Apuntes Filosoficos - Zygmunt Bauman Sociedad de Consumo
Apuntes Filosoficos - Zygmunt Bauman Sociedad de Consumo
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Para Zygmunt Bauman vivimos en una “sociedad de consumo” [1], no una atenta por
cumplir las exigencias básicas e inalienables de nuestro organismo, sino una que
promueve en todos sus miembros integrantes la incesante búsqueda de satisfacción de
deseos que ella misma crea y estimula para mantenerse en funcionamiento. Publicita y
promete una “vida feliz” – satisfacción máxima aquí y ahora de todos los deseos- pero, a la
vez, requiere frustrar sistemáticamente su cumplimiento definitivo para garantizar un
deseo en constante movimiento. Sin embargo, esto aún no es lo más decisivo, “el secreto
mejor guardado de la sociedad de consumidores” es que recompensará a todo individuo
que participe de su lógica consumista con la inclusión social, pero no sin antes hacerle
pagar el mayor costo de todos: transformarlo a él mismo en un atractivo producto de
consumo.
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Sin embargo, esta separación del deseo del individuo no es predominantemente
conseguida por medio de una coerción sobre él, sino a través de la estimulación,
multiplicación y seducción de sus apetitos y deseos ante la oferta publicitada de
incontables y exaltados productos de consumo que, bajo una ilusoria promesa de felicidad
y satisfacción, ofrecen la posibilidad de construir la propia identidad bajo la aceptación y
pertenencia en la vida social con los otros.
Ahora bien, la efectividad de esta estimulación por medio de la promesa de la vida feliz,
no son sino ilusiones construidas que jamás realizan plenamente lo que prometen en la
imagen desde la cual se presentan. El individuo espera ser feliz por medio de grandes
satisfacciones continuas. En un tiempo de tipo “puntillista” espera de cada momento la
experiencia de un big-bang por aquello que se le ha ofrecido “con bombos y platillos” para
ser consumido:
se cree que cada punto-tiempo entraña la posibilidad de otro big bang, y lo mismo se cree
de los sucesivos, sin importar lo que haya sucedido en los anteriores y a pesar de que la
experiencia demuestra que la mayoría de las oportunidades suelen ser erróneamente
anticipadas o postergadas, mientras que la mayoría de los puntos resultan estériles y,
cuando no, nacen muertos. (p. 53)
‘No llorar sobre la leche derramada’ es el mensaje latente en todos los comerciales que nos
prometen un camino inexplorado hacia la felicidad. O bien el big bang ocurre ahora, en el
momento mismo de nuestro primero intento, o no tiene sentido demorarse en ese punto
en particular y es hora de dejarlo atrás y pasar a otro. (p. 57)
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Son estos aspectos en conjunto, la oferta ilimitada de ilusiones de felicidad y la
posibilidad de eliminación inmediata y el olvido de sus correspondientes frustraciones, lo
que permiten que no se rompa el ciclo de consumo y desecho (y el trabajo infatigable que
se vuelve necesario para costearlo, al menos, para gran parte de la población). Este ciclo –
acelerado por estos saltos incesantes- garantiza que la “fuerza externa” del deseo separado
del individuo sea eficiente y no se paralice por una definitiva o plena satisfacción.
Es por esto que Bauman afirma que la sociedad de consumo necesita mantener, para
sostenerse a sí misma y progresar, una contradicción en la vida de sus miembros.
Mientras promete la felicidad -definida como satisfacción de todos los deseos posibles-
mantiene el deseo en falta para un consumo en movimiento y, por consiguiente (y bajo
sus propios términos de felicidad) conserva al individuo en una “perpetua” infelicidad (cf.
p. 71).
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para resultar atractivo, a tal punto que los individuos “se ven obligados a desplegar para la
tarea las mismas estratagemas y recursos utilizados por el marketing” (p. 151). Esto es, se
trata a sí mismo como una cosa a vender, una cosa que debe llegar a ser altamente
deseada por medio de la imagen desde la cual se seduce a los demás. No resulta para
nadie hoy una sorpresa esta característica manifestada en la exposición de la propia vida
en las principales redes sociales que utilizamos.
Notas
[1] A lo largo de esta obra Bauman realiza regulares contraposiciones entre la “sociedad
de trabajadores” de la fase sólida de la modernidad, y la “sociedad de consumidores”
propia y correspondiente de la fase líquida de la modernidad (o ya conocida en general
como “Modernidad líquida”). Aquí me limitaré a una descripción directa de los
principales rasgos de la “sociedad de consumidores” sin mayor referencia a la “sociedad
de trabajadores”.
Referencia
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– (*) Entrevista a Zygmunt Bauman, Jordi Évole, extraído 4/06/2017
de https://youtu.be/_EnGbibIGx4?list=PLkkhA4nmp01X2nXPWCYZMSMLSM7dOrw1S
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