Notas Sobre La CEUA

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Notas sobre la CEUA.

Un experimento innovador del movimiento estudiantil

La CEUA fue un punto de encuentro del movimiento estudiantil en los albores de 1990. La
convocatoria para la elección del Representante Estudiantil al Consejo Superior, cuyas
elecciones tuvieron lugar el 13 de septiembre de 1991, fue un hito positivo, un mensaje de
renovación intelectual, paz estudiantil y modernización de las prácticas políticas del
movimiento estudiantil, que sufría una de sus más bajos niveles de operatividad y
legitimidad, desde 1971. Las elecciones a un representante estudiantil al Consejo Superior y
luego al Consejo Académico marcaron ese nuevo, aunque efímero rumbo. Este paso estuvo
precedido de largas discusiones sobre la marcha internacional, tras la caída del Muro de
Berlín, y nacional, con una nueva Constitución. Estas discusiones concitaron no solo el
interés sino la salida más válida, no exenta de espinoso, caminos de grupos estudiantiles
que anteriormente había apostado por una guerra abierta al Estado, a la sociedad capitalista
y a la misma institución universitaria. Por eso este paso hacia la CEUA no es un episodio
menor, sino una muy significativa y ejemplar tarea estudiantil que comúnmente se ha
dejado de lado o se ha minusvalorado, por razones supersticiosas.

Los años que van de mediados de los setenta hasta finales de los ochenta se han
caracterizado como declive general del movimiento estudiantil, salvo momentos
significativos, como el Foro de Tunja en 1975, convocado por el Consejo de Integración
Estudiantil de la UPTC, que trató de superar el marasmo y atonía que experimentaba el
movimiento estudiantil, luego de las intensas disputas internas desde el fracaso del
experimento del cogobierno universitario. En este encuentro, con 2000 delegados, también
hicieron presencia las consabidas organizaciones de la PCC-ML, JUCO, Comités Amplios
y otros como Herejía Macondiana, Juventud Revolucionaria, Movimiento Pan y Libertad,
el FER-SP, el PSR, Convergencia Socialista. Su resultado fue más bien contraproducente. 1

Los años ochenta fueron de declive creciente, de aislamiento del movimiento


estudiantil colombiano, sujeto a sus propios presupuestos, en medio de una universidad
pública en profundo descrédito. Fueron también los años de terror, impuesto por el
narcotráfico y luego por el paramilitarismo, El estudiante medio es carcomido por el
1
Puerta, Gabriel. Pág. 17.
desencanto, la apolitización, el escepticismo y hasta el repudio de cualquier forma de
militancia política. Actos brutales como la muerte de Sor María Cañaveral, incinerada en
disturbios frente a la Universidad de Antioquia, 2 contribuyeron a una violenta represión
estatal, a la persecución de líderes profesorales y estudiantiles, infiltraciones contra-
insurgentes, cierres prolongados y al desmantelamiento, de paso, de los servicios sociales al
estudiantado como cafeterías, residencias y trasportes. El Encuentro Nacional Estudiantil
“Chucho Peña” en 1987, con unos 800 delegados, también se ha calificado de fracaso, pues
sobrevivían las mismas tendencias irreconciliables entre JUCO, JRDEC, FER-SP, etc.

Como respuesta a la agresión paramilitar que cobra en 1987, diecisiete (17) víctimas
mortales en la Universidad de Antioquia, y siembra un clima de terror, que da el mensaje
perentorio: aquí no hay intocables. Se organizan, como respuesta, las milicias estudiantiles.
Pero estos grupos de choque son desactivados prontamente, pues se considera que la
Universidad no puede ser un campo de confrontación armada directa. También los atracos a
cafeterías o dispensarios hacen parte de las dinámicas internas, que se ponen en cuestión
rápidamente. Así la reapertura de este centro educativo, luego de un año de cierre, toma la
institución sin un movimiento estudiantil organizado: era un movimiento disperso y más
bien paralizado. Un no movimiento propiamente dicho. En este ambiente turbulento surge
la ya mencionada CEUA.

“En Marcha” fue el boletín que dio pública presentación a la CEUA, cuyo propósito era el
de “…construir una organización estudiantil amplia, pluralista y democrática” como “un
anhelo esperado por más de una década y ahora es impulsada por una nueva generación que
con un lenguaje fresco supera los esquematismo del pasado y recoge de él su capacidad
crítica frente a la realidad circundante y la propia”3. Y agrega: “Nuestro objetivo central,
más que levantar aparatos organizativos, es generar un ambiente donde se impulse
coordinadamente el debate de las ideas en todos los campos que nos conduzcan a la acción
transformadora del actual sistema educativo y social”. “Proyectarnos como constructores y
partícipes de una alternativa educativa y social requiere de la presencia activa, seria y

