consistente en
lograr un bienestar y estabilidad en todas las áreas que lo componen, esto es, crear
instituciones políticas, organizaciones encargadas de administrar el servicio
público, imponer normativas que regulen el modo de vida, supervisar el
cumplimiento de estas, etc., esto llevado a cabo mediante autoridades que ejerzan
cohesión en pro del desarrollo poblacional.

El Estado lucha por salvaguardar a la población que la compone, juega un papel


protector por cualquier vía y ante cualquier amenaza del exterior hacia el territorio
nacional, manteniendo intacta y a salvo la soberanía del país, es decir, su misión
primordial será sobre cualquier cosa y de cualquier manera, velar sin descanso por
alcanzar por medio de sus instituciones, el bienestar individual y colectivo de su
composición llevando a cabo los medios necesarios para lograr este fin.
Sin embargo, cuando diariamente hablamos de Estado, 1 nos referimos a una
estructura organizativo-burocrática identificada por vincular institucionalmente a un
territorio con una población que, independientemente de la competencia sectorial,
se considera contenida por un orden jurídico relativamente aislado y expresado por
medio de símbolos apropiados, agrupando características como pertenencia
territorial, identidad nacional, sistema jurídico propio y capacidad organizativa, de
reconocimiento internacional; sin embargo, como ya se adelantó, no solo es eso el
Estado, pues en esencia podemos señalar características propias en las que puede
mencionar:

Independencia. Traducida como el reconocimiento internacional del carácter de


Estado soberano, la dimensión propia de esté enmarca los elementos ya conocidos
como son, el territorio, población, orden jurídico y Gobierno; la calidad de Estado
soberano y los atributos que permiten distinguirlo, no podrían entenderse como
producto de un voluntarismo poblacional que recurriría a la auto referencia
argumentativa para justificarse; es menester que estos factores sean percibidos del
mismo modo por la comunidad internacional y colocados dentro de la constelación
de fenómenos similares.

Justificación. Partiendo desde el punto de vista que la importancia del origen hace
referencia a la causa y no al comienzo, cualquier criterio vincularía la justificación
de Estado con el cumplimiento de su finalidad, pues las diferentes corrientes del
pensamiento político asignarán distintamente al Estado finalidades o más
enfocadas o más amplias, pero coincidirán en que su justificación se encuentra
íntimamente ligada al cumplimiento del bien común, respondiendo al reclamo de la
población.

Legitimación. Entendida por la aceptación por parte de la comunidad del reclamo


del Estado a contar con los medios necesarios para cumplir con su finalidad, es lo
que diferencia al Estado de una banda de ladrones,2 es la legitimidad de los medios,

1
Max Weber define al Estado moderno como “una asociación de dominio de tipo institucional, que en el
interior de un territorio ha tratado con éxito de monopolizar la coacción física legítima como instrumento de
dominio y reúne a dicho objeto los medios materiales de explotación en manos de sus directores pero
habiendo expropiado para ello a todos los funcionarios de clase autónomos, que anteriormente disponían de
aquellos por derecho propio, y colocándose a sí mismo, en lugar de ellos, en la cima suprema” MAX WEBER,
“Economía y sociedad”. Colombia: Fondo de cultura económica., 1997, Vol.I, p. 160).
2
BODIN, Jean, “Los seis libros de la república”, 3ª edición, Hispanoamérica, Buenos Aires, ed. Tecnos, Cap. 1,
1997, p.59. (trad. de Pedro Bravo Gala)
es decir, el consentimiento previo de la población para utilizar los medios
conducentes al logro de sus fines y la confianza apriorística en su recta utilización
evitando así, el uso de la fuerza pública, el cobro de impuestos, entre otras
actividades, no sean violencia o robos comunes.

Nacionalismo. Como el reconocimiento colectivo de pertenencia por identificación


histórica y sociocultural, mantenida por una simbología oficial que condensa y
expresa valores y sentimientos; la identificación común, el sentido de pertenencia,
la necesidad de sentirse continuación de un pasado compartido y de comunicar
factores de cultura historia, etc., a futuras generaciones explican la supervivencia
de los Estados perdurando en el tiempo condensando dichos símbolos como la
bandera, himno, nombre entre otros, que representan a ese Estado .3

1.2 Democracia

En un sentido amplio, la democracia consiste en un método de formación de las


decisiones públicas, es decir, un conjunto de reglas que otorgan al pueblo o a la
mayoría de sus integrantes, el poder, directo o mediante representantes, de asumir
las decisiones burocrático-administrativas y políticas que regulan la vida en
sociedad.

