Tráfico Ilegal de Vida Silvestre y Su Relación Con El Crimen Organizado

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TRÁFICO ILEGAL DE VIDA SILVESTRE Y SU RELACIÓN CON EL CRIMEN

ORGANIZADO

-RODRIGO, ELIAS & MEDRANO ABOGADOS

En el Perú, la protección de la fauna silvestre ha merecido una serie de


acciones y normas por parte del Estado y sus organizaciones. Entre otras,
podemos referirnos a: (i) la ratificación de tratados internacionales como la
Convención sobre Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna
y Flora Silvestre (CITES) y la Convención sobre Diversidad Biológica, (ii) la
protección a nivel constitucional de la diversidad biológica y el aprovechamiento
sostenible de los recursos naturales que incluyen la vida silvestre; (iii) la
aprobación de regulación sectorial aplicable de manera exclusiva a la fauna
silvestre, recursos hidrobiológicos, mamíferos acuáticos, entre otras especies
específicas; y (iv) desde el punto de vista penal, se regula como delito
ambiental con pena privativa de la libertad el tráfico ilegal de especies de fauna
silvestre, el tráfico ilegal de especies acuáticas de fauna silvestre, la extracción
ilegal de especies acuáticas y la depredación de la fauna silvestre.

Lamentablemente, el marco jurídico descrito no ha permitido prevenir ni


controlar la comercialización ilegal de fauna silvestre de manera efectiva.

De hecho, entre el 2010 y 2018 se han presentado un promedio de 800


intervenciones al año vinculadas con el comercio ilegal interprovincial y
transfronterizo de vida silvestre. Sin embargo, este número es solo referencial
pues debido a la falta de sistematización de la información entre las
instituciones encargadas del control y protección de la fauna silvestre, no es
posible contar con una cifra exacta de intervenciones ni judicialización de los
casos. Adicionalmente, entre los años 2009 y 2012 se han decomisado
aproximadamente 13,033 animales vivos y solamente en el año 2014 cerca de
4,000 especímenes. A pesar de ello, debido a la falta de trazabilidad del delito,
resulta imposible determinar el origen de los animales y especies luego de ser
decomisados, no pudiendo asegurar que estos individuos puedan reintegrarse
a su ecosistema inicial88 .

Sumado a lo anterior, la demanda de vida silvestre sigue siendo


exponencialmente alta. De hecho, en el Perú, la principal causa del tráfico de
animales silvestres es la demanda como mascotas, pero los volúmenes que se
mueven por el comercio ilegal de partes (como recuerdos y adornos) y de
carne, también son preocupantes. De acuerdo con una reciente encuesta de
Ipsos a nivel nacional, un 14% de los encuestados tiene o ha tenido algún
animal silvestre como mascota y un porcentaje similar adquiriría uno.
Asimismo, los principales lugares en donde se comete este delito con los
mercados locales, permitiendo concluir que el consumo ilegal de animales
silvestres se da para alimentación, la ejecución de ritos u otros usos
alternativos.

En consecuencia, la erradicación de este delito depende de la necesidad de


implementar alianzas con los países fronterizos y con aquellos que son destino
de tráfico ilegal de fauna proveniente del Perú; y la toma de conciencia de las
personas sobre su ilegalidad.

En este escenario, legalmente se ha otorgado facultades punitivas a diversas


autoridades para imponer sanciones administrativas y restringir la libertad de
quienes comercialicen animales silvestres de manera ilegal. Desde el derecho
administrativo, el Reglamento para la Gestión de Fauna Silvestre designa al
Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (“SERFOR”) y los Gobiernos
Regionales como las autoridades forestales y de fauna silvestre encargadas de
su protección. Así, se sanciona la caza, captura, colecta, posesión, adquisición,
ofrecimiento para la venta, transporte, comercio, importación o exportación de
especímenes, productos o subproductos de fauna silvestre, sin la autorización
correspondiente. Este incumplimiento se agrava si se trata de una especie
amenazada. Las sanciones varían entre una amonestación hasta la imposición
de una multa de hasta 5,000 UIT (suma mayor a 6 millones de dólares); y
pueden acompañarse de medidas administrativas como el decomiso definitivo
de la especie, o la clausura de locales donde se ejecuta la actividad ilegal.