2
Hecho por el cual fueron juzgados y condenados los estudiantes Fernando Nicolás Montes y Guillermo
Benjumea.
3
Documento suministrado por Sergio Guzmán. Noviembre 2020.
responsable de cada uno de los estudiantes”. Al mismo tiempo presentaba públicamente su
Justificación, Características, Objetivos y Estructura organizativa…

Los candidatos a la representación estudiantil, arrojaron los siguientes resultados: Sergio


Guzmán: 1,174 votos; Juan M. Acevedo: 630; Juan Carlos Higuita: 207; Basilio Calasanz:
196; Germán Cardona: 143; otros: 233; En blanco: 230; Nulos: 134. La Plataforma política
de la candidatura ganadora de Sergio Guzmán (Facultad de Derecho) se sintetizó en 10
puntos que se interpretaron (para su seguidores) como herederos de la Reforma de
Córdoba: “Por una educación para la mayoría de edad… y para la democracia; Por el
fomento de una ética colectiva de la responsabilidad; por la defensa de le educación
pública; por una real autonomía universitaria; por elección popular de rector y decanos; por
la reapertura inmediata del Liceo Antioqueño; por congelación de matrículas; por rebaja en
costos de inscripción en los exámenes de admisión; no al cobro ni limitación en el Teatro
Camilo Torres; por una política cultural que apoye la iniciativa estudiantil”.5

El representante estudiantil Sergio Guzmán habló de su tarea cultural en términos


desafiantes al Consejo Superior: nace de una “una actitud crítica por parte de los
estudiantes […]; con ella se quiere generar un movimiento estudiantil de tipo intelectual sin
abandonar la lucha democrática y los derechos y reivindicaciones de los estudiantes”. 6
Notable en esta nueva fase del movimiento estudiantil no fue solo el reconocimiento de la
institucionalidad universitaria ni de los mecanismos de elección estudiantil para ser
representados ante el Consejo Superior, sino su propuesta de cultura intelectual de
resistencia. Desde hacía dos décadas, como vimos, el movimiento estudiantil había
rechazado tajantemente la representación estudiantil, tras el fracasado cogobierno en la
época de Pastrana-Galán Sarmiento.

La significación de la CEUA no se contrajo a postular unos nombres para la representación


nominal en los órganos directivos, sino su despliegue en las tareas culturales, que se han
dejado de lado en los análisis del movimiento estudiantil en medio del conflicto, tiene
matices de gran interés para su historia. La CEUA promovió actividades sobre todo en el
marco del Quinto Centenario, al calor de “la Campaña de Autodescubrimiento de Nuestra

4
Servicio Informativo. Nro. 266. Universidad de Antioquia. Septiembre 16 de 1992.
5
Documento suministrado por Sergio Guzmán. Noviembre 2020.
6
Acta Nro. 183 del CSU del 1 de febrero de 1993.
América”. “Canto Hermano, homenaje a América Latina”, para festejar su primer
aniversario en el Teatro Camilo Torres (poesía de Jimmy Abadala y concierto de John
Harlod Dávila)7, la participación en el IV Encuentro de Ciencias Sociales en Barranquilla
(agosto 1992), el Foro “Educación Pública o Plan de Apertura Educativa (UNAL, Medellín,
junio 1992), o “Semana Estanislao Zuleta” (UNAL, Medellín, febrero de 1992), y el interés
por participar en la Reunión Internacional de Representantes (en Granada España, Octubre
de 19928) son solo algunas muestras del proyecto innovador de la CEUA.9

Para Diciembre de 1993 sale un significactivo y extenso “Nuestro Manifiesto de


Universidad” que insiste en la modernización universitaria, en su democratización, en la
lucha contra la mediocridad docente, su senilidad intelectual y su autoritarismo
desvergonzado, la ausencia del compromiso social del estudiantado, por la investigación,
contra la politiquería, etc. En el punto 13 se dice: “La universidad debe convertirse en un
lugar de diálogo, de negociación, de concertación equilibrada, de persuasión”. Y en el
punto 18: “Cualquier acción estimulada a estimular la educación y la cultura, es una acción
contra la guerra y la violencia; la ignorancia es la hecatombe para un país porque inspira el
tono dogmático, la intolerancia y el sectarismo.”10