La opinión respecto del grado de libertad dentro de una comunidad se relaciona en


proporción con el número de individuos libres con un valor político asignado
igualitariamente, en el sentido que, la pretensión de la voluntad colectiva concuerde
con la voluntad individual, por lo que la descripción de la democracia conlleva
inherentemente los conceptos de libertad e igualdad.

En este sentido, la democracia se concreta, no solo a las formas y procedimientos


idóneos y justos para garantizar que las decisiones producidas directa o
indirectamente de la voluntad popular, sino que también, gracias a ella se dota de
legitimación la decisiones tomadas libremente por la ciudadanía, a fin de
gobernarse por sí mismos.

3
Para mayor abundamiento del tema de las características del Estado y de la creación del orden estatal, ver:
HANS KELSEN, Compendio de Teorías General del Estado, Estudio Preliminar de, RECASENS SICHES, Luis, 1ª
edición., Editorial, Colofón, S.A., México, p. 189-227.
En otras palabras, la democracia se traduce en el hecho de que las decisiones se
adopten, directa o indirectamente por la mayoría resulten válidas, de modo que
sean expresión de la voluntad y la soberanía popular.

Es dable sostener que la democracia implica necesariamente el derecho, sin


embargo, puede haber, ciertamente, derecho sin democracia; pero no puede haber
democracia sin derecho, ya que la democracia es un conjunto de reglas sobre el
válido ejercicio del poder, por un lado, las reglas que confieren poderes de
autodeterminación individual y colectiva, garantizando su igual titularidad a todos
en cuanto personas o ciudadanos; por el otro, las reglas que imponen límites y
vínculos a estos mismos poderes para impedir su degeneración en formas
despóticas y garantizar su ejercicio en tutela de los intereses de todos.

Dichas reglas valen para limitar y vincular los diferentes tipos de poder en garantía
de los intereses de todos en la medida en que establezcan la igualdad en los
derechos fundamentales como normas constitucionales jerárquicamente
superiores a aquellos poderes.

Por tanto, la democracia consolidada debe de garantizar la legalidad, tolerancia y


pluralidad de la sociedad en donde se desarrolla, así como demostrar la capacidad
de cooperación entre los ciudadanos, lo que repercute en la confianza al sistema y
en las instituciones, y conlleva intrínsecamente a las autoridades políticamente
responsables, a la rendición de cuentas en atención a la ley, y así ser eficientes en
la toma de sus decisiones.

1.3 Constitución

Podemos decir con toda certeza que el concepto de constitución4 es de uno de los
que ofrece mayor número de definiciones por estar ligado a la sustancia de la
existencia política de un pueblo y establecer un vínculo que une diversos aspectos
dentro de los que se incluye la realidad política, jurídica, sociológica, etc.

4
Una Constitución, según la idea de Carré de Malberg, Raymond, “funda la organización de la colectividad
nacional, es una organización de la que resultan a la vez la unificación de esa colectividad en un persona
jurídica y la reducción de la voluntad del grupo en una voluntad unificada que se expresará por los órganos
constitucionales del grupo y que se convierte por eso mismo, jurídicamente hablando en la voluntad más
poderosa que existe en el seno del grupo”, CARRE DE MALBERG, Raymond, “Teoría General del Estado”.
México, Fondo de Cultura Económica, 2000, p. 192.
La concepción jurídico positivo de la constitución guarda íntima relación con el
constitucionalismo moderno, pues las ideas del movimiento liberal que dio origen al
Estado Burgués de Derecho o Estado liberal de Derecho, es que el concepto tiene
su origen, de igual manera los postulados que dieron génesis al Estado liberal de
Derecho y a su vez al constitucionalismo moderno son, el enaltecimiento del
individualismo, el cual sitúa al individuo frente al Estado como adversarios o como
contrapartes; el establecimiento de limitantes al poder político a fin de garantizar la
libertad individual; el establecimiento de los derechos del hombre (garantías
individuales o derechos humanos) y la división de poderes (parte orgánica y parte
dogmática), es que se elabora el concepto moderno de Constitución, bajo esa
tesitura, la Constitución aparece como una norma básica, fundamental y suprema,
para la convivencia, que obliga por igual a gobernantes y gobernados, que declara
los derechos fundamentales de todos los ciudadanos y consagra la división de
poderes, llegando a proponer que si la estructura jurídico-política de un Estado no
se ajusta al modelo de Estado liberal de Derecho, este Estado no tiene Constitución,
en otras palabras, donde solo exista una ley suprema en la que se limite al poder,
se garanticen los derechos del hombre y se establezca la división de poderes habrá
Constitución.5

