Bloque 4. La Era de Las Revoluciones Liberales
Bloque 4. La Era de Las Revoluciones Liberales
Bloque 4. La Era de Las Revoluciones Liberales
Así el proceso culmina en 1707 con la creación del Reino Unido de la Gran Bretaña e
Irlanda, unión de Inglaterra, Gales, Escocia e Irlanda. La nueva monarquía
parlamentaria permitirá a los británicos avanzar hacia las libertades democráticas y en
modernizar el país con una economía capitalista comercial que irá hacia el inicio de
una revolución industrial. Así se sentarán las bases para la gran potencia política y
económica que sería el Reino Unido en el siglo XIX.
2.1.2- La independencia de los Estados Unidos (1776-1783).
A mediados del siglo XVIII, existían 13 colonias británicas en el Este de Norteamérica
como Nueva York, Virginia, Georgia, Pennsylvania, las Carolinas, etc. Incluso con
grandes ciudades como Nueva York, Boston o Filadelfia. Eran muy prósperas y estaban
muy pobladas (con una parte importante de la población que ya no son británicos:
alemanes, holandeses, etc.) e, imbuidas por las ideas de la Ilustración y del
parlamentarismo británico, deseaban tener más autonomía en la Corona británica.
Sin embargo, el rey Jorge III de Gran Bretaña no les consintió más autonomía política,
pues además les exigía el pago de más impuestos (como el del té o el timbre), impedía
más colonizaciones en los territorios indios más al Oeste que habían sido
monopolizados por el rey, y les obligaba a participar en las guerras coloniales contra
Francia y España (como la de los “7 años” 1756-1763 que se había librado poco antes
en el Canadá y el Caribe contra los franceses de Luis XV y los españoles de Carlos III).
Ante la rígida postura británica, los colonos se enervaron y radicalizan sus posturas de
rebeldía, en 1773 se produce en Boston el “ Motín del té” (Tea Party, un grupo de
colonos radicales disfrazados de indígenas tiraron al mar las sacas de té que venían en
los barcos del rey), se insiste en el principio de “No hay impuestos sin representación
política” (“No taxation without representation”) y se reúnen en el Congreso de
Filadelfia en 1774 para decidir la política ante el rey británico, para posteriormente
sacar en 1776 la Declaración de Derechos ( un nuevo “Bill of Rights” donde se dotan de
derechos a sí mismos ya que el rey se negaba a dárselos) y la Declaración de la
Independencia. Destaca como lema la frase “ Life, liberty and the pursuit of hapiness”.
Pronto empieza la guerra que duraría hasta 1783. Los colonos consiguieron el apoyo
directo de Francia y el indirecto de España y consiguieron vencer la guerra destacando
los papeles del militar George Washington, el político Thomas Jefferson y el
diplomático Benjamin Franklin.
En 1787, los recién creados Estados Unidos, redactan la primera constitución
democrática del mundo, que configura a una república democrática federal con
soberanía nacional (comienza diciendo“ We, the people…”), basada en las ideas luego
llamadas liberales y de la Ilustración. La constitución se mantiene actualmente con 17
enmiendas posteriores (como las de la abolición de la esclavitud o el voto femenino).
Los Estados Unidos se consolidarán como país e iniciarán un proceso de gran
expansión hacia el Oeste ocupando, a lo largo del siglo XIX, territorios de los indígenas,
de España y de Méjico, convirtiéndose en un país muy poderoso, una de las primeras
potencias mundiales; además de ser un modelo político importante que influiría
fuertemente en Latinoamérica y Europa.