La CEUA también se caracterizó por un despliegue de “Textos” de muy singular


importancia. La variedad, la pluralidad y la heterogeneidad de los “Textos” de
divulgación quincenal por CEUA, muy fácilmente descalificados por “pequeño burgueses”
o “entreguistas”, sobresalen por su actualidad e interés y casi gratuidad (se repartían 10.000
ejemplares), que por demás invitaba a una modalidad de democratización de la cultura
lectora universitaria: “FOTOCOPIELO Y PASELO”. Los “Textos” debían despertar un
debate complejo, una gama de posibles salidas a una crisis profunda, con ideas
renovadoras, con autores que enriquecen nuestra tradición intelectual. “Carta abierta a la
7
Con el lema “La calle para todos. La universidad para todos” se realizó el día 15 de mayo de 1992 un
concierto en la Calle de Barranquilla de John Harold Dávila y su banda.
8
En Oficio (trasmitido por Fax) del 24/6/92 Sergio Albeiro Guzmán solicita a la Vicerrectoría de Estudiantes y
Participación apoyo financiero para participar él, como representa ante el CSU, y Gabriel Jaime Bucanumen,
como representante al CA, en la Reunión Internacional de Estudiantes en España. Documento sumistrado
por Sergio Guzmán. La elección de Bucanumen, más conocido como Rollo, al Consejo Académico se realizó
el día 5 de mayo de 1992, con ocho votos de los ocho representantes de los Consejos de Facultad, es decir,
de forma unánime.
9
Documentación allegada a esta investigación por el abogado Sergio Guzmán (noviembre 2020). También en
ese año, la CEUA hace eco del malestar que reina en el Departamento de Historia, por “su
10
Documento suministrado por Sergio Guzmán. Noviembre 2020.
comunidad universitaria” de Sergio Guzmán11, “América Latina: de la sartén al fuego” de
Antonio Caballero, “Sí hay receta política contra la violencia” entrevista de Paul Juten a
Héctor Abad Gómez, “No nacimos pa’semilla” de Alonso Salazar, “Acerca del régimen
político colombiano de los derechos humanos y la misión de la universidad” de Luis
Gonzalo Giraldo, “Contra el poder… ese milenario ataúd de la cultura…” de Iván Darío
Álvarez, “La soledad de América Latina” de Gabriel García Márquez, “Amor, sexualidad y
erotismo femenino” de F. Th., “Sobre el sentido de los estudios universitarios” de Rafael
Gutiérrez Girardot, “Universidad pública, sociedad y cultura” de Edgar Vásquez, “La vieja
historia” de Salomón Kalmanowitz, “¿Qué es la Ilustración?” de Kant, “La poesía en
tiempos difíciles…” de Juan Manuel Roca, “La dialéctica del placer” de Enrique González
Duro, “Amor y democracia” de Florence Thomas, “ ¿Qué significa vivir?” José Balbino
León, “Declaración pública de amor” de Soledad Cruz, “El desprecio como destino” de
Eduardo Galeano, “Elogio de la dificultad” de Estanislao Zuleta, “Fragmentos del arte
poética” y “Notas sobre la inteligencia americana” de Alfonso Reyes, “Universidad
contracultura y subversión” de Antanas Mockus, “La utopía de América” de Pedro
Henríquez Ureña, “Un mensaje a los pueblos” de Augusto Roa Bastos, “Políticas en
derechos humanos” Alberto Yepes Palacios.

Pocos años después el proyecto de CEUA cayó en crisis. En Acercamiento histórico-


analítico al movimiento estudiantil en la Universidad de Antioquia: 1978- 1979 y 1995-
2005 de Fabio Humberto Giraldo se sostiene que el hecho detonante que termina la
CEUA, “…es propiciado por el representante estudiantil, ante la administración, Sergio
Guzmán, quien según lo expresaron los mismos estudiantes: ‘termina entregando las luchas
estudiantiles... a cambio de beneficios para él".”12 La dura acusación no cuenta, sin
embargo, respaldo o confirmación por ninguna de los entrevistados en nuestra investigación
para la Comisión de la Verdad. Uno de los encuetados, desmiente expresamente esta

11
Este texto inaugural, abre con una cita de Héctor Abad Gómez: “Los que estén leyendo está carta serán
probablemente mujeres y hombres de buena voluntad que quieren conocer las ideas de otro ser humano
como ellos, sobre la universidad y el ‘movimiento estudiantil’, y que encontrarán seguramente, algunos
puntos en los que estaremos de acuerdo y otros en los cuales nuestras opiniones divergirán
fundamentalmente.”
“Escribo para las mujeres y los hombres desprevenidos, con una mente abierta; para que aquellos que no
han tomado fanáticamente partido; para aquellos que profesan lo que profesan siempre dispuestos a
admitir que pueden estar equivocados”.
12
Pág. 46.
aseveración como infame. Y agrega que esto va más bien en descrédito del proceso mismo
que fue víctima, justamente, de este tipo de dogmatismos destructivos. Considera este
mismo investigador social que hubo factores de orden más bien estructurales para llevar al
callejón sin salida de la CEUA y su representación estudiantil.