“Es característico del concepto racional normativo de Constitución, considerar


únicamente como tal, la Constitución expresada jurídicamente y en forma escrita,
pues solo el Derecho escrito ofrece garantías de racionalidad frente a la
irracionalidad de la costumbre…” 6

Desde el punto de vista normativista se ha considerado a la Constitución como


algo jurídico, como una ley suprema, fundamental básica que determina la
existencia, estructura y funcionamiento del Estado.

Desde el punto de vista del positivismo jurídico Hans Kelsen, señala que la validez
de todo orden jurídico está dada, en medida de que éste creado a partir de la propia

5
Cfr., COVIÁN ANDRADE, Miguel, “Teoría Constitucional”, op. Cit., p. 16-30; TORRES DE MORAL, Antonio,
Introducción al Derecho Constitucional, s.l.i. Servicio de Publicaciones de la Universidad Complutense, 1996,
p.82.
6
Ver a GARCÍA PELAYO, Manuel, “Derecho Constitucional Comparado”, Madrid, Alianza Editorial, 1999, p. 33;
y GUISSEPE Vergottoni de, “Derecho Constitucional Comparado”, México, UNAM, 2004, p.39. (trad. de
Claudia Herrera).
Constitución, es decir que las diversas disposiciones jurídicas que integran al orden
jurídico estatal han sido creadas de conformidad a lo dispuesto en la Constitución.

“La derivación de las normas de un orden jurídico de la norma fundamental del


propio orden, se realiza mostrando cómo las norma particulares han sido creadas
de acuerdo con la norma básica. A la pregunta de por qué tiene carácter jurídico
un cierto acto de coacción, por ejemplo: el hecho de que un individuo prive de su
libertad a otro metiéndolo en la cárcel, hay que contestar: porque tal acto ha sido
prescrito por una norma individualizada, la sentencia judicial. A la pregunta de
por qué esa norma individualizada vale como parte de un determinado orden
jurídico, se contesta diciendo: porque ha sido creada de conformidad con una ley
penal. Esta ley, por último, deriva su validez de la Constitución, en cuanto ha
sido establecida por un órgano competente, en la forma prescrita por la misma
Constitución”7

Resulta oportuno hacer mención de que las ideas de este autor en relación con la
visión de la Constitución no resultan del todo acertadas pues concibe a esta desde
dos puntos de vista, uno lógico-jurídico en el que se ubica la norma básica o
hipotética fundamental (refiriéndose a que la fundamentación de la validez de la
Constitución actual, se legitima por misma validez histórica de la Constitución más
antigua) y otro jurídico-positivo en el que se encuentra la norma superior o suprema
del orden jurídico vigente, la cual constituye la fundamentación y validez del mismo,
esta concepción a su vez, la contempla desde dos sentidos, el material y el formal,
las cuales explica de la siguiente manera:

“La constitución en sentido formal, es cierto documento solemne, un conjunto


de normas jurídicas que sólo pueden ser observados mediante la observancia
de prescripciones especiales, cuyo objeto es dificultar la modificación de tales
normas.
La constitución en sentido material está constituida por los preceptos que
regulan la creación o concepción de las normas jurídicas generales y,
espacialmente, la creación de leyes.”8

Como puede advertirse de la concepción de Kelsen a la que hacemos referencia,


dentro del plano especulativo no contiene deficiencias, caso contrario al ser llevado
a la realidad, ya que no existe una correspondencia y no se dan los términos
teóricos que expone; cualquiera que sea la esencia de la Constitución del Estado,

7
HANS KELSEN, “Teoría General del Derecho y del Estado”, 2ª edición, México, UNAM, 1995, p. 135 (trad. de
Eduardo García Máynez).
8
Ibidem. p.147 y 148.
se manifiesta jurídicamente a través de una norma suprema (fundamental) de
donde se origina el orden estatal, y no necesariamente deba conceptualizarse la
Constitución del ojo normativista, ya que su validez y legitimidad se da por otros
factores y no la más antigua como se ha señalado.

