Notas Sobre La CEUA
Notas Sobre La CEUA
Notas Sobre La CEUA
La CEUA fue un punto de encuentro del movimiento estudiantil en los albores de 1990. La
convocatoria para la elección del Representante Estudiantil al Consejo Superior, cuyas
elecciones tuvieron lugar el 13 de septiembre de 1991, fue un hito positivo, un mensaje de
renovación intelectual, paz estudiantil y modernización de las prácticas políticas del
movimiento estudiantil, que sufría una de sus más bajos niveles de operatividad y
legitimidad, desde 1971. Las elecciones a un representante estudiantil al Consejo Superior y
luego al Consejo Académico marcaron ese nuevo, aunque efímero rumbo. Este paso estuvo
precedido de largas discusiones sobre la marcha internacional, tras la caída del Muro de
Berlín, y nacional, con una nueva Constitución. Estas discusiones concitaron no solo el
interés sino la salida más válida, no exenta de espinoso, caminos de grupos estudiantiles
que anteriormente había apostado por una guerra abierta al Estado, a la sociedad capitalista
y a la misma institución universitaria. Por eso este paso hacia la CEUA no es un episodio
menor, sino una muy significativa y ejemplar tarea estudiantil que comúnmente se ha
dejado de lado o se ha minusvalorado, por razones supersticiosas.
Los años que van de mediados de los setenta hasta finales de los ochenta se han
caracterizado como declive general del movimiento estudiantil, salvo momentos
significativos, como el Foro de Tunja en 1975, convocado por el Consejo de Integración
Estudiantil de la UPTC, que trató de superar el marasmo y atonía que experimentaba el
movimiento estudiantil, luego de las intensas disputas internas desde el fracaso del
experimento del cogobierno universitario. En este encuentro, con 2000 delegados, también
hicieron presencia las consabidas organizaciones de la PCC-ML, JUCO, Comités Amplios
y otros como Herejía Macondiana, Juventud Revolucionaria, Movimiento Pan y Libertad,
el FER-SP, el PSR, Convergencia Socialista. Su resultado fue más bien contraproducente. 1
Como respuesta a la agresión paramilitar que cobra en 1987, diecisiete (17) víctimas
mortales en la Universidad de Antioquia, y siembra un clima de terror, que da el mensaje
perentorio: aquí no hay intocables. Se organizan, como respuesta, las milicias estudiantiles.
Pero estos grupos de choque son desactivados prontamente, pues se considera que la
Universidad no puede ser un campo de confrontación armada directa. También los atracos a
cafeterías o dispensarios hacen parte de las dinámicas internas, que se ponen en cuestión
rápidamente. Así la reapertura de este centro educativo, luego de un año de cierre, toma la
institución sin un movimiento estudiantil organizado: era un movimiento disperso y más
bien paralizado. Un no movimiento propiamente dicho. En este ambiente turbulento surge
la ya mencionada CEUA.
“En Marcha” fue el boletín que dio pública presentación a la CEUA, cuyo propósito era el
de “…construir una organización estudiantil amplia, pluralista y democrática” como “un
anhelo esperado por más de una década y ahora es impulsada por una nueva generación que
con un lenguaje fresco supera los esquematismo del pasado y recoge de él su capacidad
crítica frente a la realidad circundante y la propia”3. Y agrega: “Nuestro objetivo central,
más que levantar aparatos organizativos, es generar un ambiente donde se impulse
coordinadamente el debate de las ideas en todos los campos que nos conduzcan a la acción
transformadora del actual sistema educativo y social”. “Proyectarnos como constructores y
partícipes de una alternativa educativa y social requiere de la presencia activa, seria y
2
Hecho por el cual fueron juzgados y condenados los estudiantes Fernando Nicolás Montes y Guillermo
Benjumea.
3
Documento suministrado por Sergio Guzmán. Noviembre 2020.
responsable de cada uno de los estudiantes”. Al mismo tiempo presentaba públicamente su
Justificación, Características, Objetivos y Estructura organizativa…
4
Servicio Informativo. Nro. 266. Universidad de Antioquia. Septiembre 16 de 1992.
5
Documento suministrado por Sergio Guzmán. Noviembre 2020.