En 1834 crea la “Zollverein” la unión aduanera de Alemania del Norte donde con su
gran desarrollo industrial, el más importante de Europa junto con el británico,
consigue atraerse a los estados del norte. Al tiempo va preparando un poderoso
ejército, con todas las ventajas de la nueva industrialización, para enfrentarse a las
potencias que le pueden estorbar en la hegemonía en Alemania. Bismarck realiza una
labor diplomática adecuada y va ganando apoyos para la causa prusiana. Provocará
tres guerras casi consecutivas y victoriosas para sus armas entre 1864 y 1871: primero,
en 1864 la de toda Alemania contra Dinamarca por la recuperación de los ducados
alemanes ocupados por ella, donde posteriormente, Bismarck provocará
intencionadamente el desentendimiento con Austria que llevará a la guerra contra ella
en 1866 (dirimida en la batalla de Sadowa). Ello permitió a Prusia la anexión de toda la
Alemania del Norte. Para conseguir la unión de los estados alemanes del sur, Bismarck
provocó una guerra patriótica contra el Segundo Imperio francés de Napoleón III que
es derrotado estrepitosamente en la batalla decisiva de Sedán.
En 1871, se crea, tras estos triunfos, el II Reich alemán, con Guillermo I como káiser y
Bismarck como su canciller. Apareciendo así un nuevo país muy poderoso, con una
economía muy potente, que pronto será la más poderosa de Europa y que entrará en
una dura rivalidad con las otras potencias europeas para intentar convertirse en la
primera mundial.
B) Italia.
Desde la época del imperio romano, Italia había permanecido separada en distintos
estados y dominada frecuentemente por la influencia de potencias extranjeras (el
imperio alemán, Francia, España…). A mediados del siglo XIX, Italia está dividida en 7
estados y la potencia dominante es Austria; ésta tiene ocupada directamente los
reinos lombardo y véneto; e influye muy directamente sobre los ducados centrales de
Toscana, Parma y Módena. Además está el Estado Papal, la monarquía borbónica de
las 2 Sicilias, y, por último, el reino liberal y constitucional del Piamonte.
A los nacionalistas italianos se les presentaban tres posibilidades: una; la de la unión
en torno al Papa, algo grato a los católicos, pero no a los liberales. La segunda era la
opción republicana, preconizada por Giussepe Mazzini, poco deseada por los
tradicionalistas italianos. Por último, la monarquía constitucional del Piamonte. Esta
última será quien realice el proceso unificador con su rey Victor Manuel II de Saboya,
su primer ministro Camilo Cavour, y el líder revolucionario Giusseppe Garibaldi.
Se crea una Italia unida aunque con grandes diferencias económicas entre el Norte y el
Sur. Intentará competir por ser una potencia mundial con muy poco éxito.
4. EL SIGLO XIX EN ESPAÑA. EL REINADO DE FERNANDO VII. LA GUERRA DE LA
INDEPENDENCIA. LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ DE 1812. LA ESPAÑA LIBERAL. LA
RESTAURACIÓN.
4.1. La crisis del Antiguo Régimen en España: Carlos IV ( 1788-1808)
Al final del Reinado de Carlos III, España tiene unas perspectivas positivas para el
futuro, debido a dos razones:
1ª - Es una gran potencia mundial y tiene el imperio colonial más grande, que le
asegura muchos recursos.
2ª - Se han realizado reformas en la órbita del Despotismo Ilustrado que han
modernizado el país.
Con todo esto se preveía que España estuviese entre las potencias de la primera línea
mundial, junto en un momento en que está a punto de empezar la 1ª Revolución
Industrial. Sin embargo esto no ocurrirá por los problemas políticos que vendrán en el
Reinado de Carlos IV por enfrentarse a la difícil situación provocada por la Revolución
Francesa, incluyendo un fracasado intento militar de vencerla junto con las otras
potencias absolutistas europeas (derrotas en las fronteras catalana y vasca). Carlos IV,
decide confiar en un nuevo ministro muy controvertido para que saque adelante la
situación, Manuel Godoy, quien acepta una alianza con la Francia revolucionaria, lo
cual terminará por ser perjudicial pues llevará a una guerra con Gran Bretaña que
traerá en 1805 la derrota naval de Trafalgar. Con esta derrota se pierde una flota que
era necesaria para la defensa de las colonias Americanas que, por primera vez desde
su colonización, se quedan sin control y facilitará el inicio allí del movimiento
independentista contra España.