Ahora bien, en virtud de que los conceptos normativistas de la Constitución no dicen


qué es o cuál es su esencia, Ferdinand Lasalle trata de dar respuesta empleando
el método comparativo y distinguiendo a la ley de la Constitución:

“La ley y la Constitución tienen, evidentemente, una esencia genérica común.


Una Constitución, para regir, necesita la promulgación legislativa, es decir, que
tiene que ser también ley. Pero no es un ley como otra cualquiera, una simple
ley: es algo más.
Entre los dos conceptos no hay afinidad: hay también desemejanza. Esta
desemejanza, que hace que la constitución sea algo más que una simple ley,
[…]

Una Constitución debe ser algo mucho más sagrado todavía, más firme y más
inconmovible que una ley ordinaria […] la Constitución no es una ley cualquiera,
sino la ley fundamental de un país […] cómo habría de distinguirse entre si una
ley fundamental y otra cualquiera para que la primera pueda justificar el nombre
que se le asigna.

Para ello será necesario:

1°Que la ley fundamental sea una ley que ahonde más que las leyes corrientes,
como ya su predicado de “fundamental” indica.

2°Que constituya –pues de otro modo no merecería llamarse fundamental- el


verdadero fundamento de las otras leyes; es decir, que la ley fundamental si
realmente pretende ser acreedora de ese nombre, deberá informar y engendrar
las demás leyes ordinarias basadas en ella. La ley fundamental, para serlo,
había, pues, de actuar e irradiar a través de las leyes ordinarias del país.

3°Pero las cosas que tienen un fundamento no son como son por su antojo,
pudiendo ser también de otra manera, sino que son así porque necesariamente
tienen que ser. El fundamento a que responden no les permite ser de otro modo.

Solo las cosas carentes de fundamento, que son las cosas casuales y fortuitas,
pueden ser como son o de otro modo cualquiera. Lo que tiene un fundamento
no, pues aquí obra la ley de la necesidad […] La idea de fundamento lleva pues,
implícita la noción de un necesidad activa, de una fuerza eficaz que hace, por ley
de necesidad, que lo que sobre ella se funda sea así y no de otro modo.” 9

Lo anterior nos evidencia que la Constitución es más que una ley ordinaria, Lassalle
considera que la ley fundamental que no puede confundirse con otras leyes, ya que
es la base que le da la pauta a las demás leyes, y no podría ser de otra manera.

En concreto usa el concepto de Constitución jurídica, para identificar el documento


u hoja de papel, en la que son planteados los intereses prevalecientes de los
factores reales de poder, pues la verdadera esencia del concepto Constitución se
encuentra en el mundo del ser, no en el de deber ser, es decir, en la realidad
política, no en la norma, de ahí que para Lasalle todos los países, en todos los
momentos de su historia, bien o mal estructurada, siempre han tenido una
Constitución real y efectiva, pues no puede concebirse país alguno en que no
imperen los factores reales de poder10.

De igual manera el estudio de Carl Schmitt, (considerado el iniciador de la Teoría


Constitucional), al igual que Lasalle, concibe a la Constitución fuera del mundo del
deber ser, donde es concebida como norma fundamental o suprema, una norma
antes que realidad, desechando los conceptos de ideal, relativo y absoluto , 11
entendiendo que los principios políticos fundamentales que determinan la
organización, la forma y estructura política de un Estado por medio del conjunto de
decisiones políticas fundamentales se llama Constitución, enunciando en el
concepto real de ésta, es de índole política y no jurídica como señalaba Kelsen.

En conclusión, para fijar una postura en torno a la Constitución, entenderemos que


su verdadera esencial y naturaleza está en las decisiones políticas y en los factores