6
Acta Nro. 183 del CSU del 1 de febrero de 1993.
América”. “Canto Hermano, homenaje a América Latina”, para festejar su primer
aniversario en el Teatro Camilo Torres (poesía de Jimmy Abadala y concierto de John
Harlod Dávila)7, la participación en el IV Encuentro de Ciencias Sociales en Barranquilla
(agosto 1992), el Foro “Educación Pública o Plan de Apertura Educativa (UNAL, Medellín,
junio 1992), o “Semana Estanislao Zuleta” (UNAL, Medellín, febrero de 1992), y el interés
por participar en la Reunión Internacional de Representantes (en Granada España, Octubre
de 19928) son solo algunas muestras del proyecto innovador de la CEUA.9
11
Este texto inaugural, abre con una cita de Héctor Abad Gómez: “Los que estén leyendo está carta serán
probablemente mujeres y hombres de buena voluntad que quieren conocer las ideas de otro ser humano
como ellos, sobre la universidad y el ‘movimiento estudiantil’, y que encontrarán seguramente, algunos
puntos en los que estaremos de acuerdo y otros en los cuales nuestras opiniones divergirán
fundamentalmente.”
“Escribo para las mujeres y los hombres desprevenidos, con una mente abierta; para que aquellos que no
han tomado fanáticamente partido; para aquellos que profesan lo que profesan siempre dispuestos a
admitir que pueden estar equivocados”.
12
Pág. 46.
aseveración como infame. Y agrega que esto va más bien en descrédito del proceso mismo
que fue víctima, justamente, de este tipo de dogmatismos destructivos. Considera este
mismo investigador social que hubo factores de orden más bien estructurales para llevar al
callejón sin salida de la CEUA y su representación estudiantil.
se siente en el aire
le toca enfrentar
nuevos Herodes
más fueros
más crueles
más macabros.”
Quizá lo más llamativo de estos años (1987- 1992) es la discusión que se desató en
Colombia alrededor de nuevo modelo de Universidad que precisaba ele país de cara a los
desafíos que imponía el nuevo siglo porvenir. Como anotamos la caída del Muro de Berlín
y la Nueva Constitución enmarcan un debate que tiene muchos frentes. La Universidad
Nacional, en cabeza de Antanas Mockus (también participan José Luis Villaveces o Hésper
Pérez) adelanta un debate nacional que se va a ver reflejado en una “Carta Abierta”
denominada “La Reforma académica de la U.N.”, que va a tener eco entre el movimiento
estudiantil de la Universidad de Antioquia. La propuesta de reforma estuvo rodeada de un
gran debate, no tanto sobre su conveniencia, sino los términos en que estas propuestas se
presentaban a la opinión universitaria. La avalancha de discusiones entre administración,
profesores y estudiantes (no menos de ciento setenta estudiantes participaron en esos foros)
revela un inconveniente de mil voces encontradas y disímiles. “Cada vez que tratamos de
mejorar, nos deslizamos más en la pendiente del exceso de información y la distancia entre
el discurso teórico que sustenta las críticas y la práctica pedagógica aumenta”14.
14
“La Reforma Académica de la U.N.” Septiembre 1990.
En el fondo se trataba de modificar la tradición memorística, de exceso de docencia pasiva,
reformar la relación jerárquica y pasiva profesor/alumno, flexibilizar y profundizar los
pensum, evitar repeticiones esterilizantes, incrementar o refundar las prácticas
investigativas, redefinir los curso de contextos y las electivas, transformar las reglas del
juego en una palabra de cara a los grandes cambios que se están viviendo en el mundo y
Colombia. El mismo Mockus quiso dejar reflejado más puntualmente este nueva dimensión
universitaria, al hacer un llamado (algo de Perogrullo) a que la Universidad vuelva sobre sí
misma, se piense como institución de saber, bajo el presupuesto teórico de “la acción
comunicativa discursiva”. Su texto guía es: “Fundamentos teóricos para una reforma de la
universidad”. Su meta: productividad intelectual e investigativa, regulación racional de sus
productos, solidaridad social por reglas del juego discursivo, cambio institucional de
valores de identidad cultural y proyecto nacional vinculado a la sociedad planetaria, a
Latinoamérica, Colombia y sus regiones (todo, pues).
