Tema 3. La Problemática Etica y Moral.

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ÉTICA PROFESIONAL

TEMA 3. LA PROBLEMÁTICA ETICA Y MORAL.


3.1 CONCEPTO E IMPORTANCIA.
La moral es lo que nos permite a las personas distinguir entre el bien y el mal,
respetar la ley, y brindarles a los demás un trato respetuoso y digno, siendo en el
plano de la conciencia donde se dirime esta cuestión tan íntima y personal.
La moral es un concepto clave en la formación de la civilización humana. Por un lado,
una sociedad requiere siempre de un código o un conjunto de reglas a las que
ceñirse para garantizar la paz social y la relativa armonía entre sus ciudadanos.
Por otro lado, la historia de la moral es una parte vital de la historia de la humanidad.
La moral de cada época ha determinado en gran parte el modo en que las fuerzas
sociales interactúan y le ha otorgado poder a unos sobre otros, o incluso ha
determinado a quienes se juzga como aceptables y a quienes no, lo cual tiene claras
repercusiones sobre la vida y la muerte.

3.2 ÉTICA Y MORAL. DIFERENCIAS.

ÉTICA MORAL
Filosófica Teológica
Teoría Práctica
La razón La fe
Problemas universales Problemas individuales
Analiza los códigos Crea los códigos
Se produce dentro del individuo, por medio Se produce por un conjunto de normas
de la reflexión o su elección dentro de una colectividad ejercida sobre
sus individuos
Influye en el comportamiento del individuo Influye en el comportamiento del individuo
por sí mismo ejercida por las normas sociales
Se destacan en el valor captado y apreciado Se destacan en el comportamiento del
internamente individuo por medio del inconsciente

3.3 LOS VALORES MORALES.

Lo bueno, lo justo, lo bello, lo sublime, lo útil, lo verdadero, lo santo, etc., son


ejemplos de valores perseguidos por el hombre a través de su historia.
La importancia de los valores en la ética y, en general, en la vida humana, es decisiva.
Los valores, en cuanto directrices para la conducta, son los que dan a la vida humana
tanto individual como social, su sentido y finalidad. No puede concebirse una vida
humana, realmente humana, sin ideales, sin una tabla de valores que la apoye.
Explicar, justificar la vida implica siempre recurrir a una valoración. Se vive
constantemente haciendo, formulando valoraciones.
Algunas características de los valores

• Ser valientes. Su forma de realidad no es el ser ideal ni el ser real, sino el ser valioso.
La realidad del valor es el valer.
• No independencia. Los valores no son independientes; hacen siempre referencia al
ser (o realidad) y son como predicaciones del ser.
• Objetividad. No dependen de las preferencias individuales, sino que mantienen su
forma de realidad más allá de toda apreciación y valorización (la teoría subjetivista
afirma lo contrario).
• Cualidad. Los valores son totalmente independientes de la cantidad y por eso no
pueden establecerse relaciones cuantitativas entre las cosas valiosas.
• Jerarquía. El conjunto de valores se ofrece en una tabla general ordenada
jerárquicamente.

3.4 LOS ACTOS HUMANOS.


Un acto moral es aquella acción realizada por un individuo y que puede ser valorada
como buena o mala desde un punto de vista ético. Las acciones que realizamos
podrían dividirse en dos grupos: las que no tienen implicaciones morales porque son
neutrales (respirar, moverse, rascarse o protegerse de la lluvia) y aquellas acciones
que sí pueden tener alguna consideración moral, es decir, pueden valorarse como
buenas o malas. Este último tipo de acciones es mucho más amplio de lo que parece
a primera vista. Dar la mano a alguien puede parecer neutral, pero dar la mano a un
terrorista sanguinario ya se puede discutir moralmente. Trabajar en una fábrica para
ganarse el pan de la familia no tiene una implicación moral, pero si la fábrica
contamina un río y esto provoca enfermedades, la neutralidad del trabajo en la
fábrica desaparece. Esto quiere decir, que casi cualquier acto es un acto moral en
potencia, pues el contexto en el que se produzca determinará una valoración
determinada.
Según John Dewey, en su obra Teoría de la moral, los requerimientos que debe
poseer un sujeto para realizar un acto moral son:
a) debe saber lo que está haciendo
b) debe escoger ese acto y escogerlo por él mismo (libertad)
c) debe ser el acto moral la expresión de un carácter formado y estable, y d) el acto
debe ser voluntario, manifestar una elección como expresión de la tendencia y
disposición general de la personalidad.