9
LASALLE, Ferdinand, ¿Qué es una constitución?, México, Colofón, S.A., 2004, p. 5y 6.
10
Ídem, p.29 y 30.
11
Carl Schmitt demostró con claridad la insuficiencia de los conceptos material y formal tradicionales, a los
que denomina ideal y relativo, pues “el concepto material tiene el defecto principal de “idealizar” el tipo de
Constitución del Estado Burgués de Derecho”, tomando esta forma concreta de Constitución como si fuera el
género. Es decir, confunde al género con la especie en cuanto al concepto formal, para Schmitt, relativo, su
deficiencia radica en que toma a la parte por el todo, es decir, se refiere a la ley constitucional, en lugar de
definir a la Constitución del Estado. Por lo que hace al concepto Absoluto de Constitución, donde ésta es la
ley suprema o norma de normas, tenemos un sistema estrictamente cerrado y unitario que llega al extremo
de identificar con el Estado, el cual también es concebido en un sentido jurídico, es decir, como un “deber
ser” normativo. COVIÁN ANDRADE, Miguel, “Teoría Constitucional”, 2ª ed., México, Centro de Estudios de
Ingeniería Política y Constitucional, A.C., p. 16-30; TORRES DE MORAL, Antonio, “Introducción al Derecho
Constitucional”, s.l.i. Servicio de Publicaciones de la Universidad Complutense, 1996, p. 76.
reales del poder, ya que, si en algún Estado se prescindiere de una Constitución o
ley suprema plasmada en algún documento solemne, aun existiría ésta en el dicho
Estado por ser inherente a éste, sea cual sea su estructura, régimen de gobierno,
o formación. Si existe una organización política existirá entonces una Constitución.

1.4 División de poderes

La distribución llamada Estado, tiene, ante todo, el sentido de orden normativo en


la cual esté debe ser concebido esencialmente como autoridad, cuya conducta
regula en su ordenamiento, como una relación de supraordenación y una
subordinación. Para que podamos entender al Estado como una autoridad que se
haya por encima de los sujetos que lo forman, es necesario que se conciba como
una ordenación normativa, que obliga a los hombres a un determinado
comportamiento regulando así la conducta humana, por lo que también resulta
cierto que el Estado es el punto final común de imputación de todos los actos
estatales calificados de un modo específicamente normativo, llevados a cabo por
los órganos que lo componen, los cuales pueden ser concebidos como métodos de
producción del orden jurídico, al cual se le llama en sentido figurado, “voluntad del
Estado”12.

En la concepción tradicional el poder inherente al Estado nos han enseñado que


esencialmente se distribuye en tres poderes coordinados entre sí; poder legislativo,
poder ejecutivo y el poder judicial; en los cuales encontramos la expresión de las
tres funciones fundamentales del Estado, que es la legislación, la jurisdicción o
jurisprudencia (declaración del derecho) y la administración, mismas que en
principio se pueden reducir a dos, reuniendo la jurisdicción y la administración
dentro del concepto lato de ejecución de leyes, o dicho de otro modo, la creación y
ejecución del derecho; esta separación de poderes debe ser conferida a tres
órganos o grupos de órganos independientes, y técnicamente aislados entre sí,
implicando la idea de una división de fuerza política, con el fin de evitar una
concentración excesiva de la misma, (principio inherente a la organización
democrática).

Tanto en la doctrina clásica como en la legislación positiva podemos encontrar que


se reconoce al Estado en tres principales actividades que en esencia lo componen,

12
HANS KELSEN, op. Cit. p. 230-250.
en el que se desarrolla cada una de sus grandes ramas que lo conforman dando
como resultado el principio lógico-jurídico de la división del trabajo aplicado a la
teoría constitucional.

Función legislativa. Esta la función se encuentra encaminada a establecer y crear


las normas jurídicas generales. El Estado moderno es el creador del orden jurídico
federal, estableciendo las normas jurídicas generales obligatorias para toda la
población del territorio nacional, sin perder ni violentar nunca la entera concordancia
y subordinación a las normas establecidas en el máximo ordenamiento jurídico,
para establecer las bases sobre las cuales se harán efectivas mediante la
implementación de sanciones para su acatamiento mediante la salvaguarda de la
actividad jurisdiccional.

Función administrativa. Es la función encauzada a regularizar las actividades


específicas de la que se encarga la cabeza que funge como titular del Estado, que
de acuerdo con el orden jurídico, forma el conjunto de normas que regulan la
administración pública, a los servidores públicos y a todas las demás actividades
que se desprendan de la organización del estado, debiendo ser ejecutada
particularizando su aplicación en le esfera del poder ejecutivo, regulados por el
interés general y como representante del Estado.