15
La traducción de Jaramillo Vélez del texto kantiano, se publicó en revista “Argumentos” (“Universidad y
sociedad”) Nros. 14/17. Bogotá, 1986. Allí se incluye también el ensayo de Rafael Gutiérrez Girardot que da
el título a este monográfico y que debemos comentar enseguida.
16
Las fórmulas de juico convencionales igualmente no están ausentes de su propuesta filosófica: “El país
necesita una institución de educación pluriclasista donde la excelencia académica –basada en la
combinación entre la docencia, la investigación y la extensión- permita ritmos y niveles de trabajo
Esta nota neoliberal, que despierta el entusiasmo por la Perestroika, no es ajeno a las
directivas de la Universidad de Antioquia. Para la muestra un botón, en el marco del
direccionamiento de la política investigativa. En el Acta del CSU Nro. 68 del 17 de marzo
de 1997 se lee: “En realidad son tres los criterios con que se erige esta Fundación: “a. Debe
ser la Fundación un instrumento de enlace entre la Universidad de Antioquia y el sector
privado, porque antes no existía ese vínculo y había desconfianza entre ambos. Ahora debe
haber nuevos niveles de mutua confianza. b. Debe ser un canal para que la Universidad
cumpla su misión, como, por ejemplo, contribuir a la capacitación profesoral. La Fundación
no debe minar a la Universidad, es decir, no puede ser un instrumento para conseguir mano
de obra barata, porque sacrifica así el fin propio de la Universidad. Agrega que cuando se
trata de proyectos y ventas, hay que pensar qué vende la Universidad y qué venden sus
dependencias y las corporaciones que se han creado. Es decir, precisar los objetivos de cada
sector o dependencia. c. Que sea la Fundación un instrumento para que el sector privado
colabore con una buena gestión de la Universidad y le proporcione su experiencia y
conocimientos.”
Fue el núcleo de la CEUA (Fabián Tamayo, Sergio Muñoz, Hernando Loaiza, Rafael
Rubiano, Edison Neira, Juan Carlos Celis, entre otros muchos) promotores de esa imagen
de la renovación universitaria, desde el movimiento estudiantil. El caso ha quedado al
margen de los estudiosos sobre la violencia universitaria, de modo diciente. Pero este
entronque entre las propuestas de Gutiérrez Girardot, Jaramillo Vélez y la CEUA solo
silencia esta petit histoire, enajenada en sus objetos específicos y parciales. Citar los cerca
de 30 documentos, distribuidos y vendidos…, son elocuentes en esa aspiración de salir de
la espiral del sectarismo político estudiantil, del lenguaje marxista-leninista ya
empobrecido, de las dinámicas de violencia y conflicto armado de la Universidad de
Antioquia, que había pasado por años brutales y estremecedores.
Los años noventa toman a la Universidad de Antioquia (y muy en particular las ciencias
sociales y humanas) sin norte. Los profesores están desilusionados de sus prácticas
docentes17 y el currículo ya no se corresponde con las dinámicas cambiantes de la caída del
Muro de Berlín, la nueva Constitución, los desafíos del mundo “sin ideologías” (Daniel
Bell), la búsqueda de nuevas ciudadanías, es decir, una verdadera democracia profunda y
participativa. Hay un profesorado en retirada y un estudiantado que vacila entre seguir sus
luchas sobre todo en los barrios populares, del modo ya consabido, y otros que tratan de
sacudirse de un ambiente marcado por el terror de los años pasados y una cifrada esperanza,
muy borrosa todavía pero por la que valdría luchar.
Así la presencia por ejemplo del profesor de filosofía Rubén Jaramillo Vélez, invitado por
la CEUA y con recursos recabados del empresariado antioqueño (Conconcreto, por
ejemplo) y la divulgación de "Argumentos", que renovaba la discusión del marxismo por la
Teoría Crítica, fueron dos elementos complementarios de las luchas teóricas y de la praxis
cultural de esos años. A las charlas de Rubén Jaramillo asistían cientos de estudiantes y
pocos profesores. Entre ellos, profesores tan representativos como Félix de Bedout, pero no
María Teresa Uribe, quien prefirió promocionar en esos años al líder marxista italiano
Gramsci.