3.5 LA ESTRUCTURA DEL ACTO MORAL.


Siguiendo los lineamientos que presenta el maestro Adolfo Sánchez Vázquez, pueden
distinguirse los siguientes elementos que integran el acto moral:
El sujeto moral. El sujeto moral es un individuo dotado de conciencia moral. Este
sujeto no es un ente abstracto o ideal, sino un ser concreto, ubicado en una
determinada circunstancia histórica y social. Por ello también se le llama sujeto real.
Motivos O intenciones. Cuando nos preguntamos qué es lo que nos lleva a actuar o
a perseguir un determinado fin, nos estamos refiriendo a los motivos o intenciones
de nuestros actos. Podemos decir que un mismo acto puede realizarse por diferentes
motivos: buenos o malos, conscientes o inconscientes. Pero, en todo caso, los
motivos inconscientes son desterrados del mundo moral, por lo que, el acto moral,
se centrará solamente en los motivos conscientes del sujeto. Los motivos o
intenciones constituyen uno de los factores más interesantes del acto moral por las
discusiones que han suscitado.
Por ejemplo, las teorías motivista o éticas de los motivos o de las intenciones
consideran que lo bueno de una acción descansa en los motivos del sujeto. Como
representante de esta postura tenemos a Kant. Según la teoría motivista, podemos
hablar de los actos que son realizados con buenas intenciones pero cuyos resultados
no son por diversas circunstancias, buenos o positivos. Estos actos. a pesar de todo,
serán positivos. En cambio, se puede hablar de actos que son realizados con malas
intenciones y cuyos resultados, a la postre, son exitosos y hasta juzgados como
buenos.

Sin embargo, como estos actos no surgieron de una intención o motivación positiva,
debemos calificarlos como malo". El punto de partida de todo acto moral son los
sujetos o personas que viven en una sociedad determinada.
Conciencia del fin que se persigue. Se entiende por ello la anticipación ideal del
resultado que se pretende alcanzar. La conciencia del fin le da al acto moral el
carácter de voluntario. El sujeto moral tiene capacidad para sopesar los alcances, las
consecuencias, las secuelas que pueda traer consigo su acto moral y de esa manera
poder prever con anticipación situaciones indeseables que en muchos casos pueden
ser graves. Cabe señalar que este momento del acto moral es de vital importancia
para cualquier sujeto moral, puesto que todavía no se ha realizado efectivamente el
acto, pudiendo, así, orientarlo hacia un sentido más positivo.
Por ejemplo, dos sujetos visitan a un amigo mutuo que está enfermo:

• El primero espera que su visita reconforte y apoye moralmente a su amigo.


• El segundo, en cambio, espera que, mediante su visita, su amigo -que es persona
influyente- lo tome en cuenta para procurarle un ascenso en la vida política.
Decisión. La decisión le otorga al acto moral su carácter autónomo y voluntario, ya
que la decisión debe ser expresión de la propia voluntad y responsabilidad del
sujeto, y no de una voluntad ajena (heteronomía). Podríamos definir la decisión
como la capacidad que tiene el sujeto para actuar por sí mismo, en concordancia con
lo que cree que es la mejor elección o alternativa.
Elección. La decisión implica una elección entre varios fines posibles. En un acto
moral uno siempre se pregunta: ¿cuáles son los fines preferibles para llevar a cabo el
acto? Un ejemplo de elección es el que nos proporciona Dewey en su obra ya citada:
una persona va a abrir una ventana porque siente necesidad de aire fresco; ningún
acto podría ser más 'natural', más moralmente indiferente en apariencia. Pero
recuerda que su acompañante es un minusválido muy sensible a las corrientes de
aire. Ve ahora su acto bajo dos aspectos diferentes, dotados de dos valores distintos
y tiene que hacer una elección. ¿Cuál es el fin adecuado: la satisfacción de un placer
personal o la satisfacción de las necesidades de otro? Podemos observar, a propósito
de la elección, que para una ética como la de Sartre (existencialismo ateo) la elección
viene siendo un elemento crucial. Como el hombre está condenado a ser libre, no
puede sustraer- se dé la elección. Sólo que no hay una guía o norma necesaria que
nos sirva de apoyo para realizar cada elección. La elección descansa en la pura
libertad del sujeto. Éste es el sentido de su frase: "El hombre inventa al hombre".
Medios Se necesita, además, la conciencia de los medios para realizar el fin
escogido. Los medios deben ser tan morales como los fines. Recuérdese que
Maquiavelo considera que los fines justifican los medios; si el asesinato o la
conspiración, piensa, conducen al fortalecimiento del Estado, entonces éstos son
buenos por haber demostrado su efectividad.