Función jurisdiccional. Esta es la actividad que el Estado desarrolla para resolver


y poner fin a las posibles controversias, esta función emana de la soberanía del
Estado, administra justicia y tiene como fin la realización o declaración del derecho,
tutelando la libertad individual y el orden jurídico mediante la aplicación de las leyes
emitidas por la función legislativa en los casos en concreto a fin de encontrar la
armonía y paz social. La superioridad del Poder Judicial en la sociedad moderna,
lo coloca como el órgano administrador de justicia con la facultad de investigar,
impartir justicia sancionando ilícitos y adoptar medidas de seguridad mediante la
aplicación de la ley en la vida jurídica nacional.
En conclusión, se puede señalar que la división de poderes13 es el procedimiento
de ordenación del poder de autoridad que busca el equilibrio y armonía de fuerzas
mediante una serie de pesos, contrapesos y equilibrios.

Como ya se mencionó, la división tradicional se basa en la existencia de tres


poderes, el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial, que se justifican por necesidades
funcionales y de mutuo control, que, dentro del sistema democrático se concibe
como un complemento a la regla de la mayoría, ya que gracias a él se protegen
mejor las libertades individuales.

1.5 Sistema político

Un sistema político se refiere al conjunto de grupos y procesos políticos que


interactúan en un entorno histórico y cultural dentro de un territorio, el cual se
caracteriza por ser el resultado de las prácticas, hábitos, comportamientos y reglas
no escritas que organizan la competencia por el poder político, dentro del cual se
manifiesta la relación entre la ciudadanía y la clase política, es decir, el acceso a
los diversos cargos públicos.

México ha sido testigo de un cambio de sistema político a lo largo de su historia, en


que se ha trasladado desde un régimen no democrático, a un sistema en el que se
comprende la participación ciudadana en el marco de diversos derechos
reconocidos de corte político-electoral, que permite un pluralismo partidita dentro
de la representación democrática del país.

Con el paso del tiempo, el sistema político mexicano ha evolucionado, que lo ha


llevado a la adopción de diversos mecanismos democráticos, ya que, como es
sabido, desde tiempos remotos la forma de gobierno en nuestro país, se vio
subyugada en un partido preponderantemente hegemónico, el cual paulatinamente
y como resultado de las diversas reformas el las leyes de México, fuimos testigos
de un proceso de liberación institucional, que poco a poco fue aperturando el
reconocimiento de diversas organizaciones políticas distintas que daba la
posibilidad del acceso y participación de la ciudadanía.

13
Los formuladores de la teoría de la división de poderes son John Locke y Charles Louis de Secondat
(Montesquieu). Ambos parten de la necesidad de que las decisiones no deben concentrarse, por lo que los
órganos del poder han de autocontrolarse a través de un sistema de contrapesos y equilibrios
Así, el régimen político mexicano que, durante décadas propuso un sistema de
partidos no competitivo, comenzó a transformarse a partir de las victorias de la
oposición en diverso estados de la Republica (el Partido Acción Nacional en Baja
California en 1989 fue el primero en ser reconocido por el gobierno), trayendo como
resultado la democratización que finalmente fue permeando en las diferentes
reformas.

Derivado de la apertura democrática producto de la modificación a las normas que


rigen al país desde 1977, han venido reforzando el sistema político actual mexicano
con el que contamos, mismo que se concentra en un sistema de partidos que
propone una gama de opciones políticas nacionales y locales que permiten la
representación pluricultural bien estructurada, el cual se va renovando a través de
elecciones periódicas y democráticas, por medios de las cuales la ciudadanía elige
a su gobernantes y representantes tanto en el ámbito federal como estatal.

Finalmente, cabe mencionar que la estructura y forma de gobierno en México, se


compone principalmente de un sistema presidencial, quien funge como titular del
poder ejecutivo federal y tiene a su cargo las diversas secretarias que lo componen,
asimismo, se cuenta con un congreso de la unión bicameral que conforma el poder
legislativo, compuesto por una parte, por la cámara de senadores y por la otra, la
cámara de diputados, quienes son electos popularmente mediante elecciones
democráticas y periódicas en las cuales existe una gama de opciones partidistas a
fin de hacer plural la representación de la ciudadanía; por último el poder judicial,
el cual deviene de un ámbito autónomo derivado de la naturaleza de sus funciones.

Como conclusión podemos señalar que, la evolución del sistema político modifica
no solo el régimen sino también las prácticas políticas funcionales, es decir, la
regulación electoral ha permitido una mayor competitividad política entro los
diversos partidos, lo que fomenta el asentamiento de un sistema de partidos plural
que incentiva la alternancia de opiniones y criterios que enriquecen la
representación y visión, tanto de los titulares del ejecutivo federal como de los
congresos en todos los nieles de gobierno.

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