Por último, para enfatizar en este apartado, conviene citar de un documento (sin título de
los estudiantes de sociología Edison Neira y Rafael Rubiano (Junio 15/92), un apartado
crítico sobre los efectos de la universidad privada, que deriva de las tesis centrales de
Gutiérrez Girardot, pero que se inserta en este quehacer estudiantil de la Universidad de
Antioquia (y que cobra una vigencia inusitada hoy): “La Universidad privada impide una
organización estatal de la investigación y de la enseñanza, es una Universidad para capas
elites que está sometida a las leyes de la oferta y la demanda, es dependiente de lo que se
ofrece a la opinión pública, al mercado de la reproducción social y a la moda de la
semicultura; la Universidad privada es una escuela profesional con pretensiones académicas
y así, su estructura académico-administrativa, esto es, la atomización de la ciencia y del
17
Se asegura que algunos dictan clase en los bares de al frente, en el Bar Villamil por
cheveridad. La verdad es que la calidad es muy cuestionable, su producción investigativa y
científica prácticamente nulas y la planta profesoral con un nivel de calificación muy bajo,
aun en el comparativo latinoamericano.
saber es una amplia gama de especialidades y la atomización del saber hace prosperar la
atomización del saber…”18.
El proyecto de universitario subyacente a este crítica d los sociólogos Neira y Rubiano,
provenía de las sugerencias e impulsos críticos de Gutiérrez Girardot y Jaramillo Vélez que
desembocaron en la revista “Crítica. La crítica para responder a la crisis” (Diciembre de
1992). También el proyecto y su concreción pueden ser vistos como aislado y casi
insignificante, pero no lo es. Este también se proyecta como un punto de partida de mayor
solidez que los “textos” de CEUA. En el único ejemplar de la revista (la ocurrencia original
provino del estudiante de sociología Juan Carlos Celis) 19 concurren un grupo de editores,
colaboradores académicos y donantes no insignificantes: Rafael Gutiérrez Girardot, Rubén
Jaramillo Vélez, Jesús Abad Colorado, Juan José Hoyos, Jorge Pérez, J. Mario Aristizábal,
Gloria Lopera, Omar Urán, Lucía González, Rafael Aubad, Víctor Bustamante, Jorge
Andrés Hernández, Sergio Guzmán, entre otros más.
Crítica trae como frontispicio el poema “Grodek”, del importante expresionista alemán
Georg Trakl (en traducción RJV), que denuncia los horrores de la Guerra mundial. “Sobre
la crítica” es la contribución de Gutiérrez Girardot, que parece servir de dardo al corazón
del dogmatismo imperante (de las derechas, el centro y las izquierdas): dardo contra la
ortodoxia propia de una tradición histórica arraiga en nuestros países desde la
Contrarreforma y que no ha sido posible superar, ni por la Ilustración (que fue siempre a
medias) o el positivismo y su correlato el cientificismo imperante ni por nuestro marxismo
escolastizado20.
Como puede colegirse de esta mención muy somera, es que era el nuevo lenguaje crítico,
inusual y desafiante, para una crisis profunda universitaria, que era una crisis de los
fundamentos culturales de una nación en vía de destrucción sin remedio. La crítica iba
dirigía a muchos frentes, sin duda también a la vieja militancia de los marxista-leninistas
que, como sacristanes o guardianes de una credo inmortal, recitan o velan una doctrina
18
Documento suministrado por Sergio Guzmán. Noviembre 2020.
19
Entrevista con Rafael Rubiano. Noviembre 2020.
20
El núcleo de su argumentación es: “La formación de una teoría o el análisis de un fenómeno cualquiera de
la vida social y cultural en el sentido más amplio de la palabra no es posible sin crítica, sin someterlo todo al
‘tribunal de la razón’ esto es, sin examinar la coherencia y fundamentación no solo de la cuestión, sino de lo
que se ha escrito sobre ella. Lo que se hace sin esa exigencia solo puede resultar recopilación y ordenación
de material –tan frecuente hoy en los estudios de ciencias sociales influidos por el ‘positivismo’ académico
norteamericano o especulación intuitiva y descontrolada como ocurre con las ‘teorías’ sobre el ser de
América, de la literatura latinoamericana, de la hispanidad, de la identidad mexicana o peruano etc. ”
política que precisaba ser revisada a fondo. Era el diagnóstico de una esclerosis y
estancamiento político-intelectual que desafortunadamente no encontraron su adecuado
remedio.