E I resultado El empleo de los medios permite alcanzar, al fin, el resultado deseado.


El acto moral se consuma en el resultado, o sea, en la realización del fin perseguido.
Es preciso recordar aquí las teorías consecuenciales o éticas de los resultados, que
sostienen que la licitud o ilicitud de una acción depende únicamente del resultado, o
consecuencia, que tenga (por ejemplo, el utilitarismo). Dentro de este criterio el
delincuente es castigado, porque el castigo tiene como resultado impedir la
realización de otros delitos semejantes.
3.6 LA VALORACIÓN Y LOS PROBLEMAS MORALES.
Recibe el nombre de valoración moral el hecho de atribuir, adjudicar, un valor a una
acción humana determinada. La valoración es una reacción humana ante un hecho o
un acontecimiento. En la valoración, la voluntad aprueba o repudia.
La valoración no tiene carácter abstracto; sus elementos -sujeto que valora, objeto
de la valoración, resultado de la valoración o juicio de valor- son todos concretos,
históricos y temporales. No debe olvidarse el origen humano y concreto de la
valoración.
Mencionamos algunos problemas:

• Problemas de la valoración moral.


• Problemas de la obligatoriedad moral.
• Problemas de la esencia del acto moral.
• Problemas de la liberta.
• Problemas del origen de la moral.
• Problemas de realización de la moral.

3.7 LA RESPONSABILIDAD MORAL.


En realidad, el análisis del acto moral nos sirve de pauta para distinguir entre actos
responsables e irresponsables. Sólo los actos responsables, esto es, conscientes y
libres, caen dentro del dominio de la moral. Esto nos lleva a tratar un poco el
concepto de "responsabilidad moral", así como de la noción concomitante de "con-
ciencia moral". La responsabilidad moral puede definirse como la capacidad y la
obligación moral que tiene el sujeto de responder plenamente de los actos realiza-
dos, siempre y cuando éstos tengan su origen en un comportamiento libre y
consciente. Entre los factores que obstaculizan o nulifican la libertad del sujeto y que
por lo tanto lo eximen de responsabilidad moral, están: factores de tipo inconsciente
(demencia, estados patológicos como enfermedades mentales), ausencia de libertad
para obrar por cuenta propia (todo tipo de coacción: interna o externa).
La responsabilidad moral está ligada íntimamente al concepto de "conciencia moral".
En virtud de la conciencia moral somos capaces de dictaminar acerca del valor moral
de una acción. Defínase la conciencia moral como "un conjunto de sentimientos,
creencias, ideas y juicios que nos inducen a distinguir entre lo que es bueno y lo que
es malo".
La conciencia moral es privativa del hombre. El animal está determinado por su
naturaleza y su comportamiento meramente instintivo: en cambio, la conducta
específicamente humana no está determinada por fuerzas ciegas, que actúan de la
forma ineludible que es propia del instinto animal. La conducta del hombre, tanto si
está de acuerdo como si está en contra de las exigencias de su verdadero ser,
depende de la intervención de su razón, de su autodeterminación. Esta disposición a
la autodeterminación propia de la naturaleza del hombre es el fundamento de la
responsabilidad, de la conducta, humana y del nacimiento del fenómeno de la
moralidad en el hombre
3.8 LA OBLIGACIÓN MORAL.
La obligación moral es la presión que ejerce la razón sobre la voluntad, enfrente de un valor.
Por ello, está lejos de ser una presión originada en la autoridad, o en la sociedad, o en el
inconsciente, o en el miedo al castigo.
La obligación moral no es la obligación que se siente por la presión externa, ni mucho
menos ese tipo de acción psíquica originada por el inconsciente.
Cuando una persona capta un valor con su inteligencia, se ve solicitada por dicho valor, y
entonces la inteligencia propone a la voluntad la realización de tal valor. Pero la inteligencia
presiona suavemente, sin suprimir el libre albedrío; simplemente ve una necesidad objetiva
y como tal la propone a la voluntad para su realización. Se trata pues, de una exigencia
propia de la razón, fundamentada en un valor objetivo, pero nacida en lo más íntimo y
elevado de cada hombre: su propia razón. Por lo tanto, la obligación moral es autónoma y
no incompatible con el libre albedrío

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