El Tórrido Ponche de Ron Con Pimienta - Presaber

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EL TÓRRIDO PONCHE DE RON CON PIMIENTA

Muchos dicen que el género fundador de América en lengua española fue la crónica, y fue
en el Caribe donde nacieron las crónicas y la historia de Gonzalo Fernández de Oviedo,
testigo privilegiado de una época en las dos caras del mundo, y maestro de todos los
cronistas. Pero cabe decir también que el género fue la poesía, si pensamos que el
desmesurado poema Elegías de varones ilustres de Indias, de Juan de Castellanos, nombró
y cantó en español el Nuevo Mundo con la minuciosidad de un enciclopedista, la amenidad
de un novelista, la amplitud mental de un hombre del Renacimiento, la delicadeza de un
orfebre y la paciencia de un santo. Su poema fundó la poesía en castellano de Panamá,
Cuba, República Dominicana, Jamaica, Trinidad, Puerto Rico, Venezuela, Colombia,
Ecuador y la cuenca amazónica.

Y las dos razones por las que el poeta fue más censurado por los críticos decimonónicos
son las que más lo revelan hoy como un gran creador: su audacia para emprender el
mestizaje de la lengua y hacer arraigar el castellano en un territorio innominado, y su
abrumadora riqueza de detalles. Alguien se atrevió a decir que su defecto había sido
detenerse en todas las minucias, pero bien ha dicho Henry Kamen que aquel encuentro de
los mundos fue un hecho tan inusitado y tan irrepetible, que entonces sólo era sensato el
que quería contarlo todo.

No en vano el Nuevo Mundo nació en el Caribe. Esa región siguió siendo el centro de las
fusiones, el laboratorio de las más ricas mixturas, donde alcanzaron primero su textura y su
color muchas aventuras literarias del continente. En tiempos del Modernismo allí surgieron
las grandes voces precursoras: José Martí, Manuel Gutiérrez Nájera, José Asunción Silva,
José Antonio Pérez Bonalde, y la voz abarcadora y exquisita de Rubén Darío. También
hacia el Caribe miran los mejores versos de Alfonso Reyes, desde el Caribe arroja su
mirada sobre la cultura del continente Pedro Henríquez Ureña, por el Caribe fluyen los
sueños y las meditaciones de Alejo Carpentier, brotan y se enmarañan las frondas barrocas
de José Lezama Lima, nacen las cadencias de Nicolás Guillén, brillan las sonrisas verbales
de Luis Carlos López, se oye respirar el mundo de la mulatería en los versos de Luis Palés
Matos: "Al bucanero densos perfumes, / el crudo aroma, la brava especia; las bergamotas y
los jengibres, / los azafranes y las canelas /... / Al bucanero las tierras vírgenes, / el agua
indómita, la mar inédita; los horizontes en donde aúlla / la agria jauría de la tormenta /... /
Para el bucanero carne bocanada, / el largo mosquete de pólvora negra, / la roja camisa, la
rústica abarca / y el tórrido ponche de ron con pimienta".

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