Pero sin duda el revulsivo más fuerte contra la modorra de la vida universitaria del país
y a la vez un diagnóstico certero y una posible tribuna para una discusión intelectual, “de
mayor profundidad”, como lo afirmó casi treinta años después Rafael Rubiano, en
entrevista para la Comisión de la Verdad. Los ensayos que estuvieron destinados en estas
décadas a renovar un debate (que no se dio, desafortunadamente) fueron “Universidad y
sociedad” y “El sentido de los estudios universitario”. Basta una breve reseña de los
mismos, para indicar qué se puso en juego allí argumentativamente y qué quedó a la deriva.
“Universidad y sociedad” pregunta por la extraña circunstancia de las condiciones
históricas que han hecho, realmente imposible (es decir, dinámica y provechosa), la
relación universidad y sociedad en nuestros países, a diferencia de los países altamente
desarrollados. En ellos no solo la universidad ha sido un factor decisivo para su desarrollo
social-económico y político sino que ha otorgado a su profesorado un estatus “social
racional y pragmáticamente privilegiado”21. Para lograr esto, sería necesario, para el
ensayista colombiano, demostrar que el saber científico no es un dogma, que este “saber no
es reglamentable ni determinable por ningún grupos social22, “sino que surge de la libertad
de investigación, de la libertad de buscar caminos nuevos, de descubrir nuevos aspectos que
a primera vista no prometen resultados en términos económicos; que finalmente, el saber
científico y la cultura no son ornamentos, sino el instrumento único para clarificar la vida
misma del individuo y de la sociedad, para cultivarla y, con ello, pacificar y dominar la
violencia implícita de la sociedad moderna burguesa… en la sociedad egoísta”.
Pero la intención de Gutiérrez Girardot es clara y depuradora. Poner de presente las
relaciones estrechas entre el dogmatismo generalizado, el atraso socio-económico y político
y la violencia ubicua de nuestros países, era un trasfondo que podría traducirse en tareas
más inmediatas: a saber, rechazar o poner en tela de juicio la reglamentación d ela actividad
científica por un ente rector nacional, tarea que todavía no había emprendido
COLCIENCIAS; rechazar de plano la universidad privada u otros grupos sociales de
presión como los partidos políticos para direccionar la vida científica y presuponer la
21
“Argumentos” “universidad y sociedad”. Bogotá, 1986. Pág. 65.
22
Ídem.
existencia de una sociedad moderna burguesa (en la definición dada por el mismo Hegel)
pero sometida a la severa y expresa clarificación modeladora de la misma por la
inteligencia universitaria, como camino único de pacificación (esto por supuesto contaría
con la desconfianza y burla de los grupos tradicionales de izquierda, como más tarde, por
las oleadas de posmodernista o decoloniales.
El segundo texto “Sobre el sentido de los estudios universitarios” 23 (que fue
reproducido por el “Texto Nro. 10 de la CEUA), es un complemento a dición del ensayo
enviado a “Argumentos”. La universidad, afirma Gutiérrez Girardot, no puede limitarse a
una formación profesión, a la transmisión pasiva de saberes memorísticos y por eso
dogmáticos. La universidad debe trasmitir una ética de la responsabilidad frente a un saber
científico que es ante todo un saber que se cuestiona y renueva permanentemente. Un
profesional trasmite a la sociedad lo que aprende en la universidad, que en nuestros países
de tradición hispánica-contrarreformista (esta es el acento propio de su crítica social), se
nutre de la picaresca, es decir, “la simulación, el engaño, los trucos, la mentirillas” 24 que no
cuentan con control social. Nuestras sociedad no se encuentran atrasadas por la
dependencia económica y el imperialismo. “Estos” (y en esto Gutiérrez Girardot
controvierte a los acólitos de la teoría de la dependencia), dependencia económica e
imperialismo, tienen su correlato en las sociedades estáticas, dogmáticas, inmovilistas,
intelectualmente improductivas o simplemente receptivas”.25
Las consecuencias de un Estado que ha renunciado al monopolio de la educación
pública (con que la universidad privada socava la legitimidad de la universidad pública), de
un profesorado deficientemente formado y mal pago y de un estudiantado que confunde su
rebeldía por agravio moral con su ansia de perfección intelectual, han conducido a ese
callejón sin salida de naciones dependientes de sus negativos presupuestos coloniales. En
estas condiciones la universidad se mueve en un horizonte nacionalista estrecho, sin una
comprensión histórica-cultural sólida y generosa. Todo ello hacía (¿lo fue así en efecto?)