A esto se le une un conflicto familiar pues el príncipe Fernando VII conspira contra su
padre y contra Godoy, consiguiendo triunfar, aprovechando el descontento ante la
mala situación política y económica en marzo de 1808, al provocar el Motín de
Aranjuez, en el cual logra deponer a su padre Carlos IV, proclamándose rey de forma
ilegítima, aunque con el apoyo popular.
4.2. El reinado de Fernando VII (1808-1833)
4.2.1 La Guerra de la Independencia y la Constitución de Cádiz de 1812.
En abril 1808 Napoleón convoca en Bayona (FR) a Carlos IV y Fernando VII para
supuestamente resolver el conflicto dinástico familiar. Sin embargo, sorpresivamente
Napoleón los destituye ilegítimamente a los reyes de España y le da la corona española
a su hermano José I Bonaparte, y de esta manera incorpora de forma indirecta a
España y Portugal a su imperio europeo.
Para ganar la guerra los liberales necesitan medios económicos y a la vez realizar
reformas sociales para ello recurren a la Desamortización, la venta de tierras
expropiadas de la Iglesia, y luego de los municipios, para poder obtener dinero.
Los liberales se van a apoyar en los generales del ejército para vencer a los carlistas
(Espartero y Narváez los más importantes, cabezas del progresismo y moderantismo y
varias veces jefes de gobierno, sobre todo el segundo, aunque el primero fue mucho
más popular) y por la poca fuerza civil que tenían. Esto va a iniciar una etapa de
intromisión del ejército en la política, con golpes de estado o pronunciamientos.
Con Isabel II gobernaron principalmente los liberales moderados que realizan muy
pocas reformas y entran en un alto grado de corrupción, favoreciendo a los intereses
de la alta burguesía, la aristocracia y la Iglesia. Se industrializa una pequeña parte del
parte país, sobre todo Cataluña con su fuerte sector textil, pero España tendría un
retraso considerable respecto al resto de Europa y la población campesina y
trabajadora era muy pobre y estaba muy explotada. Entre ellos se empiezan a difundir
las ideas socialistas y anarquistas.
Dada la corrupción del régimen y del desprestigio de la reina en 1868 los Generales
Prim y Serrano, pertenecientes al partido progresista, con el apoyo popular se
sublevan y expulsan a la reina en una revolución que buscaba traer una democracia de
verdad para España para ponerla al nivel de los países más avanzados.
4.3.2. El Sexenio revolucionario (1868 – 1874)
Los sublevados en la revolución del 1868 (Progresistas Prim y Serrano, los Demócratas
y los Republicanos) tenían el propósito de conseguir un país lo más democrático y
avanzado posible, sin embargo no lograron estabilidad política y social para
conseguirlo.
Prim y Serrano crean un gobierno provisional para organizar una monarquía
constitucional moderna, con la decisión clara de excluir a los Borbones. Se elige al
candidato propuesto por Prim, el italiano Amadeo I de Saboya, un príncipe con
ideología liberal progresista.
1ª Etapa. (1868 – 1872) MONARQUIA CONSTITUCIONAL: Amadeo I de Saboya.
Amadeo I de Saboya intentará reinar pero no tendrá casi ningún apoyo empezando
por la pérdida de su principal valedor Juan Prim, que es asesinado, y por las
conspiraciones de las clases altas de la sociedad que deseaban la vuelta de los
Borbones.
Además se le sublevan los carlistas de nuevo y los cubanos. También los republicanos
agitan contra la monarquía. Amadeo I terminará dimitiendo y se va de España.
2ª Etapa.(1872 – 1874) I REPUBLICA ESPAÑOLA.
Los diputados republicanos aprovechan la dimisión de Amadeo y proclaman la
1ª república. Habrá 4 presidentes que no supieron reconducir la situación hacía una
república avanzada y estable como ellos deseaban.