Podríamos resumir su explicación del derrumbe de la CEUA en estos términos. “Este


experimento de la CEUA, sin embargo, sucumbió a varios factores. El primero y quizá el
que más se menciona, pero que no es el más determinante, es el fraccionamiento o
atomización tradicional de las izquierdas, es decir, el predominio de los viejos y ya rancios
discursos y prácticas de las izquierdas, desde los años sesenta y setenta. El segundo, es la
ruta o agenda que desde la rectoría de Rafael Abuad, estaba impulsando, a saber, la
modernización universitaria con el tono que más tarde fue prevalente y cegó una discusión
más profunda o verdadera del sentido de los estudios universitarios y una investigación
sustraída de los parámetros positivistas norteamericanos. Sabemos que fue el BID la
entidad que operó decididamente sobre COLCIENCIAS para diseñar la cultura
investigativa a mediados de los noventas y por ende predeterminó la atomización creciente
de las ciencias sociales en esos años. El tercero, fue la presencia continua del
paramilitarismo y sus prácticas asesinas y de terror. Este fue un factor o consecuencia
abrumadora, que terminó con el proyecto de la CEUA.”13

En uno de los boletines de Voz de colectivos por la vida de la U. de A. “Vida Estudiantil”,


se resalta un poema en primera página, que rezuma el clima de desamparo de un
estudiantado sin mayores alternativas: “Esta generación está en peligro”:

“Esta generación está en peligro

se siente en el aire

ya se sabe que quieren liquidarla.

Esta generación tiene enemigos peligrosos


13
Entrevista al sociólogo y doctor en Ciencias políticas Rafael Rubiano Muñoz, profesor titular de la Facultad
de Derecho. 21 de noviembre 2020.
es una flor

de estambres fuertes y dispuestos

le toca enfrentar

nuevos Herodes

más fueros

más crueles

más macabros.”

Sobre una discusión del nuevo modelo universitario en los noventa

Quizá lo más llamativo de estos años (1987- 1992) es la discusión que se desató en
Colombia alrededor de nuevo modelo de Universidad que precisaba ele país de cara a los
desafíos que imponía el nuevo siglo porvenir. Como anotamos la caída del Muro de Berlín
y la Nueva Constitución enmarcan un debate que tiene muchos frentes. La Universidad
Nacional, en cabeza de Antanas Mockus (también participan José Luis Villaveces o Hésper
Pérez) adelanta un debate nacional que se va a ver reflejado en una “Carta Abierta”
denominada “La Reforma académica de la U.N.”, que va a tener eco entre el movimiento
estudiantil de la Universidad de Antioquia. La propuesta de reforma estuvo rodeada de un
gran debate, no tanto sobre su conveniencia, sino los términos en que estas propuestas se
presentaban a la opinión universitaria. La avalancha de discusiones entre administración,
profesores y estudiantes (no menos de ciento setenta estudiantes participaron en esos foros)
revela un inconveniente de mil voces encontradas y disímiles. “Cada vez que tratamos de
mejorar, nos deslizamos más en la pendiente del exceso de información y la distancia entre
el discurso teórico que sustenta las críticas y la práctica pedagógica aumenta”14.
14
“La Reforma Académica de la U.N.” Septiembre 1990.
En el fondo se trataba de modificar la tradición memorística, de exceso de docencia pasiva,
reformar la relación jerárquica y pasiva profesor/alumno, flexibilizar y profundizar los
pensum, evitar repeticiones esterilizantes, incrementar o refundar las prácticas
investigativas, redefinir los curso de contextos y las electivas, transformar las reglas del
juego en una palabra de cara a los grandes cambios que se están viviendo en el mundo y
Colombia. El mismo Mockus quiso dejar reflejado más puntualmente este nueva dimensión
universitaria, al hacer un llamado (algo de Perogrullo) a que la Universidad vuelva sobre sí
misma, se piense como institución de saber, bajo el presupuesto teórico de “la acción
comunicativa discursiva”. Su texto guía es: “Fundamentos teóricos para una reforma de la
universidad”. Su meta: productividad intelectual e investigativa, regulación racional de sus
productos, solidaridad social por reglas del juego discursivo, cambio institucional de
valores de identidad cultural y proyecto nacional vinculado a la sociedad planetaria, a
Latinoamérica, Colombia y sus regiones (todo, pues).

Mockus se vale hábilmente de una serie de filósofos y sociólogos (citados explícitamente),


de tradición europea, para redefinir el norte del sistema universitario colombiano: Kant
(“¿Qué es la Ilustración?” en traducción de Rubén Jaramillo Vélez) 15, Durkheim,
Habermas, Gadamer, Kuhn, entre otros y, al tiempo, pide como tareas inmediatas la
preservación, cultivo, reproducción y desarrollo de las tradiciones discursivas nuestras
respectivamente (sin explicitarlas), a parte de una mención a Fals Borda. Su mensaje final
queda expresado como una llamarada fugaz, no menos viva: “Por mi parte prefiero pensar
que, cualquiera sea el ordenamiento político que adopte, toda sociedad futura deberá
soportar una cierta autonomía de la universidad porque necesitará cultivar el pensamiento
libre, porque necesitará crear condiciones para que se mantenga y desarrolle ese fructífero
vaivén entre acuerdos y desacuerdos –basados en razones y en evidencia racionalmente
controladas- que caracteriza a la universidad”. La nota neoliberal tampoco se escapa en su
propuesta del gran cambio institucional “… con recursos adicionales que no
necesariamente deben provenir del presupuesto nacional”16.