esta contribución a los debates universitarios de Gutiérrez Girardot distante, aunque actual,
vigorosa, pero quizá opaca para un profesorado y estudiantado cuestionado tan
radicalmente: “Después de la Segunda Guerra mundial y en la medida en que
23
Publicado originalmente en “El Anillo de Giges” Bogotá, 1986.
24
Citado aquí de Rafael Gutiérrez Girardot La encrucijada universitaria. Asoprudea. Medellín, 2011. Pág. 37.
25
Pág. 36.
Latinoamérica fue norteamericanizada de diversa manera, la política y la inteligencia
latinoamericana perdieron de vista, por no decir que reprimieron, la tradición de quienes
construyeron a Nuestra América en el siglo pasado y de quienes continuaron y
enriquecieron ese tradición en el siglo presente, desde Andrés Bello y Sarmiento pasando
por Martí y González Prada hasta Alfonso Reyes, Pedro Henríquez Ureña, Mariano Picón
Salas y José Luis Romero. Era una tradición de rigor intelectual y de visión política
continental y de sentido de futuro”26. Esto era una música estridente de otra parte.
Conclusión
Si comparamos los proyectos de modernización universitaria de los años seseta, que
estuvieron impulsados por el Informe Atcon y El Plan Básico, y que finalmente incidieron
enormemente en la estructura universitaria (gracias a ellos se tiene el Campus de la
Universidad de Antioquia por ejemplo), tal vez las reformas de los noventa han pasado en
un segundo plano, pero no han sido menos eficaces. Los dados cargados, por así decirlo en
un argot de casino, los hecho Mockus, y es un amplio ganador de ese partida. Pero lo que
no parece menos discutible es si ese es o ha sido la mejor manera de haber enfrentado la
profunda crisis universitaria y haber sacado la universidad pública a reflote. No es el caso,
pues los crónicos problemas subsisten en capas estudiantil-profesorales, que han sido
invisibilizadas y que siguen alimentado las causas y motivos más profundos del conflicto
universitario. La desfinanciación tan aguda que se puso de presente no solo en las marchas
de la MANE en el 2011, y sobre todo en el 2018, ha sido detonante de un malestar que está
muy lejos de superarse. Luego, la atonía institucional por virtud de la creciente
positivización y atomización de las especialidad científicas (los fosos entre ciencias que
debían cooperar íntegramente y ayudarse mutuamente) han sido sometidas a un juego de
competencias poco sano y en general anti-ético. La poca trasparencia, incluso las oscuras
prácticas y relaciones (a espaldas de la comunidad universitaria, sobre todo estudiantil)
entre la universidad y la empresa, ha dado frutos que no sabemos calcular, pero que
tampoco, por su lejanía en fundaciones cuasi-inaccesibles, solo generan desconfianza
generalizada. En fin, un descredito de la universidad en su conjunto, una estructura
universitaria (que la OCDE solo consiente por compasión), son el resultado de la carencia
26
Pág. 46.
de un planteamiento o replanteamiento de todo el sistema y sus efectos perversos sobre la
sociedad colombiana hasta el día de hoy. El lector frecuente del portal Observatorio de la
Universidad Colombiana podrá corroborar que las tesis expuestas hace treinta años en estos
breves ensayos del profesor colombiano, radicado en Bonn, siguen vigentes o al menos sin
discutir en sus probabilidades de mejora de nuestro desastrado sistema universitario
nacional.