Efecto Mandela

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Efecto Mandela

¿Qué es el efecto Mandela?


Se conoce como efecto Mandela a un fenómeno por el cual las personas
comparten un recuerdo de un hecho que nunca ocurrió. Es decir, el efecto
Mandela ocurre cuando un colectivo recuerda como verdadero un hecho ficticio.

La expresión efecto Mandela fue popularizada en 2009 por la surafricana Fiona


Broome. En su blog, Broome relató que compartía con otras personas el recuerdo
de que Nelson Mandela había fallecido en la prisión en 1980, y que su funeral
había sido transmitido por televisión. Sin embargo, ella misma se sorprendió
cuando Nelson Mandela fue liberado en 1990.

Según la psicología, el cerebro humano tiene la capacidad de modificar los


recuerdos con el tiempo. La memoria se construye de fragmentos enlazados, lo
que puede inducir a errores en el procesamiento de información.

Los recuerdos verdaderos son interferidos por nuevas informaciones recibidas del
entorno (actos de comunicación), por el sistema de creencias y por la imaginación,
responsable esta de conectar coherentemente los fragmentos. La memoria, por lo
tanto, no discrimina la calidad del recuerdo (si es real o ficticio).

De hecho, esta cualidad de la memoria individual se relaciona con


la criptomnesia, que ocurre cuando la persona cree verdaderamente que ha
inventado algo que, en realidad, ya estaba inventado. ¿Cómo explicar el fenómeno
colectivo?
Explicaciones teóricas
Existen otras teorías para explicar este efecto. Entre ellas podemos mencionar la
inducción externa de recuerdos. Otra teoría muy difundida, aunque menos
aceptada, es la hipótesis de los universos paralelos. Veamos.

La inducción externa de recuerdos sostiene que las personas son expuestas a


la inducción de información por medio de actores sociales (individuales,
institucionales o corporativos). La hipnosis y la divulgación mediática son un
ejemplo.
Cuando existe un vacío en la información que no permite conectar lo sabido con lo
observado, el cerebro procura resolverlo, mientras la memoria, incapaz de
distinguir recuerdos veraces y no veraces, almacena la información.

Así, los actos de comunicación colaboran en la construcción de recuerdos


colectivos coherentes, ya que además, toda creencia falsa o verdadera se ancla
en un imaginario cultural común.

En la inducción externa de recuerdos, juega un papel importante la


desinformación. Sin embargo, el efecto Mandela no se relaciona necesariamente
con la teoría de la conspiración. Lo determinante es el modo que tiene el cerebro
para organizar la información y construir significado.

La teoría de los universos paralelos es la explicación que Broome sostiene. Su


hipótesis está basada en la física cuántica, según la cual existirían planos
paralelos en el universo, en los que el ser humano tendría la capacidad de
participar. De allí que diferentes personas puedan tener los mismos recuerdos o
recuerdos semejantes de episodios que nunca ocurrieron.
Ejemplos del efecto Mandela
En la red pueden encontrarse reiteradas referencias que ejemplifican el efecto
Mandela. Se trata de una serie de recuerdos que se han convencionalizado, pero
que deforman una parte de la realidad o toda ella. A saber:

1. El hombre frente al tanque en Tiananmén. En 1989, durante las célebres


protestas la plaza Tiananmén en China, un hombre se paró frente a los tanques
para evitar su avanzada. Muchas personas han declarado desde entonces tener
recuerdos de que el hombre fue arrollado. Sin embargo, en el video, mundialmente
famoso, se observa que nunca ocurrió tal arrollamiento.
2. La santificación de la Madre Teresa de Calcuta. La madre Teresa de Calcuta
fue canonizada en 2016 durante el pontificado de Francisco. Sin embargo, cuando
esto fue anunciado, muchas personas se sorprendieron, ya que compartían el
recuerdo de que su canonización había ocurrido durante el pontificado de Juan
Pablo II.
3. ¿De qué color es C3PO, de Star Wars? Casi todos lo recordamos dorado,
pero en realidad, C3PO tiene una pierna plateada.
4. Un señor Monopoly con monóculo. Muchos recuerdan al señor Monopoly,
personaje del popular juego de Hasbro, como un ricachón con monóculo. Sin
embargo, el querido magnate imaginario nunca lo ha tenido.

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