15
La traducción de Jaramillo Vélez del texto kantiano, se publicó en revista “Argumentos” (“Universidad y
sociedad”) Nros. 14/17. Bogotá, 1986. Allí se incluye también el ensayo de Rafael Gutiérrez Girardot que da
el título a este monográfico y que debemos comentar enseguida.
16
Las fórmulas de juico convencionales igualmente no están ausentes de su propuesta filosófica: “El país
necesita una institución de educación pluriclasista donde la excelencia académica –basada en la
combinación entre la docencia, la investigación y la extensión- permita ritmos y niveles de trabajo
Esta nota neoliberal, que despierta el entusiasmo por la Perestroika, no es ajeno a las
directivas de la Universidad de Antioquia. Para la muestra un botón, en el marco del
direccionamiento de la política investigativa. En el Acta del CSU Nro. 68 del 17 de marzo
de 1997 se lee: “En realidad son tres los criterios con que se erige esta Fundación: “a. Debe
ser la Fundación un instrumento de enlace entre la Universidad de Antioquia y el sector
privado, porque antes no existía ese vínculo y había desconfianza entre ambos. Ahora debe
haber nuevos niveles de mutua confianza. b. Debe ser un canal para que la Universidad
cumpla su misión, como, por ejemplo, contribuir a la capacitación profesoral. La Fundación
no debe minar a la Universidad, es decir, no puede ser un instrumento para conseguir mano
de obra barata, porque sacrifica así el fin propio de la Universidad. Agrega que cuando se
trata de proyectos y ventas, hay que pensar qué vende la Universidad y qué venden sus
dependencias y las corporaciones que se han creado. Es decir, precisar los objetivos de cada
sector o dependencia. c. Que sea la Fundación un instrumento para que el sector privado
colabore con una buena gestión de la Universidad y le proporcione su experiencia y
conocimientos.”

Mockus estaba planteando unos postulados de reforma universitaria necesarios, al tono de


la época, pero evitando muchas de sus consecuencias. Las consecuencias estaban
desarrolladas en sus presupuestos históricos de larga duración por Rafael Gutiérrez
Girardot en sus ensayos (ya clásicos) “Universidad y sociedad” y “El sentido de los
estudios universitarios”, que fueron objeto de interés y también punto de encuentro del
movimiento estudiantil entorno a la Coordinadora Estudiantil CEUA. Más que la propuesta
de Mockus, por interesante y oportuna que se juzgue (fue en todo caso la causa ganadora
para el establecimiento), fue el texto del profesor colombiano Gutiérrez Girardot, titular de
hispanística de la Universidad de Bonn (discípulo de Zubiri en España y Heidegger y Hugo
Friedrich en Friburgo), un posible detonante más renovador del planteamiento del sentido
de los estudios universitarios en nuestras sociedades subdesarrollados. A diferencia de
Mockus, Gutiérrez Girardot sitúa su tesis central resituando la tradición contrareformista,
que acuñó la esencia socio-cultural en la época colonial, como sedimento no superado de su
relación universidad y sociedad.

equiparables a los de las mejores universidades del mundo…”.


Así Gutiérrez Girardot no solo se distancia de las discusiones universitarias de los años
sesenta y setenta inspiradas por la sociología “camilista” o afines, sino también anticipa una
crítica a la modernización forzada por arriba, de la positivización de las ciencias
especializadas en la vida universitaria occidental, que es el presupuesto “mockiano”. Lo
particular y de interés en este tesis de Gutiérrez Girardot es que ella detonó un horizonte
crítico amplificado para redefinir los fundamentos filosófico-históricos de nuestra
universidad colombiana. La ahistoricidad de los postulados de Mockus, había ya sido
contradicha (por anticipado) por la ensayística de Gutiérrez Girardot desde los años
cincuenta, con sus trabajos críticos en torno a Alfonso Reyes, Pedro Henríquez Ureña,
Jorge Luis Borges y más recientemente con su estudio medular Modernismo (1983). En
este arraigo histórico de la tradición literaria, pero sobre todo intelectual, subyacía la
propuesta de renovación universitaria “guterriana”. Ella tenía carne y hueso y sangre
histórico-sociocultural.

Ella implicaba la idea filosófica-histórica de la utopía (horizonte ausente en el pragmatista


Mockus) y servía de puente entre los postulados marxistas, tan propios de los movimientos
estudiantiles entre los sesentas y ochentas, y las tesis del hispanista boyacense. El tema
parece de la especialidad de los “estudios literarios” o “filológicos”, pero es más: pues aquí
se puede documentar ese interés entre el número “Universidad y Sociedad” de
“Argumentos” ya la CEUA.