PRESIDENTES Federales - Francisco Pi y Margall
Estanislao Figueras
PRESIDENTES Unitarios - Nicolás Salmerón
Emilio Castelar
La I República sufrirá una situación de gran inestabilidad. Continúan los conflictos con
los carlistas y los cubanos. También habrá una conspiración monárquica, conservadora
y borbónica, y una inesperada rebelión cantonalista de republicanos radicales que
buscan crear comunas independientes (cantones) en las provincias, sin esperar a que
la República pudiese realizar las reformas progresistas y federales que había
prometido, puesto que gran parte de sus componentes eran partidarios de una
revolución, siguiendo líneas cercanas al anarquismo. La república debe apoyarse en los
generales (Serrano, Martínez Campos, etc.) del ejército para aplastar las rebeliones,
pero estos son monárquicos en su mayoría, y darán un golpe de estado contra la I
República, dejándose convencer para la vuelta de los Borbones e instaurar de nuevo
una monarquía conservadora y favorecen la llegada del hijo de Isabel II, Alfonso XII
que es proclamado rey.
El rey Alfonso XII fallece muy joven y es su viuda María Cristina de Habsburgo quien
lleva un gobierno de regencia por la minoría de edad de su hijo Alfonso XIII (hijo
póstumo de su padre) colaborando con los gobiernos de Cánovas del Castillo y Sagasta.
Es una época con más avances en las libertades y más desarrollo moderno. La Segunda
Revolución Industrial empieza poco a poco a cuajar en España.
Incluso aunque el sistema político y social sigue siendo el mismo, el país va avanzando
poco a poco. Aparecen algunas potentes zonas industriales: Cataluña con su industria
textil, el País Vasco, con industria siderúrgica, Asturias, con su minería del carbón.
Madrid, con su industria ligera y su gran centro financiero.
En consonancia con está industrialización aumenta el número de trabajadores
industriales y se refuerza el movimiento obrero:
- Marxistas:
Pablo Iglesias, fundo el PSOE 1879, y UGT 1888. Dirigió el socialismo español hacia las
directrices de la 2ª Internacional. Poco a poco, fue creciendo entre los trabajadores
madrileños, vascos y asturianos.
- Anarquistas:
Tuvieron un primer representante en Anselmo Lorenzo, partidario de Bakunin. Eran
mayoría entre los trabajadores españoles, especialmente entre los jornaleros del sur y
los obreros catalanes, y fundaron el sindicato CNT, 1910. Fueron duramente
perseguidos y como respuesta recurrieron a continuos atentados terroristas (acabaron
con la vida de políticos como Cánovas del Castillo e intentaron acabar con la propia
vida del rey Alfonso XIII el mismo día de su boda).
- LA CRISIS DE CUBA. Cuba llevaba 20 años con sublevaciones independentistas contra
España, usando una táctica de guerrilla con los llamados “mambises” y siendo su
principal líder José Martí. El ejército español, con bastante dificultad, consigue sofocar
estas rebeliones al principio, pero cada vez cuentan con más apoyo popular entre los
cubanos, tardándose demasiado en darles la autonomía por parte del gobierno
español. En frente, están los intereses imperialistas de los Estados Unidos que
intentaron quedarse con Cuba, pero España se negó a venderles la isla ni a tener
ningún trato en ese sentido con ellos. En 1898, cuando se ha recrudecido de nuevo la
rebelión cubana, el buque de guerra norteamericano Maine explota en el puerto de La
Habana y Estados Unidos declara la guerra a España. España intenta resistir pero
pronto su flota queda destruida ante la superioridad naval norteamericana (batallas
navales de Santiago de Cuba y Cavite en Filipinas) y se ve obligada a ceder Puerto Rico
y Filipinas a los Estados Unidos, y dan la independencia a Cuba, bajo
la tutela norteamericana. Todo esto supuso una gran humillación internacional para
España y provocó una profunda crisis económica y moral, justo un poco antes de que
empezara el reinado efectivo de Alfonso XIII.