Por otro lado, desde el punto de vista penal, el delito de tráfico ilegal de
especies de fauna silvestre está regulado en el artículo 308 del Código Penal
sancionando a quien “adquiere, vende, transporta, almacena, importa, exporta,
o reexporta productos o especímenes de especies de flora silvestre y/o fauna
silvestre, sin un permiso o certificado válido […]” (énfasis agregado). Al
respecto, debe indicarse que el artículo 6 de la Ley No. 29763, Ley Forestal y
de Fauna Silvestre define a los recursos de fauna silvestre, a los especímenes
de fauna silvestre (ejemplares vivos o muertos, huevos y cualquier parte o
derivado), los individuos mantenidos en cautiverio, así como sus productos y
servicios. Sin embargo, se excluye a las especies que nacen en aguas marinas
y continentales, las cuales son protegidas por otras normas específicas
distintas de aquellas aplicables a la “fauna silvestre”.

Debido a esta diferenciación en los conceptos incluidos en la norma sectorial


citada, mediante la modificación del artículo 308 del Código Penal a través del
Decreto Legislativo No. 1237, se amplió el ámbito de protección a la totalidad
de especies, y no solo a aquellas consideradas legalmente como “fauna
silvestre”. Así, se sanciona además, (i) el tráfico ilegal de especies acuáticas
(artículo 308-A), (ii) extracción ilegal de especies acuáticas (artículo 308-B); y
(iii) depredación de fauna silvestre (artículo 308-C). Adicionalmente, el artículo
309 contempla las circunstancias agravantes vinculadas con el tráfico ilegal de
especies protegidas o que procedan de áreas naturales protegidas de nivel
nacional, vedadas para la extracción, de las tierras o territorios en posesión o
propiedad de comunidades nativas o campesinas, o de las reservas territoriales
o reservas indígenas para pueblos indígenas en situación de aislamiento o de
contacto inicial.

Considerando esta regulación, a febrero de 2020, existen 619 procesos en


trámite por el delito de tráfico ilegal de especies de flora y fauna silvestre,
incluyendo las provincias de la costa, sierra y selva del Perú. Asimismo, se
cuenta con 52 sentencias condenatorias vinculadas con este delito y se ha
fijado un total de 33,720 soles por concepto de reparación civil a favor del
Estado ya que, los recursos naturales (como lo es la fauna silvestre) es
Patrimonio de la Nación y el Estado es soberano en su aprovechamiento.

No obstante, a la fecha, el tráfico ilegal de fauna silvestre es un delito


individual. Es decir, se pena a quien comete el acto sin remitirse a los agentes
detrás de su comisión, necesariamente. En ese sentido, el tráfico ilegal de
fauna silvestre no constituye un delito de crimen organizado aun cuando exista
regulación nacional sobre el alcance de este delito que permitiría su
incorporación. Por este motivo, la organización Wildlife Conservation Society -
Perú ha preparado una propuesta de proyecto de ley con la finalidad de incluir
la persecución del delito de tráfico de fauna silvestre en la Ley No. 30077, Ley
de Crimen Organizado, incluyendo a los recursos hidrobiológicos, y como
agravante el tráfico de especies amenazadas, de especies que habitan en
áreas naturales protegidas; así como, la comisión del delito por funcionarios
públicos.

Advertimos que su incorporación resultaría provechosa ya que permitiría una


investigación penal más exhaustiva y rigurosa que tenga como finalidad atacar
las organizaciones de tráfico ilegal de especies, y no solo iniciar procesos
penales a un individuo por la sola tenencia ilegal de animales silvestres sin
cuestionar el motivo del tráfico, la red de oferta y demanda del espécimen,
entre otros.

En conclusión, que existe un marco normativo internacional y nacional que


permite la protección de vida silvestre en el Perú. Sin embargo, debido al vasto
número de normas, su falta de sistematización y la falta de coordinación entre
todas las autoridades involucradas, aún no es posible evitar la propagación del
delito bajo análisis. Por ello, contar con una base de datos sistematizada entre
todas las autoridades vinculadas en el control y prevención del tráfico ilegal de
especies representa una solución efectiva para el intercambio y obtención de
manera rápida y efectiva de información necesaria para controlar la
propagación de este delito.

Por otro lado, se cuenta con un aparato legal sancionador que reprime el tráfico
ilegal de especies a través de la imposición de sanciones pecuniarias y/o el
encarcelamiento. Aun cuando se ha avanzado en su puesta en práctica
considerando los procesos penales iniciados a la fecha; este número sigue
siendo ínfimo en comparación con la red de comercialización transfronteriza
que impulsa el tráfico de vida silvestre. Frente a ello, resulta esencial la
incorporación de este delito como una forma de crimen organizado para dar
lugar a su persecución efectiva.

Finalmente, la sociedad juega un rol determinante en la eliminación de este


delito pues determina el nivel de demanda y oferta. Como consecuencia, urge
concientizar a la población sobre los efectos negativos del aprovechamiento
ilegal de fauna silvestre, desde la afectación al ecosistema hasta la validación
de una red de tráfico de animales que incluye además la comisión de delitos
conexos para su perpetuación.