Fue el núcleo de la CEUA (Fabián Tamayo, Sergio Muñoz, Hernando Loaiza, Rafael
Rubiano, Edison Neira, Juan Carlos Celis, entre otros muchos) promotores de esa imagen
de la renovación universitaria, desde el movimiento estudiantil. El caso ha quedado al
margen de los estudiosos sobre la violencia universitaria, de modo diciente. Pero este
entronque entre las propuestas de Gutiérrez Girardot, Jaramillo Vélez y la CEUA solo
silencia esta petit histoire, enajenada en sus objetos específicos y parciales. Citar los cerca
de 30 documentos, distribuidos y vendidos…, son elocuentes en esa aspiración de salir de
la espiral del sectarismo político estudiantil, del lenguaje marxista-leninista ya
empobrecido, de las dinámicas de violencia y conflicto armado de la Universidad de
Antioquia, que había pasado por años brutales y estremecedores.
Los años noventa toman a la Universidad de Antioquia (y muy en particular las ciencias
sociales y humanas) sin norte. Los profesores están desilusionados de sus prácticas
docentes17 y el currículo ya no se corresponde con las dinámicas cambiantes de la caída del
Muro de Berlín, la nueva Constitución, los desafíos del mundo “sin ideologías” (Daniel
Bell), la búsqueda de nuevas ciudadanías, es decir, una verdadera democracia profunda y
participativa. Hay un profesorado en retirada y un estudiantado que vacila entre seguir sus
luchas sobre todo en los barrios populares, del modo ya consabido, y otros que tratan de
sacudirse de un ambiente marcado por el terror de los años pasados y una cifrada esperanza,
muy borrosa todavía pero por la que valdría luchar. 
Así la presencia por ejemplo del profesor de filosofía Rubén Jaramillo Vélez, invitado por
la CEUA y con recursos recabados del empresariado antioqueño (Conconcreto, por
ejemplo) y la divulgación de "Argumentos", que renovaba la discusión del marxismo por la
Teoría Crítica, fueron dos elementos complementarios de las luchas teóricas y de la praxis
cultural de esos años. A las charlas de Rubén Jaramillo asistían cientos de estudiantes y
pocos profesores. Entre ellos, profesores tan representativos como Félix de Bedout, pero no
María Teresa Uribe, quien prefirió promocionar en esos años al líder marxista italiano
Gramsci. 

Por último, para enfatizar en este apartado, conviene citar de un documento (sin título de
los estudiantes de sociología Edison Neira y Rafael Rubiano (Junio 15/92), un apartado
crítico sobre los efectos de la universidad privada, que deriva de las tesis centrales de
Gutiérrez Girardot, pero que se inserta en este quehacer estudiantil de la Universidad de
Antioquia (y que cobra una vigencia inusitada hoy): “La Universidad privada impide una
organización estatal de la investigación y de la enseñanza, es una Universidad para capas
elites que está sometida a las leyes de la oferta y la demanda, es dependiente de lo que se
ofrece a la opinión pública, al mercado de la reproducción social y a la moda de la
semicultura; la Universidad privada es una escuela profesional con pretensiones académicas
y así, su estructura académico-administrativa, esto es, la atomización de la ciencia y del

17
Se asegura que algunos dictan clase en los bares de al frente, en el Bar Villamil por
cheveridad. La verdad es que la calidad es muy cuestionable, su producción investigativa y
científica prácticamente nulas y la planta profesoral con un nivel de calificación muy bajo,
aun en el comparativo latinoamericano.
saber es una amplia gama de especialidades y la atomización del saber hace prosperar la
atomización del saber…”18.
El proyecto de universitario subyacente a este crítica d los sociólogos Neira y Rubiano,
provenía de las sugerencias e impulsos críticos de Gutiérrez Girardot y Jaramillo Vélez que
desembocaron en la revista “Crítica. La crítica para responder a la crisis” (Diciembre de
1992). También el proyecto y su concreción pueden ser vistos como aislado y casi
insignificante, pero no lo es. Este también se proyecta como un punto de partida de mayor
solidez que los “textos” de CEUA. En el único ejemplar de la revista (la ocurrencia original
provino del estudiante de sociología Juan Carlos Celis) 19 concurren un grupo de editores,
colaboradores académicos y donantes no insignificantes: Rafael Gutiérrez Girardot, Rubén
Jaramillo Vélez, Jesús Abad Colorado, Juan José Hoyos, Jorge Pérez, J. Mario Aristizábal,
Gloria Lopera, Omar Urán, Lucía González, Rafael Aubad, Víctor Bustamante, Jorge
Andrés Hernández, Sergio Guzmán, entre otros más.
Crítica trae como frontispicio el poema “Grodek”, del importante expresionista alemán
Georg Trakl (en traducción RJV), que denuncia los horrores de la Guerra mundial. “Sobre
la crítica” es la contribución de Gutiérrez Girardot, que parece servir de dardo al corazón
del dogmatismo imperante (de las derechas, el centro y las izquierdas): dardo contra la
ortodoxia propia de una tradición histórica arraiga en nuestros países desde la
Contrarreforma y que no ha sido posible superar, ni por la Ilustración (que fue siempre a
medias) o el positivismo y su correlato el cientificismo imperante ni por nuestro marxismo
escolastizado20.
Como puede colegirse de esta mención muy somera, es que era el nuevo lenguaje crítico,
inusual y desafiante, para una crisis profunda universitaria, que era una crisis de los
fundamentos culturales de una nación en vía de destrucción sin remedio. La crítica iba
dirigía a muchos frentes, sin duda también a la vieja militancia de los marxista-leninistas
que, como sacristanes o guardianes de una credo inmortal, recitan o velan una doctrina
18
Documento suministrado por Sergio Guzmán. Noviembre 2020.
19
Entrevista con Rafael Rubiano. Noviembre 2020.
20
El núcleo de su argumentación es: “La formación de una teoría o el análisis de un fenómeno cualquiera de
la vida social y cultural en el sentido más amplio de la palabra no es posible sin crítica, sin someterlo todo al
‘tribunal de la razón’ esto es, sin examinar la coherencia y fundamentación no solo de la cuestión, sino de lo
que se ha escrito sobre ella. Lo que se hace sin esa exigencia solo puede resultar recopilación y ordenación
de material –tan frecuente hoy en los estudios de ciencias sociales influidos por el ‘positivismo’ académico
norteamericano o especulación intuitiva y descontrolada como ocurre con las ‘teorías’ sobre el ser de
América, de la literatura latinoamericana, de la hispanidad, de la identidad mexicana o peruano etc. ”
política que precisaba ser revisada a fondo. Era el diagnóstico de una esclerosis y
estancamiento político-intelectual que desafortunadamente no encontraron su adecuado
remedio.
Pero sin duda el revulsivo más fuerte contra la modorra de la vida universitaria del país
y a la vez un diagnóstico certero y una posible tribuna para una discusión intelectual, “de
mayor profundidad”, como lo afirmó casi treinta años después Rafael Rubiano, en
entrevista para la Comisión de la Verdad. Los ensayos que estuvieron destinados en estas
décadas a renovar un debate (que no se dio, desafortunadamente) fueron “Universidad y
sociedad” y “El sentido de los estudios universitario”. Basta una breve reseña de los
mismos, para indicar qué se puso en juego allí argumentativamente y qué quedó a la deriva.
“Universidad y sociedad” pregunta por la extraña circunstancia de las condiciones
históricas que han hecho, realmente imposible (es decir, dinámica y provechosa), la
relación universidad y sociedad en nuestros países, a diferencia de los países altamente
desarrollados. En ellos no solo la universidad ha sido un factor decisivo para su desarrollo
social-económico y político sino que ha otorgado a su profesorado un estatus “social
racional y pragmáticamente privilegiado”21. Para lograr esto, sería necesario, para el
ensayista colombiano, demostrar que el saber científico no es un dogma, que este “saber no
es reglamentable ni determinable por ningún grupos social22, “sino que surge de la libertad
de investigación, de la libertad de buscar caminos nuevos, de descubrir nuevos aspectos que
a primera vista no prometen resultados en términos económicos; que finalmente, el saber
científico y la cultura no son ornamentos, sino el instrumento único para clarificar la vida
misma del individuo y de la sociedad, para cultivarla y, con ello, pacificar y dominar la
violencia implícita de la sociedad moderna burguesa… en la sociedad egoísta”.
Pero la intención de Gutiérrez Girardot es clara y depuradora. Poner de presente las
relaciones estrechas entre el dogmatismo generalizado, el atraso socio-económico y político
y la violencia ubicua de nuestros países, era un trasfondo que podría traducirse en tareas
más inmediatas: a saber, rechazar o poner en tela de juicio la reglamentación d ela actividad
científica por un ente rector nacional, tarea que todavía no había emprendido
COLCIENCIAS; rechazar de plano la universidad privada u otros grupos sociales de
presión como los partidos políticos para direccionar la vida científica y presuponer la
21
“Argumentos” “universidad y sociedad”. Bogotá, 1986. Pág. 65.
22
Ídem.
existencia de una sociedad moderna burguesa (en la definición dada por el mismo Hegel)
pero sometida a la severa y expresa clarificación modeladora de la misma por la
inteligencia universitaria, como camino único de pacificación (esto por supuesto contaría
con la desconfianza y burla de los grupos tradicionales de izquierda, como más tarde, por
las oleadas de posmodernista o decoloniales.
El segundo texto “Sobre el sentido de los estudios universitarios” 23 (que fue
reproducido por el “Texto Nro. 10 de la CEUA), es un complemento a dición del ensayo
enviado a “Argumentos”. La universidad, afirma Gutiérrez Girardot, no puede limitarse a
una formación profesión, a la transmisión pasiva de saberes memorísticos y por eso
dogmáticos. La universidad debe trasmitir una ética de la responsabilidad frente a un saber
científico que es ante todo un saber que se cuestiona y renueva permanentemente. Un
profesional trasmite a la sociedad lo que aprende en la universidad, que en nuestros países
de tradición hispánica-contrarreformista (esta es el acento propio de su crítica social), se
nutre de la picaresca, es decir, “la simulación, el engaño, los trucos, la mentirillas” 24 que no
cuentan con control social. Nuestras sociedad no se encuentran atrasadas por la
dependencia económica y el imperialismo. “Estos” (y en esto Gutiérrez Girardot
controvierte a los acólitos de la teoría de la dependencia), dependencia económica e
imperialismo, tienen su correlato en las sociedades estáticas, dogmáticas, inmovilistas,
intelectualmente improductivas o simplemente receptivas”.25
Las consecuencias de un Estado que ha renunciado al monopolio de la educación
pública (con que la universidad privada socava la legitimidad de la universidad pública), de
un profesorado deficientemente formado y mal pago y de un estudiantado que confunde su
rebeldía por agravio moral con su ansia de perfección intelectual, han conducido a ese
callejón sin salida de naciones dependientes de sus negativos presupuestos coloniales. En
estas condiciones la universidad se mueve en un horizonte nacionalista estrecho, sin una
comprensión histórica-cultural sólida y generosa. Todo ello hacía (¿lo fue así en efecto?)
esta contribución a los debates universitarios de Gutiérrez Girardot distante, aunque actual,
vigorosa, pero quizá opaca para un profesorado y estudiantado cuestionado tan
radicalmente: “Después de la Segunda Guerra mundial y en la medida en que

23
Publicado originalmente en “El Anillo de Giges” Bogotá, 1986.
24
Citado aquí de Rafael Gutiérrez Girardot La encrucijada universitaria. Asoprudea. Medellín, 2011. Pág. 37.
25
Pág. 36.
Latinoamérica fue norteamericanizada de diversa manera, la política y la inteligencia
latinoamericana perdieron de vista, por no decir que reprimieron, la tradición de quienes
construyeron a Nuestra América en el siglo pasado y de quienes continuaron y
enriquecieron ese tradición en el siglo presente, desde Andrés Bello y Sarmiento pasando
por Martí y González Prada hasta Alfonso Reyes, Pedro Henríquez Ureña, Mariano Picón
Salas y José Luis Romero. Era una tradición de rigor intelectual y de visión política
continental y de sentido de futuro”26. Esto era una música estridente de otra parte.

Conclusión
Si comparamos los proyectos de modernización universitaria de los años seseta, que
estuvieron impulsados por el Informe Atcon y El Plan Básico, y que finalmente incidieron
enormemente en la estructura universitaria (gracias a ellos se tiene el Campus de la
Universidad de Antioquia por ejemplo), tal vez las reformas de los noventa han pasado en
un segundo plano, pero no han sido menos eficaces. Los dados cargados, por así decirlo en
un argot de casino, los hecho Mockus, y es un amplio ganador de ese partida. Pero lo que
no parece menos discutible es si ese es o ha sido la mejor manera de haber enfrentado la
profunda crisis universitaria y haber sacado la universidad pública a reflote. No es el caso,
pues los crónicos problemas subsisten en capas estudiantil-profesorales, que han sido
invisibilizadas y que siguen alimentado las causas y motivos más profundos del conflicto
universitario. La desfinanciación tan aguda que se puso de presente no solo en las marchas
de la MANE en el 2011, y sobre todo en el 2018, ha sido detonante de un malestar que está
muy lejos de superarse. Luego, la atonía institucional por virtud de la creciente
positivización y atomización de las especialidad científicas (los fosos entre ciencias que
debían cooperar íntegramente y ayudarse mutuamente) han sido sometidas a un juego de
competencias poco sano y en general anti-ético. La poca trasparencia, incluso las oscuras
prácticas y relaciones (a espaldas de la comunidad universitaria, sobre todo estudiantil)
entre la universidad y la empresa, ha dado frutos que no sabemos calcular, pero que
tampoco, por su lejanía en fundaciones cuasi-inaccesibles, solo generan desconfianza
generalizada. En fin, un descredito de la universidad en su conjunto, una estructura
universitaria (que la OCDE solo consiente por compasión), son el resultado de la carencia

26
Pág. 46.
de un planteamiento o replanteamiento de todo el sistema y sus efectos perversos sobre la
sociedad colombiana hasta el día de hoy. El lector frecuente del portal Observatorio de la
Universidad Colombiana podrá corroborar que las tesis expuestas hace treinta años en estos
breves ensayos del profesor colombiano, radicado en Bonn, siguen vigentes o al menos sin
discutir en sus probabilidades de mejora de nuestro desastrado sistema universitario
nacional.

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